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Spiguel, Claudio. Teórico-Práctico N°1 (desgrabado). 2010.

En este teórico-práctico del año 2010, el Prof. Claudio Spiguel se refiere la historia de las
relaciones sociales en la especie humana, la relación naturaleza-humanidad desde el proceso
de hominización a la sociedad dividida en clases. Las formas de la organización social. El
papel del trabajo, la producción y la conciencia. El neolítico, la revolución urbana.

En general, cuando se dictó esta clase, hace diez años atrás, no existía el debate ni la
modalidad actuales de lenguaje Inclusivo. Aquí, respetamos el texto original, cuando se
menciona “Hombre u Hombres” se refiere a la especie humana en su conjunto.

Los puntos entre paréntesis (…) constituyen aquellos pasajes que fueron eliminados porque
refieren a la cursada de aquel año y a temas y bibliografía que no están en el programa
2020. Con corchetes [ ] indicamos aclaraciones que creemos pertinentes para la
comprensión.

Carrera: Historia
Materia: Historia Social General “D”- Gresores/Spiguel
Profesor: Claudio Spiguel
Teórico-Práctico Nº 1: 10-04-2010

Unidad Nº 1

(…) Nosotros hablamos del gran objeto de la historia, y de lo que íbamos a encontrar en esta
materia: pensar sociológicamente la historia, pensar históricamente la sociedad. No analizar
las dimensiones por separado sino integrarlas, la técnica, la economía, la sociedad, la política,
la cultura, y para eso hacer foco en las relaciones sociales entre los hombres, como
elementos más determinantes de la totalidad. Ésta es una historia que tome el rol
determinante de las relaciones sociales, que está por hacerse, una historia escrita. Ustedes
saben que muchas veces hay historias que están movidas por los grandes hombres,
Napoleón, Mariano Moreno, o por las técnicas en una determinación mecánica donde al
cambiar estas inciden en lo económico y al cambiar lo económico cambiaria la sociedad. O,
una historia de la política vinculada a las relaciones de los pueblos y naciones entre sí por
medio del comercio, por medio de la guerra; pero, no a las relaciones sociales y a los
conflictos y luchas en el seno de cada pueblo y ¿cuál es la relación entre estas cosas? O sea,
una historia que tome en cuenta el papel determinante de las relaciones sociales, está
muchas veces por hacerse, por ponerse a ese nivel para reconstruir la historia.
Entonces tenemos que estudiar el origen de estas relaciones sociales y ver como se fue
creando esta interacción entre la producción social de los hombres, que se transforma en
condiciones objetivas, que a su vez los hombres transforman a través de su práctica, ¿de

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dónde surgen? Decimos que la naturaleza del hombre es su propia historia. Para estudiar a
la humanidad y a cada hombre es preciso conocer su historia. Y la naturaleza es su historia.
Este tema que tiene que ver con la historia de la naturaleza humana. (…) [ver Cronograma:
Spiguel, Claudio: “Fundamentos de Historia Social”. En Reflexiones sobre Historia Social
desde Nuestra América]. A cuento de eso tienen una serie de textos de Marx y de Engels,
sobre este tema, el papel de la historia, en la formación de los hombres y el papel de los
hombres en el hacer histórico.
Tenemos que partir de cómo se presentan los hombres concretos en la historia fuera de
toda historia filosófica preconcebida. Ahí tiene mucha importancia el aporte que ha hecho la
investigación científica, de otros científicos, que no fueron los historiadores, porque entre los
historiadores, regía ese juicio idealista que lo específico del hombre era la conciencia y sin el
testimonio escrito de lo que pensaban, no hay historia porque no se puede reconstruir. Por lo
tanto, todo lo que tenía que ver con la historia que no estaba escrita antes de que surgiera la
escritura, era el dominio de lo que no tenía historia, las sociedades ágrafas. Con lo cual el rol
fundamental para reconstruir esa historia, lo que prejuiciosamente se llamaba “prehistoria”,
estaba a cargo de los arqueólogos, de los antropólogos. Un prejuicio donde llega la
concepción filosófica, de no poder reconstruir la historia porque no tenés el testimonio
escrito. Entonces habría historia del Egipto faraónico, y no del Imperio Inca. Entonces
tenemos que partir de los hombres en este período concreto largo de las sociedades ágrafas,
partimos de ahí, de la especie humana. Los orígenes de esta se hunden en la historia de la
naturaleza, puesto que la especie humana, emerge de la evolución de las especies animales.
La ciencia demostró que no sólo la sociedad humana tiene historia sino que también la
naturaleza tiene su historia, que no es de carácter social específico como las del ser humano,
sino que son legalidades geológicas o biológicas. Nuestra historia se hunde en la historia de
la naturaleza porque surgió de ella, esta es una verdad científica muy reciente en los seres
humanos.
Se cumplieron el año pasado doscientos años del nacimiento de Darwin y ciento cincuenta
años de la publicación del “La evolución de las Especies”, un escalón en la comprensión del
origen de la naturaleza de la propia especie humana. Es decir, del proceso de esa evolución,
del proceso de la génesis o como se la llama proceso de hominización: desde nuestros
primeros ancestros primates, pasando por todas las variedades de “homo” y algunos
parientes que quedaron en el camino (por ejemplo, Neanderthal, homo Erectus), hasta llegar
al homo sapiens-sapiens. Un largo proceso de evolución biológica, que estuvieron
determinados por cambios en la corporalidad. Es decir, una especie que da origen a otra. Es
decir, una legalidad de evolución biológica a través de adaptaciones. Hay un gran debate
sobre esto; en la cual se fue constituyendo la realidad biológica corporal de la especie y
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generando un proceso en el que se desarrolló un conjunto de rasgos biológicos: la visión
frontal estereoscópica, el caminar erguido que liberó a las manos, el desarrollo de las manos
como un fabuloso y complejísimo instrumento ligado a una más compleja corteza cerebral.
Toda una serie de rasgos biológicos en los que se apoyo un nuevo proceso ya no carácter
biológico sino social, fenómenos que todavía no conocemos totalmente. Con razón los
arqueólogos, los antropólogos buscan los rastros de esa historia: el esqueleto de Lucy, de 4
millones de años, allá en África. Todos venimos de África. Algunos dicen en dos oleadas
sucesivas, otros en una, y de allí esta especie se esparció por todo el planeta, en todos los
climas, en todas las geografías. Eso tiene una importancia porque no todas las especies
hicieron eso.
Los antropólogos decíamos, buscan no sólo los antecesores de nuestra realidad corporal
sino que se alegran cuando encuentran –como el matrimonio Leakey encontró el homo
Habilis (2 millones de años de antigüedad) en África– un esqueleto con una piedrita ya
preparada para ser utilizada como un instrumento. Encontraron un animal que fabricaba
instrumentos: una piedrita que era muy tosca utilizada para raspar los cueros, y sacar la
carne. Una piedrita que se podía probar que había sido pulida en forma oportunista en el
sentido que ya la piedra tenía forma de punta, y lo que hizo este antepasado fue pulirla más.
Pero luego en un salto cualitativo de desarrollo que surge de una evolución de esa especie
en la cual la piedra ya no es como que se encontró. Ya hay talleres gigantescos, una cueva
donde de piedras sin forma se desarrollan herramientas como las puntas de flechas del
“magdalenienses”, en el 30 mil a.C. Aún más, se prueba que las piedras que están en el lugar
se utilizaron para cazar bisontes a 10 kilómetros. Quiere decir que hay una actividad, en la
que se desarrolla la fabricación de estas piedras. Hay una separación entre el acto de cazar y
el acto de fabricar la piedra. El acto de cazar esta mediado por otro acto que es la
producción de la herramienta para ir a cazar. Por ahora veamos eso.
Esto tardó millones de años. En el 50 mil a.C., sin duda alguna, los homos sapiens-sapiens
se expanden por todo el planeta incluyendo América latina. La especie sapiens-sapiens
predomina y se expande. Esa especie ya tiene, por así decirlo el ADN que se encuentra en
nosotros. Es la misma biológicamente, si bien hay cambios corporales, que ya tienen que ver
con otras causas. Si ustedes van a los museos medievales, ven las camas de los caballeros
que eran chiquitas porque eran petisos, eso tiene que ver la alimentación y los cambios
corporales. Pero tener en cuenta sólo el punto de visto del ADN, dicen los científicos desde el
punto de vista dialéctico, es reduccionista porque el cuerpo del hombre no es un trozo de
ADN, sino es resultado de la relación entre el ADN y su soma (cuerpo), entre su soma y el
ambiente. Pero bueno ya como especie es la misma; es cierto que ahora no somos los

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mismos, entonces, ¿Qué es lo que ha determinado los cambios del desarrollo, el devenir de
la especie? Ya no fueron cambios biológicos sustanciales.
Los cambios hechos posibles por la biología, estos mismos cambios engendran una nueva
dimensión de esta especie que no es una dimensión biológica, es una dimensión histórico-
social. Una segunda naturaleza que se apoya en la primera y la engloba, una naturaleza
sociocultural de la humanidad.
Una nueva forma de movimiento del fenómeno material que se apoya en su naturaleza
biológica, pero la desborda y engloba, y que implica entonces nuevas regularidades, nuevos
factores que la impulsan que ya no pueden ser explicados principalmente por su naturaleza
biológica.
(…)
¿Cómo fue posible que sobre una primera naturaleza se edifique una segunda y que la
englobe? En la ficha “Punto de vista” tenemos que la relación entre especie y ambiente es
una adaptación, a la vez la especie forma un vínculo con el ambiente, que es lo que en
biología se llama adaptación, la especie se adapta al ambiente. El aspecto principal es el
ambiente y la especie es un aspecto determinado por el ambiente a la vez, y viceversa, la
especie modifica el ambiente. El ambiente predomina sobre la especie y la especie se vincula
con el ambiente adaptándose.
Pero llega un momento en esta unidad de aspectos en esta relación ambiente-especie, que
surge una especie cuya forma de adaptarse es viceversa a la adaptación del ambiente sobre
la misma, lo modifica en forma consciente. El polo principal sin que desaparezca el
condicionamiento natural, va a estar en la forma de desarrollo de esta especie. Pero por eso
hablamos de las piedritas, del tallado oportunista o del tallado deliberado; aparece una
especie que produce sus medios de vida, y este es un concepto importante. No se trata sólo
de sus medios de vida; es decir, aquello que les permite cazar, sobrevivir, satisfacer sus
necesidades biológicas más elementales, ¿y cómo lo hacen? No sólo con la fabricación de las
piedras, flechas, lanzas o de raspadores, sino también con una experiencia acumulada en la
recolección de frutos silvestres, experiencia que indica una acumulación de conocimiento que
se transmiten. De allí otra condición de la especie: la transmisión ya no de las conductas
genéticas sino de los procesos de enseñanza-aprendizaje, fenómeno histórico. Pero que la
sociedad vive a través de procesos que transmiten conocimiento de generación en
generación, tiene que ver con esta realidad, de que hay una especie que produce sus medios
de vida, conocimientos, artefactos, instrumentos, y al producir esos medios de vida produce
su propia vida material.
¿Qué quiere decir que reproduce su propia vida? No sólo en el sentido de reproducción
de tener hijos, sino que sigue viviendo por medio de actos, que no son actos naturales,
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determinados por la naturaleza, sino que son actos nuevos como cuando fabricamos el hacha
o como cuando adquirimos conocimiento en el acto de recolección. Y por eso hay un salto
cuando decimos “en esta cueva fabrican el artefacto y a 10 kilómetros van a cazar”. Hay un
acto de caza que esta mediado ya por una producción. Se dice que en este primer estadio no
habría producción en el sentido que el hombre vive del bosque, come bisonte y recolección
de semilla, y sin embargo hay producción de estos instrumentos, los de piedra son los que
llegaron a nosotros, pero después hay otros de los cuales no hay testimonio.
Entonces hay una producción de medios de vida sin la cual no se puede seguir viviendo,
no es simplemente como comemos, ahí viene el tema del fuego, otro instrumento. Es decir,
hay producción de los instrumentos, en la medida en que se produce esos medios de vida
que produce la vida, el hombre los produce, la sociedad se produce así misma a través de
esa actividad. Hay un hecho, hecho posible por la corporalidad del hombre. Esto lo queremos
destacar y por eso publicamos las dos primeras páginas de obra magna de Marx “El Capital”,
(…) capítulo que se llama “El proceso de trabajo”, donde se analiza precisamente el hombre
que trabaja, que se adapta en la prehistoria o ahora; en este sentido dice que el trabajo se
genera antes que la palabra. El trabajo –mirado de conjunto a la sociedad– es la
transformación de la naturaleza por el hombre para obtener sus medios de vida y hacerla
servir a sus propios fines. Al obtener sus medios de vida el hombre se autoproduce como tal,
de un modo no biológico sino social, ¿qué dice Marx sobre este acto? ¿Qué es lo que
diferencia a la más perfecta de las abejas del más torpe de los albañiles? También podríamos
hablar de los castores que construyen los diques, las abejas que construyen el panal;
entonces dice se plantea el tema del cómo: siempre el mismo dique o siempre el mismo
canal, como producto de una información de sus de genes, decimos, en su biología. Mientras
que el más tonto de los albañiles hace una casa y la puede llegar a hacer toda torcida, sin
embargo, hay un acto mediador en hacer la casa que no pasa por sus genes, sino que se
prefigura en su cabeza. Ahí viene el rol de la corteza cerebral, producto de una larga
experiencia social acumulada, prefigura en su cabeza la casa que va a construir. Esta relación
de la transformación de la naturaleza como actividad consciente –inteligente, de planear–
hace que todas las relaciones humanas tengan un correlato representacional porque no hay
práctica sin representación, es lo que fue el inicio de la historia propiamente humana.
El trabajo como condición de la posibilidad de la supervivencia, de la vida de hoy hasta
entonces, las computadoras, las maderas que usamos son producto del trabajo aunque no lo
veamos. Antes íbamos todos a cazar el bisonte o a recolectar las semillas, porque si no, no
podíamos vivir.
Desde entonces hasta ahora esta práctica del hombre de transformar la naturaleza, con
ese correlato representacional sobre la base de una larga experiencia material porque lo
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material no es sólo la montaña, el bisonte o las piedras, porque las prácticas del hombre son
tan materiales como el bisonte que caza o la montaña que agujerea, es una actividad real,
pero a la vez la llamamos práctica. La primera práctica originaria que engendro fue la práctica
productiva del trabajo en sentido amplio de la palabra. Fue el proceso inicial de toda historia.
El motor de esa actividad fue la necesidad: comer, sobrevivir, abrigarse. Esas primeras
necesidades que podríamos considerar biológicas van a cambiar al hombre junto con el
cambio en la forma de satisfacerlas. El hecho de que para satisfacer esas necesidades
adoptemos instrumentos, nos relacionemos entre nosotros, cooperemos, cambia la necesidad
de aquellas primeras necesidades, porque hoy no comemos, ni dormimos, ni hacemos el
amor como en el tiempo de las cavernas, aunque son necesidades biológicamente dadas o
básicas. Y, sin embargo, las formas de satisfacerlas les da un nuevo contenido y al mismo
tiempo al satisfacerlas en relaciones sociales y a través de la fabricación de todos esos
instrumentos, vamos generando nuevas necesidades porque el hecho que lo hacemos con un
correlato representacional que lo plasmamos con ese dibujito en la cueva del bisonte; sea
porque planificamos la caza sea porque queremos que el bisonte nos sea favorable; y eso
satisface nuevas necesidades o de planificación o afectivo-cognoscitivas o estéticas. Así se
edifica un mundo material y simbólico nuevo, que no estaba en la mera biología primera y
que se hace posible a partir de esa naturaleza biológica.
Esta creación de nuevas necesidades –concepto que tiene que ver con explicar el motor
interno de la acción humana, históricamente determinada, socialmente determinada, ya no
biológicamente determinada– incluso las necesidades biológicas inmediatas pasen a estar
socialmente determinadas. Esta creación de nuevas necesidades es lo que Marx y Engels, en
un escrito de juventud llamado “Introducción a la ideología alemana”, donde debaten con
concepciones idealistas de la historia (después van a debatir con los mecanicistas), dicen que
estas nuevas necesidades son el primer acto histórico; en el sentido de historia como igual a
lo humano, no biológico, lo histórico como lo específicamente humano. Allí se crea esta
nueva dimensión, una nueva legalidad, esa nueva forma de movimiento de lo material que no
es ley de la naturaleza.
Cuando hablamos de esta creación de nuevos instrumentos a través de los cuales el
hombre se relaciona con la naturaleza, hay algo que media esa relación, que son todos esos
actos que media la relación entre el hombre y la naturaleza es lo que llamamos las “fuerzas
productivas de la sociedad”. El hombre transforma la naturaleza en función de sus propios
fines, y al hacerlo crea una sociedad y se transforma así mismo por medio del desarrollo de
las “fuerzas productivas”. Este concepto es complejo, para simplificarlo estábamos hablando
de las hachas, pero también es la capacidad de hacer esas cosas, y la habilidad del que las
fabrica. También es el aprendizaje de la recolección cada vez más intensiva, que podemos
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suponer (lo veremos el sábado que viene) a cargo de las mujeres que tenían a su cargo la
cría porque todos no podían ir a cazar; y de ahí la recolección cada vez más sofisticada, que
en muchos casos pudo haber estado a cargo de las mujeres que estaban criando. Por eso se
habla de las mujeres como las creadoras de la agricultura, de la recolección cada vez más
intensiva y sofisticada.
Entonces no sólo estamos hablando de instrumentos materiales (concepto de fuerzas
productivas) sino también de las capacidades y conocimientos para crearlos y utilizarlos y en
la medida en que se desarrolla la sociedad y cambia la sociedad este concepto de fuerzas
productivas va tomando más dimensión, la propia organización social del trabajo, por la cual
se desarrollan estas técnicas y las capacidades, es un concepto cada vez complejo y
abarcador. Cuanto más atrás nos vamos, más la naturaleza pesa sobre nosotros. Cuanto más
adelante mayor complejidad de las cosas que nos vinculan con la naturaleza que son los
elementos que definimos como “fuerzas productivas de la sociedad”. Para resumir:
instrumentos, más capacidades y habilidades de los trabajadores, todo junto son las fuerzas
productivas. Cada época cada clase social adjudica un nuevo rol contenido a este concepto.
Marx incorporó la capacidad de los trabajadores dentro del concepto de fuerzas
productivas: no son sólo las máquinas y la técnica, hay una relación completa entre técnica y
capacidad de los trabajadores; por eso llegó a decir de la sociedad capitalista que su
principal fuerza productiva es la clase trabajadora misma. Por eso cuando hablamos de la
conquista de América, quienes tienen una visión unilineal de la historia dicen: los españoles
trajeron la pólvora, la escritura. Por lo tanto, hubo un salto adelante en las fuerzas
productivas; dejan de lado que la conquista española hizo descender la población del
continente en un 80%, y por tanto destruyó las fuerzas productivas. En primer lugar, la
propia capacidad de los hombres. Cuando se dice que el capitalismo de esa época genera –y
es cierto– nuevas técnicas, descubrimientos para aplicarlos a la producción de materias, se
olvida del papel destructor que el capitalismo tiene no sólo en las guerras o contaminación
sino con la desocupación, miles de brazos que pueden hacer cosas pero que no pueden ser
contratados para aplicarse al trabajo porque no dan ganancias, en las condiciones de la
crisis. Entonces fuerzas productivas son los hombres también con sus habilidades, sus
capacidades que aplican en esos inventos. Nunca es una sola, aunque cuanto más atrás te
vas, más se ve el rol determinante de una técnica, Por ejemplo, el hierro en la edad del
hierro, no sólo utilizado en la guerra sino también en el arado de hierro; pero nunca es una
sola, a veces ha predominado una.
Eso está en la historia de la tecnología, pero ahí mismo cuando llegamos a la historia de la
tecnología descubrimos que la historia de la sociedad no se reduce a la historia de las
relaciones de los hombres con la naturaleza. Hay otras relaciones que son las de los hombres
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entre sí, en el principio no existió el hombre solo, aislado. Como lo considera la teoría
económica clásica de la burguesía: “cada uno producía, y después se encontraban en el
mercado, ´vos dame esto y yo tomo aquello´, y así empezó la historia”, no. O como sostiene
la teoría política: “en el principio competían por recursos escasos hasta que el hombre dijo
¡basta! Hagamos un contrato para que nos regulen, sino nos devoramos unos a otros”. Esto
es la proyección del origen de la competencia capitalista de la época del ascenso de la
burguesía, forma ideológica de presentar un pasado fabuloso y fundamentar en materia
económica.
En el principio no existía ni el hombre aislado ni la competencia como motor, ni el robo
del hombre sobre el hombre. En el principio el motor fue la cooperación, y cuanto más atrás
te vas en la historia más descubrís al individuo inmerso en relaciones de clan, de tribu y sólo
como parte de estas relaciones puede sobrevivir y producir sus medios de vida.
De ahí que el otro texto de Marx, “Introducción a la Critica de la economía política”
menciona el mito de Robinson Crusoe, que representa al burgués conquistador del siglo XVIII
que llega a una isla desierta y crea todo un mundo, y aclara que Robinson Crusoe porta toda
la sociedad y la cultura de su época, de su país, de su clase y aun así el novelista le pone
para que lo ayude un “Viernes” para cooperar. En el principio no fue así, por el contrario, la
visión de un individuo aislado arrojado a relaciones que no controla, que tuvo que sobrevivir
contratándose en el mercado vendiendo lo que tiene y si no tiene nada debe vender su
fuerza de trabajo es una visión que es el punto de llegada en la historia, y no el punto de
partida. El punto de partida era la banda de cazadores recolectores ligados por relaciones de
parentesco que eran las primeras relaciones sociales.
Entonces desde ya que la visión del individuo aislado de la economía moderna, es a la vez
la visión del mercado, en la que, arrojado a su destino, desprovisto de los lazos familiares
“nada conserva su carácter sagrado”, pero tiene un correlato de algo más profundo donde la
relación entre los hombres ha llegado a su máxima expansión. La producción está totalmente
socializada; lo que se fabrica en Japón tiene que ver con lo que se fabrica aquí, todo está
interconectado, pero eso se manifiesta en que los individuos se encuentran aislados “en el
mercado”.
Pero volvamos al origen, en el principio era la banda, vinculados a una actividad, que
cooperan con base en relaciones de parentesco. De allí surge y tenemos que tomar en cuenta
un nuevo instrumento: el lenguaje.
Se deben tomar en cuenta las relaciones Hombre-Hombre forma un todo único con las
relaciones que establecen como banda con la naturaleza por medio del trabajo, del desarrollo
de las fuerzas productivas. Sólo se relaciona con la naturaleza a través de determinadas
relaciones de los hombres entre sí y no existen esas relaciones entre los hombres sino es a
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través de un proceso que los vincula con la naturaleza. Ambas relaciones son simultáneas; las
relaciones de los hombres entre sí, en el trabajo y la producción, es lo que se llama las
“relaciones de producción”. Y las relaciones de los hombres con la naturaleza se dan a través
del desarrollo de las fuerzas productivas, técnicas, capacidades de esta sociedad. Esto es una
unidad: relaciones de producción, Hombre-Hombre, fuerzas productivas, hombre-naturaleza.
Ambos forman un todo unido, porque estamos relacionados entre los hombres, (por ejemplo,
cooperamos cazando el bisonte), y por ello esto sirve de base a nuestra cooperación para
relacionarnos entre nosotros, alimentar a nuestros hijos, dibujar el bisonte en la cueva, hacer
la danza para que el tiempo nos sea propicio, etc. Ambos procesos no existen el uno sin el
otro, al mismo tiempo esto no quiere decir que no haya contradicciones. El grado en el que
desarrollamos nuestras fuerzas productivas permite una cierta forma de organización.
En la banda, cuando las fuerzas productivas cambian, eso hace posible que se organicen
de un modo nuevo en la banda cambia. De otro modo, las nuevas fuerzas productivas no se
desarrollarán y serán ahogadas. En su desarrollo, las fuerzas productivas y las relaciones de
producción pueden entrar en contradicción y esto es una legalidad histórica observable que
permite explicar el paso de unas formas de relaciones sociales a otra. Por ejemplo, de la
caza-recolección a la agricultura-ganadería, que vamos a ver la clase que viene.
Pero decíamos no se puede entender la actividad del hombre con su trabajo y todo el
mundo material y simbólico que edifica sobre él, sin estas relaciones entre hombres y sin este
instrumento de las mismas que es el lenguaje, también con una base biológicamente
determinada que permite comunicarnos entre nosotros y cooperar. Pero además permite
decir bisonte, aunque yo no tenga el bisonte a la vista; por lo tanto, está ligado al desarrollo
del pensamiento y de los conceptos: el bisonte, todos los bisontes.
No hay lenguaje sin la actividad de los hombres sobre la naturaleza, no hay lenguaje sin la
necesidad de comunicarse cosas, es en esta unidad de aspectos que se desarrolla el lenguaje
que hace posible a su vez el posterior desarrollo del pensamiento de la enseñanza, del
aprendizaje, etc. Ahí vemos entonces que con mayor desarrollo brota la conciencia, el
pensamiento, aquello que las teorías idealistas o religiosas planteaban que era lo
fundamental que definía a los hombres, un principio que sería absolutizado.
Me refiero a aquel que privilegia la conciencia, forma del pensamiento de la filosofía
idealista o de las religiones posteriores. Cuando descubrimos esta conciencia vemos que es
el ser consciente que brota de y es inseparable de la práctica, que practicamos y entonces
tenemos un “aprendizaje conciencia”, y ésta a su vez guía, informa o justifica nuestra práctica,
que es una unidad de aspectos inherentes a la condición humana. Pero que existe por fuera
de este proceso de hominización, de base biológica y de esta nueva actividad que llamamos
“práctica”, entre ellas la más básica, el trabajo, la producción. La práctica de producción se
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desarrolló con el trabajo con las relaciones de producción, el lenguaje y la existencia de la
transmisión sociocultural de lo que se aprende, la conciencia y el pensamiento. No existe
separado de ese proceso. Sólo en sociedades donde el trabajo manual se separó del trabajo
intelectual, tenemos personas totalmente divorciadas de la actividad material, pudieron surgir
teorías que dicen que las ideas pueden existir solas sin una base material de cultura. Esa fue
las condiciones sociales para la aparición de esas teorías.
Con esto hemos definido lo que podemos llamar el modo de producción del estadio de los
hombres cazadores recolectores, este modo de producción no era en toda la sociedad de
estos cazadores-recolectores pero era el elemento más básico que servía de asiento a otros
aspectos de su actividad social. Este modo de producción es la unidad dialéctica entre las
fuerzas productivas y las relaciones de producción en la banda, ¿cómo eran estas relaciones
de producción? ¿Y el resto de las relaciones sociales y fuera de la producción que de ellas
surgían? ¿Cómo eran esas “mini” sociedades de la banda?
Podemos inferir por lo que vamos a estudiar la clase que viene que en ese momento las
fuerzas productivas eran muy insuficientes y todos debían cooperar para poder conseguir
alimento y poder sobrevivir. No sobraba nada o sobraba muy poco. Mientras no se cazaba lo
importante era la recolección Hay insuficiencia en el desarrollo productivo de la humanidad.
Eso significaba que las relaciones internas dentro de la banda obligaban a todos a cooperar
para producir esos medios de vida. No sobraba nada. No podía alimentarse a alguna clase
ociosa que gobernara. A lo sumo se establecían relaciones de función donde pudiera haber,
por ejemplo, un jefe que por ser el mejor cazador recibiera el privilegio de comer el corazón,
pero tenía que probar que era el mejor cazador, tenía que sostener su posición de buen
cazador. Seguramente hay una diferenciación del trabajo cada vez mayor que está dada
primero biológicamente, dada por el desarrollo productivo de la época: las mujeres recogían,
las solteras también recogían.
Aquí viene el tema de las relaciones sexuales y la cría de los hijos de la banda, ¿cómo eran
las relaciones de parentesco de la banda? Podemos hacer hipótesis basados en sociedades
que llegaron hasta la época contemporánea con un grado similar al desarrollo de las fuerzas
productivas. Los conquistadores de Australia decían: “estos pueblos son pueblos sin historia,
son como los de nuestra prehistoria”. No, esos pueblos tenían otra historia, distinta a la de
Europa. Pero, por ejemplo, respecto al grado de relación que tenían con la naturaleza los
maoríes podemos, con precaución para evitar los anacronismos, estudiar sociedades
cazadoras-recolectoras más recientes para inferir que los testimonios arqueológicos
corroboran el tipo de relaciones de estas sociedades que han predominado mayor tiempo en
la historia.

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Lo que podemos asegurar es que no existía una clase especial de hombres alimentados
por los demás y que tampoco más allá de relaciones que vamos a estudiar la clase que viene,
existía desigualdad, dominio, liderazgo, autoridad, y privilegios individuales; no existía un
poder estatal donde el monopolio de la fuerza estuviera en manos de una clase que
gobierne. No existía porque era imposible que existiera. Porque el trabajo no rendía para que
todos alimentaran con sus impuestos a una categoría especial de hombres. Por lo tanto, eran
sociedades sin Estado, en el sentido de un instrumento, un aparato especial, configurado por
mecanismos coactivos y de consenso que aparece situado por encima de la sociedad
destinada a regularla, gobernarla, en este sentido existía una anarquía. Esto no quiere decir
que no hubiese regulaciones. Para sobrevivir en semejantes inclemencias, la conducta
individual estaba regulada por necesidad de cazar el bisonte, la actividad caza-recolección.
Pero el problema es que no había una categoría especial de hombres que tuviera la fuerza,
el cacique o el jefe. Todo el pueblo estaba armado, todos tenían sus instrumentos. No existía
la propiedad de los instrumentos, las poblaciones eran nómadas. Y el instrumento era tan
sencillo que si se rompía se fabricaba otro. Los instrumentos eran de uso individual, y la
tierra y los bisontes están allí.
No hay propiedad de las cosas a través de las cuales cambian las relaciones entre los
hombres, lo que si podemos pensar es que cazamos el bisonte y comemos y repartimos;
puede haber relaciones de autoridad o privilegio; almacenamos el resto del bisonte, y cuando
no hay caza recolectamos.
Esta es una sociedad compleja donde hay que estudiar cuál es el grado del desarrollo
productivo respecto de la naturaleza y las formas de las relaciones sociales en la producción
y fuera de la producción, es decir, en los otros niveles y dimensión de la actividad social.
De ahí partimos ¿cómo se desarrollo luego la producción, la propiedad, la desigualdad, las
relaciones de dominación?, a través de otro estadio que fue el Neolítico con la invención de
la agricultura y la ganadería. ¿Y cómo fue ese proceso en ciertos lugares del mundo? Por qué
no se dio en todos, pero tampoco en pocos sino en varios lugares, dio lugar al desarrollo de
lo que se llamo la “Revolución urbana”: la división entre el campo y la ciudad y la aparición
de sociedades estratificadas, es decir, divididas en clases, donde las relaciones de producción
pasaron a ser relaciones de explotación. Esto es un proceso milenario. Hacia el 10 mil a.C.
comienza el proceso de agricultura y ganadería en algunos lugares del mundo y dependiendo
de los casos, hacia el 2 mil, 3 mil, 4mil, aparecen las ciudades y aparecen las primeras
formaciones sociales divididas en clases y por lo tanto las primeras formaciones estatales.
Esto lo veremos la próxima clase: los procesos de pasaje de las bandas de cazadores-
recolectores a la comunidad aldeana agrícola-ganadera-alfarera, y el paso de esta comunidad
aldeana con la propiedad colectiva del suelo a las sociedades divididas en clase y estatales.
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Todo esto tiene su importancia porque ustedes van a ver esta semana en prácticos como
analiza Godelier las relaciones sociales en el Imperio Incaico. Ustedes saben que cuando
llegaron los conquistadores, aquí había pueblos con desarrollo cazador-recolector, y en
noroeste comunidades agroalfareras muy consolidadas, que habían surgido bajo influencia
incaica y antes de Tiawanaku, y el noreste teníamos agricultura de roza de los guaraníes,
distintos grados. Pero teníamos también las grandes culturas: Incas, mayas, Aztecas.
Godelier allí hace un análisis de la sociedad Incaica y estudia las relaciones de producción,
para definir cual era el modo de producción dominante. Pero a vez no era el único porque
eran estas sociedades eran muy complejas y combinaban diversas relaciones de producción.
Por eso en el práctico van a estudiar la relación en el terreno de lo conceptual entre modo de
producción (concepto abstracto) y el concepto de formación económico social que implica la
articulación entre diversas relaciones de producción con el predominio de una, que es un
concepto de abstracción menor, para estudiar la sociedad incaica. Aquí introducimos el
concepto de modo de producción, y lo estudiamos a luz del análisis de la banda. De allí
partimos.
(…)

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