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LUIGI VANVITELLI

Formación
Nacido en Nápoles en una familia de artistas originaria de Amersfoort (Países Bajos), su apellido original (van
Wittel) fue italianizado en Vanvitelli por su padre Gaspard van Wittel (Gaspare Vanvitelli) que, emigrado
a Roma en 1674, se desempeñó como pintor hasta 1736, convirtiéndose en el iniciador del vedutismo (la pintura
de paisajes y vistas de ciudades). Luigi Vanvitelli inició su actividad como pintor, siguiendo el ejemplo de su
padre, y más tarde se dedicó a la arquitectura para convertirse en uno de los más importantes arquitectos
italianos de la época entre el barroco y el neoclasicismo.
Alumno en Roma del poco conocido Antonio Valeri, Vanvitelli se inspiró en la obra de algunos de los grandes arquitectos del barroco,
como Gian Lorenzo Bernini, Francesco Borromini, Carlo Fontana o Filippo Juvarra y estudió cuidadosamente los tratados y las obras de los
arquitectos de la antigüedad y el Renacimiento. En esos años de formación estableció una amistad duradera y colaboró con el afamado
arquitecto Nicola Salvi y se afilió a la Accademia dell'Arcadia (con el nombre de Archimede Fidiaco2).
Se distinguió como un arquitecto participando en los concursos para la fachada principal de San Juan de Letrán —que ganó Alessandro Galilei
— y para la Fontana de Trevi —finalmente adjudicado a su amigo Nicola Salvi, que la adosará a la fachada sur del Palazzo Poli —, concursos
que marcarían el renacimiento artístico de los Estados Pontificios bajo el gobierno ilustrado del papa Clemente XII; los proyectos vanvitellianos,
que seguían las nuevas tendencias neoclásicas,3 fueron muy apreciados en los ambientes más educados, pero el jurado tuvo a bien premiar
proyectos que apoyaron el estilo barroco, aún plenamente vigente en Roma.

OBRAS EN ANCONA Y LAS MARCAS

Lazareto de Ancona (1733-1738)

La fachada cóncava de la iglesia del Gesù de Ancona

Después de participar en los concursos romanos, el nombre de Vanvitelli era ya conocido y apreciado, y esto le valió al arquitecto su primer
encargo importante, obtenido directamente del papa Clemente XII: rediseñar el puerto de Ancona para que fuese adecuado para actuar como
puerto de Roma hacia oriente.
Como parte de los proyectos de Ancona, se recuerda especialmente el Lazareto (1733–1738), construido sobre una gran isla artificial en forma
de pentágono, realizada en el puerto por el mismo Vanvitelli que, como buen holandés, sabía bien cómo arrebatar tierras al mar. La forma
geométrica regular del gigantesco edificio en pentágonos concéntricos, el templete de San Rocco en el centro del patio, la genial técnica
constructiva, la composición armónica de las diversas funciones, el rivellino que apunta hacia el mar abierto hacen del lazaretto anconitano
una verdadera obra maestra.4
Además del Lazareto, en Ancona también diseñó el Muelle Nuevo, su monumental entrada (el Arco Clementino) y la iglesia del Gesù, que con
su fachada cóncava y elevada sobre el mar, reasume la curvatura de todo el puerto. 5 Con estas obras Vanvitelli rediseñó y reinterpretó
personalmente la forma del puerto y de la ciudad. Así dio un anticipo de su gran habilidad como paisajista, la misma que desarrollará más
adelante en el famoso Reggia di Caserta.3 En Ancona también trabajó en el Duomo (donde diseñó el edículo de la Regina de todos los santos) y
en el Palazzo Ferretti (hoy Museo arqueológico nacional de las Marcas).
En los años treinta y cuarenta del Settecento, el artista trabajó en toda la región que hoy son las Marcas: diseñó el característico campanile de
la Basílica de la Santa Casa de Loreto, la fachada y el interior de la iglesia de Nuestra Señora de la Misericordia de Macerata,6 la iglesia de la
Magdalena de Pesaro.7
Por otra parte, durante la permanencia en Ancona para las obras portuarias, fue abordado por la Comuna de Ascoli Piceno para elaborar un
dictamen sobre el proyecto de la nueva sala de teatro para llevar a cabo en el Palazzo Arringo; juzgando la estructura de madera de carácter
bibienesco concebida por el tallador ascolano Giuseppe Gualtieri bien adaptada al gran vano destinada al propósito en el palacio, Vanvitelli
culpó la moda bastante generalizada de imitar las bizarras salas de espectáculos de Bibiena.
La presencia de Vanvitelli y sus muchas obras en las Marcas influyó profundamente en la arquitectura de Ancona y de la región, donde dejó
una multitud de seguidores.

APORTACIÓN EN ROMA
En Roma obtuvo el puesto de arquitecto de la basílica de San Pedro de la Ciudad del Vaticano, que mantuvo toda su vida y tuvo que enfrentar
las labores de estabilizar la cúpula. También pintó los frescos de la cappella delle Reliquie de la Basílica de Santa Cecilia en Trastevere. Realizó
algunas intervenciones de ordenación, a la vista del Jubileo de 1750, en la iglesia de Santa María de los Ángeles y de los Mártires, obtenida
de Michelangelo Buonarroti en las Termas de Diocleciano. En 1911 se demolió la fachada construida antes de las intervenciones de Vanvitelli,
pero el interior es todavía el diseñado por Vanvitelli.
Además, como ya se mencionó, había participado sin éxito en el concurso de la fachada de San Juan de Letrán y de la Fontana de Trevi (1732).

El Palacio Real de Caserta visto desde los jardines

La escalera de honor del Palacio de Caserta

En 1750 el rey de Nápoles Carlos de Borbón encomendó a Vanvitelli el proyecto de un nuevo palacio real que había pensado para la ciudad
de Caserta, fácilmente accesible desde la capital de Nápoles, pero distante de ella, como lo estaba Versalles de París. El palacio, que se iba a
construir cerca de una nueva ciudad (que se hizo más tarde en diferentes momentos, de forma caótica y sin tener en cuenta las ideas de
Vanvitelli), era abastecido de agua por el monumental acueducto Carolino, diseñado por Vanvitelli siguiendo el modelo de las obras hidráulicas
de la antigua Roma.
El Palacio Real de Caserta, definida como la última gran creación del barroco italiano, 8 es sin duda su obra más importante. Cuidadísimo en los
detalles y articulado sobre cuatro patios monumentales, el edificio está enfrentado a un parque escenográfico, que aprovecha la pendiente
natural del terreno para articularse en una gigantesca cascada artificial, marcada por una serie de fuentes con estatuas de mármol. Las partes
más pintorescas están a lo largo del atrio y de la escalera de honor y la capilla. Notable es el teatro de la corte, cuya sala en herradura bastante
redondeada se vuelve solemne por el orden gigante de columnas, que disimula la típica grácil estructura de madera de los palcos. Desprovisto
de las cuatro torres en las esquinas y de la cúpula central, que debería haber dinamizado la mole, el palacio es una especie de síntesis
originalísima entre el Palacio de Versalles y El Escorial.
Después de su muerte9 los trabajos del palacio fueron continuados por su hijo Carlo (Nápoles, 1739-1821). En Caserta tuvo como ayudante
a Francesco Sabatini, que será su futuro yerno al casarse con su hija Maria Cecilia, y que gracias a esos trabajos y su contacto con la familia real
conseguirá que en 1760 Carlos de Borbón, ya rey de España desde 1759, le llame a Madrid y se convierta allí en su arquitecto real.

ACTIVIDAD EN LOMBARDÍA
En los años napolitanos, Vanvitelli también consiguió algunos encargos en Lombardía. En Brescia, en ese momento territorio veneciano, diseñó
un nuevo ático para la Loggia, mientras que en 1745 en Milán trató en vano de conseguir la comisión para la nueva fachada del Duomo, y
también propuso un diseño para un nuevo palacio ducal, no ejecutado, que sin embargo fue la oportunidad para recomendar a la corte de los
Habsburgo su alumno Giuseppe Piermarini.

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