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Verne

INTERNACIONAL

¿Es reprobable hacerse selfis


divertidos en el Memorial del
Holocausto de Berlín?
· El artista judío Shahak Shapira presenta un polémico proyecto, que
combina fotos de turistas con imágenes reales de campos de exterminio

"Yolocaust", de Shahak Shapira

HÉCTOR LLANOS MARTÍNEZ - 19 ENE 2017 - 16:13 CET

Han pasado doce años desde que se inauguró, entre la Puerta de Brandeburgo y
Potsdamer Platz, pero el Memorial del Holocausto de Berlín no se ha despegado
de la polémica en todo este tiempo. Es uno de los monumentos más visitados de
la capital alemana y escenario permanente de selfis en todo tipo de poses, que
van a parar a las redes sociales

El artista israelí radicado en Berlín Shahak Shapira pretende ridiculizar este tipo
de comportamiento en su proyecto online Yolocaust. La naturaleza de esta obra,
en cambio, da pie a cada espectador a interactuar con total la libertad.

Shapira selecciona fotos de turistas mostradas en sus perfiles públicos de


Instagram y Facebook y en apps de citas como Tindr y Grindr. Su particular
galería crea montajes con los protagonistas de esas autofotos que denuncia.
Cuando se pasa el cursor sobre la instantánea original, aparecen imágenes
reales de campos de exterminio de fondo.
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"Yolocaust", de Shahak Shapira

Yolocaust se ha presentado este miércoles y, en menos de 24 horas desde su


publicación en Facebook, ha superado los 8.800 compartidos y las 17.000
reacciones. Muchos medios alemanes e internacionales se han hecho eco de
este proyecto.

En la mayoría de los casos, estas imágenes van acompañadas de etiquetas como


Monumento al Holocausto o BerlinMemorial o se les ha añadido la localización
geográfica, por lo que le ha resultado sencillo recopilarlas.

"Muchos de los que visitan el monumento cada día, se toman fotos tontas;
saltan, patinan o montan en bici entre sus pilares", comenta el artista en la web
del proyecto. Aunque opina como una falta de respeto estas reacciones,
reconoce que "el significado exacto y el papel de este homenaje es
Vernecontrovertido". El autor no ha pedido permiso a las personas que aparecen en el
proyecto e invita a quien no lo desee a que lo solicite por correo electrónico.

En una entrevista con la revista online alemana jetzt.de, Shahak Shapira explica
la intención del proyecto: "No pretendo decir a la gente lo que tiene o no tiene
que hacer, sino invitar a la reflexión. La galería quiere recordar lo sencillo que es
que determinados recuerdos caigan en el olvido. Muchas personas ven el lugar
como una herramienta de estilo, en vez de como un espacio para la memoria
colectiva".

"Es demasiado bonito"

El Monumento del Holocausto de Berlín recibe medio millón de visitas al año.


Cuando lo creó, el arquitecto Peter Eisenman tenía una idea clara en mente de lo
que a él le inspiraba el recuerdo a los judíos de Europa asesinados por los nazis.

Pasear por este laberinto de 2.711 columnas de hormigón, repartidas en 19.000


metros cuadrados en pleno centro de Berlín, puede reproducir la sensación de
aislamiento y falta de orientación que sufrieron las víctimas de los campos de
concentración.

El arquitecto estadounidense de origen judío quiso subvertir el carácter


funerario de monumentos similares, creando un lugar de silencio pero sin
nombres de fallecidos, que solo se muestran en el museo subterráneo anexo a la
obra. Buscaba invitar a la reflexión y también a "la esperanza para el futuro".

Así lo recogía el servicio de noticias Deutsche Welle en 2005, cuando se


inauguró este espacio abierto, que no establece fronteras claras con el entorno
urbano en el que se encuentra. De forma intencionada, no incluye excesivas
explicaciones, por lo que el motivo original de la obra llega a pasar desapercibido
para algunos visitantes espontáneos, que se comportan en ella como harían en
un parque público.

Días antes, Eisenman reconocía al semanario Der Spiegel que la obra había
cobrado una vida propia a la que él había concebido en un principio, lo que le
resultaba un motivo de celebración. Al observar el resultado final, había
encontrado nuevos significados entre las columnas de distintos tamaños: "Es
asombroso ver a los visitantes desaparecer, como si se sumergieran bajo el
agua".

En esa misma entrevista, antes incluso de que se expusiera a la reacción


espontánea del público, el autor del monumento reconocía que el resultado final
era "demasiado estético". Ante un paisaje que resulta bello, el impulso de
algunos visitantes llegaría a ser el de tomar fotografías e, incluso, posar junto a
él. "Es demasiado bonito. No es que quisiera que fuera feo, pero sí que no
pareciera excesivamente diseñado. Deseaba lo ordinario, lo banal. Por desgracia,
resulta demasiado planeado", confesaba.

Polémica permanente

Coincidiendo con el final del 60 aniversario de la Segunda Guerra Mundial y tras


casi dos décadas de trabajo, la propuesta de Eisenman se inauguró generando un
intenso debate. ¿Por qué se invertían 28 millones de euros del Estado alemán
para rendir tributo solo a las víctimas judías, cuando los gitanos y los
homosexuales también lo fueron?, se preguntaban en su día los más críticos al
proyecto.

El verdadero escándalo durante esos días llegó al descubrirse que la empresa


Degussa, la encargada de proteger las piezas con un líquido antigrafitis, estuvo
Verneimplicada en la producción del Zyklon B, el gas con el que se ejecutaba en masa
en los campos de exterminio nazis.

En pleno 2017, la obra sigue generando controversia política. Björn Höcke,


miembro del partido antiinmigración Alternativa para Alemania (AfD), ha
condenado esta semana el monumento. Ha lamentado que "solo a los alemanes
se les ocurre colocar un recuerdo a la vergüenza en el corazón de su capital".

Sus declaraciones han provocado que Diether Dehmn, diputado del partido de
izquierdas Die Linke, presente una demanda contra Höcke por incitación al odio.
El político conservador se defiende ahora acusando a los medios de haber
malinterpretado sus palabras, informa Reuters.

Actualización: El artista israelí ha eliminado ocho de las 12 imágenes de su


polémico proyecto, a petición de los retratados.

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