Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
SOCIEDAD Y EDUCACIÓN
Antes de comenzar con los distintos marcos teóricos que el campo de la Sociología de la
Educación ofrece, es preciso admitir que la educación es parte indisoluble de la realidad
social y que no debemos analizarla separada o escindida del conjunto de la sociedad y del
momento histórico correspondiente. Es un fenómeno presente en todas las sociedades
aunque en cada una de ellas se presente bajo formas diferentes. Lo cierto es que lo
educativo pertenece al orden de lo humano, a su capacidad de trasmitir el proceso de
acumulación de la experiencia social y a la responsabilidad de los adultos de facilitar el
aprendizaje de la cultura a los pequeños. Pero entonces, para desentrañar a la educación
como una categoría social, será preciso brindar algunas claves.
Cualquiera sea el modelo teórico que escojamos debemos hacer referencia a algunas
nociones básicas, que dan significado preciso a aspectos centrales de la vida social. Esto
quiere decir, que en el mundo social existen más allá de nuestra voluntad e ideología, una
realidad social histórica cuya existencia no puede ignorar ninguna corriente de
pensamiento.
Las sociologías de la educación reconocen como conceptos claves que son propios del
campo específico a:
Sociedad – sujeto - cambio social
Podríamos elegir otros conceptos, incluso hay autores que ofrecen otra clasificación para
introducirnos en esta disciplina, pero nosotros hemos seleccionado precisamente éstos
porque son llaves que nos permitirán introducirnos al campo de la gestión educativa.
Repasemos brevemente cada uno de ellos:
Sociedad, este concepto nos proporciona un significado acerca de una porción de la
realidad que explica la naturaleza del conjunto de la vida humana en un espacio y tiempo
determinados.
Sujeto, el significado de este término alude a la intervención del individuo en lo social.
En el despliegue de sus prácticas, sus experiencias y sus modos de obrar constituye su
subjetividad al mismo tiempo que construye el mundo.
Cambio social es una categoría importante porque la vida en sociedad se caracteriza
precisamente por estar en permanente cambio, aunque el ritmo y la aceleración de los
cambios no es universal ni constante.
Dado que no pretendemos realizar una presentación exhaustiva de todas las corrientes
sociológico educativas, solo nos referiremos a tres grandes matrices teóricas, que han sido
las más difundidas en América Latina y en nuestro país. Se trata del paradigma
dominante que reúne las teorías del orden o denominadas también teorías no-críticas que
incluyen al positivismo y al estructural funcionalismo; las teorías de la reproducción
social y cultural; y por último las teorías criticas emergentes.
Antes de pasar a cada una de ellas, quisiéramos advertir dos cuestiones. La primera es
que, aunque no es nuestro ánimo escamotear la complejidad de cada una de las propuestas
teóricas que aquí se expondrán, la brevedad de este trabajo nos obliga a un cierto
reduccionismo. La segunda, que los marcos teóricos son esquemas globales de
interpretación del mundo, pero que no por ello debemos uniformar las conclusiones.
1. Paradigma dominante
El paradigma dominante1 nos propone un modelo de análisis general, aplicable a cualquier
sistema social. Entiende la estructura social como una totalidad compuesta por partes
interrelacionadas entre sí, cada una de las cuales cumple una función indispensable para la
marcha del conjunto. En relación con las categorías que nos interesa revisar, podemos decir
que este paradigma ha desarrollado algunos tópicos con especial énfasis:
a. El orden social:
Parte del supuesto que la sociedad es un sistema que tiende naturalmente al equilibrio. Los
elementos que configuran la estructura social son funcionales al sistema global y su
dinámica obedece orgánicamente a la totalidad (en este sentido puede decirse que esta teoría
es organicista) El orden social posee un núcleo que actúa como determinante del equilibrio y
la cohesión que es el sistema normativo. Se trata de un sistema ideacional (Durkheim)
compuesto por normas y valores que representan los intereses generales de la sociedad y se
anteponen a los de cualquier sector, grupo o individuo. Los sujetos no poseen un lugar
idéntico en este sistema, sino que ocupan espacios sociales en una escala estratificada donde
cada uno cumple una función necesaria para el conjunto. Claro que es posible la movilidad
social, pero como veremos, su ascenso dependerá de cómo cumple con las expectativas del
logro social.
1
Denominamos paradigma dominante al conjunto de teorías que han sido reconocidas como científicas y que
establecen los cánones de legitimidad en las ciencias sociales. Las teorías que no comparten su cosmovisión acerca de lo
social, carecen de estatuto científico, es decir, carecen de reconocimiento de los centros académicos de excelencia y por lo
tanto son censuradas y/o descalificadas.
La función trascendente del sistema normativo es garantizar el grado de consenso necesario
para una armoniosa convivencia social (que los funcionalistas denominan sistema de acción
social) y efectuar la orientación normativa de la acción individual y colectiva mediante la
socialización y el control social.
2
. Para una ampliación de este tema consultar este autor en bibliografía anexa.
varios roles: padre de familia, empleado, miembro de alguna asociación o partido político,
integrante de un grupo de amigos, jugador de un equipo deportivo, etc. Si tomamos por
ejemplo el rol “padre de familia”, la función será la que lleve a cabo el padre de familia
particular, Pablo, Juan o Pedro.
Las diferencias sociales están explicadas entonces por la dispar capacidad individual para
internalizar los principios de la acción en las sociedades más desarrolladas: la iniciativa
individual, la racionalidad instrumental. Estos principios de la acción social fueron
presentados en los años 50 por uno de los más importantes representantes del
estructuralismo norteamericano, Talcott Parsons, quien afirmó que las expectativas de logro
escolar representan los valores universalistas y racionales que dirigen el mundo de la
empresa. Esta perspectiva deposita en la acción individual la principal premisa de la
adaptación. Las diferencias entonces son individuales y dependen del éxito de la
socialización y de la capacidad personal para sobreponerse a las dificultades y encarar una
carrera de ascenso social que permita una mejor posición en la estratificación social. La
educación actúa como un agente principal en esta adaptación.
d. El cambio social:
El sistema social no es estático. Cambio y orden social en estas perspectivas son conceptos
profundamente vinculados. El orden es la variable de ajuste del cambio, ya que el conjunto
social no puede ser entendido sino dentro de los parámetros de la totalidad. Como todo
sistema está regulado por un orden inmanente, que por ser de naturaleza social es dinámico y
en constante movimiento. El grado de aceleración de los cambios estará dado por los valores
y las normas que orientan la acción social. En este sentido es posible encontrar sociedades
más modernas, orientadas por valores racionales de eficacia instrumental que promueven la
movilidad social, y sociedades más tradicionales, subdesarrolladas, atadas a valores
paternalistas, conservadores.
El cambio, entendido aquí como un proceso constante de progreso, sin embargo, está sujeto
a regulaciones, que obedecen a leyes de orden natural. Ello quiere decir que existen
tendencias que operan como leyes sociales universales pero que no obedecen a fuerzas
externas al sistema mismo, ya que la noción de totalidad involucra al sistema social como un
conjunto que se modifica conforme a constantes que la sociología debe estudiar.
El positivismo (cuyo exponente principal fue Durkheim) propuso una teoría del progreso
social indefinido que no se correspondía con los acontecimientos sociales de principios de
siglo XX. Las crisis económicas del capitalismo, las protestas sociales que derivaron de la
revolución industrial europea, la revolución socialista rusa, la primera guerra mundial, son
algunos de los hechos que daban por tierra una visión ingenua y lineal del progreso social. El
funcionalismo habría de proveer de nuevas categorías que permitirían analizar estas crisis
del sistema a través de una noción de cambio que incorporara la idea de conflicto a la vida
social sin abandonar su perspectiva funcional y sistémica.
. La modernización exigió cambios sociales notables del mundo occidental, que demostraron
que el progreso no estaba desprovisto de conflictos y desequilibrios. Desde estas corrientes
no críticas, el cambio fue entendido como asincrónico, en el sentido de reconocer la
existencia de partes del sistema social con cambios más acelerados que producían
distorsiones o desequilibrios en la totalidad social imprimiendo un dinamismo que, a pesar
de ello, tendía naturalmente al equilibrio del sistema. EL análisis sistémico deriva de esta
perspectiva funcionalista, y considera que al interior del sistema las partes cumplen una
función orgánica y que no sólo es posible la readaptación de los desequilibrios, sino que se
encuentra en la naturaleza misma de la vida social.
Como ustedes pueden apreciar el mundo social es asociado a la idea de un modelo universal
cuyos cambios son graduales aunque fuesen conflictivos y no supone en su cosmovisión una
estructura histórica cuyo modelo de funcionamiento se quiebra, siendo sustituido por otras
formas de organización. La tendencia a la modernización es la manera de entender el
cambio, señalando implícitamente un modelo civilizatorio que bien puede asimilarse a
algunas interpretaciones que afirman tendencias a la globalización Asunto interesante para
analizar y sobre el cual volveremos.
Hasta aquí hemos brindado algunas claves acerca de cómo el paradigma dominante entiende
la relación sujeto – sociedad. Veamos ahora cómo es concebida la educación.
El estructural funcionalismo refuerza con nuevos elementos esta idea de educación como
una fuerza social adaptadora. Los jóvenes, en la escuela, incorporan las motivaciones
apropiadas para que puedan tener éxito en su vida social y laboral. Como lo afirmó Agulla,
principal exponente de esta corriente en nuestro país, “lo más importante de la educación es
aprender los roles para el ejercicio adecuado en su oportunidad…la comunicación de los
patterns (patrones de conducta) correspondientes a cada rol por parte del educador y el
educando en función de una idea de perfección que no es otra cosa que una idea de
funcionalidad a una estructura dada o a un cambio (real o ideal)”
Como vemos, los docentes representan los valores universalistas y racionales que dirigen el
mundo social entendiendo que todos los alumnos se encuentran en igualdad de condiciones
para aprehender las motivaciones convenientes para la competencia individual y adquirir las
habilidades y capacidades indispensables para tener éxito en la vida social. No nos
olvidemos que cada individuo al nacer es un recipiente a ser llenado. La escuela, pues,
cumple un papel socializador de primer orden ya que cubriría las faltantes o desviaciones de
la socialización familiar, siendo principal el rol del estado en el cumplimiento de esta
función integradora. La evaluación, cumple un papel central en tanto establece una escala de
ponderaciones en la escuela, reflejando el grado de internalización de estas motivaciones de
logro, de modo que cada alumno posee una posición en el cuadro académico que se
corresponde con el esfuerzo individual por asimilar como propias las metas que el sistema
educativo le plantea.
A nuestro modo de ver la perspectiva dominante ofrece una teoría explicativa de la vida
social, que describe con bastante precisión los mecanismos de funcionamiento de la sociedad
capitalista. La pretensión de modelo universal omite el carácter histórico de toda sociedad. A
pesar de su declarada neutralidad, ha sido una teoría que ha validado una estructura social
basada en la competencia individual. Nos brinda una visión cerrada y funcional de un
sistema cuyas jerarquías están justificadas por la competencia. Un sistema que funciona
orgánicamente y cuyos desequilibrios tienden a ser resueltos por obra de leyes naturales. En
este esquema, la educación es un factor fundamental de cohesión, y la escuela, es la
institución especializada creada para llevarla a cabo.
El lugar del docente es poco relevante con relación a la función que le es delegada. La
posibilidad de intervención en la estructura escolar está dada en tanto agente socializadora
que debe cumplir un rol primordial en la formación de los jóvenes. El incumplimiento de las
metas es siempre entendido como deficiencias del sistema escolar, para lo cual se
recomienda una constante evaluación de calidad para evitar desviaciones que distorsionen su
función social. Se comprende entonces que así como el sujeto de la acción socializadora es
3
Recordemos el famoso Documento Santa Fe en la época de Reagan, en el que la educación formaba parte de
un plan estratégico de expansión del continente americano con el liderazgo de los EEUU.
un niño indefenso, recipiente vacío al que hay que incorporar el contenido de “la” cultura,
para integrarlo efectivamente a la sociedad, el docente también es un sujeto que cumple un
papel asignado socialmente, excluido de las decisiones.
Este esquema es básicamente justificador de un estado que decide en nombre del bien
común, de la obediencia a las normas establecidas y amparadas en el control social que
define el grado de aceptación de los sujetos, por tanto de su calificación o descalificación.
Esta teoría encubre un sistema social que no acepta el cuestionamiento, que premia a los más
obedientes y censura a quienes se diferencian de los patrones de conducta declarados como
deseables. Una pregunta que esta teoría no contesta, es quiénes y cómo “la sociedad” logra
elaborar un sistema de valores y de ideas que actúa como la columna vertebral de la armonía
social.
Es importante tener en cuenta el grado de penetración que estas teorías no críticas han tenido
en el sistema educativo, y especialmente en la formación y capacitación docente. La
naturalización de este modo de interpretación como la única perspectiva científica suele
depositarse en el sentido común: esa manera habitual de pensar las cosas en la escuela.
Finalmente, la función ideológica4 que cumple esta teoría se pone de manifiesto en varios
sentidos:
propone un modelo a-histórico en el que la escuela aparece como una institución
universal transmisora de una cultura unívoca;
oculta las contradicciones sociales que se introducen en el seno de la escuela;
evita cuestionar o analizar críticamente los intereses que ocultan las políticas
educativas, naturalizando al estado como entidad que representa el bien común;
legitima las conductas individualistas y pasivas;
reduce a la educación a su función conservadora, concibiendo al docente como
simple polea de transmisión de contenidos definidos por expertos, privándolo de la
producción del conocimiento.
Encubre en fin las diferencias sociales, culpabilizando a los sujetos que no cumplen con las
metas preestablecidas, trasladando el problema del fracaso escolar al fracaso individual.
4
Denominamos función ideológica a aquel proceso por el cual se legitima como verdadera y científica a una
teoría que niega la existencia de otras formas de interpretación porque es presentada como la única versión
científica, negando a los sujetos que se las apropian la posibilidad de identificar la ideología que la sustenta.