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Conceptos de: Educación, Educabilidad, Enseñabilidad y

Didáctica

Por: ARMANDO GIL OSPINA

EDUCACIÓN. El hombre es un ser en continuo crecimiento. Crecer


significa muchas cosas: evolucionar, desarrollarse, adaptarse, asimilar,
recibir, integrarse, apropiarse, crear, construir. Ese crecimiento se
realiza –como en todo ser biológico– gracias a su permanente
intercambio con el medio, y ese medio es (específicamente para el
hombre) eminentemente social. Educación, en sentido amplio, es el
proceso por el cual la sociedad facilita de una manera intencional o
difusa, ese crecimiento en sus miembros. Por tanto, la educación es
ante todo una práctica social, que responde a, o lleva implícita, una
determinada visión del hombre. En este sentido, el quehacer educativo
necesariamente tiene como trasfondo una determinada concepción del
hombre y de la sociedad y sólo desde ella se podrá definir el papel que
en dicho proceso debe cumplir la educación.

Otras ideas que complementan la anterior concepción educación, es la


que plantea E. Durkheim: La educación es la acción ejercida por las
generaciones adultas sobre las que aún no están maduras para la vida
social. Ella tiene por objeto suscitar y desarrollar en el niño un cierto
número de estados físicos, intelectuales y morales que reclaman de él la
sociedad política en su conjunto y el medio especial al cual él está
particularmente destinado a vivir”.

Refiriéndose a la educación, A. Zambrano, apoyado en C. Hadji, señala


que cuando se trata de educación, lo que está en juego es la
perfectibilidad de la criatura humana: el individuo es un ser perfectible,
susceptible de modificación y por lo tanto educable.

La educación como concepto tendría una dimensión axiológica. En tanto


es valor, una forma extendida de valor, la educación constituye el
campo donde todo lo humano se pregunta por su condición. Por una
condición de inacabamiento, imperfectibilidad. La acción educativa, en
este orden, posibilita la mirada sobre el valor social que la comunidad
logra consolidar en sus prácticas históricas. Esto se encontraría
explicitado por la pregunta que la comunidad se hace respecto al tipo de
persona que se desea educar. No obstante, debe entenderse este
principio como una aspiración a la universalidad - base de alteridad -.
Hadji considera que la finalidad de toda educación es la de permitirle a
todo individuo la potenciación de sus facultades y la búsqueda de lo
mejor en cada uno. La educación se inscribe en el campo ético, es decir,
del lado de lo que parece digno de ser procurado a favor del ser
humano. Así, la educación debe facilitar la inserción del individuo, como
entidad social, en el seno del grupo donde, en apariencia, está llamado
a convivir –socialización educativa o educación socializante–. Además,
favorecer la emergencia de la persona capaz de juzgar el ser, y, ante
todo, su propio ser respecto de los valores y cuya universalidad es
incontestable –educación ética–.

Por su parte, Oliver Reboul la define como “la acción que le permite a un
individuo desarrollar sus aptitudes físicas e intelectuales, así como sus
sentimientos sociales, estéticos y morales, con el fin de cumplir, en
cuanto sea posible con su tares de hombre, la que, a la vez, es el
resultado de esta acción”.

Para H. G. Gadamer, la educación es comprensión de sí mismo,


comprensión de los otros, comprensión del mundo; esto es educarse. Y
se pregunta: ¿quién es propiamente el que educa? ¿Cuándo comienza la
educación? Y responde que quien educa es el propio sujeto que se
asume en un proceso de autocomprensión, de comprensión y de
recomprensión, y que la educación se inicia en el mismo momento en el
que el mundo deja de ser habitual, perdiendo su cotidianidad, y emerge
una “experiencia de curiosidad”. El punto de partida de la educación es
la admiración, el sobresalto, la conturbación, el extrañamiento, la
perplejidad… El asombro no dejará nunca de ser el eslabón primero de
la tarea del pensar, convocada a reinventarse.

Más recientemente, los teóricos de la pedagogía crítica señalan que la


educación constituye una acción de perfectibilidad que solamente se
logra desde la actividad comunicativa...Educar, en este sentido, es
extraer al otro, llevándolo al plano de una ontogénesis valorativa, es
permitir que la vida continúe. Por lo tanto, la educación es la mejor
forma de celebrar la vida, en cuanto ésta infiere la posibilidad de
lenguaje y acción. De los mecanismos que la educación se vale, el más
radical, es el lenguaje, convertido en un vínculo que recuerda la historia
misma de la humanidad, que valora cualquier diálogo o acción, inclusive
le da sentido al silencio de las palabras y potencia la vocal frente al
mundo complejo de las frases. Así, la educación se mueve en el plano
de un lenguaje que significa y dramatiza el escenario donde tiene lugar
el inevitable movimiento de la vida.
EDUCABILIDAD. Al ser la educación el manto que envuelve el interés
de la actividad humana requiere de la pedagogía y de su postulado de
educabilidad para poner a prueba toda la intencionalidad de preservar
en la empresa humana. En el plano ético, la educabilidad remite a la
condición inacabada de la especie humana y facilita pensar mejor toda
influencia estratégica desde lo educativo. Así es como se podrá entender
el ejercicio de este postulado, sabiendo, de antemano, que cuando se
trata de educación, lo que está en juego es la perfectibilidad de la
criatura humana.

En el campo de la educabilidad encontramos las reflexiones alrededor de


las cuales planteamos el desarrollo de las personas como los sujetos de
los aprendizajes, intentando responder los interrogantes ¿cómo madura?
Y ¿cómo aprende?, es decir, ¿cuál es la relación existente entre
desarrollo y aprendizaje? En otras palabras, es el campo de los procesos
de desarrollo del ser humano.

¿Qué significa la educabilidad? ¿Cómo es posible pensar un postulado


ético cuando lo esencial se juega en términos de un hacer práctico? ¿De
qué manera este postulado se incrusta en la esencia de la educación? La
educabilidad se sustenta en el siguiente postulado ético: todo individuo
es educable a condición de que se deje conducir. Esto quiere decir que
el docente hará todo lo que esté a su alcance para que el alumno tenga
éxito en sus actividades educativas. En este sentido, la educabilidad
responde a la necesidad de llevar al individuo hasta su estado máximo
de realización personal (modificabilidad, transformación y
reestructuración). Ella implica, asimismo, una actividad donde el
pedagogo debe saber conducir, reconociendo de antemano las posibles
resistencias del educando (relación pedagógica). Igualmente, surge el
acto de voluntad en el individuo, y es ésta, precisamente, la que va a
marcar la pauta de toda acción pedagógica contemporánea. Por su
naturaleza, la educabilidad intenta resolver todo fracaso en la educación
del otro (apuesta educativa). El sujeto puede resistirse a toda acción
educativa y convertir el logro previsto en un fracaso anticipado y es, en
este sentido, a decir de P. Meirieu, como el pedagogo es aquel que
puede hacer más cuando pareciera que todo hubiera fracasado.

Además, el postulado ético de la educabilidad implica otro principio, que


Meirieu denomina de no-reciprocidad, con el cual se pretende que
aunque uno le dé todo al otro, no le puede exigir nada a cambio: ni su
reconocimiento ni su sumisión ni siquiera su éxito, pero la relación
intersubjetiva es fundamentalmente asimétrica. “Yo soy responsable del
otro sin atender la reciprocidad, la reciprocidad es asunto de él, no el
mío”.
ENSEÑABILIDAD. El sujeto educable requiere de instrumentos
precisos, tangibles e intangibles. Algunos de ellos son, precisamente, el
saber y el conocimiento. Por tanto, la educabilidad es posible y toma
sentido con la presencia activa de las disciplinas, las cuales constituyen
una forma elaborada de lo real, traducen los datos de la realidad y
particularizan las expresiones complejas del mundo objetivo, gracias a
los instrumentos teórico-prácticos que ellas mismas elaboran.

Así, pues, la educabilidad del sujeto cobra sentido al presentarse la


enseñabilidad. El sujeto educable se encuentra ubicado en medio de
las dos. Pensar la educabilidad de éste, sin hacer referencia a la
enseñabilidad de objetos reales del saber, es postular anticipadamente
un fracaso en la pretensión educable. En este orden de ideas, la
enseñabilidad se refiere a las disciplinas científicas como construcción de
saberes en el plano de la construcción epistemológica….en el “para sí”.
Enfrenta el problema de la mediatización (enseñanza) de la estructura y
los contenidos de las ciencias y otros saberes para que el alumno los
apropie, los aprehenda (aprendibilidad). Considerada de esta manera,
entonces, la enseñabilidad de las ciencias no es sobreañadida ni
complementaria y el funcionamiento mismo del conocimiento en el
contexto de la enseñanza no es exterior a la naturaleza misma del saber
científico, y que los elementos del saber, como objetos culturales, están
preñados, preadaptados desde la matriz que posibilita su enseñanza.

Para el profesor Feurstein, la educabilidad se entiende desde los


aprendizajes, lo cual quiere decir que cada individuo está en la
capacidad de aprender a condición de que los instrumentos didácticos y
pedagógicos, disponibles para tal fin, resistan a la indiferencia que
algunos individuos puedan expresar cuando están siendo confrontados
por el acto de aprender. El aprendizaje le permite a los individuos
insertarse en el mundo. Sin los aprendizajes, la relación con el mundo y
las cosas constituiría una empresa sin gerencia. El motor de la
educación lo constituyen los aprendizajes y la enseñanza tal como lo
señala Houssaye, no constituye más que un proceso pedagógico.

Para R. Flórez, la enseñabilidad ocurre en dos momentos: el primero se


refiere a que la formulación de una explicación científica conforma la
estructura del saber científico, su funcionamiento y los modos de
organización del mismo saber, desde el mismo momento en que esté
concebido por el investigador para ser comprendido
intersubjetivamente. La comunicabilidad del saber no es consecuencia
sino condición de su producción, y cada disciplina podrá caracterizarse
por las formas de comunicación al interior de cada comunidad científica.
Pues bien, tal comunicación paradigmática se configura análogamente al
contexto de la enseñanza propia de cada época y sirve como garante y
fundamento de la enseñabilidad de cada ciencia. En este sentido la
enseñabilidad hace parte del estatuto epistemológico de cada ciencia. En
cuanto al segundo, comenta, probablemente la enseñabilidad de las
ciencias desconocida para los profesores, sin embargo constituye el
punto de partida imprescindible para la enseñanza de las ciencias en las
universidades y para la constitución de la didáctica especial para cada
ciencia, ya no de manera formal y abstracta, sino desde las necesidades
y características culturales y de lenguaje de los alumnos como sujetos
cognoscentes, activos y concretos.

En síntesis, la enseñabilidad se entiende como un concepto que parte de


los fundamentos epistemológicos de las disciplinas, los cuales sirven de
sustento pedagógico y didáctico, en función del carácter investigativo
del docente, y del reconocimiento de los proyectos de vida individuales y
de grupo, en la medida de los requerimientos sociales y culturales.

DIDÁCTICA. Como lo expresa J. G. Sacristán, la didáctica


contemporánea centra su reflexión sobre la enseñanza no de manera
instrumental, técnica o procedimental, sino en forma crítica y
comprensiva. Hoy, la didáctica como saber sobre la enseñanza, se ocupa
en su reflexión del concepto mismo de enseñanza y de la práctica de
enseñanza fundamentada en una concepción heurística que privilegia la
duda, la búsqueda, la pregunta; lo cual tiene lugar en un escenario
llamado AULA. A su vez, ésta es entendida como un espacio de
construcción social enriquecido por la interacción, la producción y la
creación de significados, en cuya dinámica se conjugan relaciones de
conflicto y de convivencia, configuradas a partir de las lógicas y
racionalidades comunicativas que allí circulan, bien de naturaleza
instrumental, estratégica o dialógica, desde el planteamiento de J.
Habermas.

De esta manera, la didáctica es mirada no desde una perspectiva


instrumental como técnica, sino desde una perspectiva comprensiva
como saber cuyo objeto de estudio es la enseñanza en su dimensión
teórica y práctica, abordada desde el aula como escenario, a partir de
unos contenidos construidos socialmente, el aprendizaje que allí se
genere deberá estar, necesariamente, enmarcado en lo significativo.

R. Flórez considera la expresión transposición didáctica como concepto


operante de la enseñabilidad que permite que el docente pueda
descender de su análisis axiológico sobre el otro, a la práctica de los
saberes y su transmisión. Dicha práctica busca al máximo ocasionar en
los individuos algún tipo de modificación, llagando a ser el centro de
interés de la plasticidad o del acabamiento. Ese acto de modificabilidad
debe entenderse, no como una fuerza que ejerce desde una
exterioridad, sino como una forma verbal que es capaz de hacer que el
individuo, o los individuos, se modifiquen en sus representaciones frente
al mundo. Una modificación en estos términos, simboliza la
interiorización de la palabra que es apropiada, en cuanto ella permite
referirse desde un adentro, al mundo y sus circunstancias.
Precisamente, cuando la pedagogía acoge en su seno al individuo, no se
queda en el mero plano de lo anticipado, de lo previsible, sino que
trasciende al espacio de la acción. Es aquí donde educabilidad y
enseñabilidad se unen a través de un cómo con valor didáctico.

En tanto, la metodología permite, en juego de libertades calculadas,


deducir las reflexiones que el pedagogo necesita para ir mejorando sus
posturas frente a la educación de los otros. Entendida la metodología,
como forma concreta de hacer posible una transmisión práctica de los
objetos auxiliares de los saberes, no es suficiente si ella no está
acompañada de reflexiones anteriores y posteriores que se ponen en un
plano ético para mejor armar los discursos y celebrar el mundo. Como
toda reflexión, ella se produce a través de los encuentros ciertos que
nos ofrecen las situaciones más controvertidas, por ejemplo, cuando el
estudiante renuncia en su radical silencio a promover un interés único
frente a las propuestas pedagógicas, o ante la realización de una tarea
que reclame el concurso potente de sus capacidades y competencias. Si
el docente no logra percibir los silencios, o las renuncias, en términos
de resistencia a priori que el estudiante expresa en su negación frente a
la invitación que el docente le hace, entonces fracasará en sui intento
por organizar una alternativa espacial, capaz de traducir los encuentros
en función de las finalidades de la educación y la educabilidad.

“El aprendizaje le permite al sujeto desarrollar las potencialidades y


perfeccionar sus habilidades y destrezas, adquirir nuevas competencias
y desarrollar las aptitudes para desempeñarse en una profesión u oficio.
Pero el aprendizaje ha de conducir a la formación que es el propósito
esencial, formación de ciudadanos en el sentido riguroso del término:
personas capaces de obrar, seleccionar y elegir éticamente, poseedores
de la mayoría de edad de la que hablara Kant”.

Relaciones entre Educación, Pedagogía, Enseñanza


(Instrucción), Didáctica, Metódica y Currículo
 “MIENTRAS QUE LA EDUCACIÓN HA SIDO UNA ACCIÓN CONTINUA, LA
PEDAGOGÍA HA SIDO INTERMITENTE” (MÁS O MENOS TEMATIZADA
COMO SABER SOCIAL Y, MODERNAMENTE, SISTEMATIZADA COMO
“SABER CIENTÍFICO”).
 “MIENTRAS QUE LA EDUCACIÓN PUEDE SER CONSCIENTE O
INCONSCIENTE, LA PEDAGOGÍA ES SIEMPRE Y NECESARIAMENTE UN
PRODUCTO DE LA CONCIENCIA REFLEXIVA”.
 “LA EDUCACIÓN ES A LA PEDAGOGÍA COMO LA PRÁCTICA A LA
TEORÍA”.
 “LA PEDAGOGÍA ES UNA TEORÍA PRÁCTICA CUYA FUNCIÓN ES
ORIENTAR LAS PRÁCTICAS EDUCATIVAS. LAS TEORÍAS PRÁCTICAS
SON CIENCIAS APLICADAS”.
 “LA DIDÁCTICA ES LA CIENCIA DE LA ENSEÑANZA”
 “LA PEDAGOGÍA RESPONDE CIENTÍFICAMENTE A LA PREGUNTA ¿CÓMO
EDUCAR? LA DIDÁCTICA LO HACE CON LA PREGUNTA ¿CÓMO
ENSEÑAR?”
 AMBAS PREGUNTAS TIENEN UN HORIZONTE ESPECÍFICO: EL DEL
¿CÓMO EDUCAR? ES EL POR QUÉ Y EL PARA QUÉ DE LA EDUCACIÓN Y
EL DEL ¿CÓMO ENSEÑAR? ES EL POR QUÉ Y EL PARA QUÉ DE LA
ENSEÑANZA. EL PRIMERO ES DE TIPO MÁS BIEN ANTROPOLÓGICO-
FILOSÓFICO, EL SEGUNDO, PREDOMINANTEMENTE DE TIPO
HISTÓRICO-PRÁCTICO.
 LA PEDAGOGÍA ES LA CIENCIA QUE ORIENTA LA LABOR DEL
EDUCADOR. LA DIDÁCTICA ORIENTA UN ASPECTO ESPECÍFICO DE
ELLA: SU LABOR COMO DOCENTE.
 LA DIDÁCTICA ES ENTONCES A LA ENSEÑANZA LO QUE LA PEDAGOGÍA
A LA EDUCACIÓN
 LA PEDAGOGÍA TIENE UN APOYO INTERDISCIPLINARIO: LA
SOCIOLOGÍA, LA ANTROPOLOGÍA, LA PSICOLOGÍA....LA DIDÁCTICA SE
APOYA EN LA METÓDICA, EL MANEJO DE LOS MEDIOS DE
COMUNICACIÓN, EL DISEÑO CURRICULAR.....
 LA DIDÁCTICA SE EXPRESA EN UN CURRÍCULO, MIENTRAS QUE LA
PEDAGOGÍA LO HACE EN UN PROGRAMA EDUCATIVO O EN UN
PROYECTO PEDAGÓGICO.
 NO ES POSIBLE EL DESARROLLO DE UN CURRÍCULO SIN EL
DESARROLLO DEL PROFESOR.
 EL CURRÍCULO, EN VIRTUD DE SU SIGNIFICACIÓN, NO ES
SENCILLAMENTE UN CONJUNTO DE MEDIOS DE INSTRUCCIÓN PARA
MEJORAR LA ENSEÑANZA, SINO QUE CONSTITUYE EXPRESIONES DE
IDEAS PARA MEJORAR A LOS PROFESORES.

 EL CURRÍCULO PROPORCIONA UN MARCO DENTRO DEL CUAL EL


PROFESOR PUEDE DESARROLLAR NUEVAS DESTREZAS Y
RELACIONARLAS, AL TIEMPO QUE TIENE LUGAR ESE DESARROLLO, CON
CONCEPTOS DEL CONOCIMIENTO Y DEL APRENDIZAJE.
 EL CONTEXTO AULA ES EL MÁS IMPORTANTE EN EL QUE
PROFESORES Y ALUMNOS TRABAJAN CON EL CURRÍCULO

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