Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Auto de Vista (Exp. 33-2018-43) PDF
Auto de Vista (Exp. 33-2018-43) PDF
Resolución N.° 2
Lima, catorce de mayo
de dos mil veinte
I. ANTECEDENTES
1.1 Con fecha veinte de abril de dos mil veinte, la defensa del imputado Jacinto
César Salinas Bedón solicitó el cese de la prisión preventiva dictada en su contra
para efectos de que, en su lugar, se dicte la medida cautelar de comparecencia con
restricciones. Este pedido fue materia de pronunciamiento por la jueza encargada
1 de 17
del Tercer Juzgado de Investigación Preparatoria, quien, por Resolución N.° 34, del
veintitrés de abril de dos mil veinte, resolvió lo siguiente: 1) declarar infundada la
solicitud de cese de la prisión preventiva peticionada por la defensa del imputado
Jacinto César Salinas Bedón; y 2) sustituir, de oficio, la medida de prisión preventiva
por la de detención domiciliaria al referido imputado, cuyo vencimiento será el
veintiocho de julio de dos mil veintiuno, con las siguientes reglas de conducta: a)
prohibición de comunicación, por cualquier medio físico o tecnológico, con otros
coinvestigados, testigos, peritos o similar de la presente investigación; b)
impedimento de salida del país por el mismo plazo. Todo lo anterior bajo
apercibimiento de revocar la medida impuesta en caso de incumplimiento. Del
mismo modo se impuso una caución económica por la suma de S/ 30 000.00.
2.1 Sobre el pedido de cese de prisión preventiva planteada por la defensa, la jueza
advirtió que, desde la primigenia resolución de prisión preventiva, la defensa viene
argumentando que el investigado adolece de enfermedades preexistentes y que la
documentación médica que ha presentado para tal fin no se tratan de nuevos
elementos de convicción (dos informes médicos fueron presentados anteriormente
y el otro no tiene fecha de emisión). Respecto al cierre de vías de acceso o de
2 de 17
comunicación, el órgano jurisdiccional coincide con la Fiscalía en que no
constituyen elementos de convicción que mengüen, de modo alguno, el peligro de
fuga que en su oportunidad fue determinado en contra del investigado. Así,
sostiene que no se ha dado cumplimiento a lo estipulado en el artículo 283 del
Código Procesal Penal (CPP), por lo que desestima el pedido de la defensa, más aún
cuando esta solo ha cuestionado el peligro de fuga y no el de obstaculización.
2.2 Sin perjuicio de lo resuelto, la jueza de primera instancia destaca que el órgano
jurisdiccional se encuentra facultado de reformar −incluso de oficio− las medidas
coercitivas, de conformidad con el artículo 255.2 del CPP, y que en el presente caso
la defensa ha peticionado que se realice un nuevo test de proporcionalidad,
atendiendo a la emergencia nacional producto del Covid-19 y a la situación actual
de los establecimientos penitenciarios, que contrastados con la edad y
enfermedades preexistentes que adolece el investigado, corresponde que se realice
un análisis al respecto. Precisa, además, que, durante el desarrollo de la audiencia,
advirtió a los sujetos procesales de dicha posibilidad, salvaguardando el ejercicio al
derecho de defensa.
2.3 En mérito a ello, afirma que cualquier análisis sobre la sustitución de la medida
de prisión preventiva por razones del Covid-19 debe obedecer a una evaluación de
caso por caso y de las condiciones particulares del investigado. Asimismo, enfatiza
que la situación de emergencia por el Covid-19 no significa que, de modo
automático, toda persona recluida en establecimiento penitenciario, con algún
factor de vulnerabilidad, deba ser inmediatamente excarcelada. Por tanto, indica
que lo que se debe analizar es si las condiciones del investigado Salinas Bedón
cumplen con los parámetros que exige el artículo 290 del CPP.
3 de 17
hipertensión arterial en tratamiento, diabetes mellitus tipo II en tratamiento,
faringitis aguda, sintomático respiratorio: Tuberculosis pulmonar a descartar,
hipertrofia benigna de próstata a descartar”; lo que evidencia que si bien dichos
padecimientos están controlados, estos en su mayor número se encuentran
comprendidos como factores de riesgo. También precisa que el presentar tres
cuadros clínicos coincidentes con los factores de riesgo (diabetes, hipertensión
arterial y sintomatología respiratoria) en el actual contexto agravarían el estado de
salud del investigado, además de que este tiene 63 años, ha cumplido con más de la
mitad del plazo de prisión preventiva impuesta y no se han obtenido datos
concretos sobre el incremento del peligro de fuga o de obstaculización que impidan
optar por la medida de detención domiciliaria.
4 de 17
sufra de enfermedades graves que amparen el cese de la medida de prisión
preventiva y, menos aún, la medida de detención domiciliaria; no obstante, en la
recurrida han sido considerados como válidos para sustituir la medida de prisión
preventiva.
4.3 Agrega que la jueza de primera instancia realizó el test de idoneidad, necesidad
y proporcionalidad de la medida impuesta a su patrocinado. Finalmente, resalta
que su cliente padece de diabetes e hipertensión arterial, lo cual lo hace vulnerable
5 de 17
ante la pandemia del Covid-19. Por tales motivos, solicita se declare infundado el
recurso de apelación interpuesto por la Fiscalía.
1
La actividad recursiva en nuestro sistema procesal tiene entre sus principales principios el de limitación,
también conocido como “tantum apellatum tantos devolutum”, el que recoge el principio de congruencia,
consistente en que el órgano revisor, al momento de revisar la impugnación, debe hacerlo conforme a las
pretensiones o los agravios invocados por el impugnante en el referido recurso.
6 de 17
de las resoluciones “[…] constituye una garantía fundamental en los supuestos en
que con la decisión emitida se afecta de manera negativa la esfera o situación
jurídica de las personas. Así, toda decisión que carezca de una motivación
adecuada, suficiente y congruente, constituirá una decisión arbitraria y, en
consecuencia, será inconstitucional”2.
QUINTO: Ahora bien, de conformidad con el artículo 283.3 del Código Procesal
Penal (CPP), el cese de la prisión preventiva procede solo en los casos donde la
evidencia de nuevos elementos de convicción demuestre que ya no concurren los
presupuestos o fundamentos que determinaron su imposición y resulte necesario
variar esta medida por la de comparecencia, ya sea simple o con restricciones.
2
Cfr. Exp. N.° 05601-2006-PA/TC, fundamento 3, y reiterado en el Exp. N° 02462-2011- PH/TC.
3
Exp. N.° 1480-2006-AA/TC (caso Caja de Beneficios y Seguridad Social del Pescador), del veintisiete de marzo
de 2006, fundamento 2.
7 de 17
Adicionalmente, tendrán que tomarse en consideración las características
personales del imputado, el tiempo transcurrido desde la privación de su libertad y
el estado de la causa.
8 de 17
sea mayor de 65 años de edad4; ii) que adolezca de una enfermad grave o
incurable; iii) que sufra grave incapacidad física permanente que afecte de manera
sensible su capacidad de desplazamiento; o iv) que sea madre gestante. Estas
condiciones especiales no son concurrentes, sino independientes unas de otras, por
cuanto deben ser concordadas con el inciso 2, artículo 290 del CPP, el cual, a la
letra, refiere que esta medida coercitiva se impondrá siempre y cuando el peligro
de fuga o de obstaculización pueda evitarse razonablemente con su imposición.
4
La Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores (A-70)
establece que se entiende por persona mayor “aquella de 60 años o más, salvo que la ley interna determine
una base menor o mayor, siempre que esta no sea superior a los 65 años. Este concepto incluye, entre otros, el
de la persona adulta mayor” (artículo 2). Sobre el derecho a la libertad personal de las personas mayores, el
artículo 13 del citado instrumento internacional señala que los Estados Partes garantizarán el acceso de la
persona mayor privada de libertad a programas especiales y atención integral, incluidos los mecanismos de
rehabilitación para su reinserción en la sociedad y, según corresponda, promoverán alternativas respecto a la
privación de libertad, de acuerdo con sus ordenamientos jurídicos internos (el resaltado es nuestro).
9 de 17
como válido dicha alegación, resulta ser insuficiente para cesar la medida de prisión
preventiva.
DÉCIMO SEGUNDO: Ahora bien, antes de absolver los agravios planteados por el
recurrente, consideramos necesario precisar que es de conocimiento público que la
pandemia generada por el COVID-19 viene afectando la salud de miles personas en
nuestro país, especialmente, de aquellas que se encuentren en un estado de
vulnerabilidad en atención a sus condiciones personales o de salud. Como
consecuencia de ello, con fecha 15 de marzo del año en curso, el Gobierno
peruano, mediante Decreto Supremo N.° 044-2020-PCM, declaró el estado de
emergencia nacional por las graves circunstancias que afectan la vida de la Nación
como consecuencia de la pandemia de COVID-19.
DÉCIMO TERCERO: En ese contexto, el Consejo Ejecutivo del Poder Judicial, como
política institucional, ha emitido distintas resoluciones administrativas para efectos
de revaluar las medidas de prisión preventiva y el cumplimiento de las penas
privativas de la libertad, tales como (i) Resolución Administrativa N.° 120-2020-CE-
PJ, mediante la cual ha establecido que los jueces penales resuelvan, de oficio y/o a
pedido de la parte legitimada, la situación jurídica de procesados y sentenciados
10 de 17
privados de su libertad, así como solicitudes de variación del mandato de detención
o de cese de prisión preventiva; y (ii) Resolución Administrativa N.° 138-2020-CE-PJ,
a través de la cual aprueba la directiva de medidas urgentes con motivo de la
pandemia del COVID-19, para evaluar y dictar, si correspondiere, la reforma o
cesación de la prisión preventiva.
11 de 17
unidades de privación de la libertad, incluida la reevaluación de los casos de prisión
preventiva para identificar aquellos que pueden ser convertidos en medidas
alternativas a la privación de la libertad, dando prioridad a las poblaciones con
mayor riesgo de salud frente a un eventual contagio del COVID-19, principalmente
las personas mayores y mujeres embarazadas o con hijos lactantes. 47. Asegurar
que, en los casos de personas en situación de riesgo en contexto de pandemia, se
evalúen las solicitudes de beneficios carcelarios y medidas alternativas a la pena de
prisión...”.
DECIMO QUINTO: De las normas emitidas por el gobierno central, las disposiciones
administrativas emitidas por el CEPJ, y las recomendaciones emitidas por la
Organización Mundial de la Salud y la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos debemos concluir que la existencia de la pandemia generada por el
COVID-19 es una realidad en nuestro país que no merece ser objeto de prueba en el
presente incidente como así lo ha aceptado el titular de la acción penal en
audiencia. En igual sentido, se tiene que aparte de venir afectando la salud de miles
de personas en libertad, e incluso lesionando a su derecho a la vida de otros tantos,
el COVID-19 ha llegado a los centros penitenciarios del país y se tiene que hasta la
fecha se habrían contagiados muchas personas privadas de su libertad, incluidos
personal penitenciario. Además, es de conocimiento público también que existen
personas privadas de su libertad y personal del INPE que lamentablemente han
12 de 17
fallecido como consecuencia del contagio del COVID-19. Para este Colegiado
Superior, en aplicación del inciso 2, artículo 156 del CPP, tales datos objetivos son
hechos notorios que no necesitan ser probados, para resolver este incidente.
DÉCIMO SEXTO: De modo que, en este contexto normativo y social que nos ha
tocado vivir, en esta incidencia, solo cabe determinar si resulta procedente la
sustitución de la prisión preventiva por la detención domiciliaria como al final
resolvió el A quo y lo ha sostenido el abogado defensor en audiencia o, por el
contrario, no procede la sustitución como enfáticamente lo ha sostenido el titular
de la acción penal en su recurso y en audiencia. En efecto, la defensa para
demostrar que su patrocinado sufre de enfermedades graves y que estas se habrían
agravado en el contexto de la pandemia, ha presentado entre otros documentos los
siguientes (i) informe médico de la Clínica San Gabriel, suscrito por Jaime Minchola
Haro, mediante el cual se prescribe que el imputado padece de hipertensión
arterial; (ii) informe médico de la endocrinóloga Sandra Arce Jiménez, quien
prescribe que el imputado padece de Diabetes Melitus tipo II; (iii) constancia de
atención médica expedido por el médico cirujano del Establecimiento Penitenciario,
Carlos de la Cruz Tasayco, quien prescribe Retinopatía diabética; (iv) receta única
estandarizada expedida por la Sub Dirección de Salud del Establecimiento
Penitenciario “Miguel Castro Castro”, con lo cual se advierten las medicinas que
estaría tomando el referido imputado por las enfermedades ya acotadas; (v)
recetas únicas estandarizadas expedidas por el Establecimiento Penitenciario
“Miguel Castro Castro”, mediante las cuales se advierte la carencia de
medicamentos en el referido penal; y (vi) solicitud presentada al Establecimiento
Penitenciario “Miguel Castro Castro”, mediante el cual se reitera el pedido de sus
medicinas debido a que el imputado no cuenta con medicación por un periodo de
30 días.
13 de 17
médicos presentados por la defensa si bien dan cuenta de la existencia de
enfermedades, estas no podrían ser consideradas como graves, dado que se
encuentran controladas en el Establecimiento Penitenciario “Miguel Castro Castro”.
No obstante, esta Sala Superior no comparte dicha argumentación pues
efectivamente en tiempos normales, sin duda, es posible que alguna enfermedad
grave o crónica, puede ser controlada en los centros penales; sin embargo, en estos
tiempos excepcionales generados por el Covid-19, la realidad nos está demostrando
que ello no es posible. Es decir, los efectos del contagio del COVID-19 ha
desbordado cualquier tipo de control de enfermedades en los centros
penitenciarios, mucho más si son graves. De ahí que no queda otra alternativa que
verificar si en el caso del imputado Salinas Bedón, este sufre de enfermedades
graves o crónicas como lo ha sostenido el abogado defensor y se sostiene en la
recurrida. En efecto, de la revisión de los documentos presentados y ya glosados, el
citado imputado sufre de hipertensión arterial y diabetes mellitus. Tal diagnóstico,
en el presente incidente, se encontraría respaldado con las distintas recetas únicas
estandarizadas ya mencionadas y emitidas por el establecimiento penitenciario
anotado. En suma, para el Colegiado superior, se ha llegado a determinar en forma
razonable que el investigado Salinas Bedón sufre de enfermedades graves e
incurables conforme lo exige el artículo 290.1 del CPP, las mismas que no pueden
ser controladas ni medicadas en el centro penitenciario donde estaba recluido.
DÉCIMO OCTAVO: De modo que esta Sala Superior concluye que la decisión final
del juez de investigación preparatoria de sustituir la prisión preventiva por la
medida de detención domiciliaria es correcta y razonable, y lo más importante, la
decisión se encuentra debidamente fundamentada dentro de los parámetros que
establece el debido proceso en nuestro sistema jurídico, de modo que el agravio
invocado por el recurrente en el sentido que la recurrida ha lesionado la garantía de
la debida motivación de las resoluciones judiciales queda descartada. Bien se sabe
que, no puede admitirse que por el solo hecho de estar en desacuerdo con los
14 de 17
fundamentos y lo resuelto, exista ya una vulneración al derecho a la debida
motivación de las resoluciones judiciales.
15 de 17
el Tribunal Constitucional, que si bien las medidas de detención domiciliaria y
prisión preventiva presentan los mismos presupuestos materiales para su
imposición, ambas responden a medidas de diferente naturaleza jurídica, en razón
del distinto grado de incidencia o afectación que generan dichas medidas sobre la
libertad personal del individuo5. No cabe duda de que la detención domiciliaria
supone una intromisión menos gravosa a la libertad, pues resulta una menor carga
psicológica y física que soporta el afectado, debido a que no es lo mismo
permanecer por disposición judicial en el domicilio que en prisión. No obstante,
tampoco puede desconocerse que las medidas de detención domiciliaria y de
prisión preventiva se asemejan por el objeto cautelar, es decir, impiden a una
persona autodeterminarse por su propia voluntad con la finalidad de asegurar la
eficacia de la administración de justicia, no sin antes hacer observancia del principio
de proporcionalidad –o prohibición del exceso– que impide una injerencia
injustificada sobre los derechos6.
5
Exp. N.° 0731-2004-HC/TC, (caso Alfonso Villanueva Chirinos), del 16 de abril de 2004.
6
Sentencia del Tribunal Constitucional, de fecha 19 de julio de 2006, recaída en el Expediente N.° 5259-2005-
PHC/TC (fundamento 5).
7
Expediente N.° 1230-2002-HC/TC.
16 de 17
medida cautelar)”8. Así también, ha precisado que la Constitución no garantiza una
determinada extensión de la motivación, por lo que su contenido esencial se
respeta siempre que exista fundamentación jurídica, congruencia entre lo pedido y
lo resuelto, y cuando por sí misma exprese una suficiente justificación de la decisión
adoptada, aun si esta es breve o concisa, o se presenta el supuesto de motivación
por remisión9. Aspectos que se tienen por cumplidos en la resolución objeto de
impugnación.
DECISIÓN
CONFIRMAR la Resolución N.° 34, de fecha veintitrés de abril de dos mil veinte,
emitida por la jueza encargada del Tercer Juzgado de Investigación Preparatoria
Nacional Permanente Especializado en Delitos de Corrupción de Funcionarios, en el
extremo que declaró sustituir de oficio la medida de prisión preventiva por la de
detención domiciliaria en favor del imputado Jacinto César Salinas Bedón en la
investigación preparatoria que se sigue en su contra por la presunta comisión de los
delitos de organización criminal y otros en agravio del Estado. Notifíquese y
devuélvase.
Sres.:
8
Expedientes 0791-2002-HC/TC y 1091-2002-HC/TC.
9
Exp. N.° 1230-2002-HC/TC /caso César Humberto Tineo Cabrera), del 20 de junio de 2002.
17 de 17