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Porqué salvar a la gallina de los huevos de oro

Dra. Patricia Patrón Cota


patpatcota@gmail.com

Debido a la pandemia global que estamos enfrentando por el COVID-19, el Consejo de Salud
realizó la declaratoria de “emergencia sanitaria”, no la declaratoria de “contingencia
sanitaria” (juego de palabras para evitar que los patrones apliquen los artículos 42 bis, 427 y
429 de la Ley Federal del Trabajo en la cual sólo estarían obligados a pagar un día de salario
mínimo a cada trabajador, hasta por 30 días). Dicho así, las micro, pequeñas y medianas
empresas (PYMES), están obligadas a pagar los sueldos completos a sus trabajadores,
independientemente de que se trate de actividades no esenciales. Les aseguro, estimados
lectores, que la mayoría de las PyMes son solidarias con sus colaboradores y no les dejarían
sin el sustento familiar, a menos que no tengan ingresos. Empresas como hoteles, bares,
casinos, servicios turísticos, salones, spa’s, centros de entretenimiento, escuelas privadas,
gimnasios, clubes, y, hasta la industria de la construcción, debieron cerrar sus puertas
obligatoriamente, lo cual implica una gran desaceleración a la economía, aunado al
#QuédateEnCasa que implica salir sólo en caso de necesidad (por ejemplo, la compra de
insumos debe hacerla solo una persona de la familia) lo cual disminuye en alto grado el
consumo de bienes y servicios, afectando con ello la liquidez de las empresas.

Ante esta situación, el Consejo Coordinador Empresarial solicitó al presidente Andrés


Manuel López Obrador: 1) Diferir la presentación de la declaración del ejercicio 2019 por 6
meses 2) Disminución automática de todos los pagos provisionales del ejercicio 2020. 3)
Permitir pago de impuestos hasta en 12 parcialidades. 4) Agilizar la devolución de saldos a
favor de IVA y 5) Permitir temporalmente la compensación universal de saldos a favor. En
ningún momento se solicitó disminuir o condonar impuestos, el empresariado mexicano está
dispuesto a pagar lo que le corresponde, pero pide facilidades porque de lo contrario, será
difícil sobrevivir.

La respuesta del presidente a la solicitud de los líderes empresariales de un plan


económico emergente para el rescate de la economía fue contundente: “vamos a rescatar al
pueblo, no a los de arriba”. Esto me da a pensar que el gobierno federal (el presidente) no
tiene la menor idea de cómo se conforma el empresariado mexicano: Las PyMes, representan
el 99.75% de la iniciativa privada del país, es decir, 5’368,323 (cinco millones, trescientos
sesenta y ocho mil, trescientos veinte y tres) establecimientos de acuerdo con datos
consultados en el Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas (DENUE) al
primer trimestre de 2020. Las PyMes son el motor de la economía de México, pues aportan
el 56% del Producto Interno Bruto (PIB) y, su importancia radica en que son generadoras de
7 de cada 10 empleos (Censos Económicos, 2019). Más aún, el 95% de ellas son
micronegocios (emplean hasta 10 personas) que viven al día y tienen problemas de liquidez,
pero pagan sueldos, impuestos, servicios, rentas, proveedores y, sobre todo, fomentan el
comercio local.

Países como Alemania, Rusia, Estados Unidos, Canadá, Chile, Argentina, El Salvador
y Colombia, ya han anunciado un plan de rescate a la crisis económica, planes que apoyan
de alguna manera a las PyMes y a las personas que han perdido el empleo, porque sus líderes
entienden que utilizar recursos para dar créditos con bajas tasas de interés, además de dar
prórrogas ante el pago de impuestos significa mantener el empleo de miles de familias que
viven de las PyMes. Los grandes empresarios “los de arriba” tal vez puedan afrontar más
fácilmente este desafío, tal vez no (según su liquidez), pero las PyMes, las PyMes no, señor
Presidente, lo más seguro es que el COVID-19 no las mate, sino la falta de apoyo para
enfrentar esta “crisis transitoria” que hoy en su mañanera aseguró que “le cae como anillo al
dedo” porque la 4T saldrá fortalecida (lo vi, lo escuché y aún me reúso a creer que piense
así).

Reitero, las PyMes pagan impuestos, generan 8 de cada 10 empleos, si ellas mueren,
habrá desempleo, con ello, incremento a la inseguridad y, menos impuestos por recaudar para
los programas de bienestar social. No rescatarlas significa matar a “la gallina de los huevos
de oro”. Saque sus cuentas, piense en el costo/beneficio que sus decisiones le acarrean al país
y a su proyecto de la cuarta transformación.

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