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En los últimos años una serie de crímenes han sorprendido a la población limeña con una
característica en
común: las víctimas fueron los padres o parientes cercanos. Algunos nombres que saltaron en
los medios fueron
En este último caso, la joven Elizabeth Espino volvió a salir a la luz por su intento de recibir la
herencia de su
´Elita’, como la conocían en su entorno familiar, tenía 21 años cuando, junto a su enamorado
Fernando Gonzalez
Asenjo (23) y su amigo Jorge Cornejo Ruiz (22), elucubró el crimen contra su progenitora de 45
años. El cuerpo
de la contadora –muerta a raíz de golpes y asfixia- fue encontrado al interior de una camioneta
que había sido
abandonada en Barranco.
Hoy, la joven parricida cumple una condena de 30 años de prisión. Pero aún desde la cárcel
espera recibir parte
- Asesinato en pareja -
Marco Arenas, tenía 22 años y su ex enamorada Fernanda Lora Paz tenía 18 cuando
cometieron el asesinato de
prenderle fuego.
Todo empezó el 5 de noviembre del 2013 debido a una discusión por los constantes robos de
dinero y objetos
de valor que el joven realizaba a su madre. La relación entre los padres y el hijo era distante: él
se quejó de la
Marco Arenas mató a su madre adoptiva y su novia fue considerada como cómplice. La pareja
de universitarios
armó una coartada dejando el vehículo en otro lugar e incluso prosiguieron con sus actividades
cotidianas. Los
Uno de los casos más conocidos es el de Giuliana Llamoja. La joven tenía solo 18 años cuando
acuchilló más de
40 veces a su madre María del Carmen Hilares Martínez (47) causándole la muerte en marzo
del 2005. Un año
después fue sentenciada a 20 años cárcel, pero un juzgado de Lima le dio semilibertad en el
2009.
El peritaje psicológico practicado a Llamoja señaló que ella fue consciente de sus actos tras
discutir con su
progenitora. “Me podrían decir es tu mamá, estaba ahí. Y yo podría decir que yo soy su hija y
ella también tenía
un arma en la mano, y las dos estábamos en una situación igual, porque las dos teníamos un
instrumento en la
mano. Y quién lo cogió primero, ¿lo cogí yo?”, se defendió en declaraciones a América TV
aquel año. Tras el
crimen escondió el cadáver en el baño, limpió el piso y se cambió de ropa en el cuarto. Según
los familiares, la
joven asesina no tenía una buena relación con su madre. Muchos años después y en libertad,
hoy cuenta con