Está en la página 1de 7

CORAZONES IDÓLATRAS

5Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas,


malos deseos y avaricia, que es idolatría; 6cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los
hijos de desobediencia. Colosenses 3:5-6

• La idolatría es algo grave. De hecho, creo que es una de las cosas mas importantes que
debemos de tener en cuenta si quieremos vivir vidas victoriosas. Ya que si no conoces tu
naturaleza, entonces no podrás ver la salida y te engañarás detrás de moralidad.

Idolatría es depender de algo como la fuente de nuestra satisfacción y la solución a nuestros


problemas por encima de y aparte de Dios para cumplir algún deseo de nuestro corazón que
atesoramos más que a Cristo y por ende se ha convertido en algo que codiciamos.

"La avaricia, que es idolatría".

Esta es una palabra muy interesante. Viene del griego PLEONEXIA, que se puede traducir como
AMBICIÓN desmedida. O bien, en el griego clásico se le traducía como CODICIA FIERA. Es una
palabra con una connotación perversa. Se refiere a personas codiciosas al punto de actuar de manera
desvergonzada, con ambición desmedida. De hecho, al investigar sobre esta palabra en sus usos, los
moralistas latinos definían pleonexia como AMOR SCELERATUS HABENDI, o “EL MALDITO AMOR
DE POSEER”.
Pleonexia es dar culto a lo terrenal en vez de a Dios. Una moneda de un peso es muy
pequeña, sin embargo, si se la pone muy cerca del ojo, puede impedirnos ver el inmenso disco solar.
Cuando un hombre tiene pleonexia en el corazón, pierde de vista a Dios, obstaculizado por el loco
afán de poseer que le domina.
Pleonexia es el pecado del hombre que ha dado rienda suelta al deseo de conseguir cuanto no
debe, que piensa que sus caprichos, apetitos y vehementes anhelos son las cosas más importantes
del mundo, que ve a los otros como objetos para explotar, que no tiene más dios que él y sus deseos.

Así que aquí Pablo nos está diciendo que desear las cosas así, es idolatría. Pero bien
podríamos considerar el resto de las cosas que corresponden a la misma categoría de pasiones y
deseos “lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y
avaricia”. Lo terrenal en nosotros, esos deseos que se vuelven codicias y avaricias son idolatría.

¿Cómo esto se conecta con la idolatría clásica?


3 »No tengas ningún otro dios aparte de mí.
4 »No te hagas ninguna clase de ídolo ni imagen de ninguna cosa que está en los cielos, en la
tierra, o en el mar. 5 No te inclines ante ellos ni les rindas culto, porque yo, el SEÑOR tu Dios,
soy Dios celoso, quien no tolerará que entregues tu corazón a otros dioses. Exodo 20:3-5
La mayoría de nosotros cuando pensamos en ídolos pensamos en imágenes de talla, en las antiguas
civilizaciones y cómo se inclinaban. También pensamos en idolatría de otras iglesias como la católica.
Pero rara vez pensábamos en que yo podría inclinarme o rendir culto y/o apartar mi corazón de la
adoración a Dios por COSAS que estén en el cielo, pero también cosas que están en la tierra.
Lutero de hecho decía que uno no puede violar los otros 9 mandamientos sin violar el primero antes.
Es decir, hay ciertos elementos terrenales que pueden ser ídolos. Lo que llamamos un dios ajeno, o
un dios práctico. Los ídolos que llegan como sustitutos de Dios para satisfacer ciertos deseos.

La realidad es que a la hora de leer estos textos, nos podemos confundir solo fijándonos en la letra
y por supuesto ubicando como funcionaba la idolatría en ese contexto. Las antiguas civilizaciones
materializaban su idolatría con ideas místicas. Por eso es que la idolatría aparte de ser espiritual,
se manifestaba de manera física con muñecos de madera o así.
Pero si bien, hoy la vida moderna excluye que esa sea una forma natural de materializar la
idolatria, por lo menos en el occidente capitalista. El problema sigue siendo espiritual.

Es un tema del corazón. Siempre ha sido un tema del corazón la idolatría.

3 «Hijo
de hombre, estas personas han hecho de su corazón un altar de ídolos, y a su paso han
colocado trampas que los hacen pecar. ¿Cómo voy a permitir que me consulten?
Ezequiel 14:3

18 Como les he dicho a menudo, y ahora lo repito hasta con lágrimas, muchos se comportan
como enemigos de la cruz de Cristo. 19 Su destino es la destrucción, adoran al dios de sus
propios deseos y se enorgullecen de lo que es su vergüenza. Sólo piensan en lo terrenal.
Filipenses 3:17-19

• Quiero que veas el cuadro completo de la biblia. No te estoy hablando de algo nuevo, de una
enseñanza que alguien se sacó de la manga recientemente. La vida espiritual siempre se ha
tratado de una guerra de adoración. Porque adoración no solo es cantarle a algo, orarle a algo
o ofrendarle a algo. Adorar es mucho más que solo actos de iglesia. Dicho más sencillo:
CUANDO ALGO TERRENAL LE ROBA A DIOS SU LUGAR, ENTONCES ES UN ÍDOLO.

• Hace unos días te hablaba de este concepto de Dios funcional o Dios práctico. ¿Qué dios
sacia tus deseos y a que dios acudes en tus problemas? Puede ser el entretenimiento, el
sexo, el ser alabado, puede ser la medicina, la murmuración, el dinero.

La idolatría hoy empieza en el corazón: anhelar, querer, disfrutar, estar satisfecho con cualquier
cosa que atesores más que Dios. Eso es un ídolo. Pablo llama a esto codicia o avaricia: un amor o
deseo desordenado, amar más que a Dios lo que debe ser amado menos que a Dios y solo por amor
a Dios. Pero la codicia es la condición en la que se encuentra este corazón desordenado, un acto de
amar demasiado lo que se debe amar menos. Y es por eso que viene la ira de Dios.

Entonces, finalmente: ¿Qué es un ídolo? Es la cosa amada o la persona amada más que Dios,
querída más que Dios, deseada más que Dios, atesorada más que Dios, disfrutada más que
Dios. Podría ser una novia. Podrían ser buenas notas. Podría ser la aprobación de otras
personas. Podría tener éxito en los negocios. Podría ser estimulación sexual. Podría ser un
pasatiempo o un grupo musical que estás siguiendo o un deporte o tu bonita casa. O tu propia
apariencia podría ser un ídolo. Podría ser cualquier cosa.

“La idolatría no es apenas uno de muchos pecados; más bien se trata del gran pecado del que se
desprenden todos los otros. Así que si comenzamos a escarbar en el terreno de cualquier lucha que
estemos enfrentando, finalmente descubriremos que debajo de todo hay un dios falso. Mientras ese
dios no sea destronado y Dios el Señor ocupe su justo lugar, no alcanzaremos la victoria.” Kyle
Idleman
3 »No tengas ningún otro dios aparte de mí.
4 »No te hagas ninguna clase de ídolo ni imagen de ninguna cosa que está en los cielos, en
la tierra, o en el mar. 5 No te inclines ante ellos ni les rindas culto, porque yo, el SEÑOR tu
Dios, soy Dios celoso, quien no tolerará que entregues tu corazón a otros dioses. Exodo
20:3-5

• La versión Reina Valera dice delante de mi. Aquí dice aparte de mi y me gusta mucho más
porque da la connotación más cercana.
• La idea de tener dioses delante de Dios no se refiere a que Dios quiere el primer en una lista
larga de los objetos de tu adoración. Más bien se refiere a una idea del templo, a tener otros
dioses en su presencia.
• Estas cosas no tienen porque ser inmorales, más bien son amorales, pero nosotros podemos
convertirlas en ídolos.
• El problema es que en el mismo instante en que algo ocupa el lugar de Dios, en el momento en
que se convierte en un fin en sí mismo más que algo que colocar delante del trono del Señor,
se transforma en un ídolo. Cuando alguien o algo reemplaza a Dios el Señor en su puesto de
gloria en nuestras vidas, entonces esa persona o cosa, por definición, se convierte en nuestro
dios.

Estos dioses los tienes o los creas. El mandamiento dice NO TE HAGAS.

Cuando Dios le dio a Moisés los Diez Mandamientos en el Monte Sinaí, el pueblo que esperaba
allá abajo se quejaba de que llevara tanto tiempo. Moisés había dejado a su hermano Aarón a cargo,
y la gente había comenzado a clamar por un dios que los condujera. Reunieron entonces el oro que
tenían entre todos, lo echaron al fuego e hicieron de él un becerro de oro para ser adorado. Un
poquito irónico, ¿no creen? En el preciso momento en que Dios le hablaba a Moisés acerca de no
tener otros dioses delante de él, el pueblo estaba allá abajo dándole forma a un dios.
19 Los israelitas hicieron un becerro en el monte Sinaí;
se inclinaron ante una imagen hecha de oro.
20 Cambiaron a su glorioso Dios

por la estatua de un toro que come hierba. Salmo 106:19-20

• Cualquier cosa sin excepción se puede volver un ídolo una vez que llega a ser un sustituto de
Dios en nuestras vidas.

Si tenemos una adicción a la comida, ¿por qué la tenemos? Si existen «cuestiones polémicas» que
tienden a alterarnos, ¿por qué las tenemos? Si planeamos salir de compras este fin de semana
aunque estemos tapados de deudas, ¿por qué lo hacemos?

¿CUÁL ES LA BUSQUEDA DE NUESTRO CORAZÓN?

Pocos años atrás, America Online (AOL) dio a conocer al público, a través de una búsqueda
que se podía realizar en Internet, la historia de 650.000 de sus usuarios de la red. La compañía
intentaba demostrar su amplio alcance entre los consumidores. Al revisar el historial de búsquedas de
una persona se descubría que, si esta había escrito «anotaciones en el fútbol de la NFL» en la
ventana de un explorador, eso era ahora un asunto de dominio público.

Nos preguntamos: «¿En qué pensaban cuando hicieron eso?». Pero AOL había tomado ciertas
precauciones. No se utilizaban los verdaderos nombres, sino solo un número de usuario. Así que no
era Adrián, el de la otra cuadra, sino una persona anónima, llamada «Usuario #545354», la que
estaba constatando cómo les había ido a los Green Bay Packers.
El problema fue que esas precauciones no resultaron lo suficientemente eficaces. El periódico
New York Times muy pronto demostró que era posible seleccionar un número de usuario y colocarle
un nombre. ¿Cómo hacerlo? Digamos que el Usuario #545354 buscaba acerca de «problemas en la
transmisión de un Chevy Camaro 2002». Eso en sí mismo no decía mucho. Pero también revelaba
miles de otras búsquedas realizadas por el mismo usuario.* Al brindar la suficiente información no
resultaba demasiado difícil considerar las búsquedas y hacerlas coincidir con un usuario específico.

Como podrán imaginar, la gente no buscaba solamente información sobre automóviles o


resultados deportivos. También realizaba búsquedas sobre cosas tontas. Sobre cosas tristes. Y sobre
muchas, muchas cosas muy perturbadoras. El «rastreo de datos» de cada usuario mostraba un
cuadro definido de esa persona.

Podríamos decir que nuestras búsquedas nos definen. ¿Qué mostraría un rastreo de
datos sobre ti? ¿A dónde conduce la búsqueda en la que estás? Aquello que buscamos y tras
lo cual vamos revela el dios que va ganando la guerra en nuestros corazones. Pensemos en el
corazón como el campo de batalla de los dioses. El dios que gana ese día reclama el trono de
nuestro corazón.

Dado que yo no puedo revisar el historial de tus búsquedas, quiero pedirte que examines tu
corazón para descubrir sobre qué descansa tu lealtad y hacia quién diriges la gloria. «Por sobre
todas las cosas cuida tu corazón, porque de él mana la vida» (Proverbios 4.23). Tu corazón
define y determina quién eres, cómo piensas, y lo que haces. Debido a que todo fluye a partir de allí,
tu corazón constituye el frente de batalla para los dioses que están en guerra.

• Quiero que consideres que cuando decidas hacer esto o por lo menos al estar escuchando
esto y quizá si estuviste en un grupo de conexión esta semana. Puede ser que en el trono de tu
corazón hace mucho que tienes ídolos. Y al momento de venir la poderosa palabra de Dios,
ese trono comienza a ser reclamado para aquel que lo compró. Entonces una revolución en tu
corazón puede comenzar, y quizá una gran resistencia. Porque es tu carne, es tu orgullo…
muchos de ustedes van a patalear, van a resistirse, porque hay una guerra librándose. El
dragón estaba dormido, pero gobernaba en tu corazón y de repente llegas a expulsarlo de ahí.
Dios no soporta esos ídolos y te está dando la oportunidad de limpiar tu corazón en vez de
destruír todo tu reino, incluyendote a ti por no darle gloria a él.
• Porque entiende algo, no estoy hablando precisamente de demonios. Seguramente si hay
mucha gente endemoniada, mucha gente que no ha nacido de nuevo. Pero aquí estoy
hablando de idolatrías.
• La próxima semana profundizaremos en esto, pero los ídolos no son en sí mismos algo malo,
sino que soy yo quien les da ese valor. Así que estoy diciendote que TU ERES EL CREADOR
DE LOS ÍDOLOS, ellos no existen sino es por ti. Así que TU NO ERES VÍCTIMA DE TU
ÍDOLO. Porque para conservar a tus ídolos vas a querer jugar la carta del luchador, de la
victima de una lucha incesante.
• Mucha gente le llama a sus ídolos: MI LUCHA. Implicitamente están diciendo que ellos hacen
todo lo posible, pero que es demasiado fuerte y finalmente están sufriendo las consecuencias
por algo que ellos mismos no son responsables. No es tu lucha, es el pecado en el que vives y
son los ídolos que tu has creado y de los que debes arrepentirte.

¿Qué queremos decir cuando hablamos del «corazón»? Es el nucleo de la vida.


Aquí va un ejemplo del sentido de la idea hebrea: «En el agua se refleja el rostro, y en el corazón se
refleja la persona» (Proverbios 27.19). El corazón conforma nuestra verdadera identidad; y esa es la
razón por la que los dioses luchan descarnadamente intentando apoderarse de cada centímetro de él.

¿Qué tiempo de nuestra vida dedicamos a tratar con la basura visible en lugar de tratar
con aquello que la produce? Gastamos una gran cantidad de tiempo, dinero, energías y frustración
removiendo esa basura mientas que hay algo, corriente arriba, que sigue arrojándola al torrente.
Hasta la iglesia se enfoca demasiado en lo que hay río abajo. Resulta mucho más fácil recoger un
poquito de basura. Tratar con lo que se encuentra corriente arriba implica un compromiso
impresionante. Pero los dioses saben que el corazón es el campo de batalla. Es allí donde se gana la
guerra. Pasar por alto el corazón y concentrarse solo en lo que hay río abajo se podría definir como
una «modificación de conducta». La modificación de la conducta, popular en la psicología de
mediados del siglo veinte, es la idea de intentar producir un cambio enfocándonos en las acciones
que se pueden observar y medir. Es un tratamiento dirigido a los síntomas, una metodología de
soluciones facilistas.

Tiene que ver con la cuestión de lo que sucede en tu corazón. Y es por eso que Jesús puso tanto
énfasis en ese punto. Él no se mostraba tan rápido en recompensar el buen comportamiento si el
corazón no era recto. En Mateo 15.8, Jesús les dijo a los líderes religiosos: «Este pueblo me honra
con los labios, pero su corazón está lejos de mí». Más adelante en el capítulo Jesús dice: «¿No se
dan cuenta de que todo lo que entra en la boca va al estómago y después se echa en la letrina?
Pero lo que sale de la boca viene del corazón y contamina a la persona. Porque del corazón
salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, la inmoralidad sexual, los robos,
los falsos testimonios y las calumnias» (Mateo 15.17–19).

Nosotros queremos poner el foco sobre lo externo, pero Jesús señala el punto de que todo tiene que
ver con el interior. El corazón es el campo de batalla de los dioses porque todo fluye desde allí.

¿Qué cosas son las que te decepcionan?


Cuando nos sentimos desbordados por la decepción, eso constituye una buena señal de que algo se
ha vuelto mucho más importante para nosotros de lo que debería ser. Una decepción
desproporcionada revela que hemos colocado una esperanza y un anhelo desmedidos en algo que no
es Dios.

¿Acerca qué cosas te quejas con mayor frecuencia?


Esta pregunta es similar a la anterior, pero estamos considerando lo externo en esta ocasión: aquello
que expresas. Este podría ser un buen momento para pedir una opinión objetiva. Pregúntale a alguien
cercano sobre cuáles son tus quejas más típicas.

Aquello sobre lo que nos quejamos revela lo que realmente nos importa. El lamento deja ver qué es lo
que tiene poder sobre nosotros.

Lamentar se percibe de muchas maneras como lo opuesto a adorar al Señor. La adoración tiene que
ver con glorificar a Dios por lo que él es y reconocer lo que ha hecho por nosotros, en tanto que
lamentarnos es ignorar quién es Dios y olvidar lo que ha hecho por nosotros.

¿En qué áreas realizas los mayores sacrificios económicos?

Diremos más sobre esto después, pero la Biblia señala que allí donde está tu tesoro es donde
también está tu corazón. El lugar al que va a parar tu dinero muestra cuál es el dios que está ganando
en tu corazón. Así que échale una mirada a tus estados de cuenta del banco y a los resúmenes de tus
tarjetas de crédito, y haz de cuenta que estás examinando los hábitos de gastos de un perfecto
desconocido, para descubrir qué es lo más importante para él.

¿Qué es lo que te preocupa? Podría ser la idea de perder a alguien muy importante para ti, o perder
tu trabajo, tu casa o tu talento. Podría tratarse del temor a ser ridiculizado. O tal vez sea el miedo a
quedarte solo. Puedes preocuparte tan profundamente por alguna cosa que eso te tenga atrapado
adentro y se manifieste cuando tu mente actúa de una manera más espontánea durante la noche.
Sea lo que fuere que te despierta (o lo que es igual, que te mantiene despierto) tiene el potencial de
llegar a ser un ídolo.

¿Dónde se ubica tu refugio?


¿A dónde vas cuando te sientes herido? Digamos que ha sido un día terrible en la oficina. Llegas a
casa y, ¿a dónde vas? ¿Al refrigerador para buscar comida reconfortante como, por ejemplo, un
helado? ¿Al teléfono para desahogarte con el amigo en el que más confías? ¿Buscas un escape en
las novelas, en las películas, en los videos juegos o en la pornografía? ¿Dónde procuras un rescate
emocional? La Biblia nos dice que Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura
en momentos de angustia; tan es así que no temeremos aunque las montañas se hundan en el fondo
del mar (Salmos 46.1–2).

El lugar al que acudimos dice mucho sobre quiénes somos.

¿Qué es lo que te exaspera?


Cada persona tiene uno o dos puntos detonantes; algo acerca de lo que decimos que «nos vuelve
locos». ¿Eres tan competitivo que no puedes soportar que tu equipo pierda? ¿Es factible que ser el
mejor sea tu ídolo? ¿Cómo respondes al estar atrapado en medio del tránsito? Cuando alguien te
encierra, conduce demasiado cerca de ti, acelera y no te permite entrar, ¿por qué ese extraño
moviliza tanto tus emociones? ¿Y qué pasa cuando alguno te avergüenza o no te trata con respeto?
¿Cuál es la cuestión verdadera allí? Tal vez ese temperamento de pronta respuesta revele al más
antiguo de todos los ídolos: el dios del yo.

¿Cuáles son tus sueños? Si las pesadillas resultan reveladoras, también lo son los sueños que
soñamos despiertos: aquellos lugares a los que elegimos que vaya nuestra imaginación. ¿Qué
fantasía es la que te tiene en un puño y hace que tus ojos brillen? ¿Sueñas con convertirte en el
próximo American Idol, o tal vez en ser seleccionado en la primera ronda? Están bien las
aspiraciones, pero la cuestión es por qué aspiras a esas cosas.

Celos amorosos
Así que esta es la respuesta a la pregunta "¿Por qué son peligrosos los ídolos?" - es decir, la ira de
Dios viene sobre la idolatría. Nada es más peligroso que la ira de un Dios omnipotente y todo justo. Y
Pablo dice que la ira de Dios viene sobre la idolatría. Ahora, ¿por qué sería eso? Escuche Éxodo 20 :
“No te harás imagen tallada, ni semejanza alguna, ni cosa alguna que esté arriba en los cielos, ni
abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás ante ellos ni les servirás, porque
yo, el Señor tu Dios, soy un Dios celoso ”. ( Éxodo 20: 4-5) La ira de Dios viene sobre el idólatra
porque Dios es celoso. Hay celos justos y santos y celos injustos, débiles e inseguros. Y el celo de
Dios no solo es justo, es decir, merece nuestro afecto y admiración más profundos y fuertes, sino que
es amoroso.

Es un celo amoroso, porque fuimos hechos para encontrar nuestro mayor gozo cuando él es nuestro
mayor tesoro. Está celoso de ser honrado al ser atesorado, y está celoso de que estemos satisfechos
al atesorarlo. Así que él es celoso de una manera amorosa y es celoso de una manera justa. Y si
encontramos que Dios es tan aburrido o tan insignificante que debemos poner otras cosas en su lugar
que realmente nos satisfacen más que él, entonces no solo lo ofendemos, sino que también nos
destruimos a nosotros mismos. Esas dos cosas hacen enojar a Dios. No quiere sentirse ofendido y no
quiere que nos destruyamos. La idolatría contradice ambas cosas y por eso su ira cae sobre el
idólatra. Entonces esa es la respuesta a la primera pregunta: ¿Por qué es tan peligroso?

5Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos
deseos y avaricia, que es idolatría; 6cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de
desobediencia. Colosenses 3:5-6

3 »No tengas ningún otro dios aparte de mí.


4 »No te hagas ninguna clase de ídolo ni imagen de ninguna cosa que está en los cielos, en la tierra, o
en el mar. 5 No te inclines ante ellos ni les rindas culto, porque yo, el SEÑOR tu Dios, soy Dios
celoso, quien no tolerará que entregues tu corazón a otros dioses. Exodo 20:3-5

También podría gustarte