L.A. Ética para Una Vida Sostenible Fallas PDF

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Luis Alberto Fallas López

La evQv\iía como correlato


de una vida ética sostenible
dvTL ópyrjc. LTw Sé veXwç ¿TTrjeL (D-K 66A2I)(1)

Abstract. A conceptual revision of euthy- la que se manifiesta en los medios más influ-
mia -cheerfulness- in fragments of Democritus, yentes en los niveles académicos, distan de ser
is one of the fundamental ethical elements of ejemplares para su problematización filosófica
this philosopher and additionally is a significant estricta, en la medida en que se tiende de mane-
contribution for the understanding of moral life ra especial a un pragmatismo ecléctico que de
in general. Its' emphasis is placed on fragment novedoso parece tener muy poco; y quizás lo
174 the author offers, wherein he asserts that más interesante que presenta es la visibilización
the cheerfulness leads to a more consistent way de nuevos problemas y nuevas exigencias. En
human beings act in accordance with individual algunos ámbitos, como el de la bioética, donde
and social duties. acaso se circula a una velocidad más vertiginosa
y temeraria de lo soportable, impera un norma-
Key Words: ethics, Democritus, hedonism, tivismo, acaso por influjo de actores que llegan
eudamonism. por segundas nupcias a la disciplina, o porque
algunos de ellos mantienen un concubinato que
Resumen. Se hace una revisión conceptual no dista de ser incómodo para las partes que allí
de la eutimia -buen ánimo- en los fragmentos se ven involucradas. Por supuesto, cuando cues-
de Demócrito, con la idea de mostrarla primero tionamos la validación de los que en el momento
como uno de los elementos éticos fundamen- presente se constituyen posiblemente como los
tales de este filósofo, pero además como un más importantes definidores de nuestras polí-
aporte significativo para la comprensión de la ticas morales, los comités éticos que tienen
vida moral en general. Se pone énfasis en los en sus manos la regulación de las actividades
alcances que ofrece el fragmento 174 del autor, humanas más delicadas, básicamente nos limi-
donde se consigna que el buen ánimo conduce tamos a exigir que la interdisciplinariedad sea
de manera más consistente a los seres humanos la tónica de su constitución y que las voces más
a actuar en correspondencia con sus deberes técnicas sean siempre escuchadas, junto con las
de otros representantes de la comunidad civil -a
tanto individuales como sociales.
este propósito, es esperable que quienes rondan
los espacios filosóficos se sientan obligados a
Palabras clave: ética, Demócrito, hedonis-
incorporarse a estas instancias, no solo porque
mo, eudaimonismo.
esos ámbitos constituyen un medio idóneo para
la tematización filosófica, sino también porque
resultan un verdadero alimento fenoménico para
Las condiciones de desarrollo de la ética
la degustación hermenéutica-. No obstante, con
contemporánea, si es que podemos referirnos a

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esto parecemos vivir solamente respondiendo al por ofrecer una imagen muy parcializada, que
día a día, encontrando e interpretando nuevos pone todo el peso en sus doctrinas físicas y
acontecimientos y de alguna manera regulándo- psicológicas, y prácticamente deja de lado sus
los, aunque sea desde la parcialidad. observaciones sobre la cuestión moral, e incluso
En este breve trabajo hemos querido salir de la política, siendo curiosamente estas últimas las
esta tónica descriptivo-prescriptiva que parece que más referencias antiguas nos legó la tradición
imperar, para pensar en la cuestión de los funda- -obviamente gracias a la intermediación de otros
mentos, y más específicamente en las condiciones intereses filosóficos-.
que se esperan para los sujetos morales. Quisié- De cualquier manera, el Demócrito ético nos
ramos preguntarnos por las calidades óptimas puede llamar la atención por diversas razones:
para que una persona pueda mantener una ecua- primero, para evaluar el acceso a la cuestión
nimidad ética, esto es, alcanzar una suerte de de la moralidad desde un modelo mecanicista;
ética sostenible, sobre todo desde la perspectiva segundo, para conocer los posibles antecedentes
de la práctica. Esta cuestión en la historia de la del "pragmatismo" protagórico, si es que se puede
filosofía ha tenido muchas respuestas, casi tantas
efectivamente creer en las relaciones entre los
como los modos de pensar: por ejemplo, más de
más importantes filósofos de Abdera del s. V; ter-
uno llegará a sostener que es necesario crear sen-
cero, por ser el autor "presoerático"(2) con mayor
timientos morales que correspondan a nuestras
volumen de textos morales a estudiar; cuarto,
potenciales situaciones personales, o más bien
por ofrecer la primera "psicología moral" de la
una racionalidad bien fundada, o una voluntad
que tenemos noticia;(3) quinto, por constituir
arraigada en el sentido del deber, o una acaso una
un antecedente significativo del eudaimonismo,
inteligencia dispuesta a no dejarse vencer por la
pese a no ser reconocido por Aristóteles; y sexto,
pasión, o un sistema de estricto seguimiento nor-
por cuanto su planteamiento puede acercarse al
mativo, etc. Decía un articulista en un periódico
utilitarismo, doctrina que sigue hoy en boga en
nacional costarricense que por esta variabilidad
y "falta de arraigo en las condiciones empíricas", muchos medios ético-políticos. En este trabajo
la filosofía, aunque parezca interesante, resulta son estos últimos tres considerandos los que
ser un camino insulso o más bien vacuo. Así, privan sobre los demás, en particular porque cree-
permítanme, acaso en honor a este cruento juicio, mos posible poner algunos límites a las visiones
sumar un aporte aparentemente poco exitoso en contemporáneas más practicadas.
la Antigíiedad, pero quizás reconsiderable a la luz Mas, en todo caso, los fragmentos con que
de esa tendencia que se ha valorado arriba como contamos, pese a ser numerosos en el contexto
pragmática y ecléctica; de manera que, aunque de los filósofos presocráticos,(4) generan muchas
parezca paradójico, lejos de intentar rescatar una dudas: vienen de segundas manos, sobre todo de
mera excentricidad, procuraré destacar un rasgo Estobeo, Clemente y Cicerón, y además muestran
de la sensatez griega que parece que hemos olvi- rasgos propios de filosofías posteriores, como
dado y, más aún, descuidado. la platónica (cf. de manera especial el fr. 45),
Como es de sobra conocido, Demócrito de el cinismo (5) y las helenísticas en general (en
Abdera desde la perspectiva de la ética ha sido respaldo de las doctrinas ataráxicas); por todo
y será uno de esos grandes problemas para la lo cual casi podríamos abstenernos de referirnos
filología filosófica, no solo por tener que recons- a estos atendiendo a la honestidad. Pero consi-
tituir una obra aparentemente enorme y compleja derando la cuestión lingüística eomo base (6),
desde unos relativamente escasos fragmentos, creemos que es posible asumir al menos una
sino también porque nuestros referentes herme- cuestión que surge y se desarrolla con claridad en
néuticos más importantes. Platón y Aristóteles, el pensamiento del abderita: la eu9i)|j.L'a, mas no
le dejan muy poco espacio: el primero, acaso por en sus alcances normativos o prácticos, los cuales
considerarlo un enemigo que no merece siquiera pueden ser relativamente numerosos en los textos,
citarse; el segundo, quien sí le otorga un lugar de sino más bien en la conformación de la persona-
privilegio en orden de la historia del pensamiento. lidad del sujeto moral.

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LA ËTBTMIA COMO CORRELATO DE UNA VIDA ÉTICA SOSTENIBLE 41

Las palabras con el tiempo se desgastan, se promovido distintos sinónimos suyos;


transforman, o desaparecen. El caso de eùGu^i'a i'a, además, según Estobeo, dp|i.ouL'a,
es muy particular, pues en general se usa, pero y dTapa^ía [cf. D-K66A169], y,
en ámbitos casi exclusivamente técnicos y se ha según Cicerón, dGaiißia [Sobre los fines V 23,
trasladado a los campos de la psicología y la psi- 3]). Además, el abderita habría utilizado el verbo
quiatría (7): se trata de un estado de normalidad que le corresponde (eúGuM-eiaGai [cf. frs. 3, 189,
anímica, con un positivismo razonable, basado 191 (en este texto aparece eù6u^iee'a6aL] y 286) y
en una tranquilidad básica del ánimo. Pero, adjetivos derivados suyos (eû6u|i,oç [fr. 174, 191])
como resulta típico de las disciplinas dedicadas
eù6u|j,o'Tepov (fr. 191).
a patologías, en general se presenta como una
Según Cicerón (De finibus V 8.23, 1-5),
superación de alguno de estos extremos: la eufo-
Demócrito concibe la ei39u|j.L'a como la "securi-
ria (hipertimia -en el caso de los bipolares se
manifiesta como manía-) y la distimia [común- tas" anímica, esto es, la "tranquillitas", la cual
mente registrada como disthymia] (hipotimia corresponde a "ipsa beata vita", siendo también
-expresada como depresión en ios desórdenes una suerte de sinónimo suyo la dGap-ßia, que
anímicos-); de manera que es realmente un esta- corresponde a un estado de negación del estu-
do en el que se ha recuperado la normalidad y, por por, o, según el romano, de un "animum terrore
ende, no se está ni contento ni triste, ni maniáti- liberum" (V 87.19-88.1). Esta interpretación, que
co ni depresivo. Una expresión paralela de esto suele citarse como aclaradora, bien podría estar
podría ser la serenidad heideggeriana o la apatía basada en algún texto que no tenemos a disposi-
estoica, y acaso mejor la ataraxia que se idealiza ción y que Estobeo cita (frs. 215 y 216), aunque
mayoritariamente en el período helenístico. Mas, parece muy marcada por influencias helenísticas,
para hablar del uso griego más antiguo, sobre en la medida en que insiste en la liberación de
todo el democríteo, habremos de considerar una determinadas pasiones. El propio Estobeo men-
tendencia más bien un tanto hipertímica, aunque ciona la árapa^ía como uno de sus probables
sin que se convierta en patológica. A este propó- equivalentes (cf. D-K 68A 167), pero casi sin
sito es curiosa la relación que se establece entre duda se trata de una extrapolación, por cuanto el
la filosofía moral, que es evidentemente la que término ni siquiera se utiliza en los textos aristo-
nos interesa aquí, y las ciencias terapéuticas; no télicos ni en los platónicos(9).
obstante, es esta una de las cuestiones que quisié- De todas maneras, la ataraxia, que por lo
ramos destacar en el sentido negativo. visto atrás se asemeja a la variante de eu9u|iLa
Si nos remitimos a los textos griegos antiguos que se usa contemporáneamente, tiene un compo-
que tenemos a mano en la actualidad, la palabra nente estabilizador que ve la pasión como un esta-
eùOuiii'a aparece por primera vez en la literatura do negativo o, al menos, uno que exige una muy
en textos de Píndaro, para expresar el gozo que clara determinación;(10) con esto ya se podría
se contrapone a las angustias (Olímpicas 2, 34; poner en duda su aceptación por parte de un autor
eù0u|iL'av-TToVti)v) o que supone un disfrute máxi- que pone tanto interés en afecciones placenteras,
mo (ftsmicas 1, 63; eù6u|iiav [xeiCw); incluso en aunque sean contenidas y racionalizadas.
su fr. 155 (edición de Maehler) se presenta como A este propósito, es necesario reconocer que
personaje. Por otra parte, en varios textos hipocrá- el propio Demócrito podría bien acercarse a las
ticos aparece como una buena disposición frente corrientes que impulsan lo que podríamos con-
al dolor (cf. Predicciones II 4, 22) y un sinónimo cebir como un "intelectualismo racionalista" en
de la ei)'ct)poai)'vr| (Sobre los humores IV, 5), que el manejo de la moralidad (cf. frs. 35,53, 191.6-9,
llega incluso a favorecer a órganos corporales; rí 292, etc.), acaso paralelo al socratismo.(ll) No
Ô' eù9unL'r| d<\)íe\. icapSirit^ (Sobre las epidemias obstante, nos parece que su perspectiva es más
VI 5, 5, 2-3). Entre los textos atribuidos a filóso- bien la propia de un materialista mecanicista(12)
fos, es Demócrito el primero que parece hacer que en lo que incumbe a lo ético-político está
uso del término(8), con una notable mayor carac- sobre todo marcado por un utilitarismo (cf., por
terización conceptual, para lo cual parece haber ejemplo, frs. 4, 5.60-63, 191, 200, 202, etc.).(13)

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En respuesta a una sociedad amante de Diog. Laer. II 65 y sigs.) o a una persona como
determinadas manifestaciones estéticas, sobre Eudoxo (Ética a Nicómaco IX 2), o a quienes per-
todo literarias, que no esconden sino que incluso sonifique Platón con Calicles (Gorgias 491e-492c)
idealizan caracteres apasionados, parece más o Filebo (Filebo 1 lb4-6).
lógico proponer una alternativa que sin dejar de De hecho, los fragmentos democríteos en los
ser una respuesta diferida, pueda ser comprendida que encontramos alusiones a placeres son más
e incluso asimilada por una cultura tan amiga de bien negativos: TÍSovai aKaipoL (71), [al cuerpo
lo trágico, el lirismo o incluso la comedia. Una el alma] 8iéoTraoe ráís ^'LXoSovLaLS (159, 9),
comunidad más marcada por la lectura como la Tcts fiSovdç Taxiraç, èB, (Lv T\ KaKo'Tr|s yiveTai
del siglo IV (pensamos aquí desde la perspectiva (178, 3), [es valiente quien es] ó TLÔV r)Sovwu
de Havelock), con una Atenas que se mueve con Kpeaawy (214) [cf. también 293 y 235].(16) No
la fuerza de la palabra retórica (tenemos presente, obstante, sí se destaca la importancia de alcanzar
por supuesto, la figura de Demóstenes), además la Tep4iLs, un deleite relativamente fuerte, aunque
con personajes como Diogenes el cínico, con con importantes determinaciones racionales, y,
una identidad filosófica que impugna nuestras por ende, más socrático (en la perspectiva que
pasiones más normales, sí puede llegar a creer se plantea en el Filebo) de lo que se esperaría de
en una razón fuertemente controladora, esa que un mecanicista.(17) Así, en efecto, los gozos ade-
básicamente se expresa y sistematiza en las éticas cuados son del orden racional (cf. fr. 146), pese a
platónica y aristotélica, a partir de la búsqueda de que están vistos conforme a un cálculo utilitarista
lugares intermedios.(14) (cf. frs. 4, 188, 233); y es que la cuestión es que
La evQv\iía, consecuentemente, antes que un estos mismos deben ser moderados (cf. 191) y
aplacamiento de la pasión y los deseos, habría de tener como objeto lo bello (frs. 194, 207 [en este
ser un estado de bienestar distinto, no terapéutico, texto se refiere a los placeres intelectuales], ver
con una carga fuerte de positivismo, en perspec- también 73).
tiva a alcanzar una vida superior al común, a la Podríamos afirmar que los placeres (r\èovaC)
inmovilidad y pasividad. Si se ha de robustecer en general corresponden a degustaciones bajas,
la racionalidad es específicamente para propiciar esto es, relacionadas con lo corporal o lo sensible;
una vida eudaimonológica, con cargas afectivas mientras los deleites (Tep4'eLs) están determi-
que nos "animen" - o aceleren- un poco, si no nados como gozos superiores, como las bellas
bastante, en busca de una mayor complacencia y obras (194), o aquellos fundados en la razón por
conveniencia.(15) sí misma (146), o que son producto de la virtud
A este propósito, en español, cuando nos refe- de la temperancia (aa)4)poaúvr|) [211]; y por eso
rimos al estado de "buen ánimo", no pensamos en es factible hablar de su medición, lo cual supone
un bienestar general, ni menos aún en una tran- algunos criterios básicos de determinación y
quilidad apática, sino en esos momentos en los elección (cf. DK 68A 167), como, por ejemplo, la
que estamos particularmente contentos (el rango conveniencia u oportunidad (cf. 71 y 74), el recha-
de alegría no queda muy bien determinado, pero zo de los excesos violentos (72 y 235), además
siempre es por encima de la "normalidad" del de un particular conformismo o acomodo a las
propio individuo). Es precisamente esta condición circunstancias (3 y 191).
lo que creemos que está proponiendo el abderita: Este último rasgo parece conciliarse con una
un estado de alegría placentera. perspectiva de pensamiento que procede funda-
Mas, como lo señala de forma socarrona mentalmente de la práctica cotidiana y además
Barnes (1992: 625), el hedonismo democríteo, suele atribuirse a un conciudadano muy ilustre de
si es que puede denominarse tal, podría resultar nuestro filósofo, Protagoras -si nos remitimos a
poco atractivo, en la medida en que las posibili- su representación en los diálogos platónicos-, a
dades de efectivo alcance de sensaciones fuertes saber, el utilitarismo. Mas si de ello podríamos
resultan escuálidas, o anodinas incluso. Mas la hablar en Demócrito, sería bajo esta rúbrica: se
cuestión es que los objetivos son muy distintos trata de aquella tendencia a priorizar los inte-
a los que se podrían atribuir a un cirenaico (cf. reses individuales(18) (esto es particularmente

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patente en los fragmentos en los que sc refiere a de huir de semejante azar, a partir de una debida
la familia: es preferible no tener hijos, dadas las orientación de las fuerzas, apetencias y contrarie-
incomodidades c inseguridades que generan [cf. dades, de modo que con ello acaso, como señala
276, 277 y 275]); pero más aún a saber qué hacer Bailcy (1928, 188), sc manifieste la libertad; o
para alcanzar una buena vida, esto es, una que acaso, si es que damos crédito a la interpretación
nos plazca y no quede sujeta a vicisitudes. Es en de Vlastos (1946, 64), sc atienda más bien a la
linca con esto que nuestro filósofo pone énfasis necesidad y estabilidad ontológica que gozan los
en la cuestión de la prudcncia,(19) comprendida átomos.
como una moderación -ixeTpidTris- (cf. 191, 233 De todas maneras, sea contranatural o no, la
y 286), o una buena medición -eùoyKLr|(20)-, que expresión de una "vocación libertaria" o más bien
nos permite valorar lo posible, desearlo y gozar- "ontológica", la prudencia dcmocrítea que cons-
lo, y despreocuparnos de bienes y males ajenos, truye la €vQv[i.ía es una especie de técnica del
sobre todo aquellos que resultan excesivos. cálculo que valora lo posible, aplaca los deseos,
Es en este contexto donde inicialmcntc sc aquieta cl espíritu, reduciendo nuestra contingen-
pueden apreciar los alcances de la euOuiiia: scr cia c inseguridades -una suerte de aristotclismo
cautos en nuestro actuar, a sabiendas de que des- con rasgos utilitaristas-. De modo que podríamos
proporciones en nuestras ocupaciones, sean públi- estar frente a un filósofo de lo moral potente c
cas o privadas, distorsionan nuestra realidad. En innovador.
efecto, solo si evitamos traspasar nuestras posibi- Mas este juicio exige cierta contención, pues
lidades -ÚTTép 8úua|i.ii.'- y naturaleza (Kaí ())iíaLv) los fragmentos no dejan de generar dudas razona-
[fr. 3], podremos alcanzar un eù0UM.eLa6aL. Como bles sobre sus alcances. Así, si Icemos con cierta
destaca el fr. 191, un ánimo debidamente medido frivolidad los textos morales, bien podríamos
en sus deseos, que sc sume a una aumj.6Tpi'r| llegar a la conclusión de que el "sistema" ético del
vital, es cl realmente bueno. En contraposición abderita deja mucho que desear, sobre todo por-
sc encuentra la movilidad excesiva, con saltos o que prolifcran un notable número de preceptos
intervalos desproporcionados (iieydXwi/ SiaaTri- que casi cualquier hijo de vecino podría ofrecer a
impiden mantener almas en bienestar sus allegados, con aportes más bien débiles, qui-
y con buena disposición (eü6u(i.oi). zás para que a lo sumo crezcamos como personas,
A este propósito, resulta particularmente aprendiendo a "autoayudarnos" con alguna efica-
significativa la grave distancia que parece querer cia: ¿Cómo entender apotegmas como aquel de
establecer frente la realidad de la naturaleza, que en la adversidad lo mejor es ver que hay otra
donde cl movimiento no solo es una condición de gente peor que nosotros (fr. 191), o aquello de que
lo que hay, sino cl mismo motor que, por decirlo es mejor olvidar los males que nos aquejan para
con una imagen, da vida al cosmos todo: cl scr, el demostrar que con ello seremos audaces (fr. 196),
átomo, no tiene voluntad de actuación de suyo, y, o eso de que la vida debe aprovecharse, si es que
pese a scr siempre lo mismo en sí y por sí, nunca somos realmente sensatos (fr. 200), ctc.?(21)
lo es en sus relaciones, provocadas por eso que Mas, la cuestión ética en cl abderita realmen-
Dionisio de Alejandría describe en cl abdcrita te no sc queda ahí, sobre todo porque tenemos
como una pv\ir{ dTapKTO? (D-K 68A 43), una fragmentos que ofrecen perspectivas significati-
suerte de impulso "indisciplinado" que debería vas, incluso para algunos de los dilemas actuales
hacer las veces de ordenador; aunque sabemos sobre nuestra moralidad, como señalamos al
que son las características y disposición de los principio de nuestra exposición. Como muestra
átomos mismos las que permiten explicar la de ello, y para respaldar la tesis que venimos
constitución de los compuestos. Mas si de todas sosteniendo, valga considerar con algún deta-
maneras hubiésemos de buscar una causa eficien- lle cl fr. 174,(22) un texto que puede llamar la
te de lo real, debería scr cl movimiento (D-K 68A atención especialmente por obligarnos a traducir
14, 15). Y, sin embargo, en cl plano antropológico, la cuestión del "buen ánimo" en un problema
y más específicamente en cl moral, pareciera que político,(23) proceso que tanto en Grecia como
más bien lo deseable y esperablc es que tratemos
en nuestro mundo contemporáneo resulta casi

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ineludible; pero también porque establece la nos muestran a Demócrito rechazando los bienes
relación entre animosidad y moralidad, que es el con los que suelen premiar las comunidades a
centro de nuestra propuesta en estas páginas. sus personas más apreciadas, a saber, fama y
El fragmento empieza con una afirmación riqueza, dos condiciones nada seguras para quien
que define los alcances de la ética misma: ó [lèv carece de una buena "cabeza" (cf. 77); y además,
eiíOufios eis epya èTn(t)epo'|j.evos SiKaia KÜL el sabio parece no quedarse limitado a lo propio
vo'|j,L|ia (1-2), es decir, el eutímico se ve llevado de su ciudad, sino que se siente ciudadano o hijo
a realizar acciones justas y legales -normadas-. del cosmos todo (fr. 247). Pero, en cualquier caso,
Es difícil establecer, a propósito del participio esto no supone un descuido de lo que nos corres-
eTTLctjepo'iiei^oc si se trata de una condición por ponde, sino al contrario, un pleno cumplimiento,
la que el sujeto deliberadamente está dispuesto a sin excusas, con la constancia de quien actúa en
actuar, o más bien es algo que le aeontece pasi- concordancia con lo que cree y, valga la amplia-
vamente; es más justificable, no obstante, pensar ción, disfruta.
que el buen ánimo propicia y acompaña como
En el lado contrario, nos encontramos con
una disposición efectiva del sujeto moral: yo opto
una persona que más bien sufre, de manera
por lo justo y lo que socialmente se concibe como
espeeial cuando adquiere conciencia de lo que
correcto con un impulso mayor al que tendrían
ha hecho mal: quien no tiene en cuenta (dkoyf])
otros potenciales actores que suelen estar indis-
puestos, como el mal humorado, el hipotímico, la justicia ni realiza (o se sacrifica por realizar)
o incluso el que suspende toda animosidad -el [ep8r|] lo que es necesario, sufre (dTepTreiri)
indiferente tiene sí la ventaja de tener una volun- todas las cosas de este tipo, cuando lo recuerda, y
tad y mente despejadas de inconveniencias, aun- además teme y se reprocha (KOKiCei) a sí mismo
que eso no implica necesariamente la tendencia (174, 3-5). De modo tal que a la larga el mal
al bien-. acto concluye en lo contrario que esperamos en
la vida. Y esto es un signo paralelo por demás
Por otra parte, continúa el texto, la eù0i)|j.La llamativo, porque en el supuesto de que se actúe
en nuestros sueños y vigilias, noches y días,
aun sin ninguna animosidad, pero sí en contra de
alegra (xaípei), fortalece y, quizás sobre todo,
lo debido, termina siendo afectado nuestro ánimo,
despreocupa (dvaKriÔTJs) [2-3]; de manera que
con displacer, miedo y autoinmolación.
propicia esa vida que atrás hemos considerado
verdaderamente placentera, por supuesto en la Ante estas consideraciones, evidentemente
contención y prevención de los excesos, porque el surge la pregunta por la disposición que nos pide
secreto parece estar no solo en que estemos con Kant ante el deber: ¿es que tenemos que estar
las cargas emocionales positivas relativamente de buen humor para hacer lo que debemos? Es
altas, sino que somos capaces de hacer esfuerzos obvio que los seres humanos no podemos esperar
extra, es decir, con eu6u(XLa resultamos capaces a estar contentos o especialmente animados para
de sacrificar un poco más nuestra vida cotidiana, actuar de manera correcta y justa, incluso parece
dada la supresión de posibles congojas y el forta- realmente admirable aquel que tiene todo en con-
lecimiento interior. tra, como cuando alguien hace lo imposible por
Mas, como lo decía la primera parte del cumplir con lo que debe aun en el supuesto de
fragmento, esto no es un asunto íntimo y parti- que fuera consciente de que no está en capacidad
cular de la vida del individuo, pues el ámbito de de lograrlo.(25) Pero Demócrito, quien por cierto
lo moral que viene a destacar Demócrito es el sabe de los sacrificios que exige una vida moral
social: se trata de cumplir con la justicia, esto es, -recordemos tan solo el fr. 42: "en las desdichas
actuar en correspondencia con nuestros deberes es grande pensar ((^povelv) en las cosas que son
(cf. fr. 256(24)), y además con lo que usualmente necesarias"-, está hablando de las condiciones
queda normado -vó\Li.\La- sea legal o socialmen- idóneas del sujeto moral, de las que llevan a creer
te. Ciertamente no tenemos claros cuáles son los en una sostenibilidad de los actos; además de
alcances de estos deberes políticos y sociales, aquellas que permiten suavizar, e incluso propi-
sobre todo porque muchos de los fragmentos ciar, la puesta en marcha de acciones que quizás

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nos resultan más complicadas y onerosas de la remordimientos; antes bien, la filosofía tiene
cuenta. que ser una herramienta eudaimonológiea que
Esto no tendría por qué ser extraordinario, incorpore horizontes positivos para la gente nor-
ni ilusorio; más bien habríamos de pensar en una mal. Ya sabemos que existen problemas, que
determinada normalidad de los individuos y las en muchos medios pareciera que no queda otro
situaciones. Frente a ese pesimismo que nos hace remedio; pero es precisamente esto un aliciente
hijos dé una contingencia que nos llevará al error, para impulsar las perspectivas que suspenden los
la desgracia o el mal, por la sola vivencia en este juicios inquisitoriales, que solo disfrutan con el
"mundo"; el abderita nos mueve hacia un optimis- repudio, la penalización y, paradójicamente, la
mo que permite creer en nosotros y en los demás, victimización.
en nuestras posibilidades y responsabilidades no Dicho en pocas y simples palabras: Demócri-
como cargas sino como incentivos que se suman to nos enseña a sonreír, a hacer de la moralidad
a un horizonte que nos es factible. una razón para vivir, disfrutar mientras podamos
Es evidente, por supuesto, que los actos éti- de lo poco o mucho que nos ha tocado. Esa es
cos exigen múltiples condiciones, la mayor parte la sensatez que la eùôuixi'a nos debería permitir
de las cuales las relacionamos con cuestiones alcanzar.
cognitivas que pueden detenernos o impulsarnos
en el momento en que vamos a actuar, como, por
ejemplo, razonabilidad, factibilidad y oportuni- Notas
dad; esto sin dejar de mencionar, atendiendo a
la ética platónico-aristotélica, que el peso de la 1. Para Demócrito la risa viene en auxilio frente a
habituación es quizás más primordial, sea o no la ira.
suficientemente deliberado lo que vayamos a 2. Evidentemente denominar presocrdtico a Demó-
hacer. Al lado de ello, sabemos con Hume(26) crito es puramente convencional, a la vista de que
que nos mueven sentimientos morales que suelen es contemporáneo de Sócrates, propiamente debe-
ser tan determinantes que somos incapaces de ríamos llamarlo "preplatónico" como Nietzsche.
suspenderlos. Sin embargo, Demócrito está más 3. Cf. Kahn 1985: 6 y sigs.
bien hablando de una disposición que antecede 4. Según Diogenes Laercio habría al menos dos
la acción misma, la acompaña y termina dándole tetralogías de textos democríteos sobre ética (cf.
sentido, pero que curiosamente ni siquiera habla VP. 9, 46, 1-10). Los fragmentos morales que
directamente de cuáles son los actos que corres- recoge Diels y Kranz son al menos dos tercios del
ponden, pues está en un plano diferente, aunque total de los textos, pero esto no significa una real
no por ello menos fundamental. mejoría; no podemos dejar de considerar juicios
tan fuertes como el muy citado de Rohde (1948,
La eùôujxt'a está lejos de nuestra capacidad 350 [nota 187]: "...los Fragmenta moralia de
de deliberar, aunque sea propiciada por esta, Demócrito, que salvo contadas excepciones, son
tampoco parece lo característico de las virtudes, todos escritos apócrifos de muy dudoso valor".
aunque nos habituemos en algún momento a ella, Para un análisis más ajustado, cf. Guthrie, 1986,
ni corresponde propiamente a un sentimiento; 485-6.
pero cuando está, ese afecto marca y define nues- 5. Stewart (1958) nos ofrece argumentos easi sufi-
tro querer, aunque a la manera de un abono que, cientes para justificar la intervención de los
aunque necesita de buena tierra y semillas apro- cínicos en la interpretación o incluso redacción
piadas, es el recurso más efectivo y propiciados de algunos de los fragmentos éticos de Demócri-
to (cf. en particular pp. 184-7). Según este autor,
Con todo, volvamos a la cuestión funda-
la tendencia gnomológica del pensamiento del
mental: la ética democrítea más que apuntar abderita puede ser fruto incluso de la intervención
en la maldad -la eliminación de hierbas malas cínica, frente a lo esperable de él eomo autor de
o la recuperación de tierras perdidas-, cree en un bien entrado siglo V (p. 188).
el ser humano en el sentido realmente positivo. 6. Los intérpretes en general siguen este criterio,
No se trata de aplicar una medicación a una aunque no deja de tentar la fórmula que utiliza
sociedad enferma, o una solución para nuestros Kahn (1985: 3-4), que consiste en ver los paralelos

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46 LUIS ALBERTO FALLAS LÓPEZ

textuales en textos de Epicuro, quien, como bien que pueden considerarse para ver la cercanía
sabemos, habría utilizado su pensatniento como entre sus aparentemente incongruentes teorías,
base no solo en los ámbitos de la física, sino como es el caso de su concepción del altna, que la
también de alguna manera en la moral. Junto a convierte en agente responsable del movimiento
ello, por supuesto, este autor considera el contexto del cuerpo (p. 579), incluso como "medicina"
filosófico que se daría en el s. V. para este (idem); por otra parte, para este autor
7. En el Diccionario de la Real Academia Española el "bienestar" democríteo tiene un sentido onto-
no se consigna, tampoco lo está en diccionarios lógico que corresponde con la visión del átomo
de uso común en otras lenguas como el francés, como el ente estable por excelencia (p. 583); aún
el italiano, el inglés y el portugués-. más, la ética del abderita es propiamente "natura-
8. Valga señalar que en los fragmentos democríteos lista" (1946: 62) y responde a la comprensión de
el sustantivo aparece con terminación en r| (cf. una naturaleza que no tiene rasgos inteligentes,
frs. 191 y 258), así como en a (cf. frs. 3 y 4), señal pero sí es inteligible, y lo que el ser humano
de la complicación de creer en una validación debe asumir como tarea es enfrentar con arte sus
general de estos. vicisitudes (idem, 64). Cappelletti (1975, 61-67),
9. En el Eedón (88c4), así como en la aristotélica siguiendo esta misma posición, considera que hay
Historia de los animales (620bl6), aparece la un paralelismo entre ambas teorías, sobre todo si
palabra "dvaTapaÇt'a", pero obviamente no tiene nos podemos remitir al eleatismo que marca el
el sentido moral que asumirá en los filósofos pos- atomismo en su base ontológlca -el nivel de la
teriores. Este tíltimo término aparece de forma verdad no se corresponde con el de la apariencia,
más constante en textos hipocráticos, incluso para la ética es lo primero lo fundamental y desde
dTapa^t'a aparece en una carta de Hipócrates allí ha de superar nuestras irracionalidades-. En
(17, 182), cuya validez no estamos en capacidad la perspectiva contraria, no se puede dejar de
de atestiguar. citar estas fuertes aseveraciones de Bailey: "the
moral teaching of Democritus is no based on any
10. Esto se podría poner en duda, como bien sabe-
profound metaphysical or ethical basis" (1928,
mos, si consideramos el epicureismo, por supues-
212). Guthrie, después de analizar distintas tesis a
to en la medida en que propugna un hedonismo
favor de la integración entre física y ética, arguye
como centro de la vida moral siendo la ataraxia
que los argumentos no resultan suficientes, más
uno de sus ideales fundamentales; sin embargo,
aún cuando la autenticidad de la mayor parte de
en su pensamiento los controles racionales son
los fragmentos no está comprobada (cf. 503-4 y
fundamentales, lo cual supone que los deseos
496-7).
deben ser contenidos. Cf. a modo de ejemplo, frs.
142 X, 53, 238, 247-8 (Arrighetti). 14. Esto aparece también en textos atribuidos al
11. Como señala Kahn (1985,2), es complejo estable- abderita, aunque siempre con la impresión de que
cer las relaciones entre dos contemporáneos como hay mediaciones interpretativas que van más allá
Demócrito y Sócrates, sobre todo porque del de lo adecuado: cf. frs. 70, 102, 191.2-4,233.
segundo solamente tenemos referencias que pro- 15. Valga a propósito de la conexión entre el buen
ceden de sus intérpretes del s. IV a. C. Para Kahn ánimo y ei)8atiioyia recordar el fragmento 140,
(8), los primeros diálogos platónicos parecen que se toma del lexicógrafo Hesiquio: <etJ6CTTa)>-
tener como contraparte al abderita, pero por otra eùOrivt'a' diTÔ TOÛ <ei; eruat>. Kat etJSatp.oi't'a'
parte en muchos sentidos este habría preparado la diTÓ TOÛ eij <eaTdvat> TÓV otKoy (aquí la casa,
perspectiva psicológica de lo moral que reflejan si tomamos en cuenta el fr. 171, es propiamente
los diálogos posteriores, entre los que resalta por el alma).
supuesto República IV. 16. Pese a estos fragmentos en 232 se hace una afir-
12. Si el vacío se concibe como el no ser y es un mación que puede rescatar un hedonismo más
componente fundamental de lo real, denominar claro: "Los que llegan a ser más escasos entre los
materialismo al atomismo resulta una atribución placeres son los que más se disfrutan (Te'pTret)".
impropia; pero solo por razones convencionales, 17. Según Kahn (1985: 18), "his insistence on the
para no complicar esta explicación, lo nombrare- insatiable character of these appetites prefigures
mos de esta manera. Socrates' allegory of filling the leaky jar with
13. Sobre la relaciones entre física y moral en Demó- water from a sieve (Gorgias 493B)".
crito se han propuesto mtíltiples tesis. A modo de 18. La cuestión política de ninguna manera es obvia-
ejemplo, Vlastos (1945) señala varios elementos da por Demócrito, como lo muestran múltiples

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LA EYBTMIA COMO CORRELATO DE UNA VIDA ÉTICA SOSTENIBLE 47

(cf. en particular 350, 258 y 262). Cf. el significa- hipocráticos; por otra parte, aVaKr|Sr¡5, un ÓT
tivo trabajo de Procopé 1989. Xeyó\ievov democríteo; y finalmente, la expre-
19. La palabra 4)po'vr|ais aparece en los fragmentos 2 sión XPA eoVTa, que aparece de nuevo nada
y 119 (se puede cf. también 193 y 26). más en el De natura hominis hipocrático (14.8)
20. Esta palabra es un ciTTaÇ Xevo'iievov, aparece y en el fragmento 256 de nuestro autor (un par
únicamente en Estobeo 4.39.25.7, dentro del frag- de ocasiones). De esta manera, si es tan común el
mento que D-K enumeran como 3. reconocimiento de un texto como el 191 por el uso
21. Por supuesto que hay un buen número de autores de los conocidos términos: euOufiiT), eùaTaoées
que responderían con firmeza ante estos enjuicia- y eù9u(j.€'€a9ai, no vemos razones de peso para
mientos, mas parece especialmente significativa denegar la autoría democrítea del 174.
la versión que ofrece Charles Kahn, quien a la 23. Sobre el paralelismo entre la eù9u|j.La privada y la
luz de ese particular énfasis que haee Demócrito pública, ef. Proeopé 1989, 310.
en el autorreconocimiento del individuo, señala 24. Valga insistir en la particular cercanía entre los
"Democritus might claim to have made the first dos fragmentos -174 y 256- por el uso de la
attempt at a philosophical formulation of de expresión TÚ xpii ¿oVTa.
concepto of the self" (1985: 29). Proeopé (1989, 25. Cf. Kant 2002, A3.
307-8) refiere una justificación plausible desde 26. Cf. David Hume, Tratado de la naturaleza huma-
la perspectiva literaria: para la época de Estobeo na III, Parte primera. Sección I.
los antologistas siguen una larga tradición que
procede del s. III a. C. de recopilar pensamiento
procurando simplificar las cuestiones y tradu- Bibliografía
ciendo en un lenguaje más llano las elucubracio-
nes filosóficas. "Their prime purpose had been to
Barnes, Jonathan. (1992) Los presoeráticos. Madrid:
supply the budding writer or speech-maker with
Cátedra.
easily accessible quotations for his own eompo-
Cappelletti, Ángel J. (1979) Ensayos sobre los oto-
sitions, and they provided material for a variety
mistas griegos. Caracas: Soeiedad Venezolana de
of literary exercises - above all for the Ôéais, the
Ciencias Humanas.
practice of arguing in general terms the pros and
Cicerón, M. T. (1915) Definibus bonorum et malorum.
cons of some broad question, such as 'should one
Stuttgard: Teubner.
get married?"' (8). Diels, H. (1967-69) Die Fragmente der Vorsokra-
22. El fragmento, que es citado por Estobeo se tiker; griechisch und deutsch. Zürich: Weidmann,
encuentra junto a un buen número de otras herausgegeben von W. Kranz.
referencias que generan controversia, sobre todo Epicuro (1973) Opere. Torino: Giulio Einaudi editore,
por su variabilidad conceptual. No obstante, es a eura di G. Arrighetti.
también una opción doctrinal la que nos mueve Guthrie, W. K. C. (1984) Historia de la filosofía griega
a considerarlo de manera preponderante. En todo (v. III). Madrid: Gredos.
caso, como en el caso de otros pasajes atribuidos Havelock, Erie. (1994) Prefacio a Platón. Madrid:
a nuestro filósofo, el 174 se puede validar de Visor.
alguna manera por el uso de algunos términos Kahn, Charles H. (1985) "Demoeritus and the Origins
que llaman la atención: en primer lugar, el adje- of the Moral Physieology." The American Journal
tivo eù'9u|ios, pese a que es usado también por of Philology, 106, n° 1 (Spring, 1985), p. 1-31.
otros autores -resaltan Homero (Odisea XIV Kant, Inmanuel. (2002) Fundamentacíón para una
63), Píndaro (Olimpia V 22) y Esquilo (Los metafísica de las costumbres. Madrid: Alianza
persas 372)- y podría considerarse parte de una Editorial.
tradición significativa en la eultura griega; el Piatonis, Opera (1967 [1902]), Oxford: Clarendon,
pronombre en genitivo Teu, forma de TLÇ que es 1967 (1902) [ed. Burnet].
relativamente común en Homero y algunos otros Poratti, Armando et al. (1986) Los filósofos presocrá-
autores anteriores al siglo IV -destaca su pre- ticos (III). Madrid: Gredos.
sehcia en escritos hipocráticos-; luego, ¿CJUTOV, Proeopé, J. F. (1989), "Demoeritus on politics and the
forma jónica que es espeeialmente utilizada por care of the soul. Classical Quarterly 39 (ii), p.
Heródoto y es también frecuente en los escritos 307-331.

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Rohde, Erwin. (1948) Psique. La idea del alma y la Vlastos, Gregory. (1945) "Ethics and Physics in Demo-
inmortalidad entre los griegos, México: Fondo de critus (Part One)." The Philosophical Review, vol.
Cultura Económica. 54, n° 6 (Nov. 1945), pp. 578-592.
Stewart, Zeph. (1958) "Democritus and the Cynics." Vlastos, Gregory. (1946) "Ethics and Physics in Detno-
Harvard Studies in Classical Philology vol. 63, critus (Part Two).", The philosophical Review,
pp. 179-191. vol. 55, n° I (Jan. 1946), pp. 53-64.

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