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Abecedario de La Felicidad 2015 PDF
Abecedario de La Felicidad 2015 PDF
- María Mikhailova -
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Índice
Prefacio 1
A de Amor 4
B de Bondad 7
C de Cambio 11
D de Dinero 14
E de Emociones 17
F de Fe 20
G de Gratitud 24
H de Honestidad 27
I de Ignorancia 31
J de Juventud 35
K de Karma 39
L de Libertad 43
M de Miedo 47
N de Niño 50
O de Opinión 56
P de Pasión 60
Q de Queja 64
R de Respeto 68
S de Salud 72
T de Tiempo 77
U de Universo 82
V de Vitalidad 87
W de Web 93
ii
X de Sexualidad 98
Y de Yo 104
Z de Zen 109
iii
Prefacio
1
Maria Mikhailova
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Prefacio
3
A de Amor
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Maria Mikhailova
Figura 1: Amor
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A de Amor
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B de Bondad
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Figura 2: Bondad
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B de Bondad
Con todo ello, los seguidores de los Vedas nos dicen que lo mejor
que podemos hacer es alejarnos de los dos estados inferiores: la
ignorancia y la pasión, pues el primero destruye a los demás y
a nosotros (la violencia sería un ejemplo de ello), el segundo no
hace daño a los demás, pero nos trae infelicidad a la larga (la
abundancia en la que vivimos en el primer mundo es el claro
ejemplo de ello, pero al final del camino nos esperan el aburrimiento
y la soledad). Es muy difícil por otro lado no estar influidos por la
pasión, determinante en nuestra sociedad actual. Ya hablaremos de
este término más adelante.
La bondad es el estado más elevado: es búsqueda de la paz, de
la armonía y equilibrio, es una manera de no ver las cosas con
excitación extrema, no tener la facilidad de caer en la pasión o la
ignorancia. Es aceptar el mundo como es, luchando, pero sin recurrir
a la violencia. Y no luchando con los demás, sino con nosotros
mismos. Es entender que el cambio no está fuera, sino dentro de
cada uno de nosotros.
Si tuviéramos que describir la vida del ser humano a través de
las gunas, la ignorancia se correspondería con la infancia, pues
actuamos de manera egoísta y no entendemos aún cómo funciona
el mundo; la pasión sería la juventud: tenemos más conocimiento
pero aún nos falta mucho por aprender, es cuando luchamos,
buscamos progresar en un trabajo, ganar dinero, reconocimiento
social, etc.; la bondad sería la etapa de la madurez, cuando nos
hemos dado cuenta de que hay algo más allá de lo material, cuando
buscamos vivir mejor, pues es la única forma de ganarse un buen
karma para vidas futuras. Lo ideal para el ser humano medio sería
progresar a través de las gunas de esta manera.
Por último es importante tener en cuenta que los Vedas nos dicen
que ni siquiera el estado de la bondad es la misión de la vida
humana, pues las 3 forman parte de la materia y como tal son
temporales, caducas y nunca constantes. El fin último debe ir más
allá de este mundo material, pero si queremos permanecer en él y
ser más plenos y felices (como nos ocurre a la gran mayoría), tan
solo la guna de a bondad podrá acercarnos al bienestar en la tierra.
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C de Cambio
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Figura 3: Cambio
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C de Cambio
padres apenas tienen tiempo para sus hijos y les compran regalos y
cacharros tecnológicos para que éstos se entretengan a su manera.
Sí, las crisis son necesarias. Como leí hace poco en un blog
sobre literatura que sigo: “pierdes el miedo cuando ya no te
queda nada que perder”. Cuando algo gordo nos ha pasado:
la pérdida de un trabajo, una relación que ha terminado, una
crisis existencial. . . ahí es donde de pronto sacamos las fuerzas de
donde creíamos no las había. Bueno, en realidad solo tenemos dos
opciones: hundirnos o avanzar. Espero que todos, si llega el caso,
hagamos lo segundo.
La vida es cambio, es movimiento. Es avanzar, es descubrir, es
indagar, es equivocarnos y es buscar soluciones. Según las leyes
kármicas, todo ocurre por alguna razón (lo malo y lo bueno). Son
lecciones que nos enseñan algo, que nos muestran nuestros errores
y miedos y nos dan siempre una segunda oportunidad. La vida es
aprendizaje y no hay aprendizaje sin error. Lo importante es
darnos cuenta de ello, vencer el miedo y seguir avanzando.
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D de Dinero
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Figura 4: Dinero
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D de Dinero
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E de Emociones
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Figura 5: Emociones
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E de Emociones
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F de Fe
Hoy de repente salió el sol en Holanda. Sin pensarlo dos veces salí
a dar un paseo alrededor del lago: estas oportunidades inusuales
hay que pillarlas al vuelo para poder recargase un poco de la
vitamina D que tanto nos falta en los países del norte.
Mientras andaba disfrutando de un precioso paisaje otoñal, cálido,
regalándonos los últimos rayos de una época aun no tan severa, mi
mente no le dejaba de dar vueltas al post de hoy: la efe. ¿La efe
de fe, de fidelidad, de felicidad, del futuro? Pero al final todas se
resumían en una sola: fe. La fe engloba tantas cosas. La fe es la
confianza en uno mismo, en los demás, es la fidelidad a nuestros
principios, a los que nos quieren y queremos, es la fe en el mañana,
en el futuro, en que el sol saldrá y que tendremos salud suficiente
para irnos a trabajar o ayudar a nuestros seres queridos. La fe es
uno de los motores de nuestra vida. Es la fe en el amor, la fe de
que hay una luz al final del túnel, de que por muy mal que nos
vaya ahora (sea la pérdida del trabajo, la falta de dinero, problemas
familiares, de salud, etc.) al final las cosas se acabarán resolviendo.
Y mientras caminaba observando la quietud del inmenso lago
de un intenso azul bajo los tímidos rayos de sol norteño, me
preguntaba a mí misma por mi futuro, por mi fidelidad a mí misma,
por mi fe. Me di cuenta de que perder la fe es algo que nos pasa muy
a menudo. Que cuando peor estamos, cuando el destino nos obliga
a abandonar la tan querida zona de confort, nos sentimos perdidos,
tenemos miedo y nos falta la fe. Y es entonces cuando queremos
huir y evitar el problema de algún modo. Pero esta no es la solución.
Como lo dije en mi anterior artículo, las emociones negativas hay
que vivirlas a fondo, es la única forma de que se pasen de verdad.
Ese paseo no iba sólo enfocado a la tan necesaria vitamina
D en otoño, servía también para poner en orden mis ideas, mis
planes, mis proyectos del futuro. ¿Escribir y terminar una novela,
volcarme en ella de lleno o aparcarlo como he hecho hasta
ahora, devolviéndole su función de hobby y enfocarme a mejorar
mis estudios, buscando una mejor salida laboral en el mundo
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Figura 6: Fe
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F de Fe
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G de Gratitud
Gracias. Una palabra que usamos todos los días, algo que muchas
veces hacemos de forma automática, sin siquiera pensar de verdad
en su sentido. ¿Pero qué es agradecer realmente, a quién debemos
en verdad agradecer y sobre todo por qué?
Hace no mucho vi de casualidad un vídeo en el que se hacía
un experimento. Se escogió a varias personas y se les pidió que
pensaran en la persona a la que más agradecida estaban, que más
influyó en su vida. Después les dijeron que escribieran una carta
como si fueran a dársela a esa persona especial, agradeciéndole
todo su apoyo y describiendo lo que significan para ellos.
El siguiente paso fue decirles a los encuestados que llamaran
a esas personas y les leyeran la carta. Estas personas especiales
resultaron ser sus hermanas, madres, amigos, maestros. No todos
estaban disponibles en aquel momento, los hubo que ya ni siquiera
vivían. Sólo la mitad de los encuestados logró transmitirles sus
palabras a través del teléfono. Finalmente se midió el estado de
felicidad de aquellos que habían logrado contactar con sus seres
queridos y los que no. El resultado fue sorprendente: el índice de la
felicidad de los que no pudieron contactar con sus allegados subió
del 2 al 4 %, mientras que el de los que sí pudieron hacerlo creció
del 2 al 19 %.
No sé exactamente qué técnica emplearon para la medición, pero
me parece algo de sentido común. No es lo mismo pensar o incluso
expresar en un papel lo que sientes, que decírselo a la otra persona,
ver su reacción y crear esa interacción tan especial entre ambos.
Los que llamaron a sus seres queridos para darles las gracias
simplemente lloraban de emoción, los que no lo consiguieron, se
quedaron sin esa emoción que significa hacer partícipe al otro de
sus emociones.
La conclusión era simple: dar las gracias, darlas de verdad,
en persona, genera felicidad. Lo cierto es que muchas veces
nos olvidamos de ello. Creemos que todos saben lo agradecidos
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Figura 7: Gratitud
que estamos, cuando tal vez no sea así. Lo damos todo por hecho y
olvidamos lo maravilloso que es el mundo que nos rodea: podemos
respirar, podemos caminar, podemos ver las cosas, los colores y
las formas, podemos usar nuestra voz para transmitir nuestros
sentimientos o simplemente información, podemos acariciar las
superficies de las cosas, sentirlas, podemos oír, ¡qué invento más
increíble éste, el oído!, nos llega la música y la melodía y el susurro
de los árboles movidos por la brisa, u oímos un huracán, el peligro,
e intentamos protegernos, proteger a los demás, echar a correr,
ayudar a otros.
El ser humano es ante todo un ser social. Y la humanidad, esa
esencia de la que estamos hechos, es bondad, es cooperación,
es interacción con otros. Dicen los Vedas que no hay peor
castigo para una persona que la soledad. El sentirnos aislados,
incomprendidos, olvidados. . . nos hace perder la fe, esa fe que
necesitamos para seguir vivos, la que mueve el mundo. El dar
las gracias a otros es una manera de romper con esa soledad, es
abrirnos las puertas. El apreciar lo que tenemos, algo que muchas
veces ignoramos o simplemente no queremos ver. La vida es ya
un regalo. La salud es otro regalo. Nuestro cuerpo, nuestros logros,
nuestra familia. . . hay tanto que agradecer.
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G de Gratitud
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H de Honestidad
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Figura 8: Honestidad
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H de Honestidad
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I de Ignorancia
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Figura 9: Ignorancia
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I de Ignorancia
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ello). Pero ojo, vivimos en una época de degradación general (la
llamada Kali-Yuga, la cuarta y última etapa del universo, aunque
aun estamos en sus comienzos), de modo que hay cada vez
más ignorancia a nuestro alrededor. Lo malo de las gunas es
que éstas son muy contagiosas. Si vives rodeado de bondad,
acabas comportándote de forma amable y respetuosa. Si ves
pasión y ambición a tu alrededor, tu objetivo será progresar
económicamente y tener éxito en los negocios. Pero si lo que hay
a tu alrededor es violencia, como ocurre con personas que fueron
maltratados en su infancia, es fácil que éstas se conviertan en
criminales.
Cuando descubrí los Vedas, tuve una visión global de mi vida
en general. Vi hacia dónde podía ir, cuál podía ser mi destino,
comprendí que la elección está en cada uno de nosotros. Caer
en la ignorancia es muy fácil: es rodearte de aquellas cosas y
personas que profesan un determinado modo de vida, es enchufar
la tele, ver las noticias, series, videoclips, jugar a videojuegos
asesinando supuestos “enemigos”, ver pornografía en internet,
criticar al vecino, a tu compañero de trabajo.
Es fácil jugar con nuestras bajas pasiones para lucrarse: la
ignorancia tiene la enorme capacidad de nublarnos la
mente. Los instintos son lo contrario de la conciencia y ahí es
por donde pueden manejarnos. Además las gunas son como 3
escalones: si vives en el mundo de la pasión (que es la tónica
actual), tienes dos opciones: subir o bajar. Y bajar es siempre más
sencillo.
Por último, me gustaría añadir algo más: la libertad. Esciribé sobre
ella cuando toque la L, porque creo que este concepto está muy mal
interpretado. En mi opinión, libertad no es hacer sin más lo que
a uno le place, sino el tener suficiente conocimiento para elegir.
O dicho de otra manera: sólo es “libre” –libre en el sentido de
hacer lo que le da la gana– el esclavo de sus sentimientos. Y la
esclavitud, si la hemos elegido como modo de vida, es un paso hacia
la ignorancia.
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J de Juventud
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L de Libertad
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M de Miedo
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Hay una estupenda web que descubrí hace unos meses. Lo lleva
una emprendedora joven que te cuenta todo por lo que pasó
cuando decidió trabajar para sí misma y dejó de trabajar para otros,
haciendo lo que realmente le gusta: ayudar a los demás (más bien
a las demás, pues su público objetivo son sobre todo mujeres)
a superar sus miedos, sus indecisiones, su inactividad. . . para
lanzarse al maravilloso mundo de hacer lo que realmente les gusta.
Y hay una frase suya que me encanta: el miedo es una señal
de que tengo que hacerlo. Me parece sencillamente brillante.
Cuando tenemos miedo, es porque se trata de algo que deseamos
mucho, que ansiamos muy por dentro, tanto que si fracasamos, no
nos lo podremos perdonar. He aprendido muchísimo de su blog y de
sus consejos. El miedo, según ella, siempre estará allí, los valientes
no es que no tengan miedo, lo tienen como todo el mundo, pero son
los que lo hacen sí o sí. Aun me queda mucho que aprender en este
sentido.
Y ahora os diré lo que dicen los Vedas del miedo. Al parecer
son las personas que más miedo tienen las que inician un
camino espiritual. No lo hacen en un principio porque quieran
encontar a Dios y unirse con la armonía del universo, sino porque
se sienten infelices, se sienten perdidos en esta vida y sobre
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M de Miedo
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N de Niño
Todos hemos sido niños alguna vez. Absolutamente todos. Por eso
quiero dedicar este último artículo del año a una parte de nosotros
que todos somos, ya que todos hemos salido de la infancia y a pesar
de creernos tan fuertes, tan adultos y tan maduros, hay un niño en
nuestro interior al que a veces tenemos olvidado. Recordar lo que
hemos sido y sobre todo ser conscientes de esa parte nuestra que
sigue presente en nosotros es algo vital, pues muchas veces es la
clave para solucionar nuestros problemas.
Hace poco empecé a leer un libro que probablemente muchos
conozcan: “Usted puede sanar su vida” de Louise L. Hay. Es un
libro sobre el que volveré a hablar cuando toque el tema de la
salud, pues me parece interesantísimo y sobre todo muy útil a la
hora de abordar nuestros problemas de salud. Pero la parte que
más me llama la atención de este libro es la que tiene que ver
con nuestra niñez, pues como la propia autora afirma, muchas de
nuestras enfermedades (mentales o físicas) provienen justamente
de nuestra época más entrañable: nuestra infancia.
Louise Hay viene a decirnos que son las afirmaciones negativas
las que crean nuestros problemas actuales y nuestras enfermeda-
des. Pero esas afirmaciones son prácticamente inconscientes, pues
vienen de nuestra más remota infancia, ya que reflejan cómo nues-
tros propios padres nos habían tratado. Es decir, que nos tratamos a
nosotros mismos en la edad adulta igual que nos trataron nuestros
padres cuando éramos niños. Si nos decían: no sirves para nada,
eres culpable de esto o lo otro, nunca llegarás a nada. . . al final aca-
bamos creyéndonoslo y trayendo esas ideas tan nefastas a nuestra
vida actual.
No, no pretendo con este artículo arremeter contra nuestros
ancestros, pues como la propia autora dice, ellos también tuvieron
su propia infancia y sus propios padres que les inculcaron ideas y
emociones alejadas del amor y la aceptación. Se trata simplemente
de romper esta cadena viciosa en la que unos padres que no
recibieron suficiente amor y por lo tanto no han sido capaces de
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O de Opinión
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R de Respeto
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R de Respeto
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vivir en paz con nosotros mismos y con los demás y para ser en
última instancia felices. Porque todos buscamos precisamente eso:
felicidad, aceptación y amor.
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S de Salud
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S de Salud
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T de Tiempo
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T de Tiempo
cuesta la verdad eso de centrarme en una sola cosa, así que suelo
tener varios frentes abiertos.
Recuerdo uno de los seminarios de Ruslán Narushevich, en el que
éste mostraba 4 tipos de prioridades que tenemos en nuestra
vida y que debemos saber diferenciar, a la hora de darle su valor
correspondiente.
1) Cosas urgentes e importantes. Esas las haríamos en primer
lugar, pues deben ser atendidas ya mismo y son vitales para la
solución. Es algo así como el papeleo que debe ser resuelto en un
plazo determinado, que si no lo haces, puedes a la larga tener un
problema gordo.
2) Cosas urgentes y no importantes. Aquí podría entrar por
ejemplo la ayuda a un amigo o familiar. No es importante para ti,
pero sí lo es para otro y además es posible que tengas que hacerlo
cuanto antes, si no, tu amigo tendría problemas.
3) Cosas importantes y no urgentes. Aquí podemos encuadrar
nuestros planes a medio-largo plazo: un curso que hacer, hacer ejer-
cicio, una compra importante que realizar. Esas solemos dejarlas
casi siempre en último lugar, por no ser urgentes. . . pero también
hay que dedicarles un espacio en nuestra vida.
4) Cosas no importantes y no urgentes. Se trata de cosas
que en realidad debemos poner en el último lugar de nuestra lista:
ver una serie de TV, ir a tomar unas cañas. . . Son solo ejemplos
(y desde mi punto de vista, puede que para vosotros las cañas
sean primordiales). Pero si no tenemos tiempo y excluimos aquello
que ni es importante ni es urgente, dándole prioridad a las cosas
anteriores, igual aprovechamos mejor nuestro tiempo, ¿verdad?
¿Pero qué dicen Los Vedas con respecto al tiempo? En realidad,
vienen a decirnos un poco lo que ya todos sabemos: en función de
cómo distribuyamos nuestro tiempo en el día a día, podremos hacer
más cosas y hacerlas mejor, así como gozar de una mejor salud.
Resulta que para ser más productivos, lo ideal sería levantarnos
entorno a las 5 de la mañana, o al menos no después de las 6,
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U de Universo
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V de Vitalidad
¿Os pasa que hay días que os sentís sin ánimos de nada? ¿Que
os levantáis como cansados, sin ganas, que cuesta abordar el día
que acaba de empezar? Ya os hablé de ello en la T de Tiempo,
comentándoos que cuanto antes nos levantemos, mejor nos vamos
a sentir, así como en la S de Salud, al referirme a cómo nuestra
alimentación o nuestros pensamientos influyen en nuestro estado
de ánimo. Pero hoy os hablaré de vitalidad.
¿Qué es la vitalidad? En realidad es la energía vital que todos
necesitamos para poder realizar actividades físicas y mentales. Hay
veces que podemos estar bien físicamente, pero emocionalmente
nos sentimos cansados o vaciados por dentro. Y esto enseguida
afecta a nuestro estado físico. En realidad es la pescadilla que
se muerde la cola: no hay vitalidad sin mentalidad positiva ni
mentalidad positiva sin vitalidad en el cuerpo. De modo que ambas
están interrelacionadas.
Hay muchas fórmulas para conseguirlo: la motivación es una de
las principales y la que más me gusta. A cada uno nos motivan
cosas diferentes. Yo cuando me siento apática, siento que me
encuentro paralizada. Y me he dado cuenta de que lo que mejor
me puede venir es hacer planes de futuro o hablar con una persona
de confianza con la que comparto mis sentimientos. Otros se
motivarán dando un paseo (eso también funciona, especialmente
en días de sol y buen tiempo), leyendo un libro, escuchando a algún
motivador profesional.
Y en esto de oradores motivacionales no puedo dejar de mencio-
nar al gran Emilio Duró: un señor de unos 50 y tantos que te cuenta
verdades como puños y encima lo hace en clave de humor. Lo que
nos viene a decir es curioso: resulta que cuando nos jubilemos, nos
quedarán aproximadamente unos 30 años de vida. Y si ya nos senti-
mos viejos con 30 o 40. . . ¿de dónde sacaremos las fuerzas cuando
tengamos 70? Os recomiendo a todos escucharlo, si no lo conocéis
ya. Es una forma increíble de poneros las pilas y daros cuenta de
que los problemillas sin más que muchas veces nos abruman no
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W de Web
La W no es una letra fácil. Más que nada porque no forma parte del
castellano. Pero afortunadamente tenemos a nuestra disposición la
lengua de la modernidad, la de las nuevas tecnologías y de Internet.
De eso hablaré hoy: de cómo Internet nos cambia la vida, cómo
nos influye y sus puntos positivos y negativos, así como la forma
de prevenir la ciberadicción. En realidad afecta a todo: a nuestra
comunicación con seres queridos (véase Facebook o Instagram), a
la forma en la que nos informamos de las noticias, incluso afecta
a cómo cuidamos nuestra salud. . . Hoy, por así decirlo, bastaría
una simple pantalla de ordenador o incluso smartphone y una
buena conexión Wi-Fi para que tengamos todo a casi todo a nuestro
alcance.
Noticias de última hora, fotografías de nuestros amigos que
se han ido de vacaciones, nuestros familiares que residen en
el extranjero con los que nos comunicamos vía Skype de forma
completamente gratuita, e-commerce o compras de vuelos y
ropa de marca por Internet, cursos online, webinars, libros para
descargar en PDF, innumerables blogs del tema que se nos ocurra:
desde recetas de cocina y consultorios de salud hasta consejos de
cómo ganar más dinero o estar más guapa. Ipads, smartphones
y relojes inteligentes, pantallas LED y 4K curvas. . . juegos online,
apuestas online, mundos online.
Pero pese a quien le pese, la verdadera revolución nos llegó con
el Facebook, qué duda cabe. Es nuestra ventana al mundo y como
se dijo en una conferencia reciente en el Salón de Mi Empresa en
Madrid, si antes nos levantábamos y encendíamos la radio o la TV,
ahora la mayoría se conecta a su timeline de Facebook, para ver
qué ha pasado en el mundo y cotillear noticias de sus familiares,
amigos o tal vez no tan amigos. Hace unos años escribí un artículo
hablando de cómo nuestro muro de Facebook nos puede desvelar
nuestra identidad psicológica.
La existencia de Internet sin duda alguna nos cambió la vida en
pocos años. Recuerdo aún mi primer ordenador de mesa, compra-
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Y de Yo
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Z de Zen
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Z de Zen
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cuándo podré tenerlo ni dónde. . . pero todo esto no quita quién soy
ahora, no me hace menos maravillosa, menos libre, menos yo. El
éxito y la libertad son ante todo conceptos muy relativos. Y me toca
ir readaptándome conforme las circunstancias cambian.
Dicen los Vedas que hay dos cosas en constante antagonismo:
nuestra mente y nuestras circunstancias. Tenemos dos opciones:
esperar a que las circunstancias sean óptimas para ser felices,
pero entonces estaremos a la merced de éstas; o ser felices ahora,
de modo que las circunstancias se tengan que adaptar a nuestro
estado emocional. O como dice una frase de ésas que se comparten
por Internet: Cuando las cosas mejoren, encontraré la paz vs.
Cuando encuentre la paz, las cosas mejorarán. Porque la felicidad no
es algo casual, fruto de las circunstancias externas como un trabajo
bueno, un día soleado o un nuevo amor. La felicidad no es un
sentimiento, es una decisión.
¡Que seáis muy felices, queridos lectores! Y aunque todo lo que
haya dicho lo habréis oído miles de veces, seguro que habrá un
momento en el que tras oír lo mismo por enésima vez, algo cambie
para vosotros. Puede ser hoy, tal vez mañana o quizás nunca, no en
esta vida al menos. Sea como sea, gracias por leerme, por compartir
conmigo este camino tan personal y tan valioso.
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Índice de figuras
1 Amor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
2 Bondad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
3 Cambio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
4 Dinero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
5 Emociones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18
6 Fe . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
7 Gratitud . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
8 Honestidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
9 Ignorancia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
10 Juventud . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36
11 Karma . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40
12 Libertad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44
13 Miedo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48
14 Niño . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
15 Opinión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
16 Pasión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61
17 Queja . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65
18 Respeto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70
19 Salud . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
20 Tiempo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80
21 Universo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83
22 Vitalidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88
23 Web . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94
24 Sexualidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99
25 Yo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105
26 Zen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110
115