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TRABAJO PRÁCTICO FINAL.

SEMINARIO II.

POSTÍTULO EN CONTEXTO DE ENCIERRO.

PROFESORA: BALSELLS, MIRTA.

ALUMNOS:

CALVO, MARISA LORENA.

ZUCCARI, JOSÉ IGNACIO.

INSTITUTO SUPERIOR DEL PROFESORADO N°20.

JUNÍN

AÑO 2019
Problema

El deterioro de la salud en la cárcel y su influencia en el desempeño escolar.

Pregunta Problema

¿Cómo influye el encierro en el deterioro de la salud de la persona privada de la


libertad y de qué manera puede llegar a impactar este detrimento en el desempeño
escolar?

Marco Teórico

Desde que comenzamos nuestra labor en contextos de encierro notamos que las
condiciones edilicias de la cárcel distan mucho de ese ideal que pregona la vertiente
de la reinserción social, y se invierte lo prescripto en el artículo 18 de la Constitución
nacional, “las cárceles serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los
reos detenidos en ellas”. Dejando esto en claro notamos que la salud de los internos
se ve perjudicada por las características del encierro. Aclaramos que partimos de una
noción integral de salud; esto significa reconocer no solo los efectos somáticos, es
decir, las enfermedades, sino también tener en cuenta otros aspectos, relacionados
con el ambiente. La OMS, hace ya 50 años, definió a la salud como “Un estado de
completo bienestar físico, mental y social, además de la ausencia de enfermedad”,
este fue el punto de partida de esta nueva concepción que considera a esta desde una
visión positiva. Sin embargo esta definición es incompleta, ya que como afirma
Valverde Molina “Es preciso incorporar los aspectos socioeconómicos de la historia de
la vida de la persona, el lugar en el que nace y se socializa, que posibilita o dificulta su
formación y su maduración y por consiguiente, su proyecto de futuro” (Valverde
Molina, 2011:13). Esto quiere decir que el contexto influye enormemente en la salud, y
ésta, es seriamente deficitaria en las cárceles, donde los individuos están hacinados,
frecuentemente lejos de sus seres queridos y sin contacto real con el exterior. Para
finalizar nos quedan las palabras de la OMS en Ottawa, Canadá, “Las condiciones y
requisitos para la salud son: la paz, la educación, la vivienda, la alimentación, la renta,
un ecosistema estable, la justicia social y la equidad. Cualquier mejora de la salud
deberá basarse necesariamente en estos prerrequisitos”; claro está que la cárcel es
insalubre y poco de ello parece poder cambiar en el corto plazo.

Ahora bien, respecto al desempeño escolar encontramos varias definiciones; la


mayoría haciendo referencia a las calificaciones o la variable inteligencia, pero en este
trabajo esos ítem no serían de interés, por lo que, la definición que se nos hace más
aceptable es la esbozada por Edel “El rendimiento escolar es un nivel de
conocimientos demostrado en un área o materia, comparado con la norma de edad o
nivel académico” (Edel, 2003:3). Si bien, el concepto así redactado parece asemejar a
la idea de la preponderancia de la inteligencia, el autor reconoce a tres factores como
los más importantes para determinar el rendimiento escolar: la motivación escolar, el
autocontrol y las habilidades sociales. La motivación escolar es un proceso general por
el cual se inicia y dirige una conducta hacia el logro de una meta. Este proceso
involucra variables tanto cognitivas como afectivas: cognitivas, en cuanto a habilidades
de pensamiento y conductas instrumentales para alcanzar las metas propuestas;
afectivas, en tanto comprende elementos como la autovaloración, la autoestima. En
contextos de encierro surge la variable “beneficio”, que a primera vista, parece ser la
mayor motivación a la hora de tener un buen rendimiento. De acuerdo con Edel, si el
éxito o fracaso se atribuye a factores internos, el éxito provoca orgullo, aumento de la
autoestima y expectativas optimistas sobre el futuro. Si las causas del éxito o fracaso
son vistas como externas, la persona se sentirá afortunada por su buena suerte
cuando tenga éxito y amargada por su destino cruel cuando fracase. En este último
caso, el individuo no asume el control o la participación en los resultados de su tarea y
cree que es la suerte la que determina lo que sucede, “La inteligencia emocional es
una forma de interactuar con el mundo que tiene muy en cuenta los sentimientos, y
engloba habilidades tales como el control de impulsos, la autoconciencia, la
motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía, la agilidad mental, etc. …”.
(Edel, 2003:10) Qué decir del autocontrol, dentro de una institución que ejerce un
tremendo control sobre el cuerpo; intentar discernir ese interrogante es sin duda un
gran reto. El último punto, el de las habilidades sociales, tiene que ver con las
estrategias para adaptarse a una institución como es la escuela y sus normas, que
difieren claramente de las familiares o de la “calle”, como así también, de las que
predominan en la cárcel. Son muy necesarias, brindan al alumno la oportunidad de
adquirir técnicas, conocimientos, actitudes y hábitos que promuevan el máximo
aprovechamiento de sus capacidades y contribuyen a neutralizar los efectos nocivos
de un ambiente familiar y social desfavorables. La experiencia nos permite adelantar
que estos tres factores son deficitarios en la población carcelaria que concurre a la
escuela, pero es nuestra intención conocer qué opinan ellos sobre eso.
Metodología:

Este trabajo tiene una índole descriptiva, se basa en el análisis de entrevistas a


personas privadas de la libertad, entrevistas del tipo informal o etnográficas, por ello se
ha privilegiado el cara a cara con el entrevistado y las preguntas abiertas.

Las personas privadas de la libertad que participan en este trabajo están detenidas en
las distintas unidades penitenciarias de la ciudad de Junín y son alumnos de las
distintas sedes del CENS ° 453. Se privilegia el anonimato por lo tanto no serán
reseñados los nombres de los mismos, siendo un total de 25 los participantes, que
representan un pequeño porcentaje del total de la matrícula escolar.

Análisis de las entrevistas:

Las entrevistas se realizaron a alumnos del CENS N° 453 en junio de 2019, los
entrevistados fueron 25, de las tres unidades donde acciona la escuela, las UP 13 y 16
y la Alcaidía 49; y se les pidió que hablaran de lo que significaba la escuela para ellos,
como consideraban que rendían en ella, de los efectos del encierro en su salud y si
notaban que esos efectos eran perjudiciales en su rendimiento escolar. Respecto al
primer ítem las respuestas fueron variables; todos hicieron referencia a los
“beneficios”, en general a aquel que por cada año de escuela le disminuyen 3 meses
de sentencia, como el principal aliciente para concurrir a la misma, “Vengo a la
escuela para conseguir un beneficio para mi libertad” (Luis, 35), “Si no hubiera un
beneficio, pocos vendrían acá” (Fabián, 33). También hubo quien habló sobre la
importancia de la escuela para ser alguien y tener un futuro. “Primeramente por el
beneficio de poder volver con mi familia y segundo para poder desarrollarme” (Beto,
55), “…en la calle no conseguís trabajo si no tenes el secundario” (Diego, 30), “…
poder ser alguien en la vida con un título” (Christian, 32); también se destacaron
características de las escuela que la diferencian la cárcel, “Acá me escuchan, me
dejan opinar” (Daniel, 35), “Los profesores tratan al preso como si fuera una persona
normal (sic)”, “Es un lugar donde hay libertad” (Diego, 30), se aprecia esa supuesta
apertura a la palabra de la escuela, en un sitio donde predomina la represión a la
misma. Otro tema que salió a la luz fue el poder emancipador de la educación “…
vengo a aprender”, “El motivo fue despejar mi mente y repasar lo aprendido” (Ricardo,
54) “Me acerqué a la escuela porque me parece un muy buen medio de esparcimiento
para salir de la rutina de vivir amontonado en una celda y tratar de lograr algo bueno,
a pesar de lo malo que me tocó vivir, la escuela nos permite aprender y nos hace
sentir que a pesar de las circunstancias podemos salir adelante para lograr nuestras
metas” (Jorge, 43). Incluso surgió la idea de terminar la escuela como deuda
pendiente, varios hicieron referencia a que afuera no habían podido tener acceso a la
educación formal y ven en la quietud de la cárcel la posibilidad de cumplir ese
pendiente. Es notable también la visión del mayor de los entrevistados (Luis de 61
años) “Yo no sé si me va a servir lo que aprendo acá, pero me siento bien viniendo a
clase, siento que hago algo”. Impactante fue la declaración de un alumno quien dijo
"Yo no pedí nada y me trajeron acá, a las casas (régimen abierto de la UP16). Fue ahí
que entendí que si me daban esa posibilidad sin pensarlo (por la extensión de su
condena; 19 años, le restan) por qué no estudiar la Secundaria. Me habían dado una
oportunidad.” (Daniel, 35)

En cuanto a los efectos del encierro, la mayoría de los entrevistados dice sufrir las
consecuencias del mismo, “La vida en contextos de encierro de por sí ya es insalubre,
ya sea por el espacio reducido o por las condiciones en las cuales nos encontramos”
(Jorge, 43) se nos dijo que “…desde que estoy acá adentro, me engripé varias veces”
(Luis, 35), “…bajé mucho de peso, por la mala alimentación y porque se me cerró el
estómago cuando entre acá adentro” (Gerardo, 37) “las cucarachas y las chinches
abundan y traen enfermedades” (Jorge, 29), “la cárcel da tristeza y si no haces algo te
podes deprimir” (Omar, 60), “Cada vez que nos enfermamos lo único que nos dan es
Ibuprofeno” , “Muchas veces pasa que hay gente enferma en el pabellón y ahí todos
nos preocupamos, porque seguro vamos a caer todos en lo mismo” (Ricardo, 54), y
varios comentarios más de esa índole. Claro que también se hizo referencia al factor
psicológico, “…psicológicamente fue todo un trauma el adaptarme, me descompuse
varias veces del estómago y bajé de peso “(Fernando, 26) “El encierro me provocó
mucho daño psicológico” (Gerardo, 37), “…en un año y tres meses baje 14 kilos y no
me siento muy bien mentalmente, necesito mantenerme ocupado para no pensar
tanto” (Brian, 24), “uno piensa mucho en las personas que ama y que no las ve y eso
hace mal” (Beto, 55).

Respecto a su rendimiento escolar, la mayoría tiende a afirmar que es bueno,


haciendo referencia a que vienen con ganas y entusiasmo, además de que aprenden
cosas que desconocían, " Me costó venir a la escuela pero ahora lo hago todos los
días. Noto que he mejorado mi manera de comunicarme y voy bastante bien con la
escritura” (Justino, 26); en parte esta afirmación resume todas las otras “Estoy
conforme con mi rendimiento, le pongo ganas y voluntad y estoy aprendiendo
bastante, dentro de la situación que me toca vivir está bien, creo que en otra
circunstancia tendría un mejor rendimiento” (Luis, 61). Los pocos que manifestaron
estar inconformes también hicieron alusión a las circunstancias, afirmando que podrían
rendir más en otro ámbito “No estoy conforme, porque sé que puedo dar más de lo
que doy, pero las circunstancias en las que me encuentro hoy en día son
complicadas…” (Jorge, 29)

En cuanto al último punto, quizás el más relevante para nuestro trabajo, fue general el
reconocimiento de que las condiciones del encierro influyen en el rendimiento escolar.
Entre los comentarios más destacados aparecen estos, “Claro que las condiciones
influyen en mi rendimiento, por todo lo que significa el encierro y a las diferencias en la
convivencia diaria con personas que no tienen los mismos objetivos que yo” (Jorge,
43), “Nos turnamos para comer porque tenemos 6 sillas y somos el doble; tenemos un
solo baño; imaginate para estudiar: uno está con música, el otro con la televisión, con
los celulares, que whatsap de acá que whatsap de allá; ruidos y más ruidos. A lo
sumo, algún trabajo práctico pero tengo que encontrar el espacio y el momento”
(Daniel, 38), “…no tengo un lugar dentro de la celda que me permita un momento de
privacidad para leer o estudiar debido a la cantidad de internos que hay” (Roberto, 29),
“un poco si, por la falta de comodidad para hacer las tareas en la celda, por los ruidos
producidos por los compañeros en un espacio tan reducido” (Luis, 61), “…en la celda
donde vivo yo, la mayor parte del día se escucha música fuerte, somos trece personas
conviviendo en un lugar para cuatro; por eso aprovecho al máximo el tiempo en el
colegio. Estaría bueno que tengan en cuenta al que estudia y den un poco más de
tranquilidad o un pabellón para los que estudian o trabajan” (Brian, 26). “Es imposible
estar tranquilo, mucho ruido y olores, la sensación de que algo malo va a pasar, la
angustia del recuerdo de los seres queridos, el encierro te arranca todo, la vida se
hace difícil, porque la mayoría de los que están acá no hacen conducta y yo necesito
hacerla para ganar la calle y volver a estar bien”. (Juan, 23).
Conclusión:

Partiendo desde esa definición integral de la salud que le atribuye importancia no solo
a la ausencia de enfermedad sino a un contexto agradable para desarrollarse la cárcel
es uno de los lugares más insalubres para habitar. De la investigación realizada
podemos extraer las siguientes conclusiones; paradójicamente en el recorrido vital de
las personas que están encerradas en la cárcel, este es el único momento de sus
vidas donde tienen la posibilidad real de completar la educación formal; lo cual
también implica que en el exterior esa posibilidad por un pluralidad de razones se ha
visto impedida, sin embargo no es motivo de este trabajo profundizar sobre ello, por lo
cual lo planteamos como un interrogante, que si bien sabemos es abordado por
diversos organismos, es imperiosa una intervención adecuada del Estado que
modifique esa realidad. Ellos se acercan a la cárcel atraídos por la existencia de un
beneficio, esto es una reducción de la condena por cada año de escolaridad finalizado,
o también por la posibilidad de salir de las celdas y del encierro, yendo a un sitio
donde su voz y su presencia tienen un valor; luego de ese impulso inicial afirman
sentirse bien en la escuela, incluso que aprenden (lo cual obviamente es muy
importante porque creemos que ese es el objetivo principal de toda institución
educativa) y les sirve para su futuro. Aquí es necesario destacar como se empapan de
ese ideal de la educación formal como la única herramienta para ser “alguien en la
vida”, que quizás merecería un trabajo aparte, abordado desde otra mirada para
dilucidar el porqué de semejante sentencia.

Respecto a los efectos del encierro en la salud, la mayoría afirma que son negativos,
hubo quienes hicieron alusión a efectos somáticos, como adelgazamiento,
enfermedades estomacales o renales, enfermedades preexistentes que no reciben
tratamiento adecuado y se ven potenciadas, enfermedades transmitidas por plagas,
etc. también un gran número de entrevistados reconoció padecer graves daños
psicológicos o traumas desde que están encerrados, ya sea por extrañar a sus
familias, por convivir con gente indeseable o por la misma adaptación al contexto de
encierro. Los pocos que dijeron no sufrir el encierro se debió a características
particulares de su personalidad, aunque por momentos dejaban traslucir que era más
un mecanismo de defensa que una realidad.

En cuanto al rendimiento escolar, fue muy interesante comprobar que una amplia
mayoría está conforme con el mismo, y aquí la explicación siempre apuntaba a que
hacían lo mejor de acuerdo a sus posibilidades, aun en la charla extendida eran
conscientes de que hacían su mejor esfuerzo y eso es valorado. Y esto se enlaza con
el último interrogante, el de la relación entre el deterioro de la salud por las
condiciones del encierro y el rendimiento escolar, fue casi unánime el reconocimiento
de que las condiciones insalubres dentro de la cárcel perjudican a quien pretende
estudiar, y esto se manifiesta no solo por la ausencia de los alumnos un par de días
por estar postrados por una enfermedad, sino también por las condiciones de
habitabilidad dentro de ella, olores nauseabundos, ruidos, música a volumen alto,
posibilidad de peleas, convivencia con personas diferentes, un sinnúmero de
situaciones que conforman un ambiente tóxico y perjudicial para ese ideal de salud. Y
es en ese sentido que se entiende el conformismo antes aludido, en un contexto
altamente nocivo aprobar una materia debe sentirse como un logro impresionante. Es
importante señalar que en el transcurso de las entrevistas se nos dio a pensar en la
gran deserción que hay luego de primer año, quizás intentar encontrar la relación entre
las condiciones insalubres de la cárcel y esta, se pueda lograr una intervención que
contribuya a solucionar ese problema. Para finalizar dejamos como reflexión que la
cárcel como castigo no sirve, quien pase por ella verá su vida marcada para siempre y
sus posibilidades de reintegrarse en la sociedad se irán desvaneciendo, es necesario
repensar la institución, modificar estas características, sino solamente reproduciremos
un circuito infinito de salida y reincidencia, y toda nuestra labor educativa habrá sido
en vano.
Bibliografía:

 Edel Navarro, Rubén (2003) “El rendimiento académico: concepto,


investigación y desarrollo” REICE. Revista Iberoamericana sobre Calidad,
Eficacia y Cambio en Educación, vol. 1, núm. 2. Madrid.
 Guber, Rosana (2001) “La etnografía. Método, campo y reflexividad”. Capítulo
4. Editorial Norma. Bogotá.
 Valverde Molina, Jesús (1991), “La cárcel y sus consecuencias. La intervención
sobre la conducta desadaptada”. Editorial Popular. Madrid.
 Valverde Molina y otros (2011) “Educación y salud: algunas reflexiones sobre
las consecuencias del encierro.” Buenos Aires: Ministerio de Educación de la
Nación.

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