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La morfología es una parte de la lingüística que se ocupa de estudiar la estructura interna de las

palabras. De esta forma, intenta delimitar, clasificar y definir las unidades básicas que forman las
palabras, los tipos de palabras que se pueden formar con ellas y los tipos de procesos por los que
se forman. La segunda tarea de las citadas es la propia de una subdisciplina de la morfología
llamada morfología flexiva; la tercera sería el objeto de estudio de la así llamada morfología léxica.

El término «morfología» es originario del siglo XIX, cuando empezó a emplearse para hacer
referencia a «la forma de las palabras» (huelga decir que su uso moderno va mucho más allá, y que
la morfología actualmente no se define de una forma tan somera). Proviene, en su origen, del griego
μορφ (que significa «forma»), y λογία (que significa ciencia y tratado). Así, morfología significaba en
su origen «estudio de la forma», y se podía aplicar a los animales, las plantas, las rocas, etc.

Cuando se empezó a utilizar para estudiar el lenguaje, la morfología adquirió un significado mucho
más específico: «el estudio de la forma de las palabras». Fue Baudouin de Courtnay el primero en
intuir que las palabras estaban formadas por una serie de raíces y afijos capaces de desempeñar la
función de signo, en la acepción aportada por Ferdinand de Saussure. Así, quedó fijado el objeto de
la morfología no ya en las frases o en las oraciones (cuya forma también se estudia, pero es objeto
de otras sub-disciplinas), sino en las palabras, y únicamente en las palabras.

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