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Por casualidad, a mediodía asistí a una exhibición, esperando un

poco de diversión, unos chistes, relajarme... Pero salió todo lo


contrario... Estos peleadores de mediodía salen sin ningún tipo de
armadura, se exponen sin defensa a los golpes, y ninguno golpea
en vano... Por la mañana echan los hombres a los leones; al
mediodía se los echan a los espectadores. La multitud exige que el
victorioso que ha matado a sus contrincantes se encare al hombre
que, a su vez, lo matará, y el último victorioso lo reservan para otra
masacre. Esta clase de evento toma lugar estando casi vacías las
gradas... Al hombre, sagrado para el hombre, lo matan por
diversión y risas.

Séneca

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