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Diálogo Social: teoría y práctica

Oscar Ermida Uriarte

Sumario: Introducción. I. Teoría del diálogo social. 1. Amplitud y cierta imprecisión del
concepto de diálogo social. 2. El concepto de diálogo social en el sistema de relaciones
laborales. 3. Clases de diálogo social. 4. El concepto amplio o político de diálogo social (o
el diálogo social en el sistema político). 5. Los presupuestos del diálogo social. II. Algu-
nas experiencias de diálogo social. 1. La OIT y el diálogo social. 2. El diálogo social en la
Unión Europea. 3. El diálogo social en el Mercosur. 4. El diálogo social en los países del
Mercosur. 5. El diálogo social sobre formación profesional. Breves conclusiones.

Introducción I. Teoría del diálogo social

La expresión diálogo social está de En esta primera parte, según se acaba


moda. La Unión Europea la viene utilizan- de indicar, se abordará una brevísima teo-
do intensa y crecientemente desde los años ría del diálogo social, apuntando a la defi-
ochenta. La Declaración Sociolaboral del nición de un concepto muy en boga pero
Mercosur lo proclama como derecho fun- escasamente definido.
damental en 1998. En 1999, la OIT incor- Para ello se considerarán la amplitud e
poró el fortalecimiento del tripartismo y del imprecisión de la noción, su ubicación y
diálogo social en su Programa y Presupues- función en el sistema de relaciones labora-
to para 2000-2001. Hoy es raro que esa les y en el sistema político, las clases o ti-
voz no aparezca en un discurso o docu- pos de diálogo social y los presupuestos,
mento medianamente relevante y actuali- requisitos o condiciones del mismo.
zado sobre temas laborales.
Aspiramos así a hacer un pequeño y
Sin embargo, la doctrina está conteste modesto aporte a la configuración concep-
en afirmar que, desde el punto de vista cien- tual de la expresión “diálogo social”.
tífico, no se trata de una noción suficiente-
mente precisa.
1. Amplitud y cierta imprecisión del
Este trabajo intenta dar cierta precisión concepto de diálogo social
al concepto (parte I) y ejemplificar con al-
gunas prácticas y previsiones normativas Con la noción de diálogo social ha su-
relevantes (parte II). cedido algo similar a lo que, durante largo
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lapso, aconteció con la de tripartismo: es 2. El concepto de diálogo social en
utilizada en el lenguaje común, en el políti- el sistema de relaciones laborales
co y en diversos documentos internaciona-
les suponiéndose su contenido, que no es En todo caso, buscando esa precisión
definido con precisión. Tal vez esa cierta, de la que el concepto parece carecer a
relativa indefinición, sea parte de la utilidad priori, podría decirse que en el marco de
del vocablo, que puede abarcar diversas las relaciones laborales, el diálogo social
instituciones y prácticas, sin incluir ni ex- incluye a todas las formas de relación
cluir a otras, dadas sus fronteras difusas. entre los actores, distintas al conflicto
abierto. En efecto, como se sabe, el siste-
Por eso se ha podido decir, por ejemplo,
ma de relaciones laborales está compues-
que el de diálogo social es un “término in-
to por tres actores principales (las organi-
definido y abierto, que dice mucho y com-
zaciones de trabajadores, los empleadores
promete poco”,1 aunque en todo caso, pa-
y sus organizaciones y el gobierno), que se
rece verificarse cierto grado de consenso
relacionan entre sí, de dos maneras: por el
en torno a la idea de que abarca “a una
conflicto y por la negociación en sentido
diversidad de relaciones entre sindicatos,
amplio o diálogo. Desde esta perspectiva,
empresarios y poderes públicos, bajo la for-
la noción de diálogo social incluye a todas
ma de encuentros y contactos que no tie-
las formas de relación entre los actores del
nen necesariamente que llegar a actos jurí-
sistema de relaciones de trabajo distintas
dicos concretos”,2 pudiendo “consistir sen-
al conflicto abierto:4 información, consul-
cillamente en un cambio de impresiones”.3
ta, negociación colectiva, participación,
concertación social, etc.5
4
Es necesario aclarar que el conflicto está siempre
latente en las relaciones laborales y subyace, de
1
Rodríguez-Piñero, Miguel, “La institucionalización manera más o menos obvia, en todas las formas de
de la representación de intereses: los Consejos eco- diálogo social. Más aún: por una parte, el diálogo
nómicos y sociales” en El diálogo social y su institucio- social puede incluir aquellos medios de solución de
nalización en España e Iberoamérica, Federico Durán conflictos laborales participativos, como la conci-
López (coord.), CES, Madrid, 1998, p. 80. liación, la mediación y el arbitraje voluntarios, en
2
Ídem. los cuales las partes interactúan, y por otra, el con-
3
Martín Valverde, Antonio, “Concertación social flicto también puede ser una forma de alcanzar el
y tripartismo: modelos de concertación social en diálogo social (conf. Tiziano Treu, cit. por
Europa” en El diálogo social…, op. cit., p. 105. No Guglielmetti, Pedro, Pensamiento de un abuelo,
obstante, en alguna ocasión se ha sostenido que “el Buenos Aires 2006, p. 5).
5
diálogo social no es una conversación sino un inter- Serna, María del Mar; Ermida Uriarte, Oscar, “El
cambio con pretensiones de cierre” (Filgueira, Fer- tripartismo” en Revista Derecho Laboral, Monte-
nando; Errandonea, Fernando; Porcekanski, Rafael, video 1994, t. XXXVII Nº 173-174, p.10 y Ermida
Negociación colectiva y políticas de formación en Uriarte, Oscar, “Los CES: antecedentes para el Foro
Uruguay, cit. por Graña, Gonzalo, Políticas de em- Consultivo Económico-Social del Mercosur” en
pleo, formación y diálogo social, Cinterfor/OIT, Revista de Relasur Nº 8, Montevideo 1995, p. 23.
Serie Aportes para el Diálogo social y la formación Conf. tamb., Rosenbaum, Jorge, Diálogo social so-
N° 8, Montevideo 2002, p. 28), lo que en todo caso bre formación en Uruguay, Cinterfor/OIT, Serie
deja en pie la posibilidad de que tal “cierre” no lle- Aportes para el Diálogo Social y la Formación Nº 6,
gue a concretarse. Montevideo, 2000, p. 25. El primero de los traba-

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Desde este punto de vista, en tanto con- Una segunda clasificación podría dis-
cepto muy amplio aunque restringido al sis- tinguir entre modalidades formales e infor-
tema de relaciones laborales, el diálogo so- males de diálogo social, según las mismas
cial incluye a la negociación colectiva, a los estén institucionalizadas a través de nor-
mecanismos de información y consulta mas jurídicas o respondan a iniciativas más
–institucionalizados o no–, a los medios o menos espontáneas y no reglamentadas.
participativos y voluntarios de solución de A modo de ejemplo, en el diálogo social
conflictos del trabajo, a la participación regional desarrollado en el Mercosur, que
–orgánica o inorgánica, en la empresa o en luego se referirá,7 el que se desenvuelve
instancias sectoriales y nacionales–, y a la en el Foro Consultivo Económico-Social,
concertación social, incluidos los pactos previsto en el Protocolo de Ouro Preto y
sociales o acuerdos marco sean bi o tripar- en el reglamento del Foro, es una modali-
titos. El diálogo social incluye todas esas dad formal. En cambio, la negociación co-
instancias de interacción entre los actores, lectiva que en 1997-1998 llevaron adelante
independientemente de que se agoten en sí los directivos de Volkswagen de Argentina
mismas o den lugar a un producto; así, por y Brasil con los sindicatos metalúrgicos de
ejemplo, la negociación colectiva es una ambos países de manera autónoma y es-
forma de diálogo social por sí misma, aun pontánea, sin referencia a ninguna regla-
cuando en el caso concreto no llegue a plas- mentación, formalidad ni procedimiento pre-
marse en un convenio colectivo.6 vios, es un claro tipo de relacionamiento
obrero-patronal de carácter informal, aun-
que su producto o resultado, el acuerdo
3. Clases de diálogo social colectivo de 1998, sí puede considerarse
formal.
Siempre dentro del marco del sistema
Una tercera clasificación sería la que
de relaciones laborales, es posible distin-
atendiera a formas orgánicas e inorgánicas
guir diversas clases de diálogo social.
de diálogo social. Las primeras serían las
Una primera clasificación de las di- interacciones que los actores sociales lle-
versas formas que puede adoptar el diálo- van a cabo en el seno de órganos expresa-
go social se refiere a las instituciones que mente creados para ello o en los cuales
venimos de mencionar: información y con- –aunque tengan otra finalidad– dichos ac-
sulta, negociación colectiva, concertación tores están representados. Las formas inor-
social, participación y medios voluntarios y gánicas de diálogo social serían aquellas
participativos de solución de conflictos. que se desenvuelven espontáneamente, al
margen de la existencia de algún órgano
jos citados también está publicado, con variantes, especial. Siguiendo con el ejemplo anterior,
en la Enciclopedia Jurídica Omeba, Buenos Aires
1996, Apéndice VII. Las citas que aquí se realizan
el diálogo que se verifica en el Foro Con-
remiten a la versión de la Revista Derecho Laboral. sultivo Económico-Social del Mercosur es
6
Sobre conceptos análogos o próximos, como los orgánico, mientras que la negociación co-
de tripartismo, participación, concertación, nego-
ciación colectiva, consulta, véase Serna, María del
Mar, et al., op. cit., pp. 7-10. 7
Infra, II.3.

boletín cinterfor 13
lectiva regional de la Volkswagen fue laborales. Sin duda indica un cierto gra-
inorgánica. do de consenso.
Estas dos clasificaciones podrían con- La quinta ¿y última? clasificación es
fundirse, ya que tienen, sin duda, puntos en la que distingue los niveles del diálogo so-
común; pero en verdad son diferentes. En cial. Sea éste formal o informal, orgánico
los ejemplos que venimos utilizando, efec- o inorgánico, permanente, intermitente o
tivamente las dos clasificaciones se con- esporádico, sin duda puede desarrollarse
funden: el diálogo en el Foro Consultivo es en distintos niveles. El diálogo social cen-
formal y orgánico, mientras la negociación tralizado o de alto nivel es el que se verifi-
colectiva regional de Volkswagen fue in- ca a escala nacional (del país todo) o aun
formal e inorgánica. Pero ya en el caso del superior (internacional); el diálogo social de
producto de esta última negociación no se nivel medio o relativamente centralizado es
verifica la coincidencia: el acuerdo colec- el que se desenvuelve por rama o sector
tivo “mercosureño” de 1998 de la Volks- de actividad (por ejemplo, metalurgia, cons-
wagen conforma un resultado inorgánico trucción, textil, petroquímica, comercio,
pero formal del diálogo social regional. En sector financiero, etc.); y el diálogo des-
otras palabras, puede haber manifestacio- centralizado es el que se ubica en el nivel
nes formales pero inorgánicas de diálogo inferior: la empresa.8
social, como la recién mencionada, y si
bien, por otro lado, todas las formas orgá-
nicas de diálogo son formales –ya que la 4. El concepto amplio o político de
misma existencia de un órgano supone de diálogo social (o el diálogo
por sí misma, una cierta formalidad–, la social en el sistema político)
inversa no es cierta, ya que pueden existir
modalidades formales pero no orgánicas del Lo hasta aquí expuesto se refiere al diá-
diálogo social, esto es, instancias formales logo social como parte del sistema de rela-
pero que no se desenvuelven en un órga- ciones laborales, en tanto una de las ma-
no; por ejemplo, allí donde la negociación neras en que se relacionan los actores del
colectiva está reglamentada y cumple con mismo.9 Pero es del caso destacar que la
ciertas formalidades, ésta es un procedi-
8
miento formal, pero no necesariamente es Claro que las empresas multinacionales pueden
generar manifestaciones de diálogo social que osten-
orgánica. Lo mismo sucede con algunos tan, a la vez, la máxima centralización y la máxima
mecanismos de solución de conflictos. descentralización. Así, por ejemplo, los mecanismos
de información y consulta europeos y la negociación
Una cuarta clasificación tiene en colectiva de empresas multinacionales, son modali-
cuenta la dimensión temporal del diálogo dades de diálogo de la mayor descentralización en
social. Éste puede ser permanente o con- cuanto se confinan a los límites de una empresa, pero
tinuo, puede ser intermitente y también de muy alta centralización en cuanto superan fronte-
ras nacionales y abarcan a toda una región (la Unión
puede ser accidental o esporádico. La
Europea o el Mercosur, por ejemplo).
permanencia del diálogo social tiende a 9
Como ya se dijo, el diálogo y el conflicto son los dos
ser vista como una señal de madurez y elementos dinámicos del sistema de relaciones labora-
de estabilidad del sistema de relaciones les, es decir, los que explican su funcionamiento.

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noción de diálogo social, con su carácter que en la situación actual, buena parte de
algo impreciso y por eso sugestivo y poliva- los incluidos se siente insegura ante el riesgo
lente, tiene también una dimensión mayor, del desempleo y sus consecuencias. Todo
bastante más amplia, de contenido político lo cual estaría indicando la necesidad de
y relacionada con la ciudadanía, la política, una “reconstrucción” del Estado y una
el gobierno, la democracia y la sociedad resocialización de la vida nacional. Esto
en su conjunto. requeriría “un nuevo contrato social” al cual
sólo podría apuntarse a través del diálogo
En efecto, hoy se acepta que la demo-
social,11 que adquiriría así una dimensión
cracia supone pluralismo, esto es, el reco-
extra laboral, de carácter político.
nocimiento de la (co)existencia de grupos
autónomos con intereses diferentes y a
veces contrapuestos, y que la articulación
5. Los presupuestos del diálogo
de los mismos debe, necesariamente, pa-
social
sar por su reconocimiento y participación.
Así, la participación y el diálogo son instru-
La existencia de un diálogo social real
mentos esenciales de la democracia plura-
supone la existencia de actores sociales
lista.10
fuertes, representativos e independientes.
En este marco, pero centrándose más De faltar alguna de estas condicionantes,
en el específico aspecto social de la cues- tal diálogo no existirá, o existirá una for-
tión, se ha sostenido que la inseguridad malidad carente de contenido real, o será
social es, cada vez más, una de las princi- tan desequilibrado que en verdad encubri-
pales preocupaciones de los ciudadanos. rá la imposición de la voluntad de alguna(s)
No sólo se trata de la exclusión social y su de las partes.
resultado: una sociedad fragmentada. Es
En términos de Derecho del trabajo y
relaciones laborales, esos presupuestos se
10
Ermida Uriarte, Oscar, La flexibilización de la identifican con los principios de libertad sin-
huelga, Montevideo, 1999, p. 13 y Prólogo a dical, autonomía colectiva y autotutela. Sólo
Cedrola Spremolla, Gerardo, Ensayo sobre la paz
social, Montevideo, 1998, p. 8, con citas de Mouffe,
allí donde haya un efectivo respeto de la
Chantal, “Desconstrucción, pragmatismo y la polí- libertad sindical y protección eficaz de la
tica de la democracia” en Critchley, Simon et al., actividad sindical, así como respeto y pro-
Desconstrucción y pragmatismo, trad. esp., Bue- moción de la autonomía colectiva y de la
nos Aires, 1998. “Las sociedades más maduras y
autotutela, se darán las condiciones habili-
pluralistas de nuestro tiempo requieren de diálogos
nacionales para su dirección” (Vigo, Rodolfo, tantes del desarrollo de un diálogo social
“Descodificación y la reforma del Título Preliminar verdadero, sustantivo y fluido.12
del Código Civil: algunas insistencias
desaconsejables” en Revista de la Facultad de Cien-
11
cias Jurídicas y Sociales, Nueva Época, año 1, N° 1, Simón, Manuel; Martínez, Daniel, “Prefacio” a
Santa Fe, Argentina, 2001, p.28. El diálogo social es Sepúlveda, Juan M.; Vega Ruiz, María Luz, El diá-
“el ingrediente básico y fundamental de las demo- logo social en los países andinos ¿nuevo camino
cracias avanzadas” (Montalvo Correa, Jaime, El diá- para los sindicatos?, Lima 1999, pp. IX-X.
12
logo social desde la perspectiva y experiencia del Conf., con variantes menores, Durán López, Fe-
CES español, policopiado, Santo Domingo, 2002). derico, Presentación, en Carballo Mena, César A.;

boletín cinterfor 15
En América Latina siempre se ha re- tres principales actores sociales dificulta el
gistrado un déficit de todos o algunos de diálogo social por ausencia de sus presu-
estos requisitos. Hoy, además, las dificul- puestos, razón por la cual, el fortalecimiento
tades también se presentan, a veces, en de los tres actores es necesario para el
otras regiones, a causa de la política eco- desarrollo del diálogo social y el tripartis-
nómica predominante y el consecuente mo,13 tanto como el de éstos lo es para el
debilitamiento de las entidades colectivas de la democracia pluralista,14 razón por la
y especialmente, entre ellas, los sindicatos. cual habrá un círculo vicioso, debilidad de
Circunstancias análogas, a las que se suma los actores –inexistencia de diálogo social
la globalización, contribuyen a debilitar tam- real y eficaz–, carencias de la democra-
bién, el poder del Estado y su autonomía cia; o un círculo virtuoso, fortalecimiento
para diseñar libremente su política laboral y representatividad de los actores –diálo-
y aplicarla con eficacia. go social real y fluido–, profundización de
la democracia pluralista. En el Programa y
Así es que el Programa y Presupuesto
Presupuesto del bienio 2002-2003 se rati-
de la OIT para el bienio 2000-2001 fijó
ficó el objetivo estratégico de “consolidar
como objetivo estratégico el fortalecimiento
el tripartismo y el diálogo social”.15
del tripartismo y del diálogo social y como
objetivo intermedio, el fortalecimiento de
los interlocutores sociales. Se constata que
II. Algunas experiencias
los sindicatos se ven afectados por las nue-
de diálogo social
vas formas de producción y organización
del trabajo, el cambio tecnológico, las tra-
Efectuado el análisis teórico, y precisa-
bas jurídicas y “las nuevas corrientes ideo-
do –en la medida en que es posible hacer-
lógicas que ponen en tela de juicio la ac-
lo– el concepto de diálogo social, procede
ción colectiva”. Asimismo, se percibe que
abocarse ahora a la exposición de algunas
las organizaciones de empleadores no pa-
experiencias concretas de diálogo social.
recen abarcar apropiadamente la diversi-
dad de intereses que aspiran a represen- Analizaremos así, brevemente, las ex-
tar, que van desde la gran empresa multi- periencias practicadas en el seno de la OIT,
nacional hasta la microempresa. Y se agre- en la Unión Europea, en el Mercosur y en
ga que los Ministerios de Trabajo pierden algunos de los países del Cono Sur latino-
peso –en el conjunto de la Administración americano, para finalizar con una referen-
pública– ante los de Economía y Oficinas cia a uno de los contenidos del diálogo so-
de Planificación. Este debilitamiento de los cial: la formación profesional.

Villasmil, Humberto, Diálogo social y concertación


13
social en Venezuela, CES, Madrid 1999, p.8. Véase, OIT, Propuestas de programa y presupuesto para
también, Villasmil, Humberto, Diálogo, tripartismo 2000-2001, vol. 1, Ginebra, 1999, p. 49.
14
y concertación social: una introducción a los Con- Conf. Lo expuesto supra, párrafo anterior y no-
sejos Económicos y Sociales, San José, Costa Rica, tas 10-11.
15
2001, p. 20, donde se sostiene que la participación OIT, Propuestas de programa y presupuesto para
es un “corolario de la libertad sindical”. 2002-2003, Ginebra, 2001.

16 boletín cinterfor
1. La OIT y el diálogo social tripartismo está llamado a constituirse en
el ancla social de nuestras sociedades”.
Paralelamente, la presencia del diálogo
El diálogo social, a través del tripartismo,
social genuino se constituye en condición
está indisolublemente unido a la OIT, des-
y contenido de un “trabajo decente”.18 En
de los orígenes de ésta.
segundo lugar, se incluye entre los objeti-
Como se sabe, la OIT es el único orga- vos estratégicos para la acción de la OIT
nismo internacional mundial de estructura durante los años 2000-2001, el fortaleci-
constitucionalmente tripartita. El tripartismo miento del tripartismo y del diálogo social,
estructural, previsto en la Constitución de así como el de los actores sociales, enten-
la OIT, de 1919, es un principio básico que dido éste como un presupuesto de aquél.19
apunta precisamente, a garantizar el diálo-
go social tripartito en el seno de la organi-
zación.16 2. El diálogo social en la Unión
Europea20
Por lo demás, la OIT induce el desa-
rrollo del diálogo social tripartito en el nivel
El Programa de Acción Social de la
nacional, a lo cual dedica varias normas
Unión Europea se basa en las premisas de
internacionales del trabajo y programas.
que la política social facilita el cambio y el
Entre los primeros, cabe destacar el progreso, que no es una carga para la eco-
Convenio internacional del trabajo 144 so- nomía ni un obstáculo para el crecimiento,
bre consulta tripartita adoptado en 1976 y y que por el contrario es un factor configu-
la Recomendación 113, de 1960, sobre con- rativo de la política económica.21
sulta nacional y en las ramas de actividad
El éxito del Programa de Acción Social
económica. 17 Entre los segundos, basta
se atribuye, entre otras causas, al diálogo
señalar las más recientes acciones, dado
desarrollado en tres dimensiones: político
que la promoción del diálogo social y del
(en el que participan los gobiernos de los
tripartismo ha sido una constante histórica
Estados miembros de la Unión Europea),
de la OIT, desde el fomento de la negocia-
civil (en el que participan organizaciones
ción colectiva, para mencionar un solo ejem-
no lucrativas de la sociedad civil y las ONG)
plo bien representativo.
y social (en el que participan organizacio-
En estos últimos años, el diálogo social nes sindicales y de empleadores).
ha sido definido como uno de los objetivos
de la acción de la OIT en el mundo. Pri-
mero se constató la evidencia de que “el 18
Conf. Vega Ruiz, María Luz et al., op. cit., p. 89.
diálogo será uno de los fundamentos cen- 19
Conf. supra, I.5 y nota 13.
20
trales de la estabilidad social” y de que “el Nos referiremos aquí al diálogo social europeo
(regional) y no al diálogo social dentro de cada país
europeo.
16 21
Véase Serna, María del Mar et al., op. cit., pp. Conf. Montoya Melgar, Alfredo, “El diálogo so-
10-14; Vega Ruiz, María Luz et al., op. cit., p. 89. cial en la Unión Europea” en El diálogo social y su
17
Véase más ampliamente Serna, María del Mar et institucionalización en España e Iberoamérica, cit.,
al., op. cit., pp. 10 y ss. pp. 237 y ss., a quien seguimos en esta parte.

boletín cinterfor 17
El diálogo social, bi o tripartito, ha teni- que con una fórmula algo difusa –carácter
do múltiples manifestaciones a lo largo de éste que, como se vio, parece ser propio
la evolución hacia la Unión Europea, de las de la idea de diálogo social–, encomendán-
cuales destacamos aquí sólo algunos de los dole a la Comisión Europea, en el art. 118-
hitos más relevantes o actuales. B, “desarrollar el diálogo entre las partes
Si bien el diálogo social está presente sociales a nivel europeo”, agregando que
desde la creación de las comunidades eu- si las partes lo desean, ese diálogo podrá
ropeas, dado que los tratados fundacionales cristalizar en “acuerdos”.
ya preveían consultas entre la autoridad En 1989, la Carta Comunitaria de
comunitaria y los actores sociales, lo que Derechos Fundamentales de los Traba-
más debe destacarse desde el punto de vista jadores conecta claramente, en su art. 12,
constitucional y estructural, es la creación el diálogo informal al estilo de “Val-
del Comité Económico y Social, órgano Duchesse” con el convenio colectivo eu-
permanente de representación de los ac- ropeo: “el diálogo entre interlocutores a
tores sociales, de información y consulta y, escala europea (...) puede conducir (...) a
consecuentemente, foro de desarrollo del que se establezcan relaciones convencio-
diálogo social europeo. nales, en particular, interprofesional y
Paralelamente se desarrollaron múltiples sectorialmente”.
Comités consultivos interprofesionales Pero el paso más significativo y deci-
de carácter bipartito y varios comités parita- sivo en cuanto al reconocimiento y pro-
rios sectoriales, sin perjuicio de otros tan- moción del diálogo social europeo, fue
tos grupos de trabajo bipartitos e informa- dado en el Tratado de Maastricht
les. (1992) y en el Acuerdo anexo al Proto-
A partir de 1985, se desarrolla el deno- colo de Política Social unido a dicho tra-
minado “diálogo de Val-Duchesse”, en- tado, que significativamente incorpora
tre la Confederación Europea de Sindica- casi íntegramente lo acordado previa-
tos (CES), la Unión de Industrias de la mente entre la CES y UNICE/CEEP, con
Comunidad Europea (UNICE) y el Centro lo cual la norma consagratoria del diálo-
Europeo de Empresas Públicas (CEEP). Se go social europeo emana de este mismo.
trata de contactos informales basados en El Tratado de Amsterdam, de 1997, dero-
el mutuo reconocimiento de las partes y no gó el Protocolo y el Acuerdo anexo de
en la autoridad de la Comisión Europea. Política Social, pero porque incorporó sus
Esta modalidad de diálogo bipartito fue pro- contenidos al propio texto del Tratado de
duciendo una serie de “dictámenes comu- la Unión Europea. De tal forma, los nue-
nes”, “opiniones conjuntas”, “declaraciones vos arts. 138 y 139 del Tratado de la Unión
comunes” o “acuerdos obligacionales” so- (que sustituyen los anteriores 118-A y 118-
bre temas tales como el empleo, las nue- B), consagran “constitucionalmente”, des-
vas tecnologías, la formación profesional, de Amsterdam, al diálogo social europeo
la movilidad en el sector ferroviario, etc. como fuente de Derecho comunitario. El
En 1986, el Acta Única Europea Tratado de Niza, de 2001, mantiene los tex-
“constitucionaliza” el diálogo social, aun- tos de estas disposiciones.

18 boletín cinterfor
En efecto, el diálogo social europeo europea, actualmente sometido a ratifica-
puede ser fuente formal de Derecho de dos ción en los países de la Unión.
maneras diferentes.
En primer lugar, puede dar lugar a
3. El diálogo social en el Mercosur23
convenios colectivos europeos.
En segundo término, puede concurrir Como se sabe, el Mercosur nació de
con las directivas de la Comisión Europea espaldas a lo social. Tratóse de un acuer-
a través de un complejo e interesantísimo do puramente comercial, manejado exclu-
procedimiento que integra autonomía y sivamente por las cancillerías y los minis-
heteronomía. En efecto, cuando la Comi- tros de Economía de los cuatro países
sión se propone elaborar una directiva so- miembros: Argentina, Brasil, Paraguay y
bre política social debe consultar previa- Uruguay. Sin embargo –y tal como era in-
mente a los actores sociales sobre “la po- evitable–, rápidamente se tomó concien-
sible orientación de una acción comunita- cia de esa “afasia social”, especialmen-
ria” y “sobre el contenido de la propues- te a partir de planteamientos sindicales,
ta”. Ante estas consultas, los actores so- doctrinales y de los propios Ministerios de
ciales europeos pueden avocarse la com- Trabajo. Así comenzó a construirse –lenta
petencia de regular la materia mediante un pero persistentemente– un espacio social
acuerdo, el cual, de concretarse, puede ser de esta nuestra experiencia de integración
luego “homologado” por una decisión o di- regional.24
rectiva de la Comisión, para garantizar su
La Declaración Sociolaboral del
eficacia nacional. Tal lo que sucedió con la
Mercosur, dada a fines de 1998 por los
adopción de la directiva 96/34/CE sobre
Jefes de Estado de los cuatro países miem-
permisos parentales. Si los actores socia-
bros, es una proclamación solemne, pro-
les no asumen competencia, la Comisión
gresiva y abierta, de los principios y dere-
reasume plenamente la suya para regla-
chos laborales fundamentales del
mentar la materia, lo que sucedió con la
Mercosur. En lo que aquí interesa, es del
directiva 94/45/CE sobre comités de em-
caso señalar que el art. 13 incluye al diálo-
presa europeos.22
go social entre esos derechos fundamen-
Más aún. El Tratado de Amsterdam tales, en los siguientes términos: “los Esta-
modificó el art. 117 del Tratado de la Unión dos partes se comprometen a fomentar el
Europea, para incluir al diálogo social en- diálogo social en los ámbitos nacional y
tre los objetivos de la Comunidad y de los regional, instituyendo mecanismos efecti-
Estados miembros (actual art. 136). vos de consulta permanente entre repre-
Con variantes, este mismo esquema está 23
Del mismo modo que en el párrafo anterior, refe-
recogido en el proyecto de Constitución rido a la Unión Europea, aquí se alude al diálogo
social regional del Mercosur, y no al que se verifica
22
Sobre la directiva 94/45/CE puede verse, entre en cada uno de los países miembros.
24
otros, a Godínez, Alexander, El derecho de partici- Por más detalles de lo que se expone en este
pación de los trabajadores en el ámbito de la em- párrafo: Ermida Uriarte, Oscar, La dimensión so-
presa, San José, Costa Rica, 1999, pp. 93 y ss. cial del Mercosur, Montevideo, 2004.

boletín cinterfor 19
sentantes de los gobiernos, de los emple- puestas al respecto. Integrado con repre-
adores y de los trabajadores, a fin de ga- sentantes de los Ministerios de Trabajo,
rantizar, mediante el consenso social, con- siempre funciona con una muy activa par-
diciones favorables al crecimiento econó- ticipación de las centrales sindicales y las
mico sostenible y con justicia social de la cámaras empresarias. Ese funcionamien-
región y la mejora de las condiciones de to tripartito lo ha convertido, hasta el pre-
vida de los pueblos”. sente, en la más eficaz instancia de diálo-
go tripartito de la región, en cuanto de su
Como se ve, el diálogo social es consa-
seno emanaron, tanto la Declaración
grado como derecho fundamental, tanto en
Sociolaboral del Mercosur, como el Con-
su nivel nacional como en el regional, y al
venio Multilateral de Seguridad Social del
mismo tiempo y con análoga jerarquía que
Mercosur.
la libertad sindical, la negociación colecti-
va y el derecho de huelga, entre otros. La Comisión Sociolaboral del Merco-
sur está prevista en la Declaración con la
El Foro Consultivo Económico-So-
finalidad de promover la aplicación de los
cial, previsto en el Protocolo de Ouro Preto
derechos fundamentales proclamados en
es, por el momento, el único órgano con
ella, en base a memorias anuales presen-
competencia laboral previsto en los trata-
tadas por los Estados. Si bien es un órgano
dos fundacionales y, por tanto, de rango
de control de la aplicación de la Declara-
“constitucional” y permanente. Definido
ción, su composición tripartita lo convierte
como órgano de representación de los in-
también en un foro de diálogo social.
tereses económicos y sociales del Merco-
sur, lo integran las centrales sindicales y Finalmente, el diálogo social informal e
las cámaras empresarias de los países inorgánico ha dado su primer fruto: el ya
miembros, así como representantes de otros citado25 y por ahora primer y único con-
sectores, entre los cuales actualmente fi- venio colectivo regional, celebrado en
guran consumidores, cooperativistas y pro- 1998 entre las empresas Volkswagen de
fesionales universitarios. Es un órgano pu- Argentina y Brasil, por una parte, y los sin-
ramente consultivo, que sólo puede presen- dicatos metalúrgicos de esos países, por la
tar recomendaciones a los órganos deciso- otra. El acuerdo se fundamenta, de con-
rios del Mercosur. Constituye una instan- formidad con su propio texto, en la necesi-
cia de diálogo social orgánico. dad de extender los entendimientos de las
relaciones entre capital y trabajo a todo el
El Subgrupo de trabajo Nº 10, suce-
ámbito del Mercosur, estableciendo el in-
sor del anterior Subgrupo Nº 11, es un ór-
tercambio de informaciones y mecanismos
gano de composición tripartita, de carác-
de prevención y solución de conflictos, así
ter consultivo y contingente, creado por y
como el reconocimiento de la representa-
dependiente del Grupo Mercado Común
ción sindical y de las comisiones internas
(órgano ejecutivo integrado por represen-
de fábrica. Incluye también, importantes
tantes de los Ministerios de Relaciones
previsiones en materia de formación pro-
Exteriores de los cuatro países miembros),
con la finalidad de considerar los asuntos
laborales de la integración y formular pro- 25
Supra, I.3.

20 boletín cinterfor
fesional, que serán comentadas más ade- supuesto de la OIT para 2000-2001.28 Asi-
lante.26 mismo, todo ese panorama dificulta el de-
sarrollo de un diálogo social genuino, por-
En todo caso, la celebración de esta
que además de participar en él algunos ac-
convención colectiva confirma la previsión
tores muy debilitados, el margen real para
de que el horizonte de las relaciones labo-
la negociación es muy escaso: la mayor
rales del Mercosur muestra necesariamen-
parte de las cuestiones sobre las cuales dia-
te, una negociación colectiva “mercosure-
logar están ya decididas. En América Lati-
ña”, que en lo sucesivo podrá seguir el ca-
na es frecuente que, cuando se convoca a
rril de una negociación colectiva de em-
dialogar, se lo haga para concertar la apli-
presa multinacional, tanto como el de una
cación de medidas ya adoptadas y no para
negociación colectiva de rama o actividad,
discutir la adopción de esas medidas.
o aun el de un acuerdo marco o pacto so-
cial de cúpula, de manera más o menos Por eso, a pesar de que tanto en algu-
análoga a lo que ha sucedido en la Unión nas Constituciones y legislaciones es da-
Europea.27 ble encontrar previsiones habilitantes del
diálogo, la situación práctica es más bien
deficitaria.
4. El diálogo social en los países
En ese contexto, los países del Merco-
del Mercosur
sur ofrecen un panorama algo menos des-
alentador que el que hoy se aprecia en otras
El diálogo social es una asignatura pen-
regiones latinoamericanas.
diente en América Latina.
El sindicalismo argentino, brasileño y
Una democracia política imperfecta o
uruguayo se ha debilitado, pero algo me-
incompleta, una concentración de la renta
nos que el de otros países de América La-
que ha sido calificada de “ofensiva” (o, muy
tina. El sindicalismo paraguayo ha crecido
diplomáticamente, de “distribución regresi-
con la apertura democrática, aunque a partir
va”), una dependencia económica hoy ne-
de una base anterior sumamente baja. Algo
gada desde el gobierno por quienes la teo-
similar está sucediendo en Uruguay desde
rizaron en la academia, un “ajuste” perma-
la convocatoria de los consejos de salarios
nente resultante de políticas económicas
en 2005, a lo que se hace referencia de
impuestas o adoptadas voluntariamente
inmediato.
como consecuencia de la asunción del pen-
samiento único, han contribuido al debilita- En Argentina, el diálogo nacional macro
miento de los actores sociales, los sindica- y altamente centralizado, ha dado algunos
tos y los gobiernos (o por lo menos, los ór- frutos concretos, bastante excepcionales en
ganos gubernamentales responsables de las la América Latina de los noventa: el Acuer-
políticas sociales), como bien se indica en do Marco de 1994 y el Acta de coinciden-
la ya citada Propuesta de Programa y Pre- cias entre el gobierno y la CGT, de 1997.
En Paraguay se desarrollaron, entre 1999
26
Infra, II. 5.
27
Supra, párrafo anterior. 28
Supra, I.5 y nota 13.

boletín cinterfor 21
y 2000, una serie de mesas de concertación cionales de relaciones laborales y que es
social, cuya sustentabilidad y eventuales posible que aquél haya influido favorable-
resultados no fueron notables; pero existe mente sobre éstos. Y en tercer y último
un cierto nivel de diálogo tripartito. En Brasil lugar, también es probable que en un mo-
se destaca el desarrollo de la negociación mento en que el diálogo social sobre los
colectiva en los sectores de más alta temas tradicionales (salario, jornada, con-
sindicalización y con relaciones laborales diciones de trabajo) se ve trabado por el
más maduras (como metalúrgicos y ban- contexto descrito en las primeras líneas de
carios, por ejemplo), así como la participa- este párrafo, la formación profesional, de-
ción orgánica de las centrales sindicales en finitivamente incorporada al sistema de
algunos ámbitos relevantes. En Uruguay, relaciones laborales, esté ofreciendo un
ante el severo resquebrajamiento de la ne- punto de coincidencia interesante para ex-
gociación colectiva en el lapso 1990-2004, plorar, desde allí, las posibilidades de desa-
resultaban alentadoras, en cambio, algunas rrollo del diálogo social.
formas de diálogo social orgánico de nivel
Un párrafo aparte merecen los Conse-
altamente centralizado, como la participa-
jos Económicos sociales, tan difundidos en
ción de representantes de trabajadores y
algunos países europeos y tan poco practi-
empleadores en el Directorio del Banco de
cados en Latinoamérica. Esta forma
Previsión Social,29 en la Comisión Mixta
institucionalizada u orgánica de diálogo o
Sectorial del Mercosur y en la Junta Na-
participación está prevista en algunos tex-
cional de Empleo.30 Por otra parte, el go-
tos constitucionales nacionales, como el art.
bierno que asumió el 1º de marzo de 2005
206 de la Constitución uruguaya y en el
ha convocado los consejos de salarios (ór-
art. 45 de la Constitución de la ciudad au-
ganos tripartitos conformados por rama de
tónoma de Buenos Aires, así como en va-
actividad económica con la función de fi-
rias constituciones provinciales argentinas.
jar salarios mínimos por categorías), lo que
Pero en el primer caso, cuya previsión data
se determinó un sensible aumento de la sin-
de 1934 nunca fue puesto en práctica –
dicación y el resurgimiento de la negocia-
aunque en 2006 se aprobó una ley regla-
ción colectiva centralizada por rama de
mentaria que no parece mostrar una gran
actividad.
vocación de rápida aplicación–, mientras
En todo caso, tres comentarios genera- que el segundo, mucho más reciente, de
les pueden hacerse al respecto. Primera- 1996, espera la aprobación de una ley re-
mente, que parece absolutamente necesa- glamentaria. Puede decirse que el Foro
rio el fortalecimiento de los actores socia- Consultivo Económico-Social del Mercosur
les (especialmente del sindical), como re- carece de suficientes antecedentes en la
quisito previo para el desarrollo de formas
eficaces y fluidas de diálogo social. En
segundo término, que en los últimos años, 29
Órgano estatal de gestión de la seguridad social.
el Mercosur ha ofrecido un ámbito de diá- 30
La participación en la Junta Nacional de Empleo
logo social extranacional tan o más impor- se menciona, también, en el párrafo siguiente. Sobre
estas experiencias, véase RELASUR, Formas de
tante que el ofrecido por los sistemas na-
tripartismo en el Uruguay, Montevideo, 1995.

22 boletín cinterfor
región31 y por ahora, de correlatos nacio- que aparentemente han tenido un mayor
nales en los países miembros. desarrollo relativo, aunque todavía incipien-
te, en los países del Mercosur.34
Así, puede destacarse que en Argenti-
5. El diálogo social sobre formación
na, tanto el Acuerdo Marco tripartito de
profesional

Beatriz, Actores sociales y formación en Argenti-


En los últimos años, la formación pro- na, Serie cit. Nº 2, Montevideo, 2000; DIEESE, Dia-
fesional se ha convertido en un hecho la- logo social e formação no Brasil, Serie cit. Nº 3,
boral, sin dejar de ser, al mismo tiempo, un Montevideo, 2000; Reynoso Castillo, Carlos, Diá-
hecho educativo. logo social y formación en México, Serie cit. Nº 4,
Montevideo, 2000; Céspedes, Roberto, Diálogo
Por una parte, se le reconoce como uno social y formación en Paraguay, Serie cit. Nº 5,
de los derechos fundamentales de los tra- Montevideo, 2000; Rosenbaum, Jorge, Diálogo so-
cial y formación en Uruguay, Serie cit. Nº 6, Mon-
bajadores;32 por otra, se le reconoce como tevideo, 2000; Barretto Ghione, Hugo, Diálogo so-
instrumento de competitividad de la empre- cial y formación: una perspectiva desde los países
sa y como potencial ventaja comparativa del Mercosur y México, Montevideo, 2001, Serie
de la economía nacional. Esto determina cit. Nº 7; Graña, Gonzalo, Políticas de empleo, for-
que se vaya generando, en torno a la for- mación y diálogo social, Montevideo, 2002, Serie
cit. N° 8; García Arce, María Cruz, Diálogo social
mación profesional, un espacio proclive a sobre formación profesional en España, Montevi-
las diversas formas de diálogo social33 las deo, 2003, Serie cit. Nº 9; Tostes Vieira, Marta;
Villavicencio, Alfredo; Cortés, Juan Carlos, Diálo-
go social sobre formación en el Perú, Montevideo,
31
Ermida Uriarte, Oscar, “Los CES: antecedentes 2004, Serie cit., Nº 10; Pazos, Nils, Participación
para el Foro Consultivo Económico-Social del en la capacitación en Chile, Montevideo, 2004, Se-
Mercosur” en Revista de Relasur Nº 8, Montevi- rie cit. Nº 11; Murgas Torraza, Rolando; Torres de
deo, 1995, pp. 45 y ss. León, Vasco, Diálogo social sobre formación en
32
Véase Barbagelata, Héctor-Hugo (editor); Barretto Panamá, Montevideo, 2005, Serie cit., Nº 12;
Ghione, Hugo; Henderson, Humberto, El derecho a Patiño, G.; Orjuela, C.; Roca, C., Diálogo social
la formación profesional y las normas internacio- para la formación profesional en Colombia, Mon-
nales, Cinterfor/OIT, Montevideo, 2000; Garmendia tevideo, 2005, Serie cit. Nº 13. Véase también,
Arigón, Mario, Legislación comparada sobre for- Cinterfor/OIT, Formación para el trabajo decente,
mación profesional, Cinterfor/OIT, Montevideo, cit., pp. 99 y ss. y 111-112, y Trabajo decente y
2000. Asimismo, Cinterfor/OIT, Formación para formación profesional, cit., párrafos 22 y 25.
el trabajo decente, Montevideo, 2001, pp. 19 y ss, Gran parte de esta información y otra de valor, pue-
y “Trabajo decente y formación profesional” en de consultarse en www.cinterfor.org.uy/dialogo so-
Trabajo decente y formación profesional, Boletín cial y formación.
de Cinterfor/OIT Nº 151, Montevideo, 2001, pá- 34
Por más que varias instituciones de formación
rrafos 13 y ss. profesional poseían desde antaño, una gestión
33
Cinterfor/OIT ha tratado de seguir atentamente tripartita, como es el caso del INA de Costa Rica, el
estos desarrollos, a través de diversas publicacio- SENA de Colombia, el INFOTEP de República Do-
nes: Ermida Uriarte, Oscar; Rosenbaum, Jorge, For- minicana, el INAFORP de Panamá y el INCE de
mación profesional en la negociación colectiva, Venezuela, entre otros. Más recientemente, el CO-
Montevideo, 1998; Rosenbaum, Jorge, Negociación NOCER (Consejo de Normalización y Certifica-
colectiva sobre formación profesional en el ción de Competencias), de México y el Consejo
Mercosur, Serie Aportes para el Diálogo Social y la Nacional de Capacitación de Chile, también revis-
Formación Nº 1, Montevideo, 2000; Cappelletti, tieron integración tripartita.

boletín cinterfor 23
1994 como el Acta de coincidencias tenido reducidos –como no podía ser de
bipartita de 1997, contienen interesantes otra manera en una primera experiencia
previsiones sobre formación profesional, a precursora–, se incluya el tema de la for-
pesar de que no todas ellas recibieron lue- mación profesional y que se lo haga esta-
go, plena ejecución. bleciendo algunas pautas no meramente
declarativas y bien sintonizadas con el
Tanto en Argentina como en Brasil, se
redimensionamiento de las relaciones la-
registra que más del 20% de los convenios
borales en el nivel regional.35
colectivos celebrados recientemente con-
tienen cláusulas sobre formación profesio- También es destacable que, en 2002, el
nal. Subgrupo de trabajo Nº 10 del Mercosur
haya adoptado tripartitamente un Reper-
En Uruguay, el Fondo de Reconversión
torio de Recomendaciones Prácticas so-
Laboral es administrado por la Junta Na-
bre Formación Profesional, instrumento que
cional de Empleo, de integración también
viene a realzar la múltiple importancia de
tripartita, que financia programas de capa-
la formación: como espacio de diálogo,
citación para desempleados y otros colec-
como derecho fundamental y como tema
tivos con dificultades de inserción en el tra-
protagonista en los esfuerzos de integra-
bajo.
ción regional.36
Mientras tanto, en el espacio regional,
Finalmente, la procedencia y el fomen-
el referido convenio colectivo de Volks-
to del diálogo social sobre formación pro-
wagen del Mercosur contiene importantes
fesional ha sido proclamada en la Reco-
previsiones sobre formación profesional.
mendación de la OIT Nº 195, sobre desa-
Por una parte, dispone la armonización de
rrollo de los recursos humanos, adoptada
los programas de capacitación de las di-
en 2004.37
versas plantas de Volkswagen en el
Mercosur. Por otra, prevé la cooperación
de los sindicatos y las comisiones internas
35
en la elaboración de los programas. Y fi- Más recientemente, las confederaciones interna-
cionales sindicales y empresariales de la industria
nalmente, establece el reconocimiento au-
gráfica, emitieron la “Declaración de Buenos Ai-
tomático de los certificados de cursos, se- res”, en la que se reivindica el recurso al diálogo
minarios o entrenamientos realizados en social en una serie de temas, entre los que se destaca
cualquiera de las unidades de la firma. Todo la formación profesional (conf. Barretto Ghione,
lo cual se establece bajo el título “sistema Hugo; Babace, Héctor, “Una puesta a punto del
Mercosur social 2006: la ampliación del minimalismo
de capacitación profesional”, el que denun- laboral” en Revista Derecho Laboral, Montevideo,
cia el propósito de apuntar a la definición 2006, t. XLIX Nº 222, párrafo V).
de una política de formación profesional 36
Véanse Ermida Uriarte, Oscar, La dimensión so-
pensada para el conjunto del ámbito del cial del Mercosur, cit, pp. 41-45 y 76-79; Ferreira,
María Carmen (con la colaboración de Sara Payssé),
Mercosur.
La formación profesional en el Mercosur, Monte-
No deja de ser significativo que en el video, 2003, esp. pp. 95-103 y 173-176.
37
primer convenio colectivo de ámbito Véase Barretto Ghione, Hugo, Recomendación
195 de la OIT. Temas, enfoques y actores de la for-
“mercosureño”, que es de extensión y con- mación profesional, Montevideo, 2005.

24 boletín cinterfor
Breves conclusiones to de los interlocutores parece ser, por lo
menos en los países latinoamericanos, una
Concepto en alguna medida laxo, am- medida previa indispensable de cualquier
plio e impreciso, el de diálogo social tiene política de promoción del diálogo social.
hoy una dimensión política, que lo convier-
En la OIT como en la Unión Europea,
te en componente de la democracia
el diálogo social es un verdadero principio
pluralista y en instrumento básico del nue-
inspirador y ha alcanzado, asimismo, un
vo contrato social que a veces se propone
apreciable desarrollo práctico. La presen-
como alternativa a una segmentación o
cia del diálogo social en el Mercosur es
exclusión social incompatible con el régi-
más incipiente pero sin duda apreciable. Es
men democrático.
de destacar su consagración, como uno de
Dentro del sistema de relaciones labo- los derechos y principios laborales funda-
rales, el diálogo social incluye todas la re- mentales, en el art. 13 de la Declaración
laciones que se dan entre los actores, di- Sociolaboral del Mercosur. También debe
versas del conflicto. Incluye así, la infor- valorarse la práctica de diálogo tripartito
mación y consulta, la negociación colecti- desarrollado en el seno del Subgrupo de
va, la concertación, la participación bi y trabajo 10 del Mercosur. Más aun, puede
tripartita, así como los medios voluntarios sostenerse que el diálogo social desarro-
y participativos de solución de conflictos llado en el Mercosur –que paradojalmente
del trabajo. nació de espaldas a toda preocupación so-
cial–, ha repercutido favorablemente en el
La existencia de actores sociales fuer-
diálogo social nacional en cada uno de los
tes y representativos es un presupuesto o
países miembros.
requisito esencial para el desarrollo de un
diálogo social medianamente fluido y fe- En efecto, los países del Mercosur pa-
cundo. Por esa razón, habida cuenta de la recerían ostentar –aunque tal vez no sola-
debilidad sindical y de las dudas sobre la mente por aquella razón– un mayor grado
representatividad de algunas organizacio- de desarrollo relativo –rectius: un menor
nes de empleadores y sobre el peso y au- grado de subdesarrollo relativo– del diálo-
tonomía de los órganos gubernamentales go social que el que se puede apreciar en
con competencias sociales, el fortalecimien- otros países latinoamericanos.

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