Está en la página 1de 33

Hablemos de

sexualidad en la
adolescencia

Profundización-Visita
Cartilla Nº 17

R
O
AD
R
R
BO
TO
EN
M
U
C

Hablemos de
sexualidad en la
O

adolescencia
D

Educación sexual para


adolescentes en la familia

Con el apoyo de:

1
Instituto Colombiano de Bienestar Familiar Agencia de los Estados Unidos para
el Desarrollo Internacional (USAID)
Lina María Arbeláez Arbeláez
Directora General Lawrence J. Sacks
Director USAID en Colombia

R
María Lucía Upeguí Mejía Michael Torreano
Subdirectora General Director de Reconciliación e Inclusión

O
Thea Villate Bocconello
Juan Pablo Angulo Salazar Oficina de Reconciliación e Inclusión
Director de Familia y Comunidades

AD
Kattya de Oro Genes Oficina para la Democracia, Conflicto y
Subdirectora de Gestión Técnica para la Asistencia Humanitaria
Atención a la Familia y Comunidades
Mattito Watson
Asesor Técnico Senior Niños en Adversidad
Juan Pablo Angulo Salazar

R
Jamie Gow
Subdirector de Operaciones de la
Asesora Técnica Niños en Adversidad
Atención a la Familia y Comunidades (E)

R
Ginna Paola Gil Juan Sebastián Barco
Mayra Alexandra Pacheco Director Programa HRH2030
Juan Sebastián Fernández BO
Equipo técnico ICBF

Julio Norberto Solano Jimenez Autores


Jefe Oficina de Comunicaciones Leonor Isaza Merchán
Grupo de Imagen Corporativa Consultora HRH2030
Coordinación editorial
TO

ISBN:XXXXXXXXXXXX
Claudia Ramírez López
Edición Correctora de estilo
Marzo 2020
Damian Medina Crofort
Diseñador e ilustrador
EN
M
U

Esta publicación se realizó en el marco del acta protocolaria


del 19 junio de 2018, suscrita entre la Subdirección General
C

del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF y el


gobierno de los Estados Unidos de América a través de su
O

programa HRH2030.
Sus contenidos son responsabilidad de sus autores y no
necesariamente reflejan las opiniones de USAID, el Gobierno
D

de los Estados Unidos de América o del Programa Recursos


Humanos para la Salud 2030 (HRH2030).

Quedan reservados todos los derechos. La presente


publicación no podrá ser reproducida íntegra o
parcialmente, ni archivada o transmitida por ningún medio
(ya sea electrónico, mecánico, fotocopiado, grabado u otro)
sin la autorización previa del ICBF y USAID-HRH2030.
Hablemos de
sexualidad en la
adolescencia

Presentación

Mi familia es una modalidad de acompañamiento familiar psicosocial implementada por


la Dirección de Familias y Comunidades del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar
(ICBF) que busca fortalecer a las familias para promover la protección integral de niños,
niñas y adolescentes, y prevenir los efectos de la violencia, el abuso o la negligencia

R
en contra de los niños, las niñas y los adolescentes1. Es un programa intensivo en visitas
en el hogar que se complementa con encuentros grupales para brindar acompañamiento

O
psicosocial ajustado a las realidades y necesidades de las familias.

AD
Mi familia inicia con un diagnóstico psicométrico de las familias. Posteriormente,
se trabaja con la familia un acompañamiento psicosocial que contiene un ciclo básico y
unas temáticas de profundización. En el acompañamiento, se abordan temáticas de
cuidado y autocuidado, regulación emocional y vinculación, comunicación asertiva,

R
crianza positiva y organización de la vida cotidiana, entre otras. Cada visita y encuentro
se desarrolla con base en el contenido de las cartillas metodológicas2, diseñadas para

R
brindar herramientas a los profesionales de acompañamiento familiar y orientar los
procesos con las familias.
BO
Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF)
Organización internacional para las Migraciones (OIM)
Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID)
TO
EN
M
U
C
O
D

1 Los documentos técnicos de esta modalidad están disponibles en:


https://www.icbf.gov.co/misionales/promocion-y-prevencion/familia
2 Las cartillas metodológicas fueron desarrolladas en el marco del convenio de cooperación internacional
No. 1258 de 2019 entre del ICBF y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), y con el apoyo del
programa HRH:2030, del gobierno de Estados Unidos de América a través de su Agencia para el Desarrollo
Internacional (USAID). Los contenidos aquí publicados son responsabilidad de sus autores y no necesariamente
reflejan las opiniones de USAID, el Gobierno de Estados Unidos de América ni de la OIM.

3
Cartillas de Mi Familia para visitas en el hogar por tipo de sesión
Profundización Ciclo básico
D

6
3
2

9
5
1

10

16
15

19
18
13
12

14

17
11
O
C
U
M
EN

4
TO
Cartillas de Mi Familia para encuentros grupales por tipo de sesión
Profundización Ciclo básico
20

30
29
26

28
27
23
22

25
24
21

BO
R
R
AD
O
R
Hablemos de
sexualidad en la
adolescencia

R
O
Pag. 6 Introducción Contenido Pag. 9

AD
R
Objetivo Pag. 23

R
BO
Metodología Pag. 24
TO

Pag. 25 Momento 1
EN

Pag. 26 Momento 2
Actividades Pag. 25
Pag. 27 Momento 3
M

Pag. 28 Momento 4
U
C

Anexos Pag. 31
O
D
Introducción

Dentro de las muchas transformaciones que trae consigo la adolescencia, la sexualidad


es quizá una de las que más preocupan a los adultos y, más interesa a los jóvenes. Por
una parte, los cambios físicos y del funcionamiento corporal implican un duelo del cuerpo

R
infantil (Rosenthal & Knobel, 1973), puesto que las transformaciones son vividas como
una pérdida del cuerpo infantil que cambia hacia la construcción de una nueva identidad

O
corporal. Este proceso puede estar acompañado de ansiedad, inseguridad o confusión
junto con sensaciones de expectativa o entusiasmo que pueden producir sentimientos

AD
encontrados. Por otra parte, las transformaciones psicológicas y sociales conducen a
establecer nuevas formas de relacionamiento de amistad, de amor.

Con frecuencia, la preocupación de los adultos está centrada en la vivencia de la genitalidad

R
adolescente, porque se teme un inicio temprano, y, en el caso de las mujeres, un embarazo.
Además, está presente la idea de las enfermedades de transmisión sexual (ETS), como el

R
virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) o síndrome de inmunodeficiencia adquirida
(SIDA), u otras infecciones. Adicionalmente, como la sexualidad suele asociarse con la
BO
genitalidad, y es todavía un tema tabú sobre el cual hay desconocimiento de los adultos,
muchos padres y madres tienen dificultades para abordarlo abiertamente.

No obstante, como la sexualidad no se restringe únicamente a la genitalidad, sino


TO

que incluye también elementos relacionados con la vinculación afectiva, el género, el


erotismo y la reproductividad3, es importante apoyar a las familias para que puedan
hacer un manejo más integral de este asunto con sus hijos e hijas adolescentes. Para
ello, es necesario entender que en la adolescencia se requiere, por una parte, una
EN

adecuada comprensión de los cambios corporales, físicos y sociales que acontecen en


este momento del curso de vida, y, por otra, una profunda y continua reflexión sobre
los intereses, los sentimientos, las expectativas y otros elementos que inciden en la
toma de decisiones sobre la vida y sobre la sexualidad. Esto conducirá a un manejo más
M

autónomo, responsable y respetuoso de las relaciones de género, de la vida sexual activa


y, de las relaciones amorosas y de amistad.
U

En todo este proceso, la familia desempeña un papel importante de educación, entendida


C

esta última en un sentido amplio, es decir, no solo como transmisión de información


sobre los cambios biológicos y sobre mecanismos de protección de embarazos y
O

enfermedades, sino también como un proceso de intercambio en el cual se pueden


abordar diversos temas sobre la sexualidad y, analizar de manera crítica las posturas
D

personales y familiares en lo relacional, lo biológico, lo placentero y el género. A esto


habrá que añadir que, en la vida cotidiana de la familia, muchas interacciones están
permeadas y tienen significados asociados con la sexualidad, y educan en ella así no sea
de manera intencionada: los roles de género, las relaciones de pareja, las formas en que
se ejerce la maternidad y la paternidad, el manejo de lo corporal, entre otros elementos.

3 Ver más adelante, en el contenido, el desarrollo amplio del concepto de sexualidad.

6
Hablemos de
sexualidad en la
adolescencia

Respondiendo a este interés, la presente cartilla incluye, en primer lugar, una conceptualización
sobre la sexualidad, que sigue la misma orientación de la cartilla Hablemos de sexualidad.
Educación sexual para niños y niñas en familia, dirigida a familias con niños o niñas.

R
Posteriormente, se describen los conocimientos, las actitudes y las prácticas de los
adolescentes sobre sexualidad. Se describen, también, las dificultades que pueden enfrentar

O
las familias para llevar a cabo la educación sexual con los adolescentes, y los criterios que
pueden ayudarles para su manejo. La metodología propone actividades que permitan la

AD
conversación sobre el tema entre adultos y adolescentes de la familia.

R
R
BO
TO
EN
M
U
C
O
D

7
Pregunta orientadora

¿Cómo abordar el tema


de la sexualidad con
adolescentes en la familia?

R
O
AD
R
R
BO
TO
EN
M
U
C
O
D

8
Hablemos de
sexualidad en la
adolescencia

1 Contenido

Código de Infancia y Adolescencia, Ley 1098 de 2006.Artículo 39


Son obligaciones de la familia para garantizar los derechos de los
niños, las niñas y los adolescentes:

R
8. Promover el ejercicio responsable de los derechos sexuales y
reproductivos y colaborar con la escuela en la educación sobre este tema.

O
AD
¿Cómo se entiende la sexualidad humana?4

El enfoque sistémico sobre la sexualidad planteado por Rubio (1994) plantea la interrelación

R
de cuatro subsistemas, que el autor denomina holones5, alusivos a vinculación afectiva,

R
reproductividad, género y erotismo. Estos holones amplían la perspectiva tradicionalmente
reduccionista sobre la sexualidad, y le dan una mirada más dinámica e integral. Esta
BO
integralidad, explica el autor, se logra gracias a la significación mental que los seres humanos
asignan a las experiencias asociadas con lo sexual y que conducen a una construcción
mental o representación social “de aquellos aspectos de la existencia humana que
adquieren significado sexual” (Rubio, 1994, p. 21).
TO

En este mismo sentido, en la Política Nacional de Sexualidad, Derechos Sexuales y


Derechos Reproductivos, citan la definición de sexualidad de la Federación Internacional
de Planificación Familiar (2008) (IPPF por su nombre en inglés6), que retoma elementos
como la actividad sexual, la identidad de género, la orientación sexual, el erotismo, la
EN

intimidad y la reproducción, y los factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos,


políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y espirituales. Adicionalmente,
esta política considera la sexualidad desde un enfoque de derechos, ya que se entiende
“como condición prioritaria para el desarrollo humano, [y] por lo tanto debe ser liberada de
M

carga moral y observarse desde el ámbito de los derechos y el respeto por las personas”
(Ministerio de Salud y de la Protección Social, Profamilia, OIM, UNFPA, 2014, p. 49).
U

Es necesario señalar que el desarrollo de la construcción mental sobre la sexualidad se


C

hace a través de los procesos de socialización mediados por las interacciones en los
O

4 En la cartilla Hablemos de sexualidad. Educación sexual para niños y niñas en la familia, que aborda
D

el tema de la sexualidad con niños y niñas menores de 12 años, se desarrolla ampliamente el concepto de
sexualidad, y puede ser consultado allí. En la presente cartilla, se hace una síntesis de dicho concepto y se
lo desarrolla en relación con la vivencia de la sexualidad en la adolescencia.
5 Rubio (1994) justifica el uso del concepto holón refiriéndose a Koestler (1980), quien propuso el término
para “subrayar el hecho de que son partes constituyentes de un sistema (de ahí el uso del sufijo -on, como
electrón o protón) pero que tienen en sí mismos un alto grado de complejidad e integración (holos en griego
quiere decir todo)” (p. 29).
6 International Planned Parenthood Federation.

9
contextos más cercanos a los niños, las niñas y los adolescentes, y, en ellos, la familia
desempeña un papel primordial. En este proceso, se internalizan los patrones culturales
que las sociedades han ido creando en torno a la sexualidad y, se transmiten de manera
verbal y no verbal en los distintos escenarios de la vida humana.

Pese a la integralidad planteada, los holones se describen de manera independiente para


una mayor comprensión. Rubio (1994) define el holón de la vinculación afectiva como la

R
capacidad de desarrollar afectos intensos con otro ser humano específico, así como las
construcciones mentales que de ello se derivan. Si bien, en la niñez, estos vínculos están

O
centrados en el padre y la madres, en la adolescencia, la pareja o los amigos cobran un valor
fundamental, pues cuando los adolescentes toman distancia de los adultos, se acogen a sus

AD
pares como coequiperos del proceso de construcción de identidad y de fortalecimiento de
su autonomía e independencia. Además, la exploración de la vida en pareja se inicia en este
momento, primero, a través del amor platónico y, posteriormente, con el establecimiento de

R
relaciones de pareja que en el mundo contemporáneo, y según las normas del contexto, tienen
diversas formas de vivirse. Estas experiencias suelen estar acompañadas de idealizaciones

R
importantes, emociones intensas, expectativas, confusiones y desengaños, que forman parte
de la búsqueda del amor de pareja. BO
Siguiendo a Rubio (1994), el holón del género se entiende como las construcciones
mentales sobre la pertenencia o no de la persona a las categorías masculina y femenina,
así como sobre las características del individuo que lo ubican en alguna de ellas. Estas
representaciones se forman durante el proceso de socialización, por lo que asumen las
TO

construcciones sociales y culturales que asignan características específicas a cada género.


Podría añadirse que en el mundo contemporáneo, a diferencia de épocas anteriores, lo
femenino y lo masculino no tienen características excluyentes, y la diversidad sexual es
un ejemplo de ello. En la adolescencia, momento del curso de vida cuya esencia está en la
EN

reconstrucción de la identidad y del proyecto de vida, la reafirmación o la reconstrucción


de la identidad de género es clave, y puede vivirse sin mayores conflictos internos si
confirma la identidad percibida desde la infancia que está en sintonía con las expectativas
M

sociales, o, por el contrario, puede significar una exploración y una reconstrucción de una
identidad o de una orientación sexual diversa. En el mundo contemporáneo, los roles
de género también se procesan en la identidad, porque los grupos sociales plantean
U

posiciones críticas que los adolescentes asumen o desechan según sus procesos de
socialización. En contextos más tradicionales, se mantienen las perspectivas de corte
C

patriarcal que conducen a ejercicios de poder en las relaciones de pareja, mientras que,
O

en entornos más progresistas, puede avanzarse hacia posiciones de mayor equidad.

Por su parte, el holón de la reproductividad alude a la procreación, la gestación y la crianza,


D

en el que originalmente la paternidad y la maternidad biológicas son su primer referente.


Sin embargo, en él se incluyen, también, la adopción de un niño o una niña, la posibilidad
de fertilidad asistida y, el significado y las prácticas del paternar y maternar en la sociedad
en que se encuentre la persona (Rubio, 1994). En la adolescencia, con el inicio de la vida
sexual activa, cobra gran importancia el uso de mecanismos de regulación de la fertilidad y,
la toma de conciencia del sentido y la responsabilidad de la maternidad y la paternidad, de

10
Hablemos de
sexualidad en la
adolescencia

manera que la vida sexual activa se experimente en el marco de decisiones responsables


y constructivas, lo que puede prevenir embarazos o uniones tempranas.

Por último, el holón del erotismo se relaciona con las construcciones sobre el placer de
las experiencias corporales y, más específicamente, con “los procesos humanos en torno
al apetito por la excitación sexual, la excitación misma y el orgasmo, sus resultantes en la
calidad placentera de estas vivencias humanas” (Rubio, 1994, p. 36). Este elemento es vivido

R
en la adolescencia con mucha expectativa y gran intensidad debido al cambio hormonal
propio de este momento de vida. El autoerotismo es también una práctica muy importante

O
en la adolescencia y tiene el valor de ayudar en el conocimiento de las sensaciones
corporales que luego contribuirán a una vivencia placentera de la vida sexual en pareja.

AD
Algunos conocimientos, creencias y comportamientos caracterizan
a los adolescentes y las adolescentes contemporáneos

R
Conocimientos, actitudes y creencias

R
Los conocimientos y las creencias sobre la sexualidad pueden organizarse para su
BO
exposición, a través de los holones propuestos por Rubio (1994), aunque, como se
verá, suele haber gran intersección entre ellos. La revisión de algunos estudios sobre
sexualidad permite identificar ciertos énfasis y preocupaciones de los investigadores que
se describen a continuación.
TO

Con respecto a la vinculación afectiva, el tema del establecimiento de relaciones de


pareja es, quizá, el interés primordial de las investigaciones, en las que se encuentra un
interés particular en las relaciones de control y violencia. Algunos estudios encuentran
que entre adolescentes se mantiene la creencia de que el control sobre la pareja está
EN

asociado con el amor y es natural. Al respecto, Ruiz, Sobrino, Garrido & Fernández (2018)
encontraron que Colombia es uno de los países de América Latina y el Caribe donde
estas creencias muestran altos índices, junto con la idea de que las mujeres aguantan la
M

violencia porque consideran que es normal.

Con respecto a la reproductividad, y en interrelación con el holón de género, un estudio


U

de Martell Martínez, Ibarra Espinosa, Contreras Landgrave & Camacho Ruiz (2018) identificó
que, por lo regular, las mujeres relacionan la sexualidad con el ejercicio reproductivo y la
C

maternidad, asociación que también fue hallada por Ruiz, Sobrino, Garrido & Fernández
O

(2018) en una gran parte de la muestra de su investigación.

Por su parte, el estudio de Flórez (2005) en la ciudades de Cali y Bogotá con mujeres
D

adolescentes halló que la actitud hacia la maternidad es diferente según la clase social,
pues mientras las de estratos medios y altos consideran que hay que tener niños o niñas
cuando se ha alcanzado estabilidad económica, emocional y en la relación de pareja, en los
estratos bajos consideran que el embarazo es un instrumento válido de reconocimiento
y aceptación social, además de una opción para conformar una verdadera familia. A su
vez, Restrepo y otros (2014) encontraron que, para las adolescentes de estratos bajos,

11
el embarazo se asume de manera normal, muchas veces con orgullo, en tanto que así
cumplen el rol de género que les imponen las normas culturales de su comunidad.

En relación con la reproductividad, el conocimiento sobre los métodos para la


anticoncepción y la protección contra ETS, la Encuesta Nacional de Demografía y Salud
(ENDS) del Ministerio de Salud y de Protección Social, y Profamilia (2015) halló que los
adolescentes tienen conocimiento sobre algún método, pero pocas jóvenes saben que

R
el sistema de salud proporciona métodos temporales de forma gratuita. Por otra parte,
Restrepo, y otros (2014) aluden a estudios que evidencian que los adolescentes, aunque

O
conocen los métodos anticonceptivos, saben poco sobre su funcionamiento y llenan los
vacíos de información con mitos, imaginarios y temores que conducen a un uso irregular.

AD
Flórez (2005) en su estudio cualitativo con adolescentes mujeres encontró, por ejemplo,
una serie de mitos sobre la anticoncepción en la primera relación sexual: las mujeres no
se embarazan en la primera relación sexual, no es necesario el condón cuando los dos

R
integrantes de la pareja son vírgenes, los métodos de protección no son eficaces y tienen
efectos secundarios indeseables, y utilizar condón con la persona que se ama constituye

R
una falta de respeto.

Con respecto a las actitudes acerca del uso de los métodos de anticoncepción, la ENDS
BO
(Ministerio de Salud y de Protección Social, y Profamilia, 2015) halló que el 29,4 % de las
mujeres y el 20,6 % de los hombres consideran que “son las mujeres quienes deben tomar
las precauciones para no embarazarse”. De otro lado, Ruiz, Sobrino, Garrido & Fernández
(2018) encontraron un alto porcentaje de mujeres y hombres adolescentes que niega la
TO

capacidad de decisión de las mujeres sobre su propio cuerpo en el caso de interrupción


del embarazo (72 %).

En relación con el holón de género, además de los elementos que se identificaron en


EN

los dos anteriores sobre las creencias que se mantienen acerca del predominio del poder
masculino en temas de reproductividad, la ENDS (Ministerio de Salud y de Protección Social,
y Profamilia, 2015) estudió actitudes sobre diversidad sexual, y encontró que más del 80 % de
las personas encuestadas (no solo adolescentes) considera que quienes son homosexuales
M

tienen los mismos derechos que quienes son heterosexuales, aunque solo el 60 % aprueba
el reconocimiento de los derechos de las parejas del mismo sexo y, el 30 % de las mujeres
U

y el 26 % de los hombres está de acuerdo con la adopción de niños o niñas por parte de
parejas homosexuales.
C

En relación con el holón del erotismo, Ruiz, Sobrino, Garrido & Fernández (2018) hallaron
O

diferencias de género sobre las creencias al respecto. Por una parte, los hombres
adolescentes reconocen la sexualidad primordialmente como una búsqueda de sensaciones,
D

y, por otra, los adolescentes de ambos géneros consideran que el placer y el deseo sexual
es mayor en hombres que en mujeres, dato que también se encontró en la ENDS (Ministerio
de Salud y de Protección Social, y Profamilia, 2015).

Vargas & Barrera (2005) evidencian de otra manera las diferencias de género sobre el
erotismo: identifican que las mujeres tienden a aceptar las relaciones sexuales en la
adolescencia en el marco de una relación afectiva estable, elemento que no exigen los

12
Hablemos de
sexualidad en la
adolescencia

hombres. Añaden que Rosenberg encontró estos resultados desde 1965, al señalar que la
valoración de sí mismos en los hombres está centrada en la competencia, mientras que
en las mujeres se basa en su capacidad para establecer y mantener relaciones.

Un tema derivado del ejercicio de la sexualidad, y que puede asociarse con varios holones,
es el de la salud sexual y reproductiva. Con respecto al conocimiento sobre las (ETS), la
ENDS (Ministerio de Salud y de Protección Social, y Profamilia, 2015) halló que, según la

R
encuesta de 2010, hay un mayor nivel de comprensión en las adolescentes sobre el VIH/
SIDA, pero el nivel de desconocimiento sigue siendo muy alto, pues solo tres de diez

O
jóvenes tienen buena comprensión de este fenómeno. Esto coincide con lo encontrado
por Rengifo-Reina, Córdoba-Espinal & Serrano-Rodríguez (2012), quienes evidenciaron

AD
que para el 26,7 % de los adolescentes el sexo seguro significa solo usar preservativo,
aunque conocen otros mecanismos para prevenir el contagio de enfermedades de
transmisión sexual.

R
Podría concluirse que si bien los adolescentes parecen tener ciertos conocimientos, estos
no son suficientes y, en consecuencia, se mantienen mitos que pueden poner en riesgo

R
su vida sexual y reproductiva. Por otra parte, lo expuesto evidencia que se mantiene una
perspectiva tradicional de género en los significados asignados a la sexualidad, pues las
BO
mujeres adolescentes privilegian las relaciones afectivas y la maternidad, y los hombres
adolescentes dan mucho valor al erotismo.

Comportamientos
TO

Con respecto al comportamiento sexual de hombres y mujeres adolescentes, el tema de


mayor interés para los investigadores nacionales e internacionales está relacionado con
el inicio de la vida sexual activa. Al respecto, Cabrera-García, Docal-Millán, Manrique-Mora,
Cortés-Piraquive & Tobón-Aguilar (2018) afirman que estudios anteriores reiteran la
EN

tendencia del inicio de la vida sexual más temprano en los últimos años, situación que
se evidencia en el análisis de algunos estudios que encontraron que, mientras que en
la primera década del presente siglo la tendencia del inicio de la vida sexual activa se
M

encontraba entre los 15 y 16 años, recientemente esta edad corresponde a los 13 años
(Flórez, 2005; Parra-Villarroel & Pérez-Villegas, 2010; Holguín y otros, 2012; Rengifo-Reina,
U

Córdoba-Espinal & Serrano-Rodríguez, 2012; Sevilla & Orcasita, 2014; Ministerio de Salud
y de Protección Social, y Profamilia, 2015). No obstante, otros autores suministran datos
C

descriptivos que muestran que, en la medida que aumenta la edad de los adolescentes,
se incrementa el inicio de la vida sexual activa.
O

También hay estudios que describen mayores especificaciones sobre la forma del inicio
de la vida sexual. Parra-Villarroel & Pérez-Villegas (2010) discriminan entre contacto
D

íntimo no genital y genital, y evidencian que “a diferencia de lo que se podría creer, las
relaciones sexuales genitales son la práctica menos frecuente dentro del amplio espectro
de prácticas sexuales (…) y las personas primero viven una serie de acercamientos
hacia la o las personas que les atraen” (p. 15). Esto coincide con la afirmación de Flórez
(2005), quien encontró que el inicio de las relaciones sexuales de las adolescentes
de su muestra de Bogotá y Cali ocurre típicamente dentro del marco de una relación
romántica, con un joven que es tres años mayor en promedio. Además, la diferencia de

13
género muestra que es mayor el porcentaje de hombres adolescentes que ha iniciado su
actividad sexual (Parra-Villarroel & Pérez-Villegas, 2010; Rengifo-Reina, Córdoba-Espinal &
Serrano-Rodríguez, 2012; Ministerio de Salud y de Protección Social, y Profamilia, 2015).

Relacionado con el holón de la reproductividad, las investigaciones analizan el tema del


embarazo adolescente y del uso de anticonceptivos. Sobre el primer asunto, de acuerdo
con la ENDS de 2015, este fenómeno ha bajado desde 2010, después de un ascenso entre

R
1990 y 2005. Es así como el porcentaje de adolescentes de 15 a 19 años con su primer
hijo o hija, o en gestación aumenta de 12,8 % a 20,5 % entre 1990 y 2005, pero disminuye

O
a 19,5 % en 2010 y a 17,4 % en 2015.

AD
Al analizar este fenómeno desde la perspectiva de género, se encuentra que las adolescentes
muestran una tasa más alta de haber tenido un niño o una niña que los adolescentes. La
ENDS de 2015 revela que el 13,6 % de las mujeres adolescentes y el 1,5 % de los hombres
adolescentes de 15 a 19 años ha tenido un niño o una niña (Ministerio de Salud y de Protección

R
Social, y Profamilia, 2015). El estudio del Organismo Regional Andino de Salud de 2008,
citado por Restrepo y otros (2014), estableció que una de cada 10 mujeres se convierte en

R
madre durante la adolescencia, mientras que uno de cada 50 adolescentes hombres es
padre en esta etapa de vida.
BO
Con respecto al uso de anticonceptivos, que va muy unido con la salud sexual y reproductiva
(por el uso de protección en las relaciones sexuales), varios estudios han encontrado que
el condón es el método más utilizado por las mujeres y los hombres adolescentes que
TO

usan algún método (Flórez, 2005; Rengifo-Reina, Córdoba-Espinal & Serrano-Rodríguez,


2012). Según la ENDS de 2015, de quienes han iniciado su vida sexual activa no todos han
usado medios de protección o de anticoncepción. Entre los adolescentes de 14 a 19 años,
el 69,9 % de las mujeres no usa ningún método, mientras que el 52,7 % de los hombres
EN

no lo ha hecho. Por su parte, Rengifo-Reina, Córdoba-Espinal & Serrano-Rodríguez (2012)


señalan que solo el 19 % ha usado condón (69,7 % de los hombres y el 30,2 % de las
mujeres adolescentes).
M

Flórez (2005) encontró que solo entre el 55 % y 65 % de las mujeres adolescentes de su


estudio en Bogotá y Cali usó algún método de planificación familiar en su primera relación
U

sexual. Sevilla & Orcasita (2014) encontraron un dato similar, y Parra-Villarroel & Pérez-Villegas
(2010) señalan que, a medida que aumenta la edad, se incrementa el uso de anticonceptivos,
C

fenómeno que también encontró Flórez (2005), quien señala que las mujeres adolescentes
empciezan a usar métodos de anticoncepción un año después de iniciar su vida sexual
O

activa, año que se configura como periodo de desprotección y de alto riesgo de embarazo.
D

En relación con las (ETS), como infecciones y VIH, Vivo y otros (2012) citan a la Organización
Mundial de la Salud (OMS), que estimó que en 1999 se diagnosticaron aproximadamente
260 millones de casos de ETS en América Latina y el Caribe, y casi la mitad de esta cifra se
concentra en jóvenes de 15 a 24 años. Con respecto al VIH, esta misma organización calcula
que más de 2,1 millones de personas viven con esta enfermedad en América Latina y el
Caribe, y de ellos, 250.000 son jóvenes entre 15 y 24 años.

14
Hablemos de
sexualidad en la
adolescencia

Al respecto, llama la atención el dato que reportan Rengifo-Reina, Córdoba-Espinal &


Serrano-Rodríguez (2012): el 65% de los hombres y mujeres adolescentes encuestados
reconocen no hablar con sus parejas sobre temas de sexualidad ni sobre los métodos de
prevención para evitar los embarazos y el contagio de ETS.

Los adolescentes (hombres y mujeres) viven el holón de la vinculación afectiva a través


del establecimiento de amistades con personas de su mismo género y del otro, y con el

R
establecimiento de relaciones de pareja. Las amistades cobran un significado muy importante
por ser el apoyo del momento, y, por ello, suelen ser intensas, en ocasiones conflictivas y

O
parecen reemplazar el lugar que antes tenían el padre y la madre.

AD
Con respecto a las relaciones de pareja, el proceso suele iniciarse cerca de los 12 o 13
años con interés por las personas hacia quienes el adolescente se siente atraído, y con
los amores platónicos, bien sea, de alguna persona en concreto, bien sea, a través de
la idealización de personajes del cine, la farándula, la televisión o, de héroes de juegos

R
virtuales o de YouTube.

R
Más adelante, hacia los 14 o 15 años, habrá mayor acercamiento con las personas que les
atraen y se inician los primeros noviazgos, generalmente, con quienes forman parte de sus
BO
entornos cotidianos. Los primeros noviazgos suelen ser cortos e intensos, y es frecuente
que haya cambios de pareja por cuanto el proceso adolescente es una exploración de la
vida de pareja y de las relaciones amorosas. Debido a que la adolescencia se caracteriza
por grandes cambios, cuando se establecen relaciones duraderas en este momento del
TO

curso de vida, puede suceder que, al madurar y pasar a la adultez, las personas encuentren
que esa pareja no les satisface y rompan la relación.

Si en este momento se inician las relaciones sexuales genitales, tendrán un carácter


EN

exploratorio, y, en este sentido, son distintas a las relaciones sexuales adultas. Por
creencias religiosas o culturales, a los hombres y las mujeres adolescentes se les educa,
en algunos medios, para evitar estas relaciones. En otros contextos, se les educa para
iniciar su vida sexual cuando puedan abordarla con responsabilidad, para que no lleguen
M

con poco conocimiento de esta experiencia, por curiosidad, por la necesidad de sentirse
maduros o por presiones de grupo. También puede suceder que, al estar explorando la
U

actividad sexual no genital, llegue el momento en que el nivel de excitación los lleve a la
relación sexual completa sin que lo tengan planeado. En muchos de estos casos, incluidas
C

las situaciones en que se tienen relaciones sexuales bajo la influencia del alcohol y las
drogas, existe el problema de la responsabilidad ante las consecuencias de la relación
O

sexual: ETS o un embarazo. La educación sexual en familia se convierte, entonces,


en un medio muy importante para contribuir a una toma de decisiones responsable y
D

autónoma sobre el inicio de una vida sexual activa en el marco de una relación amorosa
relativamente estable.

Más adelante, hacia los 16 y 17 años, se produce el afianzamiento de los grupos de amigos y
amigas, y las relaciones de pareja se hacen más duraderas y maduras, porque ya no tienen
solo el carácter exploratorio del amor. Hay más seguridad en el adolescente con respecto a
su identidad y hay un mayor conocimiento sobre los demás, lo cual hace que las relaciones

15
tengan menos de aprendizaje y más de una búsqueda de un amor duradero, semejante al
de los adultos. Las relaciones sexuales en este momento son más importantes si ha habido
una orientación adecuada, y generalmente se asumen con mayor responsabilidad.

Sobre el holón de la vinculación afectiva y su relación con la reproductividad, algunas


investigaciones estudian un fenómeno sobre la vida en unión o los matrimonios tempranos,
que es uno de los factores que inciden en la fecundidad (Ministerio de Salud y de Protección

R
Social, y Profamilia, 2015, y Flórez, 2005). El estudio de Flórez en Cali y Bogotá encontró
que el 6 % de las mujeres adolescentes de sus estudio había vivido alguna vez en pareja.

O
Por su parte, Rojas & Bravo (2019), en el estudio longitudinal de Niños del Milenio en Perú,
encontraron que, en dicho país, la convivencia entre adolescentes es más frecuente que

AD
el matrimonio formal, fenómeno que también identifica la ENDS (Ministerio de Salud y
de Protección Social, y Profamilia, 2015). Esta convivencia previa a los 18 años se observa
más en mujeres, pues, según el estudio de Niños del Milenio, el 30 % de las adolescentes

R
de 19 años de la muestra estaba conviviendo, mientras que solo el 7 % de los hombres
adolescentes lo hacía. Este dato fue encontrado también por la Encuesta Demográfica y

R
de Salud Familiar (EndEs) de 2017 en Perú (Rojas & Bravo, 2019). Estos autores señalan que
la convivencia y, la maternidad y la paternidad tempranas según varios estudios tienen,
BO
entre otras consecuencias, el abandono de la educación, sobre todo, por parte de la
mujer adolescente, lo cual contribuye a la perpetuación del círculo de la pobreza. Indican,
además, que con frecuencia las relaciones de estas parejas están marcadas por relaciones
inequitativas de poder que ubican a la mujer en una posición subordinada y a los hombres
en el ejercicio de control sobre sus acciones y sus cuerpos, incluso mediante la violencia.
TO

Hay un fenómeno importante, y preocupante, que integra los holones de reproductividad,


género y vinculación afectiva: según revela la ENDS en 2015, un poco menos de la mitad
de las mujeres adolescentes está en condiciones de asimetría de poder con el padre de su
EN

primer niño o niña, pues un 4,6 % de las adolescentes madres era por lo menos 20 años
menor que su pareja en el momento del nacimiento de su primogénito o primogénita, un
M
U
C
O
D

16
Hablemos de
sexualidad en la
adolescencia

18,5 % era por lo menos 10 años menor y un 43,5 % era por lo menos seis años menor
(Ministerio de Salud y de Protección Social, y Profamilia, 2015). Este dato se complementa
con el identificado por Restrepo y otros (2014): el 84 % de los nacimientos de las mujeres
adolescentes es consecuencia de relaciones sexuales con hombres mayores de 20 años.

Con respecto a las uniones de convivencia o los matrimonios de adolescentes, la ENDS 2015
encontró que el número de uniones tiende a ser mayor entre las mujeres y los hombres

R
de zonas rurales, de menor nivel de desarrollo, de menor educación y pertenecientes
al quintil de riqueza más bajo, información que también identificaron Vargas & Barrera

O
(2005), Flórez (2005) en Cali y Bogotá, y Rojas & Bravo (2019) en Perú. Estos dos últimos
autores hallaron, además, que el inicio de la convivencia está relacionado con el deseo de

AD
escapar de situaciones opresivas o violentas en su entorno familiar, mejorar su condición
socioeconómica y buscar protección. También identificaron que los hombres se unen
a mayor edad (18 a 21 años) que las mujeres y, que muchas veces lo hacen por presión

R
de la familia o la pareja, y para cumplir su rol masculino tradicional de responsabilidad y
protección. En este estudio, los autores encontraron que las familias y las comunidades

R
alientan la convivencia de los hombres adolescentes cuando han iniciado su vida sexual
activa o cuando la mujer adolescente está en gestación, porque el tema de la sexualidad
BO
sigue siendo tabú y es concebido en el marco de la convivencia o el matrimonio.

Por último, vale la pena señalar el tema del autoerotismo, encontrado como variable de
estudio en Parra-Villarroel & Pérez-Villegas (2010), quienes encontraron que es una conducta
presente en adolescentes entre los 11 y los 19 años, y que es mayor entre los 15 y 19 años, y
TO

más frecuente en los hombres adolescentes (67,7 %) que en las mujeres adolescentes (6,1 %).

Sobre el comportamiento sexual, podría concluirse que son grandes los retos que tiene
la sociedad para apoyar a los adolescentes en la toma de decisiones sobre el ejercicio
EN

de su sexualidad responsablemente, de manera que puedan ejercer sus derechos


sexuales y reproductivos en el marco de relaciones afectivas, equitativas y saludables,
que complementan otras esferas de la vida y no bloqueen sus proyectos de vida y de
desarrollo, sobre todo, en la vida de las adolescentes, que, según todos los estudios, siguen
M

manteniendo una posición de menor autonomía y cargando con las responsabilidades de


la maternidad adolescente.
U
C

¿Cuáles son las dificultades y fortalezas de los adultos para


realizar educación sobre sexualidad con adolescentes?
O
D

La familia aparece en varios estudios sobre sexualidad adolescente como un factor


protector en relación con conocimientos, actitudes y comportamientos. Al respecto, Atienzo,
Campero, Estrada, Rouse & Walker (2011) concluyen de una revisión de programas que las
intervenciones educativas que incluyen al padre y las madre favorecen comportamientos
sexuales saludables en los adolescentes, y, por tanto, debe ser un elemento para ser incluido
en cualquier intervención sobre este tema. En este mismo sentido, Vivo, López-Peña & Saric

17
(2012) encontraron que, aunque es necesario ahondar en la investigación, su inclusión en los
programas de información y prevención es efectiva.

El ambiente familiar es uno de los elementos importantes encontrados por varias


investigaciones. Es así como, por ejemplo, un estudio con adolescentes que tenían un
medio familiar adverso encontró que el 90 % de esos adolescentes, a diferencia del
grupo de control, refirió no tener buen conocimiento acerca de la sexualidad debido a

R
la pobre comunicación con su padre y/o su madre sobre el tema (Carvajal, Essien, Rey
& Bardales, 2007). Resultados similares fueron encontrados por Domínguez-Domínguez

O
(2011), quien señala que, a pesar de que los padres o las madres tienen información sobre
sexualidad, los adolescentes de la familia con relaciones conflictivas no la tenían por

AD
inadecuada comunicación.

Sobre la influencia de la familia en los conocimientos, las actitudes y los comportamientos


de los adolescentes, Vargas & Barrera (2002) señalan que no es solo la información puntual

R
que el padre o la madre puedan brindar, sino el ambiente que les proporcionan a los
adolescentes por cómo promueven la autonomía vinculada, es decir, la capacidad para

R
ser autónomos a la vez que tienen relaciones sanas y asertivas con las demás personas.
Para ello, se necesitan padres y madres cálidos, que los animen a pensar de manera
BO
independiente. En el marco de estas relaciones, pueden utilizarse distintos pretextos para
conversar sobre sexualidad en familia de manera que los integrantes puedan intercambiar
opiniones y sentimientos al respecto. Los autores añaden que si los niños, las niñas y los
adolescentes desarrollan autonomía, también podrán moderar los efectos de los pares
TO

sobre relaciones románticas y la actividad sexual7.

Complementariamente, son muchos los estudios que revelan una mayor prevalencia de
relaciones sexuales en adolescentes que viven violencia o divorcios en su familia, mientras
EN

que, si se tienen buenas relaciones con el padre y la madre, se presenta una menor
prevalencia de relaciones sexuales (Parra-Villarroel & Pérez-Villegas, 2010; Royuela Ruiz,
Rodríguez Molinero, Marugán de Miguelsanz & Carbaoisa Rodríguez, 2015; Flórez, 2005, y
Martell Martínez, Ibarra Espinosa, Contreras Landgrave & Camacho Ruiz, 2018).
M

Por su parte, Vargas & Barrera (2005) encontraron que, contrario a lo que se ha observado
U

en otros países (para lo que citaron a Christopher & Johnson, 1993), en la población de
adolescentes que estudiaron, el padre y la madre siguen siendo figuras significativas de
C

referencia. De hecho, citaron otro estudio realizado en Colombia (Vargas Trujillo, Henao
& González, 2004) que corrobora estos resultados por cuanto hallaron que la actitud
O

percibida del padre y la madre se asocia con la edad de inicio de relaciones sexuales;
con lo cual recomiendan que los programas consideren estrategias para fomentar la
D

comunicación familiar en torno a estos temas.

Podría añadirse, derivado de lo anterior, que en la medida en que haya un mejor ambiente
familiar y comunicación abierta entre el padre y la madre con los adolescentes, habrá

7 Lo encontrado por estos autores conduce a revisar la importancia de la participación infantil en la vida
familiar, no solo en temas relacionados con la sexualidad, dado que conduce al desarrollo de mayor autonomía
y capacidad de tomar decisiones responsables, asunto clave para la vivencia de la sexualidad adolescente.

18
Hablemos de
sexualidad en la
adolescencia

mayores posibilidades de que estos últimos confíen en los adultos cuando se enfrentan a
decisiones sobre sexualidad. Además, en situaciones de relaciones de confianza y afecto,
el apoyo y el acompañamiento contribuirán a que los adolescentes puedan acudir a
servicios de salud y orientación de manera abierta sin tener que esconder a los adultos el
uso de mecanismos de protección.

No obstante, debe tenerse en cuenta el factor de las concepciones que tienen los adultos

R
sobre sexualidad, pues con frecuencia son de tipo tradicional por la vivencia y la experiencia
que han tenido. Cuando estas mantienen la tradición patriarcal sobre el género, además

O
de tabús y prohibiciones sobre la sexualidad genital y, asociaciones de esta solo a lo
biológico y lo genital, posiblemente la orientación y el apoyo para los adolescentes será

AD
más difícil y se centrará en controles y supervisión más que en acompañamiento (Sevilla
& Orcasita, 2014; Caricote Agreda, 2008).

Por otra parte, también se encuentran dificultades con respecto a los conocimientos

R
y creencias de los adultos, sobre todo, en contextos de mayor dificultad económica y
de contextos educativos menos enriquecidos en los cuales las pautas sobre género

R
mantienen la tradición patriarcal, los adultos tienen menos información sobre sexualidad
y se perciben de manera natural los embarazos y las uniones tempranas. A ello habría
BO
que añadir el desconocimiento reportado por los adultos sobre distintos aspectos de la
sexualidad que los lleva a pensar que otros agentes educativos o de salud pueden hacer
mejor la labor de educación sexual (Sevilla & Orcasita, 2014; Caricote Agreda, 2008). Dentro
de este panorama, Caricote Agreda (2008) identificó que existe una mayor información
TO

por parte de la madre, aunque sea de tipo moralista.

Los dos elementos anteriores inciden en dificultades para la comunicación entre adultos
y adolescentes alrededor del tema, porque los primeros no saben cómo comunicarse con
EN

los segundos, y porque los adolescentes tampoco se atreven a indagar (Sevilla & Orcasita,
2014; Caricote Agreda, 2008). Este fenómeno se enmarca, sobre todo, en patrones de
comunicación familiares caracterizados por el control y el autoritarismo que producen
desconfianza y miedo en los adolescentes (Caricote Agreda, 2008), sobre todo, cuando
M

se trata de hablar del tema con el padre (Sevilla & Orcasita, 2014). En muchos casos, esta
falta de comunicación puede conducir a confiar más en sus pares con quienes se siente
U

mayor cercanía y afinidad en este momento de la vida.


C

Este panorama se asocia con sentimientos de inseguridad e impotencia del padre y la madre, y
con un sentimiento de abandono por parte de estas últimas con respecto a los padres que las
O

dejan solas en esta tarea, según encontraron Sevilla & Orcasita (2014), y Caricote Agreda (2008).
D

Todo la anterior conduce a reafirmar la importancia, por una parte, del establecimiento
de relaciones de comunicación y confianza entre adolescentes y adultos en las familias,
y, por otra, de contribuir a que los adultos encuentren formas de conversar con los
adolescentes sobre el tema de la sexualidad, con apoyos externos que les brinden
seguridad y contribuyan a la reflexión sobre las miradas que tienen de la sexualidad.

19
¿De qué manera puede la familia promover una sana sexualidad de los adolescentes?

Algunos elementos, descritos a continuación, son importantes para la contribución de la


familia en el desarrollo responsable, sano y satisfactorio de la sexualidad adolescente.

• Es importante crear espacios de conversación al interior de la familia como hábito que se

R
cultiva desde los primeros años y, que permite la expresión de sentimientos, emociones,
ideas u opiniones sobre los distintos asuntos del acontecer personal y familiar. En la

O
medida que los niños y las niñas desde edades tempranas puedan participar activamente
en las conversaciones familiares y sean reconocidos como sujetos con capacidad para

AD
aportar, desarrollarán confianza en sí mismos y en los demás, y podrán comprender
mejor los asuntos, entre ellos, la sexualidad, y su desarrollo. Estos espacios son un
terreno abonado para la conversación sobre temas de sexualidad en la adolescencia.

R
• Es necesario que el padre, la madre y los adultos significativos encuentren personas que
les ayuden a informarse sobre los procesos adolescentes, en general, y de su sexualidad,

R
en particular, para poder tener mejores bases que les permitan apoyar y acompañar a
los adolescentes. El sistema de salud y los colegios pueden ser las primeras opciones,
BO
pero también existen recursos profesionales en Internet que pueden ser consultados8.

• Es esencial, también, que se puedan examinar la mirada personal sobre género y, la


forma como se viven las relaciones y los roles de género en la familia. Examinar estas
relaciones es vital para que puedan revisar su propia historia y replantear legados
TO

familiares que mantienen pautas que legitiman el uso de la violencia o, arraigan prácticas
impositivas y desiguales. Esto quiere decir que pueden identificar si se mantienen
estereotipos sobre el papel de la mujer y del hombre, si existe violencia de pareja, si
EN

hay desigualdad e inequidad de género, y, así, tomar decisiones en el pleno uso de su


autonomía, resignificando conceptos como “yo soy así” o “así me criaron”. Posiblemente,
los mismos adolescentes serán quienes se muestren críticos antes estas realidades,
pero, según lo expuesto anteriormente, no debe desconocerse que los adolescentes
M

parecen mantener los patrones vividos en las familias y, por ello, es necesario revisarlos
para poder resignificarlos.
U

• Igualmente, es importante analizar las relaciones de las parejas de la familia, pues son su
C

patrón de interacción por cuanto estos son el modelo que interiorizan los adolescentes
y pueden replicar en sus propias relaciones de pareja.
O

• Hay que aprovechar los elementos de la vida cotidiana que se prestan para conversar
D

sobre temas de sexualidad, tales como los programas de televisión, la publicidad, las
situaciones de compañeros y compañeras del adolescente, las noticias, entre otros.

• Es importante incluir a todos los adolescentes de la familia en las conversaciones sobre


sexualidad, incluso, a quienes tienen algún tipo de discapacidad, y hacer los ajustes

8 Un ejemplo de un portal web es el de la Secretaría de Salud de Bogotá en el cual pueden hacer preguntas
a expertos de diferentes disciplinas. Su enlace es: https://sexperto.co.

20
Hablemos de
sexualidad en la
adolescencia

razonables correspondientes. Debe recordarse que los hombres y las mujeres adolescentes
con discapacidad no son asexuados, y, con ellos y ellas es necesario también conversar
sobre sus intereses, inquietudes, sensaciones corporales, autocuidado, entre otros temas.

••Así mismo, es necesario permitir a los adolescentes s la elección de su ropa, su arreglo


personal y los adornos complementarios, pues es un elemento fundamental de la
construcción de su identidad. Vestirse y arreglarse como sus pares los hace sentirse

R
semejantes e incluidos, y les permite diferenciarse de los adultos, lo cual contribuye
al proceso de autonomía. Debe entenderse, además, que ensayar peinados, formas de

O
arreglarse y de vestirse, y mostrarse dudosos al respecto es parte de la búsqueda que
hacen de su nueva identidad corporal.

AD
••El tema de los piercings y los tatuajes posiblemente aparecerá en el interés de muchos
hombres y mujeres adolescentes. Será necesario intercambiar ideas al respecto, de
manera que los adolecentes puedan comunicar y compartir su interés por este tipo

R
de prácticas, y los adultos puedan apoyar con criterios que orienten una toma de
decisiones informada y saludable. Este es un asunto sensible para muchos padres

R
y madres que asocian estas prácticas con poblaciones de jóvenes que consumen
sustancias psicoactivas o, que están vinculados a pandillas o grupos delincuenciales.
BO
Sin embargo, debe analizarse que estas costumbres se generalizan cada vez más a otras
poblaciones y, dependen de gustos y estéticas particulares. Es importante, entonces,
que en la familia se hagan reflexiones al respecto, de tal forma que los adultos puedan
entender estas estéticas corporales como una expresión contemporánea-. así como se
TO

escoge un corte de pelo u otro, también puede decidirse sobre usar piercings o aretes,
o hacerse un tatuaje. Son decisiones que los adolescentes habrán de tomar sobre su
cuerpo de manera autónoma y responsable.
EN

••Es importante que los adultos significativos para los adolescentes comprendan que, al
entrar en esta etapa, el tema de la sexualidad se convierte en algo que produce confusión,
sentimientos encontrados, timidez y pudor debido a la importancia que empieza a adquirir
y, a la intensidad con que se viven los cambios corporales y psicológicos. Esto es natural
M

y, por tanto, la prudencia es importante para su abordaje de manera que el adolescente


se abran para conversar. Puede, por ejemplo, iniciarse con aspectos que son menos
U

inquietantes, como los cambios corporales, el autocuidado, las relaciones con amigas
y amigos del mismo género, o los riesgos de las redes sociales sin acompañamiento
C

(sobre este tema puede consultarse la cartilla sobre prevención de abuso sexual y uso de
tecnología). En la medida en que el adolescente lo va permitiendo, podrán profundizarse
O

asuntos más relacionados con la vida sexual activa.


D

••Sobre el holón de la vinculación afectiva, es necesario entablar conversaciones sobre


las distintas amistades, y, si es posible, conocerlas e invitarlas a la casa, para que los
adultos puedan conocer quiénes son los amigos y las amigas del adolescente, y para
que, cuando se presenten conflictos, los adultos puedan apoyar este proceso. Los
adultos deben entender la importancia de estas amistades y el papel que desempeñan
en el desarrollo adolescente para que la conversación pueda ser constructiva y de
intercambio, y no solo de consejos para los hombres y las mujeres adolescentes.

21
• Sobre los noviazgos, es importante conversar en la medida en que los adolescentes
lo permitan. Pueden compartirse experiencias del pasado adolescente del adulto,
aprovechar novelas o películas para analizar las relaciones de pareja, comentar sobre
la intensidad de los primeros enamoramientos o, asumir una posición crítica frente a
relaciones de celos y de control. Para que esto sea posible, el adulto habrá de revisar su
propia posición acerca de las maneras como ha establecido sus relaciones de pareja y,
si es necesario, buscar apoyo para que alguien más pueda orientar al adolescente.

R
• Con respecto al asunto de la vida sexual activa, el papel del padre y la madre es crucial

O
pero complejo. Por una parte, es importante que puedan brindar información a los
adolescentes sobre salud sexual y reproductiva (posiblemente, con ayuda de recursos

AD
externos), y, sobre todo, ayudarles a formar criterios para la toma de decisiones sobre este
asunto. Es posible que haya inquietud sobre cuál es el mejor momento para el inicio de
las relaciones sexuales genitales, y al respecto existen diferentes posiciones. Por ejemplo,

R
hay quienes piensan que solo deben tenerse dentro del matrimonio, otros consideran
que pueden darse cuando la persona se sienta preparada y unos más consideran que

R
depende del momento, y, cuando este llegue, se sabrá. Sin embargo, la reflexión con los
adolescentes debe dirigirse hacia la búsqueda de respuestas sobre cómo, para qué y
BO
con quién tener esa relación más que cuándo hacerlo. Entonces, es necesario conversar
sobre las razones por las cuales los adolescentes inician su vida sexual activa. Puede
analizarse que muchas personas lo hacen por curiosidad, para parecerse a sus amigos
o amigas, para darle gusto al novio o a la novia, o para expresarle su amor y profundizar
en la relación, entre otras motivaciones. Estas charlas pueden darse alrededor de la
TO

necesidad directa del adolescente, o tener su origen en casos de amigos o amigas, o en


situaciones que aparecen en Internet o en la televisión. Se esperaría que las reflexiones
conduzcan a conclusiones acerca de la importancia de tomar decisiones libres, no
movidas por presiones externas, de manera que la experiencia del inicio de la vida sexual
EN

activa sea grato y responsable.

Por otra parte, es necesario que el padre y la madre comprendan que su papel de
M

orientación, apoyo y acompañamiento debe ser respetuoso de la intimidad de los


adolescentes. Ello significa que no deben indagarlos ni, preguntarles por su experiencia
U

sexual o por sus vivencias al respecto, pues es un tema que puede mantenerse en
reserva. Si el hombre o la mujer adolescente desea compartirlo espontáneamente, se
C

puede conversar con prudencia. Lo anterior no es un obstáculo para que el padre o la


madre puedan acompañar a los adolescentes al servicio de salud para consultas sobre
O

anticonceptivos. También pueden darse orientaciones para que el adolescente acuda


allí con su pareja en busca de orientación al respecto.
D

• El erotismo, el autoerotismo y la masturbación frecuentemente no son temas tan


explícitos para los hombres y las mujeres adolescentes. Hay, entonces, que abordarlos
de manera indirecta en un principio y conversarlo sin aludir directamente a la experiencia
personal. Alrededor de este asunto, existen mitos relacionados con las enfermedades,
el pecado o la homosexualidad. Es importante que el padre y la madre consulten
sobre estas creencias si las tienen, para que se tranquilicen y puedan entender que
esta práctica es natural en hombres y mujeres, y que forma parte de la exploración

22
Hablemos de
sexualidad en la
adolescencia

de las sensaciones corporales, y, si no es demasiado frecuente e intensa, les ayuda a


conocer su cuerpo y a prepararse para su futura vida sexual en pareja.

••El uso de pornografía también es un tema que hay que abordar, pues las tecnologías
permiten que los adolescentes puedan acceder a ella de manera fácil. El consumo de
pornografía puede originarse en la curiosidad de los jóvenes por todo el tema sexual
y corporal, pero es importante explicarles que las imágenes que se encuentran en

R
Internet generalmente suelen ser exageradas o distorsionas, puesto que tienen el
objetivo de agradar a los consumidores. Entonces, los cuerpos serán más voluptuosos;

O
las escenas de excitación, más intensas; la violencia, cuando la incluyen, más excesivas,
y, frecuentemente, la sexualidad no se muestra en el marco de una relación afectiva

AD
ni como una decisión autónoma de las personas de una pareja. Se recomienda que,
si los adultos saben que los adolescentes están viendo pornografía, aborden el tema
sin regaños ni castigos, e indaguen el interés que los conduce a esta práctica. De esta

R
manera, se podrá hacer una mejor orientación.

••Con respecto al género, además de lo anotado anteriormente sobre los roles y las

R
relaciones de pareja, es importante abordar el tema de la diversidad sexual. Al respecto,
en las familias puede haber posiciones variadas, pues en algunas pueden aceptarse
BO
estas realidades de manera natural con actitud de inclusión, mientras que, en otras,
puede pensarse que la homosexualidad o el transgenerismo no son normales, o, incluso,
considerar que son un pecado o una aberración. Solicitar orientación de expertos en los
colegios o en los servicios de salud puede ser una buena alternativa para poder desarrollar
TO

conversaciones con los adolescentes con actitud de respeto por las personas que forman
parte del grupo LGBTI (lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros e intersexuales).
EN

2 Objetivo

a. Comprender la importancia de comunicarse abiertamente sobre temas de sexualidad


M

con los adolescentes en la familia.

b. Identificar estrategias y recursos para hablar sobre temas de sexualidad con los
U

adolescentes de la familia.
C

Resultado
O

Se espera que los participantes de la familia, padres, madres y/o cuidadores, adolescentes
D

y otros integrantes:

a. Comprendan la importancia de la comunicación abierta sobre temas de sexualidad


con los hombres y las mujeres adolescentes.

b. Identifiquen estrategias y recursos para abordar temas de sexualidad con los


adolescentes y las adolescentes.

23
3 Metodología

La presente cartilla se desarrollará en cuatro momentos:

Momento 1
Se proponen tres alternativas de actividad sensible que ayudan a introducir

R
el tema de la sexualidad. Son actividades para compartir miradas sobre el

O
cuerpo, las experiencias de los adultos cuando se convirtieron en padres
o madres, o de la forma como vivieron la comunicación los adultos en
su adolescencia.

AD
20 minutos
Momento 2

R
Es una actividad en la cual los adolescentes de la familia exponen sus
inquietudes sobre sexualidad y, los adultos, sus fortalezas y temores

R
al respecto para luego ponerlas en común y analizar las armonías y
las diferencias. BO 20 minutos
Momento 3
Con apoyo del facilitador, se retoman las preguntas sobre sexualidad
expresadas por los adolescentes en el Momento 2 y se conversa sobre
TO

sus respuestas animando a la familia para que esta actividad continúe en


su vida cotidiana.
60 minutos
Momento 4
EN

Se firma un compromiso entre adultos y adolescentes de la familia para


abrirse hacia una comunicación más explícita sobre el tema de sexualidad
y, de ser necesario, acudir en busca de apoyo externo.
M

20 minutos
U
C
O
D

24
Hablemos de
sexualidad en la
adolescencia

4 Actividades
A continuación, encontrará las instrucciones para el desarrollo de la visita domiciliaria. Es
importante que sea sensible a las necesidades de la familia que participará en esta sesión.
Le recomendamos que previo a ella, tenga en cuenta las particularidades, fortalezas y
estilos de aprendizaje o socialización de la familia que participará en este espacio.
Si considera que es necesario hacer alguna adaptación a las actividades, con base en lo

R
observado, puede acudir a sus propios recursos, como la creatividad y habilidades o ideas
para realizar las modificaciones pertinentes, siempre en concordancia con el objetivo de

O
la sesión y los principios metodológicos de Mi Familia.

AD
Igualmente cuenta con la Guía de orientaciones metodológicas de Mi Familia en la que se
encuentran algunas recomendaciones generales para el manejo de situaciones especiales
o posibles retos que puedan surgir.

R
Momento
R
Para iniciar, se proponen tres alternativas que ayuden a introducir el tema
de la sexualidad adolescente de manera sensible. Hay que tener en cuenta,

1
BO
además, que, si en la sesión hay una persona con discapacidad, la actividad
elegida tendrá que ser ajustada a las necesidades especiales de la persona
para que pueda participar en la sesión.
Actividad 1
TO

Mi cuerpo
Instrucciones
1. Los integrantes de la familia expresan lo que más les gusta de su cuerpo.
EN

Duración: 2. Luego, entre todos comparan sus características buscando semejanzas


20 minutos y diferencias de según la edad y el género.
M

3. Pueden hacerse comparaciones sobre cómo cambia el cuerpo a lo largo de la vida y


cómo las preocupaciones personales en relación con el cuerpo van cambiando.
U

4. Los adultos pueden compartir con los adolescentes su experiencia sobre el cambio
C

corporal vivido en su propia adolescencia.


O

Actividad 2
La maternidad o la paternidad
D

Instrucciones
1. El padre o la madre relatan la vivencia de la gestación de cada uno de sus
hijos e hijas (circunstancias, temores, esperanzas, emociones).
Duración: 2. Después, se analiza la importancia de ser padre o madre, y de que
20 minutos los niños y las niñas lleguen en momentos de la vida en que se les
pueda asumir con amor y con responsabilidad.

25
Actividad 3
Cuando yo tenía tu edad

Instrucciones

1. Los adultos les comparten a los adolescentes la experiencia con su padre

R
Duración:
20 minutos o su madre en relación con la comunicación alrededor de la sexualidad.

O
2. Se analiza si hubo comunicación, cómo fue y qué aprendieron. También pueden
incluirse comentarios de los amigos o amigas del momento, o del conocimiento que ellos

AD
les compartieron.

3. Se indica al padre y la madre que hablen sobre si desearían que los adolescentes
aprendieran sobre sexualidad como ellos o de otra manera. De ser el caso, cuál y si les

R
gustaría participar en este proceso.

R
BO
Si en la sesión hay una persona con discapacidad, la actividad tendrá que

Momento
ser ajustada a las necesidades especiales de la persona para que pueda

2
participar en la sesión.
Actividad
TO

Mis dudas

Materiales
Tarjetas o fichas bibliográficas, bolígrafos o
EN

marcadores delgados, y, dos pliegos de papel


periódico o papel Kraf.
Duración:
20 minutos Instrucciones
M

1. Se solicita a los adolescentes de la familia que escriban en tarjetas o fichas bibliográficas


U

las principales preguntas o inquietudes que tienen con respecto a la sexualidad, aclarando
que se hace referencia a lo corporal, a las relaciones de pareja, a la vida sexual activa, a
C

las relaciones entre los géneros, a la maternidad y la paternidad. De esta manera, se evita
centrar las preguntas solo en la genitalidad.
O

2. A los adultos responsables de los adolescentes, se les pide escribir las fortalezas que
D

sienten que tienen para hablar de sexualidad con ellos y, los temores o dudas que se les
presentan.

3. Se comparten las respuestas de cada integrante de la familia.


4. Pueden compararse las respuestas para ver si las preguntas de los adolescentes tienen
relación con lo que expresan los adultos o si son muy diferentes. En este último caso,

26
Hablemos de
sexualidad en la
adolescencia

puede analizarse la razón. Puede suceder que coincidan o, por el contrario, que sean muy
distintas. Si coinciden, posiblemente será más fácil iniciar una conversación sobre los
asuntos destacados que si no coinciden.

5. Es importante que se analicen con cuidado los temores de los adultos, porque pueden
ser el centro de las dificultades de comunicación.

R
O
Momento
Si en la sesión hay una persona con discapacidad, la actividad tendrá que

AD
ser ajustada a las necesidades especiales de la persona para que pueda

3
participar en la sesión.
Actividad

R
Las respuestas

R
Instrucciones
BO
Duración: 1. Esta es una actividad orientada a resolver preguntas sobre el tema de
60 minutos la sexualidad basada en las preguntas del momento 2.
2. Hay que tener en cuenta que, dependiendo de la edad de los adolescentes, los
TO

temas serán distintos. Los más jóvenes posiblemente tendrán interés en los cambios
físicos y psicológicos propios y del otro género, mientras que los mayores pueden tener
inquietudes con respecto a la vida sexual activa, los embarazos, los mecanismos de
protección y la diversidad sexual.
EN

3. Con ayuda del facilitador, se conversa sobre algunas de las preguntas del Momento 2,
y al final se deja un tiempo para buscar recursos adecuados en Internet que les ayuden
a conversar sobre el tema.
M

4. El rol del facilitador es importante para ayudar a la familia a romper los temores y
U

para alentar la continuación de la conversación. Por eso, el facilitador debe tener a mano
recursos que puedan ser útiles para ayudar a los adultos en su tarea, de manera que los
C

temores para conversar del tema disminuyan. Los recursos pueden estar relacionados
con materiales o páginas web para consultar información, o también pueden ser
O

sugerencias para remitirse a personas o instituciones (el colegio, los docentes, las
instituciones, el personal de salud, etc.) que puedan apoyar al padre, la madre o los
D

adultos responsables. Estos recursos pueden recomendarse para que los adultos
consulten junto con los adolescentes y complementen su información.

27
Si en la sesión hay una persona con discapacidad, la actividad tendrá que

Momento
ser ajustada a las necesidades especiales de la persona para que pueda

4
participar en la sesión.
Actividad

R
Acordamos dialogar, preguntar e informarnos

O
Materiales
Anexo 1, Anexo 2 y bolígrafos

AD
Duración:
20 minutos Instrucciones
1. Para el cierre, se hacen acuerdos sobre cómo los adultos y, los adolescentes abordarán

R
los temas de sexualidad en familia.

R
2. Los hombres y las mujeres adolescentes pueden escribir su compromiso sobre
la consulta que propondrán a los adultos para conversar sobre el tema, y los adultos
BO
escribirán la actitud de apertura hacia los intereses adolescentes y el respeto por su
intimidad. En el caso de que algún integrante de la familia no sepa escribir, el facilitador
interviene en esta tarea.
TO

3. También puede haber compromisos conjuntos de búsqueda de información abierta y


compartida, así como apoyo para la consulta a los servicios de salud.

4. El formato del Anexo 1 puede ser un buen referente para la escritura de los compromisos
EN

y el Anexo 2, para concretarlos.


M
U
C
O
D

28
Hablemos de
sexualidad en la
adolescencia

Referencias

Atienzo, E., Campero, L., Estrada, F., Rouse, C. & Walker, D. 2011. “Intervenciones con padres
de familia para modificar el comportamiento sexual en adolescentes”. Salud Pública (53).,
Pp. 160-171.
Cabrera-García, V., Docal-Millán, M., Manrique-Mora, L., Cortés-Piraquive, J. &

R
Tobón-Aguilar, C. 2018. “Familia y escuela: contextos asociados al inicio de la actividad
sexual de los adolescentes colombianos”. Revista de salud pública. 20 (3). Pp. 279-285.

O
https://doi.org/10.15446/rsap.V20n3.60386.
Caricote Agreda, E. 2008. “Influencia de los padres en la educación sexual de los

AD
adolescentes”. Educere. 12 (40). Pp. 79-87.
Carvajal, M., Essien, J., Rey, P. & Bardales, J. 2007. “El adolescente, la familia y su educación
sexual”. Elsevier journal. 34 (6). Pp. 214-219.

R
Domínguez-Domínguez, I. 2011. “Influencia de la familia en la sexualidad adolescente”.

R
Revista Cubana de Obstetricia y Ginecología. 37 (3). Pp. 387-398.
Flórez, C. 2005. “Factores socioeconómicos y contextuales que determinan la actividad
BO
reproductiva de las adolescentes en Colombia”. Rev. Panam Salud Pública. 18 (6). Pp. 388–402.
Holguín, Y., Mendoza, L., Esquivel, C., Sánchez, R., Daraviña, A. & Acuña, M. 2012. “Factores
asociados al inicio de la actividad sexual en adolescentes de Tuluá, Colombia”. Revista
Chilena de Obstetricia y Ginecología. 73 (3). Pp. 209-219.
TO

Martell Martínez, N., Ibarra Espinosa, M., Contreras Landgrave, G. & Camacho Ruiz, E.
2018. “La sexualidad en adolescentes desde la teoría de las representaciones sociales”.
Psicología y Salud. 28 (5). Pp. 15-24.
EN

Ministerio de Salud y de la Protección Social, Profamilia, OIM, UNFPA. 2014. Política nacional
de sexualidad, derechos sexuales y derechos reproductivos. Bogotá: Ministerio de Salud y
de la Protección Social, Profamilia, OIM, UNFPA.
M

Ministerio de Salud y de Protección Social, y Profamilia. 2015. Encuesta Nacional de


Demografía y Salud (ENDS) - Resumen ejecutivo. Bogotá: Ministerio de Salud y de la
Protección Social, Profamilia.
U

Parra-Villarroel, J., & Pérez-Villegas, R. 2010. “Comportamiento sexual en adolescentes y su


C

relación con varibles biospsicosociales”. Perinatología y reproducción humana. 24 (1). Pp. 7-19.
Rengifo-Reina, H., Córdoba-Espinal, A. & Serrano-Rodríguez, M. 2012. “Conocimientos y
O

prácticas en salud sexual y reproductiva de los adolescentes escolares en un municipo


colombiano”. Revista de Salud Pública. 14 (4). Pp. 558-569.
D

Restrepo, O. L., Díaz, I., Farías, N., Balcázar, N., Quintero, C. A., Romero, E., & Ortiz, E. I. 2014.
Protocolo de atención de la menor de 15 años embarazada. Bogotá: Ministero de Salud y
la Protección Social, UNFPA.

29
Rojas, V. & Bravo, F. 2019. Experiencias de convivencia, matrimonio y maternidad/paternidad
en adolescentes y jóvenes peruanos. Reporte de investigación YMAPS. Lima: Niños del
Milenio/Young Lives -Grupo de Análisis para el Desarrollo (Grade) .
Rosenthal, G. & Knobel, M. 1973. “El pensamiento en el adolescente y en el adolescente
psicopático”. En A. Abrastury, & M. Knobel, La adolescencia normal. Buenos Aires: Paidos.
Pp. 142 -156.

R
Royuela Ruiz, P., Rodríguez Molinero, L., Marugán de Miguelsanz, J. & Carbaoisa Rodríguez,
V. 2015. “Factores de riesgo de la precocidad sexual en adolescentes”. Revista Pediatría de

O
Atención Primaria. (17). Pp. 127-136.

AD
Rubio, E. 1994. “Visión panorámica de la sexualidad”. En Antología de la sexualidad humana.
México: Grupo Editorial Miguel Angel Porrúa. Pp. 17-45.
Ruiz, D., Sobrino, B., Garrido, A. & Fernández, E. 2018. Rompiendo moldes: transformar
imaginarios y normas sociales para eliminar la violencia contra las mujeres. Oxfam.

R
Sevilla, T. & Orcasita, L. 2014. “Hablando de sexualidad: una mirada de los padres y las

R
madres a los procesos de formación con sus hijos/as adolescentes en estratos populares
de Cali”. Avances en enfermería. XXXII (2). Pp. 191-205.
BO
Vargas, E. & Barrera, F. 2005. “¿Es la autoestima una variable relevante para los programas
de prevención del inicio temprano de actividad sexual?”. Acta Colombiana de Psicología.
(13). Pp. 133-161.
Vivo, I., López-Peña, P. & Saric, D. 2012. Salud sexual y reproductiva para jóvenes: revisión
TO

de evidencia para la prevención. Banco Interamericano de Desarrollo, Fondo Coreano para


la Reducción de la Pobreza y Fondo Finlandés.
Vivo, S., Saric, D., Muñoz, R., McCoy, S., López-Peña, P. & Bautista-Arredondo, S. 2013. Guía
EN

para medir comportamientos de riesgo en jóvenes. Banco Interamericano de Desarrollo -


División de Protección Social y Salud.
M
U
C
O
D

30
Hablemos de
sexualidad en la
adolescencia

5 Anexos

Anexo 1 Compromiso familiar

R
Nosotros, los hombres y las mujeres adolescentes, nos

O
comprometemos a:

AD
R
R
BO
Nosotros, los adultos, nos comprometemos a:
TO
EN
M
U
C

Todos en familia nos comprometemos a:


O
D

31
Anexo 2 Criterios orientadores para hablar
sobre sexualidad con adolescentes
de la familia

Para un buen desarrollo de la sexualidad

R
adolescente es importante que en familia:

O
AD
Haya relaciones respetuosas Los hombres y las mujeres
y equitativas entre participen en las
hombres y mujeres. decisiones familiares.

R
R
BO
Se comprenda que los
adolescentes pasan por Se entienda que la sexualidad
Se elimine la violencia entre momentos de cambios adolecente es un tema muy
hombres y mujeres. frecuentes e intensos tanto importante sobe el cual debe
físicos, como conversarse abiertamente.
psicológicos y sociales.
TO
EN

Se busquen apoyos externos Se reconozcan los temores y


que ayuden a la familia los tabús que se tienen con
a entender los temas de respecto a la sexualidad para
sexualidad (Internet, colegio, poder superarlos y comprender
institución de salud. etc.). mejor el tema.
M
U
C

Se comprenda que conversar


Se brinden orientaciones
sobre sexualidad ayuda a los Se respete la intimidad
tranquilas evitando las
O

adolescentes a tomar mejores de los adolescentes.


prohibiciones sin explicaciones.
decisiones al respecto.
D

Se compartan experiencias de
Se apoye a los adolescentes los adultos para analizar las
en la toma de decisiones dificultades o las fortalezas de
sobre sexualidad. las mismas, y esto ayude a los
adolescentes a tomar
mejores decisiones.

32
Hablemos de
sexualidad en la
adolescencia

R
O
AD
R
R
BO
Hablemos de
sexualidad en la
adolescencia
TO

Educación sexual para


adolescentes en la familia
EN
M
U
C
O
D

33

También podría gustarte