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La Construccion de La Masculinidad y La Triada de La Violencia Masculina - Kaufman-2 PDF
La Construccion de La Masculinidad y La Triada de La Violencia Masculina - Kaufman-2 PDF
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HOM BRES, placer, poder y cambio
nu manos.
. HüfSfifj J.ta.'ojse, E/uS ar.d Ci'/i.!i23!Íon (Scslcn: Bduícfi ?;5ss, 1975; Naw
YoíV; Vifl’BíO. Í5S2}; OsU Ho.'cwifi, fisp ia ssio n (Tcfo.ita; Ufiívejsiíy of
Tcfcr.la Prass, K7T)
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M khc-¿¡ Kxufrrart
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HCML5RES, placer, poder y cam bio
03
MichAÉí /Cííurrrrárí
2-4
■:¿ri ■.
El Contexto Social
Cada acto de violencia aparentemente individual se
enmarca en un contexto social. Esto no significa que no
existan actos de violencia patológicos, pero aun en ese
caso el “lenguaje* de la acción violenta, ia manera cómo
se manifiesta ia violencia, es comprensible sólo dentro de
una cierta experiencia social. Nos interesamos aquí en
ias manifestaciones de violencia aceptadas ccmo dentro
es !o normal, aunque sean censurables: pelea, guerra,
5. Suscn Srowmrülor, Ajelosr Ctir Will: Man, Y/omon and Rapo (Naw YcrX:
Banlíirt Socks, 1376) 5
7. A lca Eehuls, ‘ ~h 0 New Fsml.-iis.Ti el Yin Ysn^’ , 3 r¡ Ann S ji í ü * c i aJ,,
eds.. Popero c i Cosita (New York: Monüily Reviev* Prass, 1&83) -103— 59; y
Alies echáis, *Tho Taming el the Id; Fercinist Sexual Poliücs, 1360— 83*, en
Corel Vanea, ed.. P 'o a su o and Dsngc-r [tendeo: Rcu'Jtxlgo and Xegan Paü,
1384), £0— 72. Ambos artículos sen esencialmente ¡guajes.
- Ai ichsel K j tifria n
j, C. IV.naíd, 77.--J City c/.'.fan [Na-.v Ycr*: ScüifiW, 10SU¡, 40, Cilicio en M. O,
o ;;> r., Lito .Jj .í ./ís ; P a i .m -iM-ccíeicA-n: Vf'si.eyan L 'n ivtriils Ptsss. 19511,
sea,
11. S-:a 23 al ar.ioqua de, -er ejenulo, Suaar.r-b Siainmetí. Segvn Sí-ainmeCí
:4 .Tiaerifilvol sccid •; íes ccncicicncs ootnírnioaí ¡tío s carro ia pebíeía, al
sc5airp.ee. la vivienda inacccvada y ¡a «jíor.;'cacica y £cop;aci¿n da la
•-í nTí'4) ca-sucsn a arr rJlc cercarte;-.) da Oí[rn:ir¡a& y a ora icleranca -i 13
qr.a a ve,' llevan a ia ngnsi,;n on la lam.iij. Véasa su C yco s/
Zmíiw (f'4,v Y” 1:: P.'T.*™r. :377;, 00.
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iVí ícit¿;r<d X d ü fm sn
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HOMÓIÍES, placar, p e d e r y cam bio
12, Jcsopíi Conrad, LcfdJim (Naw York: Sar.Uun Ecoks, 1931). 143. Publicado
cricínaJrr.erLtacn 1C-CO.
13, Víase] por ejemplo, si ir.ieresania libro ce .VI¡chela Sarralt, V /oirtsn's
Cppressicn Ta¿a/(Lcndcn: Vsrsc/rfew Laít Socks, 1SSO), 1¡0—,0. CS'0—1.
;-l. Jcssica S-jr;gm'r>. 'Aulhchí/ end thfl Farnü/ .SevisiHí!; ; í . A V/crd Wllhcui
Fplíiers?*, NevfGsrmsn Cíisqua (Wlnlcr 1970J, 05.
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HOMGRÉS, placer, poder y cambio
que generan y a su vez son fomentadas por esta vistas como ia personificación de la naluraleza. “Cra
. violencia, Esíps estructuras se reiíc-ren tanto a nuestras aliada, ora enemiga, la mujer se muestra como el oscuro
relaciones sociales como nuestra interacción con el me caos de donde emana la vida, como la vida misma, como
dio ambiente natural. La relación entre estes dos niveles e! más allá hacia donde esta tiende."'7 La violencia contra
t es, obviamente, en extremo compleja. Parece ser que la la naturaleza al igual que ia violencia contra la mujer,
i
-it violencia contra la naturaleza; es decir, el infructuoso y contra otros hombres y contra sí mismo se relaciona, en
i desastroso empeño en dominarla y conquistarla, está parte, con lo que Sidney Jourard llama los aspectos
i íntimamente relacionado con la dominación entre seres letales de la mascuiinidad,1*
t
humanos. Algunas de estas relaciones son bastante
obvias. Viene a ¡a mente el arrasamiento del planeta por
La R eproducción Individual de la Dominación
afán de lucro en las sociedades capitalistas, sociedades M asculina . ;
que se caracterizan por ei dominio de una ciase sobre ■ . - s
31
Al/c^-'ai Kauftriatt
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H O M BRES, placer, podar y cam bio
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HOMBRES, placer, poder y cambio
24. Sign’ L¡nU Fraud. Civilizado/] srd !:s DiscvMenlí ¡Nyw YojX: ’iV. W, NotTo íi ,
1552), 70,72.
25. G a /!j F.'jfciíi, ‘ T w TriVl:; in Tremen: ííolas en ISe 'P ojUc.i I tc c ic m /' oí
3 e * \ un Rtfyr a R R.oiíer, e-d.. Tc#a.'d sn Antiircpok;$y cí trysmiíriNsw Ver?.:
Mcnmly R-yvi-aw Press. 1975), 157—210.
HOMBRES, placer, poder y carr,bio
E! niño no está simplemente aprendiendo un roi de trabajo. Durante la adolescencia el dolor y el temor que
género sino que se está ccnvirtiendo en parte de ese Implican !a represión de la "femineidad" y pasividad^
, empiezan a hacerse evidentes. La mayoría de los
género. ledo su ser, en mayor o menor grado y ai precio
de un mayor o menor conflicto, será masculino. Ken
Kesey expresa esto magníficamente en su descripción de
Í hombres responden a este dolor interior reforzando les .
bastiones de la mascuünidad. El dolor emocional que'
Hank, un personaje principal en SGMETiMES A GREA7 ■ genera una mascuünidad obsesiva se reprime mediante .
NOTION: "¿costaba un esfuerzo tan grande el simple un refuerzo de la mascuünidad misma.
caminar o estaba Hank haciendo alardes de su
La familia, la escuela, los deportes, los amigos, la
desarrollo masculino? Cada movimiento era una
iglesia, los clubes, los niños exploradores, los empleos y
agresión abierta contra el propio aire que Hank
los medios de comunicación juegan un papel en la lucha
que sostiene el adolescente por dar los últimos toques a
su masculinldad. Las expresiones de peder masculino
El Refuerzo da la Masculinldad serán radicalmente diferentes según la clase social. El
La masculinldad se arraiga inconscientemente antes jadolescente 'de|[clase~7nedi^ con un futuro profesional o
de los seis años, se refuerza durante e! desarrollo del Ids nego.cios, expresará su poder personal y social a,
niño y estalla indudablemente en la adolescencia. El } través ds un dominio directo sobre el mundo. .
comentarlo de Beauvoir referente a que en las niñas "con El trabajo absesivo o al menos la apreciación da su
!a pubertad, no sólo se aproxima el futuro, sino que se valía de acuerdo ai nivel social y ?l dinero puede bien ser
establece en sus cuerpos y asume la más concreta el resultado. Las fantasías de poder a menudo se
realidad”17 se aplica Igualmente a los niños. 1 expresan en términos de jama y éxito.
La masculinldad se define de manera precisa, Para un muchacho de/ciase obreralel camino hacia eí
especialmente durante la adolescencia del individuo. La I mundo de los negocios, la política, las profesiones y la
norma masculina tiene matices y peculiaridades I riqueza está prácticamente cerrado. Per !o tanto, su pocer^
particulares que dependen de factores de clase, , masculino a menudo se manifiesta como machisirng
nacionalidad, raza, religión y stnicidad y que, dentro de : obrero y el peder de dominación se expresa en forma
cada grupo, se manifiestan de manera singular. La !l' r !cn directa. La dominación de ios factores de
importancia de ‘a adolescencia radica en el hecho de " í :k - oreducción o ds oírs psrscr 3 h rj m e ro s
que es durante esta cus el cuerpo sufre un nuevo alardes y poder musco i ar. u¡ W lilis, en un excelente
despertar, que finalmente tiene lugar ¡a tan esperada análisis del desarrollo de la identidad cerera del hombre
entrada a !a adultez y que ía cultura hace las últimas blanco en Inglaterra, demuestra que la adquisición de
preparaciones socioeducativas para la vida acuita de una positiva identificación ce clase está directamente
relacionada con e! desarrollo de una Identidad de género
"3 . Ken Kasay, S e rrin o s a C tos! ,'icbon (Mew Yí .-x : 3ar.:am. 1S65). 115. particular. Aunque estigmatizado por la sociedad en
(s 3i!f3 n3 íji5 n!6 vitífiü s le* Alemana '2 ciíirrtiacicn d«3 S jn A^usiin, ceda general, el Irahnvo _ íísico_ se coayj -j / m m
rsscifíiccn ;t?:ci »?*pacana.* or. fíorc/viLi, -p. -v», 2!.
2?. ü'.¿ üvLir, cp. ót,
serscmücacicn cei poder masculino. “Ei trabajo físico se
un
Midtael Kaufmsn
La Fragilidad de la Masculínidad
La masculínidad es ,_pgdgr1_pgj;Q__ es también
terriblemente frágil porque, contrario a ¡o que hemos sido
t inducidos a creer, no existe Sorna una realidad biológica
i que llevan les hombres dentro dé sf. La mascylintdad
r é:dsTe^orno~iclioíoqía, como conducta. ce diíícad a; ex isfe
¡ en el marco de relaciones "de género*. Pare en definitiva,
no es más que una institución social con una relación
' insustancial con la hombría y el sexo biológico, sus
supuestos sinónimos. El niño no sabe diferenciar ende
sexo y género, y para él ser hombre es ser lo que él
percibe como masculino. Eí niño es el futuro hombre. No
ser masculino es.carecer de sexo, es ser "castrado*.
La tensión entre la hombría y la masculínidad es
¿3. Paul yriltis, Lo3m¡r,y !o L jíx -r ( '!z x York: Col'j.-ribia LTniversi:/ Press, 1031).
150. Víass ramsS.t e¡ articulo es Slaji G.-ay an asís Ycúurr,sn.
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Aí iek ¿i¿i K jufrrtH n
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¡rígida contra la mujer y contra la mujer como esposa".”
La familia constituye un- campo para la expresión de
necesidades y emociones consideradas ¡legítimas en
cualquier otra parte;33 es uno de los lugares en donde el
33. Veg Luxrsn, Moro ihan a Labcur o l Leva ¡Tcronto: V/crnen's Press,
is¿o), ;s.
34, .Margare! M, Killcran, *Tha Saiiod of Si!*; o ce ereaXirg. Tcwerd a Mstaiiecry
o í’.Vifa Atuso (M. A. t.esis, McMaster Urivarsir/, 1S8I), 1¿8.
55. SaíTa:! y I.ldíUcsil. c ;j- e '-, P- 23.
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A fícJuíí K ittjm sn
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HOMBRES, placer, poder y cambio
OS. Esta hache fus ser'.ásdo en 1072 per I. F. S'.or.a an un articule sobre la
guerra de Vietnam, E.i una conferencia sobra al éscalamianto c-a los
be roboróse s en s! Ncda, si funcionado col Pentágono describió la estrategia
¿a los Estafes Unidos como tíos muchachos peleando: "si un muchacho
liara al otro amarrado por el brazo sn una lerna, es probable qua pueda
hacerte decir Yna rindo' si aumenta la presión de la toma mediante
sacudidas bruscas y calorosas y si índica claramente que está dispuesto a
romperle ci braco.' (Wachismo :n Washington', reimpreso en PlocX y
Sscvyer, o p .'c it, Aunque las mu-ares sen tsfnbión víctimas do la guerra,
incluyo la guerra en la enlajada de violencia contra hombres perqué me
refiero a la cacos!idetd da asta.
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HOMBRES, p ia íc r, p eder y.cam b io
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H O M BRES, piscar, pod er y cam bio
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M icha t i K a ú /n a n
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Miehml Kiufmán
■45. E^ rn s n u e l fis y fia u d , Hcly Virílíty, arad, R o s Schw arti (Lcftdo o: Fluía Press,
IS&j, -H—2.
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H CMC RES, placer, p e d e r/c a m b io
•'5. Gabriel García Márquez, Auiurr.noi tha Patriazch. izad, Qregory P.abassa
(Harmcrdi.i.orCi: Pergj'n, 1372), 111. Publicado crgir.alír.aa!^ «r> 13G7.
57
M¡sha¿} Kauftnan
47, Sarretí, op. cit., págs, 2S4—5. Wiliís opina Su manera similar en su
cSsousión sobra íri desarrolla de h dase obrera masculina. Según esta, el
patriarcado ‘coniribú/a a crear las verdaderas condiciones humanas y
c u tra le s que de bocho pormüen quo ios roles subordinados se adoptan
■lisn:mensa' dentro da ?a democracia liberal. (Wiilis. co. d i, 5Si), Pero, a se
vez. asta refuerza las trabas aJ cambio, al mantener Uia división dentro ce ia
dase obrara. Como sariala un articulo en SIubví de principios da ta década
da 1970, la tendencia cus tersan les obreros do considerarse hombres (os
decir, poderosos) más que obreros (es decir, miembros da una clase
oprimida), promueva un falso sentido de privilegio y poder y una
kientilrcadón cdn e¡ mundo da los hombres, incluido ei palrón.' Shfsw 3 No.
5 (Junio de ÍS71): 1— 2. citado por Shaiia ñowbotham, W om on's
Q ¿p:c,bu ¿r.sss, M sn's VVfeiyf.HarmondsvYcríi: Per.guin, 1973.
HOM¡3R£5, phCL'r, peder y cambio
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Michutl Kaufrr.an
■43. Pera una d s c U íiin Ce sociedades sin represan eicadente, p a rtio jarmenia
sn el so mido tío. ser complementa al ceneeptó marxiste tía comunismo,
vóasa Ha'cwte, o?. cit,, sspeoaitr.isr.ts el capitulo 7 y también Marcóte, cp.
d i, especialmente jos cap illos 7, 10 y I !.
HCíriDRES, piscar, poder y cambio
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M¡chá¿¡ K-¿r4fnu£¿i
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HOMBRES, placer, poder y cambio
CE
Mich a i Xaufnum
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