Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Portada Institucional
General
Entorno Macroeconómico
Sin estas iniciativas, al día de hoy, nuestro crecimiento económico, el cual medimos a
través del PIB real, sería menor en entre un 0.5% y un 0.6%, es decir, que el crecimiento
anual de alrededor del 2%, obtenido con base en los datos publicados en los primeros
diez meses de 2017, sería de 1.5% o incluso menor.
En lo que se refiere a la inflación, tendríamos una tasa de hasta 7.5%, una cifra muy por
arriba de la actual que, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística y
Geografía (Inegi), se encuentra en 6.6%.
El mensaje es claro, todos los choques que durante los últimos años experimentó la
economía nacional hubieran tenido un efecto mucho más dañino de no haberse puesto en
marcha las reformas estructurales.
Las reformas que más impactaron en la economía
La laboral, la energética, la de telecomunicaciones, la financiera, la hacendaria, la
educativa, entre otras. Las reformas estructurales impulsadas durante los últimos seis
años han sido muchas, no obstante, son tres, principalmente, las que han generado un
efecto positivo en la economía nacional, con beneficios tangibles en diferentes variables
macroeconómicas.
En segundo sitio se encuentra la reforma energética, que tuvo un peso importante por la
reducción que provocó en el precio de los energéticos, por ejemplo, en el caso de las
tarifas eléctricas para el sector industrial, que se redujeron hasta en un 25% en tan solo
20 meses, lo que ayudó a incrementar los márgenes de los productores al reducir
considerablemente este costo.
Finalmente, está la reforma financiera, que hizo más eficiente la otorgación de crédito.
Para ejemplificar esto, es necesario tomar en cuenta que previo a la reforma, en México,
Coordinación de Ingeniería en Gestión Empresarial
Portada Institucional
General
la penetración de crédito aumentaba 0.8% por año, en promedio, mientras que desde que
esta iniciativa fue implementada, esta cifra aumentó 1.8% por año.
Sin las reformas estructurales, ese nivel mínimo de inflación no hubiera sido de 2.1%, sino
de alrededor de 3.1%, lo que nos hubiera dado, por así decirlo, un menor colchón para
resistir las presiones inflacionarias que se generaron posteriormente.