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2020

Un bombón en una montaña rusa

Autora: Carmen Gloria Quilodrán


1-10-2020
Editor: Hugo Quilodrán
Autora: Carmen Gloria Quilodrán Jiménez

“UN BOMBÓN1 EN UNA MONTAÑA RUSA”

Hace poco me dijeron “eso te pasa por ser un bombón”, y descubrí que
soy una persona dulce por naturaleza y no por consumir azúcar. Es una forma
de reírme de mis descompensaciones que me traen diversas aventuras.
En abril del 2019, mientras estaba en quimioterapia, uno de mis exámenes
rutinarios de control, mostró un alto nivel de glucosa en la sangre (339 mg/dl2),
por lo que me facilitaron un glucómetro para realizar un seguimiento por
algunos días.
El 5 de mayo, realizando el seguimiento de la glucosa, me correspondía
“post almuerzo” (dos horas después de almuerzo), el que arrojó 523 mg/dl.
Consulté a mi doctora, quien me sugirió visitar la Unidad de Emergencia, en
donde al tomar nuevamente la glicemia, arrojó 500 mg/dl. Estos valores son
bastante altos en relación con los niveles normales que son menos de 100 mg/dl.
En esta oportunidad fue cuando confirmaron que era Diabética, y que de ahí en
adelante sería una paciente insulinodependiente.
Ese domingo me subí a una montaña rusa, que ha tenido muchos altos y
bajos, debido a que mi enfermedad de base (cáncer de mama con metástasis) y
las enfermedades asociadas a esta patología, no me lo han hecho fácil. Conocí
a la tía Betty (Diabetes) y a todos sus acompañantes. Todavía no entendía que,
desde ese día en adelante, se sumarían a mi vida varias cosas, tales como, la
“máquina para el control de la azúcar”, la insulina NPH, jeringas de insulina,
lancetas, cintas para la toma de la glicemia. Debuté con una hiperglicemia.
No me había dado cuenta de los síntomas, pensé que era parte de las
Quimioterapia que estaba recibiendo. Pasé un par de días con mucha sed,
tomaba casi 3 litros diarios de agua, obviamente pasaba día y noche orinando.
La orina era mucha y se notaba una espuma sobre ella. Siempre pensé que era
super bueno orinar porque de esa forma eliminaría más rápido los residuos de

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m. Pieza pequeña de chocolate, que en su interior puede contener licor, crema u otro re
lleno.
m. coloq. Persona joven especialmente atractiva.
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La glicemia se suele medir en miligramos por decilitro (mg/dl)
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Autora: Carmen Gloria Quilodrán Jiménez

las quimios. Pero no, no era lo que yo pensaba, todos eran síntomas de la
diabetes.
Me enviaron a Nutricionista para organizar mi alimentación. Pero debo
reconocer públicamente que soy una paciente “muy” especial y difícil de tratar.
En febrero del 2019, estuve hospitalizada por una trombosis pulmonar.
Cuando me dieron de alta, me derivaron a POLI TACO, porque debía iniciar
tratamiento de anticoagulantes de por vida, debido a mis antecedentes anteriores
de trombosis venosas. Como estaba con anticoagulantes, tenía restringido el
consumo de verduras verdes por la vitamina K, que altera el tratamiento. Y
como estaba en quimioterapia, la indicación de alimentación era todo cocido,
sin frituras, sin verduras, ni frutas crudas. Y muchas veces no comía producto
de las náuseas, vómitos y diarreas. Mi peso era 56 a 58 kilos.
Analizando mi situación, la diabetes no estaba asociada a la alimentación,
sino a los tratamientos con corticoides que recibía durante las quimios. Así que
era muy difícil controlar las glicemias altas.
Comencé a recibir dos veces al día una dosis de insulina NPH. Si no
saben, para esta insulina se utiliza una jeringa con agujas pequeñas. Hay varios
lugares en el cuerpo en dónde se puede pinchar. Tenemos los muslos, los
antebrazos y el estómago (alrededor del ombligo)
En mayo, sumaron una metformina al día y todo se mantuvo normal.
En diciembre, me interné en el Hospital Gustavo Fricke para una
intervención programada (Ooforectomía). Mientras estaba hospitalizada, los
valores de mis glicemias se mantuvieron bien, por lo que no tuve problemas
para ingresar a pabellón. Me operaron el 24 de diciembre del 2019, y pasé una
navidad en el hospital, con una dieta especial.
En algunos momentos he tenido que tomar la glicemia antes de desayuno,
antes de almuerzo y antes de once, con el fin de hacer un seguimiento y poder
controlar las glicemias. Sin contar que hay tomas de glicemias los lunes en
ayuna, los miércoles después de almuerzo y los viernes después de once.
Este año 2020, ha sido muy complejo. Pasé con glicemias muy altas, por
lo que me indicaron uso de insulina cristalina según esquema.
Desde julio, comencé a tener glicemias arriba de 200 mg/dl y no las he
podido bajar. El 19 de agosto presenté una glicemia de 535 mg/dl post

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almuerzo. Traté de manejarlo con nuevos esquemas de insulina. Más


pinchazos, más insulinas.
Entre agosto y septiembre, los niveles se mantuvieron altos nuevamente.
En el examen de sangre para control oncológico, del mes de septiembre la
medición de glucosa arrojó 333 mg/dl. El oncólogo se preocupó y me solicitó
conversar con la Doctora de Paliativo.
El día 06 de septiembre me realizaron un scanner, en ayunas. Ese día no
tomé la glicemia, porque obviamente no saldría bien. Retomé mis controles de
glicemias el lunes 7, pero se mantenían alteradas. Inicié seguimiento el día 8
de agosto, teniendo resultados sobre 512 mg/dl, por lo que contacté a Doctora
de la Unidad de Paliativos, para saber los pasos a seguir. La Doctora Morgado,
amablemente contactó a Personal de la Casa de Acogida dependiente de la
Municipalidad, quienes vinieron a mi hogar y me dejaron con suero. Ese día
aprendí qué era una Vía subcutánea, luego de que intentaran encontrar una vena
adecuada, y pincharme más de cuatro veces.
La vía subcutánea, se utiliza para hidratar a los pacientes con difícil
acceso venoso. Lo ideal es que sólo se utilice para pasar el suero, pero algunas
veces es utilizada para inyectar la morfina. En mi caso, utilizaron una mariposa
en el costado del brazo derecho, insertando la aguja a 45°. Lamentablemente
ese día había comenzado un dolor en mi mano derecha, que se irradiaba hasta
el codo. Cuando pasa el suero a través de esta forma, es muy lento, por lo que
a veces, el lugar se inflama con el líquido produciendo mucho dolor. Debo decir
que no fue grata la experiencia.
El día 9 de septiembre, me ingresaron a Hospitalización Domiciliaria
(HD), porque las glicemias estaban sobre 300 mg/dl. Me instalaron un catéter
para el suero, y pasé aproximadamente 2 días conectada a mi “Arturito”
(portasuero). Comencé a utilizar Insulina Cristalina permanente más esquema3.
Cuando digo que me subí a una montaña rusa, es porque desde el día que
ingresé a HD, comencé a vivir sujeta a dietas, cambios de alimentación, ajustes
de insulina NPH y cristalina, y un sinnúmero de pinchazos diarios que ni se
imaginan.

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El esquema (HGT-120):50 (personalizado)

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Autora: Carmen Gloria Quilodrán Jiménez

Me hablaron de la dieta hipoglúcida, de bajar los carbohidratos. Debía


dejar las frutas, esas que nos alegran los almuerzos y las medias tardes.
Compré mi ticket y me subí a la montaña rusa de lo que significa la
descompensación de las glicemias. Pero lo hice sin decir ni una palabra, era
como mirar desde afuera, debía asumir este cambio y era por mi bienestar.
Comenzaron los ajustes de insulinas, los pinchazos antes de cada comida,
sumando los pinchazos diarios, entre toma de glicemia y las insulinas, eran
ocho, y además debía sumar un Clexane diario.
Todos los esfuerzos me parecía que no daban resultados. Como todos,
había hecho planes para el 18 de septiembre, pensaba comer empanadas, carne
asada, brochetas de carne, mote con huesillos, chilenitos (dulce con merengue),
pero no fue posible porque mi azúcar en la sangre seguía alterada.
Recuerdo que, a fines de septiembre, justo el día que me llamó el Dr.
Espinoza para presentarse, y luego de muchos esfuerzos, debo reconocer que
colapsé, y me puse a llorar. Le dije al doctor que había puesto todo de mi parte
pero que no veía resultados y no entendía el motivo. Me dijo que no me
preocupara porque el estrés producía, también, altas de azúcar. Me insistió que
no estaba sola, que había un equipo trabajando para controlar mis glicemias,
que confiara en ellos.
Ese día también me llamó la Dra. Morgado, y me explicó que a pesar de
que estaban altas las glicemias, habíamos logrado bajarlas en relación con las
primeras. Que debía estar tranquila, y que todo era paso a paso. Me recordó
que no estaba sola, que había un equipo preocupado por mi salud. Me dijo que
necesitaba hablar con mi comodín de Cuidados Paliativos, recibir una llamada
de Bernardita, Psicóloga de la unidad. Por primera vez, acepté su ayuda, porque
me di cuenta, que llevaba muchos meses subida en una montaña rusa de
emociones tales como fallecimiento de algunas amigas, dejar de payasear en el
Hospital, quedarme en casa sin poder abrazar a los amigos(as), aprender a vivir
con esta diabetes descompensada, entre otras.
No es fácil vivir estas descompensaciones, porque te esfuerzas en cuidar
la alimentación, mantenerte hidratada, y no ves grandes cambios. Asusta
porque pueden producirse problemas de salud importantes y no quieres pasar
por todo eso.

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Autora: Carmen Gloria Quilodrán Jiménez

Hace poco iniciamos un nuevo esquema de alimentación, comiendo cada


tres horas (desayuno, colación, almuerzo, colación y once), y en caso de tener
glicemias bajas (menos de 80), una colación nocturna. No tengo problemas en
ajustar mis comidas, ni en dejar los endulzantes, no me desespero por no poder
comer dulces ni golosinas, porque extrañamente mi organismo se ha ajustado
de tal forma, que puedo tomar un té sin azúcar, y comer una ensalada con un
mínimo de sal.
El día de hoy, puedo contarles que recibo 9 pinchazos más el clexane,
pero a partir de mañana 2 de octubre debo sumar uno más.
Creo que va a llegar el momento en que tome agua, y se me salga por
todos los orificios de mi estómago, porque parezco colador.
Llevo poco menos de un mes, y todavía no puedo ajustar mi glicemia.
Reconozco que algunos días pienso que algo estoy haciendo mal, o que mi
organismo está tratando de decirme algo, y me desespera no poder ayudarlo.
Y como guinda de la torta, justo ahora que levantaron la cuarentena acá
en Quillota, yo estoy hospitalizada en casa, enclaustrada.
Sigo en mi montaña rusa, la que todavía no deja de jugar conmigo.
Espero que mi hermoso cuerpo no pague las consecuencias de ser un
BOMBON en potencia.

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