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JOHN AuSTIN, The Provinw of]urisprudence Determined, ha sido traducido

por JUAN RAMÓN DE PARAMO ARGÜELLES.

ÍNDICE

Pági,ws

Estudio preliminar: John Austin, un jurista desolado


por J UAN RAMÓN DE PÁRAMO ARGÜELLES . . . . . . . . . IX

El objeto de la Jurisprudencia de J oHN AUSTIN . . . . l


Introducción por H. L. A . HAR-:- . . . . . . . . . . . . . . . . 3
Sinopsis de las lecciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
El objeco de la Jurisprudencia . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
Lección I . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
Lección 11 55
Lección III 79
©Dela traducción y estudio preliminar: JUAN RAMÓN DE PARAMO
ARGÜEJ.T.ES
Lección IV 99
© JOI-IN AUSTIN Lección V 131
© CENTRO DE ESTUDIOS POllTICOS Y CONSTITUCIONALES
Lección VI 197
NIPO: 005-02-066-X
ISBN: 84-259-1228-8
Depósito legal: M. 217-2003

Fococomposición: FER Fotocomposición, S. A.


Impresión: EDIGRAFOS, S. A.
Polígono San Marcos. Getafe (Madrid).
MADRID, 2002
EL OBJETO
DE LAJURISPRUDENCIA

ANALlSIS DE 1.AS LECCIONES

Las leyes en senrido propio, o propiamente d ichas, son man- Propósito,


datos; las gue no son mandaros no son leyes en sentido propio, finalidad y orden
de los remas
no son leyes propiamente dichas. Ambos cipos de leyes pueden presentados en
dividirse de manera adecuada en las cuatro rnte,guríus siguientes: las seis lecciones
siguientes.
l. Lás leyes di.vi nas o leyes de Dios, es decir, leyes impues-
tas por Dios a sus criaturas humanas.
2. Leyes positivas, es decir, leyes así llamadas en su senti-
do más común y preciso, y que constituyen el objeto
propio de la jurisprudencia general y particular.
3. La moral positiva, reglas de la moral positiva, o reglas
morales positivas.
4. Las leyes en sentido figurado o metafórico, o simple-
mente metafóricas o figuradas.
Las leyes divinas y positivas son leyes propiamente dichas.
Entre las reglas morales positivas algunas son leyes propia-
mente dichas, pero otras son así llamadas en sentido impropio.
Las reglas morales positivas que son leyes en sentido impropio
pueden denominarse leyes o reglas impuestas o dictadas por la
opinión, ya que son simplemente opiniones mantenidas o sen-
timientos percibidos por los hombres en relación con su con-
ducta. Una ley impuesta por la opinión y una ley imperativa
en sentido propio están relacionadas simplemente por analo-

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JOHN AUS'l'IN EL OBJETO DE LA JURISPRL'DENCIA

gía, aunque tal analogía sea fuerte o próxima. Las leyes metafó- ero que el orden siguiente es el mejor para poder explicarlos:
ricas o figuradas, o meramente metafóricas o figuradas, son le- en primer lugar, las características o rasgos distintivos de las
yes impropiamente dichas. Una ley metafórirn o figurada y leyes de Dios; en segundo lugar, las de las reglas morales posi-
una ley imperativa y propiamente dicha son semejantes sola- tivas; en tercer lugar, las de las leyes en sentido metafórico o fi-
mente por analogía, y la analogía en virtud de la cual. están re- gurado; en cuarto y último lugar, las de la ley positiva, o sim-
lacionadas es débil o remota. plemente de las leyes en sentido estricto.
Por consiguiente, las leyes positivas (el objeto propio de la Al determinar la esencia o naturaleza de una ley imperati-
jurisprudencia) están relacionadas por semejanza o analogía, va en sentido propio, y al determinar las características respec-
próxima o remota, con los siguientes objetos: 1. En virtud ele tivas de aquellos cuatro tipos distintos, defino de manera posi-
su semejanza. se relacionan con las leyes <le Dios. 2. Eo virtud tiva y negativa el objeto propio de la jurisprudencia. Defino de
de su semejanza se relacionan con las reglas de la moral positi- manera positiva lo gue es esta materia, y la distingo de los di-
va que son leyes propiamente dichas; y por analogía próxima o versos objetos que se relacionan con ella de manera diferente, y
fuerte se relacionan con las reglas ele la moral positiva que son con la que a menudo se encuentra confundida y mezclada.
leyes dictadas por la opinión. 3. Por una analogía débil o re- Muestro además sus afinidades con aquellos objetos: afinidades
mota se relacionan con las leyes en sentido metafórico, o leyes que deben ser establecidas de la manera más clara y precisa po-
simplemente metafóricas. sible, ya que hay numerosos aspectos del mismo rationale del
El fin o propósito principal de las seis lecciones siguiences derecho positivo cuyas únicas o principales claves interpretati-
consiste en distinguir las leyes positivas (el objero de la juris- vas vienen dadas por aquellos caracteres.
prudencja) de las cosas anees en unciadas: cosas con las que se Habiendo esbozado el principal propósito de este tratado,
relacionan por semejanzas y analogías, por su nombre común señalaré a continuación los principales asuntos relacionados
de «leyes» y con las que, por consiguiente, se mezclan y con- con tal finalidad, así corno el orden en el que son presentados
funden con frecuencia. Por tanto, en virtud de que éste es e.l al lecror.
propósito p rincipal de las seis lecciones siguientes, las denomi- I. En la primera de las seis lecciones siguientes, enuncio los
no, consideradas en su conjunto, «el objeto de la jurispruden- caracteres esenciales de una ley o regla (con el significado más
cia,>. Ya que éste es su principal propósito, las lecciones inten- amplio que se le pueda dar al término en sentido propio). En
tan trazar el límite gue separa el ámbico de la jurisprudencia otras palabras, determino la esencia o naturaleza común a todas
de las zonas que se encuentran en sus confines. las leyes propiamente ruchas.
El método que he seguido para llegar a tal resultado se Al determinar la esencia o naturaleza de una ley imperati-
puede resumir así: va en sentido propio, establezco de manera implícita la esencia
I. Defino la esencia o naturaleza común de todas las leyes o naturaleza de un mandato, y distingo los mandatos que son
propiamente dichas: con otras palabras, defino la esencia o na- leyes o reglas, de aquellos mandatos simplemente ocasionales o
mraleza de una ley imperativa en sentido propio. particulares. Al determinar la naturaleza de un mandato, esta-
JI. Defino las características respectivas de los cuatro tipos blezco los significados ele los términos implicados en la expre-
distintos en los que se pueden dividir las leyes: o, con otras pa- sión «mandato»: esto es, «sanción» o «imposición coactiva (en-
labras, defino los caracteres apropiados que hacen distinguirse forcement) de la obediencia», «deber» u «obligación», «superior
entre sí las leyes de cada clase. e inferior».
II. (a) Al comienzo de la segunda lección, señalo brevemen-
En este sentido quiero subrayar gue al examinar las respec- te los rasgos o características distintivas de las leyes de Dios
tivas caracteristicas de aquellos cuatro tipos de leyes, encuen- respecto de otras leyes.

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JOHN AUSTfN EL OBJETO DE LA JUR!SPRlJDENCIA

Al comienzo de la misma lección, divido de modo conciso minada nación es peculiar de esa comun:dad, y siendo así se le
las leyes y los otros mandatos de la divinidad en dos categorías: puede denominar ius civile o iuJ propium ipsitts civitatis. No obs-
las leyes reveladas o expresas y las no reveladas o tácitas. tante, además de las partes del derecho positivo que son pecu-
Después de haber distinguido brevemente los mandatos liares de naciones o estados, existen reglas del derecho positivo
revelados de los no revelados, paso al examen de la naturaleza que rigen en rodas las naciones y reglas de la moral positiva
de los signos o indicios en virtud de los cuales estos últimos se yue observa toda la humanidad; y ya que escas reglas jurídicas
manifiestan a los hombres. Por lo que respecta a la naturaleza se dan en rodas las naciones y las reglas morales vienen siendo
de los indicios en los que se manifiestan los mandatos tácitos observadas por toda la humanidad, podemos denominarlas el
de la divinidad, hay tres teorías o hipótesis: en primer lugar, la itts omn-ium gentium, o el c01nune omnimn h0111in11m ius. Ahora bien,
simple hipótesis o teoría de la utilidad general; en segundo lu- estas reglas universales, al ser universales, no pueden ser pura y
gar, la simple hipótesis o teoría del sentido moral; en tercer lu- simplemente impuestas o creadas por los hombres. Más bien,
gar, una hipótesis o teoría mixta compuesta por las dos ante- son creadas por los hombres a partir de las leyes que provienen
riores. La mayor parce de la segunda lección, así como la ele Dios o a partir de la naturaleza racional e inteligente que
totalidad de la tercera y cuarta, se ocupan de manera exclusiva o constituye el alma y la guía del universo. Estas leyes no son
fundamental de la exposición y explicación de las eres hipótesis propiamente tanto el resultado del diseño o de la producción
o teorías mencionadas. humana, como leyes naturales o divinas revestidas de sanciones
La exposición ele las tres hipótesis o teorías puede parecer humanas. Por el contrario, las reglas jurídicas y morales que
algo impertinente con relación al objeto y propósito de mi cur- pertenecen a naciones particulares son, pura y simplemente,
so. Sin embargo, en una serie de lecciones que versan de mane- creadas e impuestas por los hombres. Al ser parciales y transi-
ra sistemática sobre el mismo rationale de la jurisprudencia, tal torias en lugar de universales y permanentes, es difícil que sus
exposición constituye un nexo necesario. autores las diseñen teniendo en cuenta modelos divinos o natu-
Si las tres hipótesis o teorías no se hubieran expuesto pre- rales. Por ello, sin un conocimiento prevío de las tres hipótesis
viamente, muchos de los principios y distinciones implicados en cuestión, el valor de las dos distinciones a las que he aludido
en el mismo concepto de la jurisprudencia, así como los que brevemente no se puede evaluar ni entender de manera correc-
aparecen en los escritos de los juristas, muchos no podrían ta. Si se asume la pura hipótesis del sentido moral, o la pura
enunciarse de manera correcta y precisa. Por ejemplo: el dere- hipótesis de la utilidad general, tales distinciones son absur-
cho positivo y la moralidad se distinguen por los juristas mo- das, o son especulaciones inútiles sin ninguna finalidad. Pero
dernos mediante los conceptos de derecho natural y derecho si se asume la hipótesis mixta rales distinciones no sólo tienen
positivo, o lo que es lo mismo, entre el derecho positivo y 1a sentido sino también una importancia considerable.
moralidad modelados según la ley de Dios, y el derecho positi- Además, la ley divina es la prueba o test del derecho y la
vo y la moralidad de origen exclusivamente humano. Y esta moralidad positiva; en otros términos, el derecho y la morali-
distinción del derecho y la moralidad en términos de derecho dad, en la medida en que son lo que deben ser, se conforman, o
natural y positivo, coincide aproximadamente con una distin- no se oponen, a las leyes de Dios. Por consiguienre, uno de los
ción que se encuentra en las Pandectas y en las InstitucioneJ', y objetos más importantes de la ciencia de la ética (o, en palabras
que los compiladores han tomado de los juristas denominados de Bentham, «la ciencia de la deontología») consiste en deter-
«clásicos,>. Para esros juristas (como los textos que componen minar la naturaleza de los indicios de los mandatos tácitos de
la mayor parte de las Pandectas), el ius civile se distingue del Ítlf la Divinidad, o la naturaleza de los signos o pruebas mediante
gentium o ius omnium gentium. Y se distingue porque -según se los que se pueden conocer aquellos mandatos. Por «ciencia de
dice-- la parte del derecho positivo que prevalece en una deter- la ética» (o por «ciencia de la deontología») entiendo la ciencia

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JOHN AUSTIN EL OBJETO DE LA JURISPRUDENCIA

del derecho y la moral tal y como deberían ser: en otras pala- píamente dichas que denomino leyes de Dios, las leyes propia-
bras, la ciencia del derecho y la moralidad como deben ser res- mente dichas que denomino leyes positivas y las leyes en senti-
pectivamente sí se adecuaran a su test o rnedida correspondiente. do propio e impropio que denomino moralidad positiva o re-
Se denomina ciencia de la legislación al sector de la ciencia de glas morales positivas. Añado además las razones por las que
la ética que concierne especialmente al derecho positivo cal y establezco tales clases con sus nombres respectivos.
como debe ser; por el contrario, la parce de la ciencia de la éti- Después de haber determinado en las lecciones precedentes
ca concerniente a la moral positiva cal y como debería ser toda- los caracteres o rasgos distintivos de las leyes divinas, señalo en
vía no ha alcanzado un nombre adecuado y distintivo. Ahora la quinta lección los caracteres o rasgos d istintivos de las reglas
bien, aunque la ciencia de la legislación (o del derecho positivo morales positivas, es decir, de las leyes o reglas que los hom-
cal y como debería ser) no es asimilable a la jurisprudencia (o bres se imponen entre sí y que no están respaldadas por sancio-
del derecho positivo cal y como es), ambos saberes escán sin nes jurídicas: en resumidas cuentas, aquellas leyes o reglas que
embargo entremezclados por numerosos vínculos indisolubles. no son leyes positivas, o que no son el objeto propio de la juris-
Por consiguiente, la naturaleza de las manifestaciones en las prudencia particular y general. Después de haber señalado las
que se expresan los mandatos tácitos de la divinidad es un notas distintivas de las reglas morales positivas, determino las
asunto de suma importancia para la ciencia de la legislación, al características respectivas de sus dos distintos tipos: de las re-
igual que constituye un objeto oportuno y fundamental de la glas morales positivas que son leyes imperativas y propias y de
jurisprudencia, ciencia relacionada con la primera. las que son dictadas por la opinión.
Existen importantes y comunes equivocaciones acerca de la Las leyes divinas, el derecho positivo y la moralidad positi-
teoría de la utilidad general; y hay algunas objeciones, basadas va están relacionadas entre sí de diversos modos. Para ilustrar
en esas equivocaciones, que se le hacen a esa teoría; también tales relaciones señalaré en la quinta lección los casos en los
hay un número considerable de dificultades con las que real- que concuerdan, en los que discrepan sin conflicto y aquellos
mente se encuentra. Probablemente me extienda demasiado, en los que entran en conflicro.
más de lo que debería, al intentar rectificar tales equivocacio- En la misma lección demostraré que mi clasificación <le las
nes, al responder las objeciones y al resolver o mitigar aquellas leyes en sentido propio y de las leyes impropias que mantienen
dificultades. Quizá me aleje hacia disquisiciones éticas -lo una analogía estrecha con ellas, corresponde, en lo fundamen-
que no es objeto y propósito de mi curso-- al intentar suscitar tal, con la clasificación de las leyes esrablecida de manera inci-
una reflexión sobre estos temas, con la mayor seriedad posible dental por Locke en su Ensayo sobre el Entendimiento Humano.
y profundamente convencido de la verdad e importancia de es- II. (c) Al final de la misma lección, indico las caracterís-
ta teoría. Si acaso fuera culpable de tal desviación, podré ser ticas o rasgos distintivos de las leyes en sentido metafórico o fi-
disculpado por mis indulgentes lectores de tal ofensa contra el gurado. Y señalo que las leyes que lo son sólo en sentido meta-
rigor de la lógica, después de comprender el obsesivo interés fórico, se confunden y se diluyen con las leyes imperativas
del propósito que me lleva a separarme de mi sendero. propiamente dichas, al menos en la obra de algunos escritores
JI. (b) Al comienzo de la quinta lección divido las leyes o célebres.
reglas en dos clases: en primer lugar, las leyes propiamente di- II. (d) En la sexta y últirna lección, señalo las características
chas junto a aquellas leyes impropias que se relacionan con de las leyes positivas: esto es, las leyes estrictamente así llama-
ellas mediante analogía próxima; en segundo lugar, las leyes das y sin otra calificación, y que constituyen el objeto propio
impropias que mantienen una analogía remota con las prime- de la jurisprudencia general y particular.
ras, y que denomino por ello leyes en sentido metafórico o fi- Al determinar los caracteres de las leyes positivas, analizo
gurado. El primer grupo lo divido en tres clases: las leyes pro- de modo implícita la noción de soberanía y la noción correlaci-

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JOHN AUSTIN

va o implicada en ella de sociedad política independiente. La


diferencia esencial entre una ley positiva (la diferencia que la
caracteriza respecto de una ley no positiva) podría enunciarse
generalmente del siguiente modo. Toda ley positiva o toda Ley
simplemente así llamada en sentido estricto, es puesta por una
persona soberana o por un cuerpo soberano de personas, a uno
o más miembros de la sociedad política independiente respecto
de La cual esra persona o cuerpo pueden considerarse soberanos
o supremos. O, en ocros términos, es puesta por un monarca o
por un cuerpo soberano a una persona o conjunto de personas
que se encuentran en un esrado de sujeción respecto del autor LECCIÓN I
de la ley.
Para clarificar la naturaleza de la soberanía y la de la socie- La jurisprudencia tiene por objeto el derecho positivo: es el Explicación o
dad política independiente que implica, examino algunos ar- derecho simple y estrictamente así llamado, esto es, el derecho exposición del
gumentos que sitúo bajo los siguientes epígrafes. En primer impuesto por los superiores polícicos a sus súbditos. Pero el «propósito» del
lugar, las posibles formas o modelos del gobierno político su- derecho positivo (o el derecho simple y estrictamente así lla- siguiente ensayo
premo; en segundo lugar, los límites, reales o imaginarios, del para determinar
mado) se confunde a menudo con objetos con los que está rela-
poder político supremo; en reru:r lugar, d origen o causas de la el objeto de la
rionado por sem;,j11.nza y analogía, con objecos c¡ue también se jurisprudencia
sociedad política y del gobierno. Al examinar estos argumen- designan, propia o impropia11tente,· con la amplia e imprecisa
tos completo mi descripción del límite o frontera que separa el expresión derecho. Para evitar algunas de las dificultades que
derecho positivo de la moralidad positiva. Pues los dist ingo en surgen de esca confusión, comienzo mi proyectado curso deli-
ciertos puntos donde aparentemente confluyen, allí donde la mitando el ámbito de la jurisprudencia, o comienzo distin-
línea que los diferencia no es fácilmente perceptible. guiendo el objeto ele la jurisprudencia de aquellos otros obje-
La diferencia esencial de una ley positiva (la diferencia que tos relacionados, intentando con ello definir la materia que me
la distingue de una ley que no es positiva) se puede enunciar propongo tratar antes de emprender el análisis de sus numero-
de manera general cal y como acabo de señalar. Ahora bien, ese sas y complicadas partes.
enunciado general está sujeto a ciertos matices. Con algunas Una ley, en el sentido más general y comprehensivo en que La ley: qué es,
alusiones a tales modificaciones concluyo la sexta y última lec- el término se emplea de manera literal, puede decirse que es una en su sentido
ción. regla para guiar la conducta de un ser inteligente puesta por otro literal y
ser inteligente que tiene poder sobre él. Bajo esca definición se comprehensivo
incluyen con propiedad varias especies. Es necesario definir con
precisión la línea de demarcación que separa estas especies entre
sí, ya que por confundirlas y no distinguirlas con claridad, la
ciencia de la jurisprudencia se ha visro inmersa en un mar de
complejidad e imprecisión. El término ley, en el sentido com-
~rehen~ivo arri_ba indicado o en el significado más amplio que
tiene sm necesidad de recurrir a metáforas o analogías, incluye
los siguientes objetos: las leyes puestas por Dios a sus criaturas
humanas y las leyes puestas por los hombres a otros hombres.

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JOHN AUSTlN EL OBJETO DE LA JURISPRUDF.NCIA

fa ley de Dios Se denomina con frecuencia ley de la naturaleza, o derecho los superiores políticos en virtud de su especial condición o
natural, a la totalidad o a. una parte de las leyes puestas por carácter.
Dios a los hombres: en realidad, en esro consiste la única ley En estrecha analogía a las leyes humanas de esta segunda Objetos
natural de la que es posible hablar sin recurrir a metáforas o sin clase, hay un conjunto de objetos denominados con frecuencia denominados
mezclar objetos que deberían distinguirse clarameme. Pero, al -pero de manera impropia- leyes, que son reglas puestas y «leyes», por
haber rechazado la expresión «Ley de la Naturaleza» por ser «analogía
reforzadas por la simple opinión, esto es, por las opiniones o sen-
próxin1a», de
ambigüa y confusa, llamo a aquellas reglas o leyes, considera- timientos sustentados por un conjllnto indeterminado de hom- n1a.nera
das en su totalidad o en bloque, la ley Divina o la ley ck Dtos. bres en relación con la conducta humana. Ejemplos de tal uso «impropia»
Las leyes humanas. la., leyes impuestas por los hombres a otros hombres se divi- del término ley son las expresiones, «la l ey del honor» o «las
Dos clases den en dos clases principales: son clases que, aunque difieren leyes de la moda». Las_ reglas de este tipo constituyen gran.
profundamente, se mezclan a menudo, por lo que se deberían parte de lo que se denomina usualmente «Derecho Inter-
delimitar con precisión y contraponer de manera ostensible. rn1cional».
Primera clase. Las De estas leyes o reglas algunas son establecidas por supe- Con el término moral positiva sitúo eo la misma clase al las dos úJcim:is
leyes establecidas riores políticos, soberano y súbdito: esto es, por personas que conjunto de las leyes humanas propiamente dichas que perte- clases agrupadas
por los «superiores ejercen un poder (government) supremo y subordinado en nacio- con el nombre
necen a la segunda de las clases antes mencionadas, así como al
políticos» nes o en sociedades políticas independientes. El conjunto de las de «n1oral idad
conjunto dt leyes, impropiamente dichas, que se encuencran en positiva»
reglas así establecidas, o cúalquier parte integrante de ese con- estrecha analogía con aquellas. El término moral las diferencia
junto, constituye el objeto propio de la jurisprndenr.ia general del derecho positivo, y el adjetivo positivo las distingue ele la ley de
o particular. El término «derecho», usad~ en sentido estricto ~ Dios. Con el fin de evitar confusión, es necesario o convenien-
directo, se aplica exclusivamente al con¡unto de las reglas as1 te, qLte se diferencien de la l.ey de Dios por este adjetivo espe-
establecidas, o bien a cualquier parte integrante de ese conjun- cífico; porque el término moralidad (o moral), cuando se usa sólo
ro. Ahora bien, a diferencia del derecho natural o de la ley de la o sin ulterior cualificación, denota indistintamente cualquiera
naturaleza (entendiendo por tales expresiones las leyes de Dios), de los siguientes objetos: la moralidad positiva, tal y como tr, sin
el conjunto de las reglas establecidas por los superiores políticos consideración a sus mériros, y la moralidad positiva, tal y como
se denomina con frecuencia «ley positiva» o bien «ley que exis- sería si fuera conforme con la ley de Dios y fuera por canto
te porque ha sido pue.rta». A diferencia de las reglas que llamo merecedora de aprobación.
«müralidad positiva», y que analizaré a continuación, el conjun- Con independencia ele las distintas clases de reglas que Objetos
to de las reglas establecidas por los superiores políticos puede están incluidas en la acepción literal del término «ley», y de d enominados
identificarse con utilidad con el término «derecho positivo». Por las que están en función de una analogía próxima y evidente leyes de manera
consiguiente, con la finalidad de encontrar un término breve y metafórica
-denominadas leyes eo sentido impropio- existen numero-
distintivo al mismo tiempo, y que sea atractivo debido a su uso sos usos del término «ley» que se basan en una analogía débil
frecuente, denomino «derecho positivo» al conjunto ele esas reglas y gue son simplemente metafóricos o figurados. Tal es el caso
o a cualquier parte de ese conjunto. No obstante, de las reglas cuando hablamos de leyes observadas por los animales inferio-
que no son. establecidas por los superiores políticos pero que son res, o de leyes q ue reg,u lan el crecimiento o deterioro de los
i:eglas o leyes en el sentido propio del término, se puede decir vegetales, o de leyes que dccermin,tn los movimientos de las
Segunda clase. fas que son también positiva., o que existen por imposición.
m asas o de los cuerpos inanimados. Donde no existe inteligen-
leyes establecidas
Aunque algunas de las leyes o reglas impuestas por los cia, o cuando es demasiado limitado asumir el término razón, y,
por los hombres
que no son hombres a sus semejantes son establecidas por los superiores por mnto, demasiado limitado para concebir el propósito ele
superiores políticos políticos, otras no lo son, o al menos no son establecidas por una ley, no hay vol1mtt1,d sobre la que pueda influir la ley ni

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JOHN AUSTIN EL OBJETO DE LA J URISPRUDENCIA

deber que pueda estimular o restring ir. Ahora bien, debido a el mandato de infligir un mal o un daño en el caso de que el
este uso impropio del término, que se pone de manifiesto deseo no sea satisfecho. Si no se quiere o no se p uede infligir el
mediante el uso de la metáfora, el campo de la jurisprudencia mal en el caso de que. no cumpla con ese deseo, La expresión de
y la moral ha sido invadido por especulaciones confusas. tal voluntad no es un mandato, aunque se exprese de forma
Después de haber indicado el fin en vircud del cual preten- imperativa. Si quieres producir el dar.o en el caso de que no
do determinar el objeto ele la jurisprudencia, es decir, la dis- obedezca tal deseo, la expresión de t u deseo equivale a un man-
tinción entre e l derecho positivo - el objeto p ropio de la juris- dato aunque por cortesía se manifieste como una petición.
prudencia- y aquello con lo q ue se asemeja y con lo que se «Pt·eces eranc, sed q11ibus contradici non posset». Tal es el leng uaje
relaciona, próxima o remoramente, mediante una analog ía de Tácito cuando habla de una petición de los soldados a un
fuerte o débil, indicaré a conrinuación los caracteres esenciales hijo y lugarteniente de Vespasiano.
de una ley o regla (en el significado más amplio que se puede Un mandato es, por consiguiente, la manifestación de un
dar propiamente al cérmino). deseo. Pero hay una peculiaridad que lo hace distinguirse de
fas leyes o reglas Toda ley o regla (en el significado más amplio que se le orr-as manifestaciones de deseos: q ue aquel al q ue se dirige esté
«propiamente» puede dar propiamente al término) es uo mandato. O, mejor expuesto a un daño por parre del otro en el caso de q ue no cum-
dichas son clases dicho, las leyes o reglas propiamente dichas son una especie de pla con su deseo.
de mandatos
mandatos. Al estar sujeto a un daño si no me conformo al deseo que cu El significado del
Ahora bien, daéo que el término mandato incluye el térmi- expreses, estoy sujeto u obligado por tu mandato, o m e encuentro término «deber»
no ley, el primero es el más amplio y sencillo de los dos. Pero a bajo el deber de obedecerte. Si, a pesar del daño probable, no me
pesar de ser simple exige una explicación. Y puesco que es la pliego al deseo q ue cu expreses, se pueée decir que d esobedezco
llave de acceso a las ciencias de la jurisprudencia y de la moral, el mandato o que transgredo el deber que impone.
su significado debe ser analizado con precisión. Por tanto, mandato y deber son términos correlativos: el Los términos
Por consig uiente, me pondré a analizar en primer lugar el significado de cada uno es p resupuesto o está implicado por el «mandato» y
sign ificado del término «mandato»: me temo que este análisis Otro. Dicho de otro modo: la existencia de un deber implica la «deber» son
agotará la paciencia de mis oyentes, aunque creo que lo sopor- expresión de ~n mandato; siempre que se expresa u n mandato, correlativos
tarán con buen humor, o, al menos, con resig nación, si tienen existe la imposición de un d eber.
en cuenca la dificultad de su consecución. Los elementos esen- En síntesis, el significado de las expresiones correlativas es
ciales de una ciencia son propiamente las parres que resultan el siguienre: quien inflige u n mal en el caso de que su deseo sea
menos fáciles de explicar. Los términos más generales, y por desatendido, está formulando un mandara al expresar o mani-
tamo los más simples de un conjunto, no tienen expresiones festar su propio deseo; y quien está sujeto al daño en el caso de
equivalentes para enunciarlos de un modo conciso. Cuando nos que ignore el deseo, está obligado o vinculado por el mandato.
ponemos a de/inirloJ o traducirlos a términos que suponemos El daño que probablemente se aplicará en el caso de deso- El significado del
que pueden ser mejor comprendidos, nos vemos forzados a bediencia de u n mandato, o (si se usa una expresión equivalen- cérminn «sanción»
recorrer difíciles y tediosos circunloquios. te) en el caso ele transg resión de un deber, se llama general-
El significado Si tu formulas o declaras un deseo de que yo haga o me abs- menee Janción, o imposici6n coactiva de la obediencia; en otros tér-
del término tenga de hacer algún acro, y si me infligieras un daño en el caso m inos, se dice que el mandato o el deber son Jancionados o
«mand,tto~ de que no me ajustara a tu deseo, la expresi6n o manlestaci6n de impuestos coactivamente por la posibilidad de sufrir un <laño.
ru deseo es un 111andato. Un mandato se distingue de otras Considerado el daño de esca manera, haciendo abstracción
manifestaciones dt deseo no por la forma en la cual se mani- del mandato y del deber que impone de modo coactivo, se
fiesta el deseo, si □o por el poder y la intención de quien emite llama generalmente pena al mal en que se incurre por <lesobe-

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JOHN AUSTlN EL OBJETO DE LA JURISPRUDENCIA

diencia. Ahora bien, puesto que las penas en sentido estricto insuficiente; sin embargo, existe una sanción, y, por tanto, un
solamente son una clase de sanciones, el término es demasiado deber y un mandato.
restringido para expresar adecuadamente su significado. Algunos autores célebres (Locke, Bentham y creo que tam- Los premios no son
bién Paley) aplican el término sanción, o imposición coactiva de la ,,sanciones»
Un motivo Observo que el Dr. Paley, en su análisis del término obliga-
«violento» para la ción, pone demasiado énfasis en la violencia del motivo por el obediencia tanto al posible mal como al posible bien: tanto al
,,bedicncia no es cual se obedece. En la medida en que puedo precisar el s.i gnifi- castigo como a la recompensa. Sin embargo, a pesar de mi
un requisito de la cado de su impreciso e inconsistente enunciado, se podría constante admiración por Locke y Bentham, creo que esta
existencia de un extensión del término está preñada de confusión y perplejidad.
expresar así: que a menos que el motivo para obedecer sea vio-
mandato, deber o Los premios son, sin duda, motivos para cumplir los deseos
sanóón lento o intenso, la expresión o manifestación de un deseo no es
un mandato, ni constituye un deber para quien se dirige. de otros. Pero hablar de mandatos y deberes como sancionados o
Si. por motivo violento quiere decir un motivo que opera con impuestos por recompensas, o al hablar de recompensas que obli-
certeza, entonces su afirmación es manifiestamente falsa. gan o constriñen a la obediencia, es seguramente una desviación
Cuanto mayor sea el mal en que se incurre en el caso de que el del significado establecido de tales términos.
deseo sea desatendido, y mayor sea la probabilidad de su impo- Si tú expresas el deseo por el que yo deba prestar un servi-
sición en el mismo caso, mayor será sin duda la posibilidad de cio, y si tú propones, una recompensa como el móvil o motivo
que el deseo expreso no sea ignorado. Pero ningún motivo con- para prestarlo, difícilmente se podrá decir que tú ordenas el ser-
cebible determina con certeza la obediencia, ni se puede conce- vicio, ni que, al menos en el lenguaje común, que yo estoy obli-
bir ningún motivo que haga a la obediencia inevirable. Si la gado a prestarlo. En el lenguaje común tú me prometerías un
afirmación de Paley fuese verdadera, en el sentido que acabo de premio a condición de que preste el servicio, mientras que yo
asignarle, los mandatos y los deberes serían, simplemente, podría ser incitado o persuadido a prestarlo en función de la
imposibles. O bien, si se reduce su h ipótesis al absurdo como esperanza de obtener esa recompensa.
copsecuencia de algo manifiestamente falso, los mandatos y los Insisto: si una ley ofrece un premio como incentivo para rea-
deberes sí serían posibles, pero nunca serían desobedecidos o lizar determinadas acciones, se confiere eventualmente un dere-
incumplidos. cho y no se impone una obligación sobre quienes actuarán en
Si por motivo violmto él entiende un mal que produce consecuencia: la parte imperativa de la norma está dirigida a
temor, se quiere decir simplemente esto: qne quien está obli- quien se le exige otorgar la recompensa.
gado por un mandato lo está en virtud de la previsión de un En resumen: estoy decidido o inclinado a cumplir el
daño. Pues lo que no causa temor no se interpreta como un deseo de otro por temor a la imposición de un daño o casti-
daño o (en otros términos) no es un daño previsto. go; también por la esperanza de un bien o beneficio. Ahora
L'l verdad es qne tanto la magnitud de un daño eventual bien, sólo por la probabilidad de sufrir un mal puedo decir
como la probabilidad de su existencia son problemas ajenos a que estoy obligado o compelido a cumplirlo. Los deberes son
la materia en cuestión. Cuanto m ayor sea el daño eventual y sancionados o impuestos solamente mediante un 1ncd condicio-
cuanto mayor sea la probabilidad de su imposición, mayor será nal. La manifestación ele un deseo recibe el nombre de man-
la eficacia del mandato y la fuerza de la obligación; dicho de dato en virtud del poder y el propósito de infligir un mal even-
otro modo, mayor será la probabilidad de que el mandato sea tual, y no por la determinación de ofrecer eventualmente un
obedecido o que el deber no sea incumplido. Pero si existe la bien.
menor probabilidad de sufrir el daño más pequeño, la expre- Si incluimos el término premio en el significado del térmi-
sión de un deseo es equivalente a un mandato y, por consi- no sanción, tendremos que librar una batalla penosa contra el
guiente, impone un deber. Si se quiere, la sanción es débil o uso corriente del lenguaje; y de manera inconsciente volvere-

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JOHN AUSTIN EL OBJETO DE LA JURISPRUDENCIA

mos a menudo, a pesar de nuestros esfuerzos en sencido con- ple frase: cada uno de los tres términos significa la m isma
trario, a usar el significado más común y restringido. noción, pero cada uno denota un aspecto diferente de tal noción
El significado Después de las premisas anteriores parece que las ideas o y connota el resto.
del cérmino nociones contenidas en el término mandato son las siguientes: Hay dos clases de mandatos. Unos son leyes o reglas. Los Distinción entre
«mandaro», l. Una voluntad o deseo concebido por un ser racional de que otros no tienen un nombre apropiado, ni tampoco el lenguaje las «leyes o reglas»
brevemente dispone de una expresión que pueda designarlos con precisión y los mandaros que
otro ser racional haga u omita. 2. Un mal que proviene del pri-
replanteado son «ocasionales
mero y que puede sufrir el segundo en el caso de que no cum- y brevedad. Por tanto, tengo que referirme a ellos del mejor o particulares,,
pla con su deseo. 3. La expresión o manifestación del deseo por modo posible con el nombre ambiguo e inexpresivo de «man-
medio de la palabra u otros signos. datos ocasionales o particulares».
La conexión De las anteriores premisas también resulra que mandato, Como los términos leyes o reglas se aplican a veces a los man-
inseparable deber y sanción son términos inseparablemente relacionados: daros ocasionales o particulares, es difícil que se pueda trazar una
de los tres cada uno implica las mismas ideas gue los otros, aunque cada línea de separación que concordara en su totalidad con los usos
términos, establecidos del lenguaje. No obstante, creo que la distinción
uno se refiere a ellas en un orden o en una sucesión particular.
«mandato, deber y
Un deseo concebido por un sujeto y expresado o manifes- entre leyes y mandatos particulares se puede fijar del siguiente
sanción»
tado a otro, junto a un mal que se inflige y se sufre en el caso modo.
de que el deseo no sea atendido, constituyen el significado Todo mandato obliga a una acción o una omisión a quien
directo o indirecto de alguna de las eres expresiones. Cada una se dirige.
cfr• <-'llas es un nombre distinto de Ja misma noción compleja. Ahora bien, un mandare es u na ley o regla cuando obliga
El modo de esa Ahora bien, cuando hablo directamente d e la expresión o generaJmente a acciones u omisiones de una clase. Pero cuando
conexión manifestación de un deseo, empleo el término mandato. La obliga a una acción u omisión espedficc;, o a acciones u omisio-
expresión o manifestación del deseo se presenta de manera nes que se determinan especf/íca o individualmente, un mandarn
prominente a mi interlocutor, mientras que el mal en que se es ocasional o particular. En otras palabras, una clase o tipo de
incurre, junto a la posibilidad de sufrirlo, se mantienen -si acciones es determinada por una ley o regla, y las acciones de
me puedo expresar de este modo- en el segundo plano de la tales clases o tipos se imponen o prohiben de forma genérica.
escena. Pero cuando un mandato es ocasional o particular, la acción o
Cuando hablo directamente de la posibilidad de incurrir en las acciones que el mandato impone o prohibe se indican o
un mal, o, en otros términos, de la responsabilidad o sujeción determinan, tanto por su naturaleza específica o individual
a un mal, empleo el término deber u obligación: en este caso como por la clase o el tipo al que pertenecen.
pongo en primer plano la responsabilidad o sujeción al mal, Procuraré ilustrar mediante ejemplos apropiados la afirma-
mientras que el resre de la noción compleja está expresado de ción gue he presentado en términos abstractos.
forma implícita. Si se ordena al propio criado que lleve a cabo un determi-
Cuando hablo inmediatamente del mal mismo, empleo el nado encargo, o q ue ílO abandone la casa una carde concreta, o
térm.ino sanción, o i.:.n término semejante: con ello me refiero de gue se levante a determinada hora una mañana, o que se levan-
manera directa al mal que se puede sufrir, mientras que la suje- te a tal hora durante la semana o el mes siguiente, el mandare
ción a ese mal y la expresión o manifestación del deseo vienen es ocasional o particular ya que la acción o acciones impuestas
señaladas de manera implícita o indirecra. o prohibidas están determinadas o indicadas con precisión.
Para quienes estén familiarizados con el lenguaje de los Pero si se le ordena Jimplemente que se levante a tal hora, o
lógicos -lenguaje sin rival por su brevedad, claridad y preci- que se levante a esa hora siempre, o que se levante a esa hora
sión- puedo explicar exactamente lo que pienso con una s1m- hasta nueva orden, se puede decir con propiedad, que se ha die-

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JOHN AUSTIN EL O:BJETO DE LA JURISPRUDENCIA

cado una regla para guiar el comportamiento del criado. Ya que nada ley. Si fuera dictada por un monarca absoluto, sin delibe-
e1 mandato no indica ninguna acción específica, sino que el ración o especial. solemnidad, apenas se podría confundir con
mandato le obliga de forma genérica a una clase determinada disposiciones legislativas y sería más bien definida como un
de acciones. man&~to arbitrario. Sin embargo, su naturaleza sería la misma
Si se ordena a un regimiento atacar o defender una posi- en ambos casos. No sería ni lc:y ni regla, sino un mandato oca-
ción, o reprimir un motfn, o abandonar sus cuarteles, el man- sional o particular del soberano, individual o colectivo.
dato es ocasional o particular. Pero si se da una orden que debe Para concluir con un ejemplo que il.ustre mejor esta dis-
seguirse cotidianamente hasta nuevas instrucciones, se puede tinción y que muestre mejor su importancia, los mandatos judi-
decir que estamos ante una orden general que puede denominar- ciales son generalmente ocasionales o particulares, aunque los
se regla, mandatos que pretender hacer efectivos son general menee leyes
Si el Parlamento prohibe simplemente la exportación de o reglas.
grano, por un período determinado o por tiempo indefinido, se Por ejemplo, el legislador ordena que los ladrones sean
establece una ley o regla: una clase o tipo de acciones determi- ahorcados. Dada la existencia de un robo y de un ladrón deter-
nados por un mandato y gene,-almente prohibidas. Pero una dis- minado, el juez ordena que el ladrón sea ejecutado conforme al
posición emitida por el Parlamento para afrontar una carestía mandato del legislador.
inminente que impidiera la exportación del grano ya embarca- En este caso, el legislador determina una clase o tipo de
do, no sería una ley o regla a pesar de que hubiera sido emitida acciones; pr.ohibe las acciones gue pertenecen a una clase de
por el legislador soberano. La orden que concierne exclusiva- forma general e indefinida; y ordena, de la misma forma gene-
mente a una partida detallada de grano así tomo las acciones ral, que la sanción si.ga a la transgresión. Por t,1nto, el manda-
negativas u omisiones impuestas por el mandara estarían to del legislador es una ley o regla. Pero el mandato del juez es
determinadas de manera específica o individual por la natura- ocasional o particular, ya que el juez impone un castigo especí-
leza particular de su objeto. fico como consecuencia de un delito determinado.
La orden que acab;1mos de imaginar sería probablemente En virrnd de la división que he intentado rrazat, una ley y
denominada ley en la medida que ha sido emitida por un sobe- un mandato particular se distinguen del siguiente modo: la ley
rano legislador y está revestidR con la forma de una ley. De aquí impone gem.'ra/nzente acciones u omisiones de una cía.re; el man-
se deriva la dificultad de trazar un límite distintivo entre leyes dato particular impone o prohibe acciones determinadas específi-
y mandatos ocasionales. camente.
Repico: una acción que no constituye delito según el dececho Blackscone y otros han trazado una línea de separación
vigente puede contrariar al soberano y, aunque sus autores son diferc.:me. Según ellos, una ley y un mandato particular se dis-
inocentes desde el punto de vista jurídico - no son delincuen- tinguen del siguiente modo. Una ley obliga en general a l.os
tes- el soberano ordena su castigo. En tanto que impone un cas- miembros de una determinada comunidad, o a las personas de
tigo específico para ese caso determinado, y en cuanto no impo- una clase determinada. Un mandato panicular obliga a una
ne de manera general acciones u omisiones de una determinada persona individual, o a personas determ:nadas individu.almente.
clase, la orden emitida por el soberano no es una ley o regla. Después de una breve reflexión demostraré con claridad el
Que esa orden fuera denominada ley parecería depender de por qué no puede trazarse esta disti.ncíón entre las leyes y los
circunstancias poco relevantes: es decir, poco importantes res- mandatos particulares.
pecco de los objetivos actuales aunque fundamentales respecto En efecco, en primer lugar, los rnandacos que obligan en
de otros. Si se emitiera deliberadamente por una asamblea general a los miembros de una determinada comunidad, o a
soberana y bajo la forma de la legislación, quizá sería denomi- personas ele clases determinadas, no son siempre leyes o reglas.

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JOHN J\ USTIN EL OBJETO DE LA JURlSPRUDENCIA

Así, en el caso ya supuesro del soberano que ordena que establecida por los superiores políticos y, sin embargo, exclusi-
todo el grano embarcado para la exportación sea recenido y vamente obligator ia para una persona específica o determinada.
confiscado, el mandato es obligatorio para coda la comurridad, Las leyes establecidas por los superiores políticos que obli-
pero debido a que solamente impone una serie de acciones gan exclusivamente a personas específicas o determjnadas se
individualmente determinadas, no es una ley. Supongamos de denominan, según el lenguaje de los juristas romanos, privile-
nuevo que el soberano emite una orden, respaldada por sancio- gia. Bien es cierto que ese nombre, en realidad, apenas los
nes, que baga oblig,.torio el luto con ocasión de una calamidad denota con precisión: pues como la mayor parte de los térmi-
pública. E n este caso, aunque la orden se dirige a la comunidad nos fundamentales de los sistemas jurídicos vigentes, no es el
entera, apenas puede ser considerada como una regla en el sig- nombre de una clase definida de objetos, sino de un conjunto
1
nificado común del término; porque, aunque obliga general- de elementos heterogéneos •
mente a todos los miembros de la comunidad, lo hace respecto De las premisas anteriores se concluye que una ley propia- La definición de
de actos designados específicamente en lugar de imponer en mente dicha puede ser definida del siguiente modo. una ley o regla,
Una ley es un mandato que obliga a una o a varias perso- «propiamente»
general acciones u omisiones de una clase. Si el soberano orde-
dicha
nase a sus súbdicos vestirse de color negro, su mandato tendría nas.
el valor de una ley. Pero si se ordenase vestir de tal manera en Pero, en oposición o contrapuesta a un mandato ocasional
una ocasión específica, su mandato sería meramente particular. o particular, uúa ley es un mandato que obliga a una o a varias
En segundo lugar, un mandato que obliga exclusivamente a personas, y que obliga generalmente a acciones u omisiones de
personas determinadas de forma individual puede resultar, no una da.re·.
obstante, una ley o regla. En un lenguaje más popular pero menos claro o preciso,
Por ejemplo, un padre podrfa imponer una regla a su hijo una ley es un mandato que obliga a una o a varias personas a
o a sus hijos; un tut0r a su pupilo; un amo a su siervo o escla- seguir un determinado curso de conducta.
vo. Y algunas de las leyes de Dios fueron tan vinculantes paro. Se dice que las leyes y otros mandaros proceden de superio- El significado
el primer hombre como lo son ahora para los millones que han res, y que obligan o se imponen a inferiores. Por consiguiente, de los términos
correlatívos
brotado de sus cosdlas. analizaré el significado de estas expresiones correlativas, tra-
«superior» e
En efecto, la mayor parte d e las leyes emitidas por los supe- tando de despojarlas de cierta aura de misterio que hace oscu- «inferior•
riores políticos, o la mayor parte de las leyes así llamadas de recer su significado.
modo estricto y simple, obligan generalmente a los miembros La superioridad es a menudo sinónimo de p,·ioridad o excelen-
de la comunidad política o a las personas que pertenecen a una cid. Hablamos de superiores en rango, en riqueza y en virtud
clase. El intento de cre·a r un sistema de deberes para cada uno
de los m iembros de la comunidad sería simplemente imposi- l. Allí donde un p,·ivilegi11111 impone simplemente un deber, obliga exclusi-
ble, y aunque fuera posible sería completamente inútil. La vamente a una persona o personas determinadas. Pero si un privilegimn confie-
mayor parte de las leyes emitidas por los superiores polícicos re un derecho, y el derecho rnnferidó vale contra todoJ, la ley, desde cierto pumo
son, por tanto, generales en dos sentidos: en tanto que prohiben de vista, es un privilegi111n, pero también es una ley general desde otra perspec-
o imponen en general actos de un determinado género o espe- tiva. Con respecto al derecho conferido, la ley tiene en cuenca exclusivamente
a una persona determinada, y, por consiguiente, constituye un ¡,rivi/egium. Con
cie; y en cuanto vinculan a la comunidad entera o, al menos, a
respecto al deber impuesto, y eu relación con el derecho conferido, la ley gene-
clases completas de sus miembros. ralmente tiene en cuenta a todos los n1iembros de una comunidad.
Pero supongamos que el Parlamento crea y otorga una con- Esto lo explicaré con más detalle en un apHtado posterior de mi curso,
cesión, y después obliga al concesionario a la prestación de ser- cuando anal ice la nacurnleza peculiar de los, así cenominados, p,·ivilegia o leyes
vicios de un determinado tipo. Entonces pensamos en una ley p,·ivadas.

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JOHN AUSTJN EL OBJETO DE LA JURISPRUDENCIA

cuando comparamos ciertas personas con otras y entendemos Decir «que las leyes emanan de superiores» es, por tanto,
que las primeras preceden o sobresalen en rango, riqueza o vir- una proposición idéntica, pues el significado que se quiere dar
tud con respecto a las últimas. a entender está ya contenido en su sujem.
Ahora bien, el término superioridad, en el sentido en que Si hago hincapié en la fuente específica de u na ley deter-
aquí lo entiendo, significa poder (might): el poder de infligir un minada o subrayo la fuente de leyes de una determinada clase,
daño o mal a otros, y de forzarles, en virtud del miedo a ese es posible que esté dando algún tipo de información a quien me
daño, a adecuar su conducta a los deseos de uno. escucha. Pero predicar universalmente de las leyes que «pro-
Por ejemplo, se dice de modo enfático que Dios es el supe- vienen de los superiores» o que «los inferirJres están obligados a
rior del hombre, ya que su poder de infligirnos daño y forzar- obedecerlas» es la tautología más simple e inútil.
nos a cumplir su voluntad es ilimitado e irresistible. Como la mayor parte de los principales términos de la Las leyes
Para un conjunto limitado, el soberano, ya se trate de una ciencia de la jurisprudencia y de la moral, el término leyes es («impropiamente»
persona o de varias, es el superior de los súbditos o ciudadanos; extremadamente ambiguo. En el significado más amplio que dichas) yue no son
mandaros
el amo de sus esclavos o criados; el padre de sus hijos. se le puede asignar con propiedad, las leyes son una especie de
En resumen, es .,ttperior quien puede obligar a otro a cumplir mandatos. Pero el término se aplica de manera impropia a
sus deseos, tanto como alcance su capacidad: la parte que está varios objetos que no tienen carácter imperativo: a objeros que
sujeta a la amenaza ¿el daño es, con ese mismo alcance, el inferior. no son mandatos y que, por consiguiente, no son leyes en sen-
El poder o supeáoridad de Dios es directo o absoluto. Pero tido propio.
en la totalidad o en la mayor parce de los casos de superioridad Por tanto, la proposición «las leyes son mandaros» debe ser
humana, las relaciones de superiores a inferiores y de inferiores tomada con precauciones. O, más bien, tenemos que distinguir
a superiores son recíprocas. En otros términos, la parte q ue es los varios significados del término leyes y restringir tal enun-
superior desde un punto de vista es inferior desde otro. ciado a esa clase de objetos contenidos en el significado .más
Por ejemplo, en una medida indefinida -aLtnque limita- amplio que se le puede asignar en sentido propio.
da- el monarca es el superior de los gobernados: su poder es Ya he aludido, y a partir de ahora los describiré de un modo
generalmente suficiente para hacer cumplir su voluntad. Pero más completo, a los objetos impropiamente llamados leyes que
los gobernados, de modo colectivo o en masa, son también_ los no están dentro del ámbito de la jurisprudencia (ya se trate de
superiores del monarca, que es controlado en sus abusos de las reglas impuestas por la opinión y que mantienen una rela-
poder por el miedo a provocar su ira, y a tornar en resistencia ción de analogía próxima con las leyes propiamente dichas, o
activa el poder que late en la multitud. de leyes llamadas así por un simple uso metafórico del térmi-
Un miembro de la asamblea soberana es el superior del no). Existen otros objetos llamados leyes impropiamente (que
juez, ya que el juez está sometido al Derecho procedente de ese no son mandatos) y que, sin embargo, pueden incluirse con
cuerpo soberano. Sin embargo, en su papel de ciudadano o súb- propiedad en el ámbito de la jurisprudencia. A continuación
dito, es inferior al juez, ya que éste es ministro de la ley y está trataté de especificarlos:
armado con el poder de imponerla.
Por consiguience, resulta que el térmjno mperioridttd (como l. Los actos emitidos por el legislador que sirven para
los términos deber y sanción) está implicado en el término man- explicar el derecho positivo difícilmente pueden ser denomina-
dato. En efecto, la superioridad es el poder de hacer cumplir un dos leyes en· el significado propio del término. No producen
deseo, y tanto la manifestación o expresión de ese deseo, como ningún cambio en los deberes reales de los gobernados, sino
el poder y la intención de hacerlo cumplir son los elementos que declaran simplemente cuáles son esos deberes; son propia-
constitutivos de u1: mandato. mente actos de interpretación realizados por la autoridad legisla.-

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JOHN AUSTIN EL OBJETO DE LA Jl:IIUSPRUDENClA

riva. O si se roma prestada una expresión de los románistas, son deseo. Pero cuando falta la intención de imponer coactivamen-
actos de interpretación auténtica. ce tal deseo, su manifestación no constituye un mandato. Por
A pesar de ello, cales actos, con frecuencia, son denomina- tanto, una ley imperfecta no es propiamente una ley, sino un
dos leyes; normas o leyes declarativas. Por consiguiente, deben consejo o exhortación de un superior a sus inferiores.
ser consideradas como una excepción de la proposición «las Los juristas romanos citan ejemplos de leyes imperfectas.
leyes son una especie de mandatos,,. En Inglaterra, por el contrario, las leyes que se presentan como
En efecto, ocurre con frecuencia (como demostraré en el imperativas son siempre -creo- perfectas u obligatorias.
momento oportuno) que las leyes nominalmente declarativas Cuando el legislador inglés emite un mandato, los tribunales
son, de hecho, imperativas: ranto la incerpreración legislativa ingleses presumen, no sin razón, que exige obediencia. Y, si no
como la judicial son frecuentemente engañosas, ya que estable- existe ninguna sanción específica aneja a una ley determinada,
cen nuevo derecho bajo la apariencia de exponer el antiguo. los tribunales de justicia proveen una conforme a un principio
2. Las leyes que derogan leyes y dispensan del cumpli- general que se dé en los casos de este tipo.
miento de deberes existentes, constituyen también una excep- Las leyes imperfectas de las que estoy hablando lo son en el
ción de la tesis según la cual «las leyes son una especie de man- sentido que le daban los juristas romano_;: es decir, leyes que
datos». En la medida que eximen del cumplimiento de debe- expresan los deseos de los superiores políticos, pero que sus
res impuestos por leyes anteriores, no son mandatos, sino revo- autores, por negligencia o de manera voluntaria, no han dota-
caciones de mandatos. Autorizan o permiten a las partes a las do de sanciones. Muchos de los escritores sobre moral, o sobre
que la revocación se extiende a hace~ u omitir accos que estaba la, así llamada, ley de la nctturaleza, ban añadido un significádo
rnandMln omitir o hacer. Con relación a esto, su propósito direc- diferente al término im¡,er/ecto. Al hablar de obligaciones
to e inmediato, se denominan a menudo leyes permisivas, o con imperfectas generalmente quieren decir deberes no juddiwJ:
mayor brevedad y precisión, permiso.r. deberes impuestos por los mandatos de Dios o por la moral
En realidad, desde un punto de vista indirecto y remoto, positiva, distintos de los deberes impuestos por el derecho
las leyes permisivas son siempre, o a menudo, imperativas. positivo. Una obligación imperfecta, en el sentido usado por
Pues a quienes están dispensados de deberes se les restaura en los juristas romanos, es exactamente equivalente a la ausencia
sus libertades o derechos y los deberes que responden a sus de una obligación: porque el término imperfecto denora que el
derechos son, por consiguiente, creados o reavivados. derecho carece de las sanciones propias de las leyes jurídicas.
Pero esca es w1a cuestión que examinaré con mayor precisión Una obligación imperfecta, en el otro significado de la expre-
cuando analice las expresiones «derecho subjetivo» (legal right), sión, es una obligación moral o religiosa. El tér.rruno imperfecto
«permiso del soberano o del Estado» y «libertad civil o política». no denota que la ley que impone un deber carezca de las san-
3. Las leyes imperfectas, o las leyes de obligación imper- ciones apropiadas, sino gue no es una ley establecida por un
fecta, conscicuyen una ulterior excepción de la proposición «las superior político: que carece de esas sanciones pe1fectas, más
leyes son una especie de mandatos». fuertes y seguras, impuestas por el Estado o el soberano.
Una ley imperfecta (en el sentido usado por los juristas Creo que ahora he cepasado todas las clases de objetos a los Las leyes
romanos) es una ley sin sanciones, por lo que no es vinculante. que, impropiamente, se aplica el término de leyes. Las leyes ( «propiamence»
El ejemplo más s:mple y obvio lo constituye la ley que declara (impropiamente dichas) que acabo ele exponer son, creo, las dichas) que pueden
« parecer» no
el carácter delictivo de ciertos actos, pero sin establecer ningu- únicas leyes que, a pesar de no pertenecer a la clase de los man- lmperacivas
na pena por la comisión de acciones de esca clase. datos, sin embargo pueden incluirse propiamente dentro del
Aunque el autor de una ley i mperfecca expresa un deseo, no ámbito de la jurisprudencia. Pero aunque éstas, junto a las
manifiesta propósito alguno de forzar el cumplimiento de ese leyes impuestas por la opinión y las que lo son en sentido meta-

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JOHN AUSTIN EL OHJETO DE LAJURJSPRUDENCIA

fórico, son las únicas leyes que realmente no son mandaros, exis- rá posteriormente de manera dirnla- las normas cons11et1tdina-
ten ciertas leyes (en sentido propio) qlle pueden pc,recer no rias son una excepción del enunciado «las leyes son una especie
im perativas. En consecuencia, añadiré algunas consideraciones ele mandatos».
sobre las leyes que presentan escas características can ambiguas. Muchos de los admiradores de las normas consuecudina-
l. Se puede sostener que existen leyes que exclmivamente rias, especialmente los germanos, piensan que cales normas
crean derechos: y teniendo en cuenca q ue codo mandato impone obligan jurídicamente --con independencia del soberano o del
un deber, las leyes de esce tipo no son imperativas. Estado- porque los ciudadanos o los súbditos las observan y
Ahora bien, como ya he sugerido y después most raré con respetan. De acuerdo coo tal opinión, estas normas no serían
mayor amplitud, no existen leyes qm: exclmivamente crean dere- creadas por el soberano o el Estado, aunque podrían abolirlas a
chos. Es verdad que existen leyes que crean exclmivamente dehe- su conveniencia. De acue rdo con esca opinión, serían derecho
res: deberes que no se relacionan con derechos correlativos, y positivo (o derecho en seorido esrricto) en la medida en que
que, por tanto, poéríamos llamar absolutos. Pero coda ley que fueran impuestas por los tribunales de justicia; sin embargo,
confiera cfectivame'.lte un derecho impone, de manera expresa existirían como derecho positivo por la adopción espontánea de los
o tácita, un deber relativo, un deber correlativo con el derecho. gobernados y no por la imposición o creación de parte de los
Si especifica la respuesta que se ha de seguir en el caso de que superiores políticos. P or consiguiente, las normas consuetudi-
se infrinja el derecho, la ley impone expresamente el deber narias, consideradas corno derecho positivo, no son mandatos y,
relativo. Si no se especifica la respuesta, la ley se refiere tácita- en consecuencia, no son leyes o reglas propiamente dichas.
mente al derecho objetivo (/aw) preeKistence, y reviste al dere- Una opinión menos oscura, pero de algún modo relaciona-
cho subjetivo (right) que pretende crear de la respuesrn previs- da con la anterior, es defendida por autores que son concrarios
ta por tal derecho objetivo. Por consiguiente, coda ley que con- a la idea de las normas consuet udinarias y a codo derecho de
fiera realmente u n derecho, es imperativa: can imperativa como creación judicial o a modo de legislación judicial. Según esta
si su propósito fuera la creación de un deber, o como si el deber última opinión, codo derecho de creación judicial, o todo dere-
relativo que produce de manera inevitable fuera simplemente cho de creación judicial establecido por los jueces subordinados,
absoluto. sería una simple creación de los jueces por los que se establece
Los sign ificados del término derecho subjetivo son variados y de modo inmediato. Atribuirlo al legislador soberano, o supo-
confusos; si se coma el término en su propio significado com- ner que se pone <le maniftesco su voluntad, es una de las ficcio-
prende numerosas ideas comp lejas; por ello, la invescigación y nes más absurdas y disparatadas con la que los jurisras, de cual-
el amplio anáüsis que ·et término exige tendría que ocupar quier época o nacionalidad, han confundido y oscurecido las
m ucho más espacio del que puedo disponer en esta lección. Sin verdades más simples y evidentes.
embargo, no es necesario desarrollar aguí cal estud io. Me pro- Si refü:xionamos por un instante se observa que las dos opi-
pongo, en mis primeras lecciones, delim itar el objeto de la niones son infundadas: que el derecho consuetudinario es impe-
jurisprudencia, o distinguir las leyes establecidas por los supe- rativo, en el significado p ropio del término; y que codo el dere-
riores polfcicos de las distintas leyes, canco en sentido propio cho de creación judicial emana del soberano o del Estado.
como impropio, con las que a menudo se confunden. Y este En principio, una costumbre es una regla de conducta que
plan puede llevarse a cabo sacisfactoriameoce sin necesid ad de los gobernados observan esponcáneameore, es decir, sin necesi-
realizar una investigación m inuciosa <lel significado <lel térmi- dad de seguir una ley impuesta p or un superior político. La
no derecho s11bjetivo. costumbre se transforma en derecho positivo cuando es adop-
2 . Según una opinión a la q ue me referiré aquí de manera tada como cal por los tribunales d e justicia, y cuando las deci-
incidental -aunque la cuestión con la que se relaciona se traca- siones judiciales que la formalizan son impuestas por el poder

so 51
JOHN AUSTIN EL OBJETO DE LA JURISPRUDENCIA

del Estado. Pero antes de que sea adoptada por los tribunales y por medio de la conducta (o por cualquier otra manifestación
revestida con la sanción jurídica, es, simplemente, una regla de distinta de las palabras), el mandato es rácico.
la moral positiva: una regla generalmente observada por los Ahora bien, cuando las costumbres se transforman en reglas
ciudadanos o los súbditos, pero gue deriva la única fuerza que jurídicas por las decisiones de los jueces subordinados, las reglas
se le puede atribuir de la general desaprobación que recae sobre jurídicas originadas en las costumbres son mandatos tácitos del
quienes la transgreden. legislador soberano. El Estado, gue tiene el poder de abolirlas,
Ahora bien, cuando los jueces transforman una costumbre permite a sus funcionarios su imposición coactiva; por consi-
en una regla jurídica (así corno cuando crean una regla jurídi- guiente, manifiesta su aprobación, mediante su aceptación
ca que no depende de una costumbre), se puede decir que tal voluntaria, de que «tienen la fuerza de las leyes respecto de sus
regla es establecida por el legislador soberano. Un juez inferior gobernados» .
y subordinado es simplemente un funcionario (11únúter). La Mi intención ahora es simplemente la de probar que el
parce del poder soberano de la que dispone es simplemente derecho positivo denominado consuetudinario (y todo derecho
delegada. La fuerza jurídica de las reglas que crea se deriva de positivo creado judicialmente) es establecido por el Estado,
la autoridad atribuida por el Estado: una autoridad que el directa o indirectamente, y, por tanto, es imperativo. No quiero
Estado puede conferir expresamente, aunque suele venir confe- discutir si el derecho creado judicialmente (o mediante la
rida por simple aquiescencia. Pues como el Estado puede revo- legislación en sentido impropio) y el derecho producido por la
car las reglas que el juez crea, y sin embargo le permite su ley (o med iante la legislación en sentido propio) tienen grandes
imposición coactiva en virtud del poder de la comunidad polí- diferencias. En mis próximas lecciones analizaré tales d iferen-
tica, la voluntad soberana de «que sus reglas equivalgan a dere- cias, y por qué los jueces subordinados, que propiameme serí-
cho» se pone de manifiesto claramente por su conducta aunque an simples aplicadores del derecho, han compartido general-
no lo haga de manera expresa. mente con el soberano la facultad de crear derecho.
Los defensores del derecho consuetudinario pretenden Por consiguiente, sostengo que las únicas leyes no impera- Las leyes que no
tivas que forman parte del objeto de la íurisprudencia son las son mandatos,
engalanar a su ídolo de poderosas y enigmáticas cualidades;
enumeradas
pero para quienes perciben la d iferencia entre el derecho y la siguientes:
moralidad positiva, no hay nada misterioso en torno a ello. Las
normas consuetudinarias, consideradas como reglas de la moral 1. Leyes declarativas (declaratory) o que explican el alcance
positiva, surgen del consentimienco de los gobernados y no de del significado del derecho positivo vigente;
su imposición o establecimiento por los superiores políticos. 2. Leyes derogatorias o revocatorias del derecho positivo
Ahora bien, consideradas como reglas morales que se transfor- preexistente;
man en leyes positivas, las normas consuetudinarias son esta- 3. Leyes imperfectas o de obligación imperfecta (en el sen-
blecidas por el Estado: bien directamente, cuando las costum- tido ele la expresión usada por los juristas romanos).
bres se promulgan en sus respectivas leyes; bien de manera
indirecta, cuando son adoptadas por los tribunales. Pero el espacio ocupado por cales leyes en la ciencia jurídi-
Las opiniones de quienes rechazan el derecho de creación ca es, comparativamente, pequeño e insignificante. Por tanto,
judicial surgen de su inadecuada concepción de la naturaleza de aunque las tendré en cuenta siempre que me refiera a ellas de
los mandatos. modo directo, las ignoraré en otras ocasiones. O, en otros tér-
Como cualquier manifestación de un deseo, los mandatos minos, limitaré el término ley a las leyes imperativas, salvo en
son expresos o tácitos. Si el deseo se expresa por medio de pala- los casos en que lo extienda expresamente a las leyes que no lo
bras (escritas o habladas), el mandato es expreso; si se indica son.

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