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Ejemplos de lenguaje figurado

Para comprender el uso del lenguaje figurado, conviene echar un vistazo a


distintos ejemplos, como:

 Cuando decimos que “Ese muchacho está siempre en las nubes”, no estamos
diciendo que literalmente vuele, o que viva en la atmósfera, sino que está siempre
distraído.
 Cuando llamamos a una persona “lince”, “burro” o “vampiro”, no estamos
literalmente afirmando que sean o tengan forma de dichos animales, sino que les
estamos atribuyendo características (reales o imaginarias) asignadas a
dichos animales en nuestra cultura: ser muy astuto, ser muy tonto o beneficiarse
del perjuicio de los demás, respectivamente.
 Cuando afirmamos que tenemos tanta hambre “que nos comeríamos un
caballo”, estamos describiendo por exageración las dimensiones de nuestra
hambre, pues el caballo es un animal grande y queremos transmitir la sensación
que tenemos mediante lenguaje figurado.
 Cuando decimos que un jugador de fútbol es “cojo”, en muchos casos no sólo
no estamos diciendo que le falta una pierna, sino que tampoco afirmamos que
juegue tan mal que pareciera que le faltara una pierna, sino todo lo contrario: se
trata de un giro irónico para decir que juega muy bien, o corre mucho, expresando
así lo contrario de lo que acabamos de decir.

Como se verá, muchos de los usos figurados del lenguaje dependen de un


contexto, ya sea situacional (dónde, cuándo y con quién estamos) o cultural (qué
significa eso en nuestra cultura, qué usos locales son aceptados, qué variante de
español hablamos).

En algunos casos un receptor que no posea el entrenamiento suficiente o ignore


totalmente el contexto, podrá pensar que hablamos literalmente, y confundirse.

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