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Nos dicen que Noaj fue un hombre justo e íntegro en sus generaciones…pero sabemos
que él no fue el padre de nuestro pueblo.
Inevitablemente nos lleva a recordar lo que hizo MOSHÉ en sus ciento veinte años.
Entendemos que D’s le dio ese tiempo para que pudiera transmitirle a sus congéneres lo
que iba a pasar…salvo que hicieran Teshuvá y cambiaran el mundo de corrupción en el
que vivían por un mundo más solidario.
Pero pareciera que Noaj no transmitió el mensaje y se encerró en sí mismo sin pensar en
el futuro.
Nos cuenta el Zohar que al salir del arca lloró y le imploró a D’s:
Soberano del mundo!
Cómo no te apiadaste de tus criaturas?
Ahora!? Cuando te dije lo del diluvio era el momento de que hicieras algo!
( Midras HaNeelam, Noaj)
Abraham pensó en su descendencia y mandó a buscar una mujer especial para Isaac.
Iaacov pensó en la educación, ninguno de ellos fue perfecto pero todos ellos pensaron en
el futuro y en la continuidad de nuestro pueblo.
Alguien que dirige un pueblo, una nación, debe ser consciente del impacto de sus
palabras y acciones.
Entendemos que esto se aplica también a un padre, a un maestro.
Noaj fue un hombre justo en su tiempo…faltó que mirara al futuro, que pensara en el
prójimo y no se encerrara en sí mismo.
No es el padre de nuestro pueblo, pero es un antecesor, todos tenemos algo de Noaj
dentro nuestro, pero también tenemos mucho de Abraham y de Moshé.
Es el momento, no hay tiempo para detenernos.
Todos tenemos que darnos cuenta que hay un mundo fuera del arca, fuera de la burbuja
de cada uno, y que nos necesitamos unos a otros.
Shabat Shalom uMeboraj!
Norma Dembo