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Sustentante:

Carolin Severino

Matricula:

2016-0604

Asignatura:

Hombre, Ambiente y Recursos

Tema:

Evolución y Biodiversidad

Profesor:

Manuel Liriano Ortiz


Introducción
El mundo está viviendo un incremento en la extinción de especies – la
pérdida de biodiversidad más rápida en la historia del planeta que
probablemente se acelerará a medida que el clima cambie. El impacto del
cambio climático en la vida silvestre es evidente a nivel local, regional y
global. El impacto directo en las especies que usamos o contra las que
competimos, afecta de forma inmediata a las comunidades humanas: la
pérdida de biodiversidad es nuestra pérdida también. Se podría decir que
tenemos una responsabilidad ética en la búsqueda de soluciones contra el
rápido incremento a nivel global en el índice de extinción de las especies
como consecuencia de nuestras acciones.

Se supone que el cambio climático será uno de los principales motores de


la extinción en este siglo, como resultado de los cambios en el tiempo de
desarrollo de las especies y de las variaciones en la distribución a causa de
las modificaciones en los regímenes de precipitación y temperatura. Se
calcula que entre 20 y 30 por ciento de las especies de plantas y animales
enfrentarán un mayor riesgo de extinción debido al calentamiento global,
y que una parte significativa de las especies endémicas se habrán
extinguido para el 2050. Algunos taxones son más susceptibles que otros.
MANTENIMIENTO DE LA BIODIVERSIDAD: ECOSISTEMAS Y ESPECIES

¿Alguna vez te has preguntado si los animales y las plantas padecen los
efectos del cambio climático y cómo los afecta? Estos seres vivos, como el
ser humano, también han sufrido las consecuencias del cambio climático
de origen natural desde hace millones de años, pero han sido capaces de
adaptarse poco a poco. Desafortunadamente, el cambio climático actual,
consecuencia de las actividades humanas, está ocurriendo tan rápido que
algunas especies de animales y vegetales no puede adaptarse y se están
extinguiendo.

A lo largo de la historia, en el planeta han ocurrido cambios drásticos en el


clima, varios de ellos provocados por causas naturales, como las
erupciones volcánicas o los cambios en la órbita y en la inclinación de la
Tierra, con respecto a su eje. Un ejemplo claro de este fenómeno fueron
las glaciaciones, que ocasionaron modificaciones en los niveles del mar y
migraciones de fauna por el aumento de hielo sobre la tierra debido a la
disminución paulatina de la temperatura.

Actualmente nos encontramos en un periodo interglaciar, en el cual la


estabilidad del clima ha permitido que los seres vivos sobrevivan. Pero...
no sólo los fenómenos naturales provocan daños en la tierra y en quienes
habitan en ella, las actividades humanas han producido cambios y
pérdidas en los ecosistemas mucho más rápido de lo que imaginamos,
sobre todo después de la década de 1970. La deforestación, la
contaminación del suelo, el agua y el aire, y el uso excesivo de
combustibles fósiles a partir de la Revolución Industrial han sido causa del
aumento de la temperatura y la alteración del clima en todo el planeta.
Seguramente te has dado cuenta de que en los últimos años llueve más,
que los días y las noches frías son menos comunes y que las estaciones del
año se adelantan o atrasan. El cambio climático y sus efectos están
presentes en todos lados y todos los seres vivos los padecen de alguna
manera, como se ve a continuación:
El cambio climático no sólo impacta de manera directa nuestro medio
ambiente, también nuestra economía y, sin lugar a dudas, nuestra salud.
Las cantidades de bióxido de carbono en la atmosfera se han
incrementado con el tiempo y con ellas sus efectos.

Los efectos del cambio climático son cada vez más perceptibles; si
seguimos con este ritmo, en un futuro padeceremos climas más extremos
y fenómenos naturales con mayor intensidad por el incremento de la
temperatura a nivel global, como se ve en el gráfico de abajo. La línea roja
muestra que de continuar con nuestro ritmo de vida, la temperatura
podría incrementarse de 3.2 a 5.4°C para el 2100, lo que aumentaría la
intensidad de este fenómeno en la tierra y con ello los riesgos para todas
las formas de vida que habitan en ella.

Recordemos que las glaciaciones o eras de hielo se debieron a muchos


factores, entre ellos la concentración de gases de efecto invernadero en la
atmósfera y la disminución de la temperatura de aproximadamente 5°C.

La meta de conservar la diversidad biológica a fin de garantizar la


variabilidad y la variación seguirá estando presente y puede desarrollarse
y evolucionar de forma dinámica, tanto a través de los procesos naturales,
como de la intervención humana directa o indirecta(CEPE/FAO. 2000.)
(Eriksson et al. 1993; FAO 1989; FAO 2001c). Los valores que derivan de la
diversidad biológica están asociados a diferentes escalas. Entre éstas
figuran los ecosistemas, los paisajes, las especies, las poblaciones, los
individuos y los genes. Existen interacciones varias y complejas entre estos
distintos niveles (ver Namkoong 1986; FAO 2000; Sigaud et al. 2000). Al
ejecutar una estrategia de conservación, es importante especificar qué
nivel de diversidad se abordará e identificar el fin último de la estrategia
(CEPE/FAO. 2000.) (Eriksson et al. 1993; Palmberg-Lerche 1999;
FAO/IPGRI/DFSC 2001).

Debido a que la diversidad biológica abarca la complejidad de todas las


formas de vida, su evaluación y vigilancia son posibles únicamente para
algunos aspectos específicos o para metas bien definidas. No existe una
única forma objetiva de medir la diversidad biológica, sino únicamente
medidas complementarias apropiadas para propósitos específicos,
necesariamente limitados (Norton 1994; Williams 1999). El uso de
“especies indicadoras” como substitutos en la evaluación de la diversidad
biológica es un enfoque común.

Es necesario enfrentar una serie de desafíos a la hora de diseñar una


evaluación de la diversidad biológica de los bosques en escala mundial.
Estos no son exclusivos de la diversidad biológica, sino constituyen
problemas de inventario de índole general para las variables cuyos
parámetros meta son complejos y altamente variables.

Antes que nada, la complejidad y variación de la diversidad biológica de


los bosques en el contexto mundial, debe expresarse mediante un
conjunto de variables simplificado, uniforme y de fácil comprensión que
represente los principales valores de la diversidad biológica de los
bosques. Dicho conjunto de variables debe basarse necesariamente en
generalizaciones que utilicen medidas indirectas (substitutas) en forma de
indicadores basados en la condición general (cualitativa) del bosque, así
como el desarrollo probable sucesivo a las actividades de manejo o al
desarrollo natural (Thuresson et al. 1999).

En segundo lugar, la naturaleza inherentemente local de las variaciones en


la diversidad biológica requiere que los datos sean inventariados en base a
parcelas demostrativas que luego pueden generalizarse en
representaciones espaciales más amplias para fines de elaboración de
informes. Los mapas mundiales que indican la diversidad en el ámbito de
un ecosistema o a nivel de especies, sólo pueden indicar variaciones
espaciales en grandes escalas, tal vez 10 km. y más. Las tablas resumidas
que contengan estadísticas a nivel nacional sobre estas variables, serán
mucho menos detalladas. Aún si se identifica un buen conjunto de
indicadores, parte de su significado podría perderse cuando los datos se
interpretan como un promedio en superficies más vastas. En teoría, este
problema puede tener remedio cuando se informa sobre las variaciones
locales de indicadores específicos, más que promedios, pero ésto conlleva
otros problemas: evaluar las variaciones locales es complejo y muy
costoso, y los resultados se vuelven más abstractos, difíciles de
comprender y difíciles de incorporar en procesos de elaboración de
políticas.

RESULTADOS DE LOS ESTUDIOS DE FRA 2000

En vista de las dificultades mencionadas anteriormente y las severas


limitaciones de datos, se realizaron dos estudios en el marco de FRA 2000,
los cuales estuvieron a cargo del Programa de las Naciones Unidas para el
Medio Ambiente (PNUMA) y el Centro Mundial de Vigilancia de la
Conservación (CMVC), (FAO 2001a; FAO 2001b). El primer estudio revisó y
documentó la cantidad de especies que crecen en los bosques, por país, y
la proporción de esas especies que se consideran en peligro según la
clasificación y definición de UICN (ver a continuación). El segundo estudio
abordó los indicadores de los atributos espaciales y la integridad de los
bosques, los cuales podrían ser aplicados al contexto mundial y que
definen un aspecto del grado de “naturalidad”.

Estudio sobre las especies forestales en peligro

Se llevó a cabo un estudio de escritorio sobre las especies en peligro que


viven en los bosques, con el fin de proporcionar estimaciones
generalizadas sobre la importancia nacional de los bosques, en cuanto
hábitats para la diversidad biológica a nivel de ecosistema y de especies
(FAO 2001a). Se reconoció desde el principio que sería difícil obtener
datos precisos; por lo tanto se seleccionaron grupos específicos de
especies para la revisión, basados en la disponibilidad anticipada de los
datos.
El estudio fue concebido principalmente para utilizar la información de los
bancos de datos existentes en el PNUMA-CMVC, los cuales servían de base
a una serie de documentos publicados, incluyendo la Lista roja de
animales amenazados de la UICN (UICN 1996), la Lista roja de las especies
amenazadas de la UICN (IUCN 1997) y la lista mundial de árboles
amenazados (IUCN 2000). Las categorías utilizadas y los criterios para
instituir el estado de amenaza para las especies se documenta
plenamente en las publicaciones de origen.

Por su parte, la biodiversidad de ecosistemas, se centra en la variedad de


las comunidades biológicas o “biocenosis”, cuya suma integrada
constituye la biosfera. En esta clasificación, también hay que incluir la
diversidad interna de los ecosistemas, a la que se refiere generalmente el
término de “diversidad ecológica”.

Si bien el establecimiento de una medida específica que permita expresar


de forma clara y comparable la diversidad biológica presenta dificultades y
limitaciones, las medidas que se han logrado establecer son consideradas
principalmente modelos cuantitativos, con límites específicos de acuerdo
a su objeto de estudio.

A lo básico, las expresiones métricas de diversidad tienen en cuenta tres


aspectos:

Riqueza o número de elementos. Según el nivel, se trata del número de


alelos o heterocigosis (biodiversidad genética); número de especies
(biodiversidad específica) o número de unidades ambientales diferentes
(biodiversidad de ecosistemas).

Abundancia relativa contempla la incidencia relativa de cada uno de los


elementos en relación con los demás.

Diferenciación: Grado de diferenciación genética, taxonómica y funcional


de los elementos.

El desarrollo de modelos para el estudio cuantitativo de la diversidad


biológica a nivel específico y genético ha sido bastante explorado mientras
que la modelación a biodiversidad de ecosistemas es más reciente y su
desarrollo ha estado influenciado por los adelantos tecnológicos de los
últimos años.

Clasificación de ecosistemas

Los ecosistemas han adquirido, políticamente, una especial relevancia ya


que en el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) (o en inglés
«Convention on Biological Diversity») ratificado por más de 175 países en
Río de Janeiro en junio de 1992— se establece «la protección de los
ecosistemas, los hábitats naturales y el mantenimiento de poblaciones
viables de especies en entornos naturales» como un compromiso de los
países ratificantes. Esto ha creado la necesidad política de identificar
espacialmente los ecosistemas y de alguna manera distinguir entre ellos.
El CDB define un «ecosistema» como «un complejo dinámico de
comunidades vegetales, animales y de microorganismos y su medio no
viviente que interactúan como una unidad funcional».

Con la necesidad de proteger los ecosistemas, surge la necesidad política


de describirlos e identificarlos de manera eficiente. Vreugdenhil et al.
argumentaron que esto podría lograrse de manera más eficaz mediante
un sistema de clasificación fisonómico-ecológico, ya que los ecosistemas
son fácilmente reconocibles en el campo, así como en imágenes de
satélite. Sostuvieron que la estructura y la estacionalidad de la vegetación
asociada, complementadas con datos ecológicos (como la altitud, la
humedad y el drenaje) eran cada uno modificadores determinantes que
distinguían parcialmente diferentes tipos de especies. Esto era cierto no
solo para las especies de plantas, sino también para las especies de
animales, hongos y bacterias. El grado de distinción de ecosistemas está
sujeto a los modificadores fisonómicos que pueden ser identificados en
una imagen o en el campo. En caso necesario, se pueden añadir los
elementos específicos de la fauna, como la concentración estacional de
animales y la distribución de los arrecifes de coral.

Algunos de los sistemas de clasificación son los siguientes:


Clasificación fisonómica-ecológica de formaciones vegetales de la Tierra:
un sistema basado en el trabajo de 1974 de Mueller-Dombois y Heinz
Ellenberg, y desarrollado por la UNESCO. Describe la estructura de la
vegetación y la cubierta sobre y bajo el suelo tal como se observa en el
campo, descritas como formas de vida vegetal. Esta clasificación es
fundamentalmente un sistema de clasificación de vegetación jerárquico,
una fisionomía de especies independientes que también tiene en cuenta
factores ecológicos como el clima, la altitud, las influencias humanas tales
como el pastoreo, los regímenes hídricos, así como estrategias de
supervivencia tales como la estacionalidad. El sistema se amplió con una
clasificación básica para las formaciones de aguas abierta.

Sistema de clasificación de la cubierta terrestre («Land Cover Classification


System», LCCS), desarrollado por la Organización para la Agricultura y la
Alimentación (FAO).

Varios sistemas de clasificación acuáticos están también disponibles. Hay


un intento del Servicio Geológico de los Estados Unidos («United States
Geological Survey», USGS) y la Inter-American Biodiversity Information
Network (IABIN) para diseñar un sistema completo de clasificación de
ecosistemas que abarque tanto los ecosistemas terrestres como los
acuáticos.

Desde una perspectiva de la filosofía de la ciencia, los ecosistemas no son


unidades discretas de la naturaleza que se pueden identificar simplemente
usando un enfoque correcto para su clasificación. De acuerdo con la
definición de Tansley («aislamientos mentales»), cualquier intento de
definir o clasificar los ecosistemas debería de ser explícito para la
asignación de una clasificación para el observador/analista, incluyendo su
fundamento normativo.
Tipos de Ecosistemas

Ecosistema acuático.

Los ecosistemas acuáticos incluyen las aguas de los océanos y las aguas
continentales dulces o saladas.

Cada uno de estos cuerpos de agua tiene estructuras y propiedades físicas


particulares con relación a la luz, la temperatura, las olas, las corrientes y
la composición química, así como diferentes tipos de organizaciones
ecológicas y de distribución de los organismos.

Ecosistema marino.

La oceanografía se ocupa del estudio de estos ecosistemas. Pueden ser de


dos tipos dependiendo de la luz solar que reciben:

Fótico: Cuando recibe luz suficiente para la fotosíntesis, lo que sucede


hasta los 200 m de profundidad. Ejemplos de ecosistemas de este tipo son
el de playa o costero, el de plataforma continental, de mar abierto,
arrecife de coral, laguna de atolón, desembocadura de río, etc.

Afótico: Donde no llega la luz suficiente para la fotosíntesis. Como en el


mar poco profundo, mar profundo, abisal, fosa oceánica y la mayor parte
del fondo marino.

Ecosistema de agua dulce.

La limnología se ocupa del estudio de los ecosistemas de ríos y lagos. En


este grupo no solo se consideran los ecosistemas de agua corriente
(medios lóticos) y los de agua quieta (medios lénticos), sino también los
hábitats acuosos de manantiales, huecos de árboles e incluso las
cavidades de plantas donde se acumula agua y los ambientes de aguas
subterráneas.

Ecosistema terrestre.

Son aquellos en los que la flora y fauna se desarrollan en el suelo o


subsuelo. Dependen de la humedad, temperatura, altitud y latitud, de tal
manera que los ecosistemas biológicamente más ricos y diversos se
encuentra a mayor humedad, mayor temperatura, menor altitud y menor
latitud.

Los ecosistemas pueden clasificarse según el tipo de vegetación,


encontrando la mayor biodiversidad en los bosques, y esta va
disminuyendo en los matorrales, herbazales, hasta llegar al desierto.
Según la densidad de la vegetación predominante, pueden ser abiertos o
cerrados.

Conceptos de especie

Especie biológica (de Dobzhansky, 1935 y Mayr, 1942). Según este


concepto, especie es un grupo (o población) natural de individuos que
pueden cruzarse entre sí, pero que están aislados reproductivamente de
otros grupos afines. Este es el concepto más ampliamente aceptado y de
mayor consenso, al menos entre los zoólogos. Asumir una especie como
biológica, implica asumir evolutivamente que es una población
reproductivamente aislada, por lo que constituye un linaje evolutivo
separado, reforzado por una serie de barreras que pueden ser de carácter
geográfico o biológico. La especie biológica es libre de seguir su propio
curso en respuesta a los procesos genéticos e influencias ambientales que
causan los cambios evolutivos. La connotación del concepto lo hace
inaplicable a organismos fósiles, aunque lo mejor que se puede hacer en
este caso es determinar si los vacíos morfológicos entre especímenes son
tan grandes, o más grandes, que aquellos existentes entre especies vivas
que están reproductivamente aisladas. Este concepto tiene limitaciones
respecto a organismos que se reproducen asexualmente (por apomixia,
tipo de partenogénesis), algunas especies de rotíferos (organismos
microscópicos), moluscos, artrópodos, vertebrados (algunos peces y
lagartijas de los géneros Cnemidophorus y Aspidoscelis, Reeder, 2002) y
algunas plantas vasculares. Existen también muchos casos de hibridación
en los que se produce descendencia fértil y que permanecen como
unidades genéticas y evolutivas independientes. Este caso se da
fundamentalmente en plantas vasculares en las que la hibridación es
común. Para darnos una idea de qué pasaría si el concepto de especie
biológica fuese aplicado a estos casos, debemos indicar que cada
individuo debería ser considerado como especie biológica separada.

Especie evolutiva (de Wiley, 1978). Es un linaje (una secuencia


ancestrodescendiente) de poblaciones u organismos que mantienen su
identidad de otros linajes y que poseen sus propias tendencias históricas y
evolutivas. Este concepto difiere del anterior en que el aislamiento
genético actual, más que el potencial, es el criterio para el reconocimiento
de esta; y considera que ante la existencia de barreras geográficas o
biológicas, el flujo genético será tan bajo que se producirá una divergencia
genética (cladogénesis). El concepto de especie evolutiva toma en cuenta
que la evolución cladogenética puede ser reticulada. Esto significa que
aquellas poblaciones que inicialmente se separaron y que comenzaron a
divergir genéticamente, vuelven a juntarse truncando de esta manera el
aislamiento y produciendo especies híbridas de las que emerge una nueva
población que puede ser reconocida como unidad independiente. A la
concepción evolutiva se le han opuesto también diversas objeciones:

Solo puede aplicarse a especies monotípicas, de modo que todo


aislamiento geográfico debería ser tratado como una especie distinta.

No hay criterios empíricos que permitan observar tendencias evolutivas


en el registro fósil.

La definición evolutiva no resulta práctica en la demarcación de las


cronoespecies.

Especie morfológica. Según este concepto, cada especie es distinguible de


sus afines por su morfología. El concepto morfológico de especie ha
recibido numerosas críticas. En primer lugar, la definición morfológica no
tiene en cuenta propiedades etológicas y ecológicas. En segundo lugar, los
caracteres morfológicos no siempre permiten reconocer a una especie:
por un lado, existen numerosas especies, especialmente entre los
protozoos, que, sin embargo, son morfológicamente muy similares. Son
las llamadas especies crípticas o «especies hermanas» (Mayr, 1948); por
otro, existen numerosos tipos morfológicos dentro de una misma especie,
debido a variación genética individual (especies polimórficas) o al hecho
de que pertenecen a distintas categorías biológicas, como la edad o el
sexo.

Especie filogenética (de Cracraft, 1989). Este concepto reconoce como


especie a cualquier grupo de organismos en el cual todos los organismos
comparten un único carácter derivado o apomórfico (no presente en sus
ancestros o afines). Si este concepto fuera utilizado rigurosamente,
poblaciones locales aunque ubicadas cercanamente entre sí serían
consideradas especies diferentes debido a que cada población puede
tener variantes genético-moleculares únicas.

Especie ecológica (de Van Valen, 1976). Según este concepto, especie es
un linaje (o un conjunto de linajes cercanamente relacionados) que ocupa
una zona adaptativa mínimamente diferente en su distribución de
aquellas pertenecientes a otros linajes, y que, además, se desarrolla
independientemente de todos los linajes establecidos fuera de su área
biogeográfica de distribución. En este concepto, la concepción de nicho y
exclusión competitiva son importantes para explicar cómo las poblaciones
pueden ser dirigidas a determinados ambientes y traer como resultado
divergencias genéticas y geográficas fundamentadas en factores
eminentemente ecológicos. Al respecto, ha sido ampliamente demostrado
que las diferencias entre especies (tanto en forma como en
comportamiento) están a menudo relacionadas con diferencias en los
recursos ecológicos que la especie explota.
Conclusión
Ya para concluir con este documento donde pudimos ver cómo dar
mantenimiento a nuestro ecosistema y nuestra biodiversidad, como no
contaminar el aire, el agua y el suelo. Sembrando árboles, reducir, reciclar,
y reutilizar. Cuidar los animales y las plantas entre otras actividades que
podemos hacer para lograr a contribuir con un buen mantenimiento a
nuestro planeta. Otro mantenimiento muy importante es el de las
especies.
Bibliografía
Wikipedia.com

Fao.org

Bling.com

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