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Hace ya algunos años un grupo de jóvenes platicaban cerca de un cementerio, ellos se

encontraban tranquilamente fuera de una tienda en la colonia industrial de la Ciudad de


México, comenzaron a contar historias de miedo, hubo una que llamó la atención de todos, ya
que la historia había sucedido en el cementerio que se encontraba unas calles, se una leyenda
por las noches un hombre se apareció en el cementerio y caminaba por el lugar.

Pero dicen que la curiosidad mato al gato, pero murió sabiendo. Poco a poco se iban
adentrando a su pavorosa perdición, Los gritos, los ecos y el ruido resonaban en cada lapida de
aquel solitario cementerio. Sin embargo, aquellos jóvenes parecían decididos de aquella
decisión, los adolescentes curiosos, se sentían confiados pensando que solo era una noche
sombría, pero no esperaban que esa simple noche fuera el fin de sus días. No obstante, no
convirtamos esta historia en una cliche.

Al dar el primer paso aquellos chicos parecían fascinados pensando que lo recordarían por el
resto de su vida…y vaya que lo harían. Todo comenzó con risas, bromas sin gracia alguna, todo
parecía una noche para conmemorar y poder regocijarse en un futuro. La fantasía para jóvenes
rebeldes, con una sed insaciable de poder un instante olvidar todos los problemas que los
consumían por dentro y tratar de comprobar una simple historia.

En un instante todo se quedó en silencio, dejando el acceso a poder sentir la noche y


adentrarse en ella y en un cerrar y abrir de ojos, sus insignificantes animas se llenaron de
espanto al oír un quejido leve, llamando la atención repentinamente. No era un simple quejido
era un quejido que nace del terror. No expresaba dolor o pena... ¡oh, no! Era el ahogado
sonido que brota del fondo del alma cuando el espanto la sobrecoge.

Permanecieron inmóviles, sin decir una sola palabra. Durante unos minutos no movieron un
solo músculo, y en todo ese tiempo que parecía una eternidad, seguían sentados,
escuchando...tal como yo lo habían hecho, un sonido que anuncia la muerte.

Todo se empezó a sentir en un ambiente pesado y frio…Sin pensarlo dos veces salieron a la
velocidad de un rayo de luz, el resplandor de la luna se oculto dejándolos completamente a
oscuras, sus linternas se apagaron y pudieron sentir el pánico dentro de ellos, arrepintiéndose
de haber tomado tal decisión.

En un arrebato se escuchaban gritos que aturdían la noche, llantos imparables. No podían


esconderse todo era en vano por que la muerte se había aproximado a ellos deslizándose
furtiva, y envolviendo a su víctima sin tener compasión. Era lamentable ver como la vida de
aquellos jóvenes se apagaba como una vela al ser soplada. Todo se nublo…

No espero ni pido que alguien crea en el extraño, aunque simple relato que propongo a
escribir para poder aliviar mis traumas que desafortunadamente la muerte me deja recordar,
reflexionando hubiera preferido morir esa noche. Muchos me toman por loco por estar día y
noche encerrado en una habitación con solo lápiz y papel escribiendo, pero pocos saben que la
escritura es un auto retrato de la voz.

Observo mis brazos con trazos de mis propios atentados, parece que la muerte quiere que
sufra lentamente y me pudra solo, en unas cuatro paredes sin tener la posibilidad de volver a
ver el resplandor de la luna… Solo me queda el vivo recuerdo de esa noche.

Solo espero una sola cosa con emoción, el día que pueda morir, Para poder hacerle la
eternidad miserable a la muerte o tal vez esperar a la reencarnación y que cada recuerdo que
habita en mi ser quede olvidado. Y tal vez solo tal vez pueda morir primero que mis amigos.
Pensándolo bien las historias son hechos que dicen no ser reales para no asustar a las
personas, y a ese temible hombre que acechaba en la noche se le llamaba la muerte.

Una historia es simplemente la presentación de una secuencia de eventos relacionados que


tienen un comienzo, un medio y un final, pero las buenas historias (las que transmiten
emociones fuertes a las personas) también son historias que terminan comunicando un
“sentido”. No importa si la historia es real o imaginaria, si tiene un final triste o feliz, todas las
historias efectivas terminan transmitiendo al lector, de alguna manera, la razón por la que son
importantes.

Antes de acabar esta historia me gustaría dedicárselo a mis amigos que me hicieron pasar
largos ratos riéndome al lado de ellos olvidando mi sufrimiento, pero al final todo fue inútil.
Solo me queda a esperar a que la muerte se digne a venir ….

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