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LAS MATEMÁTICAS EN PLATÓN

En la historia del desarrollo del pensamiento humano ha habido una constante


interacción entre sus vertientes filosófica y matemática. Han sido muchos los
movimientos filosóficos que han buscado su apoyo, su inspiración y hasta su
modelo en el estilo y modo de proceder de la matemática. ¿Cuáles pueden ser las
razones que expliquen este acercamiento?

El filósofo intenta comprender y desentrañar los muchos enigmas que el mundo


real, su mundo interno y el mundo exterior, le proponen. Pero la realidad se
presenta demasiado enmarañada para tratar de abordarla tal cual es. El mundo de
la matemática pretende ser una simplificación, como el armazón interno, de unos
cuantos aspectos importantes del mundo real. Es un croquis parcial del mundo,
hecho por el hombre a su medida. Es natural que el filósofo de todos los tiempos,
de forma más o menos consciente, en su imposibilidad de penetrar en la maraña
de la realidad, haya considerado certeramente la matemática como un primer
campo de operaciones extraordinariamente valioso en su camino hacia zonas más
ricas de la realidad. Tal fue la actitud de los pitagóricos transmitida con su
influyente y peculiar estilo por Platón y retomada diversas veces a lo largo de los
siglos hasta nuestros días. Este talante de pensamiento es el que hace aparecer
aquellos filósofos antiguos tan "contemporáneos" ante nuestros ojos. Más ajustado
sería decir que el estilo de pensamiento contemporáneo conserva con bastante
fidelidad muchos de los rasgos del pitagorismo inicial.

Platón filósofo y matemático griego nace en Atenas probablemente en el año


427a.C en el seno de una familia ateniencie. Platón a los veinte años se unió a
los círculos de Sócrates, cuya personalidad y filosofía influiría de manera tan
profunda sobre él, que le convertiría, posteriormente, casi siempre en personaje
central en sus diálogos o al menos en testigos de su actuar filosófico. Citando a
Hermodoro, discípulo de Platón, Diógenes cuenta que después de la muerte de
Sócrates, a la edad de veinte y ocho años, Platón y algunos discípulos de
Sócrates se retiraron a Mégara con Euclides. Estuvieron en peligro en Atenas, no
podían permanecer felizmente allí, y en Mégara serían bien recibido por algunos
de sus círculos íntimos. Euclides y Terpsión de Mégara estuvieron presentes junto
a Sócrates en sus últimas horas y a Euclides lo presentó posteriormente Platón
como narrador de la conversación que constituye su diálogo de Teeteto. Platón fue
a Cirene para ver a Teodoro el matemático, de allí a Italia junto a los pitagóricos
Filolao y Eurito, y de aquí a Egipto para visitar a los Sacerdotes. La visita a Cirene
es mencionada por Apuleyo. Que Platón conocía y respetaba al matemático
Teodoro de Cirene es evidente por el papel que le asigna en el Teeteto; y Cirene
era también lugar de residencia de Aristipo el socrático. La relación de los
lugares visitados es en sí misma bastante natural. La colonia griega de Cirene era
en el siglo IV a.C un centro matemático y filósofo, y Platón tenía razones
personales para visitarlo.

A su regreso a Atenas, Platón escribe otros Diálogos, en los que en boca de


Sócrates, expone ya no sólo doctrinas socráticas, sino también pitagóricas, que
evoluciona hacia temas platónicos originales. Así sucede en el Giorgias y sobre
todo en el Menón en el que describe con argumentos geométricos vinculado a la
Duplicación del cuadrado y a la inconmensurabilidad, noción pitagórica sobre la
inmortalidad y la transmigración de las almas, enlazadas con la teoría socrático-
platónica de la reminiscencia1.

La Academia es fundada por Platón en el Año 387 a.C inspirada en la comunidad


pitagóricas (siglo VI a.C) y a sus seguidoras debemos una de las profundas
características del pensamiento occidental; la persuasión de que el universo es
inteligible, aprehensible por razón humana, y más concretamente, en lo que se
refiere al mundo físico, por la razón matematizante, e inspirado por la idea de
buscar el Bien y la Verdad a través del conocimiento matemático y filosófico.
Aristóteles, dice Aristóxeno, gustaba de referir la historia de la conferencia de
Platón <<sobre el Bien>>. La mayor parte del público acudía a ella con la
esperanza de oír alguna receta maravillosa de la felicidad humana, y quedaron
desilusionado al ver que todo el discurso trataba de matemática y astronomía.
Aristóteles solía citar este caso como ejemplo de la necesidad de hacer una
introducción adecuada cuando la audiencia de uno carece de preparación. No
obstante, la Academia desarrolló una gran libertad intelectual, opuesto al esotérico
dogmatismo de los pitagóricos.

Con su fundación, Platón crea el centro más importante de irradiación matemática


y filosófica de la antigüedad, tanto así, que en la entrada a la Academia de Platón
se había colocado como epígrafe la siguiente frase: << no ingrese el que no sepa
geometría >> . De este escrito podemos inferir que el programa que Platón llevaba
a cabo en la Academia, tal como lo comprueban los siguientes pasajes de la
República. Después de haber demostrado cómo la ciencia del número ayuda a
alcanzar la esfera de lo inteligible y a contemplar el ser, Platón escribe en el Libro
VII de la República (525 a-c) lo siguiente:

<< -- Pero la ciencia del cálculo y la aritmética tratan acerca del número.

-- ciertamente.
1
Recuerdo impreciso de un hecho o una imagen del pasado que viene a la memoria.
-- Y por tanto, resulta claro que ambos conducen a la verdad.

-- Sí, de modo extraordinario.

-- Por lo tanto, según parece, estas se encuentran entre las ciencias que
estábamos buscando, pues por un lado, son disciplinas esenciales para el
hombre de guerra, a fin de disponer el ejército, y por el otro, lo son para el
filósofo, a fin de que pueda alcanzar el ser, emergiendo del mundo del devenir.

De otro modo, ¿ en qué le sería provechosa la ciencia del cálculo ?

-- Así es, dijo.

-- Sería bueno Glaucón, que esta enseñanza fuese hecha obligatoria por ley,
y que los aspirantes a los máximos cargos del Estado se convenciera de
orientarse hacia el estudio de la ciencia del cálculo, y de encararla no por
intereses mezquinos, sino para poder alcanzar, gracias a ellas la contemplación

puramente intelectual de la naturaleza de los números; en suma, no debe


cultivarse para llevar la contabilidad de las ventas y de las compras, como lo haría
un comerciante y un tendero, sino para conducir la guerra y para facilitar la radical
conversión del alma del mundo del devenir al de la verdad y del ser >> .

Y después de haber hablado de la utilidad de la geometría para el arte militar,


continua en el Libro VII de la República ( 526d- 527b) diciendo lo siguiente:

<< -- Pero para hacerlo serían suficientes mínimos rudimentos de la geometría y


de la ciencia del cálculo. En cambio, su parte principal, la más avanzada es la
que debe profundizarse para ver si tiende precisamente hacia la meta de hacer
más accesible la visión de la idea del Bien. Y a tal meta, se afirmaba, se orienta
unánimemente todas las representaciones que llevan el alma a volverse hacia el
mundo en el que está la parte más perfecta del ser, que debe ser contemplada a
cualquier precio.

-- Bien dices.

-- Por tanto, si la geometría nos impulsa a volvernos al mundo de las esencias,


nos concierne a nosotros. Por el contrario, si nos orienta al mundo del devenir,
no nos interesa.
-- La geometría es la ciencia de lo que siempre es, y no de lo que en un
determinado momento se genera y en otro perece.

-- En este punto no puede no estarse de acuerdo; la geometría es conocimiento


del ser que existe siempre.

-- En consecuencia, querido amigo, respecto del alma, ella es la fuerza que


conduce hacia la verdad, estímulo para el pensamiento filosófico a fin de elevar
hacia lo alto aquello que, de manera inconveniente, mantenemos actualmente
orientado hacia la tierra. >>

Por tanto, la Academia se convirtió en un importante foro de discusión y


controversia sobre los problemas filosóficos, científicos y matemáticos, donde
se integraban los propios descubrimientos e investigaciones de la propia
Academia, las especulaciones de la Filosofía física Jónica, las doctrinas de
Pitágoras y Parménides e incluso las concepciones atomistas de Leucipo y
Demócrito.

La decisiva autoridad de Platón sobre la Academia no pudo tener lugar a través


de sus escritos, realizados a lo largo de toda su vida, sino por sus lecciones
orales, conversaciones y reflexiones, no sólo por la vivacidad y actualidad del
debate sino porque el propio Platón daba mucha más importancia a la palabra
hablada que a la escrita, como él mismo subraya en el Diálogo Fedro. Mucha de
la reflexiones de Platón, que conocemos a través del testimonio de su gran
discípulo Aristóteles, son un complemento imprescindible para la intelección de
la doctrina platónica.

El intento de fundamentar el saber matemático debió ser una de las


motivaciones platónicas para desarrollar la Teoría de las Ideas, pero a su vez el
origen matemático de la misma es un aspecto esencial de la importancia de la
Matemática en la naturaleza y desarrollo de la Filosofía platónica. Es justamente
en el terreno matemático en el que mejor se ilustra la Teoría de las Ideas de
Platón. La Teoría platónica de las Ideas o las Formas proviene de una
convergencia y síntesis muy coherente de la cosmovisión pitagórica, de la
radical distinción entre lo sensible y lo inteligible de Parménides, y de la
preocupación socrática por la definición y el concepto, verdadero antecedente de
la idea y la forma platónica. Es justamente en el terreno matemático en el que
mejor se ilustra la Teoría de las ideas de Platón.

Un círculo, por ejemplo se define en geometría como una figura plana


compuesta por puntos que equidistan de uno dado. Pero nadie ha visto en
realidad esa figura ni se podrá ver jamás. La forma circular de los geómetras no
se encuentra entre los objetos sensibles. Lo que vemos con frecuencia son
figuras; un plato, una rueda, la luna llena objetos materiales que también
llamamos círculo ideal. Por lo tanto, la forma del círculo existe no en el mundo
físico, sino en el ámbito de las ideas, como un objeto inteligible, inmutable e
intemporal, que sólo puede ser aprehendido mediante la razón.

La Teoría de las Ideas tiene su origen en las formas geométricas pero no se


limita a ellas. Es más, la pretensión de Platón es alcanzar en su idealismo a todo
el campo de la Moral. Si en nuestro mundo no hay nada que sea absolutamente
circular, tampoco hallamos nada absolutamente bueno o justo. Y si la objetividad
de la Geometría obliga a postular la existencia de la forma perfecta del círculo
inteligible separada del objetivo circular sensible que se aproxima o se parece a
la forma Ideal, así la necesidad de salvaguardar la objetividad de la Moral obliga
a postular la existencia de las formas ideales y perfectas del Bien y de la
Justicia, separadas de las personas e instituciones terrenales que deben
aproximarse a ellas. Las ideas o formas tienen mayor identidad que los objetos
del mundo físico tanto por su perfección, eternidad e inmutabilidad, como por el
hecho de ser modelos canónicos que conceden a los objetos sensibles lo que
tiene de realidad. Cada cosa es lo que es en virtud de su parecido con su idea
universal. Las ideas o formas platónicas son paradigmas de las que las cosas
sensibles son imitaciones. Las formas geométricas circular, Cuadrado y
triangular, son excelentes ejemplos de lo que Platón entendía por idea. Un
objeto que podemos contemplar en el mundo físico puede ser llamado círculo,
cuadrado o triángulo, porque imita, se parece a la idea de círculo, cuadrado o
triángulo. La cosa participa de la idea y, por esa participación, es semejante a
ella; la idea es, pues, una realidad superior presente en la cosa y al mismo
tiempo original. De estas cuestiones escribe Platón en diversos pasajes de
Filebo (25a), la República (476 a-476 d), el Fedón (100a- 101c) etc. La Teoría de
las Ideas está muy dispersada a lo largo del texto de estos Diálogos y de otros
como el Menón, el Fedro y el Banquete, e incluso para su conocimiento
completo debemos acudir a Aristóteles, sobre todo los capítulos 6(987b) y
9(990a) del libro 1 de la Metafísica de Aristóteles.

Por herencia pitagórica, para Platón los conceptos de la Matemática son


independientes de la experiencia, se los descubre, no se los inventa o crea. Los
juicios geométricos son eternos y apriorísticos, y corresponden a una realidad
intemporal e inmutable, que es la auténtica realidad, más real que la engañosa,
imperfecta e incompleta realidad sensible. De acuerdo con su idealismo
geométrico, Platón subraya que los razonamientos que hacemos en Geometría
no se refieren a las figuras concretas que dibujamos sino a las ideas absolutas
que ellas representan (República, 510d–510e): 

«Los matemáticos, se sirven de figuras visibles que dan pie para sus
razonamientos, pero en realidad no piensan en ellas, sino en aquellas cosas a
las que se parecen. Y así, por ejemplo, cuando tratan del cuadrado en sí y de su
diagonal, no tienen en el pensamiento el que dibujan y otras cosas por el estilo.
Las mismas cosas que modelan y dibujan, cuyas imágenes nos las ofrecen las
sombras y los reflejos del agua son empleadas por ellos con ese carácter de
imágenes, pues bien saben que la realidad de esas cosas no podrá ser
percibida sino con el pensamiento.»

Para Platón las matemáticas tienen como misión elevar el alma de las cosas
sensibles a la verdad ideal inteligible, cognoscible por vía exclusivamente
racional. Pero es en el acto del Filósofo de transcender el mundo físico donde
las ciencias matemáticas juegan un papel esencial, ya que permite realizar una
intermediación en el tránsito de lo sensible a lo racional. Esta visión platónica de
las matemáticas campea a lo largo de los Diálogos, sobre todo en la República,
un texto fundamental para comprender la filosofía de la Matemática de Platón
que tanta transcendencia ha tenido en la evolución ulterior de esta ciencia. En
esta obra, Platón expone una grandiosa concepción ontológica de la Matemática
que ha tenido un singular atractivo sobre las matemáticas de todas las épocas. A
través del bellísimo lenguaje metafórico de la Alegoría de las Caverna (514a-
519d), Platón reflexiona, una y otra vez, acerca de las entidades matemáticas,
del lugar que ocupa en los diversos dominios de la realidad y de las relaciones
que establecen con los diversos ámbitos del conocimiento.

El pensamiento discursivo de la Matemática en el conocimiento que se obtiene


cuando se razona y se va de las hipótesis a las conclusiones que de ella de
deducen. En este mundo se encuentran las formas de los números y las formas
geométricas. La Matemática no es la ciencia más perfecta, porque necesita
utilizar ejemplos o imágenes sensibles para sus demostraciones, en las que el
geómetra se tiene que conformar con una representación material y, por lo tanto,
inexacta de las distintas figuras geométricas. Sabe que el cuadrado o el círculo
no son más que copias o imágenes del Cuadrado en sí, del Círculo en sí.
Además, las demostraciones de las Matemáticas se realizan a partir de
hipótesis, de supuestos, pero no se pregunta por su validez sino que se
presupone.

El pensamiento intelectivo que por ser conocimiento intuitivo de las ideas, es


superior a las Matemáticas no es otro que la Dialéctica. Gracias a ella nuestra
razón es capaz de utilizar la hipótesis de las otras ciencias inferiores, las
Matemáticas, como trampolines hasta alcanzar el principio del todo, la verdad
suprema. Es la Idea del Bien, así pues, la Matemática para estudiar sus objetos
geométricos y aritméticos figuras y números, necesita servirse de objetos
sensibles utilizándolos como imágenes para referirse a sus objetos ideales, es
decir, recurre a lo sensible para elevarse a lo inteligible, resulta ser como
ciencia, el más conveniente puente para transitar del mundo sensible de la
opinión, creencia, imaginación, conjetura, figuración, etc., de la Física, al mundo
inteligible de las Ideas de la verdadera Filosofía, la ciencia perfecta de la
inteligencia pura, que es la Dialéctica. El estudio de las ciencias matemáticas es
la necesaria preparación introductoria para la Dialéctica.

En palabras de Platón:

“La Aritmética y la Geometría son una propedéutica para la Dialéctica” (536d).

“El poder dialéctico sólo se revelará a quien sea experto en estas ciencias”
(533a). 

En resumen:

Platón ha sido uno de los filósofos que mayor influjo ha tenido en la Historia del
Pensamiento y que mayor reflejo ha ejercido sobre las concepciones acerca de la
realidad matemática. Fue el gran inspirador de casi toda la actividad matemática
de su época. Siendo uno de los hombres más sabios de su tiempo, Platón no era
propiamente matemático, pero su vehemente entusiasmo por la Matemática y su
creencia en la importancia que esta ciencia tenía como propedéutica de la
Filosofía, en la educación e instrucción de la juventud, en el entendimiento del
Cosmos y en la formación del hombre de Estado, hizo que se convirtiera en un
insigne artífice de matemáticos, debiéndose a sus discípulos y amigos casi toda la
ingente producción matemática de su época.

Las ciencias matemáticas son el instrumento que permite al verdadero filósofo


empezar a romper las cadenas que le tienen aprisionado en la oscuridad del
mundo sensible de la caverna e ir alcanzando progresivamente la contemplación
de la realidad del mundo inteligible –las ideas y las formas eternas inmateriales y
universales o intuición (nóesis), cuyo ascenso se inicia comenzando por las
formas geométricas, verdadera matriz de las ideas y formas abstractas: la Belleza,
la Justicia, el Bien, etc. Por eso, la Matemática tiene una importancia tan relevante
en el pensamiento de Platón, quien ejerció una influencia decisiva en la
Matemática de su tiempo, asignándole una jerarquía excepcional entre todos los
estudios de la Academia.

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