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RESUMEN-HISTORIAS SOCIALES (Grupo 6)
RESUMEN-HISTORIAS SOCIALES (Grupo 6)
Hutchin)
Los individuos con TEA por lo general tienen deficiencias relacionadas con la cognición
social (proceso por el cual las personas tienen sentido de él mismo y de otros, además para
adquirir, utilizar y entender el conocimiento social), además de dificultades para identificar
información social relevante y significativa e interpretarla correctamente. Estas dificultades
pueden conducir a comportamientos desafiantes que limitan la capacidad del individuo para
participar en la familia, la escuela y la vida comunitaria. Por lo tanto, las estrategias para
mejorar la comprensión social y reducir comportamientos desafiantes tienen el potencial de
mejorar significativamente la calidad de vida y facilitar el acceso a oportunidades educativas
para las personas con TEA.
Las Historias Sociales, representan una de las estrategias más populares de intervención
para remediar estas deficiencias básicas. Este modo de intervención es introducido por Gray
en 1993 quien explica que las Historias Sociales son historias individualizadas que están
diseñadas para facilitar la comprensión social en los individuos con autismo.
BASES TEÓRICAS: La base del uso de las Historias Sociales es que: “facilitan el desarrollo
del entendimiento social a través del compartimiento de información exacta y significativa”.
No se intenta decir que las historias sociales son en sí un instrumento que genera cambios
de comportamiento, sino que “la teoría consiste en que la mejora del comportamiento que
con frecuencia se acredita a la Historia Social es el resultado del entendimiento mejorado de
acontecimientos y expectativas”.
Gray (1998) implicó la Teoría de la mente (la capacidad de razonar sobre los mundos
mentales interiores de sí mismo y de otros y entender que los otros pueden tener
perspectivas que difieren de las propias) como un agente causal que es la base del éxito de
las Historias Sociales. También se tiene en cuenta la coherencia central débil como un estilo
cognitivo, que está presente en personas con TEA, en el cual el procesamiento más
específico tiene prioridad sobre el procesamiento más global. Por tanto Gray (1998) sugiere
que “la alteración en la teoría de la mente” y “la tendencia de las personas con TEA para
adquirir el estilo cognitivo de coherencia central débil” limitan a estas personas tener acceso
al conocimiento social.
Rowe (1999) invocó la noción de esquemas al describir la base teórica del uso de las
Historias Sociales para realzar el entendimiento social, describiendo esquemas como: “las
representaciones mentales o las ideas sobre lo que las cosas son y cómo se está de
acuerdo con ellos”.
En la discusión actual, se han enfocado en estos términos (teoría de la mente, coherencia
central débil y esquemas) para identificar los problemas cognitivos o estilos característicos
de las personas con TEA, que se cree pueden sufrir una transformación a través del uso de
historias sociales, y esta transformación, a su vez, puede dar lugar a comportamientos más
“apropiados”. Por lo tanto las Historias Sociales podrían ser eficaces no sólo porque son
individualizadas y relevantes a nivel personal, sino también porque las actividades, por
naturaleza, están de acuerdo con algunas prácticas común y especialmente identificadas
para las personas con TEA.
OBJETIVOS DEL TRATAMIENTO: Las Historias Sociales se han utilizado para establecer
rutinas más apropiadas de comportamiento, para introducir cambios en las rutinas, y que las
personas puedan darse a conocer en un evento familiar. Además se han usado para
promover las habilidades sociales, tales como conseguir la atención de un compañero,
tomar decisiones y jugar de forma independiente, y el aumento de la participación con pares.
Por otro lado se han utilizado para remediar las deficiencias comunicativas, tales como la
reducción de ecolalias, interrupciones, y habla en voz alta. Entre los resultados estudiados
se ha observado la reducción de las conductas disruptivas, incluyendo rabietas, agresión y
actos de autolesión. De este modo, la historia social ha sido la intervención utilizada para
tratar una amplia gama de resultados sociales, comunicativos y de comportamiento.
BASE EMPÍRICA: La mayoría de los autores está de acuerdo en que la evidencia sugiere
que las Historias Sociales son parte de una intervención prometedora. No obstante, los
autores reconocen casi universalmente una serie de graves limitaciones metodológicas en la
base de investigación, como por ej., que incluyen variables confusas de tratamiento, falta de
control experimental, diseños débiles, pequeños efectos de tratamiento comprobados, una
falta general de estudios que establezcan la fidelidad del tratamiento, la fiabilidad de la
medición, y el mantenimiento y generalización de los resultados.
Esta gama de cuestionamientos ha llevado a algunos a la conclusión de que sería
prematuro reconocer a las Historias Sociales como una práctica basada en la evidencia
(Kokina & Kern, 2010; Test et al., 2010). Otros son más positivos, por ej., Ali y Frederickson
(2006) señalan que, aunque los diseños de sujetos únicos, como los utilizados en el apoyo
de las Historias Sociales, tradicionalmente se ha considerado que llegan a ocupar un nivel
más bajo de evidencia, hay maneras de validez interna y externa que pueden ser
establecidas dentro y entre los estudios, “como el número y la diversidad de los estudios
aceptables de diseño utilizando un solo caso se acumulan, entonces la confianza en los
resultados consistentes podría aumentar”- esta aproximación a la evidencia es consistente
con las conclusiones del Proyecto de Estándares Nacionales (Centro Nacional de Autismo,
2009), que ha identificado la intervención de Historia Social como uno de los 11 tratamientos
establecidos.
Se espera que las Historias Sociales sean creadas individualmente, es por esto que el uso
de libros con historias previamente creadas solo podrían ser usados luego de revisar
cuidadosamente si se adaptan al individuo y si satisfacen sus necesidades.
La identificación de las habilidades o conocimiento previos y apoyos ambientales apropiados
es importante en la práctica y es esencial cuando se desarrollan las Historias Sociales para
enseñar habilidades sociales, que son particularmente difíciles para las personas con TEA
(Kokina y Kern, 2010).
Antes de usar la Historia Social, el proyecto es compartido con los padres, maestros u otras
personas que tienen contacto directo con el individuo y conocimiento del tema. El objetivo es
obtener imprecisiones o datos faltantes que den lugar a la revisión (Gray, 1998). Ya que las
Historias Sociales que incorporan procedimientos de verificación de la comprensión dan
mejores resultados que los que no lo hacen. "Por lo tanto, se recomienda que los
profesionales y los padres llevan a cabo por lo menos breves verificaciones de la
comprensión utilizando las Historias Sociales" (Kokina y Kern, 2010, p.24).
Debido a que las Historias Sociales son intervenciones que han sido administradas por una
variedad de profesionales a través de una variedad de configuraciones adaptadas, se han
empleado muchas maneras diferentes para evaluar su eficacia. Gray y Garand (1993)
observaron que cuando el tratamiento con Historias Sociales es eficaz, los resultados son a
menudo dramáticos y evidentes dentro de la primera semana. Swaggart y sus colegas
(1995) recomendaron que si los cambios de comportamiento deseados dejan de ocurrir
después de dos semanas, el programa debe ser cambiado. Sin embargo, dada la naturaleza
dinámica de la intervención de historia social, no hay un criterio único de intervalo o el
tiempo que se puede ofrecer para facilitar las decisiones sobre el tratamiento.
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA:
- Chan, J., & O’Reilly, M. (2008). A Social Stories intervention package for students with
autism in inclusive classroom settings. Journal of Applied Behaviour Analysis, 41, 405-409.
Recuperado en: http://www.educateautism.com/social-stories.html
- Reynhout, G. & Carter, M. (2010). Evaluation of the efficacy of Social Stories using three
single subject metrics. Research in Autism Spectrum Disorders, 3, 232-251. Recuperado en
http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1750946710001637