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CONSERVACIÓN BIOLÓGICA

 Conservación de la vegetación natural en los hotspots de biodiversidad global.

Resumen
Los puntos críticos de biodiversidad son 35 regiones biogeográficas que tienen un endemismo
excepcional y amenazas extremas para la integridad de su vegetación, y como tales son prioridades
de conservación globales. No obstante, las estimaciones previas de la vegetación natural intacta
(NIV) en los hotspots son generalmente imprecisas, indirectas, gruesas y / o fechadas. Usando
imágenes satelitales de resolución moderada y alta, así como mapas de carreteras, asentamientos e
incendios, estimamos la extensión actual de la VNI para los puntos de acceso. Nuestro análisis
indica que los puntos calientes retienen el 14.9% de su área total como VNI (~ 3,546,975 km2). La
mayoría de los hotspots tienen mucho menos VNI que lo estimado previamente, con la mitad ahora
con 610% de VNI por área, un umbral por debajo del cual el área promedio de parches de VNI
desciende precipitadamente por debajo de 1000 ha. Los hotspots con las mayores estimaciones
previas de la VNI sufrieron las mayores pérdidas aparentes. La escasez de VNI es más pronunciada
en los biomas dominados por bosques secos, bosques abiertos y praderas, que reflejan sus
afinidades históricas con la agricultura, de modo que la VNI tiende a concentrarse en biomas
seleccionados. Los niveles bajos y en descenso de la VNI en los puntos críticos subrayan la
necesidad de un enfoque urgente de recursos limitados de conservación en estas regiones
biológicamente cruciales.

Introducción
Los puntos críticos de biodiversidad son 35 regiones biogeográficas que cubren el 17.3% de la
superficie terrestre de la Tierra (excluyendo la Antártida) y se caracterizan por una biodiversidad
excepcional y una perturbación aguda de la cobertura del suelo (Mittermeier et al., 2004; Myers et al.,
2000). En resumen, son los asentamientos humanos, la riqueza biológica y la degradación ambiental
(Williams, 2013). Dentro de los hotspots hay más de 2 mil millones de personas (Landscan, 2006;
Mittermeier et al., 2011, 2004) que aumentan a tasas superiores a la media (Cincotta et al., 2000;
Williams, 2013), y se estima que el 85% son humanos. Paisajes modi fi cados por área (Mittermeier
et al., 2004). Los hotspots sostienen el 77% de todas las especies de mamíferos, aves, reptiles y
anfibios, incluyendo el 50% de todas las especies de plantas y el 42% de las especies de
vertebrados terrestres como endémicas (Mittermeier et al., 2004), así como tres cuartas partes de
todos los terrestres vertebrados (Brooks et al., 2002; Mittermeier et al., 1998, 2004). La diversidad
cultural también es alta en los hotspots, con la mitad de todas las lenguas indígenas que se
encuentran en ella (Gorenfl y otros, 2012).
Desde la publicación seminal de Myers et al. (2000) el concepto de hotspots como puntos focales
para la acción de conservación global se ha convertido en uno de los principales paradigmas de
priorización de conservación global (Mittermeier et al., 2011). El concepto ha atraído más de $ 1
billón en inversión en conservación de entidades como el Critical Ecosystem Partnership Fund (es
decir, el Banco Mundial, el Fondo para el Medio Ambiente Mundial y los Gobiernos de Japón, Francia
y Europa), la Fundación MacArthur, la Conservación Mundial. Fund (ie, Moore Foundation),
Conservation International y su afiliado programa TEAM y los Centros para la Conservación de la
Biodiversidad, entre muchos otros (Dalton, 2000; Mittermeier et al., 2011, 1998, 2004; Myers, 2003;
Myers y Mittermeier, 2003). Estas entidades han adoptado explícitamente el concepto de punto de
acceso como una estrategia central de conservación e inversión. Ya sea que el concepto haya
obtenido o no la "suma [monetaria] más grande jamás asignada a una sola estrategia de
conservación" (Myers, 2003), su tracción y legado globales son indiscutibles.

Si bien se acepta que la vegetación primaria ha sido ampliamente perturbada en los hotspots y en
todo el mundo (Vitousek et al., 1997), las estimaciones precisas de la vegetación remanente intacta
restante en escalas espaciales muy grandes han demostrado ser difíciles y esquivas. Los mapas
globales de cobertura terrestre derivados de imágenes satelitales de resolución moderada o gruesa
han existido desde principios de la década de 1990 (Bontemps et al., 2011; Dong et al., 2012; Friedl
et al., 2010; Loveland et al., 2000).
pero solo ofrece clasificaciones nominales amplias de la re fl uencia, estructura y fenología de la
vegetación y, por lo tanto, no distingue fácilmente las coberturas perturbadas de las coberturas
naturales, primarias, intactas per se, particularmente en entornos que son naturalmente no
declarados o semi-forestales, como sabanas Como se ilustra a continuación, una interpretación no
crítica de tales clasificaciones en los esfuerzos para estimar el área de la vegetación natural intacta
restante es propensa a errores significativos (Hoekstra et al., 2005). Los análisis de cambios de la
cobertura terrestre global que utilizan imágenes satelitales son más prometedores en la medida en
que pueden excluir áreas que se sabe que han sufrido ciertas conversiones de cobertura terrestre
(Hansen y DeFries, 2004; Hansen et al., 2013, 2008). Sin embargo, siguen siendo igualmente
incapaces de abordar la integridad de áreas supuestamente "invariables", que en muchos casos
serán perturbadas y que, en cualquier caso, son observables en escalas espaciales grandes solo en
resoluciones muy aproximadas desde la década de 1980 y solo en resoluciones finales desde ca.
2000 con el advenimiento de la imagen de resolución moderada. Si bien los avances recientes ahora
proporcionan medidas relativamente matizadas de escala fi nal del "porcentaje de cobertura arbórea"
y sus cambios desde ca. 2000 (Hansen et al., 2003, 2013; Sexton et al., 2013), no ha sido posible, ni
será posible, determinar umbrales fiables que identifiquen bosques perturbados y, por lo tanto, no
perturbados en regiones grandes y variadas, por no decir nada de una vegetación sin perturbaciones
en entornos naturalmente semipoblados o no probados.

Han surgido dos conjuntos de estimaciones relativamente derivadas de la vegetación natural intacta
restante en grandes escalas espaciales a la luz de tales problemas. Los primeros son los de Myers
(1988, 1990), Myers et al. (2000), y Mittermeier et al. (1999, 2004), que incluyó evaluaciones de
expertos de atlas de vegetación existentes, clasificaciones de imágenes de satélite y datos
secundarios similares para los puntos de acceso. Estas estimaciones ahora están fechadas, son
difíciles de reproducir y tienden a ser inconsistentes y aproximadas. El segundo conjunto de
estimaciones son las de Sanderson et al. (2002), Schmitt et al. (2009), Potapov et al. (2008), y Bryant
et al. (1997), entre otros, que mapearon de manera diversa áreas intactas con referencia a criterios
tales como la clase de cobertura del suelo, el tamaño del parche forestal, la proximidad a la
infraestructura y la accesibilidad. Estas estimaciones son problemáticas porque son específicas de
los biomas de bosques cerrados, parches de vegetación muy grandes, o la cobertura de árboles en
general, o bien comparan de manera optimista una ausencia de evidencia de perturbación humana
con evidencia de su ausencia. Estas son limitaciones clave en los hábitats que son variados
estructuralmente y de composición, muy fragmentados y bajo una intensa presión humana próxima.
Las estimaciones actualizadas y mejoradas del área restante de la vegetación natural intacta (VNI)
en los hotspots son cruciales para una planificación de conservación global apropiada. Se han
utilizado estimaciones previas para priorizar hotspots para la acción de conservación (Myers et al.,
2000), determinar su susceptibilidad a la extinción de especies (Brooks et al., 2002; Malcolm et al.,
2006), y calcular los costos de su conservación. (Pimm et al., 2001). A la luz de las incertidumbres
que rodean las estimaciones anteriores de la VNI, tales derivaciones están sujetas igualmente a
revisión. Una revisión de la prioridad de conservación del hotspot y la acción de conservación
concomitante podrían tener implicaciones importantes para la futura pérdida de biodiversidad y, en
particular, su atenuación, considerando que la pérdida de biodiversidad se vuelve cada vez más
exponencial a medida que se destruyen los valles del hábitat intacto (Rybicki y Hanski, 2013; Turner,
1996). Las estimaciones rigurosas y actualizadas de la VNI para los hotspots son una cuestión de
medición mejorada para una mejor gestión. Aquí presentamos estimaciones actualizadas,
transparentes, integrales y consistentes del área de la VNI y la fragmentación de los puntos críticos
de biodiversidad del mundo. La siguiente sección resume brevemente el concepto de punto de
acceso y las estimaciones previas de áreas naturales. La sección 3 analiza nuestra metodología y
las secciones posteriores presentan nuestras estimaciones y resaltar sus implicaciones para la
planificación de la conservación global.

2. Hotspots Y Vegetación Natural Remanente.


2.1. El enfoque de punto de acceso y estimaciones de expertos

La extinción de las especies provenientes de la misma, según el marco de conservación de la


vulnerabilidad e irremplacabilidad articulado por Margules y Pressey (2000). Myers (1988) encapsuló
por primera vez este concepto a nivel mundial al delimitar 10 regiones biogeográficas, en gran parte
tropicales, de biodiversidad excepcional y destrucción de hábitat (Tabla 1), los primeros "puntos
calientes", por ejemplo, Madagascar, Nueva Caledonia. Myers (1990) más tarde agregó ocho puntos
de acceso en su mayoría semiáridos a esta lista, por ejemplo, el suroeste de Australia (Tabla 1).
Conservation International adoptó el concepto de punto de acceso como su estrategia central de
conservación global en 1989 (Conservation International, 1990a, b; Mittermeier et al., 2004), y desde
entonces el concepto se ha convertido en una importante plantilla conceptual entre los científicos de
la conservación (Redford et al. , 2003; Roberts et al., 2002; Sechrest et al., 2002; Turner et al., 2012;
Willis et al., 2006). Myers, Conservation International y sus colaboradores revisaron posteriormente
las estimaciones del hábitat primario restante y definieron los hotspots formalmente como regiones
biogeográficas con> 1500 especies de plantas vasculares endémicas y 630% del hábitat primario
original (Mittermeier et al., 1999; Myers et al., 2000). El endemismo de las especies, en lugar de la
biodiversidad en sí misma, se convirtió en un criterio de fi nición clave debido a la preocupación por
las tasas de extinción (Brooks et al., 2002; Mittermeier et al., 1998). Esta revisión hizo que los
hotspots se expandieran tanto en área como en número, a 25. Una segunda revisión y actualización
global en 2004 (Mittermeier et al., 2004) expandió este conteo a 34 y ajustó los límites de hotspot
para concordar con las ecorregiones de Olson et al. (2001). Recientemente, se agregó un punto de
acceso número 35, los Bosques de Australia Oriental (Williams et al., 2011) (Fig. 1).
Mittermeier et al. (1999, 2004), Myers et al. (2000) y Myers (1988, 1990) presentan estimaciones por
área Del hábitat natural intacto restante para los puntos críticos (Tabla 1). Su enfoque implicó una
primera consulta de estimaciones de la cobertura y pérdida de vegetación para esos condados y / o
regiones dentro de cada hotspot, incluidos los atlas de vegetación (por ejemplo, Harcourt y Sayer,
1996), inventarios satelitales de cobertura de bosques (por ejemplo, CCT / CIEDES, 1998). ),
Resúmenes ambientales nacionales (p. ej., FWI / GFW, 2002) y, ocasionalmente, la Evaluación de
recursos forestales de la FAO de 1990 (FAO, 1993). También se consultaron los "datos digitalizados
de la cubierta forestal" del World Conservation Monitoring Center (Mittermeier et al., 1998) (estos
datos fueron unificados pero probablemente son UNEP-WCMC (1996) o UNEP-WCMC (1998)).
Estas estimaciones se ajustaron luego en base a la opinión de expertos y datos no publicados para
estimar el área de vegetación "primaria" o "más o menos prístina" por hotspot (Mittermeier et al.,
2004). Tales ajustes a veces reducen las estimaciones iniciales hasta en un 50%. Muchos de los
datos de origen se obtuvieron antes del uso generalizado de imágenes de GIS y satélites a gran
escala, y no se hizo ningún intento de mapear la vegetación primaria en los puntos de acceso.
Las estimaciones finales, en adelante denominadas Estimaciones de los expertos, aunque son
innovadoras y ampliamente adoptadas, son difíciles de examinar y replicar. Los ajustes de expertos
de las estimaciones iniciales no estaban bien documentados y, en ausencia de una mayor
transparencia, las incertidumbres tienden a generalizarse. Las Estimaciones de los expertos
derivadas de fuentes que no eran necesariamente comparables y, en ocasiones, tenían poca
relación explícita con las coberturas de tierras "primarias" frente a "perturbadas". Además, muchas
fuentes pertenecían a países individuales y no está claro cómo se ajustaron para concordar con los
límites biogeográficos irregulares de los puntos críticos (Fig. 1).
Quizás lo más importante es que las estimaciones de los expertos están cada vez más fechadas.
Incluso en la actualización más reciente (Mittermeier et al., 2004), muchos de los datos consultados
abarcan los años 80 y principios de los 90, y es probable que la pérdida de hábitat en los hotspots
haya avanzado (Balmford et al., 2002; Butchart et al. , 2010; FAO, 2010; Hassan et al., 2005) ya que,
entre otros impulsores de la pérdida de hábitat, la mayor demanda de productos agrícolas se ha
cumplido en gran parte a través de la conversión continua del hábitat (Gibbs et al., 2010; Laurance et
al., 2014; Rudel et al., 2009). Desde entonces, se han realizado estudios globales más recientes de
áreas con vegetación natural, pero, como se argumenta a continuación, no ofrecen estimaciones
confiables y listas para los puntos críticos.

Tabla N°1: área de vegetación natural como porcentajes del área originalmente vegetada, por punto
de acceso y estudio.
Notas: Consulte la Tabla A1 para las estimaciones aéreas absolutas y las notas interpretativas
detalladas a-k. Las celdas en gris indican que el estudio en cuestión delimitó el punto de acceso en
cuestión de manera inconsistente con Mittermeier et al. (2004). Si bien las estimaciones aéreas
absolutas en las celdas en gris no son directamente comparables con las de las celdas no en gris,
sus estimaciones en porcentaje pueden ser ligeramente comparables, excepto cuando se denota con
un símbolo ◆. Las delimitaciones para celdas en gris fueron típicamente más confinadas que las
delimitaciones actuales. Se hicieron ajustes leves a las estimaciones de expertos publicadas y
estimaciones independientes para mejorar la comparabilidad, cuando se indique. Las cifras de las
estimaciones independientes se obtuvieron utilizando los datos espaciales originales, a excepción de
las estimaciones publicadas de Hannah et al. (1995), Schmitt et al. (2009) y Wright (2010). ◆ Como
el anterior. ◆◆ Estimación considerada inexacta (Tabla A1).

Fig. 1. Los puntos calientes de la biodiversidad. Notas: Consulte la Tabla 1 para ver los nombres de
puntos de acceso.

2.2. Estimaciones Independientes De Espacios Naturales.


Un segundo conjunto de estimaciones mundiales de áreas naturales, aquí denominadas
Estimaciones Independientes, delinean de manera diversa áreas naturales no perturbadas mediante
la combinación de imágenes satelitales, mapas de vegetación y mapas de perturbaciones humanas.
Estas estimaciones, a su vez, pueden subdividirse en función de si observan la ausencia de
perturbaciones humanas como un indicador de la presencia de áreas naturales o, más bien,
observan la vegetación natural más directamente. De las siete estimaciones que se analizan a
continuación, una se realizó específicamente para los hotspots (Schmitt et al., 2009), una se
presentó a nivel de hotspot (Hannah, 2001; Hannah et al., 1995), y el resto se realizó a nivel mundial.
Estos últimos no fueron diseñados específicamente para los hotspots, ni han sido explícitamente
relacionados con cuestiones del área natural remanente en los hotspots. No obstante, presentan
enfoques empíricos relevantes para su consideración, sino una idea de la extensión de las áreas
naturales dentro de los puntos críticos, a la luz del hecho de que los puntos calientes abarcan casi
una quinta parte de la superficie terrestre de la Tierra.
Entre esos análisis que observan directamente la vegetación natural, Hoekstra et al. (2005) estiman
el hábitat intacto como áreas exclusivas de "áreas cultivadas y manejadas [así como] superficies
artificiales y áreas asociadas" según el conjunto de datos satelitales de Cobertura Terrestre 2000
(GLC2000) de 1 km (ECJRC, 2003). Schmitt et al. (2009) van más allá para de fi nir '' cobertura
forestal relativamente natural '' al eliminar áreas 'no naturales' del Mapa de Bosques de Glo- bal del
2000 derivado del satélite (PNUMA-WCMC, 2000), a saber, agroecosistemas y cubiertas similares
según al conjunto de datos GLC2000 (ECJRC, 2003), así como a las áreas con <10% de cobertura
arbórea según el conjunto de datos satelital de campo continuo de vegetación MODIS (Hansen et al.,
2006). Más precisamente aún, Potapov et al. (2008) delinearon 'paisajes forestales intactos' dentro
de la 'zona de extensión forestal actual' como ecosistemas naturales contiguos al menos a 1 km de
los asentamientos, carreteras y otras infraestructuras, agricultura y áreas quemadas, como se
observa visualmente en las imágenes satelitales Landsat para bosques Parches> 500 km2. Si bien
son directas, estas estimaciones no se aproximan necesariamente al área total y la distribución de la
VNI en los puntos críticos. Su enfoque en los biomas forestales descuenta las formaciones de
vegetación no forestal y de bosque abierto, como las sabanas o matorrales montanos, prominentes
en muchos hotspots, e incluso pasan por alto algunos hotspots del desierto por completo (también es
cierto de Bryant y otros (1997), se discute más adelante). Además, los datos de GLC2000 utilizados
por Hoekstra et al. (2005) y Schmitt et al. (2009) para distinguir la cobertura natural de la no natural
son propensos a errores significativos en este sentido. Incluso después de tener en cuenta las clases
de cobertura terrestre GLC2000 que son claramente indicativas de perturbación, existen numerosas
clases genéricas como 'Cobertura arbórea de mosaico / Otra vegetación natural' que a menudo
incorporan coberturas territoriales perturbadas, gradaciones de bosques agrícolas e incluso
coberturas agro pastorales, según se confirmó en el curso del presente estudio. Sin un escrutinio
adicional, el conjunto de datos GLC2000 y, por lo tanto, Hoekstra et al. y Schmitt et al. Sobrestimar lo
que se denomina razonablemente bosque natural (por ejemplo, Kalacska et al., 2008; Fig. A1).

Entre esos análisis que se centran en la ausencia de perturbación humana como un proxy para
áreas naturales no perturbadas, McCloskey y Spalding (1989) delinearon 'áreas silvestres' como 6
km retiradas de todos los caminos, pistas y estructuras humanas (por ejemplo, ciudades, gas pozos)
de acuerdo a las cartas de navegación global. Hannah et al. (1995, 1994) mapearon de manera
similar "áreas no perturbadas" con un registro de vegetación primaria y <10 personas km2 con
referencia a mapas de población e infraestructura, así como mapas compilados de cobertura
terrestre, mapas agrícolas y análisis de teledetección. Bryant et al. (1997) delinearon los "bosques
fronterizos" como bosques grandes, naturales, relativamente tranquilos, identificando áreas
candidatas con referencia a McCloskey y Spalding (1989) y The World Forest Map (1996), y luego
revisándolas sobre la base de la opinión de expertos. Finalmente, Sanderson et al. (2002) Hicieron
uso de conjuntos de datos GIS globales de densidad de población, asentamientos, carreteras
principales y ríos, amplias clases de cobertura terrestre y líneas costeras para delimitar "áreas
silvestres" al derivar un índice aditivo que refleja estas características, normalizando el índice a 1–
Escala del 100% por bioma y reino biogeográfico, y luego delimita "áreas silvestres" como las diez
áreas más grandes con valores de índice de <10% por bioma y reino.
Estas estimaciones son demasiado indirectas y groseras para dar cuenta de los parches de
vegetación remanente fragmentados que, en los hotspots, a menudo ocurren cerca de las
perturbaciones humanas y pueden comprender una proporción apreciable de la vegetación
remanente total (Ribeiro et al., 2009). No capturan la vegetación no perturbada per se, sino que
mapean de manera conservadora aquellas extensiones más grandes y remotas distantes de los
proxies de interés de perturbación (las áreas mapeables mínimas van desde> 500 km2 a> 4000 km2,
con escalas de alrededor de 1: 1,000,000), como solo tales áreas pueden tomarse como "naturales"
con algún grado de confianza. Sanderson et al. (2002) es ilustrativo del punto. Su índice re fl eja
implícitamente "urbanidad", es decir, concentraciones de carreteras, población, luces eléctricas y
cubiertas de tierras administradas. Si bien los altos niveles de urbanidad se corresponderían con
altos niveles de perturbación, los entornos menos "urbanos" no son necesariamente
proporcionalmente menos perturbados o más naturales. De hecho, incluso una sola carretera y una
población rural dispersa pueden diezmar un área intacta (Laurance et al., 2009).
Una "ausencia de evidencia" de trastornos humanos se toma como "evidencia de ausencia", de
modo que solo los valores de perturbación más bajos pueden tomarse como indicativos de "áreas
naturales", y solo entonces a grandes escalas. Estas "áreas naturales" son, por definición, las más
remotas, extensas y espacialmente confinadas, y su delimitación por lo tanto descuida las vastas
franjas de los paisajes de los hotspots "intervenidos y" abarrotados.

3. Métodos
Teniendo en cuenta estos problemas, estimamos el área NIV en los puntos de acceso mediante una
combinación de análisis de imágenes satelitales visuales y automatizados de las clases y
condiciones de la cobertura terrestre, así como el mapeo de las principales perturbaciones del
paisaje. La metodología se puede resumir en dos etapas. En la primera, evaluamos la condición de
la vegetación, el patrón espacial y la idoneidad ecológica local de cada clase de cobertura terrestre
de la clasificación global de imágenes de satélite GlobCover 2009 (Bontemps et al., 2011) para cada
ecorregión de Olson et al. (2001) (Fig. A2) utilizando imágenes satelitales de resolución moderada y
alta, y definió áreas "naturales" preliminares sobre esa base. En el segundo, eliminamos áreas
perturbadas de acuerdo con varios mapas de perturbaciones. La VNI se define ampliamente como
vegetación madura en su estado natural con signos mínimos de perturbación humana. A
continuación detallamos nuestro enfoque (ver también el Texto A1 en el apéndice en línea).

3.1. Etapa Uno: clasificación preliminar


La clasificación global de la cobertura del suelo GlobCover de definición moderada que define 22
clases (Tabla 2; Bontemps et al., 2011) se combinó con el conjunto de datos de ecorregiones de
Olson et al. (2001) para producir 6863 combinaciones únicas de clase de cobertura terrestre por
ecorregión dentro de los puntos críticos. Cada combinación de clase por ecorregión se evaluó
individualmente para tener en cuenta la heterogeneidad biogeográfica dentro de los puntos de
acceso. Para cada combinación de clase por ecorregión se realizó una clasificación preliminar de
'natural' u 'otro' considerando tres criterios: la idoneidad ecológica local, el patrón espacial integral y
la condición de la vegetación con pocos signos de perturbación humana. Con cada criterio que da
una probabilidad nominal de que la combinación esté ocurriendo naturalmente.
Tabla 2
Clases de cobertura terrestre del conjunto de datos de GlobCover 2009.
Tierras de cultivo post-inundables o irrigadas (o acuáticas) Tierras de cultivo de secano
Tierras de cultivo de mosaico (50–70%) / vegetación (pastizales / matorrales / bosque) (20–50%)
Vegetación de mosaico (pastizales / matorrales / bosque) (50–70%) / tierras de cultivo (20–50%)
Cerrado a abierto (> 15%) Bosque siempre verde de hoja ancha o semi deciduo (> 5 m)
Bosque caducifolio de hoja ancha cerrado (> 40%) (> 5 m)
Bosque de hoja caduca / bosque abierto (15–40%) de hoja ancha (> 5 m) Bosque siempre verde de
hoja cerrada (> 5 m).
Bosques caducifolios o siempre verdes abandonados (15–40%) de hoja caduca (> 5 m)
Cerrado a abierto (> 15%) Bosque mixto de hoja ancha y hojas acolchadas (> 5 m) Bosque o arbusto
de mosaico (50–70%) / pastizal (20–50%)
Mosaico de pastizal (50–70%) / bosque o matorrales (20–50%)
Arbustos cerrados (> 15%) (De hoja ancha o de hojas sueltas, de hoja perenne o de hoja caduca)
(<5 m)
Vegetación herbácea cerrada (> 15%) (Pastizales, sabanas o líquenes / musgos)
Vegetación escasa (<15%)
Bosque de hoja ancha cerrado a abierto (> 15%), inundado regularmente (semipermanente o
temporalmente) - agua dulce o salobre
Bosques o matorrales de hoja ancha cerrados (> 40%) inundados permanentemente - Agua salina o
salobre
Cerrado para abrir (> 15%) pastizales o vegetación leñosa en suelos inundados regularmente o
inundados: agua dulce, salobre o salina
Superficies artificiales y áreas asociadas (áreas urbanas> 50%) Áreas desnudas
Cuerpos de agua
Nieve y hielo permanente.

Las características biofísicas de las clases de cobertura terrestre de GlobCover (Tabla 2; Bontemps
et al. (2011)) se consideraron en relación con las descripciones y características de eco regiones
para clasificar las clases que eran localmente "ecológicamente apropiadas", es decir, probables (o
no). - Kely) ser natural en un estado maduro de una eco región dada. Por ejemplo, la clase '' de
arbustos cerrados (> 15%) (De hoja ancha o de hojas sueltas, de hoja perenne o de hoja caduca, <5
m) '' se consideró poco probable que ocurriera de forma natural en la eco región de 'Bosques
húmedos de araucarias' del hotspot del Bosque Atlántico, considerando que esta eco región está
naturalmente dominada por bosques húmedos tropicales altos y con dosel cerrado, exclusivos de
matorrales. Sin embargo, se consideró que esta clase ocurría naturalmente dentro del eco región de
"Costa Atlántica Restingas" del mismo hotspot, ya que este eco región se caracteriza por la mezcla
de arbustos costeros, pastos y baja cubierta de árboles en suelos pobres.
El patrón espacial de cada combinación de clase por ecorregión se evaluó visualmente en la
resolución espacial de 300 m de la clasificación de GlobCover utilizando un SIG (Fig. 2) y las
imágenes de alta resolución en Google Earth (Fig. 3). Este análisis identificó de manera similar las
combinaciones de clase por ecorregión que probablemente ocurrieron de forma natural al considerar
los siguientes tres aspectos del patrón espacial: (i) Asociaciones espaciales, principalmente en forma
de adyacencia consistente o coincidencia con tierra claramente perturbada Cubre (por ejemplo,
tierras de cultivo) o perturbaciones auxiliares en asentamientos, carreteras y incendios, que se
describen a continuación. Dichas asociaciones frecuentemente identificaron coberturas de alteración
moderada que separan las cubiertas altamente alteradas de las cubiertas intactas (Fig. 2a-c); (ii)
Contigüidad, forma, textura y tamaño de los parches, como por ejemplo, se observan como bordes
de parches de vegetación lisos o abruptos, gradientes de transición de la cubierta del suelo
graduales o repentinos, y fragmentación y aislamiento agudos de los parches (Fig. 2d-f). Tales
aspectos del patrón a menudo ayudaron a identificar parches remanentes no administrados pero aún
perturbados en paisajes manejados más grandes, por ejemplo, parches de mosaico de bosques /
pastizales perturbados en paisajes pastoriles dentro de una configuración de bosques tropicales
húmedos más grandes; y (iii) contexto biogeográfico que sugiere distribuciones y gradientes
particulares de la cubierta terrestre, por ejemplo, gradientes de elevación desde bosques cerrados a
estepas montanas en terreno montañoso, o gradientes de precipitación de bosques costeros a
pastizales en regiones semiáridas. Dichas distribuciones y gradientes ayudaron a volar de manera
más segura las coberturas de tierras no forestales como apropiadas a nivel local y, por lo tanto, es
probable que ocurran de manera natural (Fig. 2d y f).

Finalmente, la condición de la vegetación y las perturbaciones de cada combinación de clase por eco
región se inspeccionaron visualmente utilizando imágenes de alta resolución en Google Earth (Fig.
3). Estas imágenes mostraron la condición y el contexto de la cobertura vegetal con minuciosidad y
sirvieron para confirmar el estado general de una combinación de clase por ecorregión dada, por
ejemplo, si un área determinada de 'Vegetación Herbácea Cerrada para Abrir' fue mayormente
prados remotos intactos o más bien cercados y pastos, o si 'Mosaic Forest o Shrubland / Grassland'
fue indicativo de perturbación no natural del bosque o más bien variación natural en el dosel o
estructura del bosque. La inspección de esta imagen también facilitó la detección y el tratamiento
adecuado de coberturas nominales clasificadas erróneamente o de otra manera no clasificadas de
manera incompleta, por ejemplo, en ciertas eco regiones mediterráneas, se observó que la clase de
'Mosaic Grassland / Forest or Shrubland' incorporaba dispersos de baja intensidad la agricultura
junto con el pastoreo extensivo (pastizales) y los arbustos, y por lo tanto se trató como tal al
determinar si una combinación relevante constituía una vegetación "natural". Las instancias de
errores de clasificación absolutos fueron raras, mientras que las clasificaciones incompletas como las
descritas anteriormente fueron raras pero relativamente más comunes, reflejando la marcada
diversidad y heterogeneidad de las cubiertas terrestres dentro y entre los hotspots. De esta manera,
la inspección de imágenes de alta resolución verificó no solo que una determinada clase de
cobertura terrestre en un lugar determinado era natural e intacta, sino también que su composición
real de cobertura terrestre era como la describe GlobCover en el mundo cubrir la clasificación y ser
tratado en consecuencia, si no.
Fig. 2. Asociación de cobertura de la tierra, contigüidad y contexto biogeográfico para el análisis
visual. * El color puede no corresponder a la clase en cuestión en un panel determinado. Ver notas
interpretativas. Notas interpretativas: Paneles A y B: valle de río cultivado irrigado en el hotspot del
suroeste de Himalaya. La coincidencia de "cerrado para abrir los matorrales" en el Panel A con
puntos de fuego en el Panel B (puntos naranjas), así como una proximidad a la agricultura, sugiere
una perturbación local. Panel C: En los Mts de China Central, "cerrado para abrir el bosque mixto de
hoja ancha y de hoja acolchada" (resaltado en agua) rastrea la interfaz agricultura-bosque en bandas
estrechas, incluso en valles de ríos cultivados, que separan la agricultura de extensiones más
sustanciales de bosques cerrados, sugiriendo así que está ocurriendo naturalmente. Panel D: En el
sur montañoso de Nueva Zelanda, la contigüidad de las clases de vegetación indica la integridad de
la cubierta vegetal, así como un gradiente de elevación a lo largo del cual los matorrales y las tierras
desnudas ocurren naturalmente. Panel E: En contraste, en el sudoeste Maputaland-Pondaland-
Albany, los fragmentos agudos y "salpicados" de "bosque de mosaico-matorral / pastizal" (resaltados
en rojo) sugieren un estado intervenido, al igual que una adyacencia consistente con las praderas
(pastorales). Panel F: En el extremo norte del hotspot del suroeste de Australia hay un gradiente de
bosque abierto a mosaicos de pastizales para abrir pastizales y áreas desnudas, siguiendo un
gradiente de precipitación decreciente con la distancia de la costa. Las clases no forestales en este
contexto se interpretan con más seguridad como vegetación natural.
Cuando las evaluaciones de estos tres criterios coincidieron en su determinación de "natural" u
"otro", se clasificó en consecuencia una combinación de clase por eco región. En casos raros de
desacuerdo o la indeterminación de un criterio dado, las evaluaciones fueron revisadas y revisadas
para obtener un consenso, generalmente estableciendo determinaciones hechas sobre la base de
imágenes de alta resolución en Google Earth. Que podría haber sido adaptado (por ejemplo, Hansen
y DeFries, 2004). La gran diversidad y la contextualidad de las cubiertas terrestres, los paisajes, las
perturbaciones, las biogeografías y los ecosistemas en los hotspots impiden el uso de clasificadores
cuantitativos para este fin, que en cualquier caso no tienen una relación explícita con el estado de las
tierras "sin cambios" (Hansen et al., 2013). En este sentido, el análisis visual proporciona una
herramienta mucho más matizada con la que discriminar la "naturalidad" en imágenes satelitales, y
se ha adoptado cada vez más para este fin (King, 2002; Margono et al., 2012; Miettinen y Liew,
2010; Potapov et al., 2008; Zhuravleva et al., 2013).
En la mayoría actual, los trópicos y subtrópicos albergan regímenes de incendios antropogénicos
altamente antinaturales (Crutzen y Goldammer, 1993; Hoekstra et al., 2010; Saarnak, 2001; Shlisky
et al., 2007);
(ii) Carreteras principales de acuerdo con los conjuntos de datos viales globales gROADS v1
(CIESIN, 2013) y VMap0 (NIMA, 2000), válidos a partir de 2010 o antes, según el país. Las
carreteras se representaron como franjas de 900 m (es decir, 300 m a cada lado de un píxel de la
carretera) de acuerdo con las observaciones de los efectos ecológicos próximos de las carreteras
(Forman, 2000; Forman y Deblinger, 2000). Las carreteras no solo facilitan la conversión de hábitat
(Southworth et al., 2011), sino que también dividen y aíslan de forma perjudicial los hábitats y su
fauna a nivel local (Forman y Alexander, 1998; Laurance et al., 2009; Trombulak y Frissell, 2000).
(iii) Los asentamientos, que incluyen pequeñas aldeas y comunidades dispersas, se observaron
como luces nocturnas eléctricas a una resolución de 500 m de píxeles a través de los datos
satelitales DMPS-OLS de 2010 (NOAA, 2010). Los asentamientos son indicativos de los impactos
humanos locales, como la caza (Abernethy et al., 2013), la recolección de combustible y leña (Leach
y Mearns, 1988), o simplemente el desplazamiento local de funciones ecológicas. Los asentamientos
no estaban "amortiguados" espacialmente, pero se excluyó inmediatamente la vegetación adyacente
iluminada por luces eléctricas, por lo general a distancias que oscilaban entre <1–2 km para
ciudades más pequeñas y 5–10 km para las principales ciudades brillantes; y
(iv) Fragmentos pequeños y bordes de parches, definidos respectivamente como fragmentos <100
ha y píxeles inmediatamente adyacentes a áreas no naturales. Estos parámetros concuerdan con las
observaciones de extirpación de especies y la pérdida de la función ecológica en fragmentos
pequeños (Gibson et al., 2013; Laurance et al., 2002; Turner, 1996), así como una revisión que cita
273 m como la distancia media a los que los "efectos de borde" penetran en los parches de bosques
tropicales (Broadbent et al., 2008).

Los parámetros para estos diversos filtros de perturbaciones son conservadores para su resolución
espacial y en comparación con parámetros similares en estudios que distinguen áreas "intactas" de
"perturbadas" (Bucki et al., 2012; Laporte et al., 2007; Margono et al ., 2012; Potapov et al., 2008;
Sanderson et al., 2002; Zhuravleva et al., 2013). Un análisis de sensibilidad de los parámetros para
los filtros de extensión y tamaño del asentamiento, para los cuales era posible un rango más amplio
de parámetros más conservadores y menos, encontró que la VNI varía solo en <1.8% por área de
punto de acceso en relación con las estimaciones actuales y recomienda el presente Los valores de
los parámetros son los más precisos y razonables (Texto A2). Después de este proceso de filtrado,
el área restante "de origen natural" constituyó la estimación final de la VNI.
Nuestro enfoque combina la observación directa de la condición de la vegetación y la adecuación
ecológica a escala fina con información contextual local de las actividades y perturbaciones
humanas. Como tal, adopta las fortalezas de las estimaciones anteriores al tiempo que evita los
aspectos problemáticos relacionados con la generalidad, la certeza, la escala, la transparencia y la
gama de ecotipos estudiados. Las evaluaciones de la delimitación de la VNI en los hotspots del
bosque atlántico y de Sundaland confirman que la delimitación se limita en gran medida a la
vegetación natural, intacta e imperturbada (Texto A1). En Sundaland, la delineación de la VNI
excluye el 95% del área de plantaciones de madera y cultivos arbóreos establecida entre 1980–2010
y el 64–83% de la longitud de las carreteras de tala selectiva establecidas entre 1972–2010 como
digitalizadas manualmente utilizando el satélite Landsat de serie Imágenes que tienen una resolución
espacial de 30 m (Gaveau et al., 2009, en prensa). En el hotspot del Bosque Atlántico, altamente
fragmentado y desorganizado, la delimitación de la VNI incluyó de forma conservadora la "cobertura
total del bosque" (incluida la cobertura del bosque sucesional) digitalizada manualmente utilizando
imágenes Landsat para 2004/2005 (SOSMA / INPE, 2008), excluyendo aproximadamente el 41% a
los filtros de perturbación y que se aproximan al menos al 79–88% del área potencial total de VNI.

Resultados

4.1. Vegetación natural intacta en los hotspots.


Aunque no son directamente comparables, las estimaciones previas de área natural en los hotspots
son, sin embargo, significativamente variables, y tienden a extremos altos o bajos que reflejan
parcialmente el enfoque metodológico (Fig. A1, Tabla 1). Los inventarios anteriores que abarcan
todos los puntos calientes van desde 992,466 km2 a algo más de 6,375,100 km2, o más si se
considera a Hoekstra et al. (2005) (Tabla A1). Según nuestras estimaciones, los hotspots retienen
3,545,975 km2 de NIV o el 14.9% de su extensión original (Tabla 1, Fig. 4, Fig. A1).
Nuestras estimaciones se parecen más a las de Mittermeier et al. (2004), en 3,379,246 (excluyendo
el este de Australia) y dan crédito a la priorización de la conservación de los hotspots globales
informados por los estamentos expertos. Sin embargo, nuestras estimaciones también revelan una
diferencia sistemática con estas estimaciones anteriores. Puntos de acceso que Mittermeier et al.
(2004) se estima que retienen áreas de porcentaje relativamente mayor de vegetación primaria que
se ajustan a la baja más severamente por el presente análisis (Fig. 5). Por lo tanto, existe una
correlación inversa significativa entre estas estimaciones previas y sus discrepancias con las
estimaciones actuales (correlación para puntos críticos que registran ajustes a la baja: r = 0,44, p
<0,05, n = 22; correlación para todos los puntos críticos: r = 0,37, p <0,05 , n = 34). Por lo tanto, los
hotspots que antes se consideraban menos amenazados ahora son aquellos en los que la pérdida
de hábitat parece haber avanzado más agresivamente.
La priorización de la conservación entre los puntos críticos puede requerir un ajuste para reflejar
estas tendencias.
Los puntos calientes están generalmente más perturbados que lo observado anteriormente. De los
20 hotspots con un área natural de P20% según Mittermeier et al. (2004), solo se estima que 7
tienen P20%, nuevamente, con muchos de estos sufrimientos de ajustes significativos a la baja
(Tabla 1, Fig. 5). Ahora hay 17 puntos de acceso con 610% de vegetación natural intacta, en
comparación con 10 en Mittermeier et al. (2004) (Tabla 1, Fig. 5). Si bien el número de zonas activas
con 65% de vegetación natural es comparable, en 5 y 4, respectivamente, 10 zonas activas cruzan
este umbral una vez que se excluyen parches de NIV <1000 ha (Consideración del texto A2),
destacando su estado altamente fragmentado. De hecho, observamos una relación inversa entre el
tamaño medio del parche VNI y el porcentaje del área de punto caliente en la VNI, lo que indica que
el tamaño medio del parche cae precipitadamente por debajo de 1000 ha una vez que el área VNI
cae por debajo del 10% (Fig. 6). La tendencia aparente hacia niveles más bajos de VNI con
fragmentación correspondiente es un mal augurio para la biodiversidad global, considerando que la
biodiversidad disminuye exponencialmente con pérdidas incrementales de hábitat y que cada punto
de acceso tiene una biodiversidad única (Rybicki y Hanski, 2013; Storch et al., 2012).
Contrastando estos puntos de acceso extremos son 10-12 puntos de acceso para los cuales el área
de vegetación natural intacta es mayor que la estimada previamente (Fig. 5). Estos tienden a ser
zonas montañosas, de tipo mediterráneo y / o zonas no tropicales, para las cuales las tierras no
forestales y de bosques abiertos contribuyen con proporciones relativamente grandes de área
natural.

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