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APUNTES PARA EL TRABAJO SOCIAL EN GERONTOLOGIA

M a de los Angeles Ramírez Martínez

Centro de Capacitación e Información sobre la Tercera Edad


Caja Costarricense de Seguro Social

INTRODUCCION
El presente artículo se basa en la revlSlon de trabajos del Instituto de
Gerontología de la Universidad Estatal de Wayne, Estados Unidos; en exposiciones
de expertos (Alpízar, Arrigo, Huth, Parrish y Videla) en el curso intensivo sobre
Gerontología y sus programas, que tuvo lugar en San José, Costa Rica, durante el
mes de julio de 1978 yen la obra (Bize y Vallier, 1973) que recoge una serie de impor-
tantes estudios demográficos, sociológicos y médicos realizados en los paises euro-
peos durante los últimos años.
Respecto de la situación de los ancianos en Costa Rica, se revisaron dos tra-
bajos del Instituto de Estudios Sociales en Población de la Universidad Nacional,
realizados durante los años 1979 y 1980. Uno se refiere a la opinión pública y el
ciudadano mayor de 60 años y otro a problemas y necesidades de este grupo de
población.
Para los efectos del Trabajo Social, se tomó como base la caracterización
que define la materia objeto de la profesión como "las personas, los grupos y comu-
nidades, en su problemática vital de vida cotidiana, enfocada en un contexto in-
tegral de desarrollo" .(11
Este trabajo tiene el propósito de despertar el interés de los trabajadores so-
ciales por la atención de situaciones que enfrentan los ancianos, mediante la partici-
pación en equipos interdisciplinarios, que realicen acciones en el campo preventivo,
de rehabilitación y promoción, en los aspectos de salud, economía, relaciones fami-
liares e integración social.

Aspectos genera/es sobre e/ envejecimiento


Todos los seres vivos envejecen, cada uno según su propio ritmo, que está
determinado por la acción conjunta de factores biológicos y formas de vida. La vejez
no tiene un principio que pueda fijarse a una determinada edad. Los gerontólogos
están de acuerdo en que no es un estado patológico, sino una etapa de la vida con
sus propios problemas.
En el aspecto físico, el envejecimiento se presenta con modificaciones en to-
dos los órganos y sistemas, aunque no en la misma forma ni al mismo tiempo. Es im-
portante señalar que las más frecuentes son la pérdida de la capacidad para la deam-
bulación, y para la ejecución de las tareas cotidianas por atrofia de los músculos y
deterioro del sistema óseo; la modificación de la respiración por los cambios que
sufren los pulmones y la disminución del rendimiento cardíaco.
En el aspecto psíquico, la mayoría de las alteraciones tiene su origen en modi-
ficaciones orgánicas: el peso del cerebro se reduce y se presenta una disminución
en la cantidad y calidad de las neuronas. Las manifestaciones psíquicas del envejeci-
miento normal suelen ser la apatía, el desinterés, la pérdida de la memoria y el paso
de períodos de comportamiento irascible a otros de depresión.

(1) López Medina. Antolín. Hacia una e/aboracíon técnica V metodológica de un trabal'o socia/latino-
americano. Buenos Aires: ECRO, 1971.

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Las modificaciones físicas y psíquicas del envejecImiento normal pueden
complicarse en forma dramática por las enfermedades o por problemas económicos
y familiares. Las complicaciones más frecuentes son las enfermedades degenerati-
vas y los trastornos mentales de base orgánica que van, desde los estados de confu-
sión, hasta la demencia.
Desde el punto de vista social, el individuo va experimentando una creciente
sensación de inseguridad, como producto de las presiones que recibe de medio la-
boral, y luego de su retiro del trabajo, por el aislamiento y la soledad a que se ve so-
metido. Influyen además, los cambios de la estructura y dinámica familiares; la pérdi-
da de amigos y la sensación de vacío existencial que deja un tiempo libre sin sentido.
La esperanza de la vida es, hoy día, mucho mayor que en el pasado. Esto se
ha dado como resultado del mejoramiento notable de las prestaciones médicas, eco-
nómicas y sociales de la Seguridad Social.
En el año 1973 existían en Costa Rica 104.113 personas mayores de 60 años;
para el año 2000 ese grupo será de 250.000 ciudadanos, que demandarán una serie
de servicios en materia de asistencia médica, de pensiones y de empleo.
El desarrollo económico y los procesos de migración han determinado que la
situación de los ancianos pase a ser cada día, en mayor medida, un aspecto que
compete a la sociedad en su conjunto, y de forma especial, una responsabilidad de
los entes estatales. El estudio realizado por IDESPO en 1979, dio a conocer que el
78% de los entrevistados manifestó que el Estado debería tomar la responsabilidad
de atención de las personas mayores. (21
La política nacional concerniente a los ancianos tiende a ser cada vez más
específica. Parte de lo que establece el artículo 51 de la Constitución Política y se tra-
duce en acciones concretas dentro de los programas de seguridad y bienestar social.
En ellos, el trabajo social tiene una tarea muy importante que realizar, espe-
cialmente en el logro de un mejor conocimiento de la comunidad acerca de la si-
tuación del grupo de la tercera edad y de sus perspectivas inmediatas y can ello,
hacer posible la creación de condiciones necesarias para el establecimiento de servi-
cios de atención integral a ese importante grupo de ciudadanos.

Participación del trabajador social en la atención de las situaciones que enfrenta


el anciano
La Salud
Las personas ancianas presentan mayores problemas de salud, ya que el en-
vejecimiento produce un empobrecimiento general de las células; la capacidad de
adaptación al ambiente disminuye y la recuperación suele ser más lenta. La si-
tuación de la salud de la población de la tercera edad plantea la necesidad de progra-
mar acciones preventivas, de recuperación, de rehabilitación y de promoción, de
parte no sólo del personal de servicios médicos, sino de otros profesionales, que
ubiquen el estudio de los problemas y de las acciones para resolverlos, dentro del
contexto social en que se desenvuelven las personas mayores.
El estudio realizado por IDESPO en 1980 reveló que una de las mayores pre-
ocupaciones de los ancianos es la salud, aunque el 90% de los entrevistados mani-
festó recibir atención médica frecuente. 131

(2) Calderón Solano, Odalía. La opinión pública y el ciudadano mayor de 60 años. IDESPO, Heredia,
Costa Rica, 1979. Pág. 21.
(3) Dentan, Carlos. Problemas y necesidades que enfrentan la población costarricense mayor de 60
años. IDESPO, Heredia, Costa Rica, 1980. Pág. 25.

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Sin embargo, la observación de la situación cotidiana en las clínicas y hospi-
tales, da cuenta de la necesidad de IJrogramar acciones en el campo preventivo y de
rehabilitación, Es necesario incluir en los programas de medicina comunitaria, los
aspectos referentes al cuidado de los ancianos, y dentro de los programas de prepa-
ración para la jubilación, establecer el control médico periódico. Actualmente la Co-
misión de Preparación para la Jubilación realiza esfuerzos tendientes a la capacita-
ción de los médicos de empresa para la detección de situaciones de peligro laterlte
en aquellos trabajadores mayores de 55 años que participen en los programas. (4)
En cuanto a la rehabilitación, el trabajador social debe intervenir en la aten-
ción de situaciones individuales en clínicas y hospitales, mediante la relación con los
familiares de los ancianos y con las comunidades de donde proceden.
Igualmente, por medio del trabajo con grupos de pacientes mayores puede
incorporar a los familiares en la búsqueda' y organización de recursos en los canto-
nes, distritos y barrios, con el fin de crear oportunidades que favorezcan la recupera-
ción de los ancianos.
Para este tipo de programa se tienen antecedentes en los hospitales Dr. Raúl
Blanco Cervantes y San Vicente de Paúl de Heredia. ~5)
El trabajador social debe promover la organización de los ancianos, en el ám-
bito local preferentemente, a fin de que participen en la instalación de servicios para
la atención de la salud física y mental, Los centros de asistencia médica establecidos
en todo el país, pueden facilitar esa labor.
En el ambiente hospitalario existe una situación difícil, originada por el cre-
ciente número de ancianos a quienes sus ,familiares abandonan luego de enfermeda-
des que limitan sus posibilidades de desenvolvimiento autónomo. Para esas per-
sonas no se han establecido servicios adecuados. Es necesario que el trabajador
social, a quien se le encarga atender esas situaciones, realice un movimiento que in-
volucre a los grupos organizados en las comunidades para que, junto con las institu-
ciones del Estado, den respuesta a esa necesidad que tiende a ser cada día mafor,

Aspectos económicos
El estudio de IDESPO (Calderón, 1979)~6) encontró que es muy poco el inte-
rés que existía en ese entonces por las cuestiones relativas a la previsión para la ve-
jez en lo que respecta a la situaciÓn económica.
La economía del anciano. debe estudiarse en todos sus detalles. En nuestro
país, la protección de regímenes de pensiones, de amplia cobertura, no tiene una
dotación suficiente para la satisfacciÓn de todas las necesidades de los pensiona-
dos; esto puede originar situaciones de desintegración familiar y de aislamiento.
Los sistemas de Seguridad Social en la mayor parte de los países, han evolu-
cionado en el sentido que permiten a los pensionados tener empleo remunerado
que, además de brindar ingresOs complementarios, soluciona el problema del uso
del tiempo libre.
Las acciones que puede desarrollar el trabajo social en el aspecto económico,
están básicamente dirigidas al estudio de necesidades y a la búsqueda de soluciones
familiares y comunales para las situaciones de individuos y de grupos; igualmente,

(4) Comisión que trabaja desde el año 1978, con representantes de instituciones públicas, yen la cual
los trabajadores sociales tienen una destacada intervención.
(5) En el Hospital Dr. Raúl Blanco Cervantes funciona el primer Hospital de dia creado en el país. Ini-
ció sus actividades en julio de 1977 con el propósito fundamental de rehabilitar al anciano enfermo
mediante la estructuración del grupo familiar y la" prestación de servicios médico sociales. El traba:
jador social desempeña un importante papel en este servicio.
En el Hospital de Heredia, los trabajadores sociales dirigen, junto con una asociación comunal,
el primer centro de cuidado diurno establecido en Heredia, cuyo inicio data de mayo de 1982.
(6) Calderón, Odalía, op. cit. Pág. 12.

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promover programas que favorezcan la incorporación de personas mayores en el
proceso productivo. Los talleres protegidos pueden dar muy buenos resultados.
Como consecuencia de la intervención en las necesidades de tipo económi-
co, el trabajador social está en capacidad de formular recomendaciones a las autori-
dades correspondientes para la revaloración de subsidios y para el otorgamiento de
prestaciones y servicios complementarios.
Especial importancia debe dársele al aspecto de la planificación de la jubila-
ción en cuanto a los gastos de consumo y a los de inversión. Asimismo, a la progra-
mación de trabajo remunerado, de acuerdo con las capacidades, gustos y aspira-
ciones de los jubilados.

Las relaciones familiares


Cuando los cientistas sociales analizan la familia, se refieren predominante-
mente a aspectos de fecundidad, a la participación femenina en la fuerza laboral y la
repercusión en la educación de los hijos; a las características de la unión, a los
índices de divorcio y a la situación de los hijos extra matrimoniales. Mientras estos
temas reciben la preferencia en el análisis, ¿qué pasa actualmente con las personas
mayores de 60 años, cuyo número crece vertiginosamente en nuestras comunida-
des? Ciertamente, al estudiar la familia, muy poco se habla de ellas.
Estudios realizados en nuestro país (Dentan, 1980), indican que aún prevale-
ce -en nuestro medio el grupo familiar unido por fuertes vínculos. El estudio reveló
que solamente el 17% nunca ve a los familiares que no viven en el hogar.
La forma en que los ancianos son tratados por las personas que los rodean,
es de vital importancia para la actitud de aquellos hacia la vida; el medio familiar
puede ser cálido y ayudarlos a sentirse útiles y aceptados; o puede volverse hostil,
agravando cuadros depresivos y de angustia. En la medida de lo posible, el anciano
debe permanecer en su hogar, y por lo tanto, considerar el internamiento en institu-
ciones, como una medida para casos especiales.
En países donde los servicios para personas mayores se han desarrollado en
forma amplia, cada día cobran mayor importancia aquellos que complementan la ac-
ción de la familia, como los centros de cuidado diurno, los clubes y la asistencia a
domicilio.
En nuestro país existe un movimiento importante en favor de esos progra-
mas, y dentro de ellos, se destaca la participación del Trabajador Social en el estudio
y determinación de necesidades en las comunidades interesadas, en la programa-
ción y ejecución de las acciones, especialmente aquellas dirigidas a la capacitación
de los miembros de los comités, lo cual facilita la adopción de medidas a corto pla-
zo, de acuerdo con los recursos existentes.
Aparte de los programas que tienden a la creación y organización de recur-
sos, el trabajador social debe llevar a cabo acciones que comprenden el estudio de
las actitudes familiares hacia el anciano, programar y ejecutar actividades que pro-
curen modificar comportamientos nocivos para las personas de edad avanzada.

Integración social
Las relaciones sociales de los ancianos se ven afectadas por el deterioro de
las funciones físicas y mentales; por la transformación del medio familiar y de la vida
ocupacional, y por las reacciones propias de cada individuo hacia esos factores.
Las relaciones con su círculo de trabajo y de amigos, se ven interrumpidas
por la jubilación o la pérdida del empleo, lo que ocasiona cuadros depresivos de di-
versa intensidad, que lo afectan sensiblemente.
Especial atención merecen las situaciones de los ancianos sin familiares y de
los internados en instituciones, pues el aislamiento en que viven adquiere propor-

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ciones críticas. Para ellos son necesarias las actividades que estimulen sus faculta-
des físicas y mentales, pues el internamiento en una institución los príva del contac-
to enriquecedor con personas significativas.
La inactividad tiene que ver principalmente con el retiro del trabajo, con la jubila-
ción. Este hecho representa la ruptura de una serie de patrones cotídianos de con-
ducta, que amenaza seriamente la salud física y mental. Surgen sentimientos de
minusvalía y se agudizan los problemas de comunicación en el seno de la familia.
El individuo se encuentra súbitamente que dispone de todo su tiempo libre,
sin saber qué hacer. La ociosidad y el sentimiento de inutilidad frecuentemente
destruyen al jubilado y lo pueden llevar, incluso, a la muerte. El problema de la inac-
tividad, aparte de factores personales, depende de la forma en que la colectividad
trata a los viejos; si los estimula o los margina.
Existe en nuestro medio, la idea de que el anciano debe retirarse de su activi-
dad habitual; un importante sector de la población {40,7%l opina que las personas
mayores no deben trabajar (Calderón, 1979). (7)
En lo que respecta a las relaciones sociales, el trabajador social tiene un
amplio campo para ejercer su actividad profesional. Desde la investigación de las
características y recursos de los individuos, de las familias y de las comunidades
donde presta sus servicios, hasta la planificación y ejecución de programas de re-
creación; de actividades remunerativas; de estructuración del tiempo libre y planes
de vacaciones.
El trabajador social está en capacidad de lograr la participación de personas
mayores no como beneficiarios, sino como miembros activos, presentes desde el
inicio de los proyectos. Para hacer efectiva esa integración es necesario desarrollar
programas educativos que se fundamenten en las necesidades y en los intereses de
las personas mayores, a fin de que favorezcan el desarrollo de actitudes positivas y
solidarias para el disfrute de la longevidad.
Igualmente, dicho profesional está capacitado para participar activamente en
acciones de divulgación, que permitan tratar los mitos y prejuicios en torno del pro-
ceso de envejecimiento, a fin de favorecer un aumento de la comprensión acerca de
las necesidades de los ancianos y sobre la responsabilidad que le corresponde a la
sociedad en su atención.
La organización de los pensionados se presenta como un campo especial-
mente fértil, "para llenar sus necesidades de intercambio social, promoción de acti-
vidades conjuntas, desarrollo de programas de asesoría, intercambio de informa-
ción, cooperación social y científica con otros grupos, recreación, servicio a las co-
munidades, etc."l8l
Los pensionados pueden organizarse en tres ámbitos complementarios: la
empresa, el gremio y la comunidad. Experiencias en tal sentido son promovidas por
el Centro de Capacitación e Información sobre la Tercera Edad de la Caja Costarri-
cense de Seguro Social, en su programa de jubilación, con amplia participación de
empresas, voluntarios y estudiantes universitarios, asesorados por trabajadores so-
ciales.
En resumen, la participación del trabajador social es de gran importancia en
la operación, determinación y realimentación de las políticas sobre el envejecimien-
to. Participa en el estudio, diagnóstico y atención de situaciones particulares en el
seno de los programas institucionales, y en las acciones que emprenden las comuni-
dades. Por otra parte, está en capacidad de llevar adelante una serie de iniciativas
que existen en forma aislada y para las cuales se necesita una labor de integración
de voluntades y de recursos, tanto gubernamentales como privados.
(7l Calderón, Odalía, op. cit. Pág. 27.
(8) Campos Jiménez, Carlos María. La Edad de Oro. San José, s.f.

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Es importante que se sistematice toda la acción que actualmente llevan a ca-
bo los profesionales en trabajo social, de tal manera que pueda ser aprovechada por
las autoridades encargadas de la definición de políticas nacionales y en la programa-
ción de servicios para la población de la tercera edad. Esta tarea requiere un examen
rig uroso de varios interrogantes referentes a las necesidades que enfrentan las per-
sonas mayores de 60 años; al tipo de programas que se requiere; a la cobertura de
los mismos; a la naturaleza de los servicios; a los sistemas de administración; a los
mecanismos de coordinación de entidades públicas y privadas; a la capacitación de
personal de atención directa y a la organización de los ancianos.
La formación académica del trabajador social lo capacita para tener una vi-
sión global de los problemas y de sus verdaderas causas. El enfoque integral que
proporciona el trabajo social es de gran utilidad en el estudio y en la toma de deci-
siones para resolver esos interrogantes, y para la adopción de alternativas viables y a
corto plazo, con la participación de amplios sectores de nuestra sociedad, de mane-
ra que se obtengan los máximos beneficios para un grupo de personas de nuestra
comunidad, que cada día será más numeroso.

BIBLlOGRAFIA

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