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UNIVERSIDAD CATÓLICA BOLIVIANA “SAN PABLO”

UNIDAD ACADÉMICA REGIONAL COCHABAMBA


Departamento Pastoral Universitaria

“Jesús Mártir del Reino de Dios”


Informe de exposición: Grupo 2.5

Dr. Alissandri Murillo


Estudiantes:
Beltrán Balcázar Marisol
Herrera Mamani Alejandra
Orellana Torrico Juan Carlos
Sanchez Fukushima Camila Isabel
Valenzuela Nava Leonardo

Cochabamba – Bolivia
Mayo de 2020

INDICE DE CONTENIDO

INTRODUCCION...............................................................................................................1

OBJETIVOS.........................................................................................................................1

CRONOGRAMA DE ACTIVIDADES PRIMERA SESIÓN..........................................1

RESUMEN BIBLIOGRAFIAS 1° SESIÓN.....................................................................1

1. Mártires...........................................................................................................................1
1.1. Mártires en tiempos de Jesús ................................................................................
2. La función del sufrimiento y la muerte........................................................................
3. El conflicto sobre el Reino.............................................................................................
3.1. El conflicto sobre las leyes......................................................................................
4. Jesús sobre la riqueza y el poder .................................................................................
5. El templo y el comercio .................................................................................................
5.1. El templo..................................................................................................................
5.2. El mercado...............................................................................................................
5.3. El incidente del templo...........................................................................................
6. La conspiración .............................................................................................................

CRONOGRAMA DE ACTIVIDADES PRIMERA SESIÓN..........................................1

RESUMEN BIBLIOGRAFIAS 2° SESIÓN......................................................................

7. Proceso y muerte de Jesús.............................................................................................


7.1. Jesús ante el Sanedrín.............................................................................................
7.2. Bajo Poncio Pilato...................................................................................................
7.3. La condena de Jesús ..............................................................................................
7.4. El camino hacia la cruz..........................................................................................
7.5. La muerte de Jesús ................................................................................................
8. Dios lo resucito: Nosotros somos testigos.....................................................................
9. La fe de Jesús .................................................................................................................

CONCLUSIÓN ....................................................................................................................

BIBLIOGRAFIA .................................................................................................................

ANEXOS...............................................................................................................................
JESÚS MÁRTIR DEL REINO DE DIOS

INTRODUCCIÓN

Al hablar del tema “Jesús Mártir del Reino de Dios” podemos enfocarnos primero en que
Jesús fue una persona que desde sus comienzos tuvo éxito, pero esto le trajo muchos
conflictos, ya que las personas responsables de las instituciones políticas y religiosas lo
veían como una amenaza y es por ello que querían eliminarlo.

Es así que Jesús fue puesto ante la muerte, sin embargo, esto dio el significado supremo a
su vida porque para él eso equivalía a entregarse a sí mismo, plena y totalmente, al amor
del Padre.

Es por eso que nosotros nos referimos a él como un mártir del Reino de Dios, ya que
comprendemos este acto como la forma de testimonio supremo que dio con vistas a la
verdad de su fe en el Señor.

No obstante, su muerte posee un significado muy importante, pues el resucitó y eso hace
que nuestra fe tenga sentido, pues Jesús derramó su sangre para que tuviéramos la
oportunidad de vivir siempre bajo la gobernación del Reino de Dios.

OBJETIVOS
 Conocer el significado del término “Mártir” y por qué Jesús se convirtió en el
Mártir del Reino de Dios 
 Comprender significado de la muerte de Jesús, a consecuencia de su enfrentamiento
evangélico con los poderes de su tiempo.
 Entender el papel que asumen los cristianos comprometidos por instaurar el Reino
de Dios

CRONOGRAMA DE ACTIVIDADES PRIMERA SESIÓN (19 de mayo del 2020)

 15:45 Control de Asistencia. Reporte de asistencia grupal por WhatsApp en


tiempo real e ingreso a la plataforma para la visualización de las instrucciones.
 15:50 Actividad Individual: Visualizar el siguiente video y responder a la
pregunta:
“¿Serias capaz de dar tu vida por Jesús y el Reino de Dios, así como muchos de los
Mártires de América Latina? ¿Y por qué?
Link del video: https://youtu.be/_6JYWR54FNU
 16:00 Exposición. Vía Zoom:
https://us04web.zoom.us/j/73739088336?
pwd=N1VxRkRNbEZJUHdtOXVGdmYwRWZkZz09

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 16:35 Ronda de preguntas: Se dará tiempo de 10 minutos para ronda de preguntas
dirigidas al grupo sobre el tema de exposición
 16:45 Actividad grupal: Encontrar las 7 diferencias en la imagen (Anexos)
 17:15 Salida. Reporte de salida de la clase en tiempo real mediante WhatsApp

RESÚMEN BIBLIOGRAFÍAS 1° SESIÓN

1. Mártires

¿Qué es un mártir?

Este término proviene de un vocablo latino “martyr” significando “testigo”, y nos hace
referencia a una persona que padece de torturas o muere por defender sus creencias y
convicciones. Este concepto en la sociedad occidental suele expresarse como aquella
persona que muere en defensa de Jesucristo y de la religión cristiana.

Por extensión se dice que un mártir es todo aquel que defiende todos sus ideales a pesar de
que eso le cueste la vida. como ejemplo podemos mencionar al Che Guevara, quien fue un
hombre quien dio su vida por el comunismo, es considerado un mártir por aquellos que
siguen o seguían sus ideales y un terrorista por sus adversarios.

La visión cristiana del martirio ofrece varias facetas: 

 La dimensión cristológica: El mártir sigue el ejemplo de Cristo.


 La dimensión eclesial: Es en la Iglesia donde el mártir cobra pleno sentido 
 La dimensión evangélica: El mártir encarna la Buena Nueva.
 La dimensión antropológica: Se entrega la vida como muestra de amor supremo.

1.1. MÁRTIRES EN TIEMPOS DE JESÚS 

Esteban el primer mártir cristiano 

Aunque Esteban no era Apóstol, él fue el primer mártir de la iglesia, él era un hombre
lleno   de fe, pero sobre todo lleno de la gracia y del poder de Dios. Las Sagradas
Escrituras nos dicen que él era un hombre que realizaba grandes prodigios y señales de
milagros en el pueblo.

Mientras el caminaba de la mano de Dios, los religiosos se oponían a él, haciendo de


todo para poder detenerlo, pero no lograban su cometido. Incapaces de poder callar su
fe, hicieron de él un mártir. Uno de los hombres que emitió la orden de ejecución de
Esteban era Saulo, un hombre al cual se lo conoce como Pablo en el Nuevo Testamento,
quien al final se convirtió en un hombre creyente devoto de la fe cristiana, todo esto
debido al testimonio y la tortura que recibió Esteban. 

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La vida de Esteban es un ejemplo de entregar todo de nuestra vida al Evangelio. Sus
últimas palabras están descritas en el libro que escribió el Apóstol Lucas: Los Hechos
de los Apóstoles, capítulo 7, versículos 54-60 que nos dice: “Señor recibe mi espíritu”,
“señor no les imputes este pecado” y diciendo eso murió de rodillas.

Los mártires en América Latina 

Los mártires en América latina fueron personas de compasión y de misericordia. Acá el


martirio fue consecuencia de un gran amor hacia las personas pobres, a los que sufren la
injusticia diaria de la vida, a aquellas personas que sufren de opresión, represión y
muerte. Todos los mártires no dieron su vida para un bien propio, más bien todo lo
contrario, lo hicieron para que las demás personas tengan una vida.

2. La función del sufrimiento y la muerte

Los judíos tuvieron una larga tradición de persecución y de sufrimiento, en teoría el hombre
recto, que seguía el camino del bien como debe ser, siempre sufrieron por culpa de esa
rectitud y todo fiel judío estaba dispuesto a morir antes de desobedecer la ley. En la época
de los Macabeos (dos siglos antes de Jesús) miles de jóvenes judíos sufrieron y murieron
como mártires por la ley.

En la época de Jesús, la figura del profeta era muy confundida con la figura de un mártir,
por lo cual se dieron paso al nacimiento de leyendas acerca del maltrato y sufrimiento de
los profetas. Esta idea de los martirios no fue inventada por los primeros cristianos ni la
muerte expiativa y redentora, sino que fue como una herencia de parte de los judíos. 

Jesús llegó mucho más lejos, y dijo que la muerte es, más o menos, igualmente paradójica
que el sufrimiento, es decir que lo trata como un enigma el cual está escrito en varios
lugares del evangelio y en diferentes formas (Mc 8,35, pars: Mt 10,39: Lc 14,26:Jn 12,25).
dicho enigma se basa solamente en las palabras de Jesús, por lo cual leyendo los distintos
textos y haciendo una breve comparación entre ellos, podemos decir que el enigma o la
paradoja original, debió ser: 

“Quien salve su vida la perderá; y quien pierda su vida, la salvará”

el cual podríamos interpretarlo de la siguiente manera: que el aferrarse a tu propia vida,


amarla y quererla, por lo general es alguien que le teme a la muerte, por otra parte una
persona que está dispuesta a perder la vida, nos da a entender que está desligada de ella y
por lo tanto está dispuesto a morir, por consiguiente la paradoja consiste en que: “El
hombre que le teme a la muerte ya está muerto, mientras que el hombre que ha dejado de
temer la muerte, es en ese momento en que empieza a vivir”. Una vida auténtica y que
realmente merezca la pena, solo es posible cuándo se está dispuesto a morir. 

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3. El conflicto sobre el Reino

Jesús tiene éxito al comienzo, es seguido al principio por sus signos, por su predicación de
la inminente llegada del Reino de Dios, con la que se va a hacer presente la felicidad que
todo el mundo desea. Ahora bien, enseguida la predicación de Jesús empieza a entrar en
conflicto. Existieron tres motivos importantes para el conflicto.

 Primero, la llegada del Reino de Dios supone el final de la estructura política y religiosa
sobre la que se mantiene Israel: la ley y el templo (Jn 11,50s.). Evidentemente, esto no
es del gusto del judaísmo, ni fariseo ni saduceo.
 Segundo, ¿es verdad que el Reino llega con Jesús? En torno a este punto se va a jugar la
condena a muerte. ¿Es Jesús el que trae un mensaje de parte de Dios o, por el contrario,
no trae tal mensaje de parte de Dios y es un impostor? ¡Ciertamente, Jesús no logró
convencer a las autoridades de la legitimidad de su misión!
 Tercero, ¿es verdad que el Reino de Dios está gratuitamente ofrecido a todos, sin que lo
tengamos que merecer? ¿Nos quiere Dios todo cuanto puede, independientemente de lo
que hagamos? Si esto es falso, es decir, si nosotros tenemos que merecer el amor de
Dios, entonces Jesús es un falso profeta. Es la misma cuestión planteada por Pablo en
las cartas a los Gálatas y a los Romanos y que le llevará a la muerte.

Jesús asume el conflicto cuando decide subir a Jerusalén. Sube a Jerusalén porque todo
profeta ha de manifestarse en Jerusalén. Jesús sabe que su predicación sobre la inminencia
de la llegada del reino debe dejarse oír en Jerusalén. La predicación de Jesús tiene claras
connotaciones mesiánicas. El Mesías habría de manifestarse en Jerusalén. Manifestarse en
Jerusalén incluye afrontar el conflicto con las autoridades. Ello provoca las deserciones
entre sus seguidores. Jesús lo sabe y lo asume. Asume la muerte que prevé le va a
sobrevivir: «mi vida nadie me la quita; yo la doy voluntariamente» (Jn 10,17-18). Hay en
este texto una teologización de que la vida de Jesús está entregada, pero podemos decir,
también desde la historia, que Jesús asume su muerte y ofrece su vida por el Reino de Dios.

3.1. El conflicto sobre las leyes

La postura adoptada por Jesús respecto a la ley, el templo, los poderosos de todo tipo y,
en general, todo lo que esclaviza al hombre oscureciendo el rostro de Dios, le
condujeron a una confrontación con los poderes de Israel. Los responsables de las
instituciones religiosas y políticas vieron en él una amenaza que sólo se podía solventar
con su eliminación. «¿No caéis en la cuenta de que es mejor que muera uno solo por el
pueblo y no que perezca toda la nación?» (Jn 11, 50). 

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La ley de moisés

Para un judío, la ley era algo de suma importancia. Se la designaba en hebreo con la
palabra Torá que significa «enseñanza» y que se refería, en concreto, a la enseñanza
recogida durante mucho tiempo y atribuida a Moisés. Esta enseñanza se contenía en los
cinco primeros libros de la biblia, el Pentateuco. En la traducción al griego que hicieron
los Setenta, el término fue traducido por «nomos», es decir, ley. Por tanto, cuando
hablamos de la ley, nos referimos al Pentateuco y, más exactamente, al conjunto de
normas jurídicas, morales y rituales que se contienen en estos libros. Este conjunto de
directrices, que llamaban la Torá, era cumplido por cada judío dondequiera que
estuviese y constituía la expresión más patente de este pueblo. Por conservar y cumplir
la ley, murieron muchos a manos, por ejemplo, de aquellos gobernantes griegos que
quisieron hacerlos cambiar de creencias, cultura y costumbres. Atentar contra la ley era
atentar contra la existencia misma del pueblo judío como tal pueblo. La Torá se halla
para los diversos grupos más allá de toda discusión y cumple el papel que hoy tienen las
constituciones modernas. Por supuesto que la enseñanza a los niños judíos, Jesús
incluido, se hacía con textos de la Torá. Saberla de memoria y practicarla literalmente
era la meta del judío piadoso.

Los fariseos y la ley

 En tiempos de Jesús, los fariseos eran el grupo que más se distinguía por tratar de
cumplir la ley de forma escrupulosa y detallista. Ellos se consideraban el verdadero
Israel y tenían a la ley como el gran don de Dios. Pero no se limitaban al cumplimiento
de lo escrito en el Pentateuco, sino que aceptaban con la misma fuerza obligatoria la
interpretación o tradición de los antiguos. Con ello construían una cerca protectora
alrededor de la ley para evitar cualquier infracción inadvertida. Así, en toda
circunstancia creían conocer con precisión cuál era la voluntad de Dios. En la práctica,
esto desembocó en un formalismo exterior y en una visión legalista de toda la moral. Lo
importante era cumplir exteriormente lo que mandaba la ley, sin intentar descubrir la
voluntad de Dios que en ella se encierra Había que tener méritos ahorrados para pagar
la cuenta de las deudas a Dios. Así, el pecado no era tanto una ofensa a Dios como una
transgresión de la ley. Con ello, las relaciones con Dios quedaban reducidas a mero
contrato jurídico. El fariseo piadoso, cuyos méritos pesan más que sus pecados, puede
presentarse ante Dios recordándole sus derechos. Dios sólo es amigo de los justos; por
tanto, el fariseo no debe juntarse con los pecadores o los ignorantes de la ley, que mal la
van a poder cumplir cuando ni siquiera la conocen.

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Jesús ante la ley

La libertad con que Jesús se comporta frente a la ley será lo que más sorprenda, lo que
más se discuta lo que provoque reacciones más violentas. Desde luego que no fue
alguien que hiciese una campaña contra la ley, pero siempre manifestó que ella no
constituía la norma absoluta y exclusiva del comportamiento de los hombres. Para él, la
ley tiene sentido en la medida en que está al servicio de los hombres: «El sábado ha
sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado» (Mc2, 27). Cuando
claramente se ve que esto no es así, Jesús la modifica y adopta frente a las leyes rituales
judías de la impureza una actitud que no sólo es de crítica, sino de anulación: «Nada de
lo que entra de fuera vuelve impuro al hombre; lo que sale del hombre es lo que lo
vuelve impuro» (Mc7, 15 Jesús no ajusta su conducta a unas normas escritas, ni se
pierde en una casuística minuciosa sin corazón. Por encima y más allá de las exigencias
de la ley, Jesús piensa en las exigencias de un Dios que busca y quiere al hombre entero
y no sólo sus acciones mecánicas exteriores. En rigor, no es fácil precisar cuál fue la
actitud de Jesús frente a la ley, porque los evangelios nos ofrecen datos no sólo
diferentes, sino aparentemente contradictorios. En Mt 5, 18-19, por ejemplo, se pone en
boca de Jesús una obediencia estricta y minuciosa a la ley, mientras que en Mt 5, 31-32,
hablando sobre el repudio, se corrige la ley de Moisés. Jesús distingue claramente la ley
escrita de las tradiciones de los antiguos y crítica éstas últimas porque pueden anular la
finalidad que Dios dio a la letra de esa ley, impedir el cumplimiento del amor y
esclavizar a los hombres.  El amor a Dios y al prójimo ya eran conocidos y relacionados
antes de que él lo hiciera, pero él convierte el amor al prójimo en verdadera prueba del
amor a Dios, y lo proclama además ilimitado en cuanto a destinatarios e intensidad. Ya
no hay que preguntar ¿a quién debo amar?, sino ¿quién me necesita? Hemos de amar al
otro como deseamos que el otro nos ame. No se limita, según los enunciados de la
época, a ordenar no hacer daño al otro, sino que se pide un amor concreto manifestado
en obras. Amar al prójimo es hacer todo lo que podamos a su favor en su situación
concreta. El amor a los enemigos es doctrina exclusiva de Jesús.   

Jesús y la religión oficial

El Dios al que se refiere Jesús no se corresponde exactamente con las representaciones,


los esquemas y deseos de la religión judía oficial. Jesús no obedece al Dios de la ley
que sostiene y justifica toda la institución judía, sino al Dios que se preocupa de todos
los hombres. Con su libertad, pone en cuestión el fundamento de todo el sistema. El
Dios de Jesús no podía ser encerrado en unas leves, unos ritos, una religión o una
ideología. No es el dios tradicional de la religión. El templo de Jerusalén como único y
judío carece de sentido. Ahora habrá que adorar al Padre, Dios cercano a todo hombre,
en espíritu y en verdad.        

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Jesús ante el poder político

 Ni lo aduló, ni se esforzó por aclarar equívocos, ni suavizó sus palabras, ni le tuvo
miedo, ni se plegó ante él. Se mantuvo libre frente al poder político y se estrelló contra
él, pero no pretendió ser nunca un mesías político; no era una esperanza nacional la que
animaba a Jesús, y no fue el mesías de una nación. No acepta ninguna autoridad
superior a la de Dios. En el difícil episodio del pago del tributo al César, Jesús se sitúa
más allá del problema concreto que se le ha planteado. La fuerza de su contestación está
en la frase: «Dad a Dios lo que es de Dios». Jesús no reconoce ningún derecho divino a
ningún César. No prohíbe explícitamente que se le pague tributo, lo cual decepcionaría
a los zelotes, pero crítica de raíz el poder absolutista del César, poniendo en peligro su
autoridad sobre Palestina. Con la ocupación de Palestina, el César exigía lo que
correspondía a Dios. Jesús no se detiene ante las amenazas de Herodes Antipas, su
autoridad civil, a quien califica de zorro (Lc13, 32); advierte a Pilato que la autoridad
viene de lo alto (Jn 19, 11) y no teme criticar a toda autoridad totalitaria: «Los jefes de
las naciones las gobiernan como señores absolutos y los grandes las oprimen con su
poder. Pero no ha de ser así entre vosotros» (Mt 20, 25-26). Su postura resultaba
peligrosa para las autoridades y sin embargo decepcionaba al movimiento zelote.

La crítica social de Jesús

 Su predicación tiene un fuerte acento crítico contra la injusticia social reinante. Jesús
amenaza a los ricos y poderosos que comen y ríen mientras a su lado hay hombres que
lloran y pasan hambre (Lc6, 24-25). Advierte que nadie puede servir a dos señores...
«No podéis servir a Dios y al dinero» (Lc 16, 13). No expone ningún programa social,
sino que trata de que se transforme el corazón de las personas, y de que éstas se
conviertan. La opresión y la injusticia no podrán ser eliminadas si no se ataca la raíz: la
quiebra de la fraternidad y de la comunión entre los hombres. En las instrucciones de
Jesús a sus discípulos no encontramos ningún rastro de guerrilla armada. Él
personalmente no manifiesta aspiraciones políticas, sino una ausencia total de
nacionalismo al predicar el reino. Así las cosas, a nadie podía extrañar que el desenlace
fuera fatal. Los poderes acordaron acabar físicamente con él. Con un plan bien
preparado, prácticamente nadie se iba a poner a su favor. Sería uno más de los muertos
en nombre de Dios y del pueblo.

4. Jesús sobre la riqueza y el poder

Jesús no se deja impresionar por el dinero. Para el vale más la moneda que una viuda da
privándose de sus necesidades, que todas las monedas que los ricos den de lo que les
sobra (Mc 12, 41-44). Para Jesús la liberación del hombre es mucho más importante que la
estabilidad económica. El bien del hombre está por encima de todo (Mc 3, 1-6).

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El espera que todos sus seguidores renuncien a la acumulación de dinero, porque para ellos
su verdadera riqueza ha de estar en Dios. Lo que da valor a la persona es la generosidad, es
por eso que nos pide a todos nosotros que seamos generosos y demos sin esperar nada a
cambio. Él nos invita a que optemos por una forma de vida que no esté movida ni regida
por el dinero, sino que este animada y orientada por Dios, poniendo a disposición de los
demás todo lo que somos y tenemos sin creernos propietarios de nada.

Se puede deducir que para Jesús el dinero es moralmente ambiguo, se puede usar para
servir a lo bueno como para lo malo. Lo que a Jesús le parece reprobable es el apego al
dinero, porque esto trae efectos negativos y además se termina haciendo un ídolo al que el
ser humano se pone. 

Finalmente, Jesús nos propone un modo de vida distinto frente a la sociedad injusta que es
manejada por el dinero. Este modo de vida esta cimentado sobre los valores de Dios y que
en los evangelios se los llama Reino de Dios y esta movido por el Espíritu de Dios, la
fuerza del amor y de la vida.  Siendo generosos y compartiendo, poniéndonos al servicio y
la solidaridad, situándonos al lado de los pobres y ofreciéndoles lo que esté a nuestro
alcance; por la verdadera seguridad y riqueza, que se encuentra en Dios y no en el dinero.

5. El templo y el comercio
5.1. El templo

Herodes, grande en vicios y empresas había volcado en aquella obra toda su ambición,
en parte por halagar a los judíos, que no le perdonaban el no ser de su raza y en parte
porque consideraba que aquello le inmortalizaría en la historia.

Así pues, las tareas de construcción del templo iniciaron el año 19 antes de nuestra era
y, en realidad, aún no se habían terminado cuando Cristo entró en él. Al principio
trabajaron diez mil obreros sin interrupción, sin embargo, se tuvo que enseñar
albañilería a mil sacerdotes, ya que solo ellos podían trabajar en la zona del santuario.

La obra era muy ambiciosa, el santuario reproducía el del antiguo templo, pero se
habían agrandado mucho las edificaciones exteriores. En las laderas de la colina se
levantaron enormes muros de sostenimiento que permitían doblar la superficie de la
cumbre. Y sobre aquella meseta artificial se levantaban los cuatro atrios, cada vez más
elevados a medida que se aproximaban al Santo.

Ocho puertas monumentales, coronadas de torres y baluartes, daban acceso al inmenso


cuadrilátero. Por todas partes se multiplicaban los atrios, balaustradas, escalinatas,
patios y columnatas.

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Se encontraba primero el gran atrio de los gentiles, a uno de cuyos lados se alzaba el
“Pórtico Real”. Al otro lado, se encontraba el pórtico de Salomón, menos grandioso,
pero más rico en materiales.

Una balaustrada de piedra conducía al patio de los judíos, el cual a su vez se dividía en
2 zonas, una de los hombres y otra destinada a las mujeres. Así mismo en este patio se
podían observar letreros que amenazaban de muerte al no judío que se atreviera a pasar
aquella frontera espiritual.

Más adentro estaba el Patio de Israel en el que solo podían ingresar los varones y
atravesando otra balaustrada se llegaba al patio de los sacerdotes, donde estaba el altar
de los holocaustos.

Detrás, en el extremo noroeste se elevaba el santuario propiamente dicho, el cual medía


más de 20 metros de altura. Allí no se conocían otros materiales que el mármol y el oro,
que fulgían hasta hacer daño a los ojos de quien miraba en los días de sol.

5.2. El mercado

La parte más frecuentada era el atrio de los gentiles, el cual era mitad templo, mitad
mercado, especialmente en las fechas de la Pascua donde gentes venidas de todos los
rincones de Palestina y del mundo se agolpaban allí comprando, vendiendo,
curioseando.

Era difícil moverse entre aquella multitud. Porque no solo era humana, la plaza era una
mezcla de banco, mercado, pajarería, majada y establo. Se podía observar a los levitas
con sus tenderetes de sal, harina, aceite o incienso para las ofrendas sagradas; y,
mezclados con todo ello, las ovejas, toros, palomas para los sacrificios.

La impresión que cualquier creyente probaba al cruzar el pórtico se Salomón era fácil
de comprender ya que todos sus sentidos se sentían agredidos al percibir ese olor a
estiércol mezclado con el punzante de las especias, el griterío de los vendedores
revuelto con los balidos de los corderillos, los mugidos de los carneros arrastrados hacia
el sacrificio, el sonar de los esquilones de los vendedores de monedas, los chillidos de
la pajarería y el agitarse de la multitud los cuales se movían como una enorme gusanera.
El peregrino sentía que el alma se le caía a los pies, que todos sus sueños de oración
alimentados durante el camino chocaban cruelmente contra la sucia realidad.

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5.3. El incidente del Templo

La oposición a Jesús por parte de los dirigentes del judaísmo alcanzó un punto
culminante en un momento determinado, y al mismo tiempo, las expectativas
mesiánicas de una gran parte del pueblo se concentraron definitivamente en Jesús.

Desde el punto de vista histórico, el problema fue dar con el eslabón perdido que
explique el hecho de que, de pronto, Jesús se hiciera tan famoso y conocido, tanto que
el mismo y sus proyectos llegaron a alcanzar difusión nacional, hasta el punto de que
las autoridades quisieran arrestarle y pueblo deseara hacerle Mesías Rey

La respuesta es pues, el incidente del templo, el que hizo de Jesús una figura pública,
conocida y controvertida a lo largo y ancho de la nación.

¿Qué ocurrió en el templo?

La llamada “Purificación del templo” no fue un golpe como primer paso en orden a la
conquista de Jerusalén, tampoco tuvo que ver con los ritos y ceremonias sacrificiales
que tenían lugar en el Templo, su acción fue motivada por los mercaderes y los
cambistas que abusaban con los negocios y el dinero.

Todo esto es lo que provocaba cólera en Jesús, a él no le impresionaba la grandiosidad


de las piedras y las construcciones, ni hacía caso de los complicados ritos y ceremonias,
únicamente se fijó en la viuda que dio su último centavo y en la explotación económica
de la piedad y la devoción del pueblo.

Pero, él estaba dispuesto a hacer algo al respecto, su compasión por los pobres y
oprimidos desembocó una vez más en la indignación y cólera. Así pues, decidió volver
al día siguiente y junto a sus seguidores hicieron salir del patio a los mercaderes y
cambistas con sus mercancías y dinero.

Los guardias entonces intervinieron, pero con la única finalidad de mantener el orden
hasta que los sumos sacerdotes y los escribas pudieran llegar y negociar una solución
pacífica al problema. Jesús no opuso resistencia a la guardia, pero tampoco ésta insistió
en que se permitiera regresar a los mercaderes y cambistas.

Cabe resaltar que, no hay ninguna duda de que cuando Jesús predicó en el templo ya
fuera en esa ocasión o en alguna otra visita a Jerusalén habló de la catástrofe venidera
refiriéndose a la destrucción de la ciudad y de su templo, así también habló del Reino
como un nuevo tipo de templo. En otras palabras: Su predicación en Jerusalén siguió el
esquema habitual: Una urgente llamada al cambio inmediato, una advertencia acerca de
las catastróficas consecuencias en el caso de que no se produjera dicho cambio, y la
promesa de un nuevo Templo o comunidad en caso de que dicho cambio se produjera

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de inmediato. Pero, al igual que sucedió con los profetas de antaño, se pensó que estaba
profetizando contra el Templo y haciendo unas promesas ridículas acerca de un nuevo
templo en un futuro inmediato.

Sin embargo, lo que probablemente inquietaba aún más a las autoridades era la
influencia que parecía tener sobre el pueblo y el número de personas que parecían creer
en aquel presuntuoso galileo, del que seguramente no habían oído hablar jamás hasta
que originó el tumulto en el mercado del templo.

Es así que Jesús de pronto se había convertido en una figura de importancia nacional, ya
no podía ser ignorado y es por ello que los dirigentes del pueblo tomaron una decisión
acerca de él y decidieron conspirar en su contra y acabar con él.

6. La conspiración

La muerte de Jesús fue una consecuencia de la conflictividad a lo largo de su vida. Murió


porque por vivió como debería, no por error. 

Durante vida Jesús siempre estuvo rodeado de amenazas, ya que vivía alrededor de
constante amenazas que no estaban de acuerdo con él y cada vez aumentaban. Toda una
vida de constantes amenazas llegó a explotar y todo en contra de Jesús. 

Según muchos los que mataron a Jesús eran los judíos. ¿Quiénes mataron a Jesús?

Según los evangelistas los primeros en tener roses con Jesús fueron los fariseos. Lo cual es
cierto tomando en cuenta tres datos fundamentales.

 Eran los más abundantes e influyentes de galilea.


 Aspiraban a su misma religiosidad, pero la torcían.
 Los choquen contra los fariseos eran más ideológicos que teológicos.

Los judíos tenían el nacionalismo como dogma principal. Teniendo alta conciencia
mesiánica, mesianismo vengador de los enemigos de un pueblo concreto. El formalismo
que tenían se entendía como un pacto comercial y divinizado por la ley. 

Jesús y los saduceos, estos últimos eran ricos y poderosos del pueblo, llegando a ser los
verdaderos dueños del templo. Se resume el saduceísmo a ser un oportunista oscilante. En
lo religioso se vivía un puritanismo teórico, pero también un ateísmo práctico. Aceptaban la
ley antigua, pero negaban la idea de resurrección o de si existe algo después de la muerte.

Jesús, los zelotas y esenios eran grupos diferentes a los del Maestro. Los esenios vivían
encerrados en monasterios es la razón por la que suele asegurar que ellos no jugaron ningún
papel en la muerte de Jesús. Por otra parte, los zelotas no tenían ningún conflicto con Jesús

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en cambio algunos de sus discípulos eran considerados zelotas. Llegando a la conclusión
que no tuvieron nada que ver con la muerte de Jesús. 

Jesús no tuvo conflictos con los dominadores, los romanos. A muchos no les gustaba eso.
Nunca se encontró rastro de algún enfrentamiento, en evangelios ni durante la historia. El
poco contacto que tuvieron fue positivo y respetuoso, a excepción del encuentro entre Jesús
y Pilato.

CRONOGRAMA DE ACTIVIDADES SEGUNDA SESIÓN (21 de mayo del 2020)

 15:45 Control de Asistencia. Reporte de asistencia grupal por WhatsApp en


tiempo real e ingreso a la plataforma para la visualización de las instrucciones.
 15:50 Actividad Individual: Completar la sopa de letras (Anexos)
 16:00 Exposición. Vía Zoom:
https://us04web.zoom.us/j/73739088336?
pwd=N1VxRkRNbEZJUHdtOXVGdmYwRWZkZz09
 16:50 Ronda de preguntas: Se dará tiempo de 10 minutos para ronda de preguntas
dirigidas al grupo sobre el tema de exposición
 17:00 Actividad grupal: Resolución grupal de la línea del tiempo de las estaciones
del Vía Crucis (Anexos)
 17:15 Salida. Reporte de salida de la clase en tiempo real mediante WhatsApp

RESUMEN BIBLIOGRAFIAS 2° SESIÓN

7. Proceso y Muerte de Jesús

La vida de Jesús está constituida por éxitos y fracasos, simpatías y hostilidad, su muerte
violenta fue una consecuencia de su manera de obrar, de la pretensión y los objetivos que
caracterizaban su vida, fue lo que provocó la oposición cada vez más fuerte y cerrada de las
autoridades judías. Jesús no buscó su propia muerte, pero esta le vino impuesta desde fuera
y solamente la acepto, no por resignación sino como una manera de demostrar la libertad y
la fidelidad a la causa de Dios  

Proceso ante los tribunales judíos

Comúnmente se suele hablar de un proceso religioso y otro proceso político, sin embargo,
en un mundo teocrático como lo es o lo era en ese entonces el judío, esta distinción tan
clara en nuestros días pues no era nada posible.

Es difícil saber y establecer si el proceso judío-romano al cual estaba sometido Jesús, y el


cual fue la predecesora de su crucifixión fue un verdadero proceso en sentido jurídico y
también como se lo desarrollo en concreto.

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El último sentido de su muerte

Podemos decir que la muerte de Jesús, para aquellos que no creían en él, que lo
consideraban un mentiroso, un embaucador, fue simplemente o significaba que uno más de
esos había sido eliminado de este mundo. 

La muerte de Jesús no fue por una causa, sino que él estaba dispuesto a sufrir y morir por la
gente. La disponibilidad de Jesús de morir por todos los hombres, es, por lo tanto, un
servicio, del mismo modo que es servicio cualquier otro aspecto de su vida, es decir un
servicio prestado a todos los hombres.

(Mc 10,45) “Porque el hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su
vida como rescate por muchos”

7.1. Jesús ante el sanedrín

El Sanedrín era la Corte Suprema de la ley judía, con la misión de administrar justicia
interpretando y aplicando la Torah, tanto oral como escrita. A la vez, ostentaba la
representación del pueblo judío ante la autoridad romana.

Los acontecimientos que llevaron a Jesús a la muerte, y los motivos que actuaron para
ello, son un tanto enigmáticos y confusos. Uno tiene la impresión de que incluso las
mismas personas que intervinieron en el asunto participaban de esa confusión.

Para aclarar un poco más el panorama, hemos de distinguir entre las acusaciones que
podían haberse formulado contra Jesús, las acusaciones que realmente se le hicieron, y
los verdaderos motivos por los que se deseaba acabar con el Los propios evangelios
reflejan esta triple distinción: Jesús podía haber sido acusado, por ejemplo, de violar
deliberadamente el Sábado o de practicar la magia (expulsando demonios con el poder
de Satanás); en realidad fue acusado de pretender ser el Mesías-rey; y el verdadero
motivo, según Marcos y Mateo, fueron los celos o la envidia (Mc 15, 10; Mt 27, 18).
Por desgracia, el objetivo que perseguían los evangelistas no les forzó a mantener
siempre esta distinción.

Acusaciones que podrían haber sido formuladas contra Jesús fueron tratadas a veces,
como verdaderas acusaciones formuladas en su contra (por ejemplo, la blasfemia: Mc
14, 64, par.), mientras que otras acusaciones que, de hecho, se le hicieron, fueron a
veces consideradas como los verdaderos motivos que provocaron el rechazo de Jesús
(por ejemplo, el que pretendiera ser el Mesías: Mc 14, 62-64).

Todo esto ha ocasionado una enorme confusión.

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En segundo lugar, hemos de distinguir entre el papel desempeñado por los dirigentes
judíos y el desempeñado por las autoridades romanas. Había dos cortes, o tribunales: el
Sanedrín, o tribunal judío, formado por el Sumo Sacerdote y otros setenta miembros
pertenecientes a la clase sacerdotal, a los ancianos y a los escribas; y el tribunal romano,
presidido por Pilato, en su calidad de procurador o gobernador. Jesús fue procesado,
sentenciado y ejecutado por el tribunal romano. Pero los evangelistas, como todos los
primeros cristianos, trataron de dejar perfectamente claro que, a pesar de ello, los
dirigentes judíos fueron más culpables de la muerte de Jesús que los dirigentes
romanos. Y estaban en lo cierto; pero el modo en que trataron de demostrar este hecho a
sus lectores fue lo que ocasionó esa confusión que ha perdurado hasta nuestros días
especialmente por el hecho de que dan la impresión de que el interrogatorio a que fue
sometido Jesús por los dirigentes judíos fue una especie de proceso.

7.2. Bajo Poncio Pilato

¿Quién era Poncio Pilato?

Nos encontramos ante una de las figuras más descritas y más enigmáticas de la historia.

Nacido en Sevilla, perteneció a una familia ilustre, su padre llamado Marco Poncio
obtuvo el apellido de Pilato en una guerra contra los cántabros.

Durante muchos siglos Pilato fue descrito como una persona llena de escrúpulos
morales, vacilante, amigo de la justicia y un gobernante débil, como nos dicen los
relatos evangélicos. Pero en las últimas décadas se lo ha ido describiendo como una
persona cruel, violenta y sádica según los historiadores judíos. Pero si la historia nos
ofrece “dos” Pilatos no puede excluirse que los dos existieran sucesivamente, es decir
Pilato primeramente fue cruel y violento y a lo largo del tiempo se convirtió en una
gobernante con vacilaciones.

Pilato y los judíos

Pilato tuvo muchos roces y problemas con los judíos a lo largo de su gobierno, tal vez
esto hizo que se convirtiera en la persona vacilante descrita en los evangelios. Y es que
los judíos hicieron ceder en muchas de las decisiones que tomaba, especialmente si se
trataba de sus creencias religiosas. Es por eso que Pilato tenía un desprecio hacia sus
súbditos y no ahorraba la ocasión de humillarlos y ofenderlos.

El juicio hacia Jesús. -

Este era Poncio Pilato un gobernante con una mezcla de sentimientos que muy
probablemente origino la postura doble en el juicio contra Jesús, por un lado, sentía

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fastidio en verse mezclado en asuntos por un pueblo al que desprecia, pero por otro le
agradaba mostrarse superior y que los sacerdotes se humillaran.

A Pilato poco le importaba lo que en primeras instancias decían que él había


blasfemado contra el templo y que se presentara como Hijo de Dios, es por eso que muy
astutamente los sacerdotes utilizaron argumentos políticos diciendo que Jesús prohíba
dar tributo al Cesar y diciendo que él era el Mesías rey, implicando a Jesús con el delito
de traición y como un agitador. Esto provoco que Pilato tenga investigar a fondo la
situación.

Pilato no tenía nada en contra de Jesús e incluso el creía que era inocente es por eso que
después de interrogarlo de manera privada, sale para decir que el no encontraba delito
alguno.

Jesús va con Herodes. -

Los sacerdotes no permitirían que Jesús se les escapara, mientras que Pilato sabía que
era el odio lo que los movía y era peligroso oponérseles por los roces pasados que
tuvieron, es por eso y al escuchar a un acusador decir “Galilea” que Pilato recordó que
Jesús era de Galilea, lo que permitió zafarse de esa decisión.

Fue así que Jesús fue llevado con Herodes y al mismo tiempo Pilato y Herodes limaron
las asperezas que existían entre ellos.

7.3. La condena de Jesús

Jesús anuncia con su predicación que la llegada del Reino de Dios es inminente, y lo
muestra haciendo signos maravillosos y gestos proféticos. Ante ello Caifás se pregunta
si eso era verdad o no, porque de ser verdad, él tendría que hacer aquello a lo que la
predicación de Jesús invita: “Convertíos, porque está cerca el Reino de Dios”. Y a
consecuencia de ello comenzar a cambiar el sistema de funcionamiento y de adoración
de Dios. Caso contrario si la predicación es falsa, Jesús es también un falso profeta por
lo que, de acuerdo con el texto del Deuteronomio, debería morir.

Es así que, en el juicio y condena a muerte de Jesús, el Sanedrín trata de demostrar que
Jesús es un profeta falso, que la concepción de Dios que tiene Jesús y que predica es
falsa, porque cuando Jesús dice que Dios ama a todos los hombres, también a los
pecadores se equivoca. Cuando Jesús dice que los hombres y las mujeres son lo mismo
ante Dios, se equivoca. Cuando Jesús dice que los eunucos y los extranjeros son lo
mismo ante Dios que los judíos, nos está engañando, ¿Cómo va a querer igual Dios a
los que cumplen su voluntad que a los que no la cumple? ¿Cómo va a querer igual Dios
a los paganos que a los judíos, si estos son el pueblo elegido? ¿Cómo va a querer Dios

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igual a los santos que a las prostitutas? Y si Jesús no tiene razón, si es un profeta falso y
la ley exige su muerte.

Las burlas de los sacerdotes ante la cruz se justificaban en que, si Jesús dijo que Dios es
su Padre, pues entonces se cumpliría el salmo 22. Ellos le decían a Jesús: “Tú has
dicho que contigo empezaba una nueva forma de adorar a Dios y que empezaba una
nueva forma de relaciones entre los hombres, pues vamos a ver si es verdad, porque
de ser verdad serás capaz de bajar de la cruz, pero como no bajas de la cruz se ve
claramente que es mentira que tuvieras una palabra de parte de Dios”

¿Qué pasa en la muerte de Jesús?

Jesús es juzgado y condenado por blasfemia, porque Caifás no entendía la predicación


de Jesús que dice que Dios ama a todos los hombres, que Dios está a favor de los
pobres, aunque estos no cumplan la ley; que el Reino de Dios ha llegado; que el que
quiera entrar en el Reino tiene que convertirse. Para el todo esto era blasfemia.

Así pues, en el caso de la muerte de Jesús al Sanedrín se le presenta el dilema de


aceptar o no que la predicación de Jesús es lo que Dios quiere, sin embargo, el corazón
de ellos es demasiado duro como para aceptar dicho dilema, entonces deciden condenar
a muerte a Jesús.

Cuando el Sanedrín va ante Pilato y presenta a Jesús como el Rey de los Judíos, no hace
más que traducir para Pilato lo que había decidió, para que así Pilato lo condene como
revoltoso.

El desenlace nos da a entender que no fueron lo suficientemente listos para engañar a


Pilato, pero sí lo suficientemente fuertes para presionarlo, es así que Pilato lo declara
inocente, pero lo condenó.

Cabe resaltar que Jesús podía haberse librado de la muerte, bastaba con irse de
Jerusalén, sin embargo, él asumió la muerte que estaba implicada en la predicación
sobre Dios, ya que decir que Dios es amor incondicionado es peligroso, y actuar en
consecuencia mucho más peligroso todavía. Jesús lo sabe y no se calla, más aún él lo
demuestra con su vida, llegando a ser un “Mártir del Reino de Dios”

7.4. El camino hacia la cruz

La clase sacerdotal es quien envía a un grupo de guardias para neutralizar al inspirador


de aquel movimiento de galileos, ya que para ellos con la detención de Jesús el peligro
quedaba controlado. Es así que, en casa del suegro de Caifás, se desarrolló un encuentro
con el fin de identificar los puntos de acusación contra Jesús.

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En la condena de Jesús confluyeron los intereses políticos y religiosos de la clase
dominante en la que se tuvo como resultado la trágica paradoja: Jesús es acusado por
las autoridades religiosas por atentar contra la dignidad de Dios. No obstante, dicha
paradoja se hace más aguda cuando se produce la traducción en el lenguaje jurídico de
los romanos: es llevado a la muerte por haber dado origen a un movimiento de
sedición contra la soberanía del emperador romano.

Jesús es visto como uno más de los agitadores y rebeldes de la época, tanto que hasta le
habían robado incluso el sentido de su muerte. Él debía ir cargando con una multitud de
testimonios de diverso tipo que se volvían contra él y eran tantos los testimonios que
empujaron la soledad de Jesús hacia el límite de lo inconcebible. Jesús ya no podía alzar
la voz para defender el sentido de su muerte.

La cruz no era más que la conclusión inevitable de un dinamismo inmisericorde que se


despreocupa de las víctimas. La cruz era la condensación de una historia que se abrió
con el “heme aquí” de Jesús, que lo colocó a disposición de los hombres, que
concentran en Jesús toda su capacidad de odio y de violencia.

¿Cómo vivió Jesús aquel momento trascendental?

Para responder esta pregunta tenemos que basarnos en la única vía de acceso que nos
brinda, sus palabras en la cruz.

La exclamación que Jesús hace: “Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?”
expresa el abandono del mismo por el Padre, y es por ello signo de un acontecimiento
de entrega que acontece en el seno de la Trinidad.

Frente a la desdramatización de la teología clásica y a la hiperdramatización de algunas


corrientes actuales, lo más adecuado parece ser comprender la frase de Jesús como una
oración que expresa su situación y su actitud en aquel momento.

Jesús no se conforma con la oración, tan frecuente en los salmos, “no me abandones,
Señor”. Él se siente ciertamente abandonado. Las palabras con que se abre el Sal 22
ratifican esta sensación. Pero, aun sin la expectativa de una respuesta inmediata por
parte de Dios, mantiene la comunicación abierta por la invocación Abba, recita su
lamento dirigido al Padre. El deja su propio destino en los brazos de Dios con la
confianza de la misión cumplida: “Libra mi alma de la espada… Sálvame de la boca
del león… Yo anunciaré tu nombre a mis hermanos” La esperanza del Reino abrió la
predicación de Jesús y lo acompaña en la última cena y en la cruz.

7.5. La muerte de Jesús

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La muerte de Jesús no es el final. Solemos asumir que la muerte del hombre es el fin,
pero la única forma de atribuirle un significado es vinculando la muerte de Jesús con el
reino de Dios y también mencionar la última cena. La muerte se convierte en portadora
de significado. Se inserta en un contexto.

El significado de la muerte de Jesús es mucho más esclarecido por la condena sufrida


que tuvo.  La muerte le conduce a un su meta la cual es la glorificación del padre en el
cumplimiento de su misión. El significado es expresado y testimoniado por todos los
que interpretan la muerte de Jesús a la luz de los acontecimientos de pascua. Todo lo
mencionado anteriormente es importante también en el plano histórico como a la vez en
el plano histórico-salvífico, que es con la que va más. llegando a la conclusión de que es
un acontecimiento importante para los humanos incluso escapando de la comprobación
histórica.

8. Dios lo resucito: Nosotros somos testigos

Juzgado y condenado legalmente, excomulgado por los religiosos de su pueblo, expulsado


y rechazado por sus compatriotas, Jesús queda absolutamente solo.

Pero hay más: Dios tampoco parece defender su causa. Hasta él lo ha abandonado. San
Marcos pone en boca del crucificado agonizante las palabras del Salmo 22: «Dios mío,
Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». Lo que había comenzado en Galilea, en frase
del historiador Tácito, «era una detestable superstición que quedaba de momento
eliminada». Todo prometía seguir igual. La rebeldía de Jesús no había servido para nada.
Jesús, como mucho, sería uno más de los hombres honrados que murieron después de haber
presentado, con el texto de los salmos, su queja y su protesta a Dios:

«Nos haces el escarnio de nuestros vecinos, irrisión y burla de los que nos rodean. Nos
has hecho el refrán de los gentiles, nos hacen muecas las naciones... Por tu causa nos
degüellan cada día, nos tratan como a ovejas de matanza. Despierta, Señor, ¿por qué
duermes?» (Sal 44)

«Se me rompen los huesos por las burlas del adversario; todo el día me preguntan:
¿Dónde está tu Dios?». (Sal 42)

Es el grito de los explotados, de los pobres, de los oprimidos, para los que no existe ningún
futuro. Jesús hace suyo este grito de rebeldía. Pero Dios calla. Este silencio de Dios
refuerza la incredulidad de los discípulos: no es con Jesús con el que habrá de romperse el
círculo de hierro de tantas opresiones. 

 La resurrección 

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No se trata de una reviviscencia o retorno a la vida anterior para disfrutarla con la misma
calidad que antes tuvo, y al cabo de cierto tiempo morir definitivamente, como podría ser el
caso del resucitado Lázaro. Jesús no solamente vive, sino que ha sido exaltado, ya no muere
más y la calidad de su vida es, valga la frase, infinita y plena.

Lo que se atestigua es que Jesús ha superado la muerte y la limitación de la necesidad, para


vivir en la libertad con una forma de vida plena en calidad y cantidad. Ha sido exaltado, ha
ascendido a la derecha de Dios, ha sido glorificado: son otras tantas maneras de decir que
ha resucitado.

El acontecimiento de la resurrección, como tal, no se nos describe en ninguna parte y nadie


asegura haber contemplado el hecho. De lo que sí se habla es de sus consecuencias y de su
proclamación. Histórica es, sin embargo, la fe pascual de los primeros discípulos, es decir,
su convicción subjetiva refrendada por su disposición a dar la vida si fuera preciso para
mantener que Jesús vive.

Mártir significa “el que atestigua” y que fueron muchos los que lo hicieron a costa de su
eliminación física. Sin embargo, los apóstoles no proclamaban la resurrección del Señor
como una mera convicción personal suya o como una conclusión que todos ellos habían
sacado de los acontecimientos vividos, sino que la anunciaban como un acontecimiento real
que le había sucedido a Jesús, y que probaba claramente que él era el Cristo.

 Consecuencias 

Dos son los modelos para hablar de Jesús después de su muerte empleados por la iglesia
primitiva: uno, el de la glorificación y el de la resurrección. Los dos tienen el mismo
contenido, pero resaltan diferentes aspectos. En el esquema de glorificación, se usa el
simbolismo de lugar: Jesús pasa de una existencia abajo en la tierra a otra arriba en el cielo.
Así se subraya la distinción entre la vida terrena de Jesús y su vida gloriosa. Las cartas a los
filipenses y las primeras a los corintios y tesalonicenses usan este esquema.

La tradición del sepulcro vacío se debió formar en Jerusalén. La predicación allí no hubiera
sido posible si el cuerpo de Jesús se hubiese podido encontrar todavía en el sepulcro.
Ningún adversario en polémica con los cristianos negó nunca este punto. Unos afirmarían
que lo habían robado los apóstoles y otros mantendrían la teoría (D. Whitaker) de que lo
habrían hecho los violadores de tumbas. Además, para la antropología bíblica, cualquier
forma de vida, incluso la de Jesús resucitado, implicaba la presencia del cuerpo. Sin
embargo, ningún evangelista utiliza el sepulcro vacío como prueba de la resurrección de
Jesús. El dato es ambiguo. Únicamente a partir de las apariciones concedidas a testigos
escogidos, el sepulcro es un signo o indicio que habla a todos y los invita a la fe, pero no
conduce todavía a ella. La fe en la resurrección no tuvo su origen en el descubrimiento del
sepulcro vacío ni en el testimonio de las mujeres, sino en las apariciones a los apóstoles.

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Los relatos no pretenden ser una crónica periodística, sino afirmar que Jesús se ha dejado
ver por sus discípulos. Ellos han tenido esta experiencia personal. ¿En qué consistió
exactamente? La redacción de los evangelios nos la presenta como una presencia real y
carnal de un Jesús que come, camina, dialoga e incluso es tocado por ellos. Un Jesús que
lleva siempre la iniciativa. Él se deja ver y a los discípulos sólo les queda el reconocerle.
Aunque no podamos precisar el carácter concreto de esta experiencia, el hecho de distinguir
entre los que han visto y por eso creen y aquellos que creen sin haber visto confiere a las
apariciones una realidad distinta de la mera visión imaginativa o la simple experiencia
interior. No es la fe de la primera comunidad la que crea o inventa la resurrección, sino la
resurrección la que se encuentra en la base de esa misma fe.

 El significado que tiene para nosotros 

Si Jesús no hubiera resucitado, nuestra fe no tendría ningún contenido y seríamos los más
alienados de todos los hombres. La resurrección nos dice que el rostro de Dios que presentó
Jesús es el auténtico y que efectivamente su causa es la causa del hombre y, más en
concreto, la de los pobres. Así no es un sinsentido vivir y morir para los otros y para Dios,
como lo hizo Jesús de Nazaret. El verdugo no triunfa sobre la víctima, ni el mal sobre el
bien, ni la muerte sobre la vida. La piedra que desecharon los constructores resultó ser la
imprescindible piedra angular. El reino que no pudo concretarse por el rechazo ambiental
ha tenido ya una completa realización al menos en la persona de Cristo llegado a plenitud y
portador de una liberación completa y, como tal, gracia de Dios. Por su resurrección, Jesús
continúa animando entre los hombres su lucha liberadora. Todo crecimiento
verdaderamente humano, todo lo que signifique auténtica justicia en las relaciones sociales,
todo lo que implique aumento de vida constituye una forma de actualizar y anticipar la
resurrección y de preparar su plenitud futura. Jesús es el Cristo, el que el hombre necesita.
Jesús es la palabra que da sentido a la existencia. Jesús es el único camino.

9. La fe en Jesús

Jesús inspiro un movimiento, al inicio solo se trató de personas y grupos dispersos como
los doce apóstoles, la familia de Jesús, los pobres oprimidos a quienes él había sacado de su
postración. Cada cual recordaba a Jesús a su manera, no había un modo universal de
seguirle o creer en él.

El movimiento de Jesús no tenía sucesor, por lo que se tendría la idea que Jesús era
irremplazable y que si moría también moriría su movimiento. Pero si el movimiento aún
sigue es porque Jesús sigue viviendo. Los primeros cristianos fueron los primeros en
experimentar el poder de la presencia de Jesús con ellos y de la misma manera fueron
muchos los que experimentaron la guía y la inspiración de Jesús como la herencia de su
Espíritu, el Espíritu de Dios. Jesús seguía presente y activo por medio de la presencia y la
actividad de su Espíritu: «Porque el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor,

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allí está la libertad... ésta es la obra del Señor, que es Espíritu» (2 Cor 3, 17-18). Había
producido un gran impacto, la admiración que sentían hacia él no tenía limites, era en todos
los sentidos la palabra última y definitiva. Era equivalente a Dios, su palabra era palabra de
Dios, su espíritu era el Espíritu de Dios, todo lo que el significaba era lo mismo que lo que
significaba Dios.

En la actualidad creer en Jesús es compartir la misma opinión sobre él aunque sin necesidad
de usar las mismas palabras o conceptos, pero sin relegarlo a un segundo lugar en la escala
de valores.  Todo el mundo tiene un Dios, algo que ocupa el primer lugar en su vida y actúa
como fuente de sentido. Si creemos que la prioridad es una persona trascendente tendremos
un Dios con mayúscula, pero si por el contrario le otorgamos ese lugar a una causa, ideal
tendremos un dios con minúscula. Creer que Jesús es divino significa tener por Dios a él y
todo lo que él representa, pero por el contrario si negamos su divinidad lo estaríamos
relegando a un segundo lugar.

Jesús nos revela a Dios por lo que al aceptar a Jesús como nuestro Dios aceptamos a Dios a
aquel a quien Jesús llamaba Padre. Nuestro Dios es a la vez Jesús y el Padre y debido a la
esencial unidad de ambos al adorar a uno estamos adorando al otro. Sin embargo, podemos
distinguirlos ya que solo Jesús es visible para nosotros siendo nuestra información acerca
de la divinidad y solo él es Palabra de Dios. Hemos visto como fue Jesús y si deseamos
tratarlo como a nuestro Dios, podríamos concluir que nuestro Dios no desea ser servido por
nosotros, no desea que se le otorgue un alto rango, sino todo lo contrario el desea servirnos,
desea asumir el último lugar, ser reconocido en el sufrimiento de los pobres y los débiles.
Jesús no se arrogo títulos divinos o autoridad divina, sino que tan solo pretendió conocer la
verdad, podría decirse que en Jesús la verdad se hizo carne.

La fe es un modo de vivir y la fe que Jesús despierta en nosotros es, al mismo tiempo, fe en


él y fe en su divinidad. Al reconocerlo como nuestro Señor y Salvador debemos tratar de
vivir como él vivió y adecuar nuestra vida a su escala de valores. Solo una práctica
verdadera de fe puede hacer veraz lo que creemos. La fe en Jesús, cuando no hay respeto y
compasión por el hombre es una mentira.

Por lo tanto, el comienzo de la fe en Jesús consiste en tratar de leer los signos de nuestros
tiempos como Jesús leyó los de los suyos. Partiendo de la compasión hacia las personas con
hambre, las que sufren, los que son humillados o rechazados y de la misma manera
reconocer como fuerzas del mal todas aquellas fuerzas que actúan contra el hombre.

Creer en Jesús es creer que el bien puede y tiene que triunfar sobre el mal, a pesar de
cualquier adversidad y el único poder capaz de lograrlo es el poder de una fe que crea en
ello, por que como vimos la fe es el poder de Dios. 

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CONCLUSIÓN

Como conclusión a nuestro tema y en base a todo lo leído, logramos conocer el significado
del término Mártir, el cual se denomina a aquella persona que muere defendiendo la
sociedad contra los ataques de sus enemigos que intentan corromper la fe cristiana. Así
pues, nos referimos a Jesús como un mártir, ya que el muere defendiendo el Reino de Dios.

Del mismo modo logramos entender que la vida de Jesús, al igual que de todos sus
seguidores, fue una vida de sufrimiento, de dolor, pero pese a todas esas adversidades,
Jesús y sus fieles nunca dejaron de predicar y de seguir el camino correcto, es decir el
camino de Dios, ya que ellos prefirieron morir defendiendo su fe hacia Dios antes de faltar
a su compromiso con el mismo, y este es el papel que asumen los cristianos comprometidos
por instaurar el Reino de Dios.

22
BIBLIOGRAFIA

BUSTO S., José Ramón (1991) Cristología para empezar. Santander, Sal Terrae. El
conflicto sobre el Reino 64-66; La condena de Jesús 83-89.

CALVO CORTES, Ángel; RUIZ DIAZ. Alberto (1990) Para leer una cristología
elemental. Del aula a la comunidad de fe. 4ed., Pamplona, Verbo Divino. Proceso y
-muerte de Jesús 147-154; Dios lo resucito: nosotros somos testigos 155-162.

BUENO DE LA FUENTE, Eloy (2002) 10 Palabras clave en cristología. 2° ed., Estella.


Verbo Divino. El camino hacia la cruz 179-183.

HÜNERMANN, Peter (1997) Cristología. Trad Claudio Gancho y Marciano Villanueva,


Barcelona, Herder. La muerte de Jesús 121-124.

MARTIN DESCALZO, Jose Luis (2002) Vida y Misterio de Jesús de Nazaret. 11°ed.,
Salamanca, Sígueme. El templo y el comercio 331-333; La conspiración 689-712; Jesús
ante el Sanedrín 859-879; Bajo Poncio Pilato 884-891.

23
ANEXOS

Actividad Grupal 1° Sesión

Encontrar las 7 diferencias en la imagen


Instrucciones: Encuentre las 7 diferencias en esta imagen y marque con una X

24
Actividad Individual 2° Sesión

Completar la Sopa de Letras

Actividad Grupal 2° Sesión

MártirNegarse IntachableMártires
EstebanDiosesMoralCristianos
AntiguaAsiaIglesiaÁfrica
PersecucionesJerusalémDiáconosRoma

25
Actividad Grupal 2° Sesión

Las estaciones del Vía Crucis


LAS ESTACIONES DE LA VIA CRUCIS

ORDENA LOS SIGUIENTES HECHOS.

 Verónica limpia el rostro de Jesús.


 Jesús cae por primera vez.
 Jesús es despojado de sus vestiduras.
 Jesús muere en la cruz.
 Jesús es condenado a muerte
 Jesús cae por tercera vez.
 Jesús resucita al tercer día de ser crucificado.
 Jesús carga la cruz.
 Jesús cae por segunda vez.

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 Jesús es bajado de la cruz y puesto en los brazos de su madre María.
 Jesús encuentra a su madre María.
 Jesús es sepultado.
 Jesús consuelan a las mujeres que lloran por él.
 Simón el Cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz.
 Jesús es clavado en la cruz.

ESCRIBE DENTRO LOS PENTAGONOS LOS HECHOS MENCIONADOS SEGÚN EL


ORDEN EN QUE SUCEDIERON.

4.
1. 2. 3.

7. 6. 5.
8.

12.

9. 10. 11.

15. 14. 13.


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