Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La nación de Judá pecó contra Dios. Este fue un tiempo de gran apostasía, pecado y
rebelión. Estamos viviendo en una época como esa. Pero en medio de la confusión tenemos
este gran pasaje de la Escritura, Jeremías capítulo treinta y seis.
El capítulo responde a por lo menos cuatro preguntas.
Esta palabra vino a Jeremías de Jehová: “Escribe en él todas las palabras que te he hablado”.
Esta es una descripción de la inspiración de la Biblia. El Apóstol Pablo dijo:
“Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales
te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo
Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar,
para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (II Timoteo
3:15-16).
Aquí el Apóstol nos dice que todas las “Sagradas Escrituras” son “inspiradas por Dios”. La
palabra Griega traducida como “inspiración” es “theopneustos”. Que significa “Dios sopló”. Eso
significa que la propia Escritura es soplada por Dios. Pablo le dijo a Timoteo que los escritos
fueron soplados por Dios. Los escritos no vienen del hombre, y luego Dios sopló sobre ellos. No,
Dios sopló las palabras y el hombre las escribió.
Jesús lo dejó claro cuando dijo: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra
que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4). Cada palabra de la Escritura “sale de la boca de Dios”.
Luego, en II Pedro 1:21 leemos que la profecía de la Escritura “Nunca…fue traída por
voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el
Espíritu Santo”. La palabra traducida aquí como “inspirados” es “phero” en Griego. Significa
“llevar”. Así que los santos hombres de Dios fueron llevados por el Espíritu Santo mientras Dios
les daba las palabras para escribir. Dios llevaba las mentes de los profetas porque las palabras
que ellos escribían eran dadas directamente de Dios. C. H. Spurgeon dijo:
Ten en cuenta las últimas palabras, “todas las palabras que yo te he hablado contra Israel y
contra Judá, y contra todas las naciones...” ¡Es por eso que la gente odia la Biblia! ¡Habla en
contra de ellos! Los hombres odian la Biblia porque les dice que son pecadores. Ningún otro
libro ha sido escrito que condena el pecado y punza la conciencia del hombre tanto como lo
hace la Biblia.
El ateo odia la Biblia porque lo llama necio – “Dice el necio en su corazón: No hay Dios”
(Salmo 14:1).
El Budista que adora ídolos odia la Biblia porque dice que los que adoran ídolos “se
hicieron necios” (Romanos 1:22).
Los que defienden las uniones homosexuales odian la Biblia porque dice: “Por eso Dios
los entregó...a una mente reprobada” (Romanos 1:26, 28).
La promotora del aborto odia la Biblia porque dice: “No matarás” (Éxodo 20:13).
El evolucionista odia la Biblia porque dice: “Dios creó” (Génesis 1:1, 1:24, 1:27,
etcétera).
Los pecadores rebeldes odian la Biblia porque hace brillar su luz sobre su pecado.
El libro, en el que estaban escritas las palabras de Dios de la boca de Jeremías, fue leído
al rey impío, Joacim. Mira el versículo 22.
¡Ese rey malvado rebelde quemó la Palabra de Dios, una página a la vez! ¿Qué hay de raro en
eso? ¡Ciertamente no que los pecadores odian la Biblia! Ellos siempre la han odiado. En el
Huerto del Edén, Satanás le susurró con astucia a Eva: “¿Conque Dios os ha dicho?” (Génesis
3:1). Entonces Satanás directamente contradijo la Biblia cuando le mintió a Eva y le dijo: “No
moriréis” si desobedeces la Palabra de Dios (Génesis 3:4). Y Satanás ha estado guiando a
malvados pecadores a atacar y menospreciar la Biblia desde entonces.
La gente acostumbra decir que rechazan la Biblia porque son más reflexivos, o más
educados. Pero sólo se han engañado a sí mismos. La verdadera razón por la que rechazan la
Biblia es porque son enemigos de Dios. El Apóstol Pablo dijo:
La mente carnal, no convertida de los que odian la Biblia los lleva a rebelarse cada vez más en
contra de las Escrituras. El Rey Sedequías no era más intelectual que Jeremías. ¡Y ciertamente
no fue más educado! ¡No, él no quemó la Biblia porque era educado o intelectual! Él quemó la
Biblia porque su mente malvada, carnal tenía “enemistad contra Dios”.
Los “hombres naturales” utilizan argumentos en contra de la Biblia ¡porque nunca
había experimentado el nuevo nacimiento! La Biblia dice:
“Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu
de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender,
porque se han de discernir espiritualmente” (I Corintios 2:14).
Hasta que un pecador sea convertido, naturalmente se rebelará contra la Biblia, y la atacará,
como aquel rey impío lo hizo, quién tiró la Biblia en el fuego en los días de Jeremías. Aquellos
que atacan y critican la Biblia son siempre hombres perdidos, bajo cierta cantidad de control
Satánico (Efesios 2:2).
IV. Cuarto, cómo Dios preserva su Palabra.
El malvado Rey Joacim tomó una navaja y cortó las páginas de la Palabra de Dios.
Entonces arrojó las páginas de la Biblia en las rugientes llamas de su chimenea. “Y no tuvieron
temor…el rey y todos sus siervos que oyeron todas estas palabras”. (Jeremías 36:24). De los
impíos se nos dice: “No hay temor de Dios delante de sus ojos” (Romanos 3:18). Los pecadores
sólo pueden ser llevados bajo la convicción de pecado, y hacerlos tener miedo, por el Espíritu
de Dios. ¡Los hombres nunca temerán el juicio venidero a menos que Dios abra sus corazones
ciegos!
Ahora la única copia del libro de Jeremías fue quemada – ¡cada palabra de ella! ¿Fue ese
el final de esta parte de la Biblia? ¡No, no lo fue! Mira el versículo 27.
¡La Biblia es el único libro que no puede ser destruido! ¿Por qué? Debido a que la Biblia
es indestructible. El Apóstol Pedro dijo: “La palabra del Señor permanece para siempre” (I
Pedro 1:25). El profeta Isaías dijo: “Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios
nuestro permanece para siempre” (Isaías 40:8). Y el Salmista dijo: “Para siempre, oh Jehová,
permanece tu palabra en los cielos” (Salmo 119:89). El Dr. John R. Rice dijo que el versículo (en
el Salmo 119:89) “ciertamente enseña el carácter eterno de las Escrituras, establecidas y
preservadas en el Cielo” (traducción de John R. Rice, D.D., Our God-Breathed Book – The
Bible, Sword of the Lord Publishers, 1969 edition, p. 358).
Por supuesto la preservación de la Palabra de Dios en el Cielo Se refiere sólo a las
palabras de la Biblia en Hebreo, Arameo y Griego, como fueron sopladas en las mentes de los
profetas y Apóstoles. Sólo las palabras en el Hebreo, Arameo y Griego están “en los cielos”
(Salmo 119:89).
¡Puede estar seguro que el Evangelio es verdadero porque la Biblia lo dice! Y “la palabra
del Señor permanece para siempre” (I Pedro 1:25). Jesucristo bajó del Cielo, llevó tus pecados
sobre Él, y fue a morir en la Cruz – para pagar el castigo por tus trasgresiones y tus pecados. Y
Cristo “fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras” (I Corintios 15:4).
Voltea de tus pecados y confía en Cristo. Él te salvará del pecado, del Infierno y de la tumba.
Amén.