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Generalidades

Al funcionalismo también se le conoce como estructural funcionalismo o funcionalismo


estructural, las tres formas hacen referencia al mismo movimiento sociológico.

Según el enfoque funcionalista una sociedad puede entenderse metafóricamente como


un organismo vivo que se compone de distintos órganos o estructuras cada uno de ellos
con una función o funciones necesarias para que el organismo social pueda vivir. La
sociedad es un sistema complejo cuyas partes - subsistemas - “encajan” entre sí
produciendo un equilibrio o estabilidad social.

Para la corriente principal del funcionalismo nuestras vidas están orientadas según la
dirección que marcan ciertas estructuras sociales, entendiéndose por estas, pautas
relativamente estables de relaciones sociales, por ejemplo, las relaciones familiares, las
conductas ritualizadas, y otras, que implican comportamientos relativamente estables y
predecibles

Parten de la base de que toda sociedad tiene una estructura social concreta, sin ésta no
puede sobrevivir, tiene que haber estratos sociales o clases, en definitiva, un sistema de
posiciones sociales más o menos igualitario, pero en todos los casos, existe un sistema
de asignación de privilegios y funciones a dichas posiciones.

Estructura y función, de ahí viene el nombre.

Está dualidad sobre estructura y función nos lleva a tener que resolver dos problemas. En
primer lugar, cómo se distribuyen las posiciones sociales teniendo en cuenta que unas
desempeñan funciones más importantes para la sociedad que otras. A esto responden
que existen estrategias de posicionamiento, pero lo mejor de todo es que, para varios
autores funcionalistas, las estrategias de posicionamiento social no son conscientes, la
sociedad no desarrolla métodos específicos para alcanzar el logro social, sino que de
modo natural, una especie de mano invisible, empuja los más capacitados a ocupar las
posiciones idóneas para sus capacidades. Eso sí, ninguna sociedad puede sobrevivir sin
aplicar esas estrategias inconscientes.

En segundo término, una vez se ocupa una posición social, surge la pregunta de cómo se
consigue que las personas lleven con resignación tales posiciones “tan exigentes y tan
poco agradables” y no dimitan a la primera de cambio, es por esto que lo funcionalistas
justifican que estos puestos lleven aparejados mayores privilegios. A mayor
responsabilidad e importancia de las funciones desempeñadas, mayores recompensas,
en bienes materiales, prestigio y poder.

En esto el funcionalismo se encuentra muy cercano al evolucionismo, el cambio se


produce como resultado de procesos graduales.

En este contexto el cambio social se entiende como la adaptación de dicho sistema social
a su entorno, mediante el proceso de diferenciación y el aumento de la complejidad
estructural.
Un epifenómeno es un fenómeno accesorio que acompaña al fenómeno principal,
teniendo poca o nula influencia. Pues bien, el cambio social se explica como un
epifenómeno de la constante búsqueda de equilibrio entre las distintas partes de la
sociedad y su entorno.
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Parsons fijó el concepto de sistema de acción, como un ente genérico que puede incluir
a  una sociedad o una colectividad o una tribu urbana, así como su cultura, su
personalidad y sus relaciones con el entorno.

Dentro de este sistema, una función es un conjunto de actividades dirigidas a la


satisfacción de una o varias necesidades del sistema. A partir de esta definición Parsons
identificaba cuatro funciones básicas necesarias para que un sistema pudiera sobrevivir:

En primer lugar, la Adaptación. Todo sistema debe adaptarse a su entorno y adaptar el


entorno a sus necesidades. En segundo término, la Capacidad para alcanzar
metas, todo sistema debe definir y alcanzar sus metas principales. En tercer
lugar, Integración, todo sistema debe procurar la coordinación entre sus partes. Y, por
último, lo que él denominaba Latencia, el mantenimiento en el tiempo de ciertos patrones
culturales que mantengan y renueven la motivación de los individuos.

Parsons recogió las iniciales en inglés de estas cuatro funciones y denominó, como regla
nemotécnica, a todo el tinglado como esquema AGIL.

Estas cuatro funciones configuran para Parsons cuatro sistemas de acción. El organismo
conductual cumple la función de adaptación al entorno y la transformación del mismo
entorno, la “A” – adaptación - de AGIL.

El sistema de la personalidad realiza la función de alcanzar las metas mediante la


definición de los objetivos y la movilización de los recursos para trabajar por ellos, la “G” –
capacidad - de AGIL.

El sistema social desarrolla la función reguladora que controla las partes constituyentes


de un sistema, la “I” – integración - de AGIL.

Por último, el sistema cultural proporciona normas y valores para la motivación de los


actores, la “L” – latencia – de AGIL.

Estos cuatro sistemas constituyen la estructura del sistema general de la acción. La


figura siguiente ilustra todo el esquema.
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En primer lugar, los sistemas sociales deben estar constituidos de manera que
sean compatibles con otros sistemas. En segundo lugar, el sistema social debe contar
con el apoyo de otros sistemas. En tercer término, deben satisfacer hasta cierto punto
las necesidades de los individuos que forman parte del sistema. Como cuarto
prerrequisito, los sistemas deben promover un cierto grado de participación de sus
miembros. En quinto lugar, los sistemas deben controlar, de manera flexible pero eficaz,
la conducta de los miembros y, si surgen los conflictos, debe reconducirlos. Por último,
un sistema social necesita de un lenguaje común.

Hasta ahora todo el planteamiento que hemos visto es genérico y un tanto abstracto. La
idea de sistema social hace referencia a cualquier colectividad, pero hay un caso
particular de sistema social especialmente importante, se trata de la sociedad.

Parsons definió a la sociedad como una comunidad relativamente autosuficiente cuyos


miembros obtienen la satisfacción de sus necesidades individuales y colectivas y – esto
es muy importante – vivir dentro de su marco. De hecho, la cofradía de Semana Santa
es un sistema social pero no se puede vivir dentro de ella.

A estas alturas nos decepcionaría mucho si Parsons no hubiera encontrado subsistemas


en la sociedad. Distinguía cuatro subsistemas o grandes estructuras en toda sociedad que
merezca tal nombre. Estos cuatro sistemas funcionan cooperativamente y constituyen lo
que podríamos llamar “sociedad mínima” o la parte imprescindible de una colectividad
para poder llamarla sociedad.

En primer lugar existe un sistema de reproducción y socialización (5) básica de los


individuos, lo que Parsons denominaba “Sistema Fiduciario”. En segundo término, toda
sociedad debe contar con unas estructuras económicas que proveen de bienes y
servicios, que promueven la manufactura y el comercio y dan trabajo a las personas. En
tercer lugar, debe existir un sistema que proporcione y mantenga el orden, un sistema de
poder, de articulación territorial y de uso legítimo de la fuerza. Y, por último, un sistema de
creencias, de valores, en el que habría que incluir a la religión, lo que Parsons llamaba
“Comunidad Societal”.

Para realizar cada una de estas funciones básicas de la sociedad es dónde Parsons
coloca a las instituciones. Las sociedades se han dotado de un conjunto de instituciones
sociales específicas para cumplirlas que estarían encuadradas en los sistemas que
hemos descrito. Mediante estas instituciones se regulan los comportamientos de los
individuos y los orientan al cumplimiento de fines determinados. Las instituciones sociales
no son compartimentos estancos, no son verticales sino transversales, operan en
sistemas parsonianos diferentes, tienen múltiples relaciones y dependencias y cuanto
más evolucionada es una sociedad, más complejo es este entramado de relaciones. En la
figura se pueden apreciar los sistemas y algunos ejemplos de instituciones.
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En este sentido, las ideas de Parsons sobre el cambio social tienen una orientación
evolucionista. A medida que pasa el tiempo la sociedad evoluciona, se van creando o
dividiendo nuevos subsistemas según el grupo social se va a adaptando a su entorno. Por
supuesto, los nuevos subsistemas son mejores que los anteriores, es lo que se llama
el ascenso de adaptación.

El que los subsistemas nuevos sean mejores que los anteriores es realmente optimista,
intrínsecamente supone que a medida que se evoluciona aumenta la capacidad para
resolver problemas. No estoy muy seguro de que esto haya sido siempre así a lo largo de
la historia.

Este proceso de diferenciación requiere de capacidades nuevas para manejar los nuevos
subsistemas que van surgiendo y evitar, en la medida de lo posible, los problemas de
integración que puedan aparecer.

Los valores y las normas sociales deben cambiar también, para ajustarse a las nuevas
demandas surgidas de la diferenciación de subsistemas con nuevas estructuras sociales y
nuevas funciones. Esto crea conflictos, pues este proceso de aceptación de nuevos
valores no se produce a la misma velocidad para todos los sectores sociales, encuentra la
resistencia de grupos que están muy identificados con los valores tradicionales.

Por tanto, algunas sociedades evolucionan más rápidamente que otras, en función de los


conflictos internos que brotan al diferenciar los subsistemas sociales y los valores que los
sustentan, cuanto mayor sea la resistencia interna al cambio menor será la velocidad del
mismo y, con más obstáculos, se encontrará la evolución social.

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