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ITHIEL DE SOLA POOL

Pre-Henry Jenkins. Es el propio investigador del MIT de Estados Unidos que en su libro
Convergencia Cultural, se encarga de destacar al pionero en el concepto convergencia. Es parte
de la sencillez del experto que coloca así a su mentor: “Si la revista Wired declaró a Marshall
Mc Luhan santo patrón de la revolución digital, bien podríamos describir nosotros al reciente
politólogo del MIT Ithiel de Sola Pool como el profeta de la convergencia mediática”. (Jenkins,
2008)

En el libro Tecnologías de Libertad de Pool, fue el primer libro que plantea el concepto de
convergencia, según Jenkins.

Propuso el concepto “como una fuerza de cambio en el seno de las industrias mediáticas”. Su
evaluación post Mc Luhan lo estableció de la siguiente manera:

Un proceso llamado convergencia de modos está difuminando


las líneas entre los medios, incluso entre las comunicaciones
entre dos puntos, como el correo, el teléfono y el telégrafo, y
las comunicaciones de masas, como la prensa, la radio y la
televisión. Un solo medio físico (ya se trate de cables o de
ondas) puede transmitir servicios que en el pasado se
provenían por caminos separados. Inversamente, un servicio
provisto en el pasado por un medio determinado (ya sea la
radio, la televisión, la prensa o la telefonía) hoy puede
ofrecerse por varios medios físicos diferentes. Por
consiguiente, se está erosionando la relación de uno a uno que
solía existir entre un medio y su uso.

Situación que el MIT en su campo disciplinas del estudio sobre los medios de comunicación
tuvo claro en la década de los 80’. Cada uno de nosotros en el ejercicio profesional de las
comunicaciones ha sido testigo directo de esta cultura de la convergencia medial que instaló
en la década del 2000 el propio Jenkins. Tal como los investigadores citados, estos cambios
paulatinos, fueron adquiriendo la concepción teórica recientemente. Nada fue tan rápido y
evidente para conceptualizarlo.

Jenkins plantea que Pool creía que estás diferencias “obedecían en buena medida a opciones
políticas y se preservaban mediante el hábito, más que por alguna característica esencial de las
diversas tecnologías”. Se inició así el debate sobre los efectos positivos o negativos
dependiendo de la posición de los investigadores. Proceso parecido en los paradigmas de la
comunicación entre el interpretativo como Palo Alto y la perspectiva crítica de la Escuela de
Frankfurt y los Estudios Culturales.

Pool, según Jenkins veía que “ciertas tecnologías de la comunicación promueven más
diversidad y un mayor grado de participación que otras: La libertad se fomenta cuando los
medios de comunicación se hallan dispersos, descentralizados y fácilmente accesibles, como
sucede con las prensas o los microordenadores. El control central es más probable cuando los
medios de comunicación están concentrados, monopolizados y son escasos, como ocurre con
las grandes cadenas”.

¿Parece una discusión teórica y conceptual similar a la perspectiva crítica? En parte sí. Sigue
siendo parte de la matriz de búsqueda el rol de los medios en la sociedad. La diferencia es que
hoy nos encontramos frente complejidades mayores. En la medida que el desarrollo y declive
de la democracia liberal en el Siglo XX que hoy somos testigos de la tensión social en occidente
sobre el modelo heredero del siglo pasado, las sociedades han logrado un grado de
complejidad superior que indica que la investigación está evolucionando hacia la comprensión
del comportamiento de las audiencias activas. La teoría de usos y gratificaciones no resulta
suficiente para abordar estos cambios.

La razón la explica Jenkins: “diversas fuerzas han comenzado a derribar los muros se separan
estos diferentes medios. Las nuevas tecnologías mediáticas han hecho posible que el mismo
contenido fluya por canales muy diferentes y asuma formas muy diversas en el punto de
recepción: Pool estaba describiendo lo que Nicholas Negroponte denomina transformación de
átomos en bytes o digitalización. Al mismo tiempo, los nuevos patrones de propiedad
mediática transversal que comenzaron a mediados de la década de 1980, durante lo que hoy
podemos considerar la primera fase de un proceso más largo de concentración mediática,
hacían más deseables para las empresas la distribución de contenidos a través de esos diversos
canales, más que en una sola plataforma mediática. La digitalización estableció las condiciones
para la convergencia; los conglomerados corporativos la convirtieron en un imperativo”.

Estamos frente a lo que Pool denominó “período de transición prolongada” que implica que
aún no se logra que los sistemas mediáticos compitan y colaboren entre sí.

La convergencia no implica la estabilidad o la unidad definitivas. Opera


como una constante fuerza de unificación, mas siempre en tensión
dinámica con el cambio. No existe una ley inmutable de la
convergencia creciente; el proceso de cambio es algo más complicado.
(Jenkins, 2008)

El escenario de tácticas es insuficiente. Se pregunta Jenkins ¿Cómo mantener el potencial de


cultura participativa tras la creciente concentración mediática?

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