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La palabra diseño sonoro suele ser utilizada para referirse al acto creativo de
sugerir ideas para una obra cinematográfica, televisiva, teatral o multimedial.
En esta línea, se suele pensar en el diseñador de sonido, como el creador
estético de este elemento narrativo audiovisual. Pero si ahondamos en el
significado de la palabra "Diseñador" encontraremos que diseñar se refiere a
un proceso que implica Programar, Proyectar, Coordinar, Seleccionar y
Organizar una serie de factores y elementos con miras a la realización de
objetos. Algunos de estos pueden estar destinados a producir comunicación.
Las funciones básicas del sonido en la
cadena audiovisual son las siguientes:
Reunir: El sonido como elementos unificador de imágenes dispersas, se
puede reunir en el tiempo y en el espacio. En el tiempo a través del efecto de
encabalgamiento u overlapping, o lo que es lo mismo, mantener una música en
un cambio de plano. En el espacio la música engloba todas las imágenes en
una misma unidad.
Las reverbs aplicadas al sonido subjetivo son más artificiales que las que
acabamos de mencionar. Son menos naturales, por el hecho de que la idea es
reproducir un espacio imaginario, y más aún, tener claramente separados los
espacios reales de los virtuales. Estas reverbs normalmente presentan
frecuencias más altas o bien los parámetros principales –tiempo de reverb,
pre-delay– son seteados a un valor un poco recargado. A menos que nos
encontremos dentro de una piscina vacía o de una cámara frigorífica, grande y
metálica, la mayoría de los espacios carecen de la presencia de frecuencias
altas agudas. Cuando usamos reverbs que no cortan las frecuencias altas, y en
pantalla estamos viendo un espacio habitual (no una nave espacial o un iglú),
el proceso aplicado nos hace pensar en otro espacio, un espacio que no
corresponde al ambiente acústico exhibido, en otras palabras en diegesis
(todos los espacios del mundo de la ficción).
En El Gran Lebowski de los hermanos Coen, hay una escena dónde Jeff
Bridges (Lebowski) está hablando con Ben Gazzara (el gángster), mientras
toman unos tragos y escuchan música. La bebida está colmada de pastillas
para dormir, y notamos eso no porque hayamos visto el momento en el que el
gángster puso la droga en ella, sino porque lentamente el sonido revela una
distorsión de percepción que nosotros debemos adjudicar al peculiar efecto de
la ingesta de la bebida. En lugar de agregar una reverb, el diseñador de sonido
o el re-recording mixer agregó una combinación de delay más una especie de
pitch shifter, ring modulator o flanger extremo (el resultado podría ser
producto de diversas programaciones de estos efectos o combinaciones
diferentes de algunos o todos ellos).En un punto de la conversación, todos los
sonidos de la escena empiezan a ser procesado por la mente de Lebowski: la
música parece cambiar; las voces se repiten (como algo a través de un pulso
de delay); el fin de cada frase parece ser pitch o “flanging”, y así
sucesivamente.
Como vemos, los sonidos subjetivos son una fuente interesante para
experimentar diferentes aproximaciones. Son los sonidos más flexibles en
referencia con este tipo de procesos, por el hecho de que pueden imaginarse
de muchas maneras. Sin embargo, la regla para ellos será no confundirse con
ningún otro sonido presente en escena; deben ser no-realistas, no porque no
estén sucediendo o simplemente provengan de la mente de una persona
alienada, sino porque no tienen que confundirse con el espacio real que
produce el resto de los sonidos.
Heartbeats
En Amadeus de Milos Forman, hay otro ejemplo interesante de este uso del
sonido fuera de pantalla. Cuando Mozart está componiendo el Requiem, con la
ayuda de Salieri, escuchamos los sonidos subjetivos de ambos pensando en la
música que están escribiendo. Pero cuando Mozart está cotejando todo lo que
él ha escrito, no lo vemos, y en cambio observamos una diligencia que viaja
por el país. Esta diligencia, el símbolo sutil de la muerte que viene a recoger a
Mozart, es la que transporta a su esposa y su hijo. Por un momento pensamos
que la música ya no emana de la mente del compositor y se torna en una
música no-diegetica; pero de repente, la edición introduce una acción paralela
entre la diligencia y Mozart que canta su propia música, por encima de la
versión orquestal que es imaginada por el compositor y Salieri. La segunda vez
que se ve la diligencia, distinguimos su interior y a la esposa de Mozart y a su
hijo. En ese momento, la voz de Mozart que canta (casi susurrando) “Voca yo
el benedictis del cum” (Llámeme entre los benditos), se superpone a las
imágenes de la familia como una extensión del espacio fuera de pantalla. Así
Mozart parece rogar a su esposa que vuelva a casa y lo rescate del dolor y la
enfermedad. Mantiene los mismos volúmenes a lo largo de las tomas, la voz de
Mozart “invade” el espacio de la diligencia de la misma manera en que la voz
del sacerdote invadía el espacio de las matanzas en El Padrino.
Paralelos: Tiempo Real contra Progresión de Edición / Diegético contra
No-diegético
Las diferencias de reverb e intensidad son suficientes para darnos esa idea, y
se percibe fácilmente en la película. Freeman empieza a buscar entre los libros,
el proceso de la edición también lo hace... Desde un gran angular hasta un
acercamiento, todo pasa lentamente de más grande a más pequeño, menos
revelador a mas detallado, de tomas mas largas a mas cortas, etc. ¿La
música? La música permanece con el mismo ritmo; siempre allí, sólo con el
agregado de un poco más de reverb y algo menos de intensidad (apenas
notorio, aunque presente). En un momento dado, la cámara muestra un primer
plano corto, con un deliberado fuera-de-foco, sobre uno de los libros. Esto le
permite al editor introducirnos en el montaje paralelo, y cortar a la cara de
Brad Pitt. Él no está mirando libros como el Paraíso Perdido de Milton o la
Divina Comedia de Dante, sino repugnantes fotografías de las víctimas. La
secuencia continúa, pero ahora mezclando elementos de un lugar y del otro. El
proceso de "aceleración" es muy sutil, porque el recurso que utiliza el editor es
un acercamiento a los pies en la fotografía, un corte a los pies de Freeman, y
también una aproximación a los objetos de la biblioteca y de la casa (como por
ejemplo, los movimientos de la fotocopiadora, las páginas de los libros o
inclusive las cartas) y, finalmente disuelve las pinturas de Gustav Dore entre
las páginas, acoplándolas con algunas cosas que vemos en las fotografías o
luego veremos en la trama, como la cabeza seccionada de una persona.
Cerrando la secuencia, vemos a Brad Pitt agotado, dormido delante del
televisor; corte a la cara de Gwyneth Paltrow, su esposa, mirándolo
tiernamente; corte… el hombre en la biblioteca que se dirige hacia Freeman,
un acercamiento hacia Pitt nuevamente, como vimos al principio de la
secuencia, y se lo escucha decir, "Sabe, usted va a extrañarme", y Freeman
contesta, "quizá podría...." Qué solitario está, qué exánime, viejo, cansado, y
fuerte (en oposición, Brad Pitt que es joven, tiene una esposa y es amado, está
físicamente extenuado). La secuencia acaba con la carta y copias de los libros
que Freeman preparara para Pitt, y lo vemos acercarse a la mesa de trabajo de
Pitt en el departamento de Policía al alba -vemos la luz del sol brillando desde
las ventanas distantes-. Al fin, observamos el nuevo día (miércoles) a través
de un “God shot”, la cámara volando a través del cielo que muestra el
comienzo del día en la ciudad, y a Brad Pitt dentro de su automóvil, abriendo el
sobre que Freeman le dejó. Exactamente en este punto escuchamos el ruido
del sobre y percibimos que la música cesa. Pero se detiene exactamente en el
momento en que el último acorde esta terminando. En consecuencia, tenemos
más de dos línea paralelas: primero, la analogía/comparación entre Freeman y
Pitt; segundo, la progresión y aceleración en tiempo y edición, vs. el tiempo
real que sigue la música y finalmente, en los aproximadamente cuatro minutos
que dura la pieza de Bach, toda la noche ha pasado. De modo que la música
empezó en la escena pero en algún punto la abandonó, para convertirse en
música no-diegética. ¿En qué punto exactamente? En el momento del fuera de
foco anterior al corte sobre la cara de Pitt. Antes de ese momento, todo lo que
sucede a la vista y desde el sonido estaba dentro del dominio del tiempo real.
Después de eso, la música nos hace percibir su propio ritmo y tiempo real,
mientras que el montaje está comprimiendo el tiempo para pasar la noche en
el lapso de los últimos 3 minutos de la pieza musical. El acto de presionar el
botón de play del reproductor de CD introduce la música; la apertura del sobre
enmascara el imaginario "stop" producido por el editor de sonido o por la
música. La lluvia y los papeles nos distraen del pensamiento de qué cosa es la
que está ocupando el lugar de la música, de modo de que nadie se pregunta
cuándo y cómo la música se volvió no-diegética. De esta manera tenemos dos
percepciones de tiempo paralelas, dos ritmos, dos espacios (subdivididos en
más), dos personajes (no sólo dos actores actores), dos progresiones
diferentes (la evolución del tema musical; la "compresión de tiempo" de la
edición cinematográfica); dos oposiciones entre música e imagen (la primera,
las pinturas y las fotografías frenéticas vs. el carácter callado y pacífico de la
música; la otra, los movimientos lentos, la placidez de la biblioteca y de la casa
vs. los pulsos de la música).
Queda claro, luego de tratar estos casos, que un buen uso de la expansión del
espacio fuera de pantalla desde el sonido tiene que llevarse a cabo bajo la
estrecha colaboración entre el director y el editor. Un editor sensato tiene que
conllevar su entusiasmo, con el objeto de hacer todas estas conexiones
posibles. De no ser así, es muy importante convencer al director. A pesar de
que este es un trabajo arduo, los resultados pueden cambiar completamente la
perspectiva de una secuencia, incluso de la película entera.