Está en la página 1de 3

INTRODUCCION A LA

PALEOCLIMATOLOGIA

UNIVERSIDAD NACIONAL DE SALTA


NOVIEMBRE DE 2007

Wolfgang Volkheimer

Programa del Curso

1. Introducción
Meteorología y climatología. Paleoclimas. Historia de la paleoclimatología. Cambio
climático global.

2. La Tierra como sistema autorregulado


Teoría Gaia. La demolición del sistema autorregulado en los siglos 20 y 21.

3. Escalas de estudios paleoclimáticos


Niveles atómico, molecular, microfacial, micropaleontológico. Enfoques clásicos:
Indicadores paleobotánicos, paleozoológicos, litogenéticos. Indicadores isotópicos.
Mapeo multi-proxi.

4. Historia climática del planeta Tierra


Climas precámbricos, del Paleozoico Inferior, del Neopaleozoico, del Mesozoico.
Climas del Paleógeno y el máximo térmico del límite Paleoceno-Eoceno. Climas del
Neógeno y del Cuaternario.

5. Las grandes extinciones de la biota y los paleoclimas


Extinción de fondo y extinciones en masa. La extinción en masa del Pérmico. La
extinción en masa del final del Cretácico. La extinción antropogénica.

6. Historia climática de la Argentina


Climas paleozoicos. Las glaciaciones neopaleozoicas. Climas mesozoicos. Climas del
Paleógeno, Neógeno, Pleistoceno y Holoceno.

7. Paleoclimatología y sociedad
Tendencias del sistema científico en cuyo marco se desarrolla la investigación
paleoclimática. Modo 1 (tradicional, académico tradicional: “saber por el saber”) versus
Modo 2 (postacadémico, ubicado en el contexto de la aplicación).
Breve resumen:

La paleoclimatología es el estudio de los climas del pasado. ¿Cómo se puede


acceder al conocimiento de las temperaturas, precipitaciones, zonaciones climáticas y la
distribución de los diferentes tipos climáticos en el espacio y el tiempo geológico?
Un método efectivo es el de los indicadores paleoclimáticos, que son todos los
fenómenos geológicos condicionados climaticamente. Si encontramos en el registro
fósil potentes estratos de carbón, podemos deducir que durante su formación hubo
condiciones muy húmedas, de precipitaciones pluviales distribuídas sobre todo el año,
que permitieron la formación de tales importantes biomasas vegetales. En cambio, si
hallamos muy extensas y potentes acumulaciones de paleomédanos, podemos concluír
que su formación tuvo lugar en un paleodesierto. Asimismo, si en una sucesión de
depósitos marinos fósiles hallamos capas de sales potásicas, concluímos que la cuenca
donde estas se precipitaron se encontró en un área de extrema aridez.
Si en el registro fósil encontramos depósitos glaciarios (denominados “tilitas”) de
gran distribución areal, sabemos que su depositación se debió a la existencia de un
extenso cuerpo de hielo, depositado en condiciones de clima frío. Si conocemos,
mediante estudios isotópicos en sedimentos carbonáticos o silíceos, la relación isotópica
entre los isótopos oxígeno16 y oxígeno18, podemos deducir las paleotemperaturas
reinantes durante su formación.
También las asociaciones de organismos fósiles (plantas, animales, protoctistas)
pueden informarnos sobre el paleoclima: un gran predominio de helechos, que son
plantas higrófilas por excelencia, indica climas húmedos y el hallazgo de animales
poiquilotérmicos grandes (aquellos organismos que no poseen una termorregulación
interna, como la mayoría de los dinosaurios), indica que vivieron en regiones cálidas,
porque su gran tamaño no les hubiera permitido esconderse bajo tierra durante la
estación fría.
Este método de los indicadores paleoclimáticos se aplica en el marco de estudios
multidisciplinarios: El “multi-proxi-mapping” (el mapeo de indicadores múltiples: por
ejemplo de anillos de crecimiento anual de árboles, del registro contenido en arrecifes
de corales, del estudio de isótopos, del estudio de depósitos en cuevas y de paleofloras y
paleofaunas, todos correspondientes a un mismo intervalo de tiempo geológico) permite
llegar a conclusiones bien fundamentadas sobre la dinámica paleoclimática de una
región dada.
Hasta aquí nos movemos netamente en el campo de la investigación básica. Sin
embargo, para la orientación de la sociedad en que vivimos, también importa saber:
¿Qué puede aportar el conocimiento de la dinámica paleoclimática al conocimiento de
la posible evolución climática futura, que nos afectará a todos?
Esta cuestión coincide con la reorientación de la investigación científica a nivel
mundial, de las investigaciones disciplinarias (“Modo 1”, tradicional), a la integración
de la investigación básica con la aplicada. Esta transición de la etapa “académica” (el
“saber por el saber”) a una nueva etapa, denominada “postacadémica”, ubicada en el
contexto de aplicación, tiene mucho que ver con los intereses económicos de los países
centrales, que orientan las inversiones en la investigación científica.

La Tierra, un sistema autorregulado

La idea de que la Tierra es un sistema autorregulado, ha encontrado aceptación


general, entre geólogos, meteorólogos, geofísicos, geoquímicos y biólogos solo durante
los últimos 10 años. James Lovelock ya había expresado esta idea en su libro: Gaia, una
nueva visión de la vida sobre la Tierra (1983); pero recién en la “Declaración de
Amsterdam” (2001), en un forum donde estaban representadas las cuatro grandes
organizaciones que se ocupan del cambio climático global, los delegados firmaron la
declaración que “La Tierra se comporta como un sistema único y autorregulado,
formado por componentes físicos, químicos, biológicos y humanos”.
No es fácil explicar con pocas palabras esta idea de la autorregulación, tan
fundamental para comprender el funcionamiento del “Sistema Tierra”. Aquí solo
mencionaremos que hechos como la constancia de la concentración del oxígeno (O2) en
la atmósfera terrestre y la de la salinidad de los océanos se deben a mecanismos
autorregulatorios de la biosfera y que el origen del oxígeno atmosférico es debido
principalmente a la actividad fotosintética de organismos procariotas (cianobacterias)
precámbricos, a los cuales se sumaron en el Precámbrico Tardío (Proterozoico) los
primeros eucariotas fotosintéticos (organismos cuyas células poseen nucleo y plástidos).
El equilibrio dinámico (“homeostasis”) en que se encuentra el Sistema Tierra, es
delicado. Por el excesivo uso de los combustibles fósiles, que el Sistema Tierra ha
logrado almacenar durante millones de años, el calentamiento global está próximo a
llegar a sus “límites de elasticidad”, con el peligro de saltar a un nuevo estado de
equilibrio que se hallará unos cuantos grados centígrados por encima del equilibrio
actual. A nivel biológico le corresponde lo que se ha denominado la sexta gran
extinción masiva, que es antropogénica.

¿Cuales han sido las posibles causas de las cinco extinciones masivas anteriores,
que se produjeron hace muchos millones de años, sin la existencia del hombre en el
escenario de la Tierra y qué podemos aprender del análisis de estos procesos para
nuestro manejo futuro del ambiente?
¿Se conocen calentamientos globales previos al que se está desarrollando
actualmente y qué registros dejaron estos calentamientos en las rocas?

Estas preguntas trataremos de contestar en los capítulos correspondientes del


curso.

También podría gustarte