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RE-ENCENDIENDO NUESTRA

PASION POR DIOS


"Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. 5 Recuerda, por tanto, de dónde
has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y
quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido." -- Apocalipsis 2:4-5

Objetivos
 Conocer qué es el primer amor y cuáles son las evidencias de haberlo perdido.
Entender qué significa hambre y pasión por Dios y cómo recuperarlos.
 En el libro de Apocalipsis Dios habla a las 7 iglesias.
 En cada mensaje, primero las afirma en lo que han hecho bien, y después les
señala lo que deben corregir.
 En el caso de Éfeso reconoce su arduo trabajo paciencia sana doctrina y
perseverancia, pero luego le dice: "Tengo contra ti, que has dejado tu primer
amor.

¿QUÉ ES El PRIMER AMOR?

El primer amor es nuestra pasión y deseo por Dios. Cuando nacemos de nuevo
recibimos pasión por el Dios vivo, que arde como fuego por Él; nos sentimos
enamorados y queremos hablarles a todos de Él. Esa pasión nos mueve a sentir amor
y compasión por otros hacer las cosas que a Él le agradan/ a tener intimidad con Dios,
predicar Su Palabra y mostrar Su poder sobrenatural.

EVIDENCIAS QUE HEMOS PERDIDO El PRIMER AMOR

1. Perdemos compasión por la gente y perdemos gracia.


No existe tal cosa como tener pasión por Dios y no tener compasión por la gente: La
pasión por Dios es vertical, y la compasión por la gente es horizontal. Quien pierde la
compasión, trata a los otros con dureza, se vuelve un líder que dirige a través de la
fuerza, la reprensión y el castigo; pierde gracia con los demás y no tolera los errores.
2. Perdemos el espíritu de servicio.
La habilidad de liderar viene del servicio. Sin el primer amor nos volvemos líderes
mecánicos, sin humanidad ni compasión. La mejor forma de servir a otros es a través
de los dones que Dios nos ha dado, y muriendo a nuestro yo.
3. Perdemos el hambre por Dios.
La falta de hambre espiritual en un creyente es una clara evidencia de haber perdido el
primer amor, y eso es pecado. Quien tiene hambre de Dios, lee libros, se congrega
fielmente, toma notas, escucha enseñanzas, ora y busca a Dios. En el ámbito natural,
cuando un niño pierde el apetito es una señal de enfermedad. Asimismo, el hambre
espiritual es una evidencia de salud espiritual y humildad en el creyente, pues reconoce
que no está satisfecho, que necesita y quiere más de Dios. De esa forma, desarrolla
amor por Él, Su Palabra y Su voluntad.

CONSECUENCIAS DE PERDER El PRIMER AMOR


Cuando alguien pierde el primer amor trabaja en sus propias fuerzas, mecánicamente,
y convierte las cosas de Dios en un ritual. Son dos las principales consecuencias:

 Perder el primer amor es pecado. Dios dice que si no nos arrepentimos


"removerá el candelabro': Éste representa la unción, la gracia de Dios, Su
espíritu.
 Quienes pierden el primer amor se secan. Dice el libro de los Salmos, en
diversos pasajes, que quienes se alejan de Dios se secan, se cansan y se
queman, porque la presencia de Dios no está con ellos.

¿POR QUÉ SE PIERDE El PRIMER AMOR?

1. Por la influencia del espíritu de esta edad.


El espíritu de esta edad, que es el espíritu del anticristo, niega y odia la pasión por
Dios. La llama "fanatismo'~ Ese espíritu ha engendrado al cristiano casual, indiferente y
pasivo, que no tiene pasión ni compromiso por Dios, que no se congrega, no sirve, se
vuelve descuidado y no hace nada con los dones que Dios le dio. Si acaso sirve, lo
hace quejándose, y piensa que gasta demasiado tiempo. Se acostumbra a recibir, pero
no a dar, y nunca se compromete.

2. Por la mentalidad del “ya llegué”


La gente piensa que ya creció lo suficiente; que no necesitan crecer o aprender más ni
depender de Dios. Piensan que se bastan por sí solos, y que, porque ven milagros, no
requieren más; creen que todo lo saben. No tienen un espíritu enseñable, no aceptan la
corrección ni los desafíos de Dios.

3. Por perder el temor de Dios


El temor de Dios en nosotros restringe el pecado y la maldad, nos hace resistir la
tentación de hacer algo que sabemos que está mal. Quien pierde el temor de Dios,
empieza a comprometer principios, y llega a tolerar el pecado.

4. Por el desánimo, decepción


Cuando las expectativas que alguien tiene no se cumplen -ya sea con un líder, un
proyecto, con su cónyuge, o con alguien en quien confiaron, se invirtieron y después
les traicionó-, entonces se pierde el primer amor. Pero si tenemos los ojos puestos en
Dios y estamos comprometidos con Él, aunque le suframos decepciones, podremos
mantener nuestra pasión y hambre por Él. No dejemos que los altibajos de la vida ni las
situaciones alrededor nuestro sea familiares, laborales o ministeriales- nos desanimen
y roben nuestra pasión y compromiso con Dios.
¿CÓMO VOLVER Al PRIMER AMOR?

 Arrepiéntase y regrese a las primeras obras: vuelva a servir con amor y a liderar
con compasión; reanude el compromiso y la responsabilidad. Algo dentro de
usted empezará a moverse y tendrá otra vez hambre y pasión por buscar a Dios.
 Volvamos a enamorarnos de Dios, a tener pasión y hambre por Él, a meditar en
Su palabra, a buscarle y a servir a los demás con compasión y gozo. Dios quiere
restaurar y avivar la pasión por Él en todos sus hijos.

En lo natural usted siente hambre por no comer, pero en


lo espiritual es lo opuesto, cuanto más come, más
hambre tiene.

 El hambre vuelve cuando empezamos a comer enseñanzas con revelación. Para


despertar el apetito por algún área o aspecto de Dios, profundice en ellos,
escuche mensajes, lea libros; así crecerá su hambre por Él.

 El hambriento nunca está satisfecho. Quiere más dones del espíritu, más fe y
más unción para cumplir la gran comisión. Desarrolle amor y hambre por la
Palabra, y esa hambre se hará contagiosa; otros la verán y querrán recibir más
de usted.

 Para el hambriento, una revelación pequeña es como una veta en una mina de
esmeraldas, la cual sigue, hasta llegar al lugar donde está la mayor
concentración de esmeraldas, y las de mejor calidad. Asimismo, a quien busca,
el Espíritu lo guía para ir cada vez más profundo y recibir más de Dios.

 El hambre nos mantiene con impulso, cambiando, creciendo y bendiciendo a


otros.

 Dios es quien nos hace estar hambrientos; no de comida, sino de Su palabra, de


Él, y de Su presencia (Deuteronomio 8:1-3).

 El hambre es una señal de humildad que nos mantiene en dependencia de Él. Si


alguien no tiene hambre por Dios es porque tiene orgullo en su corazón.

 Cuando el hambre se va, lo primero que se pierden son los sueños. Cuando
tenemos hambre por Dios, Él nos hace soñar, y cumple los deseos de nuestro
corazón. Estos son tiempos en los que Dios está abriendo misterios y desatando
sueños, ideas creativas, libros, planes para empresas, y revelándolos a los
sedientos y hambrientos.

¿POR QUÉ DIOS VALORA El HAMBRE?

 Porque demuestra humildad.


 Porque hace que la gente vaya más allá de lo que le es familiar o conocido y de
lo que el resto hace.
 Porque hace que abandonemos la conveniencia, la comodidad y que nos
sacrifiquemos.
 Porque es un don de Dios. Él dijo: "Bienaventurados los que tienen hambre y
sed de justicia, porque ellos serán saciados" (Mt. 5:6).

¿CÓMO NOS MANTENEMOS HAMBRIENTOS POR DIOS?

Uno de los retos más grandes del cristiano es estar lleno, pero hambriento al mismo
tiempo; sobre todo en medio de un fluir constante del Espíritu, en medio de tanta
revelación, impartición, oración, unción, fe y milagros. Suena como una contradicción
estar llenos y querer comer más, pero ésa es una señal de salud espiritual. ¿Cómo lo
logramos?

1. Manteniéndonos en un lugar de humildad, buscando siempre más sin


conformarnos.

Use las herramientas, recursos, fuentes, libros y prédicas que están a su disposición,
para mantenerse hambriento y sediento. David fue un hombre que se supo mantenerse
en un lugar de hambre. Su pasión más grande era la presencia de Dios (Salmo 42,
Salmo 23).

2. Teniendo pasión por la presencia de Dios, por encima de todo.

No debemos tener mayor pasi0n por las finanzas ni por los milagros, ni siquiera por las
almas, sino que nuestra mayor pasión debe ser Dios. A pesar de nuestras múltiples
tareas, obligaciones, responsabilidades y distracciones del mundo moderno, debemos
mantenernos hambrientos por Dios.

¿QUÉ ES PASIÓN?

 La pasión es un fuego que arde, un fuerte deseo o emoción interna por algo o
alguien. El fuego del primer amor por Dios nos mueve a levantarnos a orar en la
mañana, a estudiar Su Palabra, a servir y adorar con pasión; nos impulsa a
hacer lo que Dios ama. Cuando ese deseo o pasión ya no están puestos en Dios
lo pondremos en algo o en alguien más, y eso es pecado. Por sobre todas las
cosas, nuestra mayor pasión debe ser por Dios.

 La pasión hace que usted lo busque, David era un apasionado por la


presencia de Dios. También le gustaba la guerra, pero nunca dijo: "una cosa he
deseado, matar 40 gigantes, cortarles la cabeza y conquistar nuevos territorios";
era un hombre de muchas riquezas, pero tampoco dijo "yo deseo tierras, carros,
caballos, riquezas.” En cambio, sí dijo:
“Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; Que esté yo
en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para
contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su
templo.” Salmo 27:4

El salmista tuvo la convicción del amor de Dios. Jesús le llamó el primer amor.
Nosotros le llamamos pasión por Dios. La pasión más grande de David, y de Moisés,
era permanecer en la presencia de Dios. ¿Cuál es la suya?

 La pasión por Dios provoca que usted haga la voluntad de Dios.

“Él les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no
sabéis. 33 Entonces los discípulos decían unos a otros: ¿Le
habrá traído alguien de comer? 34 Jesús les dijo: Mi comida es
que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.”
Juan 4:32-34

La comida, el fuego interior, la pasión y el deseo más grande de Jesús, era hacer la
voluntad del Padre y agradarle. Los milagros, señales y maravillas que El hacía
eran producto de su pasión por
Dios. ¡No podemos decir que queremos hacer la voluntad de Dios y no estar dando
fruto, sanando a los enfermos, caminan do en nuestro llamado y evangelizando! Si
no estamos haciendo lo que Él nos pide, es porque hemos perdido el primer amor.
¡Es tiempo de hacer Su voluntad y comprometernos! No podemos estar sentados,
estancados y conformes; ¡necesitamos pasión, avivamiento y mover de Dios!

 La presencia de Dios y Su voluntad deben ser nuestra principal pasión. En


medio de tantas cosas, Dios quiere ser el primero. Quiere que estemos
enamorados y apasionados por Él; anhela ser el primero al que recurramos
cuando pasemos por circunstancias difíciles. Jesús nos dice hoy:
11Arrepiéntete, has estado haciendo un buen trabajo, pero las decepciones, las
expectativas no cumplidas, las traiciones, los problemas en el hogar, los muchos
quehaceres apagaron ese fuego.

“¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra.” Salmo
73:25

Dios nos reta a volver al primer amor. Tenemos muchas pasiones: trabajo, familia,
pero Dios no es nuestra pasión principal. No de dicamos tiempo a buscarle y
permitimos que nuestras expectativas no cumplidas causen desánimo y en ríen
nuestro primer amor. O quizá hemos estado sirviéndole, pero hemos perdido el temor
de Dios, la compasión por la gente, y nos quejamos y pensamos tirar la toalla, y
hemos descuidado lo que Dios nos entregó. Él nos da otra oportunidad. Nos pide total
compromiso. Nos pide que encendamos el fuego otra vez, para que caminemos en
reciprocidad: recibiendo y dando; dando y recibiendo.
Dios nos reta a volver al primer amor. Tenemos muchas pasiones: trabajo, familia, pero
Dios no es nuestra pasión principal. No dedicamos tiempo a buscarle y permitimos que
nuestras expectativas no cumplidas causen desánimo y enfríen nuestro primer amor.

O quizá hemos estado sirviéndole, pero hemos perdido el temor de Dios, la compasión
por la gente, y nos quejamos y pensamos tirar la toalla, y hemos descuidado lo que
Dios nos entregó. Él nos da otra oportunidad. Nos pide total compromiso. Nos pide que
encendamos el fuego otra vez, para que caminemos en reciprocidad: recibiendo y
dando; dando y recibiendo.

Volvamos a las primeras obras; a enamorarnos de Dios y a buscarle con pasión.


Clamemos para que nos dé hambre por Él, y a hacer Su voluntad. Dios nos dice:
"Arrepiéntete y regresa a las primeras obras, sino, removeré el candelabro': Muchos
hombres y mujeres no entraron en su próxima temporada y el Espíritu se levantó de
ellos porque no se arrepintieron. Pidamos a Dios que nos dé un corazón que siempre
esté sediento y hambriento por Él, aun en medio de las circunstancias difíciles. Hoy es
tiempo de arrepentirnos y de volver a liderar al pueblo con amor y compasión.
¡Volvamos a encender la llama del primer amor!

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