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Una vez expuesto el análisis documental en su faceta de descripción del contenido, pasamos a ver los lenguajes
documentales utilizados para llevar a cabo esta tarea.
● DEFINICIÓN
Según Blanca Gil, el lenguaje documental es un “sistema artificial de signos normalizados que facilitan la representación
formalizada del contenido de los documentos para permitir la recuperación manual o automática”.
● CARACTERÍSTICAS
El lenguaje documental es utilizado tanto por el profesional de la información durante el tratamiento documental, como por el
usuario para describir sus necesidades de información y realizar la búsqueda. Se trata por tanto de un lenguaje especial que
convierte el lenguaje natural de uso diario en una serie de términos normalizados.
Los atributos fundamentales que todo lenguaje documental debe tener son la Exhaustividad y la Especificidad.
- Ruido: documentos que sin haber sido solicitados son recuperados en una búsqueda documental
- Silencio: documentos existentes en el fondo documental que siendo relevantes para la búsqueda no son
recuperados.
- Redundancia: el lenguaje debe regirse por el principio de entropía, es decir, expresar el mayor significado
posible con el menor número de términos.
- Ambigüedad: el lenguaje documental ha de ser unívoco y preciso, de modo que se evite la multiplicidad de
sentidos que tienen las palabras y signos del lenguaje corriente
- Sinonimia: se da cuando un solo concepto está representado por varios significantes. Es un accidente
lingüístico muy habitual que debe ser controlado eligiendo un solo término que englobe a todos.
- Polisemia: supone el caso inverso a la sinonimia. Se da cuando el mismo término se utiliza en distintos
sentidos en distintas disciplinas.
● TIPOS
Existen diversos criterios para establecer la tipología de los lenguajes documentales. Los más extendidos son:
- Según el control:
o Libres: los lenguajes libres se van generando a posteriori del proceso de indización y son: las listas de
descriptores libres o palabras clave
- Según la coordinación:
o Precoordinados: los términos se combinan con anterioridad al tratamiento documental. Son lenguajes a
priori, que están orientados mayormente a la clasificación.
- Según la estructura:
o Lenguajes de estructura jerárquica: presentan una estructura arborescente en la que cada concepto
depende de uno superior. Es el caso de las distintas clasificaciones, como por ejemplo la CDU.
o Lenguajes de estructura combinatoria: los términos se relacionan con otros, permitiendo gran cantidad
de combinaciones entre ellos. A este esquema responden por ejemplo los tesauros y las clasificaciones
alfabéticas.
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2530 palabras
Es un lenguaje precoordinado, de estructura combinatoria que consiste en listas alfabéticas de palabras capaces de
representar los temas de un documento.
A su vez, los encabezamientos pueden ser simples o compuestos. El encabezamiento simple expresa la materia con una
sola palabra y el encabezamiento compuesto expresa el tema del documento mediante dos o más palabras.
Los términos que componen las listas de encabezamiento se relacionan entre sí a través de referencias. Por ejemplo, se usa
la expresión “véase” para remitir de un término no aceptado a uno aceptado.
Para asignar correctamente las materias a un documento, deberemos seguir los siguientes principios:
- Principio de economía: evitar dar más de 3 entradas a un documento. Los obras sin tema definido no llevan
materia.
- Principio de especificidad: el término escogido debe representar esa materia concreta, eligiendo la más
específica frente a la más general.
- Principio lingüístico: uso del idioma del centro de información para las listas
- Principio de uniformidad: cada materia debe ser denominada siempre de la misma manera, huyendo de la
ambigüedad y la polisemia.
- Principio de uso: los términos deben establecerse en función de los usos terminológicos más habituales en el
centro de trabajo y de las necesidades de los usuarios.
Como último aspecto de las LEM, citaremos la “Lista de encabezamientos de materia para las bibliotecas públicas”, cuya
última edición fue publicada en 1987 por el Ministerio de Cultura.