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1. Texto evangélico:
“Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su
nombre; los cuales no nacieron de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de hombre, sino que
nacieron de Dios. Y la Palabra se hizo carne, y puso su morada entre nosotros, y hemos
contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Unigénito, lleno de gracia y de verdad” (Jn
1, 12-14)
2. Etimología y significado:
V. 13. – De carne -------------------------- σάρkos (sarkós)
V. 14. – Se hizo carne --------------------- σάρξ (sárx)
Carne (como despojada de la piel), es decir, la carne de un animal (como alimento), o (por
extensión) el cuerpo (como opuesto al alma [o espíritu], o como símbolo de lo que es externo, o
como el medio del parentesco), o (por implicación) naturaleza humana (con sus debilidades [fís.
o moralmente] y pasiones), o (específicamente) un ser humano (como tal). En el contexto del
Prólogo de Juan, el término carne hace referencia directamente a la naturaleza humana, por tal
motivo, las alusiones que hay que buscar no deben separarse del conjunto de las demás palabras del
versículo. Esto se debe tener muy claro y en cuenta, puesto que las veces en las cuales el Antiguo
Testamento se refiere al término “carne” lo hace dentro de un marco legal, es decir, de la prohibición
de comer la “carne” de algunos animales y de la unión esponsal del hombre con la mujer. Así pues,
aunque la palabra aparezca muchísimas veces, no en todas se puede decir que se trata de una alusión
de forma directa al término “carne” que emplea san Juan en el Prólogo, puesto que este tiene otro
contexto y otra finalidad.
Cuando se habla de carne en el v. 13 el evangelista lo emplea con el fin de explicar cómo no fue el
nacimiento de aquellos que han recibido la Palabra (Lógos), en ese sentido, el v. 12 tiene suma
importancia al afirmar que aquellos que han aceptado la Palabra se les ha dado el poder para hacerse
hijos de Dios. es decir, para nacer de nuevo. Además, es muy importante no desvincular el nacer con
el creer, puesto que va muy ligados en cuanto a condición religiosa para aquellos que desean nacer
de Dios.
Respecto al v. 14, se habla de que la Palabra se hizo carne lo hace acompañada del verbo hacer
(egéneto en griego) ya que se refiere directamente al Lógos que ha tomado la naturaleza humana, es
decir, se ha hecho hombre. En ese sentido, también hay una palabra clave en este versículo que no se
puede desligar del término “carne”, y es la palabra morada. Como se dijo anteriormente, la palabra
carne por sí sola no basta para una alusión contextualizada y por tal razón, el término morada es
decisivo puesto que marca el hecho por el cual la Palabra se hace carne, y este es, para morar o
acampar entre nosotros, gracias a este gran acontecimiento se puede hablar de la encarnación para
así contemplar realmente la gloria que la Palabra encarnada recibe.
3. El término carne: En el Antiguo Testamento se traduce como basar, y respecto a la mención
de la palabra carne esta se encuentra más que todo en los textos relacionados con el aspecto legal
de los alimentos (Ex 12, 8; 12, 46; 16, 3; 21, 28; 22, 31; Lv 4, 11; 7, 18-19) También este
término se usa, para designar la unión esponsal y la corporeidad del ser humano (Gn 2, 21. 23-
24; 6, 3. 12-13).
• De manera muy especial, En el Evangelio según san Juan encontramos 13 veces el término
“carne”, pero en especial, se profundiza mucho más en los capítulos 3 y 6, en cuanto al nuevo
nacimiento y al discurso del Pan de Vida. En las cartas del evangelista Juan por su parte, se
relaciona mucho este concepto de la carne con el que se encuentra en el Prólogo del Evangelio,
es decir, afirmando que Jesús verdaderamente es venido en carne.
Cabe resaltar cuatro textos que hacen referencia claramente a este tema: Gn 1, 26-27; 2, 7;
25, 7; Dt 34, 7.
Los textos más importantes a resaltar, son los siguientes: Jn 3, 1-21; 1 P 1, 3-4; 2 Co 5, 17-
18; Ef 4, 22-24.
5. Textos alusivos al v. 14 (carne-morada)
Cabe resaltar tres textos más a profundidad: 1 Re 8, 27-30; 2 Cr 2, 3-5; Ez 37, 15-27
Además de la relación carne-morada, hay un hecho muy particular, donde claramente se nota
un influjo (y por consiguiente una alusión) veterotestamentario. En el v. 14 del Prólogo de
Juan, después de haber afirmado que la Palabra hecha carne ha puesto su morada entre
nosotros, el texto dice: hemos contemplado su gloria… y la palabra gloria (dóxa) solo se
repite en una ocasión durante el Prólogo. En sí mismo, este término aislado no tiene una
referencia directa o alusiva al Antiguo Testamento, pero relacionándola con la unión carne-
morada, ciertamente nos ilumina de forma muy concreta con el final del libro del Éxodo.
“La Nube cubrió entonces la Tienda del Encuentro y la gloria de Yahveh llenó la Morada.
Moisés no podía entrar en la Tienda del Encuentro, pues la Nube moraba sobre ella y la
gloria de Yahveh llenaba la Morada. En todas las marchas, cuando la Nube se elevaba de
encima de la Morada, los israelitas levantaban el campamento. Pero si la Nube no se
elevaba, ellos no levantaban el campamento, en espera del día en que se elevara. Porque
durante el día la Nube de Yahveh estaba sobre la Morada y durante la noche había fuego a
la vista de toda la casa de Israel. Así sucedía en todas sus marchas” (Éx 40, 34-38)