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Hoy enfrentarás cosas más grandes que tú, pero no debes temer; ninguna es mayor que

Aquel que encamina todo para tu bien.

Quizá no lo sepas, quizá no te des cuenta que lo estás haciendo, pero siempre estás
midiendo tu potencial. El niño que apenas está aprendiendo a caminar se mantiene en
pie con piernas temblantes, sosteniendo la rodilla de su mamá mientras mide su
potencial para caminar sin caerse y llegar hasta donde está su papá. El adolescente
acude a su primer día de trabajo con manos sudorosas y con su corazón latiendo a gran
velocidad mientras mide su potencial para completar las actividades del día sin ser
despedido. La novia presenta nauseas dos horas antes de su boda mientras mide su
potencial para vivir exitosamente en la relación interpersonal más importante que jamás
tendrá. El anciano se siente nervioso en el consultorio del doctor mientras mide su
potencial para lidiar con las dificultades físicas de la vejez. El viudo se para a la orilla
de la tumba de su esposa con lágrimas en sus ojos mientras mide su potencial de vivir
sin ella. Todos medimos constantemente nuestro potencial para afrontar las cosas que se
nos presentan. La forma típica de medir tu potencial es comparar el tamaño del
problema contra tus habilidades naturales y tu experiencia. No, no es irracional medir tu
potencial de esta manera, pero para los creyentes en Jesucristo no es suficiente. Dios, en
Su gracia, no te deja solo. No te deja solo con las herramientas de tu propia fuerza, tu
justicia y tu sabiduría. No, Él te invade con Su presencia, poder, sabiduría y gracia.
Pablo capta esta realidad con las siguientes palabras: “He sido crucificado con Cristo, y
ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí” (Gálatas 2:20). Obviamente no está diciendo
que él está muerto, porque, si lo estuviera, no estaría escribiendo esas palabras. No, él
nos recuerda una realidad espiritual muy importante: si eres un hijo de Dios, la fuerza
que le da energía a tus pensamientos, deseos, palabras y acciones no es la tuya; ¡es la de
Cristo! Dios no solo te ha perdonado, sino que además ha venido a vivir en tu interior
para que tengas el poder de desear y hacer lo que Él te ha llamado a realizar. No solo
vive dentro de ti, sino que además gobierna todas esas situaciones y relaciones que
escapan a tu control. No solo es tu Salvador, sino tu Rey. Él hace dentro de ti lo que tú
no pudiste hacer por ti mismo y hace fuera de ti lo que tú no tienes el poder ni la
autoridad para hacer. Dios hace todo esto teniendo en mente tu beneficio. Ante esta
verdad, ¿qué puede atemorizarte?

Mi amigo que no conoces a Dios por medio de una relación personal e intima con
Cristo, Dios también puede cuidar de ti de esta manera tan especial como El lo hace con
Sus hijos, solo si te arrepientes de tus pecados y le entregas tu corazón a Cristo, de lo
contrario tus pecados te alejan cada día que pasa más de Dios, mi amigo no vale la pena
tener todo lo pasajero que te brinda este mundo y perder tu alma, Ven a Cristo, Hazlo
Hoy, para que puedas disfrutar del cuidado amoroso del Único Dios verdadero.

Para profundizar y ser alentado: Salmo 95.

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