Relación entre enfermedad periodontal y cardiovascular Las enfermedades periodontales son un grupo de patologías de carácter infeccioso causadas por bacterias que afectan al periodonto. La relación existente entre ambas enfermedades es que cuando existe inflamación periodontal y al entrar en contacto con el torrente sanguíneo tras diversos procedimientos dentarios como el cepillado, se puede producir bacteriemia (descarga de bacterias en la sangre). La presencia de bacterias en los vasos sanguíneos provoca que se libere una serie de mediadores que se relacionan con la adhesión y agregación plaquetaria, promoviendo la formación de células espumosas y la acumulación y elevación del colesterol tipo LDL, pudiendo de esta forma causar enfermedad coronaria. Alonso Rosado et al. apuntan que tanto la enfermedad periodontal como la enfermedad coronaria comparten factores de riesgo tales como edad, estrés y estatus socioeconómico. El motivo de asociar la enfermedad periodontal y cardiovascular se debe a su alta frecuencia y a que en las recientes investigaciones se ha determinado que las bacterias periodontales, están en asociación con la formación de placas de ateroma causantes del síndrome coronario agudo. Se ha determinado que las bacterias periodontales están en asociación con la formación de placas de ateroma causantes del síndrome coronario agudo. Beck y cols. en 1996 observaron que un sondaje mayor de 3 mm de profundidad generalizado incrementa el riesgo de padecer cardiopatía isquémica. Según explican existe una fuerte correlación entre el infarto de miocardio y la pérdida ósea, incrementándose el riesgo de tromboembolismo. Meurman y cols. en 2004 consideran que la periodontitis eleva en un 25% el riesgo de padecer patología cardiovascular, estudios indican que la periodontitis es un factor de riesgo que puede contribuir a las enfermedades cardiovasculares. Demostraron que ciertas bacterias asociadas a infecciones crónicas de la cavidad bucal conllevan un riesgo de patologías cardiovasculares. Se ha afirmado que en la bolsa periodontal existen numerosas bacterias implicadas en los procesos sistémicos, entre ellas se hace mención a la Porphyromona gingivalis. Cuando existe inflamación periodontal y al entrar en contacto con el torrente sanguíneo tras diversos procedimientos dentarios (cepillado, masticación, irrigación subgingival, tratamiento periodontal y extracciones) pueden producir bacteriemia. La presencia de esta bacteria en los vasos sanguíneos provoca que se libere una serie de mediadores inflamatorios, como citoquinas, pudiendo causar eventos aterotrombóticos y, por lo tanto, enfermedad coronaria. Hiroaki Inaba et al. concluyen que existe relación entre las enfermedades periodontales y las enfermedades sistémicas (diabetes, enfermedades respiratorias, osteoporosis y enfermedad cardiovascular), ya que existen bacterias (Porphyromonas gingivalis) en el biofilm que al entrar en contacto con el torrente sanguíneo por una lesión de la cavidad oral podrían estar relacionadas con distintas enfermedades sistémicas. Debe considerarse la enfermedad periodontal como un factor de riesgo independiente para la enfermedad cardiovascular. Entre los factores orales implicados en la enfermedad periodontal se encuentran la pérdida ósea, número de dientes presentes en boca y las bolsas periodontales. Una buena higiene oral contribuye a un estilo de vida saludable y, por tanto, podría, al menos parcialmente, ayudar en la prevención de la enfermedad cardiovascular. Conclusión En este artículo se presenta que la enfermedad periodontal y cardiovascular se relacionan de gran manera, ya que cuando existe inflamación periodontal, que es lo que mas se presenta en una enfermedad periodontal, entra en contacto con el torrente sanguíneo y esto puede producir una bacteriemia. En algunos estudios se demuestra que muchas enfermedades cardiovasculares son causas de bacterias producidas por una enfermedad periodontal. EVIDENCIAS QUE DEMUESTRAN LA RELACION ENTRE LAS ENFERMEDADES PERIODONTALES (EP) Y LAS CARDIOVASCULARES (ECV) Diversos estudios epidemiológicos han evaluado la asociación entre infección periodontal y enfermedades sistémicas, determinando que estas infecciones pueden ser factor de riesgo adicional para enfermedades cardiovasculares, osteoporosis, Diabetes Mellitus, infecciones respiratorias en el adulto mayor, parto prematuro y bajo peso al nacer, incrementando la morbilidad. Con la enfermedad periodontal, los eventos inflamatorios bucales culminan con la destrucción de los tejidos alrededor del diente. De forma similar, con la enfermedad cardiovascular, el proceso inflamatorio desempeña un papel preponderante en el desarrollo y ruptura de las placas ateromatosas. Las infecciones ocasionadas por la enfermedad periodontal producen reacciones inflamatorias e inmunes locales que ocasionan pérdida de los tejidos de soporte y de protección periodontal. Las bolsas periodontales son reservorios de bacterias y productos microbianos en contacto con zonas gingivales ulceradas. La carga bacteriana en el epitelio ulcerado en la bolsa de sujetos con periodontitis puede llegar a 10¹°. Existen evidencias científicas de producción de bacteremias transitorias en pacientes con periodontitis o con gingivitis y de endotoxemias que pueden generar una respuesta inmune en órganos distantes. Se ha demostrado que la exposición crónica a patógenos periodontales, incrementa el riesgo de aterosclerosis o trombosis. Se ha sugerido que la periodontitis crónica podría contribuir a aumentar la carga total de infección y, de este modo, contribuir al desarrollo de aterosclerosis. Las enfermedades periodontales son enfermedades complejas, en cuya patogenia participa la acción combinada del microorganismo, factores genéticos y factores ambientales. El desarrollo de las periodontitis está determinado por la forma como el individuo responde al reto microbiano subgingival. Así el daño tisular en la periodontitis es producido en mayor grado por la respuesta del hospedero más que por la acción directa de las bacterias. La forma más efectiva de controlar las periodontitis es el control de las bacterias que la producen. La evidencia de algunos estudios para determinar el efecto de la terapia antibiótica en el tratamiento de las periodontitis indica que los resultados son significativamente mejores si se usan antibióticos sistémicos adicionados al tratamiento mecánico. Existen evidencias de que hay cuatro probables mecanismos involucrados en la asociación de EP y ECV. Estos mecanismos son: Efectos directos de bacterias bucales, induciendo activación y agregación de plaquetas a través de la expresión de proteínas de las plaquetas similares del colágeno.
Disfunción endotelial a distancia por efecto de los mediadores proinflamatorios
producidos en la EP y por el aumento de los niveles plasmáticos de proteína de fase aguda.
Respuesta autoinmune por acción de proteína heat-shock.
Se han identificado anticuerpos que reaccionan en forma cruzada con patógenos periodontales y proteínas heat-shok que pueden explicar eventos inflamatorios en ECV.
Daño tisular por invasión de patógenos orales al endotelio arterial.
Estos resultados indican que patógenos periodontales pueden tener un papel directo en el desarrollo de ateromas y en la inflamación previa a la ruptura del ateroma. De modo que hay evidencias que varios mecanismos pueden estar involucrados en la asociación entre EP y ECV. Scannapieco y sus colegas efectuaron un análisis sistemático reciente de la evidencia observada que respalda una asociación entre EP y ECV. Los autores notaron una relativa consistencia en los hallazgos y concluyeron que la enfermedad periodontal podría estar modestamente asociada con la aterosclerosis, el infarto del miocardio y los eventos cardiovasculares. Un informe de consenso que lo acompaña recomienda que los pacientes y proveedores del sistema de atención en salud deben estar informados que la intervención periodontal puede prevenir el ataque o progreso de las enfermedades producidas por la aterosclerosis. Meurman y col. reportaron 20% de incremento en el riesgo de la ECV entre los pacientes con EP y un porcentaje de riesgo aún mayor para los accidentes cerebrovasculares, variando del 2.85. En 1989, Mattilda y cols. informaron por primera vez que una salud bucal deficiente (incluyendo la enfermedad periodontal) era un predictor del infarto del miocardio (IM). De acuerdo con sus hallazgos, los investigadores descubrieron que los individuos con evidencia de infección bucal tenían 30% más de posibilidad de presentar un IM, comparado con sujetos sin infecciones bucales. DeStefano y cols. descubrieron que los individuos con signos clínicos preexistentes de periodontitis estaban 25% más expuestos a desarrollar una enfermedad cardíaca coronaria (ECC), comparado con aquellos que presentaban una enfermedad periodontal mínima. En este estudio, los hombres menores de 50 años con periodontitis estaban 72% más expuestos a desarrollar la ECC, comparado con su contraparte con buena salud periodontal. Beck y cols. explicaron en su estudio que la proporción de probabilidades de casos aislados ajustados por edad y en relación con los factores de riesgo cardiovascular ya establecidos fueron de 1.5 para la pérdida ósea periodontal y ECC total, ECC fatal y accidente cerebrovascular, respectivamente. Cuando los investigadores graficaron la incidencia acumulada de enfermedad cardíaca coronaria o los eventos coronarios contra el promedio de la pérdida de hueso alveolar al inicio del estudio, ellos observaron una relación lineal, que indicaba que al aumentar la severidad de la periodontitis ésta era acompañada por una ocurrencia ampliada de enfermedad cardiovasculares. Desvarieux y colaboradores informaron en el inicio de su estudio, el grosor de la placa carótida media fue significativamente mayor entre los sujetos dentados con pérdida avanzada del hueso periodontal comparado con aquellos con menor pérdida de hueso. Abnet y colaboradores publicaron recientemente los hallazgos de un estudio de cohorte de 29 584 chinos adultos rurales sanos monitoreados por pérdidas dentales y ECV por 15 años o menos. Los individuos con más de la mediana de pérdidas dentales específicas para su edad demostraron un aumento significativo en el riesgo de muerte por infarto al miocardio. Colectivamente, estos hallazgos indicaron asociaciones consistentes y generalizables para enfermedad periodontal y exposiciones patógenas con ECV en poblaciones del mundo entero. La enfermedad periodontal puede promover la aterogénesis por medio de efectos bacterianos directos sobre las plaquetas, respuestas autoinmunes, invasión y/o captación de las bacterias en las células endoteliales y macrófagos, y efectos similares a los endocrinos en los mediadores proinflamatorios. Conclusión Las bacterias causadas por las enfermedades periodontales pueden ser un factor de riesgo para la enfermedad cardiovascular. La inflamación provocada por la enfermedad periodontal causa una destrucción de tejidos alrededor de los dientes, de esa misma forma pasa con la enfermedad cardiovascular, la inflamación provoca una ruptura de las placas ateromatosas. Además las bacterias resultantes de la enfermedad periodontal provocan una bacterimia dejando como consecuencia una enfermedad cardiovascular. Referencia bibliográfica 1. Fernández Castellano E.; Rublano Fernandez C. A.; Martinez Dominguez I.; Relación entre enfermedad periodontal y cardiovascular [Internet] 2013 [Consultado el 12 de Julio 2020] Vol (130) 245 Disponible en: https://www.gacetadental.com/wp- content/uploads/OLD/pdf/245_CIENCIA_EnfermedadPeriodontalCardiovascular.pd f 2. Fuertes Rufín L., del Valle Zelenenko O., Justo Díaz M., Lemus Cruz L. M., Fernández-Britto Rodríguez J. E.. EVIDENCIAS QUE DEMUESTRAN LA RELACION ENTRE LAS ENFERMEDADES PERIODONTALES Y LAS CARDIOVASCULARES. RHCM [Internet]. 2008 [Consultado el 12 de Julio 2020]; 7( 4 ). Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php? script=sci_arttext&pid=S1729519X2008000400015&lng=es.