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AGUA COMO ARJE

Tales de Mileto creía que cada cosa conservaba cierta similitud intrínseca con las demás, y que en ese sentido debía
existir un principio común del cual se desprendieron y motorizaron todas las demás cosas. Una substancia única
para todas las cosas implica que el universo se puede entender bajo las mismas reglas. Y fue así como en sus
conclusiones intentó explicar que este elemento común, capaz de conservarse a pesar de los continuos cambios, y
del cual proviene la existencia misma, no podía tratarse de algo distinto del agua.
Inspirado en el incesante fluir de los ríos, y convencido de que el agua hacía presencia en todas las demás cosas,
Tales propuso al agua como arjé, el agua como la materia originaria de la que surgió el pletórico conjunto de todas
las expresiones de vida cósmica.
Su mayor logro fue convertirse en uno de los primeros pensadores que rompió con la mitología para intentar
explicar los fenómenos naturales empleando el método racional. Encaminados en el pensamiento científico, las
evidencias pudieron demostrar muchos años más tarde que, al menos en nuestro planeta, el agua, en un cruce
accidental con una desprevenida pavesa de polvo, fue la encargada principal de poner en marcha el funcionamiento
de la vida. En un charquito cósmico se cocinaron los jugos que dieron origen a todo lo demás.
El agua, un elemento que abunda en la naturaleza, en las estructuras de nuestro planeta y en su atmósfera, y en la
composición de todos los organismos vivos, fue la mejor respuesta que encontró Tales respecto al interrogante de
los orígenes prístinos del universo. Esencial e indispensable, el agua desató el porvenir de todas las formas de vida
y se constituye como la encargada de garantizar la continuidad y permanencia de la misma. Su teoría contribuiría a
la elección del agua como sustancia primordial, capaz de transformarse en los diferentes estados: líquido,
gaseoso y sólido

El agua de Tales, en cuanto solidaria de la idea de physis se caracteriza por ser:

a) Un monismo naturalista, consistente en la reducción de todas las formas del universo (Mi) a


determinaciones naturalistas o físicas, propias del primer género de materialidad (M1), pero que al
ejercer este carácter totalizante dejan de ser meramente físicas en el sentido estrictamente científico; y

b) Un monismo de la sustancia, consistente en la elección de una forma o sustancia física (el agua), que,
siendo parte, se eleva a la categoría del todo (M), como sustancia primordial o arjé (a1rch'), negándose
como parte, pero sin aniquilar, al mismo tiempo, el mundo de las formas (Mi). Al menos es en este
sentido como cabe interpretar la afirmación de Aristóteles de que «si las sustancias físicas fueran las
primeras entre todas las esencias, entonces la física sería la Filosofía primera» (Metafísica, XI, 7, 1064
b, 9-11). Ahora bien, por vía modus ponens estableceremos: «las sustancias físicas —para Tales y los
milesios— son las primeras entre todas las sustancias» (salva veritate), luego, concluimos nosotros, «la
afirmación de Tales respecto al agua no es de índole física, sino más bien metafísica».

En este orden de cosas es necesario afirmar que la tradición iniciada por Tales de Mileto no se reduce a una
especie de curiosidad científica, que se incluye, no se sabe por medio de qué mecanismos, en la Historia de la
filosofía. Denominamos al período del pensamiento presocrático como una «protofilosofía», como un tipo de
reflexión objetiva sobre temas que, probablemente, son ya patrimonio del pensamiento mítico, como mítica es
ya la idea de la reducción de todas las cosas a un todo. Pero esta reducción, presente ya en el mito, se presenta
ahora bajo la forma «filosófica» de un monismo axiomático.

¨METEORITOS IMPANTANDO EN LA TIERRA EN FORMACION VON ELEMENTOS BASICOS


PROBABLBES PARA LA VIDA Y AGUA¨ORIGEN EN EL FONDO DEL MAR EN LAS CUEVAS
HIDROTERMALES POR CIANNOBACTERIAS¨NASA describe cómo la energía eléctrica producida de forma natural
en el fondo del mar pudo haber dado origen a la vida en la Tierra hace 4.000 millones de años.
Una de las últimas teorías al respecto afirma que “nuestra” agua en realidad llegó en forma de hielo, a bordo
de asteroides que colisionaron contra el naciente planeta Tierra durante el eón Hádico en la primera fase de
la era Precámbrica, hace unos 4.6 mil millones de años.
El Sol primitivo, toda una bomba de hidrógeno, podría haber sido una enorme fábrica de materia prima de
agua terrestre, según un estudio de la Unión Geofísica Estadounidense publicado en su revista.  Cuando se
estaba formando el sistema solar, nuestra estrella brillaba en medio de una nebulosa de gases que llegaban a
aquellos fragmentos rocosos que serían luego planetas. Una nebulosa cargada de ligero hidrógeno. La Tierra,
uno de esos pedazos ardientes, pudo atraer grandes cantidades de hidrógeno solar. Y ese sí que se parece al
que compone la mayor parte del agua (H 2O) de nuestros océanos.
Pero la nueva teoría sostiene que el hidrógeno simple también hizo agua. Cuando nos llegó desde la nebulosa
del Sol, su unió al magma ardiente de la Prototierra.
El hidrógeno liviano la delata
La teoría nueva dice que el hidrógeno nebular, que contiene menos deuterio y es más liviano que el
protoplaneta, se puede disolver en el hierro fundido del magma que había entonces (recordemos que entonces la
Tierra no era un planeta azul, sino una bola de viscoso infierno ardiente). A través de un proceso
llamado fraccionamiento isotópico, el hidrógeno fue atraído hacia el centro de la joven Tierra. El hidrógeno se
unió al núcleo terrestre, mientras que gran parte del isótopo más pesado, el deuterio, permaneció en el magma
que finalmente se enfrió y se convirtió en el manto, según los autores del estudio. Los impactos de embriones
más pequeños y otros objetos continuaron agregando agua y masa en general hasta que la Tierra alcanzó su
tamaño final.
ste nuevo modelo dejaría a la Tierra con gases nobles en lo profundo de su manto y una menor relación de
deuterio en su núcleo que en su manto y océanos. Y eso cuadra con lo que observamos en el lecho marino.
¿Significa eso que no nos llegó agua desde los cometas o asteroides? No. Computando todos esos datos,
concluyeron que «por cada 100 moléculas de agua de la Tierra, hay una o dos que vienen de la nebulosa solar»,
dijo Jun Wu, profesor de la Universidad Estatal de Arizona.

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