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• Introducción
• Felicidad y libertad
Este es el marco desde el cual debe plantearse una ética para este tiempo.
Si el deber ser era el punto neurálgico de la ética en la modernidad, ¿no
debería plantearse en la posmodernidad una ética que vaya más allá del
deber? ¿Cómo se entendería esto? Se trata más bien de problematizar las
razones por una ética del deber pero no la renuncia a una ética en cuanto
tal. Lo que se deja de lado ahora son los valores absolutos pero se pugna
por valores más bien pasajeros, con aquellos que no bloqueen las
realizaciones individuales. Pero esto, insistamos, no significa una negación
de la ética sino de una en donde el deber no ponga en juego los intereses
personales. Se necesita una ética que prescriba el control del
individualismo pero que tampoco lo prohíba.
Frente a este panorama siguen siendo válida la pregunta por un deber ser
y deber hacer que cuide de todo aquello que hoy se pretende defender. Es
por eso que, hoy como siempre, se debe apelar a la conciencia y su propia
intuición para discernir en cada caso la salida ética. No se tratará de una
ética universal que se plasme en un código para todos. Como se verá en la
siguiente lectura sobre el lugar de las emociones en la moral, estas
cumplen un rol importante a la hora de la constitución de una conciencia
ética posmoderna. Sin embargo, esto trae como contrapartida la
necesidad de educar también las emociones para que la intolerancia no
gobierne la vida de las personas y terminemos construyendo muros entre
nosotros.
Un tema ineludible para una ética de los tiempos será siempre el lugar
de los “otros” en la vida de los seres humanos. Aquí, el filosofo
Emmanuel Levinas, nos da una clave ética de interpretación válida
también para hoy: no puede haber convivencia humana sin que los otros
formen parte, de alguna manera, de nuestra vida. Y sobre todo el otro
marginado. Más allá de las posturas posmodernas de indiferencia,
también se advierte, al menos por estas latitudes, que cuando hace falta
hacer un esfuerzo solidario, la ética ocupa un lugar privilegiado poniendo
las necesidades de los otros en primer lugar. Claro que estos esfuerzos
serán puntuales, pero existen. Esto también refleja la esperanza de que
hay valores universales que nunca podrán ser soslayados.
La ética es un tema que lamentablemente viene a “ponerse de moda”,
precisamente en los tiempos en que se muestra ante los ciudadanos y la
opinión pública, una flagrante contradicción ética y política entre los
intereses privados y lucrativos provenientes de los negocios y el poder
económico, y el interés general del que son principales responsables el
Estado y la Política…así con mayúsculas.
El poder económico y el poder político chocan allí donde las barreras
éticas de la sociedad se han disuelto, por falta de educación cívica y de
capacidad ciudadana para incidir en las decisiones públicas.
En América Latina, la frecuencia creciente de denuncias por casos de
corrupción en los años recientes y que involucran a empresarios y
políticos, de jueces y gobernantes, deja al descubierto una falencia ética,
un quiebre grave en el contrato social que une a ciudadanos y
gobernantes, que requiere de una reflexión descarnada y de la toma de
decisiones de medidas de política pública y de política corporativa o
empresarial de corto y mediano plazo.
Chile golpeado por el escándalo del financiamiento de empresas a
campañas políticas, y políticos acusados de hacer negocios en beneficio
propio en el curso de su gestión pública, con empresas pesqueras y desde
paraísos fiscales. Brasil golpeado por la destitución institucional de una
Presidenta en ejercicio por supuestos negocios ilícitos, pero, acusada por
políticos que ahora también comparecen ante tribunales por denuncias de
corrupción. Argentina golpeada por una campaña presidencial donde los
candidatos en competencia se lanzaban mutuas acusaciones
de
corrupción y de uso de paraísos fiscales como zonas encubiertas para
ocultar dineros y capitales.
Lo peor que podría ocurrir es la banalización de la acusación y de las
denuncias, e incluso que se instale un clima político y comunicacional de
carnicería pública, de acuchillamiento de imagen, una guerra mediática de
todos contra todos acusándose mutuamente de inmorales y de corruptos.
El libro de Zygmund Bauman, pone el acento precisamente en la
disolución de esos límites.
El índice del libro es el siguiente:
Índice
Introducción: La moralidad en las perspectivas modernas y posmodernas
1. Responsabilidad moral, reglas éticas
Incertidumbre moral
Un dilema ético
Estructura y contraestructura
El divorcio posmoderno
El espacio estético
¿Progreso moral?