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Torniquetes
Tratamiento antifibrinolítico
Hipotensión permisiva
Los pacientes normotensos no deben recibir reanimación con líquidos
Hace un siglo, Walter Cannon afirmó que las fuentes de hemorragia que son
inaccesibles o que no se pueden detener no se deben tratar con líquidos
intravenosos hasta el momento de la cirugía. Llevó otros 76 años validar
esto científicamente en un estudio cuidadoso. Es de lamentar que la
estrategia de esperar para la reanimación con líquidos hasta lograr
detener la hemorragia se haya difundido lentamente.
Durante la mayor parte del siglo XX, permitir que los pacientes con
traumatismos continuaran hipotensos hasta la intervención quirúrgica
violaba un principio importante de la reanimación con soluciones de
cristaloides. La práctica frecuente de administrar 2 litros de
cristaloides en pacientes con traumatismo e hipotensión empeora la
coagulopatía y la acidosis y se la debe abandonar.
La hora de oro
El apodo “La hora de oro” resumió este enfoque para los encargados de las
políticas públicas, si bien pasa por alto la realidad de que la mayoría
de las muertes debidas a hemorragia torácica se producen dentro de los 30
minutos de ocurrida la lesión.
Reanimación con balón endovascular aórtico (REBOA por las siglas del
inglés) es una técnica que está surgiendo rápidamente para detener la
hemorragia intracavitaria infradiafragmática no comprimible. Muchos
cirujanos consideran que esta técnica es menos invasiva que la
toracotomía de urgencia y el pinzamiento aórtico transversal para el
paciente con compromiso hemodinámico, pero sin evidencia de hemorragia
torácica y que no se encuentra en paro cardíaco.
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