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INDICE

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I. INTRODUCCIÓN
Con el artículo 304 se inicia el Título I del Libro Cuarto, referido a las normas

complementarias de la Ley. Aplicables a todas las formas societarias en ella previstas.


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La ubicación de la sección sobre emisión de obligaciones dentro de este libro significa una

novedad, puesto que la anterior LGS se ocupaba de este tema en el Título IX de su

Sección Tercera, destinado a regular solamente a la sociedad anónima. En

consecuencia, la nueva ubicación que le ha dado el legislador al capítulo que nos ocupa

no deja dudas de que toda sociedad que se encuentra dentro del ámbito de la nueva Ley

está facultada a emitir obligaciones. Cabe destacar que ello concuerda con el artículo

86 de la Ley del Mercado de Valores. Decreto Legislativo 861, que autoriza a todas

las personas jurídicas de derecho privado a emitir bonos. 1

Del análisis del artículo 304, queda además implícito, que la decisión de emitir

obligaciones constituye una prerrogativa exclusiva de la junta de accionistas o de

socios, según corresponda al tipo de sociedad. Al respecto, Fernando Sánchez Calero 2

precisa que ello se debe a que el régimen de la emisión de las obligaciones pretenden

cumplir no solamente con la tutela de los suscriptores, sino, además, con la

preocupación que entraña el endeudamiento de importancia a cargo de la sociedad,

razón por la cual la decisión no es dejada en manos de sus administradores sino de sus

socios o accionistas. Ello no obsta para que el artículo 312 faculte a la junta para delegar

en el órgano administrador la adopción de las decisiones necesarias para ejecutar la

emisión.

De otro lado, el riesgo de dilución, la ausencia de recursos propios o la consideración de

que éstos pueden tener una colocación alternativa más beneficiosa, pueden ser razones

que animen u obliguen a los socios a acceder al crédito en lugar de un

aumento de capital. Y frente a otras alternativas de crédito, la emisión de obligaciones

ofrece la gran posibilidad de acceder directamente al público, sin tener que recurrir a la

mediación financiera.1

Aparentemente. la ventaja para la sociedad emisora y los titulares de las obligaciones

es evidente: la primera tiene la posibilidad de pagar intereses menores a los de las

empresas bancarias y financieras; los segundos tienen acceso a intereses más altos que

el que recibirían por sus depósitos en dichas empresas. 1

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Sin embargo, esto no es tan simple como parece. El factor riesgo juega además un rol

preponderante. Una razón por lo cual los intereses ofrecidos a los

obligacionistas por las sociedades emisoras son más altos que los que reciben los

ahorristas de los bancos, es porque en los segundos hay un menor riesgo que en los

primeros. Y siguiendo los principios elementales de la teoría económica, a mayor

riesgo en la inversión corresponde un mayor retorno para que resulte atractiva al

mercado. Esta premisa explica las diferencias en las tasas de interés ofrecidas

por distintas sociedades emisoras, las que dependen de la situación económica y

financiera del emisor, así como de factores tales como su participación en el mercado

y aspectos propios del sector al cual pertenecen. Por lo tanto, es perfectamente posible

que para determinadas sociedades una emisión exitosa de sus obligaciones requiera de

tasas de interés superiores a las tasas activas ofrecidas por los bancos, ya que la ventaja

de estas últimas es que son de aplicación al público en general y no al deudor específico,

a diferencia de las obligaciones.1

1. Enrique Elías Laroza. ASPECTOS ESENCIALES DE LAS EMISIONES DE OBLIGACIONES EN LA NUEVA LEY GENERAL

DE SOCIEDADES. Pag. 2

2. Sánchez Calero.“Instituciones de Derecho Mercantil”. Editoriales de Derecho. Madrid. 1992. Pág. 340 .

II. NUEVA LEY GENERAL DE SOCIEDADES

2.1. Nueva ley general de sociedades – ley 26887

2.1.1. Definición

La nueva ley general de sociedades, vigente a partir del 01 de enero de 1998, promulgada el 05 de

diciembre de 1997 y publicada en el Diario oficial el peruano el 09 de diciembre de 1997 –

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constituye un instrumento legal que norma y regula la constitución y funcionamiento, así como su

disolución y liquidación entre otros aspectos de toda sociedad empresarial en nuestro país

(sociedades anónimas, sociedades comerciales de responsabilidad limitada, sociedades civiles,

sociedades en comandita y sociedades colectivas). También regula el procedimiento de emisión de

obligaciones, transformación, fusión, escisión y liquidación de sociedades, sucursales, contratos de

asociación en participación y consorcios. La nueva ley general de sociedades está conformada por

cinco (05) libros, seis (06) secciones, 29 títulos, tres (03) capítulos, 448 artículos, ocho (08)

disposiciones finales y once (11) disposiciones transitorias.3

2.1.2. Importancia

La nueva ley general de sociedades es un instrumento legal que proporciona las pautas jurídicas o

legales para el funcionamiento regular de aquellas empresas que se constituyen como sociedad,

con la finalidad de evitar infracciones o sanciones con relación a su funcionamiento. Si no existiera

una norma que regule el funcionamiento de las sociedades, éstas, existirían en una situación de

desorden y sería objeto de diversas dificultades en la parte administrativa y su propio

desenvolvimiento generándose un caos societario empresarial.

3. Suárez, T. (2000). Nueva ley general de Sociedades LIMA

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2.1.3. Esquema estructural

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2.1.4. Sociedad

Ahora bien, como define o describe la Nueva Ley General de Sociedades a la

sociedad: “quienes constituyen la sociedad convienen en aportar bienes o servicios

para el ejercicio en común de actividades económicas” (Art. 1). Puede apreciarse del

texto que el legislador no ha querido utilizar la expresión contrato, pero como veremos,

pese a su deseo no ha podido huir de él; porque finalmente, que significa convenir,

¿acaso no es acordar?, es decir, la misma expresión que constituye la esencia del

contrato.

Tanto en la sociedad como en el contrato hay una armonía, un entendimiento de

voluntades para crear un negocio jurídico-económico. Solo que en el caso de la

sociedad se crea, además, una organización, lo cual no es ajeno al contrato, pues

existen otros contratos que se crean ejecutan por medio de organizaciones; piénsese

en el contrato de consorcio o en el contrato de sindicación de acciones, en los que

también surgen organizaciones.

Además, puede comprobarse que en numerosos artículos la Nueva Ley General de

Sociedades se refiere al pacto social, como en el caso del art. 5 que trata del

contenido y formalidad de dicho pacto.

¿Qué es jurídicamente el acto de constitución de la sociedad, si no es un contrato? No

interesa que el legislador haya utilizado la palabra pacto; incluso al propio legislador no

le es posible escapar de la naturaleza de las cosas. En la sociedad es posible

distinguir dos momentos; uno, el acto de constitución, que gran parte de la legislación

y doctrina compara califican, y el otro, la sociedad como organización.

El acto de constitución, es decir al llamado pacto social, o contrato social, con respecto

a su naturaleza se ha discutido hasta el punto que llega a ponerse en cuestión si nos

hallamos ante un verdadero contrato, dada la pluralidad de personas que pueden

participar en el momento fundacional de la sociedad y el hecho de que, como

consecuencia de esa fundación, va a dar lugar a relaciones jurídicas ya no

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directamente entre las personas que participaron en el acto constitutivo de la sociedad,

sino entre ellas y la organización que alcanza una personificación jurídica. De ahí que

se hable por parte de la doctrina desde el siglo pasado de un “acto conjunto de

creación”, de un “acto colectivo”, de “acuerdo jurídico-social unilateral de fundación”,

etc. Sin embargo, la doctrina mayoritaria se inclina por indicar que, aun cuando el

contrato de sociedad tiene aspectos característicos, su naturaleza debe mantenerse

dentro del campo contractual, que se caracteriza no tanto porque puede ser un

contrato plurilateral, nota que efectivamente puede concurrir en él, sino de modo

especial en ser un contrato de organización, en cuanto que la finalidad esencial del

contrato es precisamente crear una organización que tiende a personificarse.

Puede decirse por consiguiente, que la sociedad surge de un contrato, el de sociedad,

que tiende precisamente a crear una organización, que por mandato legal a su vez

crea una personalidad jurídica.4

4. Suárez, T. (2000). Nueva ley general de Sociedades LIMA. Pag.12

4.1.1. Sociedad anónima

La mayoría de autores coinciden en definir a la sociedad anónima como una forma de

sociedad capitalista, con un capital propio dividido en acciones, con una denominación

social y un objeto social de carácter mercantil, la que bajo el principio de la

responsabilidad limitada de sus acciones, permite dedicarse a la explotación de una

actividad económica establecida.

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Ortiz (2015), menciona que al definir a la sociedad anónima como una sociedad de

capitales, significa que la organización interna de la sociedad, y el ejercicio de los

derechos de los accionistas con respecto a la gestión, utilidades y el saldo

reliquidación patrimonial de la sociedad, se disponen en principio por el monto del

aporte del accionista a la forma del capital social y en general, atendiendo a los

porcentajes de propiedad accionaria respecto del capital social, sin importar por ello

las condiciones personales del accionista. Son características esenciales de la

sociedad anónima, la limitación de la responsabilidad al aporte comprometido y el

derecho a la cesión de la acción y de los derechos y condición de accionistas, lo que

ha permitido que se configure como instrumento mediante el cual se ha posibilitado la

concentración, la centralización de capitales y su circulación. La Nueva Ley General de

Sociedades Nº 26887, en su segundo libro está dedicada exclusivamente a regular a

la sociedad anónima, mostrando la invención de priorizar este tipo de sociedad. El

mencionado libro, compuesto por siete secciones que comprenden desde el artículo

50º hasta el 264º de la Nueva Ley General de Sociedades, se inicia con tres

disposiciones generales, para después regular la constitución de la sociedad anónima,

el régimen de las acciones, los órganos de la sociedad, la modificación de estatutos,

aumento y reducción de capital, los estados financieros, la aplicación de las utilidades

y las formas especiales de la sociedad anónima, que constituyen las sociedades

anónimas cerradas y abiertas.5

4.1.2. Reglas de Sociedades aplicadas a la LGS

Esta primera parte y que corresponde al LIBRO I de la Nueva Ley General de

Sociedades, es decir desde el artículo 1º al 49º de la mencionada ley constituyen las

reglas básicas para todas las sociedades. La importancia de esta parte es que su

contenido trata de principios rectores que se deben tomar en cuenta durante toda la

existencia de las sociedades.

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La sociedad, aplicación de la ley, formas de constitución, pluralidad de socios y

actos constitutivos.

En esta parte se trata sobre la conveniencia de aportar capital para el ejercicio común

de actividades económicas, así como cuál es el alcance de la ley general de

sociedades, las formas o modalidades que esta ley admite para poder constituir una

sociedad así mismo clarifica respecto a la pluralidad de socios como requisito

fundamental para la existencia de toda sociedad excepto cuando el único socio es el

estado, de igual modo indica las formalidades respecto al acto constitutivo. (Art. 1º al

5º NLGS.)

5. Luis Ortiz González (2015). COMPILADO DE CONTABILIDAD DE SOCIEDADES I. Chimbote

Personalidad jurídica, actos antes de la inscripción, convenio entre socios o con

terceros, razón social y reserva de la misma.

En este tramo de la ley, se trata de la adquisición de la personalidad jurídica de la

sociedad mediante su inscripción en el registró y conserva desde su inscripción hasta

su extinción; de igual modo clasifica el tratamiento y validez de los actos celebrados a

nombre de la sociedad antes de su inscripción; de la validez de los convenios ante la

sociedad que son celebrados entre socios o entre estos y terceros; también refiere que

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toda sociedad debe tener una denominación o una razón social según corresponda a

su forma societaria, estableciendo requisitos y diferencias. Los que constituyan la

sociedad puede hacer la reserva de la denominación o razón social, los trámites se

realizan en los registros públicos. (Art. 6º al 10º NLGS.)

El objetivo social, la representación, actos no obligados, nombramientos y

poderes e inscripciones.

El objeto social de la sociedad lo constituyen todos aquellos negocios u operaciones

lícitas detalladas como tal es la escritura de constitución; la sociedad se obliga y

responde por actos celebrados por sus representantes con quienes ha contratado y

frente a terceros de buena fe, siempre que se encuentren dentro de los límites y

parámetros legales, la sociedad no se obliga a responder por actos celebrados por

personas no autorizados para ejercer su representación; el nombramiento de

administradores, liquidadores, así como cualquier representación y el otorgamiento de

poderes surte efecto a partir de su suscripción en los registros públicos del lugar del

domicilio de la sociedad, cualquier socio o tercero con legítimo interés puede solicitar

legalmente mediante proceso sumarísimo el otorgamiento de la escritura pública de la

sociedad; el plazo para la inscripción del pacto social y el estatuto es de 30 días a

partir del otorgamiento de la escritura pública, de igual modo sucede con los demás

actos o acuerdos que requieran la inscripción respectiva. (Art. 11º al 16º NLGS.)

Poderes no inscritos, responsabilidad por la no inscripción, duración de la

sociedad, domicilio y sucursales.

Son responsables y responden solidariamente por los daños y perjuicios que se

ocasionen a la sociedad, los otorgantes o administradores, según sea el caso como

consecuencia de la no inscripción de actos inscribibles, otorgamiento de la escritura

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pública u otras gestiones; la sociedad tiene una duración determinada o

indeterminada; el domicilio de la sociedad es el señalado en el estatuto, donde

desarrolla alguna de sus actividades principales o donde se instala su administración;

la sociedad puede establecer sucursales u oficinas de cualquier lugar del país o el

extranjero, salvo que los estatutos lo prohíba. (Art. 17º al 21º NLGS.)

Los aportes, dinerarios, no dinerarios y su valoración, gastos necesarios,

saneamiento de los aportes, riesgos de bienes aportados y pérdida antes de su

entrega.

Esta parte de la Nueva Ley General de Sociedades está referida a lo relacionado con

los aportes que efectúan los socios, así como sus obligaciones frente a la sociedad, la

misma que puede exigir sus derechos que la ley le otorga. La entrega de los aportes

de los socios les hace acreedores de derechos. Los aportes pueden efectuarse en

bienes dinerarios y no dinerarios cuando el aporte es en dinero, éste debe depositarse

en una cuenta en una entidad financiera a nombre de la sociedad, cuando los aportes

son en bienes no dinerarios, éste se considera efectuado cuando se concluye la

Escritura Pública en que consta dichos bienes, cuando la entrega de aportes se hace

en títulos valores o documentos de crédito a su cargo, éste no se considera efectuado

hasta que dicho título o documento sea íntegramente pagado. Los aportes en bienes

no dinerarios deben estar saneados y asumen ante la sociedad dicha situación, una

vez que los bienes son aportados a la sociedad, todos los riesgos corren por su cuenta

y si la pérdida del aporte ocurre antes de la entrega a la sociedad la responsabilidad lo

asume el socio. (Art. 22º al 30º NLGS.)

El patrimonio social, responsabilidad del socio nuevo, nulidad del pacto social

-improcedencia - caducidad, sentencia de nulidad.

Al constituirse la sociedad lo hace con un patrimonio social, el mismo que está

representado por todo el capital aportado por los socios, en consecuencia la sociedad

responde frente a sus obligaciones sociales con dicho patrimonio social, si un nuevo

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socio se incorpora a la sociedad, éste responde de acuerdo a la forma societaria

respectiva, por todas las obligaciones sociales contraídas por la sociedad con

anterioridad. Luego de constituida la sociedad e inscrita la escritura pública, el pacto

social puede declararse nulo por las siguientes razones:

 Incapacidad o ausencia de consentimiento válido de un número de socios

fundadores o faltos de pluralidad.

 Su objeto contiene alguna o algunas actividades ilícitas o que vayan en contra

del orden público o buenas costumbres.

 Por omisión de la forma obligatoria prescrita.

La demanda de la nulidad del pacto social se tramita a través de un proceso abreviado

y dirigido contra la sociedad por un interesado de legítimo derecho, dicha acción

caduca a los dos años de inscrita la escritura pública en el registro. (Art. 31º al 36º

NLGS.)

Efectos de la nulidad del pacto social, acuerdo sociales nulos, beneficios y

pérdidas y su distribución, correspondencia de la sociedad, publicaciones –

incumplimientos.

Si el pacto social o el estatuto se declarase nulo, según sentencia, éste no surte efecto

frente a los terceros de buena fe; si los acuerdos sociales no se realizan con las

formalidades de ley, con las publicaciones prescritas, éstos se declaran nulos; la

distribución de las ganancias o pérdidas se distribuyen en proporción a los aportes de

capital, salvo que el pacto social o el estatuto establezca lo contrario; la distribución de

las utilidades se hace solo en merito a los estados financieros preparados al cierre del

ejercicio, si se ha perdido parte del capital, no se distribuye utilidades hasta que el

capital sea reintegrado o reducido legalmente; en la correspondencia de la sociedad

se indicará cuando menos su denominación completa o abreviada o su razón social y

los datos relativos a su inscripción en el registro; los actos o acuerdos que requieran

legalmente ser publicados, se harán en el periódico de mayor circulación del lugar del

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domicilio de la sociedad, a excepción de aquellos sociedades que tengan domicilio en

las provincias de lima y callao quienes los harán en el diario oficial El Peruano y en

uno de los diarios de mayor circulación; la superintendencia nacional de los registros

públicos, publicará en el diario oficial el peruano dentro de los quince primeros días de

cada mes una relación de las sociedades cuya constitución, disolución o extinción

haya sido inscrito durante el mes anterior. (Art. 37º al 44º NLGS.)

Copias certificados, emisión de títulos y documentos, arbitraje y de la

caducidad.

La Nueva Ley General de Sociedades, en su contenido hace mención a copias

certificados, estos pueden ser expedidos mediante fotocopias autentificados por un

notario público o por el administrador o gerente de la sociedad, según sea el caso, con

las respectivas responsabilidades de ley; los títulos y documentos que alude la Nueva

Ley General Sociedades, cuando éstos se emitan en lugar de firmar autógrafos, se

pueden emplear medios mecánicos o electrónicos de seguridad, en el caso de existir

controversias o discrepancias suscitadas dentro de la sociedad por alguna razón, no

procede interponer acciones judiciales que contemplan la Nueva Ley General de

Sociedades, sin antes haber pasado por un proceso de conciliación o arbitraje si así lo

establece el pacto social o el estatuto; cualquier acción legal contra la sociedad o de la

sociedad contra los socios o terceros caduca a los dos años a partir de la fecha

correspondiente al acto que lo motiva la pretensión.

III. EMISION DE OBLIGACIONES

La emisión de obligaciones, presenta un cambio importante, tal como estaba

ubicada la materia en la ley vigente, la emisión de obligaciones estaba restringida a las

sociedades anónimas.

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La Emisión de Obligaciones, regulada en el Libro IV de la Ley General de Sociedades,

constituye un mecanismo mediante el cual se captan ahorros del público sin

intermediación financiera de Jos agentes bancarios. La nueva Ley General de

Sociedades -Ley 26887, en adelante la LGS, que se ocupa del régimen aplicable a las

diversas formas societarias, señala las normas generales aplicables a todas ellas en

su Libro 1, a las sociedades anónimas en su Libro 11, a las demás formas societarias

en su Libro 111 y a los contratos asociativos en su Libro V; se ocupa de la Emisión de

Obligaciones en un Libro aparte, el Libro IV, inexplicablemente en forma conjunta con

la reorganización de las sociedades bajo la denominación de "Normas

Complementarias". Ello deja clara evidencia de que la Emisión de Obligaciones se

trata de un tema ajeno al contenido principal de dicha Ley.6

Fue mediante normas recientes y, en especial, tributarias, que se varió tal régimen y

criterio de identificar la Emisión de Obligaciones con las sociedades anónimas,

haciéndolo extensivo a cualquier otra persona jurídica, por lo que se explica que la

nueva LGS lo haya extraído del Libro dedicado a dicha modalidad societaria (sociedad

anónima), pero manteniéndolo dentro de su cuerpo como norma complementaria, en

lugar de haberlo remitido a la Ley del Mercado de Valores -LMV- (Decreto Legislativo

861 ), que inclusive ya posibilita que las Obligaciones sean emitidas por personas

naturales o por Empresas Individuales de Responsabilidad Limitada (EIRL) que, en el

fondo, son lo mismo por pertenecer a un solo sujeto de derecho (artículos 4, 86). Así

pues, no siendo más la Emisión de Obligaciones facultad o patrimonio exclusivo de las

sociedades mercantiles y menos aún, exclusividad de las sociedades anónimas,

podemos concluir que la LGS no es el lugar más apropiado para la regulación de la

Emisión de Obligaciones.6

La Emisión de Obligaciones no es sino un mecanismo de endeudamiento o modalidad

de captación de ahorro-inversión del público en el Mercado de Valores, en forma

directa y sin intermediación financiera de los agentes del sistema bancario, mediante

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el cual el inversionista acepta constituirse en acreedor del emisor y no en copropietario

o partícipe del negocio o empresa a la que se destinará sus recursos, como ocurre

cuando adquiere otra clase de valores no representativos de deuda o participaciones;

salvo que ello sea una condición o característica de la emisión, lo que constituye una

excepción y conlleva una verdadera novación y cambio de situación del inversionista,

como ocurre con las Obligaciones Convertibles, por ejemplo.

Hoy en día se ha puesto de manera clara e inequívoca que cualquier forma societaria

puede emitir obligaciones.

Se ha abierto la posibilidad de crear lo que se llama los “programas de emisión”, que

es el nuevo concepto del lanzamiento de estos valores a los mercados. Se va a

poder hacer en un solo acto la aprobación, la estructuración de todo un programa de

emisión de obligaciones: distintas series, distintas emisiones, distintas oportunidades,

distintos tipos de valores, todo ello en un acto unitario.

Se ha conservado la tradicional limitación a la emisión de obligaciones al monto del

patrimonio de la empresa, salvo los casos de garantías especificas; pero también se

ha introducido la novedad que si se obtiene una calificación de favorable de riesgo,

aprobada por la CONASEV, la sociedad puede emitir obligaciones por encima de

tales límites.

6. Rolando Castellares Aguilar. LA EMISIÓN DE OBLIGACIONES EN LA LEY GENERAL DE SOCIEDADES.

2000. Pag. 1-2

Se ha llamado al actual fideicomiso de la emisión de obligaciones, comisario. Al

darse la ley de instituciones financieras surge por primera vez la institución del

fideicomiso bancario y para evitar una duplicidad de términos se ha hecho el cambio.

Se ha abolido el régimen de prelaciones que tenía la ley respecto de la emisión de

obligaciones. La ley dice que la primera emisión se paga primero que la segunda, y

así sucesivamente, un rango inconveniente e innecesario que restringía la colocación

de obligaciones.

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Se ha establecido dos elementos muy importantes

 Primero permitir que si la colocación se va a hacer en el extranjero, ella se

pueda adaptar a la legislación extranjera.

Y segundo, se ha establecido que para adecuar la emisión a las exigencias más

compleja que tiene hoy el mercado, se permita la posibilidad de contener varios de los

elementos de detalle de la emisión en un prospecto que ya no va en la escritura

pública porque es un mamotreto de considerable extensión y que bastara sea

depositado en la CONASEV y en el registro.

Operación de crédito utilizada por los empresarios como medio de financiación para la

obtención de recursos mediante endeudamiento que se retribuye pagando un tipo de

interés.

Las obligaciones son valores emitidos en serie que crean o reconocen una deuda a

cargo de la entidad emisora y representan una parte alícuota de un crédito contra

dicha entidad y a favor del obligacionista o acreedor. Pueden recibir distintas

denominaciones, como por ejemplo bonos, cédulas, etc. Son las sociedades

anónimas, las que con más frecuencia emiten dichos valores.

La sociedad de responsabilidad limitada no podrá acordar ni garantizar la emisión de

obligaciones u otros valores negociables agrupados en emisiones.

Estas se pueden representar tanto por medio de títulos (nominativos o al portador)

como por anotaciones en cuenta. En el primer supuesto, los títulos son emitidos en

serie numerada, son negociables, con fuerza ejecutiva y deben ser iguales

conteniendo las características de la sociedad emisora así como el importe de la

emisión y garantías de la misma entre otros.

La ley general de sociedades opto por la denominación de “obligaciones” descartando

aquellas otras como debentures y bonos. Es un término genérico que permite

distinguirlo del título en el cual está contenido este derecho, que puede ser el bono.

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La ley de títulos valores al hacer referencia a los títulos valores representativos de

deuda los clasifica en títulos a corto plazo, cuyo reembolso se produce dentro de un

plazo no mayor de un año, los denominada papeles comerciales y si el reembolso se

produce en un plazo mayor del año se denominada bonos .

Con independencia de la operación económica que da lugar a la emisión de las

obligaciones, éstas han de reunir siempre unos determinados requisitos:

1. Acuerdo de emisión, adoptado por la Junta General de accionistas, o por

delegación, por el órgano de administración. Debe constar tal delegación en

escritura pública otorgada por los administradores e inscrita en el Registro

Mercantil expresando al menos: importe de la emisión, plazo máximo de

amortización, serie, valor nominal de los títulos y número, garantías de la

emisión.

2. Límites de la emisión, el importe total de las emisiones de obligaciones u

otros valores no puede ser superior al capital social desembolsado, más las

reservas que figuren en el último balance aprobado. Si la emisión está

garantizada con hipoteca, prenda, garantía pública o aval solidario no se

aplicará dicha limitación.

3. Condiciones de la emisión, se somete a las cláusulas contenidas en los

estatutos sociales, y a los acuerdos adoptados por la Junta General.

4. Garantías de la emisión, puede hacerse la emisión con o sin ellas. Se utilizan

garantías especiales de naturaleza real, tales como hipoteca, prenda...otras de

carácter personal como el aval.

5. Régimen de prelación: las primeras emisiones gozarán de prelación frente a

las posteriores por lo que se refiere al patrimonio libre de la sociedad emisora.

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III.2. NATURALEZA JURIDICA Y DEFINICIÓN DE

OBLIGACIONES

Citando a Laroza, al respecto, se considera tres los caracteres esenciales de las

obligaciones:

a) Cada obligación representa una parte alicuanta (o no necesariamente alícuota) de

un crédito

b) Su naturaleza de valor mobiliario, no siempre representado por un título

c) Es un valor que confiere al titular un conjunto de derechos y obligaciones

especiales que le otorgan un status de obligacionista.7

Esos caracteres esenciales distinguen a las obligaciones del contrato de mutuo

ordinario. Ellas representan derechos fungibles emitidos en serie, que reflejan partes

de un crédito, el mismo que, como admite la doctrina, puede ser anterior o simultáneo

con la emisión. Es por ello que el artículo 304, bajo comentario, se refiere

expresamente a las obligaciones que “reconozcan o creen una deuda”, a favor de sus

titulares. Sin embargo, ello no le resta carácter contractual a la emisión de

obligaciones, en lo cual se asemeja al mutuo, teniendo en cuenta que la primera se

expresa en un contrato de emisión, celebrado entre la sociedad y el representante de

los obligacionistas.

Vivante, citado por Antonio Brunetti, considera que las obligaciones se distinguen del

mutuo ordinario en que:

a) Su volumen se divide entre un gran número de mutuantes. que pueden

ser tantos cuanto las obligaciones emitidas

b) El reembolso es mayor que la suma mutuada. por la diferencia que

puede existir entre el valor nominal y el de emisión.

c) La prueba del crédito es un título. nominativo o al portador.8

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Al respecto, se considera, al igual que Rodrigo Uría, que lo importante para la

diferenciación es la pluralidad de los títulos, más que el número de mutuantes. Por otra

parte, se cree que la diferencia entre el valor nominal y el de emisión tampoco es

sustancial, desde que en el mutuo ordinario puede darse también una diferencia entre la

suma mutuada y el reembolso.

7. Enrique Elías Laroza. ASPECTOS ESENCIALES DE LAS EMISIONES DE OBLIGACIONES EN LA NUEVA LEY GENERAL

DE SOCIEDADES. Pag. 4-5.

8. Brunetti: Ob. Cit. Pág. 548

Por su parte, Rodrigo Uría, en el mismo análisis, rechaza la similitud de la emisión de

obligaciones tanto con el contrato de mutuo como con el de compra-venta, que propugnan

diferentes sectores de la doctrina. En el primer caso, porque el préstamo es un “contrato

real que se perfecciona entregando la cosa prestada y en el contrato de emisión no se

entrega nada”. En cuanto a la compra-venta, sostiene que en la emisión de

obligaciones “la sociedad no se limita a entregar unos títulos a cambio de un precio. sino

que esos títulos se crean precisamente por consecuencia del contrato y éste liga y

vincula a la sociedad con los suscriptores a una serie de deberes que nada tienen que

ver con la obligación de entregar y la responsabilidad por saneamiento típicas del contrato

de compra-venta”.

Así, Rodrigo Uría concluye:

“Por eso¸ mejor que esforzase por incluir el contrato en una de las categorías

tradicionales¸ será estimar que estamos ante un contrato de características propias

y especiales: el contrato de emisión de que habla la ley“9

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En cuanto a su naturaleza intrínsecas, se ha señalado que las obligaciones tienen la

calidad de valores mobiliarios y. según algunos autores, salvo que sean representadas por

anotaciones en cuenta, la de títulos valores negada por un importante sector de la

doctrina, pues las obligaciones carecen de los requisitos de literalidad y de autonomía que

se consideran sustanciales en los títulos valores.

En conclusión, teniendo en cuenta los caracteres esenciales de las obligaciones, que

hemos analizado anteriormente, se considera que ellas pueden definirse como derechos

de participación en un crédito, emitidas masivamente como consecuencia de un contrato

de emisión que les da origen, susceptibles, de ser representadas por títulos, anotaciones

en cuenta u otros métodos, que otorgan a su titular un status especial de obligacionista,

además del derecho al reembolso del principal y de los intereses, primas y reajustes que

correspondan según el contrato de emisión.

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9. Garrigues-Uría: Ob. Cit. Pág. 535

III.3. CLASES DE OBLIGACIONES

El artículo 304 incluye con la calidad de obligaciones a los derechos

representativos de deudas que se emitan en series numeradas. Ello excluye, por

ejemplo, a las emisiones de pagarés o letras de cambio, criterio que ha sido recogido

por el artículo 82 de la ley del Mercado de Valores, el que expresamente establece

que no están comprendidos en el ámbito de la LGS las letras y pagarés que sean

emitidos y colocados por oferta pública o privada, cualquiera sea su plazo. La decisión

legislativa antes mencionada coincide con la posición mayoritaria de la doctrina que,

correctamente en nuestra opinión, considera que no deben identificarse esos

documentos con las obligaciones.

Las obligaciones, emitidas únicamente por las sociedades anónimas, se pueden

clasificar atendiendo a los siguientes criterios:

III.3.1. Según la forma de amortización, las obligaciones se

clasifican en:

a) obligaciones con vencimiento fijo, si se conoce la fecha en que serán amortizadas.

b) obligaciones con vencimiento variable, cuando existen distintas fechas de

amortización, siendo un sorteo el que determina cuándo se amortiza cada obligación.

III.3.2. Atendiendo al tipo de rendimiento que generan, las

obligaciones pueden ser:

a) obligaciones que perciben únicamente un interés, fijo o variable, de forma periódica

o íntegramente al vencimiento (cupón cero).

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b) obligaciones que, además de percibir un interés, cuentan con una ventaja adicional

(prima de emisión, prima de reembolso, participación en los beneficios de la empresa ,

obligaciones participativas, precio de reembolso variable en función de un determinado

índice, obligaciones indiciadas, opción de suscripción de acciones, obligaciones con

warrant, lotes o premios percibidos por sorteo, etc.).

III.3.3. Otras clasificaciones, como las que distinguen entre:

a) obligaciones a corto plazo y obligaciones a largo plazo (atendiendo al período de

amortización).

b) obligaciones garantizadas y obligaciones sin garantía por parte de la entidad

emisora.

c) obligaciones convertibles y obligaciones no convertibles (en función de que se

puedan canjear o no por acciones de la entidad emisora); etc.

III.4. DENOMINACIÓN DE LAS OBLIGACIONES

No existe un criterio aceptado sobre las distintas denominaciones que se utilizan

para las obligaciones. Para algunos. “obligación” es un nombre genérico que las

engloba a todas. mientras que cada emisión debe referirse al nombre concreto de

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las que son su objeto: bonos, debentures, cédulas o cualquier otro. Para la mayoría,

en cambio, obligación es una denominación concreta de estos instrumentos, emitidos

en series o etapas, con lo que el nombre que puede emplearse en cada emisión puede

ser bono, obligación, debenture, cédula o cualquier otro. Sin embargo, ambos casos,

no existen reglas concretas para diferenciar las distintas denominaciones

mencionadas anteriormente, fuera de las diversas costumbres imperantes en cada

medio.

Las denominaciones más utilizadas son las de obligación a secas, bono, debenture o

cédula (esta última generalmente con garantía hipotecaria). La costumbre cambia de

país a país. En algunos se denominan solamente bonos, en otros se considera que el

debenture es únicamente una obligación de corto plazo, en otros se propugna la

utilización de obligaciones como término único. En la legislación argentina se les

califica principalmente como debentures, aunque también se contempla el

término obligaciones. Pero en ninguno de ellos se establecen claramente las

diferencias.

Rodrigo Uría, considera, correctamente en nuestra opinión, que no es lo importante la

denominación que se emplee, sino el régimen legal al que deben someterse las

obligaciones que tengan las características que la ley señala, cualquier sea su

nombre: Si la ley admite la diversidad de denominaciones es porque hacerla

desaparecer¸ obligando a todos los títulos emitidos en serie que reconozcan o creen

una deuda a denominarse exclusivamente obligaciones¸ sólo serviría para complicar

una situación que hoy está perfectamente clara desde el momento en que somete a

todos esos títulos¸ cualquiera que sea su denominación¸ al régimen legal de las

obligaciones.10

Es el mismo criterio que emplea nuestra Ley en su artículo 304, al no exigir

denominaciones específicas, dejando enteramente libre la utilización de los nombres

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que se consideren adecuados para cada emisión, de acuerdo a la constante evolución

de las costumbres y del mercado financiero.

III.5. TIPOS DE OBLIGACIONES

Las obligaciones convertibles: bonos convertibles, bonos que se pueden

convertir en acciones ordinarias de la compañía emisora después de un período

predeterminado de tiempo. Los bonos convertibles son más atractivos para los

inversores y para las empresas, ya que suelen tener menores tasas de interés que los

bonos corporativos no convertibles.

Las obligaciones no convertibles: bonos regulares que no se puede convertir en

acciones ordinarias de la empresa responsable. Como no tienen la capacidad de ser

convertidos, por lo general llevan mayores tasas de interés que las obligaciones

convertibles.

10. Garrigues-Uría: Ob. Cit. Pág.501

III.6. LAS OBLIGACIONES COMO TÍTULOS DE CRÉDITO

DE CARÁCTER CASUAL

Señala, Arturo Valencia Zea que tratándose de créditos incorporados en un

documento es posible distinguir entre documentos causales y documentos

abstractos. En los primeros, la causa (contrato causal) y el efecto (el crédito) forman

una unidad solidaria.11

Los segundos, o sea los documentos abstractos, se caracterizan porque se separan

de la causa que les da vida. Dicho en otras palabras, se rompe el nexo entre causa y

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efecto, adquiriendo el documento una vida independiente del contrato que lo origina.

Los documentos abstractos son precisamente los títulos valores.

En la época de los esfuerzos de separación del Derecho Civil con el Derecho Mercantil

le correspondió al Código Civil regular los documentos causales. Los abstractos se

encomendaron a la Ley de Títulos Valores 16587, que fue promulgada como una parte

del Código de Comercio.

Un título valor es un instrumento en el cual el derecho está incorporado de tal manera

al documento que resulta imposible ejercerlo o transferirlo independientemente del

título. A esta definición, el artículo 1 de la ley 16587 agrega que únicamente son títulos

valores aquellos documentos que estén destinados a la circulación y reúnan

los requisitos formales esenciales que por imperio de la ley les correspondan, según

su naturaleza.

Tradicionalmente se ha atribuido a los valores tres caracteres esenciales:

(i) La necesidad de la posesión del título, como elemento indispensable

para el ejercicio de los derechos del mismo.

(ii) La literalidad del derecho, que determina que la integridad de los derechos

que concede se expresen exclusivamente en el contenido del título

mismo y no en base a otros instrumentos.

(iii) La autonomía del derecho. que establece que cada titular tiene un derecho

que le es propio y que es independiente de los titulares anteriores.

Las obligaciones, estén representadas por títulos, por anotaciones en cuenta o por

cualquier otro método que permita la ley, carecen evidentemente de los requisitos de

literalidad y de autonomía propios de los títulos valores. No son títulos abstractos. Los

títulos de obligaciones (o las obligaciones a secas) son valores mobiliarios de

carácter causal, pues están inexorablemente unidos al contrato de emisión. Si se

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declara la nulidad del citado contrato, será imposible para el obligacionista el ejercicio

de sus derechos como tal. Podrá exigir el pago de lo que se le adeuda, como un

acreedor común, pero no estará protegido por el status de obligacionista el ejercicio de

sus derechos como tal. Podrá exigir el pago de lo que se le adeuda, como un

acreedor común, pero no estará protegido por el status de obligacionista. Por ello,

algunos los denominan títulos valores imperfectos o incompletos, posición que no

compartimos pero que no deja de tener interesantes fundamentos.12

11. Valencia Zea: “Derecho Civil”. Quinta Edición. Temis. Bogotá 1978. Tomo III. Págs. 458-460.

12. Cachón Blanco: Ob. Cit. Págs. 796-801.

No hay duda, pues con respecto sobre la causalidad de las obligaciones, referidas

siempre al contrato de emisión que es su origen. Sin embargo, como bien lo señala

Uría en la cita anterior. “la emisión misma puede traer origen de muy diferentes

causas”, no deducibles del título. ¿No sería correcto, en tal virtud, diferenciar el título

de obligación (causal) del crédito al que da derecho (que. ese sí. de naturaleza

abstracta)?. Con respecto a la condición abstracta del crédito.13

III.7. LAS OBLIGACIONES COMO VALORES MOBILIARIOS

El artículo 3 de la Ley del Mercado de Valores, define como valores

mobiliarios a: “...aquellos emitidos en forma masiva y libremente nego- ciables que

confieren a sus titulares derechos crediticios¸ dominiales o patrimoniales¸ o los de

participación en el capital¸ el patrimonio o las utilidades del emisor“.14

Cuando el artículo 304 de la LGS señala que la sociedad puede “emitir series

numeradas de obligaciones” no está haciendo otra cosa que precisar que lo que es

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objeto de su regulación es la emisión masiva y no singular de títulos representativos

de obligaciones.

Cabe destacar que el carácter de valor mobiliario de las obligaciones, es decir,

derechos emitidos en serie o masivamente, las distingue de los títulos valores

aislados, en que: a) La obligación no representa el total del crédito, a diferencia del

título valor aislado; y b) En el caso de los títulos valores aislados, existe un negocio

causal que sirve de base para la emisión del documento cambiario autónomo, en tanto

que en el caso de las obligaciones, como señala Rodrigo Uría: el valor mobiliario se

conecta directamente al acto jurídico de su creación¸ de forma tal que no constituye un

negocio jurídico de ejecución de un negocio jurídico causal“.15

Sin perjuicio de lo anteriormente señalado, Rodrigo Uría precisa que, al no prohibirlo la

ley, es posible estipular en el contrato de emisión limitaciones a la transmisión de las

obligaciones, las mismas que deben reputarse lícitas cuando no supriman de modo

absoluto su circulación.16 Este criterio ha sido expresamente recogido por el

artículo 313 de la LGS, cuando establece que las obligaciones “son transferibles con

sujeción a las estipulaciones contenidas en la escritura pública de emisión”. En el caso

de obligaciones con limitaciones a su transmisibilidad, estas perderían su calidad de

valores mobiliarios y. por ende, la posibilidad de ser objeto de oferta pública, de

conformidad con la normativa de la ley del Mercado de Valores.

13. Enrique Elías Laroza. ASPECTOS ESENCIALES DE LAS EMISIONES DE OBLIGACIONES EN LA NUEVA LEY GENERAL

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DE SOCIEDADES. Pag. 12

14. Enrique Elías Laroza. ASPECTOS ESENCIALES DE LAS EMISIONES DE OBLIGACIONES EN LA NUEVA LEY GENERAL

DE SOCIEDADES. Pag. 13

15. Garrigues-Uría: Ob. Cit. Pág. 496.

16. Garrigues-Uría: Ob. Cit. Pág. 498.

III.8. OBLIGACIONES REPRESENTADAS MEDIANTE

ANOTACIONES EN CUENTA

Cuestión aparte es el tema de la desmaterialización de los títulos de crédito, que

ha llevado a que estos puedan ser representados mediante anotaciones en cuenta. A

esta forma se le conoce también como representación informática o sistema tabular.

A ello se debe que. a diferencia del artículo 226 de la LGS anterior, que empezaba

señalando que la sociedad podía “emitir títulos representativos de obligaciones, con

garantías específicas o sin ellas, en series impresas y numeradas”, el artículo 304 de

la nueva LGS se ha cuidado de utilizar la palabra “títulos” y únicamente hace

referencia a la emisión de series numeradas de obligaciones. Ello por cuanto, en

concordancia con el artículo 313 de la LGS, se reconoce un sistema alternativo al de

la representación cartular, que es el de las anotaciones en cuenta.

Esta forma representativa de derechos escapa al concepto de “título valor” y cuenta

con un régimen jurídico propio, análogo al de los títulos valores, al que añade los

principios del derecho registral inmobiliario17. A diferencia de los títulos valores, en el

caso de los derechos representados por anotaciones en cuenta la legitimación se da

por la inscripción. Los valores nacen con su inscripción en el registro

contable y su transferencia no se realiza mediante tradición sino

informáticamente (por transferencia contable).

Por este motivo. Cachón Blanco resalta que los tiempos actuales requieren la

existencia de una supra-categoría que comprenda tanto al sistema cartular como al

tabular, ya que ambos constituyen formas equivalentes de representación de

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los valores mobiliarios, proponiendo extraer de la doctrina alemana la

aceptación “derecho-valor” que comprendería:

 derechos-valores emitidos individualmente: título valor¸

 derechos-valores emitidos en masa (no necesariamente en series) y

homogéneos. Son los valores mobiliarios¸ no en el sentido clásico de

submodalidad del título valor¸ sino concebidos en sentido moderno o amplio y

que, a su vez, pueden estar:

o representados mediante títulos, y a los que sería posible aplicar la

doctrina clásica propia de los títulos valores¸

o representados mediante anotaciones en cuenta y a los que no sería

posible aplicar dicha doctrina de los títulos- valores, sino el régimen

jurídico específico propio de las anotaciones en cuenta.18

17. Chacón Blanco: Ob. Cit. Pág. 815.

18. Cachón Blanco: Concepto del “Wertrecht”. Ob. Cit. Págs. 815-816.

III.9. LA HOMOGENEIDAD DE LA EMISIÓN DE

OBLIGACIONES

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En consonancia con la doctrina más moderna, la nueva LGS ha eliminado el

requisito de igualdad de los títulos, contenido en el artículo 231 de la antigua LGS. En

el comentarlo que hace Rodrigo Uría de este principio de igualdad, que también

establecía la derogada Ley de Sociedades Anónimas española de 1951, señala que

exige una igualdad absoluta, tanto en la forma como en el contenido. Al preguntarse si

la posibilidad de que la emisión se fraccione o distribuya en distintas series,

circunscribía el principio de igualdad al ámbito concreto de cada serie (como ocurre

con las acciones), concluyendo que “la ley querido imponer la igualdad de los títulos

no sólo dentro de cada serie, sino también de serie a serie”19.

Si bien el principio de igualdad se sustenta en que la emisión masiva de valores

requiere que éstos sean fungibles, con características iguales, con el fin de facilitar su

transmisión en un mercado organizado en los últimos años los mercados han visto

el lanzamiento cada vez más frecuente de emisiones con distinto contenido de

derechos o de valor nominal, o efectuadas de forma dilatada en el tiempo, sin que se

prescinda del principio de emisión única. Son justamente estos dos supuestos los que

pueden ser adecuadamente cubiertos mediante la emisión en series (cuando las

obligaciones se van a efectuar en forma fraccionada en el tiempo).20

Frente al tradicional principio de “igualdad”, la doctrina moderna ha opuesto el de

“homogeneidad”. El Real Decreto español de emisiones y ofertas públicas de venta,

del 27 de marzo de 1992, contiene en su artículo Q una definición de este concepto:

“formar parte de una misma operación financiera o responder a una unidad de

propósito¸ incluida la obtención sistemática de financiación¸ por ser igual su naturaleza

y régimen de transmisión¸ y por atribuir a sus titulares un contenido sustancialmente

similar de derechos y obligaciones“.

El citado Real Decreto precisa que la homogeneidad no se ve alterada en el supuesto

que las diferencias entre los valores de una emisión consistan en el importe unitario;

fechas de puesta en circulación, entrega del prospecto, o de fijación de precios;

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procedimientos de colocación, entregada del prospecto, o de fijación de

precios; procedimientos de colocación (incluida la existencia de tramos o bloques

destinados a categorías específicas de inversionistas); o el fraccionamiento de la

emisión en tramos o previsión de ampliaciones.

19. Chacón Blanco¦ Ob. Cit. Pág. 509

20. Enrique Elías Laroza. ASPECTOS ESENCIALES DE LAS EMISIONES DE OBLIGACIONES EN LA NUEVA LEY GENERAL

DE SOCIEDADES. Pag. 16

IV. REQUISITOS LEGALES DE LA EMISIÓN DE


OBLIGACIONES
Las obligaciones representan la participación individual de sus tenedores en un

crédito colectivo a cargo de la sociedad emisora. Normalmente, las empresas que

deseen realizar una emisión de obligaciones deben presentar una solicitud ante el

organismo nacional regulador del mercado de valores y cubrir los siguientes

requisitos:

1. Proyecto de emisión. Acto de crear nuevos títulos o valores que se crean para

ponerlos en circulación, en este caso, las obligaciones por pagar.

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2. Estado de situación financiera de la sociedad. Informes que utilizan las instituciones

para informar la situación económica, financiera y los cambios que experimenta la

misma, a una fecha o periodo determinado

3. Estudio técnico que debe comprender como mínimo.

 El motivo de la emisión

 Aspecto financiero de la emisora

 Estudio del mercado de sus productos

 Capacidad de pago

4. Acta de asamblea general extraordinaria de accionistas. Ésta será la que acordó la

emisión.

5. Acta de sesión del consejo de administración. En la cual se hizo la designación de la

persona o personas que deben suscribir la emisión.

6. Relación de bienes que constituyen la garantía.

7. Certificación del registro público de la propiedad sobre los bienes dados en garantía.

Una vez obtenida la autorización, la empresa procede a realizar la emisión, para lo

cual se celebra una asamblea general extraordinaria, a fin de designar a la persona

que se hará cargo de representar los intereses de los suscriptores. Esta persona se

denomina representante común de las obligaciones y sus funciones principales son:

1. Comprobar los datos contenidos en el estado de situación financiera de la

sociedad emisora para efectuar la emisión.

2. Cerciorarse de la debida constitución de la garantía.

3. Autorizar las obligaciones que se emitan

4. Ejercitar las acciones o derechos que al conjunto de obligaciones correspondan

por el pago de los intereses o del capital debido o en virtud de las garantías

señaladas para la emisión.

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5. Convocar y presidir la asamblea general de obligacionistas y ejecutar sus

decisiones.

6. Asistir a las asambleas generales de accionistas de la sociedad emisora y

recabar de los administradores, gerentes y funcionarios de la misma, los

informes necesarios para el ejercicio de sus atribuciones, incluyendo los

relativos a la situación financiera de la sociedad.

7. Otorgar, en nombre del conjunto de obligaciones, los documentos o contratos

que deben celebrarse con la sociedad emisora.

4.1. Artículo 304º - Emisión:

La sociedad puede emitir series numeradas de obligaciones que reconozcan o

creen una deuda a favor de sus titulares.

Una misma emisión de obligaciones puede realizarse en una o mas etapas o en una o

más series, si así lo acuerda la junta de accionistas o de socios, según el caso.

Las obligaciones son títulos-valores que representan una parte proporcional de una

deuda o empréstito, emitido por una empresa. Ésta se compromete a reembolsar el

importe de cada obligación y a pagar unos intereses, que entregará periódicamente o

junto con el precio de reembolso. Por esta razón, las obligaciones son consideradas

valores mobiliarios de renta fija, ya que la renta que proporcionan a sus titulares

(intereses), está normalmente predeterminada.

 Para Garrigues: “Es la oferta de un contrato de préstamo que el futuro

prestamista (obligacionista) acepta mediante la firma del boletín de

(suscripción)

 Para Oswaldo Hundskopf Exebio: Sostiene que cuando una empresa se

encuentra en una difícil situación financiera, la emisión de obligaciones se

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presenta como una alternativa de financiamiento de sus necesidades y/o

proyectos, teniendo la posibilidad de realizada mediante oferta privada o

pública, así como también podría emitir esos valores mobiliarios como títulos

de reconocimiento de deudas pre existentes, a fin de proporcionar a los

acreedores, valores mobiliarios con mérito ejecutivo.

Con el artículo 304 se inicia el Título I del Libro Cuarto, referido a las normas

complementarias de la ley, aplicables a todas las formas societarias en ella previstas.

La ubicación de la sección sobre emisión de obligaciones dentro de este libro significa

una novedad puesto que la anterior LGS se ocupaba de este tema en el Titulo IX de su

sección tercera, destinado a regular solamente a lo sociedad anónima. En

consecuencia la nueva ubicación que le ha dado el legislador al capítulo que nos

ocupa no deja dudas que toda sociedad que se encuentra dentro ámbito de la nueva

LGS está facultada a emitir obligaciones. Cabe destacar que ello concuerda con el

artículo 86 de la Ley del Mercado de Valores, Decreto Legislativo 861, que autoriza a

todas las personas jurídicas de derecho privado a emitir bonos.

En la actual LGS: Todo tipo de sociedad está faculta da a emitir obligaciones. La

decisión de emitir obligaciones es prerrogativa de la Junta General de accionistas o de

socios.

En una acepción primaria, emitir obligaciones es desarrollar un procedimiento

integrado por distintos actos jurídicos y no jurídicos cuyo objetivo es, como se ha

firmado gráficamente, procurar dinero fresco a la entidad emisora. El emisor persigue

obtener nuevos recursos financieros a titulo de crédito; los suscriptores pretenden

invertir esto es, colocar capital en condiciones de seguridad, rentabilidad y liquidez.

Al respecto, Fernando Sánchez Calero (Instituciones de Derecho Mercantil-1992)

precisa que ello se debe a que el régimen de la emisión de las obligaciones pretenden

cumplir no solamente con la tutela de los suscriptores, sino, además, con la

preocupación que entraña el endeudamiento de importancia a cargo de la sociedad,

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razón por la cual la decisión no es dejada en manos de sus administradores sino de

sus socios o accionistas. Ello no obsta para que el artículo 312 faculte a la junta para

delegar en el órgano administrador la adopción de las decisiones necesarias para

ejecutar la emisión.

Como señalan Rodrigo Uria (Comentario a la Ley de Sociedades Anónimas-1976) y

Antonia Brunetti (Tratado del Derecho de Sociedades-1960), la emisión obligaciones

es un instrumento utilísimo para levantar capitales. Si bien para la sociedad el aporte

de capital resulta menos oneroso que la emisión de obligaciones, ello no es

necesariamente lo más conveniente para sus socios o accionistas. Por ejemplo, en el

caso de que sea corto, carece de sentido que se obtenga mediante un aporte de los

socios.

De otro lado, el riesgo de dilución, la ausencia de recursos propios o la consideración

de que estos pueden tener una colocación alternativa más beneficiosa, pueden ser

razones que animen o obliguen a los socios a acceder al crédito en lugar de un

aumento de capital. Y frente a otras alternativas de crédito, la emisión de obligaciones

ofrece la gran posibilidad directamente al público, sin tener que recurrir a la medicina

financiera.

Aparentemente, la ventaja para la sociedad emisora y los titulares de las obligaciones

es evidente:

 La primera tiene la posibilidad de pagar intereses menores a los de las

empresas bancarias y financieras.

 La segunda tienen acceso a intereses más altos que el que recibirían por sus

depósitos a dichas empresas.

Sin embargo, esto no es tan simple como parece. El factor riesgo juega un rol

preponderante. Una razón por la cual los interese ofrecidos a los obligacionistas por

las sociedades emisoras son más altos que los que reciben los ahorristas de los

bancos, es porque en los segundos hay un menor riesgo que en los primeros. Y

siguiendo los principios elementales de la teoría económica, a mayor riesgo la

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inversión corresponde un mayor retorno para que resulte atractiva al mercado. Esta

premisa explica las diferencias en las tasas de interés ofrecidas por distintas

sociedades emisoras, las que dependen de la situación económica y financiera del

emisor, así como factores tales como su participación en el mercado y aspectos

propios del sector a cual pertenecen. Por lo tanto, es perfectamente posible que para

determinadas sociedades una emisión exitosa de sus obligaciones requiera de tasas

de interés superiores a las tasas activas ofrecidas por los bancos, ya que la ventaja de

estas últimas es que son de aplicación al público en general y no al deudor especifico,

a diferencia de las obligaciones.

Al respecto, Francesco Messineo (Derecho Civil y Comercial-1971) concluye:

“En efecto en lugar de aumentar el capital, o de recurrir momentáneamente al crédito,

el cual sirve para las necesidades corrientes, la sociedad por acciones que tenga la

necesidad de dinero para operaciones o inversiones de larga duración, o por otras

razones, puede recurrir a la emisión de un empréstito, a colocarse entre el público de

los ahorradores. De este modo, el ahorro concurre en una nueva forma, diversa (o sea

temporal) de la suscripción de acciones, a la financiación de la sociedad por acciones.

El obligacionista es, por consiguiente, un acreedor a largo vencimiento; y, por tanto,

interesado, durante un cierto tiempo, en que la sociedad sea solvente”.

Hay tres caracteres esenciales en las obligaciones:

a) Cada obligación representa una parte alícuota 8º no necesariamente alícuota)

de un crédito.

b) Su naturaleza de valor mobiliario, no siempre es representado por un titulo.

c) Es un valor que confiere al titular un conjunto de derechos y obligaciones

especiales que le otorguen un status obligacionista.

Esos caracteres esenciales distinguen a las obligaciones del contrato mutuo ordinario.

Ellas representan derechos fungibles emitidos en serie, que reflejan partes de un

crédito, el mismo que, como admite la doctrina, puede ser anterior o simultánea con la

emisión. Es por ello que el artículo 304, bajo comentario se refiere expresamente a las

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obligaciones que “reconozcan o creen una deuda”, a favor de sus titulares. Sin

embargo, ello no le resta carácter contractual a la emisión de obligaciones, en lo cual

se asemeja al mutuo, teniendo en cuenta que la primera se expresa en un contrato de

emisión, celebrado entre la sociedad y el representante de los obligacionistas.

4.2. Artículo 305º - Importe

El importe total de las obligaciones, a la fecha de emisión, no podrá ser superior al

patrimonio neto de la sociedad, con las siguientes excepciones:

1. Que se haya otorgado garantía especifica; o,

2. Que la operación se realice para solventar el precio de bienes cuya adquisición o

construcción hubiese contratado de antemano la sociedad; o,

3. En los casos especiales que la ley lo permita.

No podrá ser superior al patrimonio neto de la sociedad, salvo que se haya otorgado

garantía específica; que se realice para solventar el precio de bienes cuya adquisición

o construcción hubiese contratado de antemano la sociedad; o en los casos que la ley

permita. (305 LGS).El patrimonio neto es la diferencia entre el activo total y el pasivo

frente a terceros, resultante del balance a la fecha de la emisión.

El límite máximo impuesto mediante el artículo 305, bajo comentario, prohíbe a las

sociedades emitir obligaciones que no tenga respaldo, en el patrimonio neto de la

sociedad, igual o mayor a su importe, regla que admite únicamente las excepciones

previstas en la norma. Es evidente que con esta disposición el legislador procura, por

encima de todo, la protección del obligacionista.

Nuestra LGS se sitúa dentro de la línea trazada por la mayoría de las legislaciones,

con excepción de casos como la ley francesa o la argentina.

Desde el derecho romano a nuestros días el legislador ha buscado y otorgado

protección al deudor frente al acreedor, mas cuando estamos en el terreno de la

emisión de obligaciones es el acreedor-obligacionista el que resulta protegido contra la

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entidad emisora. La razón está en que la expresión, tantas veces repetida, de que el

necesitado de dinero queda a merced de quien se lo da, no siempre es exacta, y lo

natural es que el legislador apoye al débil, sea acreedor, sea deudor.

Si bien la protección del obligacionista ha sido la tendencia tradicional de la mayoría

de las legislaciones y la doctrina, creemos que es necesario realizar una reflexión más

acuciosa sobre el particular.

El desarrollo experimentado por el mercado de capitales a lo largo de los últimos años

ha propiciado una serie de cambios en la estructura de la emisión de las obligaciones.

Dichos cambios demandan la urgente necesidad de analizar el acostumbrado papel

protector del estado, a la luz de la experiencia de las últimas décadas.

En primer lugar, ll ama la atención que el artículo 305 de la LGS no restrinja el marco

de aplicación de dicho limite al supuesto de emisión de obligaciones por oferta pública,

teniendo en consideración que, bajo circunstancias ordinarias, cualquier sociedad es

libre de endeudarse sin más límite que el de la voluntad de sus potenciales

acreedores. ¿Qué razón hay para que no exista ningún limite para el endeudamiento

privado de una sociedad y que si se imponga para una emisión privada de

obligaciones?

Hoy en día se reconoce que la protección estatal al inversionista solo debe operar para

el caso en que las sociedades emitan valores mobiliarios a través de una oferta

pública. Solo dentro del marco de una oferta pública de obligaciones o valores

mobiliarios puede afirmarse que existe una asimetría de la información, que supone

que los administradores y los inversionistas tienen un acceso desigual a la información

real sobre la empresa. Esta desigualdad es apreciable en el seno de la relación que

vincula a la sociedad emisora y al inversionista estatal. Tal como es la posición que

recoge nuestra ley del mercado de valores.

No obstante, dentro del marco de una emisión de obligaciones a través de una oferta

privada, la asimetría de la información prácticamente no existe. En el escenario de una

oferta privada, es válidamente asumible que tanto el emisor como el inversionista

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están situados en posiciones perfectamente equiparables. Más aun, la experiencia ha

enseñado que, tratándose de un inversionista institucionalista, la emisión se

condiciona generalmente a la satisfacción de estos, situación que provoca que la

sociedad emisora les remita toda la información que estimen pertinente. En otras

palabras, dentro del marco de una oferta privada de valores, la protección al

inversionista pierde sentido, toda vez que este se encuentre protegido por sus propios

medios. En consecuencia, el costo que supone el amparo estatal al inversionista que

suscribe obligaciones en una oferta privada no es justificable.

En segundo lugar, cabe preguntarse si la exigencia del otorgamiento de una garantía

específica es las más adecuada para proteger al obligacionista.

La tendencia moderna de la legislación sigue la influencia filosófica de la economía de

mercado, que considera que los individuos pueden, mejor que el estado, decidir lo que

es más conveniente a sus interese. El rol del estado no es el de limite o restricciones,

sino el de exigir la transparencia del mercado mediante la entrega de información entre

la sociedad y los inversionistas, lo que la ley regula es, justamente, que aquella

comunique, en forma veraz, integral y optima, todo hecho que pueda resultar

relevante. Algunos autores llegan incluso al extremo de sostener que la protección

estatal, traducida en obligar a la sociedad emisora a informar a sus potenciales

inversionistas acerca de las virtudes y defectos del valor a emitirse, pierde sentido si

se repara en que el propio mercado se encarga de sancionar a las empresas que

omiten ofrecer in formación a través del precio que se fijara al valor. Una opción

interesante es la exigencia contenida en la ley del mercado de valores respecto de la

clasificación del riesgo del valor a emitirse. Informar al inversionista acerca del riesgo

que asumirá si sucribe un determinado valor, en vez de obligar al emisor a respaldar la

emisión con su patrimonio neto o con garantías especificas, tiene plena justificación y

encuentra sus razones en que la protección estatal no debe conducir al legislador a

sobreponerse a la voluntad de las partes contratantes y prohibir determinadas

transacciones. Después de todo, ¿Qué otra persona podría encontrarse en mejores

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condiciones para decidir acerca de la forma en que va invertir su dinero y sobre el

riesgo que para tales efectos va asumir si no es el propio inversionista?

Es evidente que la limitación contenida en el artículo 305 de la LGS tiene como

consecuencia la reducción del espectro de instrumentos aptos para entrar en

circulación, en lugar de dejar que sea el propio mercado el que determine cuales son

los valores que encontraran acogida y cuáles no.

Como es sabido, toda emisión de obligaciones puede, desde su inicio, representar un

menor o mayor costo para la sociedad emisora, en función a si las obligaciones han

sido colocadas por encima o por debajo de su valor nominal. Así, al igual que en el

caso de las acciones, puede hablarse también de obligaciones sobre o bajo la par. En

cualquiera de los dos supuestos, surge la duda de cuál es el importe que debe tenerse

en cuenta para efectos de la determinación del límite establecido en el articulo bajo

comentario; el valor de colocación o el valor nominal. Es frecuentemente, por ejemplo,

en el caso, de instrumentos de corto plazo, la emisión de los bonos cupón cero, en los

que no se contempla el pago de interese sino su colocación por debajo de la par. El

ingreso del obligacionista esta determinado exclusivamente por el margen existente

entre el valor de colocación y el valor de reembolso. Por su parte, el gasto para la

sociedad es justamente dicho margen. Algunas legislaciones, como la española

denominan a este diferencial como “interés implícito”.

Creemos que ello no es así, por cuanto este descuente se mantiene inalterable sin

perjuicio de la oportunidad en que la obligación sea rescatada o reembolsada, lo cual

denota su diferencia con el interés, que está estrechamente vinculado al transcurso del

tiempo. En todo caso, la consecuencia de una colocación bajo la par es que la

sociedad recibe un monto menor al nominal, lo que puede, siguiendo el criterio del

artículo 85 de la LGS, reflejarse como una pérdida de colocación.

En nuestra opinión, el límite del artículo 305 se establece teniendo en cuenta el valor

nominal de las obligaciones, desde que ese es el valor por el que responde la

saciedad.

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Del importe total se debe desconcentrase el monto de las emisiones que cuenten con

garantía especificada en la parte garantizada así como la porción de las obligaciones

en circulación que haya sido rescatada amortizada o reembolsada.

La emisiones de obligaciones con garantías especificas son frecuentes en el mercado,

en el caso de sociedades que se encuentran dentro del límite señalado en el artículo

305 de la LGS. Generalmente ello se debe del emisor de obtener una clasificación de

riesgo más favorable, que le permita pagar una menor tasa de interés y colocar

exitosamente el valor. Nada impide además que una sociedad otorgue bajo

comentario. Sin embargo, estas no son computables para el límite a que se refiere el

artículo 305.

En nuestra opinión, el texto del artículo 305 permite interpretarlo en el sentido de que

únicamente existe obligación de otorgar garantías especificas por la parte de la

emisión que exceda el importe del patrimonio neto.

Cabe preguntarse si, habiéndose eliminado el principio de igualdad, es posible emitir

algunas series, dentro de una emisión, que cuenten con garantías especificas, en

tanto que las otras estarían únicamente protegidas por el patrimonio neto del emisor.

Creemos que no existe impedimento alguno para ello, máxime si se concuerda el

artículo 305 con el 309, que expresamente dispone que el régimen de prelación “no

afecta el derecho preferente de que goza cada emisión o cada serie con respecto a

sus propios garantías”.

Asimismo, debe entenderse que, no obstante que las obligaciones se individualizan a

través de la emisión de títulos independientes entre sí, las garantías tiene la condición

colectiva, en razón de que respaldan la emisión o la serie en su totalidad, a favor de la

masa de obligacionistas.

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4.3. Artículo 306º - Condiciones de la emisión

Las condiciones de cada emisión, así como la capacidad de la sociedad para

formalizarlas, en cuanto no estén reguladas por la ley, serán las que disponga el

estatuto y las que acuerde la junta de accionistas o de socios, según el caso.

Son condiciones necesarias la constitución de un sindicato de obligacionistas y la

designación por la sociedad de una empresa bancaria, financiera o sociedad agente

de bolsa que, con el nombre de representante de los obligacionistas, concurra al

otorgamiento del contrato de emisión en nombre de los futuros obligacionistas.

4.4. Artículo 307º - Garantías de la emisión

Las garantías específicas pueden ser:

1. Derechos reales de garantía; o

2. Fianza solidaria emitida por entidades del sistema financiero nacional, compañías

de seguros nacionales o extranjeras, o bancos extranjeros.

Independientemente de las garantías mencionadas, los obligacionistas pueden hacer

efectivos sus créditos sobre los demás bienes y derechos de la sociedad emisora o del

patrimonio de los socios, si la forma societaria lo permite.

En este punto quisiéramos precisar lo siguiente: Uno de los enfoques para establecer

las modalidades de titulización depende del origen de los flujos para el pago a los

inversionistas adquirientes de los valores. Así, si el flujo proviene del patrimonio

autónomo nos encontramos frente a una estructura de flujo de caja. Si proviene del

propio originador nos encontramos frente a una estructura de valor de mercado. Se

denomina estructura de valor de mercado, debido a que es el valor de los activos el

que garantiza la emisión de obligaciones y no el flujo de caja que generen.

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Este último caso es aplicable a las emisiones de obligaciones con garantía específica

a las que obliga nuestro ordenamiento jurídico para las emisiones de obligaciones por

encima del capital de la empresa. Así, si una empresa emite bonos por encima del

valor de su patrimonio deberá constituir garantías específicas (prenda, hipoteca, etc) o

fianza solidaria emitida por entidades del sistema financiero nacional, compañías de

seguros nacionales o extranjeras, o bancos extranjeros.

Es por esta consideración y por otras que haremos extensivas a continuación que no

la tomamos en cuenta como una modalidad de titulización sino como una alternativa al

proceso.

4.1. Concepto:

La emisión de bonos constituye una técnica de financiación que figura como deuda en

el balance de la empresa emisora. Los activos no son transferidos por un originador, ni

se conforma con ellos un patrimonio autónomo que sirve como garantía para la

emisión de los valores mobiliarios. La emisión de los valores se encuentra respaldada

por el patrimonio de la empresa.

Asimismo, los ingresos provenientes de la colocación de los valores no se destinan

directamente al pago de los inversionistas. Dicho de otro modo, los flujos generados

por los activos no son dedicados específicamente al pago de los intereses y a la

amortización de los títulos sino que ellos provienen de los ingresos generales del

emisor.

Dado que la empresa emisora es la que efectúa el pago con sus propios fondos, la

capacidad de endeudamiento que deben observar los emisores de bonos se encuentra

establecida en la Ley General de Sociedades, fijándose como límite para el monto de

la emisión el equivalente al patrimonio neto de la sociedad emisora, salvo cuando

medie el otorgamiento de garantías específicas o cuando la emisión solvente la

construcción o adquisición de bienes contratados anteriormente.

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De acuerdo a la doctrina, esta medida tiene le objeto de proteger a los tenedores de

bonos, limitando la capacidad de endeudamiento de los emisores que acuden al

mercado de capitales como alternativa para financiarse.

Como consecuencia de ello, durante la vida de los títulos, el emisor está obligado, por

ejemplo, a mantener el nivel de las garantías en caso de disminución de su

valorización, de tal suerte que su valor permanezca constante; según sea el caso,

adicionará otras garantías o reemplazará las existentes por otras de valor suficiente.

La disminución de garantías (los activos) por incumplimiento de los deudores, caída de

su valor de mercado, o simplemente por cumplimiento de los plazos o condición para

las que fueron otorgadas, obliga al emisor del título al reemplazo por otras garantías

4.2. Semejanzas:

· En la emisión de bonos con garantía específica, al igual que en la titulización, la

emisión de los valores está garantizado por un conjunto de activos. En el caso de los

bonos, son las garantías específicas previamente establecidas y para el caso de la

titulización, el patrimonio autónomo. Sin embargo, la Ley General de Sociedades en su

artículo 307° segundo párrafo establece que, independientemente de las garantías, los

obligacionistas pueden hacer efectivos sus créditos sobre los demás bienes y

derechos de la sociedad emisora o del patrimonio de los socios, si la forma societaria

lo permite, involucrándose de esta manera el patrimonio de la sociedad emisora. Caso

contrario de lo que sucede en la titulización, donde se trata de establecer de la manera

más clara posible el aislamiento de los activos transferidos.

 Ambas son operaciones de financiamiento en las que se busca obtener liquidez

para la entidad emisora y para el originador.

 Las emisiones de bonos y las operaciones de titulización son operaciones

propias del mercado de valores. La empresa originadora y emisora recurren a

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la colocación de los valores como una fuente de financiamiento alternativa a los

créditos bancarios.

4.3. Diferencias:

 En las emisiones de bonos, el pago del principal y los intereses de los valores

emitidos es de cargo de la entidad originadora, en la titulización dicho pago se

efectúa con cargo al patrimonio autónomo.

 En la emisión de bonos, ésta figura como deuda en el balance del emisor; por

el contrario, en la titulización la deuda ya no figura en el balance del originador.

 En la emisión de bonos, los pagos a los inversionistas que adquirieron los

valores provienen de los ingresos del emisor (riesgo emisor); en la titulización,

los pagos a los inversionistas provienen del patrimonio autonomo (riesgo

patrimonio).

Como podemos apreciar existen una serie de alternativas a la titulización de activos,

en algunos casos, no encontramos ante operaciones con activos financieros como el

factoring y en otros, con una modalidad de titulización que consideramos más bien

como una alternativa (emisiones de bonos con garantías). Finalmente, las empresas

de acuerdo a sus necesidades y potencialidades optarán por una u otra.

4.5. Articulo 308º - Escritura pública e inscripción

La emisión de obligaciones se hará constar en escritura pública, con intervención

del Representante de los Obligacionistas. En la escritura se expresa:

1. El nombre, el capital, el objeto, el domicilio y la duración de la sociedad emisora.

2. Las condiciones de la emisión y de ser un programa de emisión, las de las distintas

series o etapas de colocación.

3. El valor nominal de las obligaciones, sus intereses, vencimientos, descuentos o

primas si las hubiere y el modo y lugar de pago.

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4. El importe total de la emisión y, en su caso, el de cada una de sus series o etapas.

5. Las garantías de la emisión, en su caso.

6. El régimen del sindicato de obligacionistas, así como las reglas fundamentales

sobre sus relaciones con la sociedad.

7. Cualquier otro pacto o convenio propio de la emisión.

La colocación de las obligaciones puede iniciarse a partir de la fecha de la escritura

pública de emisión. Si existen garantías inscribibles solo puede iniciarse después de la

inscripción de estas.

4.6. Artículo 309º - Régimen de prelación

No existe prelación entre las distintas emisiones o series de obligaciones de una

misma sociedad en razón de su fecha de emisión o colocación, salvo que ella sea

expresamente pactada a favor de alguna emisión o serie en particular. Si se conviene

un orden más favorable para una emisión o serie de obligaciones, será necesario que

las asambleas de obligacionistas de las emisiones o series precedentes presten su

consentimiento.

Lo dispuesto en el párrafo anterior no afecta el derecho preferente de que goza cada

emisión o cada serie con respecto a sus propias garantías.

Los derechos de los obligacionistas en relación con los demás acreedores sociales se

rigen por las normas que determinen su preferencia.

Artículo modificado por la Tercera Disposición Modificatoria de la Ley Nº 27287-Ley de

Títulos Valores, publicada el 19-0.- 2000, cuyo texto es el siguiente:

La fecha de cada emisión y series de obligaciones de un mismo emisor, determinara la

prelación entre ellas, salvo que ella sea expresamente pactada en favor de alguna

emisión o serie en particular, en cuyo caso será necesario que las asambleas de

obligacionistas de las emisiones o series precedentes presten su consentimiento.

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Lo dispuesto en el párrafo anterior no afecta el derecho preferente de que goza cada

emisión o cada serie con relación a sus propias garantías especificas.

Los derechos de los obligacionistas en relación con los demás acreedores del emisor,

se rigen por las normas que determinen su preferencia."

4.7. Artículo 310º - Suscripción

La suscripción de la obligación importa para el obligacionista su ratificación plena al

contrato de emisión y su incorporación al sindicato de obligacionistas.

4.8. Artículo 311º - Emisiones a ser colocadas en el extranjero

En el caso de emisiones de obligaciones para ser colocadas integramente en el

extranjero, la junta de accionistas o de socios, según el caso, podrá acordar en la

escritura pública de emisión un régimen diferente al previsto en esta ley, prescindiendo

inclusive del Representante de los Obligacionistas, del sindicato de obligacionistas y

de cualquier otro requisito exigible para las emisiones a colocarse en el país.

4.9. Artículo 312º.- Delegaciones al órgano administrador

Tomado el acuerdo de emisión la junta de accionistas o de socios, según el caso,

puede delegar en forma expresa en el directorio y, cuando este no exista, en el

administrador de la sociedad, todas las demás decisiones así como la ejecución del

proceso de emisión.

Los aspectos susceptibles de delegación, pueden comprender todos aquellos puntos

el órgano supremo considere conveniente delegar; sin embargo, la junta como mínimo

deberá haber acordado el monto de la deuda.

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Al colocar las obligaciones en el mercado pueden presentarse los siguientes

casos

a) Cuando la tasa de intereses vigente en el mercado es mayor que la tasa de

interés especificada en las obligaciones emitidas (nominal), la empresa

emisora debe colocar las obligaciones con un descuento, con el fin de que

sean atractivas para el público inversionista.

b) Cuando la tasa de interés vigente en el mercado es menor que la tasa de

interés especificada en las obligaciones, la empresa emisora puede

venderlas con una prima para compensar la tasa de interés registrada en

las obligaciones con la tasa de interés que se detalla en el mercado.

c) Cuando la tasa de interés del mercado es igual a la que se especifica en las

obligaciones sin descuento y sin prima, ya que ninguna se justificaría.

Además de los gastos por interés, toda emisión de obligaciones lleva implícitos

una serie de gastos, entre los cuales destacan los siguientes:

 Honorarios de un profesional independiente por la elaboración del estudio

económico-financiero que por ley requiere la Comisión Nacional de Valores.

 Impresión del prospecto de la emisión.

 Honorarios del notario por la protocolización del acta de la emisión.

 Registro del acta en el registro público.

 Comisión del colocador primario.

 Inscripción en la bolsa de valores y en el registro de valores.

 Impresión de certificados provisionales en papel seguridad.

 Impresión de los títulos definitivos y sus cupones.

 Gastos de retiro de las obligaciones.

 Otros.

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V. FONDOS DE REDENCIÓN DE

OBLIGACIONES

Las emisiones de obligaciones pueden estar garantizadas con bienes inmuebles o

bien puede ser que no tengan garantía específica, lo cual las convierte en obligaciones

llamada “quirografarias”.

No obstante las garantías que se ofrecen al que invierte, es común que en el acta de

la emisión se haga constatar que el deudor ofrece un importante adicional de

seguridad, mediante la creación de un fondo de amortización que tiene por objeto

destinar periódicamente cierta cantidad, para que al vencerse el plazo de la emisión se

pueda liquidar precisamente en la fecha de su vencimiento. En este caso, el deudor

deposita anualmente la misma cantidad por lo que respecta a los capitales que, unidos

a los intereses que produce, ya que éstos se van capitalizando, al terminar el plazo de

la emisión se logre reunir el monto de los títulos emitidos.

Asimismo puede suceder que la empresa emisora de obligaciones se comprometa a

garantizar dicha emisión creando un fondo para la redención de obligaciones a su

vencimiento, por medio de separación de las utilidades que se obtengan en los

periodos contables. En este caso, si la sociedad emisora ofrece hacer una separación

de utilidades para pagar la deuda contraída, necesita autorización de la asamblea

general de accionistas.

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VI. NORMAS DE VALUACIÓN:

La NIF c-9 establece claramente, con respecto a las obligaciones, las siguientes

reglas de valuación, las cuales ya se han comentado anteriormente:

El pasivo por emisión de obligaciones deberá representar el importe a pagar por las

obligaciones emitidas, de acuerdo con el valor nominal de los títulos. Los intereses se

registrarán como pasivo conforme se vayan devengando. El importe de los gastos de

emisión, como son honorarios legales, costos de impresión, gastos de colocación, etc.,

así como el descuento, si lo hubiere, concedido en la colocación de los títulos, deben

registrarse como otros activos y amortizarse durante el periodo en que las

obligaciones se hubiesen colocado con prima, ésta deberá registrarse en los pasivos a

largo plazo y amortizarse también en proporción al vencimiento de las obligaciones.

En el caso de redención de las obligaciones antes de su vencimiento, será necesario

ajustar la amortización de los gastos de emisión y del descuento o de la prima, con

objeto de llevar a los resultados la parte proporcional que corresponde a las

obligaciones redimidas anticipadamente. La excepción a esta regla se da en el caso

de que la redención anticipada se efectúe como consecuencia de una nueva emisión

de obligaciones a tasas de interés más bajas. En tal caso será admisible que los

gastos y el descuento o la prima de la emisión original se sigan amortizando durante el

remanente de la vigencia de dicha emisión.

Asimismo, cuando se redimen obligaciones anticipadamente por decisión de la

empresa emisora, generalmente es necesario pagar un premio a los tenedores de las

obligaciones. El importe del premio debe registrase como gasto del ejercicio en que se

redimen las obligaciones.

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VII. CONCLUSIONES

En conclusión la emisión de Obligaciones es un método que utilizan las

sociedades anónimas como fuente de financiamiento siempre y cuando está cumpla

con los requisitos y aspectos legales ya mencionados anteriormente, posteriormente

éstas son colocadas en la bolsa de valores ofreciéndolas a diferentes clientes, de esta

manera la sociedad emisora contrae una deuda colectiva puesto que pueden ser

varios los clientes que adquirirán las obligaciones y dependiendo del prestigio y de las

tasas en el mercado será como se emitan las obligaciones ya sea por debajo de su

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valor nominal (con Descuento) y esto ocurre cuando la sociedad necesita dinero a la

brevedad y las tasas del mercado son bajas, por lo contrario si las tasas están

elevadas la empresa puede emitir por arriba de su valor nominal (con prima),

generando así una utilidad que servirá para disminuir los gastos por intereses en

obligaciones. Pueden estar garantizadas con bienes inmuebles o bien con sólo una

firma, está última es llamada quirografaria. Existen tres formas de redimir un conjunto

de obligaciones que son: en un solo pago, en montos iguales durante el periodo y en

partes iguales después de un periodo de gracia.

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