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UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Análisis real y complejo.


Análisis Funcional

Máster Universitario en Matemática

Avanzada

Luis Bernal González

Departamento de Análisis Matemático


Sevilla, febrero de 2012
Disponible en: <http://personal.us.es/lbernal/>
Índice general

1. Teorı́a de la medida 3
1.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
1.2. Conjuntos medibles y medidas positivas . . . . . . . . . . . . . 5
1.3. Medidas exteriores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
1.4. Procedimiento de Carathéodory . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
1.5. Medida de Lebesgue . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
1.6. Medidas absolutamente continuas . . . . . . . . . . . . . . . . 15
1.7. Medida de Lebesgue–Stieltjes . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16
1.8. Funciones simples . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
1.9. Funciones medibles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18
1.10. Integral de una función . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
1.10.1. Integral de funciones medibles no negativas . . . . . . . 22
1.10.2. Conjuntos de medida nula . . . . . . . . . . . . . . . . 24
1.10.3. Funciones integrables . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26
1.11. Teoremas de convergencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
1.12. Relación con la integral de Riemann . . . . . . . . . . . . . . . 32
1.13. Completitud de L1 (µ) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34
1.14. Medidas signadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
1.14.1. Medidas ortogonales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42
1.14.2. Teorema de Radon-Nikodym . . . . . . . . . . . . . . . 44
1.15. Espacios Lp (µ) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46

1
2 Luis Bernal González

1.15.1. La norma en el espacio Lp . . . . . . . . . . . . . . . . 46


1.15.2. Aproximación por funciones escalonadas . . . . . . . . 48
1.16. Medidas producto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50
1.16.1. σ-álgebra y medida sobre el espacio producto . . . . . 50
1.16.2. Teoremas de Fubini y de Tonelli . . . . . . . . . . . . . 54
Ejercicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57

2. Espacios de funciones analı́ticas 67


2.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
2.2. Funciones holomorfas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
2.2.1. Topologı́a compacta-abierta . . . . . . . . . . . . . . . 69
2.3. Espacios de Bergman . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
2.3.1. Ortonormalidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76
2.3.2. Espacios de Bergman de regiones acotadas . . . . . . . 77
2.3.3. Funciones subarmónicas . . . . . . . . . . . . . . . . . 81
2.3.4. Operador de composición . . . . . . . . . . . . . . . . . 83
2.4. Funciones analı́ticas acotadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
2.4.1. Productos de Blaschke . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86
2.4.2. Teorema de factorización de Riesz . . . . . . . . . . . . 88
2.5. Espacios de Hardy . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90
2.5.1. Estructura de las funciones de H p . . . . . . . . . . . . 93
2.5.2. Integrales de Poisson-Stieltjes . . . . . . . . . . . . . . 95
2.5.3. Existencia de lı́mites radiales . . . . . . . . . . . . . . 100
2.5.4. Espacio de las funciones de valores frontera . . . . . . . 107
Ejercicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109

Bibliografı́a 115
Capı́tulo 1

Teorı́a de la medida

1.1. Introducción

El concepto de medida es una abstracción de las nociones de longitud,


área y volumen, de indiscutible utilidad en Matemáticas, Fı́sica y otras ramas
de la Ciencia. Sabemos calcular las longitudes, áreas y volúmenes de ciertas
figuras geométricas, por ejemplo, el área bajo una curva plana, el volumen
encerrado por una superficie, etc. Estos cálculos condujeron al concepto de
integral en el sentido de Riemann.

Precisamente, el intento de medir conjuntos arbitrarios de puntos de la


recta real R tiene su origen en la dependencia entre la integrabilidad en el
sentido de Riemann y la continuidad. Se sabı́a que una función era Riemann-
integrable si “no tenı́a muchas discontinuidades”. Esto conducı́a a buscar la
definición de una medida para el conjunto de puntos de discontinuidad de
una función, de manera que la condición de integrabilidad pudiera expresarse
en términos de tal medida.

A finales del siglo XIX, se llevaron a cabo varios intentos de establecer


una definición satisfactoria de medida de un conjunto en RN , que coincidiese

3
4 Luis Bernal González

en los casos elementales con la longitud, área y volumen de un conjunto


(si N = 1, 2, 3 respectivamente). El intento fue debido fundamentalmente a
STOLZ, HARNACK, CANTOR, PEANO, JORDAN Y BOREL.

Fue LEBESGUE, quien, a principios del siglo XX, dio una definición ade-
cuada de subconjunto medible de RN y de medida sobre tales subconjuntos.
Además, proporcionó una definición de función integrable que superaba las
carencias de la función Riemann-integrable, de modo que la correspondiente
integral generalizaba también la de Riemann y era aplicable a una clase mu-
cho más amplia de funciones. Otra notable ventaja de la integral de Lebesgue
es que se obtienen teoremas muy generales que relacionan la integral del
lı́mite de una sucesión de funciones medibles (estas son la generalización de
las funciones continuas) con el lı́mite de las integrales de estas.

FRÉCHET generalizó la teorı́a considerando σ-álgebras de conjuntos en


espacios abstractos. Finalmente, CARATHÉODORY definió axiomáticamente
la medida exterior –introducida por Lebesgue para RN – e introdujo la noción
de conjunto medible a partir de ella, por un método esencialmente análogo al
de Lebesgue. Ası́ que la integral puede definirse para funciones f : X → R o
bien f : X → C, donde X es un espacio medible y C es el plano complejo. Más
tarde, BOCHNER extenderı́a el concepto de integral a funciones f : X → E,
donde E es un espacio de Banach. Durante el primer tercio del siglo XX,
RADON y NIKODYM estudiaron el comportamiento, como medida, de la
integral de una función no negativa sobre un conjunto medible arbitrario.

El objeto de este tema es dar unas nociones y resultados sobre la teorı́a


abstracta de la medida e integración. No todas las demostraciones serán
dadas, aunque se esbozarán las de los resultados más interesantes. Esto se
hará también en el Capı́tulo 2.
TEORÍA DE LA MEDIDA 5

1.2. Conjuntos medibles y medidas positivas


Comenzaremos destacando el tipo de familias de subconjuntos de un
conjunto dado a los que se les puede aplicar una medida. Se parte de un
conjunto X ̸= ∅. Se denota por P(X) la familia de todos los subconjuntos
de X.

Si M ⊂ P(X), diremos que M es una σ-álgebra sobre X cuando verifica


las tres propiedades siguientes:

1. X ∈ M.

2. A ∈ M ⇒ Ac := X \ A ∈ M.


3. Si An ∈ M para todo n ∈ N := {1, 2, ...}, entonces An ∈ M.
n=1

Al par (X, M) se le llama espacio medible, y a los elementos de M,


conjuntos medibles. Obtenemos fácilmente las siguientes consecuencias:

∅ ∈ M.


Si An ∈ M para todo n ∈ N, entonces An ∈ M.
n=1


N
Si An ∈ M para todo n ∈ {1, . . . , N }, entonces An ∈ M y
n=1

N
An ∈ M.
n=1

Si A, B ∈ M, entonces A \ B ∈ M.

Como ejemplos triviales, se tiene que {∅, X} y P(X) son σ-álgebras sobre
X. Es fácil ver que si {Mi }i∈I es una familia de σ-álgebras sobre X, entonces

su intersección Mi es también una σ-álgebra sobre X.
i∈I
Si N ⊂ P(X), se llama σ-álgebra generada por N , denotada σ(N ), a la
intersección de todas las σ-álgebras M sobre X tal que N ⊂ M. Por tanto,
σ(N ) es la menor σ-álgebra que contiene a N .
6 Luis Bernal González

Ejemplo. Si (X, T ) es un espacio topológico, la σ-algebra de Borel de (X, T )


es B = σ(T ). Sus elementos se llaman conjuntos de Borel, o simplemente
borelianos. Por tanto, los abiertos, los cerrados, los Fσ y los Gδ (recordemos
que un subconjunto de un espacio topológico se dice que es un Fσ si es
unión numerable de cerrados, y que es un Gδ si es intersección numerable
de abiertos) son borelianos. En particular, los intervalos –de todos los tipos–
son borelianos de R.

Sea (X, M) un espacio medible. Por definición, una medida positiva, o


simplemente una medida, sobre (X, M) es una aplicación µ : M → [0, +∞]
tal que:

1. µ(∅) = 0.

2. La aplicación µ es numerablemente aditiva, es decir, si {An }n≥1 ⊂ M


( ∪∞ )
y An ∩ Am = ∅ para todo par m, n con m ̸= n, entonces µ An =
n=1


µ(An ).
n=1

A la terna (X, M, µ) se la llama espacio de medida.


La denominación de los siguientes casos especiales es aplicable tanto a µ
como a (X, M, µ):

Si µ(X) < +∞, µ se dice finita. Si µ(X) = 1, µ es una probabilidad.

Si {An }∞n=1 ⊂ M es tal que µ(An ) < +∞ para todo n ∈ N y X =


∪∞
An , µ se dice σ-finita.
n=1

Si [A ∈ M, B ⊂ A y µ(A) = 0] implica que B ∈ M, entonces se dice


que µ es completa.

Si S ∈ M, entonces MS := {A ∈ M : A ⊂ S} es una σ-álgebra sobre


S y µ|MS es una medida sobre (S, MS ). A la terna (S, MS , µ|MS ) se le
llama espacio de medida inducido.
TEORÍA DE LA MEDIDA 7

Ejemplo. Sea X un conjunto y consideremos la aplicación µ : P(X) →


[0, +∞] dada por µ(A) = card(A) si A es finito, y µ(A) = +∞ si A es
infinito. Entonces µ es una medida positiva. Además, µ es finita si y solo si
X es finito, y µ es σ-finita si y solo si X es numerable. Diremos que µ es la
medida cardinal sobre X.

En la siguiente proposición se reúnen algunas propiedades operacionales


básicas de las medidas.

Proposición 1.2.1. Sea (X, M, µ) un espacio de medida. Se verifica:

1. µ es finitamente aditiva, es decir, si A1 , . . . , An ∈ M son dos a dos


( ∪
N ) ∑ N
disjuntos, entonces µ An = µ(An ).
n=1 n=1

2. µ es monótona, es decir, si A, B ∈ M y A ⊂ B, entonces µ(A) ≤


µ(B).

3. Si A, B ∈ M con A ⊂ B y µ(A) < +∞ entonces µ(B \ A) = µ(B) −


µ(A).
( ∪
∞ ) ∑∞
4. Si {An }∞
n=1 ⊂ M, entonces µ An ≤ µ(An ).
n=1 n=1

5. Si {An }∞
n=1 ⊂ M es creciente, es decir, si An ⊂ An+1 para todo n ∈ N,
( ∪
∞ )
entonces lı́m µ(An ) = µ An .
n→∞ n=1

6. Si {An }∞
n=1 ⊂ M es decreciente, es decir, si An+1 ⊂ An para todo
( ∩
∞ )
n ∈ N y µ(A1 ) < +∞, entonces lı́m µ(An ) = µ An .
n→∞ n=1

Damos ahora unas definiciones y establecemos algunos convenios, que en


parte han podido ya haber sido usados implı́citamente. Se define la recta real
completa, R, como R = R∪{+∞, −∞} = [−∞, +∞], y se le dota de un orden
estricto, <, que extiende el orden de R, de modo que −∞ < x < +∞ para
todo x ∈ R. Las operaciones de suma y producto se extienden parcialmente:
8 Luis Bernal González

(+∞) + (+∞) = +∞, (−∞) + (−∞) = −∞, a + (+∞) = +∞ = (+∞) + a,


a + (−∞) = −∞ = (−∞) + a para todo a ∈ R; a · (±∞) = ±∞ = (±∞) · a
(resp.) para todo a > 0, y análogamente con el correspondiente cambio de
signo para los números a < 0. Además, 0 · (±∞) = 0, pero este convenio se
emplea sólo en teorı́a de la medida, ya que en general esa operación es una
indeterminación.

1.3. Medidas exteriores


Un concepto próximo al de medida positiva es el siguiente. Se llama
medida exterior sobre un conjunto X a una aplicación µ∗ : P(X) → [0, +∞]
nula sobre el conjunto vacı́o, monótona y numerablemente subaditiva, es
decir:

1. µ∗ (∅) = 0.

2. A ⊂ B ⇒ µ∗ (A) ≤ µ∗ (B).
( ∪
∞ ) ∑∞
3. {An }∞
n=1 ⊂ P(X) ⇒ µ

An ≤ µ∗ (An ).
n=1 n=1
Un ejemplo importante es el de medida exterior de Lebesgue, que recor-
daremos a continuación. A partir de ella se construirá la medida de Lebesgue,
generalización adecuada del volumen N -dimensional.

Sean a = (a1 , . . . , aN ) y b = (b1 , . . . , bN ) dos puntos de RN tales que


aj ≤ bj para todo j ∈ {1, . . . , N }. El conjunto I = [a1 , b1 ] × · · · × [aN , bN ] se
denomina N -rectángulo cerrado o N -intervalo cerrado. Su volumen se define
∏N
como vol(I) = (bj − aj ). Si aj = bj para algún j, diremos que I es un
j=1
rectángulo degenerado. Es evidente que I es degenerado ⇔ vol(I) = 0. Se
dice que dos rectángulos I, J no se superponen cuando I ◦ ∩J ◦ = ∅, donde por
A◦ denotamos el interior de un subconjunto A de RN . Si I 1 , . . . , I p son N -
∪p
rectángulos que no se superponen, y J es un rectángulo tal que J = I k,
k=1
TEORÍA DE LA MEDIDA 9

se dice que {I 1 , . . . , I p } es una partición de J. Una partición de J se dice


simple cuando proviene de una partición de cada uno de sus lados.

Proposición 1.3.1. Si P = {I 1 , . . . , I p } es una partición de un N -rectángulo


∑p
J, entonces vol(J) = vol(I k ).
k=1

La prueba es elemental si P es simple. Si P es una partición arbitraria,


se obtiene de ella una partición simple por prolongaciones de los lados de los
elementos de P, y a cada uno de estos se le aplica el caso anterior. Como

p
consecuencia, si J, I 1 , . . . , I p son N -rectángulos tales que J ⊂ I k , entonces
k=1

p
vol(J) ≤ vol(I ).k
k=1

Si A ⊂ RN , la medida exterior de Lebesgue de A se define como


{∞ }
∑ ∪

m∗ (A) = ı́nf vol(I k ) : I k son N-rectángulos cerrados tales que A ⊂ Ik .
k=1 k=1

Usando las observaciones anteriores, es posible probar que m∗ : P(RN ) →


[0, +∞] es en efecto una medida exterior sobre RN . Puede probarse que no
es numerablemente aditiva, luego no es una medida: en efecto, para N = 1,
basta considerar la igualdad [0, 1] = V ∪ ([0, 1] \ V ), donde V es el llamado
“conjunto de Vitali”, que se definirá más adelante.
Otra propiedad de m∗ es que si I es un N -rectángulo abierto, cerrado,
cerrado-abierto, etc, entonces m∗ (I) = vol (I),
¯ donde por Ā entendemos la
clausura de un subconjunto A de RN .

1.4. Procedimiento de Carathéodory


El siguiente resultado general muestra el ası́ denominado procedimiento
de Carathéodory para generar una medida positiva a partir de una medida
exterior.
10 Luis Bernal González

Teorema 1.4.1. Sea µ∗ una medida exterior sobre un conjunto X. Consi-


deremos la familia

M = {M ⊂ X : µ∗ (A) = µ∗ (A ∩ M ) + µ∗ (A \ M ) ∀A ⊂ X}

Entonces M es una σ-álgebra sobre X y µ := µ∗ |M es una medida completa


sobre M.

La familia M definida anteriormente se denomina la σ-álgebra de los


conjuntos medibles-Carathéodory relativos a la medida exterior µ∗ .
Demostración del teorema. Ya que µ∗ (∅) = 0, se tiene que ∅ ∈ M. Ya que la
definición de M es simétrica para M y M c resulta que M c ∈ M si M ∈ M.
En particular, X ∈ M.
Sean ahora M, N ∈ M, y sea A ⊂ X. Tenemos:

µ∗ (A) = µ∗ (A ∩ M ) + µ∗ (A ∩ M c )

= µ∗ (A ∩ M ∩ N ) + µ∗ (A ∩ M ∩ N c ) + µ∗ (A ∩ M c ∩ N ) + µ∗ (A ∩ M c ∩ N c ).

Como M, N ∈ M, resulta que

µ∗ (A ∩ (M ∩ N )c ) = µ∗ (A ∩ (M ∩ N )c ∩ N ) + µ∗ (A ∩ (M ∩ N )c ∩ N c )

= µ∗ (A ∩ M c ∩ N ) + µ∗ (A ∩ N c )

= µ∗ (A ∩ M c ∩ N ) + µ∗ (A ∩ M ∩ N c ) + µ∗ (A ∩ M c ∩ N c ),

de donde obtenemos que

µ∗ (A) = µ∗ (A ∩ (M ∩ N )) + µ∗ (A ∩ (M ∩ N )c ),

luego M ∩N ∈ M. Por tanto, M ∪N = (M c ∩N c )c ∈ M y M \N = M ∩N c ∈


M. Resulta también, por inducción, que M1 ∪ . . . ∪ Mp y M1 ∩ . . . ∩ Mp están
en M si M1 , . . . , Mp ∈ M.
TEORÍA DE LA MEDIDA 11

Asimismo, se prueba fácilmente por inducción que


p
( (∪
p
)c )
∗ ∗ ∗
µ (A) = µ (A ∩ Mj ) + µ A ∩ Mj [1]
j=1 j=1

para todo A ⊂ X y todo sistema de elementos M1 , . . . , Mp de M dos a dos


disjuntos.


Sean ahora Mn ∈ M con n ∈ N. Para probar que Mn ∈ M, pode-
n=1
mos suponer que los Mn son dos a dos disjuntos (basta sustituir la sucesión
M1 , M2 , M3 , . . . por la sucesión M1 , M2 \ M1 , M3 \ (M1 ∪ M2 ), . . . , cuya unión


es también Mn ). Por [1], si A ⊂ X, resulta que, para todo n ∈ N,
n=1


n
( (∪
n
)c )
∗ ∗ ∗
µ (A) = µ (A ∩ Mj ) + µ A ∩ Mj
j=1 j=1


n
( (∪

)c )
≥ µ∗ (A ∩ Mj ) + µ∗ A ∩ Mj ,
j=1 j=1

lo que implica que



( (∪

)c )
∗ ∗ ∗
µ (A) ≥ µ (A ∩ Mj ) + µ A ∩ Mj
j=1 j=1


( (∪

)) ∗
( (∪

)c )
≥µ A∩ Mj +µ A∩ Mj ≥ µ∗ (A),
j=1 j=1

donde hemos usado dos veces la subaditividad. Por tanto,

∗ ∗
( (∪

)) ∗
( (∪

)c )
µ (A) = µ A ∩ Mj +µ A∩ Mj para todo A ⊂ X,
j=1 j=1



de donde deducimos que Mn ∈ M. Hemos probado que M es una σ-
n=1
álgebra.
Denotemos µ := µ∗ |M . Entonces µ(∅) = µ∗ (∅) = 0. En cuanto a la σ-
aditividad de µ, tomemos Mn ∈ M (n ∈ N) dos a dos disjuntos. Haciendo
12 Luis Bernal González



A= Mn en el razonamiento anterior, obtenemos –todas las desigualdades
n=1
deben ser igualdades– que
(∪

) ∑
∞ ∑

µ Mn = µ(Mn ) + µ(∅) = µ(Mn ).
n=1 n=1 n=1

Resta probar que µ es completa: esto resulta de que si M ⊂ X y µ∗ (M ) =


0, entonces M ∈ M. A su vez, esto es evidente porque si A ⊂ X, entonces
A ∩ M ⊂ M , luego µ∗ (A ∩ M ) = 0, ası́ que µ∗ (A) ≤ µ∗ (A \ M ) + 0 por
sub-aditividad, mientras que µ∗ (A) ≥ µ∗ (A \ M ) por monotonı́a. 2

1.5. Medida de Lebesgue


La σ-álgebra de los conjuntos medibles-Lebesgue MN (en RN ) es, por
definición, la σ-álgebra de los conjuntos medibles-Carathéodory generada por
la medida exterior de Lebesgue m∗ . La medida de Lebesgue es, por definición,
la medida m : MN → [0, +∞] dada por m := m∗ |MN . Observemos las
siguientes propiedades de la medida de Lebesgue:

m es completa y σ-finita: En efecto, m se elabora mediante un proce-



∞ ( )
dimiento de Carathéodory, y RN = [−n, n]N , con m [−n, n]N =
n=1
(2n)N < +∞ para todo n ∈ N.

MN ⊃ BN := la σ-álgebra de Borel de RN . En efecto, cada rectángulo


cerrado pertenece a MN . Ahora bien, cada abierto es unión numerable
de rectángulos, luego cada abierto está en MN . Como BN es la menor
σ-álgebra que contiene a cada abierto, BN ⊂ MN . En particular, todos
los cerrados, Fσ , Gδ , etc, están en MN .

m es invariante por traslaciones y homogénea de grado N , es decir, para


todo λ ∈ RN , todo c ∈ R y todo A ∈ MN se tiene m(λ + A) = m(A)
y m(cA) = |c|N m(A). La prueba se basa en que la propiedad es cierta
TEORÍA DE LA MEDIDA 13

para m∗ , lo cual, a su vez, se obtiene de la definición de m∗ y de


que la propiedad es válida para rectángulos. Hemos usado la notación
λ + A = {λ + x : x ∈ A}, cA = {cx : x ∈ A}.

Denotemos por ♯ (A) la cardinalidad de un conjunto A, y por ℵ la cardinalidad


del continuo, es decir, ℵ = ♯ (R). Puede probarse que ♯(BN ) = ℵ. Ya que
existen en R conjuntos medibles no numerables de medida de Lebesgue nula
(por ejemplo, el conjunto de Cantor), y ya que m es completa, se deduce que
♯(MN ) ≥ ♯(P(RN )) > ℵ, es decir, hay “muchos más” medibles-Lebesgue que
borelianos en RN .
El siguiente resultado caracteriza los conjuntos medibles-Lebesgue.

Teorema 1.5.1. Sea A ⊂ RN . Son equivalentes:

(a) A ∈ MN .

(b) Para cada ε > 0 existe un subconjunto abierto G ⊂ RN tal que A ⊂ G


y m∗ (G \ A) < ε.

(c) A = H \ B, donde H es un Gδ y m∗ (B) = 0.

(d) Para cada ε > 0 existe un subconjunto cerrado F ⊂ RN tal que F ⊂ A


y m∗ (A \ F ) < ε.

(e) A = K ∪ C, donde K es un Fσ y m∗ (C) = 0.

Demostración. (a) ⇒ (b): Partimos de que A ∈ MN . Supongamos que


m(A) < +∞. Por la definición de m∗ , existe una sucesión de rectángulos

∞ ∑∞
cerrados {In }∞
n=1 tal que A ⊂ In y m(A) + 2ε > vol(In ). Estirando
n=1 n=1
levemente los lados de cada uno de los rectángulos In , podemos obtener una
sucesión de rectángulos abiertos Jn (n ∈ N) tales que Jn ⊃ In y m∗ (Jn ) <
ε
vol(In ) + 2n+1
.
14 Luis Bernal González



Llamemos G := Jn . Entonces G es abierto [luego G\A ∈ MN ], A ⊂ G
n=1
y, como m(A) < +∞, se tiene que m∗ (G \ A) = m(G \ A) = m(G) − m(A) ≤
∑∞ ∑
∞ ∑
m∗ (Jn ) − vol(In ) + 2ε < ∞ ε ε
n=1 2n+1 + 2 = ε.
n=1 n=1

Si fuese m(A) = +∞, existirı́a una sucesión {Aj }∞


j=1 ⊂ MN tal que


m(Aj ) < +∞ para todo j y A = Aj . Fijado ε > 0, existe para cada
j=1
j ∈ N un abierto Gj tal que Aj ⊂ Gj y m(Gj \ Aj ) < 2εj . Sea ahora, por

∞ ∪

definición, G := Gj . Entonces G es abierto, A ⊂ G y G \ A ⊂ (Gj \ Aj ),
j=1 j=1

∞ ∑

luego m∗ (G \ A) = m(G \ A) ≤ m(Gj \ Aj ) < ε
2j
= ε.
j=1 j=1

(b) ⇒ (c): Para ε = elegimos un abierto Gj con A ⊂ Gj tal que


1
j
,


m∗ (Gj \ A) < 1/j. Llamemos H := Gj . Entonces H es un Gδ , H ⊃ A
j=1
y m∗ (H \ A) ≤ m∗ (Gj \ A) < 1/j para todo j ∈ N. Por tanto, si llamamos
B := H \ A, resulta que m∗ (B) = 0 y A = H \ B.

(a) ⇒ (d): Como RN \ A ∈ MN y ya se tenı́a [(a) ⇒ (b)], conseguimos


que dado ε > 0 podemos encontrar un abierto G tal que RN \ A ⊂ G y
m(G \ (RN \ A)) < ε. En consecuencia, si definimos F := RN \ G, resulta que
F es cerrado, F ⊂ A y m∗ (A \ F ) = m(A \ F ) = m(G \ (RN \ A)) < ε.

(c) ⇒ (a): Tenemos por hipótesis que A = H \ B, con H un Gδ [luego


H ∈ MN ] y m∗ (B) = 0 [luego B ∈ MN ], ası́ que A ∈ MN .
(e) ⇒ (a): Similar a la implicación anterior.
(d) ⇒ (e): Similar a la implicación [(b)⇒ (c)]. 2

Como ejemplo de conjunto que no es medible-Lebesgue, tenemos el con-


junto de Vitali, que describiremos a continuación.

En el intervalo [0, 1], definimos la relación de equivalencia:

x ∼ y ⇐⇒ x − y ∈ Q.
TEORÍA DE LA MEDIDA 15

Sea V un conjunto –que va a ser nuestro conjunto de Vitali– formado eligiendo


un elemento en cada clase de equivalencia. Sea {rn }∞
n=1 una enumeración de

los números racionales de [−1, 1] (de modo que la aplicación n ∈ N 7→ rn ∈


Q ∩ [−1, 1] es biyectiva), y llamemos Vn := rn + V (usamos la notación
a + S = {a + x : x ∈ S}). Veamos que Vn ∩ Vm = ∅ si n ̸= m: en efecto, si
x ∈ Vn ∩Vm , entonces existen α, β ∈ V tales que x = rn +α = rm +β. Por tanto
β − α = rn − rm ∈ Q, ası́ que β ∼ α, lo que implica que β = α y, por tanto


rn = rm . Luego n = m, lo que es una contradicción. Además, [0, 1] ⊂ Vn .
n=1
En efecto, si x ∈ [0, 1], debe estar en alguna clase de equivalencia, luego existe
α ∈ V tal que x ∼ α. Por tanto x − α ∈ Q ∩ [−1, 1], ası́ que existe n ∈ N
tal que x − α = rn , de donde deducimos que x = α + rn ∈ rn + V = Vn .


En consecuencia, [0, 1] ⊂ Vn ⊂ [−1, 2]. Si V fuese medible, Vn también lo
n=1


serı́a y m(Vn ) = m(V ), luego 1 ≤ m(V ) ≤ 3. Entonces m(V ) > 0 de la
n=1
primera desigualdad, mientras que de la segunda se obtiene que m(V ) = 0, lo
que provoca contradicción. Por tanto V ∈
/ M1 , como querı́amos demostrar.

1.6. Medidas absolutamente continuas


A veces nos encontramos con dos medidas sobre una misma σ-álgebra,
que están relacionadas de forma que una es pequeña cuando lo es la otra.
Esto motiva el siguiente concepto. Si (X, M) es un espacio medible y µ, ν
son dos medidas sobre él, decimos que ν es µ-continua o absolutamente
continua respecto de µ, y lo denotaremos como ν ≪ µ, cuando para cada
ε > 0 podemos encontrar un δ > 0 de modo que

[A ∈ M y µ(A) < δ ⇒ ν(A) < ε].

Más adelante se verá que la integración genera, de manera natural, medidas


absolutamente continuas. Por el momento, damos una caracterización parcial.
16 Luis Bernal González

Proposición 1.6.1. Sean µ y ν dos medidas sobre un mismo espacio medible


(X, M), con ν finita. Entonces ν ≪ µ ⇐⇒ [A ∈ M y µ(A) = 0 ⇒
ν(A) = 0].

Demostración. ⇒: Evidente, incluso sin la hipótesis de que ν sea finita.

⇐: Por reducción al absurdo, supongamos que se verifica la condición


encerrada entre corchetes, pero también que existe ε0 > 0 con la propiedad
de que, para cada δ > 0 existe Aδ ∈ M tal que µ(Aδ ) < δ y ν(Aδ ) ≥ ε0 .
En particular, para cada n ∈ N existe An ∈ M tal que µ(An ) < 1/2n y

∞ ∪

ν(An ) ≥ ε0 . Sea A := lı́m sup An = Ak ∈ M. Entonces µ(A) = 0 (se
n→∞ n=1 k=n
ha aplicado el Lema de Borel-Cantelli, véase Ejercicio 10) pero, para cada
( ∪
∞ )
n, se tiene ν Ak ≥ ε0 , luego, ya que ν es finita y la sucesión de los
k=n


Bn := Ak es decreciente, resulta por la Proposición 1.2.1 que ν(A) =
k=n
lı́m ν(Bn ) ≥ ε0 > 0, lo que contradice la hipótesis. 2
n→∞

1.7. Medida de Lebesgue–Stieltjes

Estudiemos ahora la medida de Lebesgue–Stieltjes. Esta tiene su punto


de partida en la consideración de una distribución de masa positiva sobre R.
Tal distribución puede representarse mediante una función φ : R → R tal que
φ(x) designe la masa del intervalo (−∞, x]. Entonces φ es creciente y continua
a la derecha. Si en un punto x0 hay localizada una masa positiva, φ no es
continua a la izquierda en x0 . La masa de cada intervalo (a, b] es φ(b) − φ(a),
y en cada punto x0 se define por φ(x0 ) − φ(x−
0 ). Estas consideraciones nos

llevan a la construcción dada en la siguiente proposición, cuya prueba se


omite por basarse solo en las definiciones.
TEORÍA DE LA MEDIDA 17

Proposición 1.7.1. Sea φ : R → R creciente y continua a la derecha.


Entonces la aplicación

{∑
∞ ∪

}
A ∈ P(R) 7→ m∗φ (A) := ı́nf (φ(bk ) − φ(ak )) : A ⊂ (ak , bk ] ∈ [0, +∞]
k=1 k=1

es una medida exterior en R.

La medida mφ que se obtiene a partir de m∗φ mediante el procedimiento de


Carathéodory se llama medida de Lebesgue–Stieltjes asociada a φ. Si φ = Id,
obtenemos la medida de Lebesgue. Resulta que la σ-álgebra sobre la que
mφ está definida contiene al conjunto de los borelianos (por contener a los
conjuntos (a, b], luego también contiene a los abiertos), pero no coincide en
general con M1 .

1.8. Funciones simples


Antes de considerar funciones medibles, nos será útil tratar las funciones
simples con vistas a la integración.
Notaciones conjuntistas como [f ≤ α], [f ≥ α], [f = α], [f = g] y
ası́ sucesivamente, donde f, g : X → [−∞, +∞] y α ∈ [−∞, +∞], signi-
fican {x ∈ X : f (x) ≤ α}, {x ∈ X : f (x) ≥ α}, {x ∈ X : f (x) = α} y
{x ∈ X : f (x) = g(x)}, respectivamente.
Recordemos que si X es un conjunto y A ⊂ X, la funcióncaracterı́stica de
 1 si x ∈ A
A se define como la función χA : X → R dada por χA (x) = .
 0 si x ̸∈ A
Algunas propiedades elementales son las siguientes, válidas para todos los
subconjuntos A, B ⊂ X :

χ∅ ≡ 0 y χX ≡ 1.

χA χB = χA∩B .
18 Luis Bernal González

[χA = 1] = A y [χA = 0] = X \ A.

χX\A = 1 − χA .

Definición 1.8.1. Diremos que una función φ : X → R es simple cuando


φ(X) es un conjunto finito.

Es fácil ver que las funciones simples constituyen un espacio vectorial, y


que una función φ : X → R es simple si y solo si existen a1 , . . . , ap ∈ R y exis-

p
ten A1 , . . . , Ap ⊂ X tales que φ = ai χAi . Por supuesto, la representación
i=1

p
ai χAi no es única, pero puede asociarse a cada función simple φ una “re-
i=1
presentación canónica”. A saber, si φ(X) = {a1 , . . . , ap }, donde los ai son

p
distintos entre sı́, entonces φ = ai χ[φ=ai ] .
i=1

1.9. Funciones medibles


Procedemos seguidamente a definir la clase de funciones sobre las cuales
tiene sentido la integración respecto de una medida. Pero antes es conveniente
detallar la topologı́a que vamos a considerar en [−∞, +∞]. A saber, una base
de entornos de cada punto α ∈ R es {(α − δ, α + δ) : δ > 0}. Una base de
entornos de +∞ es {(c, +∞] : c ∈ R}, y una base de entornos de −∞
es {[−∞, c) : c ∈ R}. Por tanto, los abiertos de R son también abiertos de
[−∞, +∞]. Esto no es válido para los cerrados, ya que por ejemplo, R es un
cerrado en R pero no lo es en [−∞, +∞].

Definición 1.9.1. Sea (X, M) un espacio medible y f : X → [−∞, +∞]


una función. Se dice que f es medible cuando f −1 (G) ∈ M para cualquier
subconjunto abierto G de [−∞, +∞].

Se prueba sin dificultad que f es medible ⇔ [f < a] ∈ M para todo


a ∈ R ⇔ [f ≤ a] ∈ M para todo a ∈ R ⇔ [f > a] ∈ M para todo a ∈ R
⇔ [f ≥ a] ∈ M para todo a ∈ R.
TEORÍA DE LA MEDIDA 19

En particular, supongamos que X ∈ MN (recordemos que MN denota la


familia de los conjuntos medibles-Lebesgue de RN ) y que sobre X tenemos
el espacio medible inducido M := {A ⊂ X : A ∈ MN }. Resulta que, si
f : X → [−∞, +∞] es continua, entonces f es medible.

En el siguiente teorema se enumeran algunas propiedades de las funciones


medibles. Recordemos que f + y f − denotan, respectivamente, la parte posi-
tiva y la parte negativa de una función real f , es decir, f + = máx{f, 0} y
f − = máx{−f, 0}.

Teorema 1.9.1. Sea (X, M) un espacio medible y sean f, g : X → [−∞, +∞]


un par de funciones. Se verifica:

1. Si f es constante, entonces f es medible.

2. Si f y g son medibles, los conjuntos [f < g], [f ≤ g] y [f = g] son


medibles.

3. Si f es medible y S ∈ M, entonces la restricción f |S : (S, MS ) →


[−∞, +∞] es medible.


4. Si X = An con An ∈ M para todo n ∈ N y cada f |An es medible,
n=1
entonces f es medible.

5. Si f y g son medibles, también lo son máx{f, g}, mı́n{f, g}, f + , f − ,


f 2 , 1/f y |f |.

6. Si fn : X → [−∞, +∞] (n ∈ N) es una sucesión de funciones medi-


bles, entonces las funciones sup fn , ı́nf fn , lı́m sup fn y lı́m inf fn son
n≥1 n≥1 n→∞ n→∞
medibles.

7. Si f, g : X → R son medibles y λ ∈ R, entonces f + g, λf y f · g son


medibles. Es decir, con las operaciones usuales de funciones, la familia
de las funciones medibles reales es un álgebra.
20 Luis Bernal González

8. Si f es simple, se tiene: f es medible ⇔ [f = a] ∈ M para todo a ∈ R


⇔ f es una combinación lineal finita de funciones caracterı́sticas de
conjuntos medibles.

9. Supongamos que las funciones fn : X → [−∞, +∞] (n ∈ N) son me-


dibles. Sea A := {x ∈ X : ∃ lı́m fn (x)}. Denotemos por f la función
n→∞
f : x ∈ A 7→ lı́m fn (x) ∈ [−∞, +∞]. Entonces A ∈ M y f es medible.
n→∞

Demostración. Se dará solo una idea. Usar que f = f + − f − y |f | = f + + f − ,


y que f + = f · χ{x : f (x)>0} y f − = −f · χ{x : f (x)<0} . Utilizar también que

[f < g] = ([f < q] ∩ [q < g]). Observar asimismo que f · g = (1/2)((f +
q∈Q

g)2 − f 2 − g 2 ). Además, si f = sup fn , entonces [f ≤ a] = [fn ≤ a]. Por
n≥1 n∈N
último, lı́m sup fn = ı́nf sup fk y lı́m inf fn = sup ı́nf fk , y existe lı́m fn (x) si
n→∞ n k≥n n→∞ n k≥n n→∞
y solo si lı́m sup fn (x) = lı́m inf fn (x). 2
n→∞ n→∞

Veamos ahora que cada función medible se puede aproximar por funciones
simples medibles.

Teorema 1.9.2. (a) Sea (X, M) un espacio medible y f : X → [0, +∞]


medible. Entonces existe una sucesión creciente {φn }∞
n=1 de funciones simples

medibles no negativas tales que lı́m φn (x) = f (x) para todo x ∈ X.


n→∞
(b) Sea (X, M) un espacio medible y f : X → [−∞, +∞] medible. En-
tonces existe una sucesión {φn }∞
n=1 de funciones simples medibles tales que

lı́m φn (x) = f (x) para todo x ∈ X. Si f es acotada, la convergencia puede


n→∞
conseguirse uniforme.

Demostración. Supuesto probado (a), la parte (b) es inmediata. En efecto:


f = f + − f − con f + , f − : X → [0, +∞] medibles. Entonces existen φn , ψn
(n ∈ N) simples y medibles de X en [0, +∞] tales que φn (x) ↑ f + (x) y
ψn (x) ↑ f − (x) para todo x ∈ X. Luego {φn − ψn }∞
n=1 es una sucesión de

funciones simples y medibles tales que φn (x) − ψn (x) → f (x) (n → ∞) para


TEORÍA DE LA MEDIDA 21

todo x ∈ X. La parte de la convergencia uniforme se deduce de la prueba de


(a), donde se verá la misma propiedad en el caso de f ≥ 0 con f acotada.
Basta observar que si f : X → R es acotada, entonces f = f + − f − con f +
y f − acotadas.
Probemos (a). Sea f ≥ 0 y medible. Entonces los conjuntos En,i :=
f −1 ([ i−1 , i )) (1 ≤ i ≤ n2n , n ∈ N) y Fn := f −1 ([n, +∞]) (n ∈ N) son
2n 2n

medibles, al serlo f . Se deduce que, para cada n ∈ N, la función



n2 n
i−1
φn := χEn,i + nχFn
i=1
2n

es no negativa, simple y medible.


Fijemos ahora n ∈ N, y x ∈ X. Tenemos:

Si f (x) ≥ n, entonces φn (x) = n ≤ f (x).

Si f (x) < n, entonces existe i ∈ {1, 2, . . . , n2n } tal que i−1


2n
≤ f (x) < i
2n
,
luego φn (x) = i−1
2n
≤ f (x).

En ambos casos obtenemos que φn (x) ≤ f (x). Probemos ahora que


{φn (x)}n≥1 es creciente para cada x ∈ X.

Si f (x) ≥ n + 1 entonces φn (x) = n ≤ n + 1 = φn+1 (x).

Si n ≤ f (x) < n + 1 entonces φn (x) = n y φn+1 (x) = i−1


2n+1
, donde
i ∈ {1, . . . , (n + 1)2n+1 } es tal que i−1
2n+1
≤ f (x) < i
2n+1
. Por tanto
n < i
2n+1
, luego n2n+1 < i. Se deduce que n2n+1 ≤ i − 1, ası́ que
φn (x) = n ≤ i−1
2n+1
= φn+1 (x).

Si f (x) < n, se tiene que f (x) < n + 1, luego existe i ∈ {1, . . . , n2n }
y existe j ∈ {1, . . . , (n + 1)2n+1 } tales que i−1
2n
≤ f (x) < i
2n
y j−1
2n+1

j i−1 j−1
f (x) < 2n+1
, de donde resulta φn (x) = 2n
y φn+1 (x) = .
Pero de las
2n+1

desigualdades anteriores obtenemos que i−12n


< 2n+1 , luego 2(i − 1) < j,
j

ası́ que 2(i − 1) ≤ j − 1, y por tanto φn (x) = i−1


2n
≤ 2j−1
n+1 = φn+1 (x).
22 Luis Bernal González

En todos los casos obtenemos que φn (x) ≤ φn+1 (x).


Por último, probemos que lı́m φn (x) = f (x) para todo x ∈ X.
n→∞

Si f (x) = +∞, entonces φn (x) = n para todo n ∈ N, de donde


lı́m φn (x) = f (x).
n→∞

Si f (x) < +∞, existe n0 ∈ N tal que f (x) < n0 , luego, para todo n ≥
in −1
n0 , se tiene que φn (x) = 2n
≤ f (x) < in
2n
con in ∈ {1, . . . , n2n }. Esto
implica que |φn (x) − f (x)| = f (x) − φn (x) < 1
2n
→ 0. En consecuencia,
φn (x) → f (x) (n → ∞).

Notemos finalmente que, si f es acotada, el n0 obtenido anteriormente no


depende de x, con lo que tendrı́amos que, para todo n ≥ n0 , sup |φn (x) −
x∈X
f (x)| ≤ 1
2n
→ 0, de donde obtenemos la convergencia uniforme. 2

1.10. Integral de una función


El concepto de integral de una función sobre un espacio de medida es
la extensión del concepto de integral de Riemann, el cual a su vez abstrae la
idea de área definida por la gráfica de una función. Comencemos definiendo
la integral de funciones medibles no negativas.

1.10.1. Integral de funciones medibles no negativas


En primer lugar, definimos el concepto para las funciones simples.

Definición 1.10.1. Supongamos que (X, M, µ) es un espacio de medida, y


que φ : X → [0, +∞) es una función no negativa, simple y medible, digamos
∑N
φ= ai χAi con ai ≥ 0 y Ai ∈ M, i ∈ {1, . . . , N }. La integral de φ sobre
i=1
X respecto de µ se define como
∫ ∑
N
φ dµ := ai µ(Ai ).
X i=1
TEORÍA DE LA MEDIDA 23

Si E ∈ M, la integral de φ sobre E respecto de µ se define como


∫ ∫ ∑
N
φ dµ = φ · χE dµ = ai µ(Ai ∩ E).
E X i=1

Notemos que estas definiciones tienen sentido y son independientes de la


expresión de φ. Las propiedades establecidas en la siguiente proposición son
de fácil demostración.

Proposición 1.10.1. Sean φ, ψ dos funciones simples medibles y positivas,


y sea λ ≥ 0. Se verifica:
∫ ∫ ∫ ∫ ∫
(a) X (φ + ψ) dµ = X φ dµ + X ψ dµ y X λφ dµ = λ X φ dµ.
∫ ∫
(b) Si φ ≤ ψ, entonces X φ dµ ≤ X ψ dµ.

(c) La aplicación ν : E ∈ M 7→ E φ dµ ∈ [0, +∞] es una medida positiva.

Inspirados en el teorema de aproximación de funciones medibles, parece


natural dar la siguiente definición para funciones no negativas.

Definición 1.10.2. Supongamos que (X, M, µ) es un espacio de medida y


que f : X → [0, +∞] es una función medible. Se define la integral de f sobre
X respecto de µ como
∫ {∫ }
f dµ = sup φ dµ : φ simple y medible con 0 ≤ φ ≤ f .
X X
∫ ∫
Si E ∈ M, la integral de f sobre E se define como E
f dµ = X
f · χE dµ.

Observemos que X
f dµ ∈ [0, +∞] y que la definición de integral es
coherente con el caso en que f sea simple y medible. Veamos ahora algunas
propiedades elementales.

Proposición 1.10.2. Sean f, g : X → [0, +∞] medibles y A, B ∈ M, donde


se supone que (X, M, µ) es un espacio de medida. Se verifican las siguientes
propiedades:
∫ ∫
(a) Si f ≤ g en X, entonces X
f dµ ≤ X
g dµ.
24 Luis Bernal González

∫ ∫
(b) Si A ⊂ B entonces A f dµ ≤ B f dµ.
∫ ∫ ∫
(c) X (f + g) dµ = X f dµ + X g dµ.
∫ ∫
(d) Si λ ≥ 0, entonces X λf dµ = λ X f dµ.

(e) Si o bien f ≡ 0 en A o bien µ(A) = 0, entonces A
f dµ = 0.
∫ ∫
(f) Si µ(B) = 0 entonces X f dµ = X\B f dµ.

1.10.2. Conjuntos de medida nula

La última propiedad de la proposición anterior nos viene a decir que


los conjuntos de medida nula son “despreciables” para la integración. Ob-
servando esta propiedad, tenemos que si B ∈ M, con µ(B) = 0, y f :
X \ B → [0, +∞] es medible (en el espacio de medida inducido), podrı́a
∫ ∫
 := X F dµ, donde F : X → [0, +∞] es la función definida
definirse X f dµ
 f (x) si x ∈ X \ B
como F (x) :=
 0 si x ∈ B.
Asimismo, también debido a la última propiedad, parece importante es-
tudiar más detenidamente los conjuntos de medida nula en relación con la
integración.

Definición 1.10.3. Sea (X, M, µ) un espacio de medida completo y P (·)


una propiedad definida sobre los elementos de X. Si A ∈ M, se dice que P
se verifica en casi todo A (ect A) cuando el conjunto N := {x ∈ A : P (x) no
se verifica} ∈ M y µ(N ) = 0.

Por ejemplo, la expresión “f = g ect X” significa que {x ∈ X : f (x) ̸=


g(x)} es medible y que su medida es nula. En tal caso se dice que f y g son
µ-equivalentes.

El siguiente resultado muestra que la medibilidad de una función se


mantiene por equivalencia y por convergencia ect.
TEORÍA DE LA MEDIDA 25

Proposición 1.10.3. Supongamos que (X, M, µ) es un espacio de medida


completo.

(a) Si f, g : X → [−∞, +∞] son tales que f es medible y f = g ect,


entonces g es también medible.

(b) Si fn , f : X → [−∞, +∞] (n ∈ N) son tales que cada fn es medible y


lı́m fn (x) = f (x) ect X, entonces f es medible.
n→∞

Demostración. (a) Llamemos N := {x ∈ X : f (x) ̸= g(x)}. Hemos de


probar que, dado a ∈ R, el conjunto A := {x ∈ X : g(x) < a} ∈ M.
Tenemos A = (A ∩ N ) ∪ (A ∩ N c ) ∈ M, ya que A ∩ N ∈ M porque µ es
completa, y como N c ∈ M y A ∩ N c = {x ∈ X : f (x) < a} ∩ N c , se tiene
también que A ∩ N c es medible.

(b) Llamemos N = {x ∈ X : fn (x) 9 f (x)}. Entonces N ∈ M y µ(N ) = 0.


Denotemos g(x) := lı́m sup fn (x). Sabemos que g es medible. Por otra parte,
n→∞
el conjunto {x ∈ X : g(x) ̸= f (x)} está contenido en N y µ(N ) = 0. Como
µ es completa, el conjunto [g ̸= f ] es medible de medida nula, y por tanto
g = f ect. De (a) se deduce que f es medible. 2

El siguiente resultado auxiliar es interesante por sı́ mismo y tendrá im-


portantes consecuencias.

Lema 1.10.4. [Desigualdad de Chebyshev] Si a ∈ (0, +∞) y f : X →


[0, +∞] es medible, entonces

1
µ([f ≥ a]) ≤ f dµ.
a X

Demostración. Verificar que a · χ[f ≥a] ≤ f e integrar. 2

Corolario 1.10.5. Sean f : X → [0, +∞] una función medible y A ∈ M.


Se tiene:

(1) Si A
f dµ = 0, entonces f = 0 ect A.
26 Luis Bernal González


(2) Si A
f dµ < +∞ entonces f < +∞ ect A.

Demostración. (1) El conjunto N := {x ∈ A : f (x) ̸= 0} es medible. Hemos




de probar que µ(N ) = 0. Notemos que N = {x ∈ A : f (x) > 0} = {x ∈
n=1
A : f (x) ≥ n1 }. Por reducción al absurdo, si fuese µ(N ) > 0, existirá algún
m ∈ N tal que µ({x ∈ A : f (x) ≥ m1 }) > 0. Por la desigualdad de Chebyshev,
∫ ∫
se tiene 0 < m · A f dµ. Por tanto A f dµ > 0, lo cual es una contradicción.

(2) Hemos de probar esta vez que el conjunto medible N := {x ∈ A : f (x) =




+∞} cumple µ(N ) = 0. Ahora bien, N = {x ∈ A : f (x) ≥ n}. Por
n=1 ∫
la desigualdad de Chebyshev, µ({x ∈ A : f (x) ≥ n}) ≤ n1 A f dµ → 0
(n → ∞). Entonces, ya que cada conjunto {x ∈ A : f (x) ≥ n} tiene medida
finita y la intersección anterior es decreciente, se obtiene de la Proposición
1.2.1 que µ(N ) = lı́m µ({x ∈ A : f (x) ≥ n}) = 0. 2
n→∞

1.10.3. Funciones integrables


Consideramos ahora el caso de una función medible general.

Definición 1.10.4. Consideremos un espacio de medida completo (X, M, µ).


Sean f : X → [−∞, +∞] medible y A ∈ M. Se dice que f es integrable sobre
∫ ∫
A cuando ambas integrales A f + dµ y A f − dµ son finitas o, equivalente-

mente, cuando A |f | dµ < +∞. En tal caso, se define la integral de f en A
∫ ∫ ∫
como el número real A f dµ := A f + dµ − A f − dµ.

Se denotará por L1A (µ), o bien por L1µ (A) o L1 (µ, A), el conjunto de las
funciones integrables sobre A respecto de µ.
Cuando conviene hacer explı́cita la variable de la función que se inte-
gra, se denotará la integral de la definición anterior mediante la expresión

A
f (x) dµ(x) o similar. Esto será especialmente útil cuando tratemos con
medidas producto (ver Sección 16).
TEORÍA DE LA MEDIDA 27

Proposición 1.10.6. Se verifican las siguientes propiedades:


∫ ∫ ∫
Si f ∈ L1A (µ), entonces A
|f | dµ = A
f + dµ + A
f − dµ.

Si f ∈ L1A (µ), entonces f es finita ect A.

Si f es medible y |f | ≤ g en A con g ∈ L1A (µ), entonces f ∈ L1A (µ).


En particular, las funciones medibles y acotadas son integrables en con-
juntos de medida finita, y las funciones continuas de RN en R son
Lebesgue-integrables en cada subconjunto compacto de RN .

Si f = 0 ect A o si µ(A) = 0, entonces f dµ = 0. En consecuencia,
A

si f y g son funciones medibles µ-equivalentes, entonces A f dµ =

A
g dµ.

L1A (µ) es un espacio vectorial. Especı́ficamente, si f, g ∈ L1A (µ) y λ ∈


∫ ∫
R, entonces f + g y λf ∈ L1A (µ), y además A (f + g) dµ = A f dµ +
∫ ∫ ∫
A
g dµ y A
λf dµ = λ A
f dµ.
∫ ∫
Si f y g son integrables y f ≤ g ect A, entonces A
f dµ ≤ A
g dµ.
∫ ∫
Si f ∈ L1A (µ), entonces A f dµ ≤ A |f | dµ.

Si f ∈ L1X (µ) y B
f dµ = 0 para todo B ∈ M, entonces f = 0 ect X.

Se denotará por L1 (µ) la familia de las funciones f : X → [−∞, +∞]


integrables en X, donde se identifican dos funciones f, g cuando son µ-equiva-
lentes; ası́ que, estrictamente hablando, L1 (µ) consta de clases de equivalencia
[es fácil probar que la relación “f = g ect X” es de equivalencia en L1X (µ)].
Por otra parte, λf , f + g tienen sentido para f, g ∈ L1 (µ) y λ ∈ R, pues f y
g son finitas ect X.
La proposición anterior, junto con la desigualdad |f + g| ≤ |f | + |g|,
permiten establecer el siguiente teorema.
28 Luis Bernal González

Teorema 1.10.7. L1 (µ) es un espacio vectorial, la aplicación f ∈ L1 (µ) 7→



X
f dµ ∈ R es una forma lineal en él, y la aplicación ∥ · ∥1 : f ∈ L1 (µ) 7→

X
|f | dµ ∈ [0, +∞) es una norma.

1.11. Teoremas de convergencia


Existen varios teoremas de convergencia cuyo objetivo es intercambiar
las operaciones de lı́mite e integración.

Teorema 1.11.1. [Teorema de convergencia monótona de B. Levi]


Sea (X, M, µ) un espacio de medida completo y fn : X → [−∞, +∞] (n ∈ N)
una sucesión de funciones medibles tales que fn (x) ≤ fn+1 (x) para todo n ∈ N
ect x ∈ X. Llamemos f := lı́m fn = sup fn , definida ect X. Se tiene:
n→∞ n∈N
∫ ∫
(a) Si fn ≥ 0 para todo n ∈ N, entonces lı́m fn dµ = f dµ.
n→∞ X X

(b) Si fn ∈ L1 (µ) para todo n ∈ N y sup X
fn dµ < +∞, entonces f ∈
∫ ∫ n≥1
L1 (µ) y lı́m X fn dµ = X f dµ.
n→∞

Demostración. En cuanto a (b), basta aplicar (a) a la sucesión {fn − f1 } y


a su lı́mite f − f1 .
Probemos (a). Sea L := {x ∈ X : ∃ lı́m fn (x) ∈ [0, +∞]}. Entonces L y
n→∞
X \ L son medibles y µ(X \ L) = 0 y f está definida en L, es medible y no
negativa. Como µ(X \ L) = 0, podemos suponer que fn → f puntualmente
∫ ∫
en todo X, ya que X f dµ = L f dµ [definiendo f por ejemplo como 0 en
∫ ∫
X \ L] y lo mismo para las fn . Hemos de probar que lı́m X fn dµ = X f dµ.
∫ ∞
n→∞
Como fn ≤ fn+1 , la sucesión { X fn dµ}n=1 es también creciente, luego su

lı́mite siempre existe y es igual al sup X fn dµ. Como fn ≤ sup fj = f , la
n∈N j
desigualdad “≤” es evidente.
Probemos “≥”: Fijado n ∈ N, existe una sucesión {φn,m }∞
m=1 de funciones

simples y medibles tales que 0 ≤ φn,m ↑ fn (x) para todo x ∈ X y todo


TEORÍA DE LA MEDIDA 29

n ∈ N. Entonces es fácil ver que ψn := máx{φ1,n , . . . , φn,n } es una sucesión


de funciones simples medibles no negativas tales que ψn (x) ↑ f (x) y ψn (x) ≤
fn (x) para todo x ∈ X y todo n ∈ N.
∫ ∫
Por tanto, X ψn (x) dµ ≤ X fn dµ para todo n ∈ N, luego es suficiente
∫ ∫
demostrar que X f dµ ≤ lı́m X ψn dµ, para lo cual, a su vez, basta fijar una
n→∞
función simple medible φ con 0 ≤ φ ≤ f y probar que
∫ ∫
φ dµ ≤ lı́m ψn dµ. [2]
X n→∞ X

Probemos primero la desigualdad [2] en el caso en que que φ ≡ c = constante


∈ [0, +∞). Si c = 0, es trivial. Si c > 0, fijemos a ∈ (0, c). Ya que φ ≤ f =
sup ψn , resulta que para cada x ∈ X, existe n0 ∈ N tal que ψn (x) > a para
n∈N
todo n ≥ n0 . Sea An := [ψn > a]. Entonces la sucesión {An }∞
n=1 es creciente


y X = An . Por tanto µ(An ) ↑ µ(X). Por otra parte, a · χAn ≤ ψn ,
n=1 ∫ ∫
luego a · µ(An ) ≤ X ψn dµ, de donde deducimos que aµ(X) ≤ lı́m X ψn dµ,
∫ ∫ n→∞
ası́ que X φ dµ = cµ(X) ≤ lı́m X ψn dµ, que es la desigualdad [2] en este
n→∞
caso.

p
En el caso general, se tiene que φ = ci · χEi con ci ∈ [0, +∞) y Ei ∈ M
i=1

p
dos a dos disjuntos con X = Ei . Aplicamos entonces el resultado a cada
i=1
función ci · χEi y obtenemos:
∫ ∑ p ∫ p ∫

φ dµ = ci · χEi dµ = φ dµ
X i=1 X i=1 Ei


p ∫ p ∫
∑ ∫
≤ lı́m ψn dµ = lı́m ψn dµ = lı́m ψn dµ,
n→∞ Ei n→∞ Ei n→∞ X
i=1 i=1
como querı́amos demostrar. 2

Corolario 1.11.2. Sean f, fn : X → [0, +∞] (n ∈ N) funciones medibles


definidas en un espacio de medida completo (X, M, µ). Se verifica:
∫ ∑ ∞ ∞ ∫

(a) X fn dµ = f dµ.
X n
n=1 n=1
30 Luis Bernal González


(b) La aplicación ν : E ∈ M 7→ ν(E) = E
f dµ ∈ [0, +∞] es una medida
positiva.

Demostración. (a) Aplicar el teorema de la convergencia monótona a la



n
sucesión {gn }∞
n=1 dada por gn := fi (n ∈ N).
i=1
(b) Aplicar el apartado (a) a las funciones fn := f · χAn (n ∈ N), donde los
An son conjuntos medibles disjuntos. 2

La parte (b) del corolario anterior nos da una manera de generar medidas
a partir de una función medible y de otra medida. Además, ν(E) = 0 si
µ(E) = 0. Más adelante (Teorema de Radon-Nikodym) veremos que tales
medidas ν se generan siempre ası́.

Teorema 1.11.3. [Lema de Fatou] Sea fn : X → [0, +∞] (n ∈ N) una


sucesión de funciones medibles definidas en un espacio de medida completo
(X, M, µ). Entonces
∫ ∫
lı́m inf fn dµ ≤ lı́m inf fn dµ.
X n→∞ n→∞ X

Demostración. Definimos gk := ı́nf{fk , fk+1 , . . .} para cada k ∈ N. Entonces


cada gk es medible y no negativa, la sucesión {gk }k≥1 es creciente, lı́m gk =
k→∞
lı́m inf fn y gk ≤ fk para todo k ∈ N. Del teorema de la convergencia
n→∞ ∫ ∫ ∫
monótona se deduce que lı́m X gk dµ = X lı́m gk dµ = X lı́m inf fn dµ. Por
∫ k→∞ ∫ k→∞ ∫ n→∞
otra parte, lı́m X gn dµ = lı́m inf X gn dµ ≤ lı́m inf X fn dµ, pues gn ≤ fn .
n→∞ n→∞ n→∞
De aquı́ deducimos el resultado. 2

A continuación, establecemos el que quizás sea el resultado más impor-


tante de intercambio de las operaciones de lı́mite e integración.

Teorema 1.11.4. [Teorema de Lebesgue de la convergencia dominada]


Sea (X, M, µ) un espacio de medida completo, y sean f, fn : X → [−∞, +∞]
(n ∈ N) y g : X → [0, +∞] funciones tales que cada fn es medible, |fn | ≤
TEORÍA DE LA MEDIDA 31

g ect X (n ∈ N), g ∈ L1X (µ) y f (x) = lı́m fn (x) ect x ∈ X. Entonces


n→∞
f ∈ L1X (µ) y fn → f en ∥ · ∥1 . En particular,
∫ ∫
f dµ = lı́m fn dµ.
X n→∞ X



Demostración. Ya que el conjunto Z := {x ∈ X : fn (x) 9 f (x)} ∪ [|fn | >
n=1
g]} es medible y µ(Z) = 0, podemos suponer que todos los lı́mites y desigual-
dades de la hipótesis son “en todo x ∈ X”.

Tenemos pues que f es medible y |f | ≤ g ∈ L1X (µ), ası́ que X
|f | dµ ≤

X
g dµ < +∞, de donde inferimos que f ∈ L1X (µ).
Probemos ahora que fn → f en la norma ∥ · ∥1 de L1 (µ), es decir,

lı́m |fn − f | dµ = 0. [3]
n→∞ X
∫ ∫
De aquı́ se deduce que X f dµ = lı́m X fn dµ (y la demostración habrá acaba-
∫ ∫ ∫
n→∞ ∫
do), pues | X fn dµ − X f dµ| = | X (fn − f ) dµ| ≤ X |fn − f | dµ.
Demostremos pues [3]. En primer lugar, |fn − f | ≤ |fn | + |f | ≤ 2g, luego
2g − |fn − f | ≥ 0. Por el Lema de Fatou,
∫ ∫
lı́m (2g − |fn − f |) dµ ≤ lı́m inf (2g − |fn − f |) dµ.
X n→∞ n→∞ X

Si usamos ahora la linealidad de la integral y el hecho de que lı́m inf (−αn ) =


n→∞
− lı́m sup(αn ) (válido para cualquier sucesión {αn }n≥1 de números reales),
n→∞ ∫ ∫
resulta que lı́m sup X |fn − f | dµ ≤ 0. Pero lı́m inf X |fn − f | dµ ≥ 0, porque
n→∞ ∫ n→∞
|fn − f | ≥ 0 para todo n ∈ N, luego X |fn − f | dµ ≥ 0 para todo n ∈ N. De
las dos últimas desigualdades sobre lı́m sup, lı́m inf se deduce [3]. 2
n→∞ n→∞

Como consecuencia, obtenemos el siguiente resultado de intercambio de


series con integrales.

Teorema 1.11.5. Sea (X, M, µ) un espacio de medida completo y sea {fn }∞


n=1

∞ ∑

⊂ LX (µ) una sucesión tal que
1
∥fn ∥1 < +∞. Entonces fn (x) converge
n=1 n=1
32 Luis Bernal González

absolutamente en casi todo x ∈ X a cierto valor real S(x), la función S es


integrable y
∫ ∞ ∫

S dµ = fn dµ.
X n=1 X

Demostración. Aplicar el Corolario 1.11.2(a) a las funciones |fn |, después el



Corolario 1.10.5(2) a la función ∞n=1 |fn |, y a continuación el teorema de

la convergencia dominada a la sucesión de sumas parciales de la sucesión


{fn }n≥1 . 2
Del teorema de la convergencia dominada podemos también deducir que la
integral de una función integrable está casi toda concentrada en un conjunto
de medida finita. Antes necesitamos un lema.

Lema 1.11.6. Si (X, M, µ) es un espacio de medida completo y f ∈ L1µ (X),


entonces f es nula fuera de un conjunto σ-finito.

Demostración. Observar que [f ̸= 0] = ∞ n=1 [|f | ≥ 1/n]. Por la desigualdad

de Chebyshev, µ([|f | ≥ 1/n]) ≤ n X |f | dµ < +∞. 

Proposición 1.11.7. Sean (X, M, µ) un espacio de medida completo, ε > 0



y f ∈ L1X (µ). Entonces existe A ∈ M tal que µ(A) < +∞ y X f dµ −

f dµ < ε.
A



Demostración. Por el lema anterior, podemos escribir X = Y ∪ An , con
n=1
f |Y = 0, {An }∞
n=1 una sucesión creciente de conjuntos medibles y µ(An ) <

+∞ para todo n ∈ N. Considerar {fn := f χAn }∞


n=1 y aplicar el Teorema

1.11.4. 2

1.12. Relación con la integral de Riemann


Comentaremos ahora la importante relación entre la integral de Rie-
mann y la de Lebesgue. Sea [a, b] ⊂ R un intervalo compacto y P = P[a, b]
TEORÍA DE LA MEDIDA 33

el conjunto de las particiones P = {a = t0 < t1 < · · · < tn = b} de [a, b].


Si f : [a, b] → R es una función acotada y P es una partición como la ante-
rior, se definen la suma superior de Riemann y la suma inferior de Riemann
∑n
de f relativas a P como los números U (f, P ) = sup f · (tk − tk−1 ) y
k=1 [tk−1 ,tk ]

n
L(f, P ) = ı́nf f · (tk − tk−1 ), respectivamente.
k=1 [tk−1 ,tk ]

Definición 1.12.1. Sea f : [a, b] → R una función acotada. Se define la inte-


gral superior de Darboux de f sobre [a, b] como el valor I(f ) = ı́nf{U (f, P ) :
P ∈ P}. Se define la integral inferior de Darboux de f sobre [a, b] como el
valor I(f ) = sup{L(f, P ) : P ∈ P}.

Es evidente que se tiene I(f ) ≤ I(f ) para cada f acotada.

Definición 1.12.2. Se dice que una función f : [a, b] → R es Riemann-


integrable en [a, b], y escribiremos f ∈ R[a, b], cuando f es acotada e I(f ) =
∫b
I(f ). En tal caso, al valor común a f (x) dx := I(f ) = I(f ) se le denomina
integral de Riemann de f en [a, b].

Denotemos por C[a, b] el espacio de las funciones continuas en [a, b] con


valores en R. Recordemos que C[a, b] ⊂ R[a, b]. Además, se verifica la ası́ lla-
mada condición de integrabilidad de Riemann: Sea f : [a, b] → R. Entonces
f ∈ R[a, b] ⇐⇒ [f es acotada y, para cada ε > 0, existe P ∈ P tal que
U (f, P ) − L(f, P ) < ε].
Usando el teorema de la convergencia dominada de Lebesgue, puede pro-
barse el siguiente criterio de Lebesgue de Riemann-integrabilidad.

Teorema 1.12.1. Sea f : [a, b] → R, y denotemos D(f ) := {x ∈ [a, b] : f es


discontinua en x}. Entonces f ∈ R[a, b] ⇐⇒ f es acotada y m(D(f )) = 0.
∫b ∫
En tal caso, f ∈ L1[a,b] (m) y a f (x) dx = [a,b] f dm.

Ejemplo. El recı́proco de la segunda parte del teorema es falso, por ejemplo,


f ≡ χQ está en L1[0,1] (m) pero no en R[0, 1].
34 Luis Bernal González

∫ ∫
Por otra parte, si f ∈ L1R (m), entonces R
f dm = lı́m f dm. En
n→∞ [−n,n]
efecto, basta aplicar a {fn := f χ[−n,n] }∞
n=1 el teorema de la convergencia

dominada. Si además f ∈ R[a, b] para cada intervalo [a, b] ⊂ R, se tendrá que


∫ ∫n
R
f dm = lı́m −n f (x) dx. Por tanto, en muchos casos, las integrales de
n→∞
Lebesgue se pueden calcular usando primitivas.

1.13. Completitud de L1(µ)

Nuestro próximo objetivo es demostrar la completitud del espacio nor-


mado L1 (µ), es decir, demostrar que L1 (µ) es un espacio de Banach. Para
ello necesitamos algunos conceptos.

Definición 1.13.1. Sea fn : X → R (n ∈ N) una sucesión de funciones


medibles definidas en un espacio de medida (X, M, µ).
(a) Se dice que {fn } converge a f casi uniformemente en X cuando, para
cada ε > 0 existe M = M (ε) ∈ M tal que µ(X \ M ) < ε y fn → f
uniformemente en M .
(b) Diremos que {fn } converge a f en medida, con f medible, cuando para
cada α > 0 se tiene que lı́m µ({x ∈ X : |fn (x) − f (x)| > α}) = 0.
n→∞
(c) Se dice que {fn } es de Cauchy en medida cuando, para cada α > 0 y cada
ε > 0, existe N = N (α, ε) ∈ N tal que µ({x ∈ X : |fi (x) − fj (x)| > α}) < ε
para todo i, j ≥ N .

No es difı́cil comprobar que si fn → f casi uniformemente, entonces fn →


f ect X (luego f es medible) y fn → f en medida, y esto último implica que
la sucesión {fn } es de Cauchy en medida. Pero que {fn } es de Cauchy en
medida no implica la convergencia puntual en casi todo a ninguna función.
No obstante, tenemos la siguiente proposición.
TEORÍA DE LA MEDIDA 35

Proposición 1.13.1. Sea fn : X → R (n ∈ N) una sucesión de Cauchy en


medida. Entonces existen una función medible f : X → R y una subsucesión
{fn(k) }∞
k=1 de {fn } tales que fn(k) → f (k → ∞) casi uniformemente.

Demostración. Ya que (fn ) es de Cauchy, resulta que, para cada k ∈ N,


podemos encontrar un n(k) ∈ N tal que µ({x ∈ X : |fi (x) − fj (x)| > 1
2k
}) <
1
2k
para todo i, j ≥ n(k). Podemos suponer que {n(k)} es estrictamente
creciente. Definimos Ek := {x ∈ X : |fn(k) (x) − fn(k+1) (x)| > 1
2k
} para cada
k ∈ N. Entonces µ(Ek ) < 21k . Para cada m ∈ N, se define también el conjunto

Pm = X \ Ek . Tenemos que
k>m

(∪ ) ∑ ∑
µ(X \ Pm ) = µ Ek ≤ µ(Ek ) < 1/2k = 1/2m .
k>m k>m k>m

Si x ∈ Pm entonces, para i > j ≥ m, resulta que |fn(i) (x) − fn(j) (x)| ≤



i−1
|fn(k) (x)−fn(k+1) (x)| ≤ 2j−1
1
, y de aquı́ se deduce que la sucesión {fn(k) (x)}k≥1
k=j
es de Cauchy uniformemente en Pm , es decir, fijado ε > 0, existe N =
N (ε, m) ∈ N tal que

sup |fn(i) (x) − fn(j) (x)| ≤ ε. [4]


x∈Pm , i,j≥N



Sea P := Pm . Entonces µ(X \ Pm ) → µ(X \ P ) = 0 y, para cada x ∈ P ,
m=1
{fn(k) (x)} es de Cauchy, luego converge a cierto valor f (x) ∈ R. Definiendo f
como 0 en X \P , resulta que f es medible. Ahora bien, para cada k, m ∈ N se
tiene sup |fn(k) (x) − f (x)| = lı́m sup |fn(k) (x) − fn(j) (x)|, y esta expresión
x∈Pm j→∞ x∈Pm
tiende a 0 por [4]. En consecuencia, fn(k) → f uniformemente en Pm . Pero,
para cada ε > 0 existe un m ∈ N tal que µ(X \ Pm ) < ε. En consecuencia,
fn(k) → f casi uniformemente en X. 2

Teorema 1.13.2. Sea (X, M, µ) un espacio de medida completo. Entonces


el espacio L1 (µ) es de Banach.
36 Luis Bernal González

Demostración. Supongamos que {fn }n≥1 ⊂ L1 (µ) es una sucesión de Cauchy


en la norma ∥ · ∥1 . Se ha de probar que existe f ∈ L1 (µ) tal que fn → f en
∥ · ∥1 .

Probemos primero que {fn } es de Cauchy en medida. Si no lo fuese,


existirı́an ε, α > 0 tales que para cada n existen i, j ≥ n con µ(Ei,j ) ≥ ε,

donde Ei,j := {x ∈ X : |fi (x) − fj (x)| > α}. Entonces ∥fi − fj ∥1 = X |fi −

fj | dµ ≥ Ei,j |fi − fj | dµ ≥ αε, luego {fn } no serı́a de Cauchy en ∥ · ∥1 .
Esta contradicción muestra que {fn } es de Cauchy en medida. Entonces,
por la proposición anterior, existen una función medible f : X → R y una
subsucesión {fn(k) } ⊂ {fn } tales que fn(k) → f ect X.

Puesto que |fn(k) (x)| → |f (x)| ect x ∈ X, se obtiene, utilizando el Lema


de Fatou, que

|f | dµ ≤ lı́m inf ∥fn(k) ∥1 < +∞,
X n→∞

porque la sucesión {fn } está acotada en ∥ · ∥1 , ya que es de Cauchy en ∥ · ∥1 .


Por tanto, f ∈ L1 (µ).

Fijado h ∈ N, resulta lı́m |fn(k) − fn(h) | = |f − fn(h) | ect X y, otra vez


k→∞
por el Lema de Fatou, obtenemos

∥f − fn(h) ∥1 ≤ lı́m inf ∥fn(k) − fn(h) ∥1 .


k→∞

Ya que {fn(k) } es también de Cauchy en ∥ · ∥1 , se deduce que, dado ε > 0,


existe h0 ∈ N tal que ∥fn(k) − fn(h) ∥1 < ε para todo k, h ≥ h0 . De lo anterior
se infiere que ∥f − fn(h) ∥1 ≤ ε para todo h ≥ h0 , luego fn(k) → f en ∥ · ∥1 y
{fk } es de Cauchy en ∥ · ∥1 . Ahora bien, en cualquier espacio métrico, si una
sucesión de Cauchy tiene alguna subsucesión convergente, la propia sucesión
es convergente. En consecuencia, fk → f en ∥ · ∥1 . 2
TEORÍA DE LA MEDIDA 37

1.14. Medidas signadas


Otro instrumento útil en la Teorı́a de la Medida, que surge de manera
natural cuando se considera la diferencia µ − ν de dos medidas positivas, es
el de las medidas con signo.

Definición 1.14.1. Sea (X, M) un espacio medible. Se llama medida con


signo, o bien medida signada, sobre (X, M) a una aplicación µ : M →
(−∞, +∞] numerablemente aditiva tal que µ(∅) = 0. La terna (X, M, µ)
se llama espacio de medida con signo. La medida µ se dice que es finita si
µ(X) ∈ R, y se dice que es σ-finita cuando existe {An }∞
n=1 ⊂ M tal que
∪∞
X= An y µ(An ) ∈ R para todo n ∈ N.
n=1

Por ejemplo, si µ es una medida positiva y f ∈ L1 (µ), entonces la apli-



cación ν : A ∈ M 7→ A f dµ ∈ R es una medida con signo finita.
Una medida signada µ no tiene por qué ser monótona, pero de la aditivi-
dad finita se deduce que, si A, B ∈ M con A ⊂ B y µ(B) < +∞, entonces
µ(A) < +∞. Por ello a una medida signada finita se la llama también medida
real. Se llama medida compleja sobre (X, M) a una aplicación µ : M → C
numerablemente aditiva tal que µ(∅) = 0. Es fácil ver que µ es una medida
compleja si y solo si existen dos medidas reales µ1 y µ2 tales que µ = µ1 +iµ2 .
Podrı́a suceder que un conjunto de medida finita tuviese subconjuntos con
medida de valor absoluto arbitrariamente grande. La siguiente proposición
prueba que, sin embargo, esto no es ası́. La notación A = B ⊔ C significa que
A, B y C son conjuntos tales que A = B ∪ C y B ∩ C = ∅.

Proposición 1.14.1. Sea (X, M, µ) un espacio de medida con signo y E ∈


M tal que µ(E) < +∞. Entonces

sup{|µ(P )| : P ⊂ E, P ∈ M} < +∞.


38 Luis Bernal González

Demostración. Para cada A ∈ M, llamaremos S(A) := sup{|µ(P )| : P ⊂


A, P ∈ M}. Hemos de probar que S(E) < +∞.
Por reducción al absurdo, supongamos que S(E) = +∞. Entonces existe
P ∈ M tal que P ⊂ E y 1 + |µ(E)| ≤ |µ(P )| < +∞. Por tanto |µ(E \ P )| =
|µ(E) − µ(P )| ≥ 1. De esta forma, obtenemos: E = P ⊔ (E \ P ), µ(P ) ∈ R,
µ(E \ P ) ∈ R y |µ(P )| ≥ 1 ≤ |µ(E \ P )|. Ya que E = P ⊔ (E \ P ), uno de
estos dos subconjuntos, sea T1 (= P o E \P ) cumple S(T1 ) = +∞. Aplicando
a T1 el mismo razonamiento anterior, obtenemos un conjunto T2 ∈ M tal que
T2 ⊂ T1 , +∞ > |µ(T2 )| ≥ 2 y S(T2 ) = +∞. Por inducción, conseguimos una
sucesión de conjuntos {Tk }∞
k=1 ⊂ M tales que Tk+1 ⊂ Tk , S(Tk ) = +∞ >


|µ(Tk )| ≥ k para todo k ∈ N. Llamemos A := (Tn \ Tn+1 ) ∈ M.
n=1

∑∞
Resulta que |µ(A)| = [µ(Tn ) − µ(Tn+1 )] = lı́m [µ(T1 ) − µ(Tn )] =
n=1 n→∞
+∞ ya que {µ(Tn )}∞
n=1 no está acotada. Hemos obtenido una contradicción
porque A ⊂ E y µ(E) < +∞. 2

A una medida signada µ se le puede asociar de manera natural un par de


medidas positivas, a saber, µ+ := parte positiva de µ y µ− := parte negativa
de µ, definidas, para cada A ∈ M, como µ+ (A) = sup{µ(P ) : P ⊂ A, P ∈
M} y µ− (A) = −ı́nf{µ(P ) : P ⊂ A, P ∈ M}. Esto se expresa en el
siguiente teorema de descomposición de una medida con signo.

Teorema 1.14.2. [Teorema de descomposición de Jordan]


Sea (X, M, µ) un espacio de medida con signo. Se verifica:

(a) µ+ y µ− son medidas positivas.

(b) µ− es finita.

(c) Si µ es finita (σ-finita) entonces µ+ es finita (σ-finita, resp.).

(d) µ = µ+ − µ− .
TEORÍA DE LA MEDIDA 39

Demostración. De ser µ(∅) = 0 se deduce que µ+ (∅) = 0 = µ− (∅) y que


µ+ , µ− ≥ 0. De la proposición anterior, se obtiene (c).
Probemos la aditividad numerable de µ+ . Sean An ∈ M (n ∈ N) dos a


dos disjuntos, y sea A := An .
n=1
Si µ (A) < +∞, entonces µ+ (An ) < +∞ para todo n y, fijado ε > 0,
+

existe una sucesión {Bn }n≥1 ⊂ M tal que Bn ⊂ An y µ(Bn ) ≥ µ+ (An ) − 2εn
∪∞
para todo n. Como A ⊃ Bn , resulta que
n=1

(∪

) ∑∞ ∑

µ (A) ≥ µ
+
Bn = µ(Bn ) ≥ µ+ (An ) − ε,
n=1 n=1 n=1



de donde µ+ (A) ≥ µ+ (An ). Para la desigualdad opuesta, se considera,
n=1
para cada ε > 0, un conjunto B ⊂ A tal que B ∈ M y µ+ (A) ≤ ε + µ(B).
( ∪
∞ ) ∑
∞ ∑

Entonces µ+ (A) ≤ ε + µ (B ∩ An ) = ε + µ(B ∩ An ) ≤ ε + µ+ (An ).
n=1 n=1 n=1


Por tanto µ+ (A) ≤ µ+ (An ).
n=1
Si µ+ (A) = +∞, entonces para cada M > 0 existe B ∈ M tal que B ⊂ A
y µ(B) ≥ M , lo que implica que

(∪

) ∑∞ ∑

M ≤µ (B ∩ An ) = µ(B ∩ An ) ≤ µ+ (An ),
n=1 n=1 n=1


∞ ∑

luego µ+ (An ) ≥ M para todo M > 0. En consecuencia, µ+ (An ) =
n=1 n=1
+∞ = µ+ (A).
Análogamente a la primera parte, se obtiene que µ− es numerablemente
aditiva si µ− (X) < +∞. Si probamos que no hay otra posibilidad, tendrı́amos
(a) y (b).
Por reducción al absurdo, supongamos que µ− (X) = +∞. Entonces exis-
tirı́a E1 ∈ M tal que R ∋ µ(E1 ) < −1. Usando la proposición anterior y la
notación en su demostración obtenemos que S(E1 ) < +∞. Por la definición
40 Luis Bernal González

de µ− , resulta que µ− (X \ E1 ) = +∞, luego existe E2 ∈ M tal que R ∋


µ(E2 ) < −1 y E2 ⊂ X \ E1 (≡ E1 ∩ E2 = ∅). Por inducción, tenemos que
existen En (n ∈ N) medibles disjuntos tales que µ(En ) < −1 para todo
( ∪
∞ ) ∑ ∞
n ∈ N. Se deduce que µ En = µ(En ) = −∞, lo que es absurdo.
n=1 n=1
Queda probar (d). De lo anterior se deduce que µ+ (E) − µ− (E) está
bien definido para todo E ∈ M. Se trata ahora de demostrar que µ(E) =
µ+ (E) − µ− (E), lo cual es evidente si µ(E) = +∞. Si µ(E) < +∞, también
µ+ (E), µ− (E) < +∞ por la proposición anterior. Sea P ∈ M tal que P ⊂ E.
Se verifica µ(P ) = µ(E)−µ(E \P ) y −µ− (E) ≤ µ(E \P ) ≤ µ+ (E), de donde
se obtiene que µ(P ) ≥ µ(E)−µ+ (E) y µ(P ) ≤ µ(E)+µ− (E). Por definición
de µ+ y µ− , resulta que −µ− (E) ≥ µ(E) − µ+ (E) y µ+ (E) ≤ µ(E) + µ− (E).
En consecuencia, µ(E) = µ+ (E) − µ− (E), como se querı́a demostrar. 2

Definición 1.14.2. Si µ es una medida signada, se llama variación total de


µ a la medida positiva |µ| := µ+ + µ− .

Es claro que |µ| es finita o σ-finita si µ lo es. Se puede probar que, para
cada medida signada µ y cada A ∈ M, se verifica
{∑
n
}
|µ|(A) = sup |µ(Ek )| : A = E1 ⊔ · · · ⊔ En , {E1 , . . . , En } ⊂ M, n ∈ N .
k=1

Definición 1.14.3. Si µ y ν son dos medidas con signo definidas sobre la


misma σ-álgebra M, se dice que ν es absolutamente continua respecto de µ,
ν ≪ µ, cuando |ν| ≪ |µ|.

Por tanto, de la Proposición 1.6.1 obtenemos que si ν es finita, entonces


ν ≪ µ ⇐⇒ [A ∈ M y |µ|(A) = 0 ⇒ |ν|(A) = 0].

Puede demostrarse que, si µ es una medida con signo, entonces µ+ , µ−


son las menores medidas positivas tales que µ = µ+ − µ− . Por otra parte, es
obvio que una medida signada µ es una medida positiva ⇐⇒ µ− = 0 ⇐⇒
µ = µ+ ⇐⇒ |µ| = µ.
TEORÍA DE LA MEDIDA 41

Probemos ahora que cuando µ es σ-finita el espacio base puede descom-


ponerse en dos espacios medibles tales que los subconjuntos medibles de uno
tienen medida positiva o nula, mientras que los del otro tienen medida nega-
tiva o nula. Recordemos que la diferencia simétrica de dos conjuntos A y B
se define como el conjunto A △ B = (A \ B) ∪ (B \ A).

Teorema 1.14.3. [Teorema de descomposición de Hahn]


Sea (X, M, µ) un espacio de medida σ-finita con signo. Entonces existen A
y B medibles tales que:

(a) X = A ∪ B y A ∩ B = ∅.

(b) µ(E) ≥ 0 para cada E medible con E ⊂ A, mientras que µ(E) ≤ 0 para
cada E medible con E ⊂ B.

(c) µ+ (E) = µ(E ∩ A) y µ− (E) = −µ(E ∩ B) para cada E ∈ M.

e B
(d) A y B son esencialmente únicos, es decir, si A, e satisfacen (a),(b),(c),
e = 0 = |µ|(B △ B).
entonces |µ|(A △ A) e

Demostración. Supongamos primero que µ(X) ∈ R. Entonces µ+ (X) < +∞,


luego existe una sucesión {Ek }∞
k=1 ⊂ M tales que µ(Ek ) ≥ µ (X)−2
+ −k
para
todo k ∈ N. Por tanto

1
µ+ (X) = µ+ (Ek )+µ+ (X\Ek ) ≥ µ(Ek )+µ+ (X\Ek ) ≥ µ+ (X)− +µ+ (X\Ek ),
2k

de donde µ+ (X \ Ek ) ≤ 2−k para todo k ∈ N.


Se verifica también µ+ (Ek ) − µ− (Ek ) = µ(Ek ) ≥ µ+ (X) − 2−k , luego
µ− (Ek ) ≤ 2−k + µ+ (Ek ) − µ+ (X) ≤ 2−k . Llamemos
∪ ∩ ∩ ∪
A := lı́m inf En = Ek y B := X \ A = lı́m sup Enc = Ekc .
n→∞ n→∞
n≥1 k≥n n≥1 k≥n

Entonces µ− (A) = 0 = µ+ (B), de donde resultan (a) y (b).


42 Luis Bernal González

Sea ahora E ∈ M. Si P ∈ M y P ⊂ E, se deduce de (a),(b) y la aditividad


de µ que µ(E ∩ B) ≤ µ(P ) ≤ µ(E ∩ A). En efecto, ya que µ(P ∩ B) ≤ 0
y µ((E \ P ) ∩ A) ≥ 0 [por (b)], resulta µ(P ) = µ(P ∩ A) + µ(P ∩ B) ≤
µ(E ∩ A) − µ((E \ P ) ∩ A) ≤ µ(E ∩ A), y obtenemos la desigualdad derecha.
La desigualdad izquierda es análoga. De aquı́, junto con la definición de µ+ y
µ− y el hecho de que µ+ ≥ µ y µ− ≤ µ obtenemos (c). En efecto, tenemos
que µ+ (E) = sup{µ(P ) : P ∈ ME } ≤ µ(E ∩ A), y µ+ (E) ≥ µ+ (E ∩ A) ≥
µ(E ∩ A), luego µ+ (E) = µ(E ∩ A). De análoga forma se probarı́a la igualdad
µ− (E) = −µ(E ∩ B).
ey B
Supongamos ahora que A e son medibles tales que (a), (b) y (c) se
cumplen. Hemos de probar:

e \ A) = 0 = µ− (A \ A):
µ− (A e se deriva de (b).

e \ B) = 0 = µ+ (B \ B):
µ+ (B e se deriva de (b).

e \ A) = 0: resulta de µ+ (A
µ+ (A e \ A) = µ+ (A
e ∩ B) = µ(A
e ∩ B ∩ A) =
µ(∅) = 0. Hemos usado (c) en la segunda igualdad.

e = µ− (B
µ+ (A \ A) e \ B) = 0 = µ− (B \ B):
e resultan, análogamente, del
apartado (c).

Por tanto tenemos (d).


Finalmente, cuando µ es σ-finita, existen conjuntos Xn ∈ M (n ∈ N) dos


a dos disjuntos tales que µ(Xn ) ∈ R para todo n y X = Xn . A cada Xn
n=1
aplicamos el resultado anterior y obtenemos una descomposición en An , Bn .

∞ ∪

Basta tomar ahora A := An y B := Bn . 2
n=1 n=1

1.14.1. Medidas ortogonales


Presentamos ahora un concepto que es, en cierto modo, opuesto al de
continuidad absoluta.
TEORÍA DE LA MEDIDA 43

Definición 1.14.4. Si α y β son dos medidas con signo sobre un mismo


espacio medible (X, M), se dice que α es singular respecto de β o que α y
β son ortogonales, α ⊥ β, cuando existen A, B ∈ M tales que A ∩ B = ∅,
A ∪ B = X y |α|(B) = 0 = |β|(A).

Es fácil probar que ⊥ es una relación simétrica. El siguiente teorema


muestra que cada medida con signo σ-finita puede descomponerse en suma
de otras dos, que son respectivamente absolutamente continua y singular
respecto a otra dada.

Teorema 1.14.4. [Teorema de descomposición de Lebesgue]


Sean µ y ν dos medidas con signo definidas sobre un mismo espacio medible
(X, M), de modo que ν es σ-finita. Entonces existen dos medidas con signo
α, β sobre (X, M) tales que α ≪ µ, β ⊥ µ, α ⊥ β y ν = α + β. Si además ν
es positiva, entonces α y β pueden tomarse positivas.

Demostración. La última parte se deduce del propio proceso demostrativo.


Además, podemos partir de que ν es finita. El caso general en que ν es σ-


finita se deduce de la forma habitual, descomponiendo X = Xn con Xn
n=1
medibles y ν(Xn ) ∈ R para todo n, y aplicando a cada Xn el caso de ν finita.
Sea pues ν finita, y supongamos además que ν ≥ 0. Sea ω := sup{ν(E) :
E ∈ M, |µ|(E) = 0} < +∞ (porque ν es finita). Entonces para cada k ∈ N
existe Ek ∈ M tal que |µ|(Ek ) = 0 y ν(Ek ) > ω − k1 . Definimos ahora


B := Ek , A := X \ B, α(E) := ν(E ∩ A) y β(E) := ν(E ∩ B)
k=1
para cada E ∈ M. Es claro que |µ|(B) = 0 y que ν(B) = ω.
Se tiene entonces que α y β son medidas no negativas y finitas, y que
α ⊥ β, β ⊥ µ, y ν = α + β. Por otra parte α ≪ µ. En efecto, de no ser ası́,
existirı́a E ∈ M tal que |µ|(E) = 0 y α(E) > 0. Sea M := (E ∩ A) ∪ B.
Se verifica que ν(M ) = ν(E ∩ A) + ν(B) = α(E) + ω > ω y |µ|(M ) =
|µ|(E ∩ A) + |µ|(B) = 0, lo cual contradice la definición de ω.
44 Luis Bernal González

Por último, si ν es una medida con signo finita, se considera la descomposi-


ción ν = ν + − ν − y se aplica a cada medida ν + , ν − la construcción anterior,
de modo que ν + = α′ + β ′ y ν − = α′′ + β ′′ . Definir entonces α = α′ − α′′ y
β = β ′ − β ′′ . 2

De la Proposición 1.6.1 y del Corolario 1.11.2 se deduce que si µ es una


medida positiva y completa sobre un espacio de medida (X, M), y f ∈ L1 (µ),

entonces la expresión ν(E) := E f dµ (E ∈ M) define una medida signada
finita tal que ν ≪ µ. Para probarlo, aplı́quese el Corolario 1.11.2(b) a f + y

f − , y probar que |ν|(E) = E |f | dµ para todo E ∈ M.

1.14.2. Teorema de Radon-Nikodym


Parece natural ahora plantear el problema inverso, es decir, si cualquier
medida absolutamente continua respecto de otra se genera a partir de esta
por integración. Para ser más preciso:

Si ν ≪ µ, ¿existe f ∈ L1 (µ) tal que ν(E) = E
f dµ para todo E ∈ M?

El siguiente resultado fundamental muestra que la respuesta es afirmativa.

Teorema 1.14.5. [Teorema de Radon-Nikodym] Sea (X, M, µ) un espacio


de medida completo y σ-finito, con µ positiva, y sea ν una medida finita
con signo sobre (X, M) tal que ν ≪ µ. Entonces existe una única función

f ∈ L1 (µ) tal que ν(E) = E f dµ para cada E ∈ M.

Nota. De la prueba se deducirá que f ≥ 0 si ν ≥ 0. A la función f se la


denomina función de densidad de ν respecto de µ, o también la derivada de
Radon-Nikodym de ν respecto de µ. Se denota f = dν/dµ.

Demostración del teorema. La unicidad se deduce de la Proposición 1.10.6.




Probemos la existencia. Considerando ν = ν + − ν − y X = Xk con los Xk
k=1
medibles y dos a dos disjuntos tales que µ(Xk ) < +∞ para todo k, podemos
partir de que µ y ν son finitas y positivas.
TEORÍA DE LA MEDIDA 45

Consideremos la familia F = {funciones medibles g : X → [0, +∞] :



E
g dµ ≤ ν(E) ∀E ∈ M}. Es obvio que F ⊂ L1 (µ). Es fácil probar (usan-
do inducción) que máx{α1 , . . . , αp } ∈ F para cualquier subfamilia finita
{α1 , . . . , αp } ⊂ F . Para cada k ∈ N, tomemos una función gk ∈ F tal
que ∥gk ∥1 > sup{∥g∥1 : g ∈ F} − 1/k.

Sea f := lı́m fk , donde fk := máx{g1 , . . . , gk }. Notar que la sucesión


k→∞
{fk } es creciente. Del teorema de la convergencia monótona se deduce que
f ∈ F. Además, puesto que ∥f ∥1 ≥ ∥fk ∥1 ≥ ∥gk ∥1 para todo k, resulta que
∥f ∥1 = sup{∥g∥1 : g ∈ F}.

Para cada E ∈ M, sabemos que ν(E) ≥ E
f dµ. Supongamos, por re-
ducción al absurdo, que no se da la igualdad. Entonces existirán ε > 0 y

P ∈ M tales que ν(P ) − P f dµ > εµ(P ). Por tanto, la función σ definida

en M mediante σ(E) = ν(E) − E f dµ − εµ(E) es una medida con signo
tal que σ(P ) > 0. Por el Teorema de Hahn (Teorema 1.14.3), existe A ∈ M
tal que σ(A) > 0 y todos los subconjuntos medibles de A tienen σ-medida
no negativa, luego debe ser µ(A) > 0, pues si fuera µ(A) = 0, también serı́a
ν(A) = 0 (luego σ(A) = 0: contradicción) ya que ν ≪ µ.

Se considera ahora la función F := f + εχA . Ya que σ(E ∩ A) ≥ 0 para



todo E ∈ M y E\A f dµ ≤ ν(E \ A) (pues f ∈ F), resulta:
∫ ∫ ∫
F dµ = f dµ + (f + εχA ) dµ
E E\A E∩A

∫ ∫
= f dµ + f dµ + εµ(E ∩ A)
E\A E∩A


= f dµ + ν(E ∩ A) − σ(E ∩ A) ≤ ν(E \ A) + ν(E ∩ A) = ν(E)
E\A

para todo E ∈ M, lo que implica que F ∈ F. Pero ∥F ∥1 = ∥f ∥1 + εµ(A) >


sup{∥g∥1 : g ∈ F}, lo que nos lleva a contradicción. 2
46 Luis Bernal González

1.15. Espacios Lp(µ)


Estudiaremos en esta sección los espacios Lp (µ) de funciones integrables
de orden p. Es probable que el estudiante conozca estos espacios de cursos
más elementales, al menos en el caso µ = m = la medida de Lebesgue.

Sea µ una medida completa sobre un espacio medible (X, M). El caso
p = 1 ya ha sido estudiado. Si 1 ≤ p < +∞, se designa por Lp (µ) al conjunto
de las clases de equivalencia [con respecto a la relación f (x) = g(x) ect
x ∈ X] de funciones medibles f tales que |f |p ∈ L1 (µ). Para p = +∞, se
define L∞ (µ) como el conjunto de las clases de equivalencia de funciones
medibles esencialmente acotadas, es decir, funciones f para las que existe
alguna constante α ∈ (0, +∞) tal que µ([|f | > α]) = 0.

1.15.1. La norma en el espacio Lp


Es fácil ver que Lp (µ) es un espacio vectorial. En efecto, para p = ∞
es inmediato, mientras que para 1 ≤ p < +∞ basta usar que |f + g|p ≤
2p (|f |p + |g|p ).

Definición 1.15.1. Si f ∈ Lp (µ) con 1 ≤ p < +∞, se define la norma de


(∫ )1/p
, mientras que si f ∈ L∞ (µ), se
1/p
f como ∥f ∥p := ∥|f |p ∥1 = X |f |p dµ
define su norma como ∥f ∥∞ := ı́nf{α > 0 : µ([|f | > α]) = 0}.

Se verá que, en efecto, las aplicaciones anteriores son una norma en cada
espacio Lp , L∞ respectivamente.

En el intervalo [1, +∞] definimos una importante relación simétrica. A


saber, se dice que dos números p, p′ ∈ [1, +∞] son conjugados si 1
p
+ 1
p′
= 1.

En el resultado que viene a continuación, establecemos la desigualdad


triangular para cada Lp (µ), ası́ como diversas relaciones entre distintos espa-
cios Lp (µ).
TEORÍA DE LA MEDIDA 47

Teorema 1.15.1. (a) [Desigualdad de Hölder] Si p y p′ son conjugados,



f ∈ Lp (µ) y g ∈ Lp (µ), entonces f g ∈ L1 (µ) y ∥f g∥1 ≤ ∥f ∥p ∥g∥p′ .

(b) [Desigualdad de Minkowski] Si p ∈ [1, +∞] y f, g ∈ Lp (µ), entonces


∥f + g∥p ≤ ∥f ∥p + ∥g∥p .

(c) Si µ es finita y 1 ≤ p < q < +∞, entonces L∞ (µ) ⊂ Lq (µ) ⊂ Lp (µ).

Demostración. (a) El caso p = 1, p′ = +∞ se prueba fácilmente. Sea pues


p ∈ (1, +∞), ası́ que p′ ∈ (1, +∞). Usando derivación, observamos que, para
cada s ∈ (0, 1), la función v : t ∈ (1, +∞) 7→ ts − st + s − 1 ∈ R cumple
v(t) ≤ 0 para todo t > 1. Haciendo s = 1
p
yt= a
b
(a > b > 0) obtenemos
1 1
que a · b
p p′ ≤ a
p
+ b
p′
para todo a, b ≥ 0 [el caso b = 0 es trivial]. Aplicar

|f (x)|p |g(x)|p
ahora esta desigualdad a los números a = ∥f ∥pp
,b = ′ , que son finitos
∥g∥pp′
ect x ∈ X [de nuevo, el caso ∥f ∥p = 0 o ∥g∥p′ = 0 es trivial]. Se tiene que f · g
es medible, e integrando y teniendo en cuenta que 1/p + 1/p′ = 1, obtenemos
lo deseado.
(b) Los casos p = 1 y p = +∞ se obtienen fácilmente. Si p ∈ (1, +∞), se
puede suponer en primer lugar que f, g ≥ 0 [ya que |f + g|p ≤ (|f | + |g|)p y
∥F ∥p = ∥|F |∥p ] y que ∥f + g∥p ̸= 0 [el caso ∥f + g∥p = 0 es trivial].
Denotemos h := (f + g)p−1 . Si p′ es el conjugado de p, obtenemos que
′ ∫ ∫ ∫
∥h∥pp′ = ∥f + g∥pp y que X (f + g)p dµ = X f h dµ + X gh dµ. Aplicando la
desigualdad de Hölder a f h y a gh, resulta
p

∥f + g∥pp ≤ (∥f ∥p + ∥g∥p )∥f + g∥pp .

−p/p′
Basta multiplicar ahora por ∥f + g∥p .
(c) Supongamos ahora que µ es finita y que 1 ≤ p < q < +∞. Sea f ∈ L∞ (µ).
Entonces f es medible y existe α ∈ (0, +∞) tal que |f (x)| ≤ α ect x ∈ X.
Entonces, ect x ∈ X, se tiene |f |q ≤ αq χX ∈ L1 (µ) (lo último porque µ es
finita), luego |f |q ∈ L1 (µ), ası́ que f ∈ Lq (µ) y obtenemos L∞ ⊂ Lq .
48 Luis Bernal González

En cuanto a la segunda contención, fijemos f ∈ Lq (µ). Entonces f es me-


dible, y se ha de demostrar que ∥f ∥pp < +∞. Denotemos α := q/p ∈ (1, +∞),

y sea α′ su conjugado. Por la desigualdad de Hölder, ∥f ∥pp = X |f |p · 1 dµ ≤
(∫ ) α1 ( ∫ α′ ) 1′ 1

X
|f |αp
dµ · X 1 dµ α = ∥f ∥pq · µ(X) α′ < +∞, lo que implica que
∥f ∥pp < +∞. Ası́ que f ∈ Lp (µ). 2

De la desigualdad de Minkowski se deduce fácilmente que ∥ · ∥p es una


norma sobre Lp (µ). Ahora, usando técnicas parecidas a las de la demostración
del Teorema 1.13.2, podemos probar la generalización de este a los espacios
Lp (µ). La prueba se omite.

Teorema 1.15.2. Para cada p ∈ [1, +∞], el espacio Lp (µ) dotado de la


norma ∥ · ∥p es un espacio de Banach.

Por otra parte, en el caso p = 2 (en el que p′ = 2), es fácil ver que la

aplicación (f, g) ∈ L2 (µ) × L2 (µ) 7→ X f g dµ ∈ R es una forma bilineal
simétrica definida positiva, es decir, un producto escalar. Por tanto L2 (µ) es
un espacio de Hilbert.

1.15.2. Aproximación por funciones escalonadas


Finalmente, veremos que cada función de Lp (µ) con p < +∞ se puede
aproximar en la norma ∥ · ∥p por funciones simples medibles, que incluso
se anulan fuera de un conjunto de medida finita. Estas son las funciones
escalonadas.

Definición 1.15.2. Sea (X, M, µ) un espacio de medida. Una función es-



N
calonada sobre dicho espacio es una función de la forma f = αk χEk , con
k=1
N ∈ N, αk ∈ R y Ek ∈ M tales que µ(Ek ) < +∞ para todo k = 1, . . . , N .
∫ ∑
N
Es fácil ver que X
f dµ = αk µ(Ek ) y que para cada p ∈ [1, +∞], el
k=1
conjunto S de la funciones escalonadas es un subespacio vectorial de Lp (µ).
TEORÍA DE LA MEDIDA 49

Notemos que, en general S no es denso en L∞ (µ) si µ no es finita: con-


siderar g ≡ 1 y observar que ∥g − f ∥∞ ≥ 1 para toda f ∈ S. Sin embargo, el
resultado es positivo si p < +∞.

Teorema 1.15.3. Sea (X, M, µ) un espacio de medida completo. Para cada


p ∈ [1, +∞) el conjunto S es denso en Lp (µ).

Demostración. Fijemos f ∈ Lp (µ) y ε > 0. Como |f |p ∈ L1 (µ), de la


Proposición 1.11.7 resulta que existe E1 ∈ M tal que µ(E1 ) < +∞ y

X\E1
|f |p dµ < ε/3.
Usando la desigualdad de Chebyshev, obtenemos que lı́m µ({x ∈ E1 :
k→∞
|f (x)|p > k}) = 0. Si ahora tenemos en cuenta que la medida ν(A) :=
∫ ∫
A
|f |p dµ cumple ν ≪ µ, resulta que existe m ∈ N tal que E2 |f |p dµ < ε/3,
donde E2 := {x ∈ E1 : |f (x)|p > m}. Definimos E := E1 \ E2 = {x ∈ E1 :

|f (x)|p ≤ m} ∈ M. Entonces X\E |f |p dµ < 2ε/3.
Aplicando el teorema de aproximación de funciones medibles (Teorema
1.9.2), podemos encontrar una función g ∈ S que se anula fuera de E tal que
( ε ) p1
|g(x) − f (x)| < 3µ(E) para todo x ∈ E (tener en cuenta que f es acotada
en E, luego se puede conseguir una sucesión de funciones simples medibles
que convergen uniformemente a f en E). Por último,
∫ ∫ ∫
2ε ε
|g − f | dµ =
p
|f | dµ +
p
|g − f |p dµ < + = ε.
X X\E E 3 3
Esto implica que ∥g − f ∥pp < ε y, en consecuencia, S es denso en Lp (µ). 2

En el caso de la medida de Lebesgue sobre un abierto G de RN , se puede


deducir que las funciones de Lp (G) := Lp (m|G ) pueden aproximarse por
funciones continuas con soporte compacto. Diremos que una función f : G →
R tiene soporte compacto cuando existe un compacto K = K(f ) ⊂ G tal que
f (x) = 0 para todo x ∈ G \ K. Denotaremos por C0 (G) el espacio vectorial
de las funciones continuas f : G → R con soporte compacto. Es fácil ver que
C0 (G) es un subespacio vectorial de Lp (G).
50 Luis Bernal González

Teorema 1.15.4. El conjunto C0 (G) es denso en el espacio Lp (G).

Demostración. Se dará solo una idea de la misma. Por el teorema anterior,


bastarı́a aproximar cada función f ∈ S por funciones de C0 (G). A su vez,
usando el método de la prueba del teorema de caracterización de los conjuntos

medibles-Lebesgue (Teorema 1.5.1), se puede suponer que f = m i=1 αi χRi ,

donde los Ri son N -rectángulos cerrados. Por último, aproximar cada χRi
por una función de C0 (G). 2

1.16. Medidas producto


Los conceptos y resultados de esta sección pueden extenderse a un
número finito N de medidas, pero las ideas básicas quedan suficientemente
claras al estudiar N = 2. Ası́ que consideraremos dos espacios de medida
positiva (X, A, µ) e (Y, B, ν). Se supone que µ y ν son σ-finitas y completas.
Se pretende construir un espacio de medida sobre X × Y , definiendo los pro-
ductos A×B y µ×ν. Se estudiará la relación que existe entre las propiedades
de medibilidad e integrabilidad en el espacio producto y en los espacios de
partida.

1.16.1. σ-álgebra y medida sobre el espacio producto


Para definir una σ-álgebra sobre X × Y , parece natural exigir que
pertenezcan a ella todos los rectángulos medibles, es decir, todos los conjuntos
E × F con E ∈ A y F ∈ B. La familia E de las uniones finitas de rectángulos
medibles es un álgebra (ver definición en el Ejercicio 11) sobre X × Y , pero
no es una σ-álgebra en general. Definimos A × B como la σ-álgebra generada
por la familia de rectángulos medibles. Es claro que A × B ⊃ E.
Si Z es un conjunto, una clase monótona sobre Z es una familia C ⊂ Z
∪ ∩∞
de modo que ∞ n=1 Cn ∈ C y n=1 Dn ∈ C para cada sucesión creciente
TEORÍA DE LA MEDIDA 51

{Cn }n≥1 ⊂ C y cada sucesión decreciente {Dn }n≥1 ⊂ C. Si F ⊂ P(Z), deno-


taremos por M(F) la menor clase monótona que contiene a F. El siguiente
resultado se utilizará más adelante.

Proposición 1.16.1. Con las notaciones anteriores, se tiene que M(E) =


A × B.

Demostración. La inclusión “⊂” es clara, pues E ⊂ A × B y toda σ-álgebra


es una clase monótona. Si se demuestra que M := M(E) es una σ-álgebra,
quedará probada la inclusión contraria. Para ello, es suficiente fijar P, Q ∈ M
y probar que P \Q y P ∪Q pertenecen a M. Definimos τ (P ) := {T ⊂ X ×Y :
P \ T, T \ P y P ∪ T ∈ M}. Es fácil probar que τ (P ) es una clase monótona,
y que Q ∈ τ (P ) si y solo si P ∈ τ (Q). Si P ∈ E se tiene que E ⊂ τ (P ), debido
a que las diferencias y la unión de dos elementos de E están también en E.
Luego M ⊂ τ (P ) cuando P ∈ E. Sea ahora Q ∈ M. Resulta de lo anterior
que, para cada P ∈ E, se verifica que Q ∈ τ (P ) y P ∈ τ (Q). Esto significa
que E ⊂ τ (Q) y, por ser τ (Q) una clase monótona y M = M(E), se deduce
que M ⊂ τ (Q). Pero esto es justamente lo que se querı́a probar. 2

A partir de miembros de A × B y de funciones medibles en X × Y pode-


mos obtener, de manera natural, conjuntos medibles y funciones medibles,
respectivamente, en los espacios factores X e Y . Si P ⊂ X × Y , x ∈ X e
y ∈ Y , se definen las secciones de P por Px := {t ∈ Y : (x, t) ∈ P } y
P y := {t ∈ X : (t, y) ∈ P }.

Proposición 1.16.2. Sean P ∈ A × B, x0 ∈ X, y0 ∈ Y , y f una función


medible respecto de A × B. Se tiene:
(a) Px0 ∈ B y P y0 ∈ A.
(b) La función y 7→ f (x0 , y), definida en Y , es B-medible, y la función x 7→
f (x, y0 ), definida en X, es A-medible.
52 Luis Bernal González

Demostración. En cuanto a (a), es suficiente probar que la familia P de


elementos P de A × B para los que la proposición es cierta es una σ-álgebra
y que cada rectángulo medible pertenece a P. Ambas cosas se prueban sin
dificultad. El apartado (b) resulta fácilmente sin más que considerar que,
para cada α ∈ R, {y ∈ Y : f (x0 , y) > α} = {(t, y) ∈ X × Y : f (t, y) > α}x0
y {x ∈ X : f (x, y0 ) > α} = {(x, t) ∈ X × Y : f (t, y) > α}y0 2

Se trata ahora de definir una medida µ × ν sobre A × B. A esta medida


parece natural exigirle que (µ × ν)(A × B) = µ(A)ν(B) para cada rectángulo
medible A × B. Por otra parte, la medida de un conjunto P ∈ A × B debe
depender de las medidas de sus secciones ν(Px ) y µ(P y ).

Teorema 1.16.3. Para cada P ∈ A × B, las funciones x ∈ X 7→ ν(Px ) y


y ∈ Y 7→ µ(P y ) son medibles y
∫ ∫
ν(Px ) dµ(x) = µ(P y ) dν(y).
X Y

El valor común anterior coincide con µ(A)ν(B) si P = A × B con A ∈ A y


B ∈ B.

A la vista de este resultado, es natural definir la medida producto µ × ν :


A × B → [0, +∞] por
∫ ∫
(µ × ν)(P ) := ν(Px ) dµ(x) = µ(P y ) dν(y).
X Y

Demostración del teorema. Por ser µ y ν σ-finitas, existen familias nume-


rables (Xi ) e (Yj ) de conjuntos medibles tales que los Xi son disjuntos de
µ-medida finita y su unión es X, y los Yj son disjuntos de ν-medida finita
y su unión es Y . Entonces X × Y se puede descomponer en los rectángulos
medibles disjuntos Xi × Yj . Supongamos probado que para cada par i, j
todos los conjuntos medibles contenidos en Xi × Yj verifican el teorema.

Entonces, si P ∈ A × B, si Pi,j = P ∩ (Xi × Yj ), y si Pk = i,j≤k Pi,j , resulta
TEORÍA DE LA MEDIDA 53

obviamente que cada Pk verifica el teorema, y para demostrar que P también


lo verifica es suficiente observar que {ν((Pk )x )}k≥1 y {µ((Pk )y )}k≥1 convergen
respectivamente a ν(Px ) y µ(P y ), y utilizar el teorema de la convergencia
monótona.
Ası́ pues podemos partir de que µ y ν son finitas. Gracias a la Proposición
1.16.1, basta probar que la familia P de elementos de A × B que verifican
el teorema es una clase monótona que contiene a E. Si P = A × B es un
rectángulo medible, resulta trivialmente que ν(Px ) y µ(P y ) son medibles y
∫ ∫
que X ν(Px ) dµ(x) = Y µ(P y ) dν(y) = µ(A)ν(B). Puesto que cada elemen-
to de E es unión finita de rectángulos medibles disjuntos, se obtiene fácilmente
que E ⊂ P. Consideremos ahora una sucesión monótona (Pk ) de elementos de
P, y sea P su lı́mite (es decir, su unión si (Pk ) es creciente, o su intersección
si es decreciente). Es claro que las funciones x 7→ ν(Px ) e y 7→ µ(P y ) son
medibles, por ser, respectivamente, el lı́mite de las sucesiones monótonas de
funciones medibles {ν((Pk )x )} y {µ((Pk )y )} (ver Teorema 1.9.1). Finalmente,
ya que cada Pk ∈ P, se obtiene
∫ ∫
ν(Px ) dµ(x) = lı́m ν((Pk )x ) dµ(x)
X k→∞ X
∫ ∫
y
= lı́m µ((Pk ) ) dν(y) = µ(P y ) dν(y),
k→∞ Y Y
puesto que podemos aplicar el teorema de la convergencia dominada gracias
a la finitud de µ y ν. Luego P ∈ P y P es una clase monótona. 2

Es fácil probar que µ × ν es una medida σ-finita. Pero µ × ν no es,


en general, completa. Por ejemplo, llamemos mN a la medida de Lebesgue
sobre la σ-álgebra MN de los conjuntos medibles-Lebesgue de RN . Nos cen-
tramos en el caso N = 1, aunque lo siguiente se extiende fácilmente al
caso general. Fijemos un conjunto no medible A ⊂ [0, 1]. Entonces P :=
A × {0} ∈
/ M1 × M1 porque P 0 = A ∈
/ M1 . Sin embargo P ⊂ [0, 1] × {0} y
(m1 × m1 )([0, 1] × {0}) = 0, ası́ que m1 × m1 no es completa. En general, se
54 Luis Bernal González

tiene que (Rk+l , Mk+l , mk+l ) es la compleción (ver Ejercicio 4) del espacio de
medida (Rk × Rl , Mk × Ml , mk × ml ). De hecho, la hipótesis de completitud
de la medida se hacı́a en la sección 10 porque simplificaba la prueba de algu-
nas propiedades de la integral, pero no es necesaria en absoluto. Además, no
es difı́cil probar (usar, por ejemplo, aproximación por funciones escalonadas)
que si (X, M, µ) es un espacio de medida σ-finito, (X, M, f µ e) es su comple-
ción y f : X → [−∞, ∞], entonces f ∈ L1 (µ, X) si y solo si f ∈ L1 (eµ, X),
∫ ∫
y que en tal caso X f dµ = X f de µ. En particular, esto será útil cuando
integremos respecto de mk+l una función Rk+l → [−∞, ∞] mediante una
iteración de integrales sobre Rk y Rl .

1.16.2. Teoremas de Fubini y de Tonelli

Concluimos esta sección con estos dos útiles resultados. El primero


afirma que la integral de una función integrable sobre un producto puede
calcularse iterando en cualquier orden la integral sobre los espacios factores.
El segundo proporciona una condición suficiente sencilla de integrabilidad
sobre un espacio producto.

Teorema 1.16.4. [Teorema de Fubini] Sea f una función medible definida


en casi todo punto del producto X × Y . Se tiene:

∫ ∫
(a) Si f ≥ 0, las funciones φ(x) := Y
f (x, y) dν(y) y ψ(y) := X
f (x, y) dµ(x),
definidas en casi todo punto respectivamente en X e Y , son medibles
no negativas y se verifica
∫ ∫ ∫
f d(µ × ν) = φ dµ = ψ dν ≤ ∞.
X×Y X Y

(b) Si f ∈ L1 (µ × ν), la función y 7→ f (x, y) pertenece a L1 (ν) para casi


todo x ∈ X, y la función x 7→ f (x, y) pertenece a L1 (µ) para casi todo
TEORÍA DE LA MEDIDA 55

y ∈ Y . En particular, las funciones φ y ψ están bien definidas y son


finitas en casi todo punto. Además, φ y ψ son integrables y verifican
∫ ∫ ∫
f d(µ × ν) = φ dµ = ψ dν < ∞.
X×Y X Y

Demostración. De la definición de medida producto y del Teorema 1.16.3


resulta que (a) se verifica cuando f es la función caracterı́stica de un conjunto
medible. Es fácil probar que también se verifica (a) cuando f es una función
simple medible. Si ahora f es cualquier función medible y no negativa, sea
(ak ) una sucesión creciente de funciones simples no negativas que converge
ect a f . Para cada k resulta que la función φk definida ect X mediante
∫ ∫ ∫
φk (x) = Y ak (x, y) dν(y) es medible y verifica X×Y ak d(µ × ν) = X φk dµ.
Utilizando el teorema de la convergencia monótona se obtiene que φ es me-
dible por ser el lı́mite de (φk ), y que
∫ ∫ ∫ ∫
f d(µ × ν) = lı́m ak d(µ × ν) = lı́m φk dµ = φ dµ.
X×Y k→∞ X×Y k→∞ X X

Análogamente se prueba que ψ es medible y verifica X×Y
f d(µ × ν) =

Y
ψ dν. Esto completa la demostración de (a).
Para probar (b), supongamos que f ∈ L1 (µ × ν). Entonces se puede
aplicar (a) a f + y f − , de donde se obtienen las siguientes igualdades, donde
todos los miembros son finitos:
∫ ∫ ∫
f d(µ × ν) =
+
φ1 dµ = ψ1 dν,
X×Y X Y
∫ ∫ ∫
f − d(µ × ν) = φ2 dµ = ψ2 dν,
X×Y X Y

siendo φ1 y ψ1 (φ2 y ψ2 , resp.) las funciones asociadas a f + (a f − , resp.).


Esto significa que las cuatro funciones medibles φ1 , ψ1 , φ2 , ψ2 son finitas en
casi todo punto, por lo cual están definidas, son medibles y finitas en casi
todo punto las diferencias φ1 − φ2 y ψ1 − ψ2 , es decir, φ y ψ. Es suficiente
restar las relaciones anteriores para obtener (b). 2
56 Luis Bernal González

La simple existencia de integrales iteradas no implica su igualdad. Se da


un ejemplo en el Ejercicio 45.

Teorema 1.16.5. [Teorema de Tonelli] Sea f una función medible definida


en casi todo punto del producto X × Y . Supongamos que, para casi todo
y ∈ Y , la función x 7→ |f (x, y)| pertenece a L1 (µ), y que la función y 7→

X
|f (x, y)| dµ(x) pertenece a L1 (ν). Entonces f ∈ L1 (µ × ν).

Demostración. De los Teoremas 1.9.2 y 1.15.3 y de sus pruebas se deduce


la existencia de una sucesión (φn ) de funciones escalonadas tales que 0 ≤
φn (x, y) ≤ φn+1 (x, y) para todo n ∈ N y todo (x, y) ∈ X × Y , y φn → |f | en
casi todo X×Y . En particular, cada φn es integrable. Como f es medible, bas-
ta demostrar que |f | es integrable. A su vez, por el teorema de la convergen-

cia monótona, es suficiente demostrar que supn∈N X×Y φn d(µ × ν) < +∞.
∫ ∫
Por una parte, tenemos que X φn (x, y) dµ(x) ≤ X |f (x, y)| dµ(x). Por otra
parte, si aplicamos el Teorema de Fubini a cada φn y aplicamos las hipótesis
∫ ∫ ∫
sobre f , obtenemos que X×Y φn d(µ × ν) = Y ( X φn (x, y) dµ(x)) dν(y) ≤
∫ ∫
Y
( X |f (x, y)| dµ(x)) dν(y) < +∞. Esto concluye la demostración. 2

Por supuesto, un enunciado análogo se obtiene intercambiando las varia-


bles x, y y las medidas µ, ν.

Terminamos estableciendo, sin demostración, dos resultados de integración


por cambio de variables en RN . En sus pruebas interviene de una u otra for-
ma el Teorema de Fubini. Por det Dh denotaremos el determinante de la
matriz jacobiana o matriz de derivadas parciales de h. En el segundo teore-
ma, se obtiene la integral de una función que solo depende radialmente de
sus argumentos.

Teorema 1.16.6. Sean Ω y G dos abiertos de RN , h : G → Ω un difeo-


morfismo de clase C 1 y f : Ω → R. Entonces f ∈ L1 (mN , Ω) si y solo si
TEORÍA DE LA MEDIDA 57

(f ◦ h)|det Dh| ∈ L1 (mN , G), en cuyo caso


∫ ∫
f dmN = (f ◦ h)|det Dh| dmN .
Ω G

Teorema 1.16.7. Para cada x = (x1 , . . . , xN ) ∈ RN denotamos r(x) =


∥x∥2 = (x21 + · · · + x2N )1/2 . Sea f : [0, +∞) → R y g := f ◦ r. Entonces g es
Lebesgue-integrable en RN si y solo si la función t 7→ f (t)tN −1 es Lebesgue-
integrable en [0, +∞), en cuyo caso
∫ ∫ +∞
π N/2
g dmN = n · N
· f (t)tN −1 dt.
R N Γ(1 + 2
) 0

Ejercicios
1. Dar un ejemplo de una σ-álgebra M tal que existan dos conjuntos
A, B ̸∈ M de modo que A ∪ B sı́ sea medible.

2. Si µ es la medida cardinal sobre un conjunto infinito X, demostrar que




existe una sucesión decreciente {An }∞
n=1 ⊂ P(X) tal que An = ∅
n=1
pero lı́m µ(An ) ̸= 0.
n→∞

3. Demostrar la Proposición 1.2.1.

4. En este ejercicio se describe la compleción de una medida. Para cada


espacio de medida (X, M, µ), demostrar que existe un espacio de me-
f µ
dida completo (X, M, e) tal que M ⊂ Mfyµ e|M = µ.
f := {E ∪ N : E ∈ M y existe Z ∈ M tal que
Indicación: Definir M
µ(Z) = 0 y N ⊂ Z} y µ
e(E ∪ N ) := µ(E).

5. Sea (X, M, µ) un espacio de medida. Para cada A ⊂ X se define


µ∗ (A) := ı́nf{µ(E) : E ∈ M, A ⊂ E}. Probar que µ∗ es una me-
dida exterior sobre X.

6. (a) Para cada ε > 0, hallar un abierto denso G ⊂ R tal que m(G) < ε.
58 Luis Bernal González

(b) Hallar un conjunto Gδ , sea M , denso en R, tal que m(M ) = 0.

7. Demostrar que el conjunto ternario de Cantor C es compacto, no nu-


merable y de medida nula. El conjunto C se forma suprimiendo de [0, 1]
el tercio central abierto (1/3, 2/3), después, suprimiendo los tercios cen-
trales abiertos de los dos subintervalos que quedan, y ası́ sucesivamente.

8. Sea (X, M, P ) un espacio de probabilidad donde cada suceso no vacı́o


tiene probabilidad positiva. Demostrar que la fórmula

d(A, B) = P (A △ B) (A, B ∈ M)

define una distancia en la σ-álgebra M de los sucesos.

9. Si (X, M, µ) es un espacio de medida finita, demostrar que


|µ(A) − µ(B)| ≤ µ(A △ B) para todo A y B ∈ M.

10. [Lema de Borel–Cantelli] (a) Si (X, M, µ) es un espacio de medida y




{An }n≥1 ⊂ M es una sucesión tal que µ(An ) < +∞, demostrar que
n=1
µ(lı́m sup An ) = 0.
n→∞
(b) Sea µ una medida de probabilidad y {An }n≥1 una sucesión de suce-
sos independientes, es decir, para todo p ∈ N y todos los ı́ndices natu-
rales i1 , . . . , ip dos a dos distintos, se verifica

µ(Ai1 ∩ . . . ∩ Aip ) = µ(Ai1 ) · · · µ(Aip ).




Si µ(An ) = +∞, demostrar que µ(lı́m sup An ) = 1.
n=1 n→∞
Indicación: Usar que 1 − t ≤ e−t para todo t ≥ 0.

11. [Teorema de extensión de Hahn] Supongamos que A es un álgebra sobre


un conjunto X, es decir, ∅ ∈ A y, siempre que A, B ∈ A, se tiene que
A \ B ∈ A y A ∪ B ∈ A. Sea µ : A → [0, +∞] una medida sobre A, es

decir, µ(∅) = 0 y, siempre que An ∈ A (n = 1, 2, . . . ) y ∞n=1 An ∈ A,
TEORÍA DE LA MEDIDA 59

∪ ∑∞
con los An dos a dos disjuntos, se verifica µ( ∞n=1 An ) = n=1 µ(An ).

Demostrar que existe una medida ν sobre (X, σ(A)) tal que ν|A = µ.
Indicación: Defı́nase ν : P(X) → [0, +∞] como


∞ ∪

ν(A) = ı́nf{ µ(An ) : A ⊂ An y An ∈ A (n = 1, 2, . . . )},
n=1 n=1

entendiéndose que ı́nf ∅ = +∞. Probar que ν es una medida exterior so-
bre X cuya restricción a A coincide con µ. Finalmente, probar que la σ-
álgebra asociada a ν construida por el procedimiento de Carathéodory
contiene a A.

12. Sea f : R → R continua tal que trasforma conjuntos medibles-Lebesgue


de medida nula en conjuntos medibles-Lebesgue de medida nula. Probar
que f trasforma conjuntos medibles en medibles.

 0 si x < 0
13. Se define φ : R → R como φ(x) = y se
 log(1 + x) si x ≥ 0,
considera la medida de Lebesgue–Stieltjes mφ . Calcular mφ (C), donde
C es el conjunto de Cantor.

14. Constrúyase una función f no medible tal que |f | sı́ es medible.

15. Sea E ⊂ R un subconjunto medible-Lebesgue y f : E → R una función


continua ect x ∈ E. Demostrar que f es medible.

16. Pruébese que cada función f : R → R creciente es medible.

17. Se considera una base de Hamel {aα }α∈A de R como espacio vectorial
sobre Q, y se define la función f : R → R mediante f (aα ) = aα + 1
(∑ ) ∑
para cada α ∈ A y f λα aα = λα f (aα ) para cada combinación
∑ α α
lineal finita λα aα de coeficientes racionales λα . Pruébese:
α

(a) f (x + y) = f (x) + f (y) para todo x, y ∈ R.


60 Luis Bernal González

(b) f no es lineal.

(c) f no es medible-Lebesgue.

(d) La gráfica de f es densa en R2 .

18. Sea µ la medida de Lebesgue sobre X = [0, +∞), y sea, para cada
n ∈ N, 
 2x/n2 si x ≤ n
fn (x) :=
 0 si x > n.
∫ ∫
¿Es lı́m X fn dµ = X lı́m fn dµ?
n→∞ n→∞

Idem con X = [0, 1] y



 2n si x ≤ 2−n
fn (x) :=
 0 si x > 2−n .

19. Sean fn , f : X → R (n ∈ N) funciones medibles, donde (X, M, µ) es


un espacio de medida completa.

(a) Probar que si fn → f casi uniformemente, entonces fn → f ect X


y en medida.

(b) Si fn → f en medida, probar que {fn } es de Cauchy en medida.

(c) Con el ejemplo X = [0, 1], µ = m y {fn } definida como fn =


χ[2−k h,2−k (h+1)] , con n = 2k + h, k ∈ N y h = 0, 1, . . . , 2k − 1,
verificar que ser de Cauchy en medida no implica convergencia
puntual ect X.

(d) Demostrar que si {fn } es de Cauchy en medida, existe f medible


tal que fn → f en medida.

20. Consideremos el intervalo [0, 1] con la medida de Lebesgue m. Se define


fn := 2n χ[0,2−n ] . Pruébese que fn → 0 puntualmente en casi todo, en
TEORÍA DE LA MEDIDA 61

medida y casi uniformemente, pero no converge ni uniformemente ni


en la norma de L1 (m).

21. Consideremos la función F : [0, +∞) → R dada por



 sen x si x > 0
x
F (x) =
 1 si x = 0.

Demostrar que F ̸∈ L1m ([0, +∞)) y, sin embargo, F es Riemann-integrable


impropiamente en [0, +∞), es decir, F ∈ R[a, b] para todo [a, b] ⊂
∫R
[0, +∞) y existe lı́m 0 F (x) dx ∈ R.
R→+∞

22. Calcula, razonadamente, los siguientes lı́mites de integrales, entendi-


das estas como respecto de la medida de Lebesgue en los intervalos
indicados:
∫1
(a) lı́m arctan( nx log x) dx.
n→∞ 0
∫ +∞
(b) lı́m 0 arctan(x/n)

x x
dx.
n→∞
∫∞ x2
(c) lı́m n
1+nx2
e− n dx.
n→∞ 1
∫1n log(1+ nx )

(d) lı́m 0 x
dx.
n→∞
∫e x)n ]x
(e) lı́m 1 [1−(log

x2 −1 dx.
n→∞
∫ +∞
(sen x)n+1
(f) lı́m 0 x(x+1)
dx.
n→∞
∫ +∞ 1 ( x2 +2n )
(g) lı́m 0 1+x 2 log x2 +n
dx.
n→∞
∫ +∞
(h) lı́m nx
n+x2
e−nx dx.
n→∞ 0

23. Decidir razonadamente si las funciones siguientes son integrables-Lebesgue


o no, en los conjuntos que se indican:

1−cos x
(a) x(1+x2 )
en (0, +∞).
x·arctan x
(b) 1+x2
en [1, +∞).
62 Luis Bernal González

log(1+x2 )
(c) √ en (0, 1).
x 1−x2

(d) e−x log x en (0, +∞).


2

24. Se considera el conjunto N de los números naturales y la medida car-


dinal µ(A) = card(A), A ⊂ N. Se pide:

(a) Determinar qué funciones f : N → R son integrables.



 1 si 1 ≤ x ≤ k
k
(b) Probar que la sucesión fk (x) := converge uni-
 0 si x > k
formemente, pero no converge en L1 (µ).

 1 si 1 ≤ x ≤ k
x
(c) Probar que la sucesión fk (x) := converge uni-
 0 si x > k
formemente a una función no integrable.

25. Existe una teorı́a análoga de medidas signadas si se admite que µ toma
valores en [−∞, +∞). No obstante, se podrı́a plantear si podemos ad-
mitir que µ tome valores en la recta real extendida. Este ejercicio pre-
tende mostrar la imposibilidad de esto último. En concreto, se pide
probar que una función µ : M → [−∞, +∞] definida en una σ-álgebra
M no puede ser aditiva si existen P, Q ∈ M tales que µ(P ) = +∞ y
µ(Q) = −∞.


26. Sea {fk }k≥1 ⊂ Lp (µ) con 1 ≤ p < +∞ tal que ∥fk ∥p < +∞. Probar
k=1

∞ ∑

que la serie fk define una función f ∈ Lp (µ) y que ∥f ∥p ≤ ∥fk ∥p .
k=1 k=1

27. Si 1 ≤ r < p < s ≤ +∞, probar que Lr (µ) ∩ Ls (µ) ⊂ Lp (µ).

28. Se supone que f ∈ L∞ ∩ Lp para algún p < +∞. Demuéstrese que


f ∈ Lq para todo q > p y que ∥f ∥q → ∥f ∥∞ (q → +∞).

29. Sean µ y ν dos medidas positivas sobre un mismo espacio medible


(X, M), de modo que µ es σ-finita, ν es finita y ν ≪ µ. Pruébese que
TEORÍA DE LA MEDIDA 63

existe una función integrable g que cumple la siguiente propiedad: f


es ν-integrable si y solo si f g es µ-integrable. En tal caso, resulta que
∫ ∫
E
f dν = E
f g dµ para cada E ∈ M.

30. Sea X = [0, 1] con la medida de Lebesgue m, y φ la función “escalera de


Cantor”, definida como el lı́mite de la sucesión de funciones continuas
fn (n ≥ 1) determinadas de la siguiente manera. Como f1 tomamos la
función valorada como 0, 1 en los puntos 0, 1 respectivamente; f1 vale
1/2 en el intervalo (1/3, 2/3) y es lineal afı́n en los intervalos [0, 1/3]
y [2/3, 1]. Como f2 tomamos la función definida como 1/4, 1/2, 3/4 en
los intervalos (1/9, 2/9), (1/3, 2/3), (7/9, 8/9) respectivamente, y lineal
en los intervalos restantes. De esta forma se procede sucesivamente. Es
fácil ver fn = fn+1 en cada intervalo donde fn es constante, que el
lı́mite puntual φ existe, que fn → φ uniformemente en [0, 1] (luego φ
es continua), que φ es no decreciente (pues cada fn es no decreciente)
y que φ es constante en cada subintervalo del complemento en [0, 1]
del conjunto ternario de Cantor. Sea ν la medida asociada a φ, dada

por ν(A) = A φ dm para cada conjunto medible-Lebesgue A ⊂ [0, 1].

Calcular X f dν, con f (x) := x. Indicación: Usar el ejercicio anterior.

31. Sea (X, M, µ) un espacio de medida con signo. Demostrar que

{∑
n
}
|µ|(A) = sup |µ(Ek )| : A = E1 ⊔· · ·⊔En , {E1 , . . . , En } ⊂ M, n ∈ N
k=1

para cada A ∈ M.

32. (a) Sea µ una medida con signo. Demuéstrese que µ+ y µ− son singu-
lares entre sı́, y que ambas son absolutamente continuas respecto de µ.
(b) Si µ y ν son medidas con signo tales que ν es absolutamente con-
tinua y singular respecto de µ, probar que ν = 0.
64 Luis Bernal González

33. Sea µ una medida completa sobre un espacio medible (X, M). Sea f ∈

L1 (µ) y consideremos la medida son signo ν(E) := E f dµ (E ∈ M).

Demostrar que |ν|(E) = E |f | dµ para cada E ∈ M.

34. Dar un ejemplo de dos medidas positivas µ, ν sobre un mismo espacio


medible (X, M), tales que [µ(A) = 0 ⇒ ν(A) = 0] para todo A ∈ M,
pero ν no sea absolutamente continua respecto de µ.

35. Sean φ : [0, 1] → R la función escalera de Cantor, m la medida de


Lebesgue en [0, 1] y mφ la medida de Lebesgue-Stieltjes asociada a φ.
Pruébese que m ⊥ mφ .

36. Sean p ∈ [1, +∞), I = [0, 1] y f ∈ Lp (I). Para cada α > 0 se define

fα : I → R mediante fα (x) = 2α1
(x−α,x+α)
f dm. Pruébese que fα es
continua, que ∥fα ∥p ≤ ∥f ∥p para todo α > 0 y que lı́m ∥f − fα ∥p = 0.
α→0

37. Detallar la demostración del Teorema 1.15.4.

38. Si I es un intervalo de R y p ∈ [1, +∞), demostrar que el espacio Lp (I)


es separable, es decir, contiene algún subconjunto denso y numerable.

39. Demostrar el Teorema de Egoroff, el cual afirma que lo siguiente. Su-


pongamos que (X, M, µ) es un espacio de medida, que µ es finita, que
fn : X → R (n ∈ N) es una sucesión de funciones medibles, y que
f : X → R es una función tal que fn (x) → f (x) ect x ∈ X. Entonces
fn → f casi uniformemente. Indicación: Probar primero que se puede
suponer que fn (x) → f (x) para todo x ∈ X. Para cada n, k ∈ N,

definir En,k = i≥n {x ∈ X : |fi (x) − f (x)| ≥ 1/k}. Observar que
∩∞
n=1 En,k = ∅ para cada k. Aplicar la Proposición 1.2.1(6) para probar

que, fijados ε > 0 y k ∈ N, existe n(k) ∈ N con µ(En(k),k ) < ε/2k .



Considerar el conjunto F = ∞n=1 En(k),k .
TEORÍA DE LA MEDIDA 65

40. Sea (X, M, µ) un espacio de medida completo, p ∈ (0, +∞) y (φn ) ⊂


Lp (µ). Sea φ ∈ Lp (µ) tal que φn (x) → φ(x) ect x ∈ X y ∥φn ∥p →
∥φ∥p (n → ∞). Demostrar que ∥φn − φ∥p → 0. Indicación: Aplicar el
Lema de Fatou a la sucesión (|φn |p + |φ|p + |φn − φ|p ).

1
41. Consideremos la función f (x, t) := 2 2 2 t2 )
con y > 0.
∫1 ∫∞ (1 + x t
∫∞ ∫1)(1 + y
(a) Demostrar que 0 ( 0 f (x, t) dt) dx = 0 ( 0 f (x, t) dx) dt.
arctan t
(b) Demostrar que la función g(y, t) := t(1+y 2 t2 ) satisface
∫1 ∫∞ ∫∞ ∫1
0
( 0 g(y, t) dt) dy = 0 ( 0 g(y, t) dy) dt.
(c) Combinando los resultados anteriores, deducir que
∫ ∞ arctan t 2
0
( t ) dt = π log 2.

42. Si f ∈ L1 (X, µ) y g ∈ L1 (Y, ν), demostrar que la función h(x, y) :=


f (x)g(y) es integrable sobre X × Y respecto de la medida producto
µ × ν y que su integral es el producto de las integrales de f y g.

43. Representemos por An el conjunto de los puntos de [0, 1] tales que en


su desarrollo decimal 0, a1 a2 . . . an . . . sea an la primera cifra decimal
igual a 1. Se define la aplicación f : [0, 1]2 → R mediante


 mn si x ∈ Am , y ∈ An
f (x, y) =
 0 en otro caso.

Demostrar que f es integrable y que su integral vale 100.

44. Demostrar que si cn designa la medida de Lebesgue de la bola unidad


∫ π/2
de Rn , entonces cn = cn−1 −π/2 cosn t dt para todo n ≥ 2. Deducir que
π n/2
cn = Γ( n +1)
para todo n ≥ 1.
2
66 Luis Bernal González

45. Consideremos la medida cardinal µ sobre P(N), ası́ como la función


f : N × N → R dada por

 −x
 2−2
 si x = y
f (x, y) = −2 + 2−x si x = y + 1



0 en otro caso.
Compruébese, mediante el Teorema de Fubini, que f ∈
/ L1 (µ × µ).

46. Se considera la función f : R2 → R definida mediante



 x2 −y2 si x, y ∈ (0, 1)
x2 +y 2
f (x, y) =
 0 en otro caso.
∫∫
Pruébese que f ∈ L1 (R2 ), y calcúlese R2
f (x, y) dxdy utilizando el
Teorema de Fubini.

47. Sean (X, M) e (Y, N ) dos espacios medibles, y sea f : X → Y una apli-
cación medible, es decir, φ−1 (N ) ∈ M para cada N ∈ N . Supongamos
que µ es una medida sobre (X, M) y que f : Y → [−∞, ∞] es una
función medible. Definimos la aplicación φµ : N → [0, +∞] mediante
(φµ)(N ) = µ(φ−1 (N )).
(a) Demostrar que φµ es una medida sobre (Y, N ). Recibe el nombre
de medida imagen de µ por φ.
(b) Probar que la función f ◦ φ es medible.
(c) Demostrar que f ∈ L1 (φµ) si y solo si f ◦ φ ∈ L1 (µ), en cuyo caso
∫ ∫
Y
f d(φµ) = X
f ◦ φ dµ.

48. Se pretende establecer la desigualdad integral de Jensen. Supongamos


que (X, M, µ) es un espacio de probabilidad completo y que I ⊂ R es
un intervalo abierto. Sean f : X → I y φ : I → R dos funciones, de
modo que f ∈ L1 (µ), φ es convexa y φ ◦ f ∈ L1 (µ). Demostrar que
(∫ ) ∫
φ f dµ ≤ φ ◦ f dµ.
X X
Capı́tulo 2

Espacios de funciones analı́ticas

2.1. Introducción
En este capı́tulo, estudiaremos diversos espacios de funciones analı́ticas
u holomorfas, dotándolos de una estructura lineal y topológica. Al considerar
unos como subespacios de otros, compararemos las diversas convergencias. En
concreto, efectuaremos una recapitulación de conocimientos sobre el espacio
H(G) de las funciones holomorfas e introduciremos los espacios de Hardy H p
y los de Bergman B p del disco unidad. Algunos espacios más se verán como
ejemplos o ejercicios.

2.2. Funciones holomorfas


Recordemos los conceptos de función holomorfa y de función analı́tica.

Definición 2.2.1. Sea G ⊂ C un subconjunto abierto del plano complejo,


y sean f : G → C una función y a ∈ G. Se dice que f es holomorfa en
a cuando es C-diferenciable en tal punto, es decir, cuando existe f ′ (a) :=
lı́m f (a+h)−f (a)
h
∈ C. Se dice que f es holomorfa en G cuando es holomorfa
h→0

67
68 Luis Bernal González

en cada punto de G. Mediante H(G) se denota la familia de las funciones


holomorfas en G.

Es fácil ver que H(G) es un espacio vectorial. De hecho, es un álgebra, si


se incorpora la operación de producto puntual.

Definición 2.2.2. Sean G ⊂ C un abierto y f : G → C una función. Se


dice que f es analı́tica en a cuando es desarrollable en serie de potencias en
torno a dicho punto, es decir, existe r > 0 y existe {an }∞
n=0 ⊂ C tales que


B(a, r) ⊂ G y f (z) = an (z − a)n para todo z ∈ B(a, r).
n=0

En tal caso, tal serie de potencias es única, existe f (n) (a) ∈ C para todo
f (n) (a)
n ∈ N y an = n!
para todo n ≥ 0. Dicha única serie de potencias se
denomina la serie de Taylor de f en a.
Si f = u + iv : G → C, con u = Re f y v = Im f , se tiene que f
es holomorfa en a ⇐⇒ [u y v son diferenciables en a, y se cumplen las
ası́ llamadas ecuaciones diferenciales de Cauchy-Riemann: ux (a) = vy (a) y
uy (a) = −vx (a)].

Un teorema debido a Cauchy asegura la equivalencia de holomorfı́a y


analiticidad, es decir, H(G) = {funciones G → C analı́ticas en G}. Otra
propiedad importante es que si f es holomorfa en G, entonces Re f e Im f
son funciones armónicas en G. Recordemos que una función h : G → R se
dice armónica cuando es de clase C 2 y hxx + hyy = 0 en G. Denotaremos
por Arm(G) el espacio vectorial de las funciones armónicas en el abierto G.
Tanto las funciones holomorfas como las armónicas cumplen la ası́ denomi-
nada propiedad del valor medio: si f ∈ H(G), u ∈ Arm(G) y B(a, r) ⊂ G,
entonces
∫ 2π ∫ 2π
1 iθ 1
f (a) = f (a + re ) dθ y u(a) = u(a + reiθ ) dθ.
2π 0 2π 0
ESPACIOS DE FUNCIONES ANALÍTICAS 69

Definición 2.2.3. Se dice que un subconjunto G ⊂ C es una región si es


abierto, conexo y no vacı́o. Una región se dice simplemente conexa cuando
no tiene agujeros, es decir, cuando C∞ \ G es conexo.

Por C∞ hemos denotado el plano complejo extendido C ∪ {∞}, el cual


puede identificarse con la esfera unidad S 2 := {(x1 , x2 , x3 ) ∈ R3 : x21 + x22 +
x23 = 1} sin más que usar la proyección estereográfica.
En la mayorı́a de los casos que consideremos, G va a ser una región. Un
importante resultado de unicidad es el ası́ llamado principio de prolongación
analı́tica: si G es una región y f, g ∈ H(G), de modo que f (z) = g(z) para
todo z ∈ A, donde A ⊂ G y A′ ∩ G ̸= ∅ [es decir, A tiene algún punto de
acumulación en G], entonces f = g en toda la región G.
Recordemos que el teorema de la integral de Cauchy asegura que, si G es
una región simplemente conexa, f ∈ H(G) y Γ ⊂ G es una curva cerrada de
H
Jordan rectificable, entonces Γ f = 0. La fórmula de Ila integral de Cauchy
n! f (z)
nos dice que, en las mismas condiciones, f (n) (a) = dz para
2πi Γ (z − a)n+1
todo n ≥ 0 y todo a ∈ Int (Γ), el interior geométrico de Γ.
Recordemos también el teorema del isomorfismo de Riemann, que afirma
que cada región simplemente conexa G ̸= C es isomorfa al disco unidad
abierto D := {z ∈ C : |z| < 1}, es decir, existe una función f : G → D
holomorfa y biyectiva.

2.2.1. Topologı́a compacta-abierta

Recordemos cómo se dotaba a H(G) de una topologı́a natural, llama-


da topologı́a de la convergencia uniforme en compactos de G o simplemente
topologı́a compacta-abierta. La denotaremos por Tuc .
70 Luis Bernal González

Partimos de un abierto G ⊂ C. Consideremos el espacio vectorial C(G) :=


{funciones G → C continuas}. Los subconjuntos de la forma

V (f, K, ε) := {g ∈ C(G) : |g(z) − f (z)| < ε ∀z ∈ K},

donde f ∈ C(G), ε > 0 y K es un compacto contenido en G, constituyen


una base para una topologı́a sobre C(G), que es por definición Tuc . Se verifica
T
que fn −→
uc
f ⇐⇒ [para cada compacto K ⊂ G, fn −→ f uniformemente
n→∞ n→∞
en K]. De ahı́ el nombre de la topologı́a.
Recordemos que un espacio vectorial topológico es un espacio vectorial
X sobre K (= R o C) dotado de una topologı́a tal que las aplicaciones
(x, y) ∈ X × X 7→ x + y ∈ X y (λ, x) ∈ K × X 7→ λx ∈ X son continuas.
Un espacio localmente convexo es, por definición, un espacio topológico cuyo
origen posee una base de entornos formada por conjuntos convexos. Un espa-
cio topológico se dice metrizable cuando su topologı́a es inducida por alguna
métrica. Un espacio de Fréchet es un espacio localmente convexo, metrizable
y completo. Por ejemplo, C(G) es un espacio de Fréchet. Sólo detallaremos
la metrizabilidad. Resulta que la aplicación D : C(G) × C(G) → [0, +∞)
dada por
∑∞
1 ∥f − g∥Kn
D(f, g) =
n=1
2n 1 + ∥f − g∥Kn
es una métrica sobre C(G) para la cual este espacio es completo, y además
D genera Tuc . Aquı́ {Kn }∞
n=1 es una sucesión exhaustiva de subconjuntos



compactos de G, es decir, G = Kn y Kn ⊂ Kn+1 para todo n ∈ N y, para
n=1
cada compacto K ⊂ G,

∥f ∥K := máx{|f (z)| : z ∈ K}.

Es evidente que H(G) ⊂ C(G).

Teorema 2.2.1. [Teorema de convergencia de Weierstrass]


Si {fn }∞
n=1 ⊂ H(G) y f : G → C es una función tal que fn → f uni-
ESPACIOS DE FUNCIONES ANALÍTICAS 71

(k)
formemente en compactos de G, entonces f ∈ H(G) y además fn → f (k)
(n → ∞) uniformemente en compactos de G, para todo k ∈ N.

En particular, si sobre H(G) consideramos la topologı́a inducida por Tuc ,


entonces H(G) es cerrado en C(G), y por tanto es también un espacio de
Fréchet. Sin embargo, puede probarse que ni C(G) ni H(G) son normables.

La teorı́a de la compacidad de familias de funciones analı́ticas es suma-


mente útil y se aplica, entre otras cuestiones, a la demostración del teorema
del isomorfismo de Riemann, del teorema de Picard y del teorema de analitici-
dad de integrales paramétricas con hipótesis bastante generales sobre la curva
de integración de la función integrando. Vamos a recordar algunas ideas y
resultados.

Definición 2.2.4. Si X es un espacio topológico, un subconjunto A ⊂ X se


llama relativamente compacto cuando A es compacto.

Del mismo modo, una familia F ⊂ C(G) (⊂ H(G), resp.) se dice que es
Tuc
relativamente compacta cuando F es un subconjunto compacto de C(G)
(de H(G), resp.), es decir, cuando de cada sucesión (fn ) ⊂ F puede extraerse
alguna subsucesión (fnk ) tal que existe f ∈ C(G) (∈ H(G), resp.) de modo
que fnk → f uniformemente en compactos de G.
En el espacio de las funciones continuas, la compacidad relativa está ca-
racterizada por el teorema de Ascoli-Arzelà, que estableceremos tras las si-
guientes definiciones.

Definición 2.2.5. Sea F una familia de funciones G → C, y sea A ⊂ G. Se


dice que F es equicontinua en A si para cada ε > 0 existe δ = δ(ε) > 0 tal
que, si z, z ′ ∈ A, |z − z ′ | < δ y f ∈ F, entonces |f (z) − f (z ′ )| < ε.

Definición 2.2.6. Sea F una familia de funciones G → C, y sea A ⊂ G. Se


dice que F es uniformemente acotada en A si existe M = MA ∈ (0, +∞) tal
que |f (z)| ≤ M para todo z ∈ A y toda función f ∈ F.
72 Luis Bernal González

Teorema 2.2.2. [Teorema de Ascoli–Arzelà] Si F ⊂ C(G), entonces F


es relativamente compacta si y solo si para cada compacto K ⊂ G, F es
equicontinua en K y uniformemente acotada en K.

El uso conjunto del Teorema de Ascoli-Arzelà y de la fórmula de la integral


de Cauchy nos conduce al siguiente importante resultado.

Teorema 2.2.3. [Teorema de Montel] Sean G ⊂ C un abierto y F ⊂ H(G).


Entonces la familia F es relativamente compacta si y solo si F es uniforme-
mente acotada en cada subconjunto compacto de G.

Una combinación del Teorema de Montel y del principio de prolongación


analı́tica prueban lo siguiente.

Teorema 2.2.4. [Teorema de Vitali] Sean G ⊂ C una región y (fn ) ⊂ H(G)


una sucesión uniformemente acotada en compactos de G tal que existe S ⊂ G
con S ′ ∩ G ̸= ∅ de modo que (fn ) converge puntualmente en S. Entonces
existe una función f ∈ H(G) tal que fn → f (n → ∞) uniformemente en
compactos de G.

Consideremos ahora la densidad y la separabilidad. Ya que C(G) es se-


parable y es un espacio métrico, H(G) es también separable. Si el conjunto
de los polinomios fuese denso en H(G), el conjunto de los polinomios con
coeficientes racionales serı́a un subconjunto denso y numerable de H(G).
Pero, en general, los polinomios no son densos en H(G): tomar, por ejemplo,
G = D \ {0}. Una condición para que se dé la densidad del conjunto de los
polinomios, es decir, para que cada función holomorfa en una región pueda
aproximarse uniformemente en compactos por polinomios, la proporciona el
siguiente resultado.

Teorema 2.2.5. [Teorema de Aproximación de Runge]


(a) Sean K ⊂ C un compacto, ε > 0, G un abierto que contiene a K,
ESPACIOS DE FUNCIONES ANALÍTICAS 73

f ∈ H(G) y A un conjunto que contiene exactamente un punto de cada com-


ponente conexa de C∞ \ K. Entonces existe una función racional R cuyos
polos están en A tal que |f (z) − R(z)| < ε para todo z ∈ K.
(b) Si G ⊂ C es una región y f ∈ H(G), existe una sucesión (Rn ) de fun-
ciones racionales con polos fuera de G tales que Rn → f uniformemente en
compactos en G.
(c) Si G ⊂ C es una región simplemente conexa, el conjunto de los polinomios
es denso en H(G).

2.3. Espacios de Bergman


Seguidamente vamos a estudiar un espacio de funciones analı́ticas en
una región G ⊂ C, el cual va a tener una topologı́a estrictamente más fuerte
que la inducida por H(G). Además, tal topologı́a va a venir dada por su
estructura de espacio de Hilbert.

Consideremos el espacio vectorial L2 (G) := {f : G → C : f es medible-


∫∫
Lebesgue y G
|f (x + iy)|2 dxdy < +∞}. Gracias a la desigualdad de
Cauchy-Schwarz, se tiene que la aplicación
∫ ∫
(f, g) ∈ L (G) × L (G) 7→ ⟨f, g⟩ =
2 2
f (z) · g(z) dxdy ∈ C
G

está bien definida. Además, si en L2 (G) identificamos dos funciones cuan-


do son iguales en casi todo, se prueba fácilmente que ⟨·, ·⟩ es una forma
sesquilineal (lineal en la primera variable y anti-lineal en la segunda varia-
ble) hermı́tica (es decir, ⟨f, g⟩ = ⟨g, f ⟩) definida positiva (esto es, ⟨f, f ⟩ ≥ 0
para toda f , y se tiene que ⟨f, f ⟩ = 0 si y solo si f = 0). En otras pala-
bras, ⟨·, ·⟩ es un producto escalar y L2 (G) es un espacio prehilbertiano. En
particular, la aplicación
∫ ∫
( )1/2
f ∈ L (G) 7→ ∥f ∥2 := ⟨f, f ⟩
2 1/2
= |f |2 dxdy ∈ [0, +∞)
G
74 Luis Bernal González

es una norma en L2 (G), llamada norma cuadrática, la cual genera la distancia


d(f, g) := ∥f − g∥2 , llamada la distancia cuadrática.

Vamos a tratar con las funciones de L2 (G) que son analı́ticas en G. En


tal caso no es necesaria la identificación de funciones hecha anteriormente en
L2 (G), ya que si f y g son funciones continuas en G y f = g ect G, entonces
f ≡ g en G. Aparte de comparar las dos topologı́as que surgen, estudiaremos
los sistemas ortonormales, especialmente los formados por polinomios cuando
G es acotada.

Definición 2.3.1. Se llama espacio de Bergman de G al espacio vectorial


B 2 (G) := L2 (G) ∩ H(G).

Otra notación es L2a (G). Al ser un subespacio vectorial tanto de H(G) co-
mo de L2 (G), hereda de manera natural dos topologı́as: la de la convergencia
compacta y la de la convergencia cuadrática. Por supuesto, la aplicación ⟨·, ·⟩
anterior es también un producto escalar sobre B 2 (G). El resultado siguiente
muestra la estructura de este espacio.

Teorema 2.3.1. (a) Sean f, fn ∈ B 2 (G) (n ∈ N) funciones tales que


fn → f (n → ∞) en media cuadrática. Entonces fn → f (n → ∞)
compactamente en G. En particular, la topologı́a sobre B 2 (G) que deri-
va del producto escalar ⟨·, ·⟩ es más fuerte que la que proviene de H(G).

(b) El par (B 2 (G), ⟨·, ·⟩) es un espacio de Hilbert.

Para realizar la demostración de este teorema, necesitamos un lema pre-


vio, que es interesante por sı́ mismo.

Lema 2.3.2. Sea K ⊂ G un compacto. Entonces existe una constante α(K) ∈


(0, +∞) tal que sup |f | ≤ α(K)∥f ∥2 para toda función f ∈ H(G).
K

Demostración. Llamemos δ(K) = 21 d(K, ∂G) si G ̸= C y δ(K) = 1 si G = C.


Fijemos un punto a ∈ K. Entonces B(a, δ(K)) ⊂ G y en esta bola la función
ESPACIOS DE FUNCIONES ANALÍTICAS 75

f tiene un desarrollo de Taylor uniformemente convergente, digamos f (z) =


∑∞
ak (z − a)k , donde a0 = f (a). Pasando a coordenadas polares, tenemos que
k=0
z − a = reiθ (0 ≤ r ≤ δ, 0 ≤ θ ≤ 2π) en dicha bola y, teniendo en cuenta que
el jacobiano de la transformación de coordenadas polares a cartesianas es r,
resulta que

∞ ∑
∞ ∑

|f (z)|2 = f (z)f (z) = ak (z − a)k al (z − a)l = ak al rk+l ei(k−l)θ .
k=0 l=0 k,l=0
Por tanto
∫ ∫ ∫ ∫
∥f ∥22 = |f (z)| dxdy ≥
2
|f (z)|2 dxdy
G B(a,δ(K))
∫ δ(K) ∫ 2π ∑

= r ak al rk+l ei(k−l)θ drdθ.
0 0 k,l=0

En la última expresión podemos intercambiar la serie con la integral debido a


la convergencia uniforme de la serie de Taylor en cada bola cerrada contenida
en el disco de convergencia. Además, gracias al teorema de Fubini, podemos
∫ 2π
integrar iteradamente. Observando, por último, que 0 eimθ dθ vale 2π o 0
según que m = 0 o m ∈ Z \ {0} (respectivamente), obtenemos que
∫ δ(K) ∑∞ ∑∞
|ak |2 δ(K)2k+2
∥f ∥2 ≥ 2π
2
|ak |2 r2k+1 dr = π
0 k=0 k=0
k+1

≥ πδ(K)2 |a0 |2 = πδ(K)2 |f (a)|2 ,


de lo cual inferimos que πδ(K)2 |f (a)|2 ≤ ∥f ∥22 . Luego, para todo a ∈ K, se
∥f ∥2
tiene que |f (a)| ≤ δ(K) π
√ , de donde se deduce lo que queremos, sin más que
escoger α(K) = 1√
δ(K) π
. 2

Demostración del Teorema 2.3.1. (a) Si f y fn (n ∈ N) son como en el


enunciado, entonces ∥fn − f ∥2 → 0. Fijemos un compacto K ⊂ G. Debido
al lema, se tiene que sup |fn − f | ≤ α(K)∥fn − f ∥2 para todo n ∈ N, luego
K
sup |fn − f | → 0. En consecuencia, fn → f compactamente en G.
K
(b) Sea (fn ) una sucesión de Cauchy en B 2 (G) para la distancia cuadrática.
Por el lema, aplicado a fm − fn , tenemos que (fn ) es de Cauchy en el espacio
76 Luis Bernal González

métrico completo H(G), luego existe f ∈ H(G) tal que fn → f compacta-


mente. Por otra parte, (fn ) es una sucesión de Cauchy en L2 (G), que es
también un espacio métrico completo. Entonces existe g ∈ L2 (G) tal que
∥fn − g∥2 → 0. Ahora bien, sabemos que existe una subsucesión (fnk ) ⊂ (fn )
tal que fnk → g ect G. Pero fnk (z) → f (z) para todo z ∈ G. Por la unicidad
del limite puntual, f = g ect G, lo que implica que f ∈ L2 (G) ∩ H(G) =
B 2 (G) y ∥fn − f ∥2 = ∥fn − g∥2 → 0. Por tanto fn → f en ∥ · ∥2 . Esto prueba
que B 2 (G) es completo. 2

Ejemplos sencillos muestran que la convergencia cuadrática es estricta-


mente más fuerte que la convergencia uniforme en compactos, véase la sección
de Ejercicios.
Apuntamos que B 2 (G) es separable, pues está contenido en L2 (G), el cual
es separable con la distancia cuadrática.

2.3.1. Ortonormalidad
Recordemos algunos conceptos y resultados sobre ortonormalidad.

Definición 2.3.2. Supongamos que (X, ⟨·, ·⟩) es un espacio prehilbertiano.


Decimos que una sucesión {φn }∞
n=0 ⊂ X es un sistema ortogonal si ⟨φn , φk ⟩ =

0 para todo n, k con n ̸= k. Si, además, ∥φn ∥2 = 1 para todo n ≥ 0 [equi-


valentemente, si ⟨φn , φk ⟩ = δn,k para todo n, k], diremos que {φn }∞
n=0 es un

sistema ortonormal. En este caso, si x ∈ X, los números ⟨x, φn ⟩ se denomi-


nan los coeficientes de Fourier de x relativos a {φn }, mientras que la serie
∑∞
⟨x, φn ⟩φn se llama serie de Fourier de x relativa a {φn }.
n=0

Un problema general es si la serie de Fourier de x converge, y si cada


vector x ∈ X es la suma cuadrática de su serie de Fourier, para un sistema
ortonormal dado {φn }. Todo sistema ortonormal es linealmente independien-
te y, usando el conocido método de ortonormalización de Gram–Schmidt, se
ESPACIOS DE FUNCIONES ANALÍTICAS 77

tiene que, dado un sistema linealmente independiente {xn }∞


n=0 ⊂ X, existe

un único sistema ortonormal {φn }∞


n=0 tal que:

(a) Para cada n ≥ 0, φn ∈ L({xj }nj=0 ) [por L(A) denotamos el subespacio


vectorial generado por un subconjunto A ⊂ X]. En particular, {xn } y
{φn } general el mismo subespacio vectorial.

(b) Para cada n ≥ 0, si φn = αn xn +αn−1 xn−1 +· · ·+α0 x0 , entonces αn > 0.

Definición 2.3.3. Un subconjunto A ⊂ X se dice total cuando L(A) = X,


y se dice que es completo cuando [⟨x, a⟩ = 0 para todo a ∈ A ⇒ x = 0]. Se
dice que un sistema ortonormal {φn } es una base ortonormal cuando para
∑∞
todo x ∈ X se tiene que ⟨x, φn ⟩ φn = x cuadráticamente.
n=0

Recordemos el siguiente importante resultado.

Teorema 2.3.3. Sea {φn }∞


n=0 un sistema ortonormal en un espacio de Hilbert

X. Son equivalentes:

(a) {φn } es total.

(b) {φn } es completo.

(c) {φn } es una base ortonormal.




(d) Para cada x ∈ X se cumple la “identidad de Parseval” |⟨x, φn ⟩|2 =
n=0
∥x∥22 .

2.3.2. Espacios de Bergman de regiones acotadas


Volvamos a nuestro espacio de Bergman B 2 (G), pero ahora en el caso
especial de que la región G es acotada. Es evidente que {polinomios} ⊂
B 2 (G).
78 Luis Bernal González

Aplicando el método de Gram-Schmidt al sistema libre {z n }∞


n=0 , obtene-

mos un único sistema ortonormal {Pn }n≥0 de polinomios tales que grado(Pn )
= n para todo n ≥ 0 y sus coeficientes lı́deres son positivos. Por el teo-
rema anterior, se tiene que {Pn }n≥0 es una base ortonormal de B 2 (G) si y
solo si el conjunto de los polinomios es denso en B 2 (G), ya que L({Pn }n≥0 ) =
{polinomios}. Como B 2 (G) es un espacio de Hilbert separable, siempre tiene
una base ortonormal, pero no es seguro que posea una formada por poli-
nomios. Daremos seguidamente una sencilla condición suficiente, de carácter
topológico, para que esto ocurra.

Definición 2.3.4. Un dominio de Carathéodory es una región G ⊂ C simple-


mente conexa y acotada tal que ∂G = ∂G∞ , donde G∞ denota la componente
conexa no acotada de C \ G.

Por ejemplo D –y en general, cada región de Jordan– es un dominio de


Carathéodory; pero D \ [0, 1] no lo es, aunque es acotada y simplemente
conexa. Una “serpiente exterior” (una figura concebida como el interior de
una serpiente plana infinitamente enroscada alrededor de su huevo –mate-
rializado en el disco unidad cerrado– acercándose cada vez más a él pero sin
llegar nunca a tocarlo) es un dominio de Carathéodory, pero no es una región
de Jordan porque su frontera divide el plano en tres regiones.

Teorema 2.3.4. [de Farrell y Markushevich] Si G es un dominio de Cara-


théodory, entonces el conjunto de los polinomios es denso en B 2 (G).

Demostración. Se basa en una combinación de los teoremas de aproximación


de Runge, del isomorfismo de Riemann, de convergencia de Weierstrass y de
convergencia dominada de Lebesgue.
Haremos uso del siguiente hecho. Fijemos cualquier punto z0 ∈ G. En-
tonces existe una sucesión {Gn }∞
1 de regiones de Jordan tal que G ⊂ Gn+1 ⊂

Gn+1 ⊂ Gn (n ∈ N) y G es la mayor región Ω tal que z0 ∈ Ω ⊂ Gn para


ESPACIOS DE FUNCIONES ANALÍTICAS 79

todo n ∈ N. Además, si hn : Gn → G es el único isomorfismo dado por el


Teorema de Riemann tal que hn (z0 ) = z0 y h′n (z0 ) > 0, entonces hn (z) −→ z
(n → ∞) compactamente en G. Luego h′n −→ 1 compactamente en G, por
el teorema de convergencia de Weierstrass.
Fijemos una función f ∈ B 2 (G) y un ε > 0. Queremos hallar un polinomio
P tal que ∥P − f ∥2 < 2ε. Denotemos por fn (n ∈ N) la función fn : Gn → C
dada por fn (z) := f (hn (z))h′n (z), y por m la medida Lebesgue bidimensional.
Por la fórmula del cambio de variables, tenemos que, para cada n ∈
∫∫ ∫∫ ∫∫
N, G
|fn |2
dm = hn (G)
|f |2
dm ≤ G
|f |2 dm. Por otra parte, dado un
compacto K ⊂ G, fn −→ f uniformemente en K. Luego, por el teorema de
la convergencia dominada,
∫ ∫ ∫ ∫ ∫ ∫
lı́m inf |fn | dm ≥ lı́m inf
2
|fn | dm =
2
|f |2 dm.
n→∞ G n→∞ K K

En consecuencia, puesto que lo anterior se cumple para cada compacto K ⊂


∫∫ ∫∫
G y G
|f |2
dm = sup{ K
|f |2 dm : K compacto ⊂ G}, obtenemos
∫ ∫ ∫ ∫ ∫ ∫ ∫ ∫
|f | dm ≤ lı́m inf
2
|fn | dm ≤ lı́m sup
2
|fn | dm ≤
2
|f |2 dm,
G n→∞ G n→∞ G G
∫∫ ∫∫
luego G
|fn |2 dm −→ G
|f |2 dm (n → ∞). Ya que fn → f puntualmente
en G, podemos aplicar el Ejercicio 40 del Capı́tulo 1. Obtenemos que fn → f
en ∥ · ∥2 . Por tanto, existe N ∈ N tal que ∥fN − f ∥2 < ε.
Finalmente, observemos que G es un compacto, que G ⊂ GN = una región
simplemente conexa, y que fN ∈ H(GN ). Por el Teorema de Runge, existe
un polinomio P tal que |P (z) − fN (z)| < ε
m(G)1/2
para todo z ∈ G. Luego
∥P − f ∥2 ≤ ∥fN − f ∥2 + ∥P − fN ∥2 < 2ε, como se requerı́a. 2

Pueden definirse espacios de Bergman más generales, a saber:

B p (G) := {f ∈ H(G) : ∥f ∥p < +∞},


(∫ ∫ )1/p
donde ∥f ∥p := G
|f (z)|p
dxdy . Es decir, B p (G) = H(G)∩Lp (G). Cada
uno de ellos es un espacio de Banach bajo la norma ∥ · ∥p . Otra notación es
80 Luis Bernal González

Lpa (G). En el caso G = D, estos espacios se estudian de forma muy cómoda,


debido a la existencia de un desarrollo de Taylor válido en todo el disco.
Tiene ciertas ventajas el usar –y ası́ lo haremos– la medida de Lebesgue
dxdy
normalizada dA(z) = π
.Ası́ que la norma es
∫ ∫
( )1/p
∥f ∥p = |f (z)|p dA(z) .
D

El siguiente resultado muestra la estructura lineal y topológica de B p (D).

Teorema 2.3.5. Sea p ∈ [1, +∞). Se tiene:


∥f ∥p
(a) Para todo z ∈ D y toda f ∈ H(D), se verifica |f (z)| ≤ .
(1 − |z|)2
(b) La convergencia en B p (D) es más fuerte que la convergencia compacta
en D.

(c) B p (D) es un espacio de Banach, o equivalentemente, es un subespacio


cerrado en Lp (D).

Demostración. (a) Fijemos z ∈ D y f ∈ H(D). Gracias al teorema del valor


1
∫ 2π
medio para funciones analı́ticas, obtenemos que f (z) = 2π 0
f (z + reiθ ) dθ
para todo r ∈ (0, 1 − |z|), lo que implica que
∫ 1−|z| ∫ 1−|z| ∫ 2π
1 ( )
f (z)r dr = f (z + reiθ )r dθ dr.
0 2π 0 0

Podemos usar ahora el Teorema de Fubini de integración iterada, ası́ como


el cambio de variables (r, θ) 7→ (x, y). Recordemos que el jacobiano de paso
de las variables polares a cartesianas es J( x,y
r,θ
) = r. En consecuencia, el
segundo miembro de la igualdad anterior entre integrales se transforma en
1
∫∫ (1−|z|)2
2 B(z,1−|z|)
f (w) dA(w), mientras que el primer miembro vale f (z) 2
.
1
∫∫
Por tanto f (z) = (1−|z|)2 B(z,1−|z|)
f (w) dA(w). De aquı́ y de la desigualdad
de Hölder, resulta
∫ ∫
1
|f (z)| ≤ |f (w)| dA(w)
(1 − |z|)2 B(z,1−|z|)
ESPACIOS DE FUNCIONES ANALÍTICAS 81

∫ ∫
1 ( )1/p ∥f ∥p
≤ |f (w)|p dA(w) ≤ .
(1 − |z|)2
B(z,1−|z|) (1 − |z|)2
(b) Sea K ⊂ D un compacto. Entonces existe r ∈ (0, 1) tal que K ⊂ B(0, r).
Del apartado (a) deducimos que sup |f | ≤ 1
(1−r)2
∥f ∥p . De aquı́ se obtiene (b).
K
(c) Es muy similar a la prueba de la parte (b) del Teorema 2.3.1. 2

Anotemos que si p ∈ (1, +∞) y q es el exponente conjugado de p, entonces


el dual B p (D)∗ de B p (D) es isomorfo a B q (D).

2.3.3. Funciones subarmónicas


En este apartado introducimos una clase importante de funciones auxi-
liares que nos serán útiles para conseguir algunas desigualdades satisfechas
por elementos de nuestros espacios funcionales.

Definición 2.3.5. Sea G ⊂ C un abierto y v : G → R una función continua.


Decimos que v es subarmónica en G cuando, para cada bola B(a, r) ⊂ G, se
tiene ∫ 2π
1
v(a) ≤ v(a + reiθ ) dθ.
2π 0
Ya que las funciones armónicas cumplen la propiedad del valor medio,
se tiene que toda función armónica es subarmónica. A continuación, propor-
cionaremos ejemplos no triviales de funciones subarmónicas.

Teorema 2.3.6. Supongamos que G ⊂ C es un abierto, que f ∈ H(G) y que


p ∈ (0, +∞). Entonces las funciones ln+ |f | y |f |p son subarmónicas en G.

Demostración. Es claro que las funciones ln+ |f | y |f |p son continuas en


G. Fijemos una bola B(a, r) ⊂ G. Si f (a) = 0, se cumple trivialmente la
desigualdad dada en la definición de subarmonicidad para v = ln+ |f | y
v = |f |p . Ası́ que podemos suponer que f (a) ̸= 0. Entonces de la fórmula de
Jensen dada en la Proposición 2.4.3 (ver más adelante) inferimos que
∫ 2π
1
ln |f (a)| ≤ ln |f (a + reiθ )| dθ. [1]
2π 0
82 Luis Bernal González

Ya que ln+ t ≥ ln t para todo t ≥ 0, obtenemos de [1] que ln+ |f (a)| ≤


∫ 2π +
1
2π 0
ln |f (a + reiθ )| dθ, porque el primer miembro vale ln |f (a)| si |f (a)| ≥
1, y vale 0 en caso contrario. Esto muestra que ln+ |f | es subarmónica. En
cuanto a la subarmonicidad de |f |p , basta aplicar a ambos miembros de [1] la
función creciente φ(t) := ept y considerar la desigualdad integral de Jensen
para funciones convexas (ver el Ejercicio 48 del Capı́tulo 1). 2

Damos ahora una caracterización de la subarmonicidad, aunque solo será


enunciada la implicación que necesitaremos más adelante. El término “subar-
mónica” se inspira en el resultado de este teorema.

Teorema 2.3.7. Sean G ⊂ C un abierto, v : G → R una función sub-


armónica, K ⊂ G un subconjunto compacto, y h : K → R una función
continua en K tal que h ∈ Arm(K 0 ). Si v ≤ h en ∂K, entonces v ≤ h en
K.

Demostración. Pongamos v1 := v − h y supongamos, por reducción al ab-


surdo, que v1 (z) > 0 para algún z ∈ K 0 . Ya que v1 es continua en K, v1
alcanza su máximo m en K; y ya que v1 ≤ 0 en ∂K, el conjunto E := {z ∈
K : v1 (z) = m} es un subconjunto compacto no vacı́o de K 0 . Sea z0 ∈ ∂E.
Entonces para algún r > 0 tenemos B(z0 , r) ⊂ K 0 , pero algún subarco de
|z − z0 | = r está en E c . Por tanto
∫ 2π
1
v1 (z0 ) = m > v1 (z0 + reiθ ) dθ,
2π 0

y esto significa que v1 no es subarmónica en K 0 . Pero, por el teorema del


valor medio para funciones armónicas, la función v − h es subarmónica en
K 0 , lo cual es una contradicción. 2

Corolario 2.3.8. Si v es una función subarmónica en D, entonces la función


∫ 2π
r ∈ [0, 1) 7→ m(r) := 2π
1
0
v(reiθ ) dθ ∈ R es creciente.
ESPACIOS DE FUNCIONES ANALÍTICAS 83

Demostración. Fijemos r1 , r2 tales que 0 ≤ r1 < r2 < 1. De acuerdo con el


teorema de Schwarz que da la solución al problema de Dirichlet, existe una
(única) función continua h : B(0, r2 ) → R tal que h es armónica en B(0, r2 )
y h = v en |z| = r2 . Por el teorema anterior, v ≤ h en B(0, r2 ). Por tanto
∫ 2π ∫ 2π
1 1
m(r1 ) = v(r1 e ) dθ ≤

h(r1 eiθ ) dθ
2π 0 2π 0
∫ 2π ∫ 2π
1 iθ 1
= h(0) = h(r2 e ) dθ = v(r2 eiθ ) dθ = m(r2 ),
2π 0 2π 0
como se querı́a demostrar. 2

2.3.4. Operador de composición


Si φ : D → D es una función analı́tica, es fácil ver que la aplicación Cφ :
f ∈ H(D) 7→ f ◦ φ ∈ H(D) está bien definida y es un operador sobre H(D),
es decir, es lineal y continua. Diremos que Cφ es el operador de composición
asociado a φ. No es inmediato que Cφ sea un operador sobre B p (D). Esto es
lo que vamos a demostrar en las siguientes lı́neas.

Definición 2.3.6. Sean f, g ∈ H(D). Se dice que f está subordinada a g


cuando existe φ : D → D holomorfa tal que φ(0) = 0 y f = g ◦ φ.

Usaremos el siguiente resultado, debido a Littlewood, que es importante


por sı́ mismo. Antes de ello, recordemos que el Lema de Schwarz afirma que
si f : D → D es holomorfa y f (0) = 0, entonces |f (z)| ≤ |z| para todo z ∈ D.

Teorema 2.3.9. [Teorema de subordinación de Littlewood]


Sean p ∈ (0, +∞) y r ∈ [0, 1). Si f está subordinada a g, entonces
∫ 2π ∫ 2π
|f (re )| dθ ≤
iθ p
|g(reiθ )|p dθ.
0 0

Demostración. Por hipótesis, existe φ : D → D tal que φ ∈ H(D), φ(0) = 0


y f = g ◦ φ. Fijemos r ∈ (0, 1). Por el Teorema de Schwarz de existencia de
84 Luis Bernal González

solución para el problema de Dirichlet en un disco, existe h ∈ C(B(0, r)) ∩


Arm(B(0, r)) tal que h||z|=r = |g|p . Ahora bien, resulta que |g(z)|p ≤ h(z)
para todo z ∈ B(0, r) porque, al ser |g| analı́tica, se tiene que |g|p es sub-
armónica (Teorema 2.3.6) y podemos aplicar el Teorema 2.3.7. Por el Lema
de Schwarz, φ(B(0, r)) ⊂ B(0, r), luego |f (z)|p = |g(φ(z))|p ≤ h(φ(z)) para
todo z ∈ B(0, r). Ahora bien, h ◦ φ ∈ C(B(0, r)) ∩ Arm(B(0, r)), luego, por
la desigualdad anterior y el teorema del valor medio, deducimos
∫ 2π ∫ 2π
1 1
|f (re )| dθ ≤
iθ p
h(φ(reiθ )) dθ = h(φ(0))
2π 0 2π 0
∫ 2π ∫ 2π
1 1
= h(0) = iθ
h(re ) dθ = |g(reiθ )|p dθ,
2π 0 2π 0
como se querı́a demostrar. 2

Teorema 2.3.10. Sean φ : D → D holomorfa, p > 0 y f ∈ H(D). Entonces


∫ ∫ ∫ ∫
( 1 + |φ(0)| )2
|f (φ(z))| dA(z) ≤
p
|f (z)|p dA(z).
D 1 − |φ(0)| D

En particular, para cada p ∈ [1, +∞), la aplicación Cφ es un operador sobre


el espacio de Bergman B p (D), cuya norma ∥Cφ ∥ satisface
( 1 + |φ(0)| )2/p
∥Cφ ∥ ≤ .
1 − |φ(0)|
Demostración. Para cada a ∈ D, consideremos el automorfismo φa de D dado
por φa (z) = a−z
1−az
. Notemos que φa (a) = 0 y que φ−1
a = φa . Sea a = φ(0) y

definamos ψ como ψ := φa ◦ φ. Entonces ψ ∈ H(D), ψ(D) ⊂ D, ψ(0) = 0 y


φ = φa ◦ ψ. Por el teorema de subordinación de Littlewood, tenemos
∫ 2π ∫ 2π ∫ 2π
|f (φ(re ))| dθ =
iθ p
|f ◦ φa ◦ ψ(re )| dθ ≤
iθ p
|f ◦ φa (reiθ )|p dθ
0 0 0

para cada r ∈ (0, 1). Multiplicando por r cada miembro de la desigualdad


anterior e integrando entre 0 y 1, conseguimos que
∫ ∫ ∫ ∫
|f (φ(z))| dA(z) ≤
p
|f ◦ φa (z)|p dA(z).
D D
ESPACIOS DE FUNCIONES ANALÍTICAS 85

Cambiamos ahora la variable en la segunda integral. Notemos que el jaco-


(1−|a|2 )2
biano de φa (= φ−1 ′
a ) es |φa (z)| =
2
|1−az|4
. Entonces
∫ ∫ ∫ ∫
(1 − |a|2 )2
|f (φ(z))| dA(z) ≤
p
|f (z)|p dA(z)
D (1 − |a|)4 D
∫ ∫
( 1 + |a| )2
= |f (z)|p dA(z),
1 − |a| D
como se requerı́a. 2

2.4. Funciones analı́ticas acotadas


A continuación, estudiaremos el espacio vectorial H ∞ (D) de la fun-
ciones analı́ticas y acotadas en D. Es un tipo especial de espacio de Hardy,
que tiene unas connotaciones algo distintas a los espacios de Hardy clásicos
H p (D), a estudiar más adelante. Estudiaremos en primer lugar el importante
ejemplo de los productos de Blaschke, que son productos de automorfismos
de D. Seguidamente, factorizaremos una función de H ∞ (D) como producto
de un producto de Blaschke que engloba sus ceros y de otra función que no
se anula pero que mantiene la norma.

Observemos primero que para una función f : D → C, si denotamos


M (f, r) := sup |f (reiθ )| (0 ≤ r < 1), entonces f ∈ H ∞ (D) ⇐⇒ [f ∈ H(D)
θ
y sup M (f, r) = lı́m− M (f, r) < +∞]. Observemos que el supremo coincide
0≤r<1 r→1
con el lı́mite pues la función r 7→ M (f, r) es creciente debido al principio del
modulo máximo.

Se tiene que H(C) = {funciones enteras} ( H ∞ (D) ( H(D). Por ejemplo,


si f (z) = 1
z−1
y g(z) = 1
z−2
, entonces f ∈ H(D) \ H ∞ (D) y g ∈ H ∞ (D) \
H(C).

Es fácil ver, usando el teorema de convergencia de Weierstrass, que H ∞ (D)


es un espacio de Banach cuando se le dota de la norma del supremo, dada
86 Luis Bernal González

por ∥f ∥∞ = sup |f (z)|. De hecho, es un subespacio cerrado del espacio de


z∈D
Banach (Cb (D), ∥ · ∥∞ ) de las funciones f : D → C continuas y acotadas. Se
puede probar que H ∞ (D) no es separable.

2.4.1. Productos de Blaschke


Recordemos que los automorfismos de D son las transformaciones bi-
z−a
lineales de la forma eiθ 1−az , |a| < 1, θ ∈ R.

Definición 2.4.1. Un producto de Blaschke finito es o bien una constante


unimodular o bien un producto finito puntual de transformaciones bilineales

N
z−an
del tipo anterior, es decir, una función de la forma f (z) = eiθ 1−an z
, con
n=1
θ ∈ R, N ∈ N0 y a1 , . . . , aN ∈ D.

Es evidente que f ∈ H ∞ (D); de hecho, |f (z)| ≤ 1 para todo z ∈ D.


Para pasar a productos de Blaschke infinitos, necesitamos condiciones sobre
el crecimiento de los ceros an y ajustar los coeficientes eiθ en cada factor.
Pero antes de enunciar un resultado que sirve para definir los productos in-
finitos de Blaschke, vamos a recordar en la siguiente proposición algunas
propiedades sobre convergencia de productos infinitos que usaremos en la
demostración. Por definición, si fn : A → C (n ∈ N) es una sucesión de fun-
ciones definidas sobre un mismo subconjunto A de C, se dice que el producto


funcional infinito fn converge normalmente en A si el producto numérico
n=1


(1 + supA |fn − 1|) converge (es decir, si los productos parciales de este
n=1
convergen). La segunda parte de la proposición es una especie de teorema de
convergencia de Weierstrass para productos infinitos.

Proposición 2.4.1. (a) En las condiciones de la definición anterior, se tiene




que el producto infinito fn converge normalmente en A si y solo si la serie
n=1


supA |fn − 1| es convergente. Además, si tal es el caso, se tiene que los
n=1
ESPACIOS DE FUNCIONES ANALÍTICAS 87


n
productos parciales Pn := fk (n ∈ N) convergen uniformemente en A a
k=1


una función f : A → C. Esta función será denotada por f = fn .
n=1


(b) Si G ⊂ C es un abierto, {fn }∞
n=1 ⊂ H(G) y fn converge normalmente
n=1


en cada compacto K ⊂ G, entonces f := fn ∈ H(G). Además, si z0 ∈ G,
n=1
entonces el orden del cero z0 para f coincide con la suma los ordenes de z0


para las fn , es decir, orden (z0 , f ) = orden (z0 , fn ).
n=1

Teorema 2.4.2. Sean k ∈ N0 , α ∈ C con |α| = 1 y {an }∞ n=1 ⊂ D \ {0} una




sucesión tal que (1 − |an |) < +∞. Entonces el producto funcional infinito
n=1

∏∞
|an | an − z
B(z) := αz k (z ∈ D)
n=1
an 1 − an z

define una función B ∈ H(D) tal que |B(z)| < 1 para todo z ∈ D. En
particular, B ∈ H ∞ (D). Además, sus ceros son exactamente los puntos an
(con la multiplicidad dada por el número de veces que cada uno de ellos
aparece en la sucesión), más el origen si k > 0.

Por definición, un producto de Blaschke es un producto de Blaschke finito


o bien una función B como la descrita en el teorema anterior, asociada a una
sucesión {an }∞
n=1 ⊂ D \ {0}. Por tanto, una constante unimodular es también

un producto de Blaschke. A la sucesión vacı́a se le asocia, por convenio, el


producto de Blaschke dado por la función constante 1.

Demostración del Teorema 2.4.2. Supongamos probado que, para cada r ∈


(0, 1), el producto converge normalmente en B(0, r). En tal caso, convergerı́a
normalmente en cada compacto de D. Ya que cada factor está en H(D) y tiene
como (único) cero a an , resulta de la proposición anterior que B ∈ H(D) y que
sus ceros son los especificados en el enunciado. Puesto que cada factor tiene
módulo que menor que 1 en D, lo mismo ocurrirı́a con B. Ası́ que, fijado un
88 Luis Bernal González

r ∈ (0, 1), basta probar la convergencia normal en B(0, r), lo cual, de nuevo


|an | an −z
por la proposición anterior, equivale a probar que sup 1 − an 1−an z <
n=1 |z|<r
+∞. Para ello, fijemos z con |z| < r y observemos que

|a | a − z an + |an |z
1 − n n = (1 − |an |) ≤ 1 + r (1 − |an |).
an 1 − an z (1 − an z)an 1−r


Se deduce que la suma de la serie anterior es menor o igual que 1+r
1−r
(1 −
n=1
|an |) < +∞, luego nuestra serie también converge. 2

2.4.2. Teorema de factorización de Riesz


El siguiente resultado, conocido como Fórmula de Jensen, resultará muy
útil para estudiar el comportamiento de los ceros y la factorización en los es-
pacios de Hardy. Su prueba se basa en la aplicación del teorema del valor
medio a una función armónica adecuada.

Proposición 2.4.3. Sea f ∈ H(B(0, r))\{0} con f (0) ̸= 0, y sean a1 , . . . , aN


sus ceros en B(0, r), donde r ∈ (0, +∞). Entonces
∏N { ∫ 2π }
r 1
|f (0)| = exp ln |f (re )| dθ .

n=1
|an | 2π 0

Si fuese f (0) = 0 con multiplicidad m, la fórmula serı́a la misma salvo que


hay que sustituir en el primer miembro |f (0)| por |c|rm , donde c = lı́m fz(z)
m ,
z→0
y los a1 , . . . , aN serı́an los ceros no nulos de f .

En el próximo teorema, unido al Teorema 2.4.2, se afirma que una sucesión


{an }∞
n=1 ⊂ D es la sucesión de ceros de alguna función analı́tica y acotada

en D si solo si se cumple la condición de convergencia para productos de


Blaschke.

Teorema 2.4.4. Sea f ∈ H ∞ (D) \ {0} y sea {an }∞n=1 la sucesión de ceros de


f , enumerados según su multiplicidad. Entonces (1 − |an |) < +∞.
n=1
ESPACIOS DE FUNCIONES ANALÍTICAS 89

Demostración. Si hay un número finito de ceros, no hay nada que probar. Si


hay un número infinito, debe ser |an | → 1 (por el Principio de Prolongación
Analı́tica), ası́ que podemos suponer, con un cambio de orden y desplazamien-
to de los ı́ndices si es preciso, que el origen es m-múltiple con m ∈ N0 y que
los ceros no nulos cumplen 0 < |a1 | ≤ |a2 | ≤ · · · . Llamemos c := lı́m fz(z)
m ∈
z→0
C \ {0}. De acuerdo con la fórmula de Jensen, tomando logaritmos, tenemos
para todo r ∈ (0, 1) que
∑ ∫ 2π
ln |arn | = − ln(|c|rm ) + 1
2π 0
ln |f (reiθ )| dθ ≤ − ln(|c|rm ) + C,
|an |<r
donde C es una constante finita, debido a que f es acotada.

N
Fijemos un N ∈ N. Para cada r > |aN | tenemos que ln |arn | ≤ [primer
n=1
miembro de la expresión anterior] ≤ − ln(|c|rm )+C. Haciendo r → 1, resulta

N
ln |a1n | ≤ M = constante ∈ (0, +∞) para todo N ∈ N, lo que implica que
n=1


la serie ln |a1n | converge. Ya que es una serie de términos positivos, del
n=1
hecho lı́m ln(1+t)
t
= 1 y del criterio de comparación por paso al lı́mite se
t→0
∑∞
deduce que (1 − |an |) también converge. 2
n=1

Corolario 2.4.5. Si f ∈ H ∞ (D) y existe una sucesión {an }∞


n=1 ⊂ {ceros de


f } tal que (1 − |an |) = +∞ entonces f ≡ 0.
n=1

Podemos decir en conclusión que si una función f ̸≡ 0 acotada tiene


infinitos ceros en D, estos deben tender rápidamente a ∂D.

Teorema 2.4.6. [Factorización de Riesz en H ∞ por productos de Blaschke]


Sean f ∈ H ∞ (D) \ {0} y B el producto de Blaschke formado con los ceros
de f . Entonces existe g ∈ H ∞ (D) tal que g(z) ̸= 0 para todo z ∈ D,
∥g∥∞ = ∥f ∥∞ y f = g · B.

Demostración. Podemos suponer que f tiene infinitos ceros (si tuviese un


número finito de ceros, la demostración serı́a similar, pero más sencilla), y
90 Luis Bernal González

los disponemos en sucesión, teniendo en cuenta sus multiplicidades. Recorde-


mos que el producto B es convergente porque f es acotada. Ya que B tiene
exactamente los mismos ceros que f con las mismas multiplicidades, se tiene
que g := f
B
∈ H(D), y no se anula en D. Evidentemente, f = g · B. Sea Bn el
producto de Blaschke finito formado con los n primeros ceros. Como |Bn | < 1
en D, es claro que ∥gn ∥∞ ≥ ∥f ∥∞ para todo n ∈ N, donde gn := f
Bn
. Aho-
ra bien, fijado n, se tiene que lı́m |Bn (z)| = 1. Fijemos momentáneamente
|z|→1
r ∈ (0, 1) y ε ∈ (0, 1). Entonces existe R ∈ (r, 1) tal que |Bn (z)| > 1 − ε si
∥f ∥∞
|z| = R. Por tanto, M (gn , r) ≤ M (gn , R) ≤ 1−ε
, de donde se deduce que
∥f ∥∞
∥gn ∥∞ = sup M (gn , r) ≤ 1−ε
para cada ε ∈ (0, 1). Luego ∥gn ∥∞ ≤ ∥f ∥∞
0<r<1
y, en consecuencia, ∥gn ∥∞ = ∥f ∥∞ .

Por otra parte, como |B| < 1 en D, resulta que ∥g∥∞ ≥ ∥f ∥∞ . Pero
gn → g puntualmente en D y |gn (z)| ≤ ∥f ∥∞ para todo n ∈ N y todo z ∈ D,
ası́ que |g(z)| ≤ ∥f ∥∞ para todo z ∈ D, luego ∥g∥∞ ≤ ∥f ∥∞ , de donde
deducimos ∥g∥∞ = ∥f ∥∞ . 2

2.5. Espacios de Hardy

Por último, versaremos sobre los espacios de Hardy sobre el disco


unidad, denotados por H p (D) o simplemente H p , donde p ∈ (0, +∞). Cada
espacio de Hardy de orden p se define como el conjunto H p = {f ∈ H(D) :
( 1 ∫ 2π )1/p
sup Mp (f, r) < +∞}, donde Mp (f, r) := 2π 0
|f (reiθ )|p dθ .
0≤r<1

A partir de las definiciones y de la desigualdad de Hölder, se deduce con


facilidad que H ∞ ⊂ H p ⊂ H q con 0 < q < p < +∞.

Gracias al Teorema 2.3.6 y al Corolario 2.3.8, se tiene que, para cada f ∈


H(D) y cada p ∈ (0, +∞), la función r 7→ Mp (f, r) es creciente. Por tanto,
∥f ∥p := sup Mp (f, r) = lı́m Mp (f, r). Entonces f ∈ H p ⇔ ∥f ∥p < +∞.
0≤r<1 r→1
ESPACIOS DE FUNCIONES ANALÍTICAS 91

Como veremos en el próximo teorema, para p ≥ 1 se tiene que H p es, de


hecho, un espacio de Banach. Y si p = 2, es además un espacio de Hilbert.

Teorema 2.5.1. (a) Si p ≥ 1, la aplicación ∥ · ∥p es una norma sobre H p


que hace de él un espacio de Banach.

(b) Si p ≥ 1, la convergencia en H p es más fuerte que la convergencia


uniforme en compactos de D.

∞ ∑

(c) Si f (z) = an z n ∈ H(D), entonces f ∈ H 2 ⇔ |an |2 < +∞.
n=0 n=0
(∑
∞ )
2 1/2
Además, ∥f ∥2 = |an | 2
, y H es un espacio de Hilbert con el
n=0

∞ ∑

producto escalar ⟨f, g⟩ := an bn , donde f (z) = an z n y g(z) =
n=0 n=0


n
bn z .
n=0

Demostración. Fijemos un número p ∈ [1, +∞), una función f ∈ H p y un


compacto K ⊂ D. Entonces existe r ∈ (0, 1) tal que K ⊂ B(0, r). Escojamos
R ∈ (r, 1) y llamemos Γ a la circunferencia Γ ≡ t = Reiθ , con θ ∈ [0, 2π].
1
H f (t)
Por la fórmula de la integral de Cauchy, se tiene que f (z) = 2πi Γ t−z
dt
para todo z ∈ K. Entonces, si z ∈ K, se deduce para todo R ∈ (r, 1) que
∫ 2π ∫ 2π
1 f (Reiθ )Rieiθ 1 |f (Reiθ )| M1 (f, R) ∥f ∥p

|f (z)| = dθ ≤ dθ = ≤ ,
2πi 0 Re − z
iθ 2π 0 R−r R−r R−r
para todo R ∈ (r, 1), donde la última desigualdad es válida por la desigualdad
de Hölder. Por tanto
∥f ∥p
sup |f (z)| ≤ . [2]
z∈K 1−r
De aquı́ se deduce (b), pues si {fn }n≥1 ⊂ H p ∋ f y fn → f en H p , entonces
∥fn −f ∥p
sup |fn (z) − f (z)| ≤ 1−r
→ 0 (n → ∞) para cada compacto K ⊂ D.
z∈K
En cuanto a (a), si f, g ∈ H p y α ∈ C, de la igualdad |αf |p = |α|p |f |p y
de la desigualdad

(a + b)p ≤ 2p (ap + bp ) (a, b ≥ 0)


92 Luis Bernal González

resulta que αf, f + g ∈ H p y ∥αf ∥p = |α| · ∥f ∥p . La desigualdad ∥f +


g∥p ≤ ∥f ∥p +∥g∥p se obtiene de la desigualdad de Minkowski para integrales.
Ası́ que H p es un espacio vectorial y ∥ · ∥p es una norma sobre él.

Queda probar que H p es completo para la distancia d(f, g) := ∥f − g∥p .


Fijemos pues una sucesión de Cauchy (fn ) ⊂ H p para d. Ahora bien, por
la desigualdad [2], aplicada a fm − fn (m, n ∈ N), deducimos que (fn ) es de
Cauchy para la métrica que genera la topologı́a de H(D), que es un espacio
métrico completo, lo que implica que existe f ∈ H(D) tal que fn → f
compactamente en D. Probemos que f ∈ H p y que fn → f en H p . Dado
ε > 0, podemos encontrar un N ∈ N tal que ∥fn − fm ∥p < ε para todo
n, m ≥ N . Por tanto, para todo r ∈ [0, 1), y todo m, n ∈ N, se tiene que
Mp (fn − fm , r) < ε. Ya que fn → f uniformemente en {|t| = r}, podemos
∫ 2π
intercambiar lı́m con 0 , de donde resulta Mp (f − fm , r) ≤ ε para cada
n→∞
r ∈ [0, 1) y cada m ≥ N . Haciendo m = N , obtenemos f − fN ∈ H p , luego
f ∈ H p . Pero también obtenemos (tomando sup ) que ∥f − fm ∥p ≤ ε para
0≤r<1
todo m ≥ N , ası́ que fm → f en ∥ · ∥p .

Probemos (c). Un cálculo directo, usando que |f (reiθ )|2 = f (reiθ )f (reiθ ) =
( ∑
∞ )( ∑
∞ ) (∑
∞ )1/2
an rn einθ ak rk e−ikθ , prueba que M2 (f, r) = |an |2 r2n . Luego
n=0 k=0 n=0


∥f ∥22 = |an | , de donde se deduce que f ∈ H si y solo si la última serie
2 2
n=0
es convergente. Por el apartado (a), H 2 es completo.

Que ⟨·, ·⟩ está bien definido se ve gracias a la desigualdad de Cauchy-


Schwarz, y es inmediato comprobar que es un producto escalar. Ası́ que H 2
es un espacio de Hilbert. 2

En el caso p ∈ (0, 1), la aplicación ∥ · ∥p ya no es una norma, pero H p


sigue siendo un espacio vectorial, y además la aplicación d(f, g) := ∥f − g∥pp
es una distancia sobre él. Para demostrarlo, se utiliza que, para todo p ∈ (0, 1)
ESPACIOS DE FUNCIONES ANALÍTICAS 93

y todo a, b ≥ 0, se tiene (a+b)p ≤ ap +bp . Puede probarse que dicha distancia


es completa.

2.5.1. Estructura de las funciones de H p


De modo parecido a como ocurrı́a con H ∞ , podemos “limpiar” cada
función H p de sus ceros sin aumentar la norma. Recordemos que, ya que
∫ 2π
sup 0 ln |f (reiθ )| dθ < +∞ para toda función f ∈ H p , los ceros (an ) de
0≤r<1 ∑
una función de H p cumplen (1 − |an |) < +∞ [ver la prueba del Teorema
2.4.4], luego el correspondiente producto de Blaschke está bien definido.

Teorema 2.5.2. [Teorema de Riesz de factorización en H p por productos de


Blaschke] Sean p > 0, f ∈ H p \ {0} y B el producto de Blaschke formado
con los ceros de f . Entonces existe g ∈ H p tal que g no se anula, f = g · B
y ∥g∥p = ∥f ∥p .

Demostración. La prueba sigue las mismas lı́neas del correspondiente teo-


rema para H ∞ . Ası́ que mantenemos las notaciones del mismo. Definiendo
g= f
B
, se tiene que g ∈ H(D) y no se anula en D. Ya que |B| < 1, resulta
que |g| ≥ |f | en D, luego ∥g∥p ≥ ∥f ∥p .

Sea ahora gn := f
Bn
. Fijado n ∈ N, lı́m |Bn (z)| = 1, luego |Bn (reiθ )| →
|z|→1
1 (r → 1− ) uniformemente en θ. Por tanto ∥f ∥p = lı́m Mp (gn · Bn , r) =
{ ∫ }1/p r→1

lı́m 2π 0 |gn (re )| |Bn (re )| dθ
1 iθ p iθ p
. Ahora bien, fijado ε ∈ (0, 1), existe
r→1
algún r0 = r0 (ε) ∈ (0, 1) tal que |Bn (reiθ )| > 1 − ε para todo θ ∈ [0, 2π]
y todo r > r0 . Luego ∥f ∥p ≥ (1 − ε) lı́m Mp (gn , r) = (1 − ε)∥gn ∥p para
r→1
cada ε ∈ (0, 1), de donde inferimos que ∥f ∥p ≥ ∥gn ∥p para todo n ∈ N.
Pero |gn | ≥ |f | en D porque |Bn | < 1 en D, luego ∥f ∥p = ∥gn ∥p para cada
n ∈ N. Ahora bien, para cada z ∈ D, |gn (z)| ↑ |g(z)|, y del teorema de la
convergencia monótona se deduce que lı́m Mp (gn , r) = Mp (g, r) para cada
n→∞
r ∈ (0, 1). Pero Mp (gn , r) ≤ ∥gn ∥p = ∥f ∥p para todo n ∈ N. Esto implica que
94 Luis Bernal González

Mp (g, r) ≤ ∥f ∥p (r ∈ (0, 1)). Tomando ahora supremos en r ∈ (0, 1), resulta


∥g∥p ≤ ∥f ∥p , luego g ∈ H p y ∥g∥p = ∥f ∥p . 2

Sabemos que H ∞ ⊂ H p para cada p > 0. Vamos a ver que, de hecho,


toda función de H p es el cociente de algún par de funciones holomorfas y
acotadas.

Teorema 2.5.3. [de F. y R. Nevanlinna] Sea p > 0 y f ∈ H p . Entonces


existen φ, ψ ∈ H ∞ tales que ψ no se anula en D y f = φ/ψ.

Demostración. Sin pérdida de generalidad, podemos suponer que f ̸≡ 0.


Tomemos r > 0 tal que f no se anula en |z| = r. Antes de seguir, observemos
∫ 2π +
que, al ser f ∈ H p , se tiene que M := sup 2π
1
0
ln |f (reiθ )| dθ < +∞.
0≤r<1

Fijemos r ∈ (0, 1) y sean a1 , . . . , aN los ceros de f en rD. Gracias a la


fórmula de Poisson-Jensen (ver Ejercicio 32), se tiene para todo z ∈ rD que
{ ∫ 2π }
1 reiθ + z
f (z) = gr (z) · exp ln |f (re )| · iθ

dθ ,
2π 0 re − z

N
r(an −z)
donde hemos denotado gr (z) = C r 2 −an z
, siendo C una constante de
n=1
módulo 1. Notemos que gr (z) ∈ H(rD) y que |gr | < 1 en rD. Entonces
podemos escribir en rD que f = φr /ψr , donde
{ ∫ 2π }
1 − reiθ + z
φr (z) := gr (z) · exp − ln |f (re )| · iθ


2π 0 re − z
{ ∫ 2π }
1 reiθ + z
y ψr (z) := exp − ln |f (re )| · iθ
+ iθ
dθ .
2π 0 re − z
Elijamos ahora una sucesión rk ↑ 1 tal que f (z) ̸= 0 para todo z con
|z| = rk (k ∈ N). Definamos

Φk (z) := φrk (rk z) y Ψk (z) := ψrk (rk z) (z ∈ D, k ∈ N).

Entonces Φk y Ψk ∈ H(D), |Φk | ≤ 1, |Ψk | ≤ 1 en D y f (rk z) = Φk (z)


Ψk (z)
para
cada z ∈ D y cada k ∈ N. Ahora bien, por el Teorema de Montel, (Φk )
ESPACIOS DE FUNCIONES ANALÍTICAS 95

y (Ψk ) son familias relativamente compactas. En consecuencia, existe una


subsucesión (kj ) ⊂ N, ası́ como funciones φ, ψ ∈ H(D), tales que Φkj → φ
y Ψkj → ψ compactamente en D. Necesariamente, |φ| ≤ 1 y |ψ| ≤ 1 en
D. Por otra parte, f (rkj z) → f (z) compactamente en D cuando k → ∞.
Para concluir que f = φ
ψ
, basta probar que ψ ̸≡ 0 [pues del Teorema de
Hurwitz se deducirı́a que ψ(z) ̸= 0 para todo z ∈ D]. Para verlo, observemos
{ ∫ 2π + }
que |Ψk (0)| = |ψrk (0)| = exp − 2π
1
0
ln |f (r k eiθ
)| dθ ≥ e−M = constante
> 0. Como Ψkj → ψ, resulta |ψ(0)| ≥ e−M , luego ψ ̸≡ 0. 2

2.5.2. Integrales de Poisson-Stieltjes

Recordemos la definición de núcleo de Poisson del disco unidad. Es


fácil verificar las igualdades que aparecen en la misma. Denotemos por T la
circunferencia unidad, es decir, T = {z ∈ C : |z| = 1}.

Definición 2.5.1. La función núcleo de Poisson se define por las igualdades


+∞
1 − r2 1 + reiθ
Pr (θ) := r|n| einθ = = Re (0 ≤ r < 1, θ ∈ R).
n=−∞
1 + r2 − 2r cos θ 1 − reiθ

Definición 2.5.2. Sea φ : T → R una función tal que φ ∈ L1 (T). La


transformada de Poisson o integral de Poisson de φ se define como la función
P [φ] : D → R dada por
∫ 2π
1
P [φ](z) := φ(eiθ ) · Pr (θ − α) dθ para todo z = reiα ∈ D.
2π 0

De teoremas conocidos de analiticidad y derivabilidad de integrales de-


pendientes de un parámetro, obtenemos que P [φ] ∈ Arm(D) para cada
φ ∈ L1 (T). Como caso particular, el Teorema de Schwarz, que resuelve el
Problema de Dirichlet en un disco, afirma que, dada φ ∈ C(T), se tiene que
existe una única función F ∈ C(D) ∩ Arm(D) tal que F |T = φ, y que F viene
96 Luis Bernal González

dada por 
 P [φ](z) si z ∈ D
F (z) =
 φ(z) si z ∈ T.
∫θ
Notemos que, si φ ∈ C(T) y µ(θ) := φ(eit ) dt, entonces µ ∈ C 1 [0, 2π] (en
0
∫ 2π
particular, µ es de variación acotada en [0, 2π]) y P [φ](z) = 2π1
0
Pr (θ −
α) dµ(θ).
Generalicemos esta idea. Recordemos que una función µ : [a, b] → R es
de variación acotada cuando existe M ∈ (0, +∞) tal que, para toda partición

n
{t0 = a < t1 < · · · < tn = b} de [a, b], se tiene que |µ(tk ) − µ(tk−1 )| ≤ M .
k=1
El conjunto de tales funciones se denota por BV [a, b], y es fácil ver que es
un espacio vectorial. Recordemos algunas propiedades.

Proposición 2.5.4. Se verifican las siguientes propiedades:

Si µ : [a, b] → R está en BV [a, b], existen funciones µ1 , µ2 : [a, b] → R


crecientes tales que µ = µ1 − µ2 . En particular, BV [a, b] es la variedad
lineal generada por las funciones monótonas.

Se cumplen las siguientes relaciones de inclusión: C[a, b] ̸⊂ BV [a, b],


C[a, b] ̸⊃ BV [a, b] y C 1 [a, b] ⊂ BV [a, b].

Si µ ∈ BV [a, b], entonces µ es continua salvo en un conjunto nume-


rable de puntos, donde tiene discontinuidades de salto. Además, existe
derivada µ′ (θ) ∈ R ect θ ∈ [a, b].

Definición 2.5.3. Consideremos dos funciones f, g : [a, b] → R. Diremos


que f es Riemann-Stieltjes integrable respecto de g en [a, b] cuando existe
un número A ∈ R con la siguiente propiedad: para cada ε > 0 existe una
partición P0 = P0 (ε) ∈ P[a, b] tal que, para toda P = {a = t0 < t1 <
· · · < tN = b} ∈ P[a, b] con P ⊃ P0 y todo sistema de puntos ξk ∈ [tk−1 , tk ]
ESPACIOS DE FUNCIONES ANALÍTICAS 97

(k = 1, . . . , N ), se tiene


N

A − f (ξk )(g(tk ) − g(tk−1 )) < ε.

k=1

En tal caso, diremos que A es la integral de Riemann-Stieltjes de f respecto


∫b
de g, y escribiremos a f dg = A.

Es fácil probar que el número A, si existe, es único. El conjunto de las


funciones que son Riemann-Stieltjes integrables respecto de g en [a, b] será de-
notado por RSg [a, b].

Proposición 2.5.5. Se verifican las siguientes propiedades:

(a) Si g(x) = x, entonces f ∈ RSg [a, b] ⇔ f ∈ R[a, b]. En tal caso,


∫ b ∫ b
f dg = f (x) dx.
a a

(b) RSg [a, b] es un espacio vectorial. Especı́ficamente, si f, h ∈ RSg [a, b] y


α, β ∈ R, entonces αf + βh ∈ RSg [a, b] y
∫ b ∫ b ∫ b
(αf + βh) dg = α f dg + β h dg.
a a a

(c) Si f ∈ RSg [a, b] ∩ RSh [a, b] y α, β ∈ R, entonces f ∈ RSαg+βh [a, b] y


∫ b ∫ b ∫ b
f d(αg + βh) = α f dg + β f dh.
a a a

(d) Si c ∈ (a, b) y f ∈ RSg [a, b], entonces f ∈ RSg [a, c] ∩ RSg [c, b] y
∫ b ∫ c ∫ b
f dg = f dg + f dg.
a a c

(e) Si f ∈ C[a, b] y g ∈ BV [a, b], entonces f ∈ RSg [a, b].

(f) Si f ∈ BV [a, b] y g ∈ C[a, b], entonces f ∈ RSg [a, b].


98 Luis Bernal González

(g) Es válida la fórmula de integración por partes. Especı́ficamente, si f ∈


RSg [a, b], entonces g ∈ RSf [a, b] y
∫ b ∫ b
g df = f (b)g(b) − f (a)g(a) − f dg.
a a

∫b ∫b
(h) Si f ∈ C[a, b] y g ∈ C 1 [a, b], entonces existe a
f dg = a
f (x)g ′ (x) dx.

Definición 2.5.4. Si µ ∈ BV [0, 2π], diremos que la función u = P [dµ] :


D → R dada por
∫ 2π
1
u(z) = Pr (θ − α) dµ(θ) (z = reiα ∈ D)
2π 0

es una integral de Poisson-Stieltjes.

En la siguiente proposición se recuerdan algunas propiedades elementales


del núcleo de Poisson.

Proposición 2.5.6. Para cada r ∈ (0, 1), la función Pr es positiva, par y


2π-periódica en R. Además, es estrictamente decreciente en [0, π] y
∫ 2π
1
Pr (θ) dθ = 1.
2π 0
Nos preguntamos cuándo una función u ∈ Arm(D) es una integral de
Poisson-Stieltjes. La respuesta nos la dará un próximo resultado, el cual nos
dice que esto ocurre cuando las medias integrales de su módulo en circun-
ferencias concéntricas están acotadas. Pero antes necesitaremos el siguiente
lema, cuya prueba no será dada. Que una familia de funciones fα : [a, b] → R
(α ∈ I) sea “uniformemente de variación acotada” en [a, b] significa que cada
una de ellas es de variación acotada en [a, b] pero que, además, la constante
“M ” de la definición no depende de α.

Lema 2.5.7. [Principio de selección de Helly] Sea µn : [a, b] → R (n ∈ N)


una sucesión uniformemente acotada de funciones uniformemente de variación
ESPACIOS DE FUNCIONES ANALÍTICAS 99

acotada. Entonces existen una subsucesión (µnk ) de (µn ) y una función µ ∈


BV [a, b] tales que µnk → µ puntualmente en [a, b] y, para cada función
φ ∈ C[a, b], se verifica que
∫ b ∫ b
lı́m φ(t) dµnk (t) = φ(t) dµ(t).
k→∞ a a

Teorema 2.5.8. [Caracterización de las integrales de Poisson-Stieltjes]


Sea u : D → R una función. Son equivalentes:

(a) u es una integral de Poisson-Stieltjes.

(b) Existen u1 , u2 ∈ Arm(D) tales que u = u1 − u2 y u1 , u2 ≥ 0 en D.

∫ 2π
(c) u ∈ Arm(D) y sup 0
|u(reiθ )| dθ < +∞.
0≤r<1

Demostración. (a) ⇒ (b): Por hipótesis, existe µ ∈ BV [0, 2π] tal que u(z) =
∫ 2π
1
2π 0
Pr (θ − α) dµ(θ) para todo z = reiα ∈ D. Ahora bien, existen µ1 , µ2 :
[0, 2π] → R crecientes tales que µ = µ1 − µ2 . Entonces u = u1 − u2 , donde
∫ 2π
1
uj (z) := 2π 0
Pr (θ − α) dµj (θ) (j = 1, 2) son armónicas, y además son
mayores o iguales a cero ya que Pr (θ) > 0 para todo θ.

(b) ⇒ (c): Por hipótesis, existen u1 , u2 ∈ Arm(D) tales que u1 , u2 ≥


0 y u = u1 − u2 . Por tanto, u ∈ Arm(D). Fijado r ∈ [0, 1), |u(reiθ )| ≤
u1 (reiθ ) + u2 (reiθ ) para todo θ ∈ [0, 2π]. Gracias a la propiedad del valor
∫ 2π
medio, obtenemos que 0 |u(reiθ )| dθ ≤ (u1 (0)+u2 (0))2π = constante < +∞
para cada r ∈ [0, 1).
∫ 2π
(c) ⇒ (a): Sea u ∈ Arm(D) tal que sup 0
|u(reiθ )| dθ =: C < +∞.
0≤r<1
Hemos de encontrar una función µ ∈ BV [0, 2π] tal que u = P [dµ]. Para cada
r ∈ (0, 1), definimos la función µr : [0, 2π] → R mediante
∫ t
µr (t) := u(reiθ ) dθ.
0
100 Luis Bernal González

Entonces µr (0) = 0 y, para cada partición 0 = t0 < t1 < · · · < tn = 2π,


resulta que

n ∫ 2π
|µr (tj ) − µr (tj−1 )| ≤ |u(reiθ )| dθ ≤ C.
j=1 0

Entonces las funciones µr son uniformemente acotadas y uniformemente de


variación acotada en [0, 2π]. De acuerdo con el lema anterior, existe una
sucesión creciente (rn ) que tiende a 1 tal que µrn (t) → µ(t) para todo t ∈
[0, 2π], donde µ ∈ BV [0, 2π]. Además, para cada φ ∈ C[0, 2π], se cumple
la igualdad integral dada en dicho lema. Si combinamos este hecho con la
fórmula de Poisson, obtenemos en definitiva que, para cada z = reiθ ∈ D,
∫ 2π
1
u(z) = lı́m u(rn z) = lı́m Pr (θ − t)u(rn eit ) dt
n→∞ n→∞ 2π 0

∫ 2π ∫ 2π
1 1
= lı́m Pr (θ − t) dµrn (t) = Pr (θ − t) dµ(t) = P [dµ](z),
n→∞ 2π 0 2π 0
como se requerı́a. 2

De la prueba del teorema anterior se deduce la ası́ denominada repre-


sentación integral de Herglotz : toda función u ∈ Arm(D) con u ≥ 0 es la
integral de Poisson-Stieltjes de alguna función creciente µ.

2.5.3. Existencia de lı́mites radiales


Utilizando el último teorema demostrado, probaremos la existencia de
lı́mites radiales finitos f ∗ (eiθ ) en casi todo θ ∈ [0, 2π] para cada f ∈ H p (0 <
p ≤ +∞). Después se verá cómo las correspondientes funciones f ∗ tienen
propiedades adecuadas de integrabilidad y sirven para definir las normas en
los H p .

Teorema 2.5.9. Sean u : D → R una función, µ ∈ BV [0, 2π], θ0 ∈ [0, 2π]


y φ ∈ L1 (T). Se verifica:
ESPACIOS DE FUNCIONES ANALÍTICAS 101

(a) Si u = P [dµ] y existe µ′ (θ0 ) ∈ R, entonces existe el limite radial


lı́m u(reiθ0 ) = µ′ (θ0 ).
r→1
∫ 2π
(b) Si u ∈ Arm(D) y sup 0
|u(reiθ )| dθ < +∞, entonces u tiene lı́mite
0≤r<1
radial finito =: u∗ (eiθ ) ect θ ∈ [0, 2π].

(c) Si u = P [φ], entonces existe u∗ (eiθ ) = φ(eiθ ) ect θ ∈ [0, 2π].

Demostración. La parte (b) se deduce de (a) y del Teorema 2.5.8, ya que


una función de BV [0, 2π] tiene derivada finita en casi todo θ. La parte (c)
∫θ
es el caso especial µ(θ) := 0 φ(eit ) dt, pues en tal caso se tiene que µ es de
variación acotada y existe µ′ (θ) = φ(eiθ ) ect θ ∈ [0, 2π].

Probemos (a). Podemos suponer que θ0 = 0, ası́ que se ha de probar que


∫π
lı́m u(r) = A := µ′ (0). Si utilizamos que 2π
1
P (θ) dθ = 1 y a continuación
−π r
r→1
usamos integración por partes, tenemos que
∫ π ∫ π
1 1
u(r) − A = Pr (θ) dµ(θ) − A = Pr (θ) d(µ(θ) − Aθ)
2π −π 2π −π
∫ π
1 1
= [Pr (θ)(µ(θ) − Aθ)]θ=−π −
θ=π
(µ(θ) − Aθ)Pr′ (θ) dθ.
2π 2π −π
Notemos que 1

[Pr (θ)(µ(θ) − Aθ)]θ=π
θ=−π → 0 cuando r → 1.
2r(1−r 2 )
Para cada δ ∈ (0, π) fijo, resulta que |Pr′ (θ)| ≤ (1−2r cos δ+r2 )2
→ 0 (r → 1)
si 0 < δ ≤ |θ| ≤ π, luego

1
lı́m Pr′ (θ)(µ(θ) − Aθ) dθ = 0.
r→1 2π δ≤|θ|≤π

Esto conlleva que, para cada δ ∈ (0, 2π), u(r) = A + α(δ, r) + I(δ, r), donde
lı́m α(δ, r) = 0 e
r→1
∫ ∫
1 δ
1 δ ( µ(θ) − µ(−θ) )
I(δ, r) := − (µ(θ)−Aθ)Pr′ (θ) dθ
= −A θ(−Pr′ (θ)) dθ.
2π−δ π 0 2θ

µ(θ)−µ(−θ)
Dado ε > 0, escojamos δ ∈ (0, π) tal que 2θ
− A ≤ ε para todo θ ∈
(0, δ). Ya que cos θ es decreciente en [0, π], tenemos que Pr (θ) es decreciente
102 Luis Bernal González

también, luego |Pr′ (θ)| = −Pr′ (θ) en [0, π]. Y ya que Pr′ (θ) es impar en [−π, π],
resulta |Pr′ (θ)| = Pr′ (θ) en [−π, 0], luego |θ||Pr′ (θ)| = θ(−Pr′ (θ)) en [−π, π].
∫δ ∫π
Por tanto, |I(δ, r)| ≤ πε 0 |θ||Pr′ (θ)| dθ ≤ πε −π θ(−Pr′ (θ)) dθ. Integrando por
partes, obtenemos que
{ ∫ π } { }
ε ε −1 + r
|I(δ, r)| ≤ θ=π
[−θPr (θ)]θ=−π + Pr (θ) dθ = 2π + 2π < 2ε.
π −π π 1+r
Resumiendo, u(r) = A + [un término con valor absoluto < 2ε] + α(δ, r).
Para el ε > 0 y el δ > 0 fijados, tomemos r0 ∈ (0, 1) tal que |α(δ, r)| < ε
para todo r ∈ (r0 , 1). Obtenemos finalmente que |u(r) − A| < 3ε para cada
r ∈ (r0 , 1), lo que implica que lı́m u(r) = A. 2
r→1

Vamos a ver que podemos incluso afinar la existencia de limites radiales.

Definición 2.5.5. Se dice que una función f : D → C tiene limite no-


tangencial L en un punto eiθ0 ∈ T cuando

lı́m f (z) = L
z→eiθ0 , z∈Sα (θ0 )

para todo α ∈ (0, π2 ), donde Sα (θ0 ) := {z ∈ D : | arg(eiθ0 − z)| < α}.

Teorema 2.5.10. [Teorema de Fatou del lı́mite no tangencial]


Si f ∈ H ∞ , entonces el lı́mite radial f ∗ (eiθ ) := lı́m f (reiθ ) existe ect θ ∈
r→1
[0, 2π]. Además, si θ0 es tal que existe f ∗ (eiθ0 ), entonces f tiene lı́mite
no-tangencial en eiθ0 y coincide con f ∗ (eiθ0 ).

Demostración. Ya que f = u + iv es acotada, lo mismo ocurre con u y


v, luego estas funciones cumplen la condición del apartado (b) del teorema
anterior. Por tanto u∗ (eiθ ), v ∗ (eiθ ) existen (y son finitas porque f es acotada)
ect θ, luego existe f ∗ (eiθ ) (y es finita) ect θ ∈ [0, 2π]. Sea ahora t0 = eiθ ∈ T
un punto tal que existe f ∗ (t0 ) =: L (∈ C).

Hemos de probar que, dado α ∈ (0, π2 ), se tiene f (z) → L (z → t0 , z ∈


Sα (θ0 )). Mediante una traslación y una rotación, podemos suponer que f ∈
ESPACIOS DE FUNCIONES ANALÍTICAS 103

H ∞ (B(1, 1)), de modo que existe lı́m+ f (x) = L. Si δ ∈ (0, 1), se tiene
x→0
δB(1, 1) ⊂ B(1, 1), luego {fn (z) := f (z/n)}∞ ∞
n=1 ⊂ H (B(1, 1)), ası́ que (fn )

es una sucesión de funciones holomorfas uniformemente acotadas en B(1, 1).


Además, para cada x ∈ (0, 1), la sucesión {fn (x)}∞
n=1 converge (a L ∈ C).

Por el Teorema de Vitali, existe una función F ∈ H(B(1, 1)) tal que fn → F
compactamente. Pero fn → L puntualmente en (0, 1), ası́ que F |(0,1) ≡ L. Por
el Principio de Prolongación Analı́tica, F ≡ L en B(1, 1). Por tanto fn → L
uniformemente en cada compacto de B(1, 1), en particular en

cos α
K := {z : | arg z| ≤ α y ≤ |z| ≤ cos α} (⊂ B(1, 1)),
2

donde α ∈ (0, π/2) se ha prefijado.

Fijemos ε > 0. Hemos de probar que lı́m f (z) = L, donde Mα :=


z→0, z∈Mα
{z ∈ B(1, 1) : | arg z| ≤ α}. Es decir, se ha de demostrar que existe δ > 0 tal
que, si z ∈ B(0, δ)∩Mα , entonces |f (z)−L| < ε. Ya que f (z/n) → L (n → ∞)
uniformemente en K, podemos encontrar un n0 ∈ N tal que |f (z) − L| < ε
∪ 1
para todo z ∈ n
K. Por tanto, basta tomar δ > 0 tal que δ < cos
n0
α
. 2
n≥n0

Podemos ahora establecer el siguiente resultado auxiliar, que es intere-


sante por sı́ mismo.

Lema 2.5.11. Si B es un producto de Blaschke con ceros an (n ≥ 1) tales


que


(1 − |an |) < +∞,
n=1

entonces existe el lı́mite radial y no tangencial B ∗ (eiθ ) ect θ ∈ [0, 2π], y


además |B ∗ (eiθ )| = 1 ect θ ∈ [0, 2π].

Demostración. Gracias a los Teoremas 2.4.2 y 2.5.10, se tiene la primera


parte. Es obvio que |B ∗ (eiθ )| ≤ 1 en aquellos θ en los que existe B ∗ (eiθ ).
Probemos que |B ∗ (eiθ )| ≥ 1 ect θ.
104 Luis Bernal González

Recordemos que la función r ∈ [0, 1) 7→ M1 (f, r) ∈ R es creciente para


cada f ∈ H(D), luego, si f ∈ H ∞ , del teorema de la convergencia dominada
de Lebesgue se deduce que, para cada r ∈ [0, 1),
∫ 2π ∫ 2π
|f (re )| dθ ≤ lı́m

|f (seiθ )| dθ
0 s→1 0
∫ 2π ∫ 2π
= lı́m |f (se )| dθ =

|f ∗ (eiθ )| dθ.
0 s→1 0
B
Aplicando este resultado a f = Bn
, donde Bn es el producto de Blaschke
parcial n-ésimo, y teniendo en cuenta que |Bn∗ (eiθ )| ≡ 1 para todo n ∈ N,
resulta ∫ ∫
2π B(reiθ ) 2π
dθ ≤ |B ∗ (eiθ )| dθ.
Bn (reiθ )
0 0
∫ 2π
Pero Bn → B (n → ∞) uniformemente en {|z| = r}, luego 2π ≤ 0
|B ∗ (eiθ )| dθ.
Por reducción al absurdo, supongamos que existe A ⊂ [0, 2π] medible-Lebesgue
con m(A) > 0 tal que |B ∗ (eiθ )| < 1 para todo θ ∈ A. Entonces 2π ≤
∫ ∗ iθ

A
|B (e )| dθ + [0,2π]\A
|B ∗ (eiθ )| dθ < 2π, que es claramente una contradic-
ción. 2

El teorema de representación de los hermanos Nevanlinna permite de-


ducir propiedades de las funciones de H p a partir de las correspondientes
propiedades de las funciones de H ∞ . Por ejemplo, el comportamiento fron-
terizo puede ahora analizarse.

Teorema 2.5.12. Sean p ∈ (0, +∞) y f ∈ H p . Tenemos:

(a) El limite no tangencial f ∗ (eiθ ) existe y es finito ect θ.

(b) Si f ̸≡ 0, entonces ln |f ∗ | ∈ L1 (T).

(c) f ∗ ∈ Lp (T).

(d) Si f ∗ (eiθ ) = 0 en un subconjunto A ⊂ [0, 2π] con m(A) > 0, entonces


f ≡ 0.
ESPACIOS DE FUNCIONES ANALÍTICAS 105

Nótese que del apartado (d) se deduce que si f, g ∈ H p y f ∗ = g ∗ en un


conjunto de medida de Lebesgue positiva entonces f ≡ g.
Demostración del Teorema 2.5.12. El apartado (d) se deduce de (b) por
reducción al absurdo. Si f ≡ 0, el apartado (a) resulta evidente.

Sea f ∈ H p \ {0}. Probemos (a) y (b). Debido al teorema de los hermanos


Nevanlinna, existen funciones φ, ψ ∈ H ∞ tales que |φ| ≤ 1, |ψ| ≤ 1 y f = ψφ .
Al ser acotadas, del Teorema de Fatou se deduce que φ y ψ tienen limites no-
tangenciales finitos φ∗ (eiθ ) y ψ ∗ (eiθ ) respectivamente ect θ ∈ [0, 2π]. Ahora
bien, gracias al Lema de Fatou, y teniendo en cuenta que el lı́m | ln |φ(reiθ )||
r→1
existe de hecho ect θ ∈ [0, 2π], obtenemos
∫ 2π ∫ 2π
∗ iθ
| ln |φ (e )|| dθ = lı́m inf | ln |φ(reiθ )|| dθ
0 0 r→1
∫ 2π { ∫ 2π }
≤ lı́m inf | ln |φ((re )|| dθ = lı́m inf −

ln |φ(re )| dθ .

r→1 0 r→1 0
∫ 2π
Pero la función r ∈ [0, 1) 7→ ln |φ(reiθ )| dθ es creciente, por la Fórmula
0
∫ 2π
de Jensen. Luego la función opuesta r ∈ [0, 1) 7→ − 0 ln |φ(reiθ )| dθ <
+∞ (≥ 0) es decreciente a un lı́mite necesariamente finito. Deducimos que
ln |φ∗ | ∈ L1 (T) y, análogamente, ln |ψ ∗ | ∈ L1 (T). En particular, ψ ∗ (eiθ ) ̸= 0
ect θ ∈ [0, 2π]. Por tanto, el limite radial (y no-tangencial) f ∗ (eiθ ) existe y
es finito ect θ, y además ln |f ∗ | ∈ L1 (T) porque ln |f ∗ | = ln |φ∗ | − ln |ψ ∗ |.

En cuanto a (c), apliquemos de nuevo el Lema de Fatou, pero esta vez


∫ 2π
a |f ∗ (eiθ )|p . Teniendo en cuenta que la función r 7→ 0 |f (reiθ )|p dθ es cre-
ciente, resulta que
∫ 2π ∫ 2π
∗ dθ dθ
|f (e )|iθ
=p
lı́m inf |f (reiθ )|p
0 2π 0 r→1 2π
∫ 2π

≤ lı́m inf |f (reiθ )|p
= sup Mp (f, r)p = ∥f ∥pp < +∞.
r→1 0 2π 0≤r<1
( ∫ 2π )
dθ 1/p
Por tanto f ∗ ∈ Lp (T), y además ∥f ∗ ∥p ≤ ∥f ∥p , donde ∥f ∗ ∥p := 0 |f ∗ (eiθ )|p 2π .
2
106 Luis Bernal González

Hemos visto que ∥f ∗ ∥p ≤ ∥f ∥p para f ∈ H p . De hecho, se da la igualdad


de normas, ası́ como la convergencia en media cuando r → 1 de f (reiθ ) a su
función lı́mite radial.

Teorema 2.5.13. [de la convergencia en media en H p a valores frontera]


Si p ∈ (0, +∞) y f ∈ H p , se verifica:
∫ 2π
(a) lı́m |f (reiθ ) − f ∗ (eiθ )|p dθ = 0.
r→1 0

(b) ∥f ∥p = ∥f ∗ ∥p .

Demostración. La parte (b) se deduce de (a) junto con la desigualdad de


Minkowski.


Probemos primero (a) para p = 2. Si f (z) = an z n ∈ H 2 , entonces
n=0


|an | < +∞. Aplicando el Lema de Fatou, obtenemos, para r ∈ (0, 1),
2
n=0

∫ 2π ∫ 2π

|f (re ) − f (e )| dθ =
iθ iθ 2
lı́m |f (reiθ ) − f (seiθ )|2 dθ
0 0 s→1

∫ ∫
2π 2π ∑∞
2
≤ lı́m inf |f (re ) − f (se )| dθ = lı́m inf
iθ iθ 2 an (rn − sn )einθ dθ
s→1 0 s→1 0 n=0


∞ ∑

= lı́m inf 2π |an | (s − r ) = 2π
2 n n 2
|an |2 (1 − rn )2 → 0 (r → 1− ),
s→1
n=1 n=1

de donde deducimos (a) si p = 2. En la tercera igualdad, hemos usado que


∫ 2π
|w|2 = w · w y que 0 eikθ dθ = 0 o 2π según que, respectivamente, k = 0 o
k ∈ Z \ {0}.

Sea ahora p ∈ (0, +∞) y f ∈ H p . Por el teorema de factorización por


productos de Blaschke, existe g ∈ H p sin ceros en D tal que f = B · g,
donde B es el producto de Blaschke generado por los ceros de f . Ahora bien,
g p/2 ∈ H 2 [por tanto se puede aplicar el apartado (b) a esta función] y |B| ≤ 1
ESPACIOS DE FUNCIONES ANALÍTICAS 107

(luego |g| ≥ |f |), y por el Lema 2.5.11 se tiene que |B ∗ | = 1 ect θ. Resulta
entonces que, cuando r → 1,
∫ 2π ∫ 2π ∫ 2π ∫ 2π

|f (re )| dθ ≤
iθ p
|g(re )| dθ →
iθ p
|g (e )| dθ =
iθ p
|f ∗ (eiθ )|p dθ,
0 0 0 0
∫ 2π ∫ 2π
luego lı́m sup 0
|f (reiθ )|p dθ ≤|f ∗ (eiθ )|p dθ. Gracias al Lema de Fa-
0
r→1
∫ 2π ∫ 2π
tou, obtenemos 0 |f ∗ (eiθ )|p dθ ≤ lı́m inf 0 |f (reiθ )|p dθ, lo que implica que
∫ 2π ∫ 2π r→1
existe lı́m 0 |f (reiθ )|p dθ = 0 |f ∗ (eiθ )|p dθ.
r→1

Fijemos, finalmente, una sucesión (rn ) ⊂ (0, 1) tal que rn → 1 y aplique-


mos el Ejercicio 40 del Capı́tulo 1 a la sucesión φn : [0, 2π] → C dada por
∫ 2π
φn (θ) := f (rn eiθ ) (n ∈ N). Resulta que lı́m 0 |f (rn eiθ ) − f ∗ (eiθ )|p dθ =
n→∞ ∫ 2π
0 para toda sucesión (rn ) como la anterior. Por tanto, lı́m 0 |f (reiθ ) −
r→1
f ∗ (eiθ )|p dθ = 0. 2

2.5.4. Espacio de las funciones de valores frontera


Para concluir, incluimos sin demostración algunos resultados impor-
tante. En primer lugar, las funciones de H p son representables como integrales
de Poisson y de Cauchy de sus valores en la frontera.

Teorema 2.5.14. Sean p ∈ [1, +∞] y f ∈ H(D). Entonces f ∈ H p si y solo


si existe φ ∈ Lp (T) tal que f = P [φ]. En este caso, se verifica que φ = f ∗
en casi todo T. Por tanto, si f ∈ H p y z ∈ D, se tiene
∫ 2π
1 eiθ + z
f (z) = f ∗ (eiθ ) Re iθ dθ.
2π 0 e −z
Además, para todo z ∈ D se verifica que
I
1 f ∗ (t)
f (z) = dt.
2πi |t|=1 t − z

A continuación, consideremos el espacio vectorial Hp (0 < p ≤ +∞) de


las funciones valor frontera f ∗ asociadas a funciones f de H p . Recordemos
108 Luis Bernal González

que Hp ⊂ Lp (T), y que dos elementos de Lp (T) se identifican cuando son


iguales en casi todo t ∈ [0, 2π]. Por los dos teoremas anteriores, se tiene que,
si p ≥ 1, la aplicación

Φ : φ ∈ Hp 7→ P [φ] ∈ H p

es un isomorfismo algebraico [es decir, Φ es lineal y biyectiva] e isométri-


co [pues ∥f ∥p = ∥f ∗ ∥p ]. Por tanto, si identificásemos las funciones de Hp
en Lp (T) mediante los coeficientes de Fourier, tendrı́amos también una ca-
racterización de tipo Fourier de las funciones de H p . Tenemos el siguiente
resultado, donde también se establece la separabilidad de H p y la densidad
de los polinomios en H p .

Teorema 2.5.15. Sea p ∈ (0, +∞). Se verifica:

(a) Hp es la clausura en Lp (T) del conjunto de los polinomios en eiθ .

(b) El conjunto de los polinomios es denso en H p .

(c) H p es separable.

∞ { ∫ 2π }
(d) Sea f (z) = an z n ∈ H 1 , y sea cn (f ∗ ) := 1
2π 0
f ∗ (eiθ )e−inθ dθ
n=0 n∈Z
la sucesión de coeficientes de Fourier de la función de valores frontera
f ∗ . Entonces cn = 0 si n < 0 y cn = an si n ≥ 0.

(e) Si p ∈ [1, +∞], entonces Hp = {φ ∈ Lp (T) : cn (φ) = 0 ∀n < 0}.

Finalmente, anotamos que, haciendo uso del teorema de subordinación


de Littlewood (como se hizo con los espacios de Bergman), se puede obtener
el siguiente resultado sobre operadores de composición en espacios de Hardy.

Teorema 2.5.16. Si p ∈ (0, +∞] y φ ∈ H(D) es tal que φ(D) ⊂ D,


entonces el operador de composición

Cφ : f 7→ f ◦ φ
ESPACIOS DE FUNCIONES ANALÍTICAS 109

es un operador sobre H p , es decir, Cφ (H p ) ⊂ H p y la aplicación Cφ : H p →


H p es lineal y continua. De hecho, si p ≥ 1 y ∥Cφ ∥ es la norma de Cφ
como elemento de L(H p ), entonces
( )1/p
1 + |φ(0)|
∥Cφ ∥ ≤ .
1 − |φ(0)|

Ejercicios


1 ∥f −g∥Kn
1. Demostrar que D(f, g) := 2n 1+∥f −g∥Kn
define una métrica comple-
n=1
ta en C(G), con G ⊂ C abierto y (Kn ) una sucesión exhaustiva de
D
compactos de G. Probar que fn → f si y solo si fn → f uniforme-
n→∞ n→∞
mente en compactos de G, y que la topologı́a que define D en C(G)
coincide con la generada por los conjuntos V (f, K, ε) := {g ∈ C(G) :
|g(z) − f (z)| < ε ∀z ∈ K}, donde K es un subconjunto compacto de
G, f ∈ C(G) y ε > 0.

2. Sea G una región de C y K ⊂ G un compacto.

(a) Demostrar que ∥ · ∥K es una seminorma en C(G) y en H(G).

(b) Probar que ∥ · ∥K nunca es una norma en C(G).

(c) Si K es infinito, demuéstrese que ∥ · ∥K es una norma en H(G).

3. Probar que ni C(G) ni H(G) son normables, donde G ⊂ C es una


región. Es decir, para X = C(G) o H(G), no existe una norma que
genere la topologı́a Tuc sobre X. Indicación: Para H(G), utilizar el
teorema de Runge.

4. Demostrar que, si fn , f ∈ C(G), entonces fn → f (en Tuc ) ⇐⇒ [∀a ∈


G, ∃ abierto U ⊂ G con a ∈ U tal que fn → f uniformemente en
110 Luis Bernal González

U ]. Esto justifica que Tuc también se denomine la “topologı́a de la


convergencia uniforme local”.

5. ¿Es la familia F = {f ∈ H(D) : f (0) = 0, f ′ (0) = 1} relativamente


compacta en H(D)?

6. Sean a = (an ), b = (bn ) dos sucesiones en (0, +∞), de modo que an ↑ 1.


Demostrar que la familia

Fa,b := {f ∈ H(D) : |f (0)| ≤ 1 y sup |f ′ (z)| ≤ bn ∀n ∈ N}


|z|=an

es relativamente compacta en H(D).

7. Si F ⊂ H(G) es relativamente compacta, probar que cada familia Fk :=


{f (k) : f ∈ F } (k ∈ N) es relativamente compacta. ¿Es cierto el
recı́proco?

8. Sea G ⊂ C una región y consideremos la familia F = {f ∈ H(G) :


∫∫
G
|f (x + iy)| dxdy ≤ 1}. Demostrar que F es compacta en H(G).
Indicación: Fijar una bola cerrada B(a, r) ⊂ G, integrar sobre ella,
pasar a coordenadas polares y usar el teorema de valor medio.

9. Si G ⊂ C es una región múltiplemente conexa probar que el conjunto


de los polinomios no es denso en H(G).
{ }
∑∞ ∑

|ak |2
2
10. Probar que B (D) = f (z) = ak z k ∈ H(D) : k+1
< +∞ .
k=0 k=0

11. Demostrar que B 2 (C) = {0}.

12. Demostrar que la bola unidad de B 2 (G) para la distancia cuadrática


(es decir, el conjunto U = {f ∈ H(G) : ∥f ∥2 < 1}) es relativamente
compacta en H(G).
ESPACIOS DE FUNCIONES ANALÍTICAS 111

13. Consideremos el conjunto A(D) := {f ∈ C(D) : f ∈ H(D)}, denomi-


nado el álgebra del disco. Si definimos ∥f ∥∞ := sup |f (z)|, probar que
z∈D
A(D) [dotado de las operaciones suma (+), producto por escalares (·) y
producto puntual (⊙)], es un álgebra de Banach conmutativa, es decir:

(a) (A(D), +, ·) es un espacio vectorial.

(b) (A(D), +, ⊙) es un anillo unitario y conmutativo.

(c) (A(D), +, ·, ∥ · ∥∞ ) es un espacio normado completo.

(d) α · (f ⊙ g) = (α · f ) ⊙ g = f ⊙ (α · g) ∀α ∈ C y ∀f, g ∈ A(D).

(e) ∥f ⊙ g∥∞ ≤ ∥f ∥∞ · ∥g∥∞ ∀f, g ∈ A(D).

14. Probar que, si f ∈ H(D), entonces f ∈ B 2 (D) ⇔ (1 − |z|2 )f ′ (z) ∈


L2 (D).

15. Sean φ : D → D holomorfa con φ(0) = 0, p ∈ [1, +∞) y Cφ : X → X


el operador de composición asociado a φ, donde X es cualquiera de los
espacios B p (D) o H p (D). Probar que ∥Cφ ∥ = 1.

16. Construir, para B 2 (D), una base ortonormal formada por polinomios.

17. Demostrar que el conjunto de los polinomios no es denso en B 2 (D \



[0, 1]). Indicación: Considerar una determinación continua de z.

18. Demostrar que la sucesión fn (z) = nz n (n ∈ N) converge uniforme-


mente en compactos en D, pero no cuadráticamente. Lo mismo para la

sucesión gn (z) = n + 1 z n (n ∈ N).
{ 1−z n
}
19. Demostrar que fn (z) = 1−z n≥1
⊂ B 2 (D) y que (fn ) converge com-
pactamente en D a una función que no está en B 2 (D).
√n
20. Demostrar que las funciones fn (z) = π
z −n−1 (n = 1, 2, . . .) forman
una base ortonormal para B 2 (G), donde G = {z ∈ C : |z| > 1}.
112 Luis Bernal González

21. Sea f entera con |f (0)| = 1, y llamemos n(r) al número de ceros,


contando las multiplicidades, de f en B(0, r) (r > 0). Demostrar que
n(r) ≤ ln M (er), donde M (r) = sup{|f (z)| : |z| = r}.
Indicación: Usar la fórmula de Jensen.

22. Si φ es un producto de Blaschke finito, demostrar que lı́m |φ(z)| = 1.


|z|→1

23. Sea (an ) la sucesión de ceros de una función f ∈ H(D)\{0}, enumerados


según su multiplicidad. Demostrar que


∞ ∫ 2π
(1 − |an |) < +∞ ⇐⇒ sup ln |f (reiθ )| dθ < +∞.
0≤r<1 0
n=1

Indicación: Ver los pasos del Teorema 2.4.4.

24. Se define el espacio de Bloch como el conjunto B := {f ∈ H(D) :


sup(1 − |z|2 )|f ′ (z)| < +∞}. Demostrar:
z∈D
(a) B es un espacio de Banach con la norma ∥f ∥ = |f (0)| + sup(1 −
z∈D
|z|2 )|f ′ (z)|. Indicación: Usar la fórmula de Gauss-Barrow para f (z) −
f (0) e integrar radialmente.
(b) Demostrar que H ∞ ⊂ B. Indicación: Usar el lema de Schwarz-Pick,

f (z)−f (w) z−w
que afirma que si f ∈ H(D) y f (D) ⊂ D, entonces ≤
1−f (z)f (w) 1−zw

para todo z, w ∈ D.
(c) Probar que la función f (z) := logp (1 − z) ∈ B \ H ∞ y que la función
g(z) := (logp (1 − z))2 ∈ H(D) \ B. Aquı́ logp denota el valor principal
del logaritmo.

25. Sean f, g ∈ H ∞ tales que f ( n−1


n
) = g( n−1
n
) para todo n ∈ N. Probar
que f ≡ g.

1 ( ∩ )
26. Demostrar que ∈ H p \ H 1.
1−z 0<p<1
ESPACIOS DE FUNCIONES ANALÍTICAS 113

27. Si φ : [0, 2π] → [0, +∞) es medible, se define el supremo esencial de


φ como ess sup φ = ı́nf{M ∈ (0, +∞) : φ(θ) < M ect θ ∈ [0, 2π]}. Si
f ∈ H ∞ , demostrar que ∥f ∥∞ = ess sup |f ∗ |.

28. (a) Probar la identidad de Littlewood-Paley: Si f ∈ H 2 , entonces


∫∫
∥f ∥22 = |f (0)|2 + π1 D
|f ′ (z)|2 ln |z|12 dxdy.
(b) Deducir que el producto escalar en H 2 viene dado por
∫∫ ′
⟨f, g⟩ = f (0)g(0) + π1 D
f (z)g ′ (z) ln |z|12 dxdy.

Indicación: Usar la conocida “identidad de polarización”,


⟨f, g⟩ = 14 (∥f + g∥22 − ∥f − g∥22 + i∥f + ig∥22 − i∥f − ig∥22 ),
válida en cualquier espacio prehilbertiano sobre C.

29. Sean p > 0 y f ∈ H p . Denotemos por B el producto de Blaschke


formado con los ceros de f . Demostrar:

∥f ∥p
(a) Si |z| = r < 1, entonces |f (z)| ≤ 1 .
(1−r) p

(b) Existen f1 , f2 ∈ H p tales que f1 y f2 no tienen ceros en D, f =


f1 + f2 y ∥fi ∥p ≤ ∥f ∥p (i = 1, 2).

(c) [Factorización por funciones de H 2 ] Si f ̸≡ 0, entonces existe


h ∈ H 2 que no se anula en D tal que f = B ·h2/p . En consecuencia,
deducir que una función F está en H 1 si y solo si existen g, h ∈ H 2
tales que F = g · h.

30. Sea f ∈ H(D) con Re f (z) > 0 para todo z ∈ D, y sea g(z) = 1+z
1−z
.

(a) Probar que, si f (0) = 1, entonces f está subordinada a g.

(b) Sea p ∈ (0, 1). Probar que g ∈ H p y que, asimismo, f ∈ H p .


∫ 2π
31. Sea f ∈ H(D) tal que lı́m | ln |f (reiθ )|| dθ = 0. Demostrar que f
r→1 0
es un producto de Blaschke. Indicación: Usar el Teorema 2.3.6 y el
Corolario 2.3.8.
114 Luis Bernal González

32. Demostrar la formula de Poisson-Jensen dada en la prueba del teorema


de los hermanos Nevanlinna (Teorema 2.5.3). Indicación: Aplicar la
fórmula de Poisson a la función ln |F |, que es armónica en rD y continua

N
r2 −an z
en rD, donde F (z) := f (z) · r(an −z)
.
n=1

33. Demostrar el Teorema 2.5.16.




34. Si |an | ≥ 1, para infinitos n ∈ N, demostrar que an z n ̸∈ H 1 .
n=0
Indicación: Usar el Lema de Riemann-Lebesgue, el cual afirma que
si φ : [0, 2π] → R es una función Lebesgue-integrable, entonces
∫ 2π
lı́mn→∞ 0 φ(x) sen(nx + a) dx = 0 para todo a ∈ R.

∞ ∑

35. Construir una función f (z) = an z n ∈ H(D) con |an | < +∞ pero
n=0 n=0
tal que f ′ ̸∈ H 1 . Indicación: Usar el Ejercicio 34.

36. Denotemos por Π+ el semiplano superior abierto {z ∈ C : Im z > 0}.


Sea f ∈ H(Π+ ) acotada con la propiedad de que existe una sucesión
∑∞
Im zn
{zn }n≥1 ⊂ Π+ tal que < +∞ de modo que f (zn ) = 0
n=1
1 + |z n |2

para todo n ∈ N. Demostrar que f ≡ 0.


Bibliografı́a

Existe una abundante bibliografı́a introductoria a la teorı́a de la medida


y a la teorı́a de espacios de funciones analı́ticas. Los libros que a continuación
se enumeran constituyen solo una pequeña parte. Cada uno de ellos ha si-
do usado en la elaboración de alguna o algunas secciones de estos apuntes.
Por supuesto, todos contienen mucho más material adicional, material que
puede ayudar al estudiante tanto a profundizar en la teorı́a dada aquı́ como
a introducirse en temas nuevos.

M. Guzmán y B. Rubio, Integración: Teorı́a y Técnicas, Alhambra,


Madrid, 1979.

A.N.K. Kolmogorov y S.V. Fomin, Elementos de la teorı́a de funciones


y del análisis funcional, Mir, Moscú, 1975.

A. Markushevich, Teorı́a de las funciones analı́ticas, 2 vols., Mir, Moscú,


1987.

O.A. Nielsen, An introduction to Integration and Measure Theory, John


Wiley and Sons, New York, 1997.

W. Rudin, Análisis real y complejo, 3a ed., MacGraw-Hill, Madrid,


1988.

K. Zhu, Operator Theory in Function Spaces, Marcel Dekker, New York,


1990.

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