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Julián Fernando Salazar Valbuena

Código estudiantil: 211 55 86

El estatuto epistemológico, sus problemas y su desdibujamiento

En el ensayo “Elementos para una reconstrucción del estatuto epistemológico de la filosofía


del derecho” del profesor Óscar Mejía Quintana, se argumenta acerca de la problemáticas
de la filosofía práctica, a saber: legitimidad, visto desde la perspectiva de la filosofía
política; validez, vista desde la perspectiva de la teoría jurídica; y eficacia, vista desde la
perspectiva de la sociología jurídica. Los temas más relevantes que se articulan en este
texto son filosofía del derecho, teoría jurídica, epistemología, territorios, feudos
intelectuales, corporeidad, objeto de estudio del derecho, complejidad y reduccionismo.

Mejía (2006) introduce el tema de los elementos para una reconstrucción del estatuto
epistemológico de la filosofía del derecho, enunciando las problemáticas de la filosofía
práctica: legitimidad, validez y eficacia. La primera de ellas, ligada con la filosofía política,
la segunda con la teoría jurídica y la tercera con la sociología jurídica. La legitimidad
implica un grado de aceptación básico que el sistema debía alcanzar dentro de la sociedad,
o sea, un grado de justificación. El problema de la legitimidad cobra sentido únicamente
cuando se enfrenta a la legalidad del sistema jurídico-político como unidad. En cuanto al
concepto de validez, es relevante citar la concepción de Kelsen, la cual establece que
depende de un nivel de eficacia mínimo. Sin él, la validez perdía credibilidad. Se resalta
que según la teoría del derecho replanteado por Alexy (citado por Mejía), la validez debe
ser entendida como validez jurídica, validez moral y validez social. Por otra parte, la
eficacia, al igual que la legitimidad, debe contar con un mínimo de aceptación por parte de
la ciudadanía, que debe traducirse en justificación. En cuanto a la definición de eficacia,
esta no está fundada en un problema teórico independiente, sino en una interacción de
ajuste entre las normas y las conductas de los individuos. Por lo anterior, el problema de la
eficacia es la individualización de las normas y acciones humanas (Capella, 2008).

Ahondando en los conceptos iniciales del texto, ya en la modernidad temprana, Hobbes y


su contrato social, se orientan a una reflexión sobre la relación entre legitimidad y
legalidad, interrelacionando las dimensiones social y política. Por su lado, Locke adhiere
los factores de legitimidad a la legalidad de los procedimientos. Kant, delimita la moral, el
derecho y la política, siendo autónomos pero sujetos a una condicionalidad recíproca.
Hegel, sostiene que esa relación queda sujeta a la preservación del ethos, respetando a su
vez, la identidad de las comunidades, el contexto social.

En adición, para lograr una comprensión completa de la temática del texto “Elementos para
una reconstrucción del estatuto epistemológico de la filosofía del derecho”, es relevante
definir el concepto de “epistemología”: se concibe como un método inicial del
conocimiento del Derecho (Mendoza, 2010); a través de esta metodología, se trata de
responder a las preguntas ¿cómo se conoce?, ¿cómo se hace una aproximación a un
concepto? Esto también tiene que ver con los límites de un campo del conocimiento, según
Kant. El concepto de epistemología es complejo e implica entonces una problemática: tratar
de establecer si este tipo de conocimiento es posible, qué forma tendría, de qué modo se
presentaría ante la sociedad académica y la sociedad del conocimiento (Mendoza, 2010).

El problema central del texto expone que la filosofía del derecho ha perdido su objeto de
estudio. El eje de reflexión de dicha filosofía se enfoca en 3 disciplinas: la epistemología,
que determina el objeto de la ciencia jurídica (teoría del conocimiento jurídico); la
ontología, determina la estructura del ser del fenómeno jurídico (concepto del derecho); y
la axiología del derecho, que proyecta el deber ser del derecho como sistema normativo
(teoría de la justicia). También exterioriza Mejía, que ha habido un desdibujamiento
epistemológico de la filosofía del derecho. Las tres dimensiones de la validez que enuncia
Alexy (jurídica, moral y social), constituyen un concepto integral de derecho. Sin embargo,
al darle énfasis al problema de la validez en términos epistemológicos y no ontológico-
sociales, se desplazó esa visión integral. Al mismo tiempo, el paradigma autopoiético
concibe el derecho, la política y la moral como sistemas sociales autonomizados entre sí,
independientes. En el marco de la autopoiésis, la filosofía del derecho no cumple ninguna
función. Constituye un elemento externo al sistema jurídico. Puede generar confusión por el
exceso de complejidad que aporta, por no acogerse al código binario del lenguaje legal
(Mejía, 2006).

Otro tema relevante a lo largo del texto, es el planteado por Habermas (referenciado por
Mejía), quien sostuvo que derecho y política tienen una relación autónoma pero vinculante
con la moral. Es importante resaltar que las dimensiones moral, jurídica y política de la
realidad social no pueden ser asumidas como esferas autónomas. No puede haber una
enajenación mutua sino que se requiere una lectura transdisciplinaria. Se impuso una
tendencia a integrar epistemológicamente los mencionados temas y problemas de la
sociedad actual. Así, se enuncia que la realidad reclama reflexiones transdisciplinarias y
enfoques conceptuales para proyectar definidamente la investigación social, dándole
sentido, objetivos y utilidad. Según el autor del texto, la universalidad del conocimiento ya
no debe ceñirse a una hiperespecialización recalcitrante, sino adaptarse a la necesidad
sistémica de totalidad, acorde con la realidad social. En adición, explica Mejía (2006):

La universalidad del conocimiento, que se opone a esa hiperespecialización positivizante, no


es un delirio romántico ni una nostalgia renacentista, ya sepultadas por la historia. Responde
a esa necesidad sistémica y sistemática de totalidad, de adaptación inteligente, amplia e
integral a la realidad social.

Restablecer esa vocación de totalidad para el saber disciplinario, con un rumbo hacia la
transdisciplinariedad, es lo que cada disciplina y el grupo de disciplinas parecen estar
necesitando. Usando metáforas, Mejía establece que el estatuto epistemológico está
conformado por tres problemas: el territorial, que se refiere a los linderos epistemológicos,
o sea, qué es lo propio a la filosofía del derecho, cuáles son esos feudos intelectuales que le
dan límites y alcance a las disciplinas. El segundo problema es la corporeidad, es la
sustancialidad, el cuerpo de la filosofía del derecho (fantasma epistemológico). El tercer
problema, es el del derecho como objeto de estudio, con sus componentes material y
formal. El componente material es aquello que trata un saber, en forma generalísima; por su
parte, el componente formal, son las distintas perspectivas o formas de aproximarse al
objeto de estudio. Los dos constituyen territorios epistemológicos, enfoques, modos de ver
el derecho: la fenomenológica social (eficacia); la ontológica formal (validez/legalidad) y la
deontológica crítica (legitimidad) (Cely, 2019). Entonces, existen tres grandes enfoques,
perspectivas desde las cuales estudiar el derecho: la eficacia, la validez o legalidad y la
legitimidad.

En un espectro más general acerca de Derecho, como sistema, encuentra en la Escuela del
Realismo Jurídico, la idea de que es el juez y, en particular, la decisión judicial, la clave de
la validez del derecho. En cuanto a estos asuntos, Bohórquez (2007) considera que muchos
jueces en Colombia carecen de conciencia de la necesidad de que el saber jurídico sea
interdisciplinario. Surgen situaciones en las que existe prisa para solucionar conflictos en
un tiempo reducido, bajo presión de la calificación de servicios, entre otro factores. Esto
puede resultar en el olvido de que sólo un análisis más sólido del contexto de determinado
conflicto, permitiría tener en cuenta en mayor proporción a la teleología de la norma, es
decir para qué fue creada; en consecuencia, se hallaría una solución meritoria al asunto en
cuestión. Continúa el profesor Bohórquez argumentando, que a pesar del riesgo de ser mal
interpretado, sostiene que la falta de una formación interdisciplinaria ha ocasionado muchos
de los errores judiciales en la sociedad actual. “La sentencia indocta no es sentencia justa”
(Bohórquez, 2007). El error judicial de esta índole, nubla la confianza del ciudadano en la
justicia. En contraste, la sentencia ilustrada genera seguridad en lo jurídico y en lo que
compete a otras disciplinas, exterioriza el profesor.

El derecho de la actualidad exige de quienes lo ejercen, una visión global del conocimiento.
Cita el autor Bohórquez a Francois Ost, quien argumenta acerca de la necesidad de un
derecho interdisciplinar, y no simplemente como una unión de saberes, lo que se llama
“ciencias auxiliares del derecho”. Tampoco se espera crear una ciencia nueva, con nuevo
objeto de estudio y sus propias técnicas y métodos. En su parte propositiva, se habla de
estudiar la interdisciplinariedad del derecho partiendo de la misma disciplina, y desde la
misma, observar los temas más importantes de otras disciplinas, idealmente contando con
una aplicación holística. Esto implicaría que no se dejara nada a la suerte, ni se acogería el
principio “dura lex”. Por el contrario, se acudiría responsablemente al campo de cada una
de las disciplinas necesarias y se establecería una comunicación mutua, entre ellas y el
Derecho. Concluye el profesor Bohórquez (2007) su argumentación, diciendo que así como
en el diario vivir de una sociedad, las diferentes disciplinas se encuentran superpuestas
parcialmente, relacionadas, y que así mismo, deben de estarlo en la decisión de los juristas.

Por otro lado, Óscar Mejía Quintana aborda en este ensayo, un tema que aclara algo que es
central en el desarrollo de la teoría jurídica hacia el futuro. El planteamiento iano abre
la estructura epistemológica en tres proyecciones: qué es el derecho, cómo funciona el
derecho y qué debe ser el derecho, “con lo cual se anticipa el paso cualitativo que la teoría
jurídica daría en relación al conjunto de la filosofía práctica contemporánea que queda
anclada en la perspectiva monoproblemática de sus disciplinas particulares” (p. 58).

Dando una mirada a Luhmann en lo relacionado con la temática del escrito en cuestión, este
plantea que el código binario del derecho debe garantizar que la complejidad social se
pueda traducir al lenguaje jurídico y que se resuelva en términos jurídicos y no sociales.
Esto se resume en que debe poder darse una reducción eficaz de la complejidad social,
siendo legítimamente resuelta en términos funcionales (Mejía, 2006). En cuanto a los
códigos binarios, explica Mejía que a pesar de que cada uno de ellos sea específico de cada
sistema y fije lo que le es propio o no a él, todo sistema social está abierto cognitivamente a
su entorno; por tanto, tiene la obligación de darle una interpretación que sea integral.

Una de las perspectivas del Derecho, es la sociología del Derecho. “La sociología del
derecho es una observación de la observación: observa la relación de la teoría jurídica con
la complejidad del sistema jurídico” según Mejía (p. 60). Y complementa:

En últimas es la garantía del cierre autopoiético del sistema, señalando el peligro potencial de
importación de normas externas al derecho, calibrando la función límite entre apertura
cognitiva y cierre normativo del sistema jurídico. Tal observación asegura la validez y unidad
del sistema como función autopoiética y no como consecuencia del entorno, y, por tanto, el
carácter circular, simétrico y recursivo de su autopoiésis.

Es importante relacionar a la sociología del Derecho en este punto porque tiene que ver con
los fenómenos de observación, análisis, entre lo teórico y lo complejo de los sistemas
jurídicos. En cuanto a la autopoiésis, sirve para argumentar acerca del paradigma
autorreferencial, el cual concibe al Derecho, como un sistema social autonomizado (Mejía,
2006).

Otro aspecto para resaltar y que el autor toca en la lectura, es el del debate entre Dworkin y
Hart, que giró en torno a la relación entre derecho y moral. Alrededor de este asunto,
Dworkin empieza a clasificar esta disertación dentro de la filosofía del derecho y no en la
teoría del derecho. Este hecho es un importante vuelco y constituye el desdibujamiento de
la filosofía del derecho, tornándose definitivo. Para Dworkin, la filosofía del derecho pasa a
ser provista de contenido por los problemas y las temáticas de la teoría del derecho. Se
llegó a la conclusión de que discutir acerca de dos dimensiones normativas enfrentadas no
tenía justificación, porque el derecho incorporaba los valores morales de la sociedad a
través de sus principios regulativos (Mejía, 2006).

Profundizando en el concepto de epistemología del derecho y en su pasado, en 2010,


Mendoza manifestó que a lo largo de la historia se han planteado varios modelos de
conocimiento para el estudio del derecho. O sea que se puede afirmar que han existido
diferentes epistemologías del Derecho, siendo las más sobresalientes, el Derecho natural y
el positivismo jurídico. El modelo de derecho natural es de carácter metafísico, pesando
mucho el derecho ideal. En el segundo modelo, que es físico, se hace énfasis en la medición
y valoración de los hechos relacionados con el Derecho. Trayendo a la realidad nacional y
al contexto académico esta temática,

la epistemología del derecho entra a ser considerada un método para el inicio de la formación
y la enseñanza del abogado; basada inicialmente en el Derecho natural como filosofía y luego
en el Derecho científico que es la representación del positivismo en la creación de la ley y la
norma. (Mendoza, 2010).

El análisis del autor llega a una afirmación muy interesante, que sostiene que la
epistemología jurídica es el medio que los abogados puedan reflexionar y analizar los
acontecimientos sociales para después hacer la ley.
De las diversas problemáticas y enunciados arriba descritos y explicados por Mejía (2006),
se puede abstraer que lo más importante concierne a una problemática propia del derecho,
objeto de debates, pugnada y fragmentada por: la filosofía política, la teoría del derecho y
la sociología jurídica. Cada una de estas últimas, con el deseo de atribuirse el abordaje de la
legitimidad, la validez y la eficacia. Como resultado del análisis hecho por Mejía, el campo
jurídico,

–que se articula a partir de instituciones y prácticas jurídicas a través de las cuales se


produce, interpreta e incorpora el derecho en el proceso de toma de decisiones por medio de
sus actores, la academia jurídica, los jueces y los profesionales jurídicos, entre los que se
destacan sustancialmente las firmas de abogados–(Mejía, 2006)

se caracteriza por un alguno de los modos de producción del derecho.

La universalidad del conocimiento exige dejar de lado la hiperespecialización del saber,


optando por la adaptación a la realidad social. Debe entonces conferírsele un nuevo sentido
investigativo y de descubrimiento a cada disciplina y al conjunto, para recuperar la idea de
totalidad, direccionada hacia la transdisciplinariedad. La óptica para estudiar la filosofía del
derecho deber ser entonces compleja y no reduccionista.
REFERENCIAS

Bohórquez, A. (2007). Interdisciplinariedad del Derecho. Centro de Investigaciones Socio


– Jurídicas. Universidad Autónoma de Bucaramanga. Colombia.

Capella, J. (2008). Elementos de análisis jurídico. Trotta Editorial. Madrid. España.

Cely, L. “Filosofía del Derecho”. Universidad Católica de Colombia. Bogotá, Colombia. 14


de Agosto, 2019.

Mejía, O. (I semestre de 2006). Elementos para una reconstrucción del estatuto


epistemológico de la filosofía del derecho. Derecho y Realidad. (7). pp. 45 - 79.

Mendoza, J. (2010). La Epistemología Jurídica, un concepto crítico para la formación del


abogado. Revista Justicia, No. 17 - pp. 47-59 - Junio 2010 - Universidad Simón
Bolívar - Barranquilla, Colombia - ISSN: 0124-7441
www.unisimonbolivar.edu.co/publicaciones/index.php/justicia

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