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Consecuencias de no diagnosticar
Primeros años
Entre el segundo y cuarto grado de primaria aparecen más marcados los signos que
indican que puede haber un problema de discalculia, ya que en estos años los niños
aprenden a sumar, restar, dividir y manejan cantidades con décimas y centésimas. Aun
así, puede no hacerse el diagnóstico y confundirse con falta de conocimientos.
Si no fue detectada la discalculia durante los primeros años escolares, los niños
aprenden estrategias para solucionar las operaciones aritméticas, pero cuando llegan a
la secundaria se acentúa más el problema, pues empiezan a manejar problemas de
ecuaciones y quebrados que se les dificulta mucho resolver.
¿Cómo afecta la discalculia al cerebro?
Los ejercicios de estimulación cerebral para niños con discalculia que ofrece CogniFit
evalúan el nivel de deterioro cognitivo y ejecutan automáticamente una estrategia de
intervención personalizada a cada perfil, permitiendo estimular a través de divertidos
ejercicios y juegos clínicos las áreas cerebrales que presentan déficits estructurales:
Capacidad de concentración o atención focalizada, atención dividida, memoria de
trabajo, memoria visual y memoria a corto plazo, habilidad de denominación, velocidad
de procesamiento o la planificación entre otras.
Causas de la discalculia
Existen también otras posibles causas relacionadas con el trastorno de la dislexia son
las alteraciones cerebrales o neurobiológicas, fallos de maduración neurológica,
alteraciones psicomotrices incluso problemas de memoria y las relacionadas con el
medio ambiente como la exposición de la madre a alcohol y drogas en el útero o
nacimiento prematuro.
La discalculia cuenta con una amplia red de dificultades asociadas a las matemáticas y
sus características y síntomas van a variar según la edad del pequeño. Los síntomas
pueden resultar cambiantes y presentarse de forma diferente de un niño a otro.
A medida que los pequeños van creciendo, estas dificultades se hacen más evidentes
pero debemos evitar esperar a que se produzca el fracaso para actuar. Lo más
importante en los casos de discalculia es que se realice una detección temprana, por
eso, tanto padres como profesores deben estar alerta para identificar las
dificultades y síntomas que pueden indicar el trastorno.
Cuando decimos a un niño con discalculia que cuente, por ejemplo, hasta el 5 y se
detenga, muchas veces no es capaz de reconocer el límite al llegar al 5 por lo que sigue
contando.
Les cuesta aplicar temas matemáticos a su día a día, estimar cuanto se van a
gastar en total, devolver el cambio, planificar su presupuesto, etc…
Problemas a la hora de medir variables, por ejemplo, calcular a qué cantidad se
corresponde 500g de arroz, o 250ml de leche, 1/3 kg de harina…
Mala orientación, les cuesta mucho seguir indicaciones y suelen perderse.
Inseguridad a la hora de resolver problemas matemáticos sencillos y poca
creatividad con los números. No entienden las diferentes fórmulas o caminos
para resolver un mismo problema.
Dificultad a la hora de comprender gráficas, representaciones numéricas,
incluso mapas.
No suelen ser buenos conductores porque no calculan bien velocidades y
distancias.
Tipos de discalculia
Aunque la sintomatología que presenta la discalculia suele ser común en los diferentes
tipos de dislexia, esta patología se suele enmarcar en cinco grandes tipos de
discalculia que pasamos a explicar a continuación.
Discalculia gráfica: Es la dificultad para escribir símbolos matemáticos, los niños que
padecen este tipo de discalculia son capaces de entender los conceptos matemáticos
pero no tiene la capacidad para leerlos así como escribir o usar los símbolos
matemáticos.
Una vez que tengamos el diagnóstico, es importante motivar a los niños y mostrarles
que tienen aptitudes para otras materias y que la práctica les llevará al éxito con
paciencia y esfuerzo. Por eso es importante que trabajemos con ellos en casa, cuando
los niños tienen edad escolar se debe ayudar a visualizar las tareas de matemáticas y
darles el tiempo necesario para que acaben entendiendo el ejercicio. Aquí os
proponemos algunas actividades y juegos divertidos para que disfrutéis en familia
mientras superáis en casa la discalculia:
Cocinar juntos: Revisar con el pequeño la receta que vais a preparar y pedirle que se
encargue de preparar los ingredientes necesarios para cocinarla. Por ejemplo,
necesitamos 1/5 kg de lentejas, 3 zanahorias, 2 cebollas, 6 rodajas de chorizo…
Tenemos que trocear las verduras en 5 trozos, etc…
Jugar con el reloj: Pedir al niño que se encargue de avisarte a una determinada hora,
celebrar juntos lo bien que lo ha hecho y lo responsable y “mayor” que es.
Consultar con él dudas sobre los precios: Si queremos ahorrar, ¿qué yogures
deberíamos coger, los que cuestan 1.00€, o estos otros que cuestan 1.30€? celebra con
él la compra tan excelente que habéis realizado juntos y lo que te ha ayudado.
Jugar a recordar teléfonos: Por ejemplo, tenéis que llamar a la abuela, pídele que se
acuerde de las tres primeras cifras y tú te encargas de recordar el resto. Llamáis
juntos, y si lo ha hecho bien lo celebráis.
Jugar a poner la mesa: Repartir los platos, cubiertos, vasos, servilletas y pan… Que
entienda que es importante que a cada uno le corresponda un set completo.
Jugar con CogniFit: Es una estrategia fantástica para estimular sus módulos
cerebrales deficitarios, sin que los pequeños se den cuenta. ¡Mientras se divierten
jugando!
Jugar a las tiendas: Imaginad que el niño es el dependiente de una tienda, que elija
de entre todos los productos que tenéis en casa las cosas que él va a vender en “su
tienda” que asigne a cada una un precio y las ponéis una etiqueta. Luego, tú te haces
pasar por cliente. Con este juego, repasaréis cantidades, realizando sumas, restas,
incluso podéis manejar dinero. Es una fórmula muy divertida para pasar momentos
geniales en familia y aprender jugando.