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SUEÑO DE UNA NOCHE GUARANI

UNA VERSION LIBRE

Personajes

(Por orden de aparición)

Cumicho

Polocho

Cirilo

Chonongo

Intendente

Compadre

Secretaria

Yeruti

Aurelio

Mburucuyá

Pombero

Porasy

Jasy

Japeusa

Tumé

Kerana

Yamandu

Eusebio

1
En un claro del monte de nombre Ensenada, están reunidos varios hombres
dispuestos a ensayar una obra de teatro. Cirilo está con un acordeón tocando
algunos acordes de chamamé.

CUMICHO: El único que falta es Chonongo. Ni bien viene empezamos.

POLOCHO: Cumicho, explícame bien que es lo que vamos a hacer, yo no tengo


muy en claro te voy a decir.

CUMICHO: Polocho, te expliqué diez veces y todavía no entendé. Vamo a


representa una obra de teatro en el casamiento en segundas nupcias del
Intendente en representación del Clú de Socorro Mutuo ya que fue en ese lugar,
que se representó por primera vez la compañía filodramatica ey chupé (1), con la
obra Romeo y Julieta y los novios tomaron parte en esa obra, justamente el
Intendente en el papel de Romeo y su novia la Juana hizo el papel de Julieta.

POLOCHO: Y de que pa (2) se trata la obra.

CUMICHO: Pero che, es más conocida que la humedá. Se trata de dos familias
que se odiaban a muerte, incluso se mataban entre ellos. Y no va que una guaina
(3) de una familia se enamora endaé (4) de un muchacho de la otra familia, Angá (5)
cherapicha aigue (6) la mala suerte que le viene a toca a estos dos tortolos. Ni
nunca que van a podé concretá su amor con tanto odio de por medio.

POLOCHO: Y no será muy triste pa un casorio.

CIRILO: Pero Polocho, te acaba de decí Cumicho que es en homenaje a los


novios que cuando eran jovene hicieron esa obra. Es más. Fue un pedido
exclusivo del Intendente.

POLOCHO: Peina (7), ¿el tiko (8) pidió?

CUMICHO: Y si pué Polocho, no te da cuenta que quiere engaú (9) rememorá ese
momento en que va a sellá su amor. Y habrán pensado que ese amor que en la
obra de teatro no pudo ser, en la realidad sí se dio. No sé, pienso yo que debe ser
por eso.

POLOCHO: A la vejez viruela. Los dos ko (10) ya tienen más de cincuenta.

CIRILO: Y eso que tiene que ver. Peor hubiese sido si se morían sin la posibilidad
de tenerse el uno al otro.

CUMICHO: Peina, pero mira que hablá bien vos Cirilo. De dónde pa sacá esas
palabras: el uno al otro, endae.

2
Chonongo entra a escena.

POLOCHO: Por fin che, pensábamos que ya no venías más.

CUMICHO: Bueno, estamos todos. Vos Cirilo vas a hacé de Romeo. Ah, me olvidé
de aclararles que acá los papeles de mujer tenemos que arreglarnos entre
nosotros porque no tenemos mujeres. Así que vos Polocho vas a hacé de Julieta.

POLOCHO: Endezi calela (11). Y no hay pa otro que pueda hacer mejor que yo.

CUMICHO: Vos sos el elegido.

POLOCHO: Ustedes saben que yo no tengo problema. ¡Pero cómo me van a


cargá los muchachos de la sodería cuando me vean que hago de mujer!

CIRILO: Pero si en los corsos acaso no saliste disfrazado de sirena del Paraná.
Acá es lo mismo.

POLOCHO: En los corsos es distinto porque ahí uno está de joda. Pero acá es
diferente, todo más serio.

CUMICHO: Polocho, dejate de joder, hacé de Julieta y listo. Total cuando se van a
besar háganlo con los labios cerrados y listo.

POLOCHO: ¡Qué! ¿Hay que besarse? Ta loco vo, ni empedo le beso a Cirilo.

CUMICHO: Pero mirá que sos bruto Polocho, esto es teatro, de mentira nomá se
hace todo.

POLOCHO: Pero yo capaz me posesiono en el papel y no me doy cuenta de lo


que hago. Me puedo llegar a desconocer.

CUMICHO: ¿Queré decir que en el momento del beso se te va a escapá la lengua


y no vas a poder controlar?

POLOCHO: Algo así.

CIRILO: No te preocupe, yo por las dudas no voy a abrí la boca ni por joda. Lo
importante es que salga bien la actuación.

CUMICHO: Eso es Cirilo, así me gusta. Que sea optimista.

POLOCHO: Bueno, todo sea por el Intendente que mucho le debemos, que si no,
ni loco le pelo (12) hacé estas cosas.

CHONONGO: Después de todo no es nada más que un beso de mentira.

3
POLOCHO: Tené razón pero sabe que pasa, acá entre nosotro, yo con mi mujer
hace má de veinte año que no nos besamo en la boca.

CHONONGO: ¿Y eso que tiene que ver?

POLOCHO: Pasa que yo no quise más dale besos en la boca a ella y le voy a vení
a besa a un hombre en la boca endaé.

CUMICHO: ¿Por qué tiko (13) no le besas más a tu mujer?

POLOCHO: Tengo miedo de que justo cuando le estoy besando se le salga la


dentadura postiza.

CUMICHO: Pero eso es fácil de arreglá. Cuando se están por besá, decile que se
saque la dentadura y listo.

POLOCHO: ¡No, ni en pedo! Fea de más es mi mujer sin dentadura, parece la


boca de un bagre, y me impresiona una boca sin diente.

CIRILO: (Fingiendo amaneramiento) Polocho, eso conmigo no te va a pasar, mis


dientes son toditos míos. La muela del juicio nomás me saqué, pero el hueco está
bien detrás de todo, ni te vas a dar cuenta.

Todos ríen.

POLOCHO: (Señalando a Cirilo) Me parece que a este le gusta la matraca, ¿o me


equivoco?

CIRILO: Mmmmm… Nunca se sabe Polocho.

CUMICHO: Muchachos, basta de charla. A ensayar.

4
2
El Intendente está en su despacho de la comuna del pueblo de Guaripola. Entra
su compadre con su hija Yerutí y su yerno Eusebio.

INTENDENTE: Estoy muy complicado con los preparativos de mi boda, pero me


hago un tiempito para atenderte porque sos mi compadre. ¿En qué te puedo
ayudar?

COMPADRE: Vengo a exponer un problema que sólo el Intendente del pueblo de


Guaripola puede resolver. Esta mi hija que no quiere casarse con Eusebio, este
hombre que es más bueno que el agua. No fuma, no toma, es trabajador y muy
buen compañero.

Entra la secretaria mostrando unas guirnaldas.

SECRETARIA: Disculpe señor Intendente, pero les muestro si le gustan estas


guirnaldas para adornar la Ensenada.

INTENDENTE: Eh, si está bien. Pero me gustaría que tengas de otros colores
también.

SECRETARIA: (Yéndose) Muy bien señor Intendente.

INTENDENTE: Disculpe compadre, pasa que quiero lo mejor para mi boda.

COMPADRE: Le decía Intendente que mi hija se enamoró de otro que no le llega


ni a los tobillos a este joven.

INTENDENTE: Ah, Yerutí, Yerutí, qué dolores de cabeza le das a tu pobre padre.
Vos tenés que entender que los padres lo único que quieren en su vida es que sus
hijos no corran la coneja. Quieren lo mejor para ellos, quieren que sus hijos no
sufran lo que pudieron haber sufrido ellos. ¿Entendes pa lo que te estoy diciendo?

YERUTI: Todo eso entiendo Intendente, pero en el amor nadie se puede meter. Y
esto tiene que ver con mis sentimientos que son sólo míos como los suyos son
sólo suyos.

INTENDENTE: Ya que vos hablaste de amor. El amor, mi querida Yerutí, es


efímero, pasa como un viento fugaz. Cuando uno está enamorado nunca ve los
defectos del ser amado, porque esta encandilado con la luz cegadora del amor.

COMPADRE: Qué bien que habla señor. Con justa razón es usted nuestro
Intendente.

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INTENDENTE: Pero cuando el amor se termina vienen los arrepentimientos, los
defectos aparecen en la pareja uno tras otro como cachetada de loco. Entonces
uno se pregunta cómo pude haber amado ayer a esta persona que hoy odio.

YERUTI: ¿Lo que me está diciendo es una afirmación? ¿Siempre en el matrimonio


se derrite el amor?

INTENDENTE: Siempre mi querida Yerutí, siempre.

YERUTI: Y entonces por qué usted apuesta al amor casándose ¿O usted ya está
arrepentido y lo mismo continua adelante?

INTENDENTE: No, mi querida Yerutí, yo… amo a mi futura esposa.

YERUTI: Yo amo a Aurelio.

INTENDENTE: Mi querida Yerutí, mi caso es diferente al tuyo, no podemos tomar


como ejemplo, porque yo ya vengo de otro fracaso, pero en tu caso está limpia y
pura tu hoja del destino. Recién están empezando a vivir.

YERUTI: El amor es uno solo, las personas somos diferentes. Y lo peor que nos
puede pasar a los seres humanos es no haber podido amar.

El Intendente se dirige a Eusebio por lo bajo.

INTENDENTE: Coscorita la guacha, tenés que amansarla de entradas porque


después de casada la mujer es como el árbol, ya no se endereza más.

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3
Entra Aurelio y se dirige al público

AURELIO: Adán y Eva fueron expulsados del jardín del Edén por desobediencia,
pues habían comido el fruto prohibido por Dios, entonces este Dios los castigó con
la muerte, el dolor, la vergüenza y el trabajo "Con el sudor de tu rostro comerás el
pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y
al polvo volverás" y "parirás a tus hijos con dolor”. Estos hechos son conocidos
como el Pecado Original. A partir de entonces los Adanes y las Evas seguimos
pecando en los encuentros y en los desencuentros. Y esta historia que estamos
representando es una historia de desencuentros. Yo Aurelio amo a Yerutí, sin
embargo ella está destinada a otra persona, está destinada a Eusebio, de quien
está enamorada Mburucuyá. Ahora me encuentro con Yerutí, cada vez que la veo
un sonido de cascabeles parece sonar a mi alrededor.

Aurelio toma aire como posesionándose en el personaje. Entra Yerutí.

YERUTI: Amor, amor, no sé qué tenés que me atraes tanto, no hago otra cosa
más que pensar en vos, en todo momento y cada vez que estoy frente a Eusebio
más rechazo le tengo y más fuerte se hace tu presencia en mí. Ay las cosas que
me hace decir el amor. Hasta me desconozco yo misma, parece que mis palabras
no fueran mis palabras.

AURELIO: Eso último tenía que decir yo.

YERUTI: (Descolocada) ¡Cómo!

AURELIO: (Por lo bajo) Que lo último que dijiste me tocaba decir a mí.

YERUTI: Ah, perdón.

AURELIO: (Al público) Sucede que cuando uno está enamorado y escribe una
carta de amor nunca pone “para vos” sino: “para ti”. Nunca decimos: “taurongo (14)
estoy por vo”, sino que decimos: “Tú me vuelves loco”. “Dime tú”, en lugar de “vo
decí”. El amor nos transforma.

YERUTI: (A Aurelio) Nos transporta.

AURELIO: (A Yerutí) Y al transportarnos.

YERUTI: (A Aurelio) Nos transforma.

AURELIO: (Al público) El amor hace de nosotros los seres humanos unos idiotas.

YERUTI: (A Aurelio) Hace de nosotros unos locos lindos.

7
AURELIO: (Al público) Unos boludos…

YERUTI: No vulgarices, el amor no es vulgar, es original.

AURELIO: (Al público) Cada vez que nos enamoramos tenemos la sensación de
hacerlo por primera vez. En esta escena se encuentran Yerutí y Aurelio. Ambos
toman una decisión más que importante. (Ambos se posesionan en el personaje).

YERUTI: Amor, amor, no sé qué tenés que me atraes tanto, no hago otra cosa
más que pensar en vos, en todo momento y cada vez que estoy frente a Eusebio
más rechazo le tengo y más fuerte se hace tu presencia en mí. Ay las cosas que
me hace decir el amor.

AURELIO: (Saliendo del personaje) Disculpame, decilo como lo dirías vos, no el


personaje.

YERUTI: Loco, estoy metida hasta el caracú con vos, no sé qué mierda tenés pero
no puedo sacarte de mi cabeza.

AURELIO: (En personaje) Yo también amor, no sé qué hacer para olvidarte.

YERUTI: Amor, por qué querés olvidarme.

AURELIO: Porque no soy parte del proyecto que tu padre tiene para vos.

YERUTI: En lugar de pensar en mi padre lucha por tenerme.

AURELIO: Lo hago amor, pero a veces me vence la idea de que le perteneces a


Eusebio.

YERUTI: Entonces no me querés, sólo te atraigo un poco.

AURELIO: No, nada que ver amor. Pienso todo el tiem…

YERUTI: No basta solamente con pensar todo el tiempo en lo que queremos, sino
que además de pensar todo el tiempo tenemos que accionar, ir hacia eso que
queremos pero no sólo con el pensamiento, sino con la acción, con el cuerpo, con
las ideas, con el corazón, con los hechos.

AURELIO: (Al público): Yerutí tenía razón y además tenía los pensamientos
mucho más claros que los de Aurelio. Ella sabía lo que quería, él en cambio, si
bien estaba enamorado, sin embargo dudaba. El obstáculo que se anteponía a su
amor, le daba miedo, hasta le atemorizaba. Tal vez le atemorizaba el poder
patriarcal que en los pueblos pequeños se hace sentir muy fuerte en la
comunidad. Sin embargo Yerutí decide tomar al toro por las astas.

8
YERUTI: Amor, si me querés de verdad, demostrámelo

AURELIO: Sí, Yerutí, lo que quieras.

Mburucuyá que cruza cerca alcanza a oír la conversación.

YERUTI: Huyamos, vámonos lejos, al Paraguay por ejemplo.

AURELIO: (Al público) La propuesta de Yerutí fue para Aurelio como una luz que
ilumina el resto de su camino.

YERUTI: ¿Qué decís?

AURELIO: ¡Vámonos! Te espero mañana a la nochecita en la Ensenada, yo


arreglaré todo para conseguir quien nos cruce el río.

Yerutí y Aurelio se disponen a partir cada uno por su lado mientras se cruzan con
Mburucuyá.

YERUTI: Ah, qué haces acá, seguro pispando a Aurelio. Él es mío y de nadie más.
Sabelo.

MBURUCUYÁ: Pensé que vos pertenecías a Eusebio. ¿Acaso no se van a casar?

AURELIO: No se van a casar, Mburucuyá. No se van a casar.

MBURUCUYÁ: Todo el pueblo de Guaripola se está preparando para la boda, al


igual que la boda del Intendente.

YERUTI: No seré de nadie más que de Aurelio. Aunque te pese mí querida


Mburucuyá. Peleá por al amor de Eusebio, si tanto lo querés.

MBURUCUYÁ: Él no me quiere, me desprecia. La única mujer que existe para él


sos vos, Yerutí. Tiene ojos sólo para vos.

YERUTI: Ahora ya no los tendrá más.

MBURUCUYÁ: No entiendo lo que querés decir, Yerutí.

AURELIO: Yerutí y yo nos vamos de Guaripola.

YERUTI: Nos vamos para siempre. Mañana a la noche nos encontraremos en la


Ensenada y de ahí partiremos. Te dejo al Eusebio para vos solita.

MBURUCUYÁ: Que sean felices.

9
YERUTI: Hasta siempre mi querida amiga, y que tu Eusebio te quiera como vos a
él.

Mburucuyá se retira y Aurelio y Yerutí se dan un beso de despedida.

AURELIO: Te amo amor mío.

YERUTI: Nos vemos mañana amor. Te amo.

10
4
En un claro del monte en la Ensenada, se encuentra el Pombero (de genitales
muy grandes y sombrero que oculta su enjuto rostro) con Porasy, una joven de 20
años semidesnuda y de cabellos muy largos, todos seres de la mitología guaraní.

POMBERO: Mbae pa (15) Porasy, ¿qué ta (16) anda haciendo?

PORASY: Ando buscando la miel de la lechiguana y el néctar del camoatí.


Camino sobre las espigas maduras de los maizales y de paso cosecho barbas de
choclo para la cama de nuestra señora. Por la mañana debí juntar el jugo del
ñangapirí para los ojos de nuestra señora. Y al atardecer debo despertar a las
tacas para que vayan preparando sus candiles porque a la noche en la Ensenada
habrá pachanga.

POMBERO: Verdad, chaque (17) el Señor Yamandú ko (18) va a vení ni bien entre
la noche a hacé sus fiestas de vino y chachara. Así que tené que tené cuidado que
tu patrona Jasy no se encuentre con él, porque el señor está enojado de má con tu
patrona.

PORASY: ¿Y a qué se debe su enojo?

POMBERO: Y parece que tu patrona le robó a Kuarahy (19) su mejor mitá (20). Vo
tené que sabé que el señor mezquina de má a su Kuarahy, metejón y medio tiene
con él, y justo pa a ese mitá le viene a saca tu patrona Jasy. ¿Qué pa tendrá
Kuarahy para que todos se enamoren del. ¿Cierto ta es que tu patrona Jasy le
puso una corona de flores en la cabeza y todo el día anda en cuero (21) por todo
lados?

PORASY: Es verdad Pombero. Kuarahy es muy tierno, tiene la mirada del agua y
los dedos de algodón.

POMBERO: Las ventaja que tiene nacer lindo. No tené nada que hacé, sólo
dejarte está.

PORASY: No hables mucho Pombero, que todas las mujeres se derriten por vos.
En realidad, yo me pregunto, qué tendrás que…

POMBERO: …¿que soy muy feo?

PORASY: No dije eso.

11
POMBERO: No es sólo el tamaño de mi chilo lo que atrae a las guainas, sino las
cosa que por ahí… dicen de él.

PORASY: ¿Vos decís que las mujeres tienen muchas fantasías?

POMBERO: De todo un poco, Porasy. Todo sirve a la hora de hacé la festichola.


Después de todo son sólo momento y cuando uno meno se da cuenta ya terminó
todo.

PORASY: Y después sólo queda el recuerdo de esos momentos.

POMBERO: Los humano se pasan la vida recordando momento má que


viviéndolos. Pero nosotro somo diferentes. Porque nuestra especie no tiene esa
cajita que tienen los humano donde guardan todo sus recuerdo ita (22), nosotro
sólo tenemo nuestro presente, Porasy, que es este momento en que estamo vos y
yo hablando. Ante o despué de este momento, ya no hay más nada.

PORASY: ¿Y vos pensás que para los humanos es más importante los momentos
o sus recuerdos?

POMBERO: Eso tené que preguntarle a ello, pero si no viviste momentos, no tené
de que recordá.

PORASY: Se puede tener recuerdos sin haber vivido momentos.

POMBERO: …Porasy, lo que pasa es que la cabeza de los humano es como un


pozo de agua en el medio del monte en donde vienen a bebé todo el bicherío,
desde un conejo mansito hasta la yarará más ponzoñosa, todo ese bicherío ita
despué que se va, deja su olor, su aliento, te voy a decí, y a esa huella que deja
los bicho, lo humano le llaman recuerdo. Y ha de sé que existe personas que de
tanto bicherío que vino a bebé de su pozo se confunde todo y se hace un
emboyeré (23) que ya no sabe diferenciá una yerutí (24) de un yui, (25) entonce lo que
hace es contarte una historia que engaú (26) es de ella, pero que en verdá nunca lo
fue.

PORASY: (Porasy se aproxima a Pombero y lo abraza muy sensual) Pombero, tu


forma de pensar es lo que hace enamorar a las guainas.

12
5
En otro lugar de la Ensenada se encuentra Yamandú con Jasy; ésta viene
secundada por jóvenes semidesnudas y de largos cabellos.

JASY: Ah, cayó piedra sin llover.

YAMANDU: Con la que menos quiero encontrarme en este día, me vengo a


encontrar.

JASY: ¿Estás celoso Yamandú? Andate de aquí, no quiero saber nada de tu


cama ni de tus vicios.

YAMANDU: Estás filosa, Jasy, ¿Acaso no soy tuyo?

JASY: Eh. ¿Y yo entonces debería ser tuya? Desde que te entrometiste


demasiado en la vida de los humanos no quise saber más nada de vos. Esas
malditas costumbres de infiltrarte en los flirteos de los adolescentes me repugna,
esa manía de transformarte a veces en las manos de ese muchacho desesperado
de pasión y otras veces convertirte en los labios de esa guainita (27) tímida por
fuera pero ardiente por dentro. Sos perverso Yamandú, al jugar con el despertar
sexual de los Gurises.

YAMANDU: No juego, los guío en el camino hacia el placer.

JASY: Si hubiera sido ese el motivo de tu intromisión, estaría de acuerdo, pero


vos gozas al hacerlo y cuando eso ocurre ya no sos inocente, sos cómplice. Por
otro lado, dejalos a los humanos que se arreglen como puedan con sus sexos,
ellos no necesitan de nuestra especie para procrear.

YAMANDU: Yo no los guío para la procreación, los guío en el aprendizaje hacia el


goce sexual que las muchas culpas que tienen les impiden disfrutar. Por otro lado
vos también tenés lo tuyo.

JASY: No entiendo. ¿Adónde querés llegar?

YAMANDU: Entre los de nuestra especie no nos vamos a hacer magia. ¿Acaso
no coqueteaste con el Intendente?

JASY: Es evidente que estas celoso, Yamandú. Reconocelo. En lo que respecta


al Intendente, simplemente estaba cumpliendo con mis funciones de Cupido, como
los humanos enamorados llaman a ese ruido de mariposas en sus panzas. No
olvides que el hombre está próximo a su boda.

13
YAMANDU: Pero… en tu caso particular fuiste más allá de tus funciones de
embrujo amoroso.

JASY: Por segunda vez no entiendo tus palabras.

YAMANDU: Sabemos muy bien dentro de la especie que nuestra función es


avivar el juego amoroso entre los humanos, generando rondas de amor en el aire
de los enamorados para que estos se correspondan mutuamente y así puedan
sellar su amor o como carajo lo llamen, sin embargo vos te apartaste de esas
reglas y fuiste más allá. Te enamoraste del Intendente dejándole tu flecha en él. Él
no está enamorado de su futura esposa, está enamorado de vos porque vos
habitás el alma de esa pobre mujer ingenua.

JASY: Que ladino que sos, Yamandú. Sos peor que cualquier humano.

YAMANDU: Sabés muy bien que somos peores seres que los humanos en la
perversión, la cizaña y la manipulación, pero también sabes que somos mucho
mejores amantes poetas y soñadores que ellos. Por todo ello nuestra especie para
los humanos significa el mágico manantial y somos sus progenitores en el arte de
amar.

JASY: No sigamos sacando trapitos al sol. Yamandú, ¿qué querés de mí?

YAMANDU: Jasy, devolveme a Kuarahy y te dejo en paz.

JASY: Sabes muy bien, Yamandú, que eso es imposible.

YAMANDU: Porque te empeñas en contradecirme Jasy, si yo lo único que te pido


es un tierno e ingenuo ser que calme un poco el hambre de mis entrañas.

JASY: Ya tenés a Pombero que mucho te ayuda.

YAMANDU: Pombero tiene la sabiduría del conocimiento, la experiencia del


pensamiento y la astucia de los vicios, y debo reconocerte, que de vez en cuando
me es necesario. Pero sabés muy bien que uno tiene otras necesidades que no se
satisfacen con la erudición. Uno también tiene carne y sangre y lágrimas y
esperma en ebullición…

JASY: Yamandú, yo mejor que nadie entiendo muy bien las necesidades de las
que me hablás, pero hay muchos seres en el Olimpo guaraní que pueden serte
muy útiles para serenar tu deseo.

YAMANDU: Yo no sereno mi deseo con todos los seres que se me cruzan en el


camino, yo amo a Kuarahy.

14
JASY: La madre de Kuarahy formaba parte de mi séquito, por las noches a orilla
del estero engañábamos a los cazadores de carpincho con silbidos y otras yerbas.
Nos divertíamos mucho. Cuando nació su mitaí (28) yo lo observaba dormir en su
cuna de totora, a la hora de la siesta. No hay paisaje más perfecto que ver dormir
a un niño. No hay dudas de que cuando se duerme se está en manos de nuestros
seres superiores. Nada más frágil que un mitaí durmiendo, nada más dulce que
ver a un ángel soñando, porque él estaba ahí como suspendido en el aire,
ignorante absoluto de la vida que le esperaba por delante. Ahí frente a Kuarahy
durmiendo en su cuna de totora me propuse cuidar de que todos sus sueños de
niño se le cumplan en el futuro.

YAMANDU: ¿Y pensás que desnudo y con una corona de flores vagando por la
casa se le va a cumplir los sueños? Más bien se te están cumpliendo los sueños a
vos, Jasy.

JASY: Yo no quiero para Kuarahy nuestros vicios, nuestros juegos demoniacos en


las mentes maliciosas de los humanos. No quiero que aprenda a descifrar las
miradas en la obscena oscuridad, quiero para él una vida blanca, hecha de sueños
y promesas cumplidas. Un camino hecho de palabras enteras, palabras
iluminadas, lejos, muy lejos de los rodeos y simulacros escabrosos.

YAMANDU: Es nuestra naturaleza Jasy, no podemos traicionar a la especie.


Debemos cumplir ceremoniosamente nuestro mandato. Otra cosa. ¿Cuánto
tiempo pensás quedarte en la Ensenada?

JASY: Hasta que termine la boda del Intendente. Si querés podes unirte a nuestra
comparsa que estamos preparando y bailar las danzas de los enamorados a la luz
de la luna. Si no es tu deseo jugar con nosotras, avísame por dónde andarás así
desvío mi camino y evito encontrarme con vos.

YAMANDU: Sigue tu camino, pero te aviso que no estarás a salvo de mis


tormentosas fechorías mientras retengas a Kuarahy.

JASY: Eso el tiempo lo decidirá.

Jasy desaparece junto a sus jóvenes a la vez que hace su entrada Pombero.

YAMANDU: Mi nunca bien ponderado Pombero, llegas justo a tiempo para pedirte
un favor.

POMBERO: Diga noma, estoy para servirlo, che (29) patrón

YAMANDU: No sé si te acordás Pombero esa noche en que estábamos


mascando tabaco a orillas del Paraná.

15
POMBERO: Pero como ta me voy a olvidá, si era rico de má ese tabaco que usté
me convidó.

YAMANDU: Como vos estabas entretenido saboreando el tabaco, no te diste


cuenta lo que yo vi mientras miraba esa bóveda semi oscura y a la vez rutilante
por el parpadeo de las infinitas estrellas que la vestían.

POMBERO: ¿Pero qué cosa tan linda pa me perdí esa noche, che patrón?

YAMANDU: Era exactamente en esta fecha, y exactamente a la medianoche, con


mis ojos húmedos vi desprenderse de la luna y caer por su rayos, curuvicas (30)
brillantes que se desperdigaron por el firmamento, y lo más interesante de esa
contemplación…

POMBERO: Cuente che Patrón, cuente.

YAMANDU: Vi como esas curuvicas brillantes se fundían sobre las higueras en la


orilla del río. Y de pronto esas plantas perezosas que dormitaban en la barranca,
comenzaron a soltar blancos por entre sus ramas y hojas. Era un blanco
fosforescente que encandilaba los ojos de quién lo mire. Exactamente a la
medianoche de este día, y una sola vez al año, el higo florece sólo por unos
instantes en las barrancas del Paraná regalando en todo su alrededor una
embriagante fragancia. A esa flor las cuñataí (31) del Guaran (32) la llaman amor
desconsolado. Pombero, en poco tiempo esas flores aparecerán en su fugacidad,
quiero que busques una flor, me la traigas porque su fragancia expandida por el
ser viviente hace que éste cuando despierte, se enamore perdidamente de toda
criatura que pase a su lado, sea nutria o príncipe, bella princesa o sapo cururú (33).

POMBERO: Che patrón, su pedido son ordene para mí. (Sale Pombero)

YAMANDU: (Para sí) Una vez en mis manos esa flor, haré un paye (34) a Jasy.
Seguramente pronto el sueño la vencerá y se quedará dormida, yo acercaré la flor
a sus narices asegurándome de que su fragancia llegue a sus entrañas, y ni bien
despierte quedará perdidamente enamorada de quien tenga en frente. El paye
dura poco tiempo, pero será suficiente para que yo pueda influir sobre ella y así
devolverme a mi amado Kuarahi. (Se oyen ruidos) ¿Pero quién viene? Ah,
humanos, como no me pueden ver, me divertiré un rato con ellos.

Entran Eusebio y Mburucuyá.

EUSEBIO: Quiero que me entiendas Mburucuyá, no puedo amarte. No sé si te


tengo que pedir disculpas o qué, esto es ajeno a mí y no puedo controlarlo. No
quiero hacerte daño. ¿Dónde está Aurelio y Yerutí? Lo voy a matar a él y ella…

16
me matará a mí. Me dijiste que se encontrarían en la Ensenada para huir al
Paraguay. ¿Es verdad o es otro de tus cuentos con tal de retenerme?

MBURUCUYÁ: (Al público) Mi personaje, Mburucuyá, entiende muy bien a


Eusebio que él no pueda amarla, y a pesar de su dolor de amor, no le pide a
Eusebio que la ame, sino que la ayude a quitarlo de su corazón, de su mente.

EUSEBIO: (Al público) Y Eusebio entonces le pregunta a Mburucuyá si él la trata


bien, si es dulce con ella, si le hace mimos, si le hace regalos. Eusebio sabe que
es todo lo contrario, que en todo momento le demuestra indiferencia, la evade,
hasta le maltrata.

MBURUCUYÁ: (Al público) Y ella le responde que tal vez sea por ese trato
distante, indiferente, lejano, asqueroso, que ella sigue cada vez más enamorada.
(En personaje y a Eusebio) ¡Tratame como a un perro, Eusebio!. ¡Patéame,
pégame, echame de tu casa y pedime que nunca vuelva más! Pero por favor te
pido Eusebio que aunque no sea digna de vos, dejame seguirte y saber de vos.
(Al público) Hasta donde un ser humano puede humillarse tanto por amor.

EUSEBIO: (A Mburucuyá) Mburucuyá, no tenés miedo de que yo acá, como no


me importas nada, en medio del monte y en plena noche, abuse de vos, te viole,
te estrangule, no sé.

MBURUCUYÁ: (A Eusebio) Amor, para mí no es de noche cuando te veo a vos, ni


tampoco me doy cuenta, cuando estoy con vos, de que estamos en el monte,
porque vos amor, para mí, sos todo el mundo.

EUSEBIO: (Al público) Él entonces le dice que le dejará sola en medio del monte
ahí ante la posibilidad de que cualquiera le haga daño.

MBURUCUYÁ: (Al público) Ella le responde que toda huida es inútil cuando la
cobardía es la que persigue al valor.

Eusebio se aleja, Mburucuyá le sigue atrás.

YAMANDU: Ay che Tupa discúlpeme la licencia vulgar que me voy a tomar (35).
¡Los humanos sí que están enfermos del culo! (Al público) Es en estas
circunstancias en donde la magia puede ayudar a tanto amor no correspondido.
(Vuelve al personaje) Tranquila Mburucuyá, antes de que termine la noche él
buscará tu amor y vos lo despreciarás. (Hace su ingreso Pombero) Pombero,
¿trajiste lo que te pedí?

POMBERO: Si che patrón, aquí está.

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YAMANDU: Muy bien mi nunca bien ponderado Pombero. Sé donde prefiere
descansar Jasy, debajo del sauzal, así las frágiles hojas con ayuda del viento,
acarician sus cabellos para recibir al sueño. Ahí iré yo y haré que la fragancia de
esta flor penetre en todos sus sentidos provocándole las más obscenas fantasías.
(Le da un pétalo de la flor a Pombero) Mientras tanto vos Pombero, que estás
preparado para hacer paye, le harás sentir la fragancia a un tal Eusebio que anda
por ahí con una cuñataí que se llama Mburucuyá. Esperá que él se duerma y
cuando te asegures que la cuñataí esté cerca de él, aproximá a su nariz este
pétalo, así cuando despierte se enamorará perdidamente de la pobre Mburucuyá.
Ah, algo muy importante, estate atento al nacimiento del lucero, hora que se
termina el juego.

18
6
Entra Jasy con su séquito de jóvenes semidesnudas

JASY: Che cuña (36) , aquí haremos nuestras danzas. Vos Tumé, prepará unas
flores de ñangapiri. Vos Japeusá, espantá al ñacurutú (37) para que ninguna
esposa insatisfecha le arroje algún calzoncillo usado y se convierta en bruja.
Porasy poné por ahí algunas frutitas de tutiá (38) para alimentar a las yararás.
Siempre en las festicholas debemos entregar a Aña (39) alguna de ellas. Y vos
Kerana traé el jugo de los yatay (40) que con su néctar haremos licor bueno y
embriagador. No olvidemos de los sapos cantores y tacas (41), muchas tacas, miles
de tacas en todos los recovecos para que junto a la luz de las estrellas nuestros
ojos no se pierdan el banquete de los sexos que la oscuridad de la noche quiere
ocultar. No habrá dudas que hoy en la Ensenada los pobladores de Guaripola
abrirán sus puertas de bisagras herrumbradas dejando escapar esos deseos
contenidos por siglos. Y yo, mientras tanto me echaré debajo de este sauce a
dormitar unos instantes.

Las jóvenes salen de escena mientras Yamandú con la flor del higo en sus manos
se aproxima cautelosamente a Jasy.

YAMANDU: Ya te has dormido mi cuñataí porá (42). (Acerca la flor en la nariz de


Jasy) Cuando despiertes te enamorarás perdidamente de lo que encuentres en tu
camino, así sea estiércol de carayá (43).

Desaparece Yamandú e ingresan Yerutí y Aurelio.

AURELIO: Amor, nuestro plan era descansar en la orilla del río y a la madrugada
cruzar al Paraguay, pero noto que estás muy cansada y todavía falta mucho para
llegar al río, ¿te parece que descansemos acá?, por lo que veo no está mal este
lugar, parece tranquilo y seguro. Además estamos juntos, nada nos puede pasar.

YERUTI: Está bien amor, caminar por el monte es muy cansador y la verdad que
no doy más.

AURELIO: (Acomodándose) Acá podemos dormir juntos, esta mata nos puede
hacer de almohada, parece suave.

YERUTI: No amor, yo no me voy a acostar al lado tuyo, no quiero que pienses que
desconfío de vos, pero sabes mi forma de pensar y… Pasa que esta noche en
particular, no sé si es el monte o qué, pero siento que el aire está como cargado
de algo que no sé explicar con palabras. Siento como que entre nosotros hay
espíritus deambulando.

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AURELIO: Vida, me vas a decir que crees en los espíritus de la noche.

YERUTI: No es eso amor pero… (Saliendo del personaje y dirigiéndose al público)


Más allá de los espíritus de la noche y todas esas cosas, el caso es que Yerutí es
virgen, y nunca durmió con un hombre.

AURELIO: (Saliendo del personaje) Explicate mejor, se entiende que si es virgen


nunca durmió con un hombre, ¿Dijiste algo así?

YERUTI: A ver si nos entendemos, además de nunca haber tenido sexo con
nadie, tampoco compartió la cama con un hombre, ni como amigo. El tema es que
a mí, mejor dicho, a mi personaje.

AURELIO: Sí, a Yerutí.

YERUTI: A Yerutí le pasa algo con la proximidad con el sexo opuesto. Más aún
cuando se trata de compartir una cama o algo por el estilo.

AURELIO: Bueno pero eso seguramente fue un trauma de su infancia, andá a


saber si cuando niña su padrastro le tocaba o qué sé yo.

YERUTI: Eso no dice en la obra.

AURELIO: Pero vos como actriz tenés que construir el inventario personal del
personaje. El texto te dice que no quiere dormir junto a su novio, al que ama,
porque como es virgen tiene miedo de que él en medio del monte y la oscuridad,
se aproveche de ella. Y listo. El público no es idiota, se da cuenta de estas cosas.

YERUTI: Sabes qué pasa, que como yo a los 14 perdí mi virginidad, me cuesta
entender este rollo de la mujer que a los 24, la edad que tiene Yerutí, tenga
mambo con que un vago esté cerca de ella.

AURELIO: Pero no todas las mujeres que están en el público tuvieron su primera
vez a los 14, hay de todo, seguramente habrá quien le pase lo mismo que a
Yerutí, vos sabés lo complejos que somos los seres humanos. Pero vos sos actriz
y debes amoldarte a los personajes que te tocan en suerte. (Para sí) No sé por
qué llegamos a esto. Hagámosla corta y sigamos la obra, pero antes expliquemos
al público que lo importante en esta escena es que Yerutí duerma lejos de Aurelio.
¿Esa es la idea del autor, no? (Se acuesta a dormir)

YERUTI: Está bien, soy actriz y me la banco. (Respira hondo como entrando en
personaje) Entonces yo me acomodo por allá.

Yerutí sale casi de escena, queda Aurelio durmiendo. Entra Pombero

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POMBERO: Ah, menos mal que le encontré a esta gente Kuera (44), ya me estaba
preocupando ko. ¿Y por qué ta duermen tan separado? Y de seguro que ella no
se anima a acostarse junto a este hijo gran puta que es capaz de afixiarla. La
verdá, yo sí que no le entiendo a los humano. (Le acerca el pétalo de la flor a la
nariz de Aurelio) Ahora vas a ver guacho, cuando te dispiertes te vas a encajetá
de una vez por toda con tu guaina.

Pombero sale de escena a la vez que entra Eusebio perseguido por Mburucuyá.

EUSEBIO: Te digo que no quiero que me sigas más.

MBURUCUYÁ: Me vas a dejar acá sola mi alma.

EUSEBIO: Si me seguís te voy a matar, juro que te mato.

Eusebio sale de escena, Mburucuyá queda sola.

MBURUCUYÁ: No quiero resignarme a perderte amor, seguiré luchando para


tenerte cueste lo que me cueste. Porque acá en Guaripola no hay otro hombre
como vos, mejor dicho, no hay más hombres. Qué suerte la de Yerutí encontrar en
este pueblo de mala muerte a su gran amor y que éste le corresponda. No se
puede pedir más. (Descubre a Aurelio). ¡Eh, Aurelio! ¿Estás bien? ¿Dormís? Pero
qué sucede acá. ¡Despertate Aurelio! ¿Estás bien?

AURELIO: (despertando) ¡Mburucuyá! Mi amor, mi vida. Quiero contarte un


secreto amor, sos todo para mí. Soy capaz de tirarme al fuego si es por tu amor.

MBURUCUYÁ: ¡Pero dejate de joder, Aurelio! ¡Estás en pedo!, con todo lo que me
pasa a mí resulta que vos me venís a joder. Lo único que me faltaba.

AURELIO: Nunca estuve más sobrio que en este momento y nunca antes mis ojos
te vieron con tanta verdad como en este momento, Mburucuyá, te descubro mía y
solamente mía.

MBURUCUYÁ: ¡Pero la puta que lo parió! ¿No te estás confundiendo de texto,


boludo? ¿No será que ese parlamento tenías que decírselo a Yerutí? Despertate
loco, soy Mburucuyá, y se supone que vos amas a Yerutí y yo a Eusebio.

AURELIO: A Eusebio lo voy a matar, primero le voy a fregar todo su cuerpo con
ortiga, para que le broten ronchas coloradas y no conforme con eso le voy a meter
en un tambor y luego le echaré creolina, alquitrán y brea para que desaparezca de
la faz de tierra y nunca se sepa más de él.

MBURUCUYÁ: Che, así no se puede trabajar, a esta altura de la obra no me


vengan a cambiar el libreto. Me costó un huevo entrar en el personaje y otro tanto

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intentar amar a Eusebio que encima tiene constante olor a sobaco. ¡Nunca un
rexona viejo! ¡Dejenme de joder!

AURELIO: Pará, pará por favor Mburucuyá, es verdad lo que en este momento
siento por vos, te lo digo de todo corazón, algo me pasa acá adentro, te pido que
me creas, me pasan cosas muy grosas con vos, no sé, me desperté, te vi y tengo
unas ganas locas de abrazarte, de quererte, de contarte mis cosas y escucharte
las tuyas. Tengo ganas de escaparme con vos a un lugar donde estemos solos,
donde me hables de tu infancia y yo de la mía, charlar cosas que nunca le
contamos a nadie, secretos nuestros. Y que por favor nadie nos joda. No es
calentura lo que me atrae a vos, creeme, no quiero sólo sexo, quiero amarte de
verdad…

MBURUCUYÁ: Che, loco. Si me seguís diciendo esas cosas capaz que me


convencés. Pero posta Aurelio, me parece que me estás tomando el pelo, que me
estás jodiendo. Yo ya no sé para donde seguir. No entiendo nada. No sé qué texto
tengo que decir. Me perdí, de verdad les digo gente. Y encima la otra tirada ahí, no
sé si duerme o está muerta, no entiendo más nada.

Mburucuyá sale de escena y Aurelio le sigue atrás. Yeruti despierta.

YERUTI: (desperezándose) Uf. Tuve un sueño muy raro, soñé que de pronto en
medio de mi monólogo me olvidé la letra, como que se me hizo una laguna, me
quedé totalmente en blanco, como perdida. No sé qué me pasó. (Pausa) Acá creo
que venía la parte en que Yerutí contaba que había soñado con una serpiente que
le devoraba el corazón, y que vos Aurelio, te reías de la serpiente porque era
cruel, y de sus dientes o algo así, ¡Qué tarado reírte de esas cosas! ¿Aurelio?
¿Estás? Eh, qué pasó. (Preguntando) ¿Terminó la escena acá? Yo estoy
durmiendo o estoy soñado o… ¡Aurelio, amor, dónde estás!

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7
En algún lugar de la Ensenada los actores ensayan la obra

POLOCHO: (En el personaje de Julieta con libreto en mano pero sin leer) ¿Por
qué ta te va tan pronto mi Romeo? Todavía niko está cantando el pitogué, no es el
pilincho el que canta. Es el pitogué que todita la noche canta en el paraíso cué (45).

CIRILO: (En el personaje de Romeo) Pero mirá si no me voy a saber diferenciar el


canto del pitogué o del pilincho, el que canta es el pilincho, ¿o sos sorda vos?

POLOCHO: (Saliendo del personaje y mirando el libreto) Cirilo, de dónde sacaste


eso, no dice en ningún momento eso de que soy sorda ni lo que dijiste…

CUMICHO: Cirilo, no agregues cosas que no está en el libreto. Además lo del


canto de un pájaro u otro es una forma de que Julieta le retenga más a su amado.
Seguimos, seguimos que estamos atrasados. Seguí vos Cirilo.

CIRILO: (En el personaje de Romeo) Mira amada mía, como va amaneciendo y


los primeros rayos del sol perezoso ya se hace sentí.

POLOCHO: (En el personaje de Julieta) No es la luz del amanecer mi Romeo, es


un refucilo.

CIRILO: (En el personaje de Romeo) Si refucila es porque está por llover. Me voy
mbae (46) ante que me agarre la llu…

CUMICHO: ¡No Cirilo! ¡Concentrate chamigo! En qué parte del libreto dice que
tenés que irte porque está por llover.

CIRILO: Pero si ella dijo refu....

POLOCHO: Ella no. Él, o sea yo.

Entra Pombero que observa la escena desde algún lugar.

CIRILO: Bueno, dije ella refiriéndome al personaje que vo hacé.

CUMICHO: Bueno seguimos muchachos. Pónganse en el lugar de estos


enamorado, no se olviden que se están despidiendo y no saben cuándo van a
volver a verse, entonce cada rato tienen que darse beso, como que no se quieren
desprenderse. Traten de recordá cuando eran novios.

CIRILO: Eh, en mi época recién cuando estábamo por casarnos nos dimos beso
en la boca con mi mujer, de novio jamá. Apena apena juntabamo los labios
cuando nadie nos veía.

23
CHONONGO: Así que vos Cirilo, en los cinco años que estuviste de novio nunca
una tocadita, algún que otro dedo cabezudo por ahí, un fin de año por ejemplo.

CIRILO: Eran otros tiempos.

CHONONGO: Encima tus suegro todos gringos, más cerrado que culo de
muñeca. Me acuerdo que a la Ingrid, la hermana de tu mujer, la menora, ni la
mano le dejaba que le toque su novio, el milico. Vos te debés acordar

CIRILO: Así eran mis suegros. Yo me pregunté siempre como pa parieron a sus
hijos. Sin tocarse lo habrán hecho los desgraciados.

POLOCHO: Mi abuela tenía un camisón que le cubría todo el cuerpo, con mangas
largas, y con un agujero entre las piernas, bordado con puntilla Catú (47) el agujero.
Según me contaban mis padres, los abuelos nunca se vieron desnudos. ¿Qué pa
te parece?

CUMICHO: Muchachos, si seguimo así no vamo a llegá al final de la obra, todavía


falta mucho. Después del ensayo hablen todo lo que quieran. Quedamo entonce
que mientra dicen sus letra se besan y esas cosas.

POLOCHO: (En el personaje de Julieta se acaricia el pelo a Cirilo mientras éste la


abraza romántico) Che Romeo, por qué ta te va tan pronto.

CUMICHO: Acá entra el ama de llaves de Julieta, es tu parte Chonongo.

CHONONGO: (En el personaje de Ama de llaves) ¡Julieta, mi Julieta!

POLOCHO: (En el personaje de Julieta) Ama, ¿qué sucede?

CHONONGO: (En el personaje de Ama de llaves) Se terminó la joda, se despertó


tu vieja, limpien todo no quier…

CUMUCHO: No pué Chonogo. ¡Cómo vas a decir eso!

CHONONGO: Pero sí estuvieron toda la noche meta y ponga y si le pillan los


matan.

CUMICHO: Está bien, eso puede ser en la vida real, ahí es todo má directo, pero
acá estamo haciendo teatro. En esta parte Romeo se desespera y ante de irse se
besan apasionadamente.

POLOCHO: Bueno. (A Cirilo) No vaya a abrir la boca vos, eh, cuando te bese.

CUMICHO: ¡Vamos, vamos muchachos! Sigamos…

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CIRILO: (En el personaje de Romeo) Adiós amor, un beso y me voy. (Cirilo y
Polocho se besan en la boca apasionados. Cumicho se mira con Chonongo.
Pombero se acerca y los mira detenidamente).

POMBERO: ¿Así que lo humano quieren festichola? Besito entre macho. Entonce
tendrán cháchara.

CUMICHO: Se despiden Romeo y Julieta, cada uno por su lado, les cuesta
separarse (Los actores que representan los personajes cumplen la orden de
Cumicho, demoran en soltarse las manos mientras se miran enamorados, luego
salen de escena. Chonongo tiene la sensación de que le tiran de atrás, lo mismo
le sucede a Cumicho. Polocho comienza a girar sin ton ni son. No entienden lo
que les pasa, es como si la fuerza de gravedad actuara en contra).

POMBERO: (Girando entre ellos y casi cantando) Le voy a hacé viajá por la noche
guaraní, será una noche que nunca má va a repetirse y se acordarán toda su vida.
Porque en la noche guaraní se hacen cosa que nunca en la vida terrenal podrán
hacerlo. La noche guaraní está muy cerquita del Paraíso e y chupe. Un lugar
brillante en donde el cristiano si tiene suerte una sola vez en su vida va a podé
entrar y nunca jamá se va a podé olvidá. (Desaparece Pombero y vuelve a entrar
Cirilo convertido en una víbora Curiyú (48), sus compañeros se sorprenden y se
alejan despavoridos).

CUMICHO: ¡Jesú María qué tiko está pasando!

POLOCHO: ¡¡¡No puedo pararrr!!!

CHONONGO: ¡Vamono a la mierda, esto es obra de la Pora (49). La Ensenada está


empayesada (50).

CIRILO: Che, déjense de joder, me están cargando. ¡Por qué se van! ¡Qué pasa!
¡Ustede me metieron en esto!

CUMICHO: Sos un monstruo Cirilo, no sé qué te pasó. Sos una curiyú, ña canina,
ñoazó (51), no sé quién te maldijo. (Desaparece de escena)

CIRILO: Ah, ya sé, me están haciendo a propósito para que yo entre en el


personaje de Julieta, está bien, los entiendo me quieren asustá pero se
equivocaron che, eligieron mal el camino. Yo no me asusto por nada, es má me
voy a poné a tocá y cantá un chamamé que me escuche todo el mundo. (Toma el
acordeón y comienza con unos acordes de Kilometro 11. Luego canta con la
música mientras camina por el monte)

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JASY: (Despertando) Ay, quién es el ángel del amor que me despierta con su
melodiosa voz y me acaricia el lóbulo de la oreja provocándome un tetereg (52) que
se apodera de todo mi cuerpo sediento de brazos, manos y dedos. (Jasy observa
a Cirilo convertido en curiyú) Por Tupa qué maravillosa criatura ante mí. Siento
que se detiene mi corazón para admirarte. Sin saber quién sos te confieso desde
la zona más pura de mí ser, que te amo amor mío, nunca antes me había
enamorado a primera vista de esta manera.

CIRILO: Me parece cuña que la razón te abandonó. Aunque pensándolo un poco,


la razón y el amor nunca se llevaron bien.

JASY: En tu hermosura veo sensatez. (Le quita el acordeón y se lo da a una de


las jóvenes acompañantes que ingresan a escena)

CIRILO: Angá, ninguna de las dos cosas señora. Ni siquiera puedo sabé donde
estoy ni cómo salir de este monte.

JASY: Estás en el Paraíso azul, lugar donde todo se puede y lo prohibido es mala
palabra. En este lugar no existe la palabra límite, ni la palabra no. En este lugar no
existe la edad; ni la hora; ni la sed ni el hambre. Solo el deseo voraz de los
amantes te espera a cada instante y en todos los rincones. Yapeusá y Kerana
lleven a mi amor a la tina del placer, quítenle las vestiduras; Porasy, vos serás la
encargada de untarlo con jalea real de abeja para que en cada fragmento de ese
cuerpo haya fiesta.

Cirilo mira para todos lados descolocado. Las mujeres se le acercan y comienzan
a quitarle la ropa hasta desnudarlo muy sensualmente mientras lo van llevando
hacia un lateral.

CIRILO: ¡Cumicho! ¡Chonongo! ¡Polocho! ¡¡¡Estoy en la gloria… Papá!!!

JASY: Cuñatai, una vez terminado el baño, avísenme así comenzaremos el festín.

26
8
En otro lugar de la Ensenada está Yamandú impaciente. Aparece Pombero.

YAMANDU: Mi nunca bien ponderado Pombero. Estoy ansioso por saber el


despertar de Jasy.

POMBERO: Escuché alguito por ahí que anda entrelazada con una curiyú.

YAMANDU: ¡Qué bueno! Esto saldrá mejor de lo que yo imaginé. Y vos qué
pomberías te mandaste por el Guaran en esta noche venerable.

POMBERO: Divirtiéndome un poquito noma che patrón. ¿Qué ta otra cosa puedo
hacé a esta edad, aye (53)?

YAMANDU: ¿Has cumplido mi orden de embrujar al joven Eusebio para que se


enamore de la pobre Mburucuyá?

POMBERO: Si pué che patroncito. Así mismo como usté me ordenó yo le hice el
payé. Angá la pobre guaina le tenía como a una perra lejo de él. Qué hombre
desagradecido de la vida, con lo que cuesta encontrá una cuñá buena, discente
aye che. Y este hijoputa despreciando la gracia de Dió.

Entran a escena Eusebio seguido por Yerutí.

YAMANDU: Ahí están, justo entra él. Ese es el hombre.

POMBERO: Mmmm… la cuñá es la misma pero el hombre es otro.

EUSEBIO: No te entiendo Yerutí, por qué tanto rechazo a quien te ama tanto.

YERUTI: Yo podría ser más nefasta con vos pero más vale que no le hayas hecho
nada malo a Aurelio cuando dormía, más vale que él esté bien, Eusebio. Hay
momentos en que pienso lo peor, pienso que sos capaz de matarlo.

EUSEBIO: Vos me estás matando con tu indiferencia. Vos sos mi asesina Yerutí,
así como lo escuchás y aunque te parezca divertido.

YERUTI: No me divierte nada que venga de vos. Por favor Eusebio, decime que
Aurelio está bien.

EUSEBIO: ¿Y si te diría que está bien, qué me darías vos a cambio?

YERUTI: No verme nunca más en tu puta vida. Así esté bien o esté muerto, a
partir de ahora vos para mí no existís más. (Desaparece)

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EUSEBIO: Mejor me tranquilizo, ya me dijo el Intendente que le baje los humos. A
las mujeres les gusta cacarear, entonces hay que dejarle que cacareen, pero
después, a justarle de nuevo las clavijas Me voy a recostar por acá un rato, la
noche se viene muy cargada.

YAMANDU: Te voy a pedir un gran favor mi nunca bien ponderado Pombero.

POMBERO: Si che patroncito.

YAMANDU: Voy a descender unos segundos del Olimpo al que pertenezco y me


quitaré la investidura suprema que espero Tupa nunca lo sepa, porque voy a
cometer una vulgaridad con el lenguaje, pero estimo justo y necesario en estas
circunstancias. Me voy a dirigir a vos de igual a igual.

POMBERO: No pué che patrón, usté no puede hacé eso, yo no se lo voy a


permití. Usté siempre será che patrón y siempre estará por encima de todo.

YAMANDU: ¡Es una orden Pombero!

POMBERO: Si usté lo dice.

YAMANDU: ¡Pero qué pedazo de pelotudo que sos! Le erraste fiero, esa no era la
persona a la que tenía que engualichar. Ya está. (Cambiando) Ahora soy el que
soy.

POMBERO: Se agradece che patrón, agradecido por su palabra che patrón.


Agradecido de má estoy.

YAMANDU: Le hiciste el paye a un amante verdadero, y a causa de tu error vas a


hacer que se cambie un amor sincero, en lugar de cambiar un amor falso. Eso es
muy injusto.

POMBERO: Eso quiere decí que todo depende del destino. Y que por un hombre
verdadero hay un millón de amores falso.

YAMANDU: Si te habrás aprovechado vos Pombero de amores extraviados. Anda


en un sapuá ité (54). Y hacele el payé a Mburucuyá y tratá de hacerla venir hasta él.
Seguramente la pobre andará triste y abatida de amor por la oscuridad de la
Ensenada. (Se va Pombero). Yo mientras tanto haré el embrujo a este mortal
antes de que Mburucuyá llegue. Así cuando despierte le implorará su amor.

Vuelve a entrar Pombero.

POMBERO: Mburucuyá esta cerquita, y al humano que le embrujé le anda atrá


como perro escaldao. Esto sí que se pone de má lindo.

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YAMANDU: Silencio, que vas a despertar a Eusebio.

POMBERO: ¡Oh che ra’i (55)! ¿Entonce habrá dos hombre detrá de una sola cuñá?
La puta que va a estar buena la cosa.

Entran Mburucuyá y Aurelio.

AURELIO: Por qué pensas que me estoy burlando de vos. Sabes bien que la
burla no produce lágrimas y si me miras detenidamente, te darás cuenta de que
estoy llorando por vos.

MBURUCUYÁ: Lo que me decís deja para Yerutí, ella es la que tiene que
escuchar esas cosas y no yo. No quiero empezar todo de nuevo, Aurelio, te
expliqué bien, fuera de escena, pero parece que no entendiste nada. Seguís
emperrado. Déjate de joder.

EUSEBIO: (Despertando) Mburucuyá, amor mío, dónde estuviste todo este tiempo
que no te vi mi amor. A partir de ahora amor no te dejaré escapar.

MBURUCUYÁ: ¡Pero la puta madre que lo parió! ¡Será posible que los dos se
pongan de acuerdo para cagarme la vida! Si fueran verdaderamente hombres
como dicen que son, no tratarían así a una mina. Me parece que ustedes dos se la
comen. Váyanse con su mambo a otro lado y me dejan en paz.

AURELIO: Eusebio, no seas boludo, no le lastimes a ella, sé muy bien lo que


sentís por Yerutí, luchá por tu amor, y a mí dejame amar hasta la muerte a
Mburucuyá.

MBURUCUYÁ: (Al público) ¿Ustedes se lo creen las boludeces que están


diciendo estos dos payasos?

EUSEBIO: Aurelio, quedate con Yerutí, si alguna vez la amé, hoy me doy cuenta
que fue pasajero, mi verdadero amor es Mburucuyá.

AURELIO: (A Mburucuyá) Mburucuyá, eso no es verdad, él te está mintiendo.

MBURUCUYÁ: A esta altura de la obra no me va ni me viene lo que pueden decir


ustedes dos. (Entra Yerutí) ¡La bolilla que faltaba! Cartón lleno. Bingo.

YERUTI: ¡Por fin te encuentro Aurelio! ¿Qué te pasó amor? Tuve una pesadilla,
desapareciste. Me dejaste sola en medio de la oscuridad, no entiendo nada.

MBURUCUYÁ: No te preocupes Yerutí, aquí nadie entiende nada.

AURELIO: Yerutí, sucede que fui tras mi único amor.

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YERUTI: No te entiendo, ¿acaso tu amor no soy yo?

AURELIO: No Yerutí, Mburucuyá es mi verdadero amor.

YERUTI: Te conozco amor, lo que estás diciendo lo decís sin pensar, de la boca
para afuera, pero tu corazón no habla.

MBURUCUYÁ: Ella también en contra mío. Se unieron todos juntos para tomarme
el pelo. Pero miren ustedes que graciosos que son. Sabes qué Yerutí, de ellos
puedo esperar cualquier cosa, pero de vos. De vos sí que realmente me sorprende
porque íbamos al jardín juntas, y las veces que tuve que aguantarme las ganas de
hacer caca porque no tenía más mis marlos de choclo para limpiarme, porque te
había dado todo a vos que eras una cagona. Y eras una cagona porque me
robabas toda la raspadura envuelta en chala de maíz que mamá todos los días me
ponía en el bolsillo del guardapolvo. Y yo que me daba cuenta de que me robabas
la raspadura, nunca te dije nada porque eras mi amiga, y cuando te roba una
amiga es lo mismo que robarse a sí mismo. Ah, y quién te consoló esa vez que
viste por primera vez a Patocola, el único enano del pueblo. Fue la primera vez en
tu vida que viste a un enano, y comenzaste a llorar porque te asustaste y yo te
calmé cuando te expliqué que no se trataba del pombero, sino que algunas
personas nacen así porque la madre cuando adolescente se desfloró con un sapo.
Porque a mí me pasó lo mismo cuando lo vi por primera vez al enano, pero estaba
con mi mamá y ella me explicó lo mismo que yo te expliqué a vos. Y saco a la luz
esta anécdota porque vos siempre me estuviste agradecida de esa vez.
Seguramente te evité un trauma en tu vida adulta. Y nunca le dije a tu mamá que
vos le hacías pelear a dos alguaciles hasta que uno de ellos le cortaba la cabeza
al otro.

YERUTI: Pero vos le tirabas cigarros coli (56) encendido a los sapos y estos se
tragaban enteritos pensando que era bichito de luz.

MBURUCUYÁ: Pero cuando le confesé ese pecado al cura párroco de Guaripola,


él me dijo que no era grave porque el jugo gástrico del sapo le apagaba enseguida
el fuego del cigarro. Tenía que rezar dos padrenuestros y listo. Pero los alguaciles
se morían para siempre. No quiero hacerla larga, Yerutí, pero si querés puedo
seguir con tu despertar sexual que recuerdo todos y cada uno de los detalles.

AURELIO Y EUSEBIO: ¡Sí, sí, contá… contá!

MBURUCUYÁ: ¡Callensé ustedes, imbéciles! Te cuento todo esto, Yerutí, porque


fuiste mi única y gran confidente en toda mi vida. Los amores vienen y van, pero la
fuerza de nuestra amistad no me resigno a perderla, porque la fuimos haciendo
durante toda la vida, la tuya y la mía. Ya me dijo Quilocha, la curandera, “un chilo

30
se va a entrometer en tu amistad”. Yo me reí en su momento, pero tenía razón.
(57)
Me iré de Guaripola, no sé, a algún lugar, lejos, no sé. Voy a comprarme un
cuaderno tapa dura y comenzaré a escribir de nuevo mi historia, tal vez tenga más
suerte.

YERUTI: Andate tranquila.

MBURUCUYÁ: (Llorando) Te desconozco Yerutí. No sé quién sos.

Mburucuyá sale de escena.

EUSEBIO: Muy bien, Aurelio. Ahora veamos entre nosotros quién de los dos tiene
más derecho sobre Mburucuyá. Vamos a arreglar esto en otro lugar. (Aurelio
sigue a Eusebio. Ambos salen de escena).

YAMANDU: Te das cuenta Pombero las graves consecuencias que produjo tu


equivocación. Debemos repararlo lo antes posible este error que no es humano,
sino error pombero. Sigue a Eusebio y Aurelio, hacé que se enfrenten hasta
cansarse, una vez agotados se dormirán pero ya no tendrá efecto los pétalos de la
flor, ahora utilizaremos otra herramienta más poderosa para recuperar el amor.
(Extrae de su bolsillo unas plumas pequeñas) Estas son plumas de Cabureí (58).
Con que apenas le toque la pluma por el cuerpo del amado, ya la magia hará lo
suyo. Ni bien se duerma Aurelio, pasale la pluma por alguna parte de su cuerpo y
de inmediato se irá de él lo que siente por Mburucuyá. Y volverá a amar a Yerutí
con más fuerza. (Desaparece Yamandú).

POMBERO: (Saliendo del personaje Pombero, se dirige al público) Hay muchos


momentos mágicos en la vida de los humanos, el amor es uno de ellos, nunca
pudimos explicarlo. Nuestro trabajo, el de los duendes lo mismo que el de los
artistas, es hacer magia. Ahora verán ustedes una prueba de ello. La especie a la
que pertenece el Pombero como todos los seres mitológicos, ve en la oscuridad,
sin embargo los humanos no. (Asume el personaje de Pombero mientras danza
en todo el espacio) ¡Tupa, que se haga la oscuridá! Una oscuridá tan pero tan
oscura que no se pueda vé ni siquiera la nada.

Ingresa a escena Eusebio como caminando en la oscuridad.

EUSEBIO: No se ve nada. ¿Hay alguien aquí?

POMBERO: Si alguien de ustede está viendo con claridad, entonce seguro que no
só totalmente humano, algo de Pombero seguro tené.

EUSEBIO: No veo nada. ¿Dónde estás Aurelio?

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POMBERO: (Pombero mueve los labios y es Aurelio el que habla) Aquí, te estoy
esperando para darte tu merecido.

EUSEBIO: Mostrate, no te escondas.

POMBERO: (Con voz de Aurelio) Pero cómo me voy a mostrar si está todo
oscuro. ¿Acaso no me ves?

EUSEBIO: Mi cuchillo te está esperando. ¡Dónde estás cobarde!

POMBERO: (Al público) La peor ofensa que le podé decí a un humano macho es
esta, escucha. (Con la voz de Aurelio) Ya voy pito chico.

EUSEBIO: ¡Eh, qué decís! ¡Dónde mierda estás, vení que te voy a reventar!

POMBERO: (Riendo) Aunque sea cierto, lo mismo se enoja el macho. (Con voz
de Aurelio) Aquí estoy, en tu espalda.

Eusebio se da vuelta rápidamente hacia atrás. Ingresa Aurelio.

POMBERO: (Con voz de Eusebio) Si querés a Mburucuyá tenés que ganartela,


mariquita. (Aurelio mira a todos lados de dónde viene la voz. Eusebio también
mira a todos lados, la oscuridad le dificulta sus movimientos)

AURELIO: ¿Dónde estás Eusebio?

POMBERO: (Con voz de Eusebio) ¡A tu izquierda cagón! (Aurelio se da vuelta


hacia su izquierda)

EUSEBIO: No te voy a esperar más, me voy con Mburucuyá.

Pombero apenas toca los cuerpos de Aurelio y de Eusebio y éstos giran de un


lado al otro como mareados, mientras gritan palabras inentendibles hasta caerse
al suelo, rendidos. Cuando esto sucede Pombero le pasa suavemente la pluma
del Cabureí. Entra Mburucuyá.

MBURUCUYÁ: Qué noche negra, por favor hasta las estrellas se fueron a la
mierda. (Se sienta) Esperaré hasta que amanezca, más de lo que ya me pasó, no
me puede pasar.

Ingresa Yerutí.

YERUTI: Espero que no se hayan matado ninguno de los dos, una cuando está
caliente putea, pero en el fondo no deseamos la muerte a nadie. Me muero de
cansancio y esta oscuridad me mata. (Se acuesta y se duerme).

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POMBERO: Duerma che hija de Dio, la vida te da y también ko te quita. (Le pasa
la pluma del cabureí a Yerutí) Duerman che hijos… duerman che hijo… que el
lucero enseguida se va a escondé a la noche malhechora con sus vicio, que
arrastra felicidá y desdicha. Y las ánima volverán a los cementerio y los de nuestra
especie seguiremo haciéndole cosquilla a la cordura de los pobre humano.

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Jasy está con Cirilo vestido de curiyú en un lecho de flores, las jóvenes atienden a
la pareja enamorada.

JASY: Amor, voy a comerte de a poco todos tus lunares.

CIRILO: Pero mira que tengo mucho eh…

JASY: Tenemos todo el tiempo del mundo mi cielo. (Comienza a darle besitos en
todo su cuerpo)

CIRILO: (A Japeusá) Rascame la cabeza. Y vos Kerana, besame la punta de los


dedos del pie sin que me haga cosquilla. Porasy, servime ese vino espeso que me
da un tetereg cuando trago.

Ingresa Yamandú sin ser visto por los demás y observa desde lejos la escena

JASY: ¿Quisieras oír un poco de música mi vida?

CIRILO: Má bien algo de comé mi reina.

JASY: Cuña, a buscar pecarí (59) ahumado. Y también un surubí saltado con
huevos de caracol en hoja de palmera.

CIRILO: Para mí con un guisito de arró ya está bien mi reina. Mientras lo preparan
me voy a echá un sueñito.

JASY: Cuñatai, a preparar la cena. (A Cirilo) Duerme amor mío, que yo velaré tu
sueño y si tenés alguna pesadilla te abrazaré fuerte y te diré: tranquilo, tranquilo
amor que yo estoy a tu lado cuidándote. (Ambos se abrazan y se duermen
profundamente. Yamandú se aproxima a Jasy, e ingresa Pombero).

YAMANDU: Mi nunca bien ponderado Pombero, mirá este cuadro amoroso. Ella
en su embrujo me devolvió a Kuarahi y eso hizo que yo recupere mi felicidad
perdida. Entonces le quitaré el payé, así volverá a ver con sus verdaderos ojos
nuevamente. (Le pasa suavemente la pluma del cabureí en la mejilla de Jasy)
Jasy, vuelve a ser lo que eras y vuelve a mirar la vida como entonces. Despertate
mi amada y dulce reina guaraní.

JASY: Yamandú, mi rey guaraní, tuve un sueño maravilloso, soñé que pude
comer la fruta que está prohibida a las mujeres de nuestra especie.

YAMANDÚ: ¿Y cómo lo hiciste mi señora?

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JASY: Seduciendo al custodio del huerto prohibido al que le hice el amor tantas
veces como el parpadeo de mis ojos en cien años.

YAMANDU: Allí está tirado tu amor.

JASY: ¡Que Tupa me castigue una y mil veces! ¿Cómo pudo ser eso? Estoy
perdida o estoy en otra obra. ¿Acaso el texto no hablaba de un burro?

YAMANDU: Te olvidas que a los de nuestra especie nos gusta la improvisación.


Sobre la marcha. A Pombero se le ocurrió lo de la curiyú.

JASY: Qué asco, cambiarme el libreto sin avisarme.

YAMANDU: ¿Y cuál es la diferencia entre un burro y una curiyú?

JASY: Los burros forman parte de las fantasías de las mujeres. ¡Pero una
inmunda curiyú!. ¡Ah, qué asquerosidad!

YAMANDU: Sin embargo en la escena no se notó la diferencia.

JASY: Porque soy buena actriz, carajo.

YAMANDU: Bueno señores, para nosotros se terminó la fiesta. Pombero devuelve


la humanidad a este tío. (Señala a Cirilo que está durmiendo)

POMBERO: (Pombero le pasa la pluma del cabureí por la cabeza de Cirilo)


Hermano, vuelve a mirá la vida con los ojo de un vecino común de Guaripola.
Dispertate huevón que ya se pasó tu cinco minuto en el paraíso. (A Yamandú) Che
patrón, el lucero está sobre nosotro.

YAMANDU: Que suene la música, el Olimpo Guaraní se retira a sus aposentos


donde es noche eterna. (A Jasy) Reina mía, dame la mano y seguiremos por los
tiempos de los tiempos tentando fechorías sobre esa humanidad que duerme. El
lucero trae la luz que alumbra de nuevo al mundo en donde dos más dos
indefectiblemente es cuatro y la palabra ilusión se escribe sí o sí con “s”.

Desaparece de escena todo el Olimpo guaraní con música rimbombante. Entran a


escena el Intendente con su esposa y algunos ayudantes.

INTENDENTE: Acá pondremos la mesa de los novios. Más allá la orquesta. La


representación teatral se hará allá (Se dirige hacia un lugar y observa a Aurelio
despertándose muy cerca de Eusebio)

AURELIO: Disculpe señor Intendente.

EUSEBIO: Buenos días señor.

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INTENDENTE: ¿O me equivoco o ustedes no son los rivales que se pelean por
una misma guiana?

EUSEBIO: Así es señor.

INTENDENTE: ¡Y qué ta lo que andan haciendo durmiendo juntos en el medio del


monte! La gente es mal pensada, un poco más de respeto por los vecinos de
Guaripola che. Entiendo que los jóvenes de hoy son modernos, las chicas con las
chicas, los chicos con los chicos, pero hay mayores en el pueblo.

AURELIO: No es lo que está pensando señor Intendente, realmente fue una


noche muy rara, no entiendo muy bien lo que nos pasó.

EUSEBIO: Fue como mágica.

INTENDENTE: Bueno basta muchachos, respeten a mi futura señora. Sus cosas


íntimas no nos interesan, yo soy amplio, como buen funcionario público, pero hay
cosas que por más mágico y raro y no sé que, no negocio eh. ¡Hay cosas que no
se negocian caramba! Déjense de joder muchachos, acá las cosas a la vieja
usanza: los nenes con las nenas. Somos grandes che.

AURELIO: No, señor Intendente, está pensando cualquiera.

INTENDENTE: ¡Cómo cualquiera! (A su mujer) ¿Estamos errados nosotros


Felicitas? Dos hombres durmiendo juntos al amanecer en medio del monte…
(Ingresa Yerutí y detrás Mburucuyá). Ah… ¿Y ustedes? (Yerutí se aproxima a
Aurelio y lo abraza. Eusebio busca a Mburucuyá y la abraza, todos están como
adormilados y extraños). ¿Se arregló todo entonces?

YERUTI: Sí, señor Intendente, hemos venido a la Ensenada a arreglar nuestros


problemas de amor…

MBURUCUYÁ: Y verdaderamente este lugar, la noche, la luna, los árboles


esconden magia…

AURELIO: Magia solamente reservada a los enamorados.

EUSEBIO: Magia y algo más que no sabemos ponerle nombre pero que acá en
Corrientes parece que andan entre nosotros, nos hacen cosquillas, nos tiran de la
oreja, nos dicen palabras apasionadas…

AURELIO: A veces hasta nos dan un beso…

INTENDENTE: Todo eso que ustedes están sintiendo y no saben ponerle nombre
se llama amor. Entonces muchachos, qué les parece si se unen a la boda y

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celebramos juntos esta bendición mágica que es el amor y que los hombres y
mujeres en la Tierra tenemos alguna vez en la vida al menos, el privilegio de vivir.

Las parejas se besan apasionadamente

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Está Cumicho despertándose. También Chonongo que está a su lado y más allá
Polocho.

CUMICHO: ¡Qué dolor de cabeza que tengo!

CHONOGO: Como si hubiese pasado un tornado que nos revolcó a toditos


juntos…

POLOCHO: Tengo una resaca y no tomé ni un solo trago.

Ingresa Cirilo a escena. Viene cantando y acompañado con su acordeón.

CUMICHO: ¡Peina! Y éste ta de donde sale.

CIRILO: Ahora sí ya me puedo morí tranquilo muchachos.

CHONONGO: Si no fuera abstemio, hubiera pensado que Cirilo está muy


borracho.

CIRILO: La felicidá muchachos. La felicidá.

CUMICHO: Muchachos, tenemo que prepararno para la representación. Más allá


de todo lo que nos pasó, la función debe continuar.

CIRILO: Así será mi querido amigo Cumicho, haremo la mejor función. Dio ya
cumplió conmigo. No diré una sola palabra má, porque si cuento alguito de lo que
me pasó, no me van a entender ni una pizca. Me di cuenta muchachos, a la vejez,
que nosotro vivimo toda nuestra puta vida acá en la tierra, martillándono el cráneo,
mientra que la fiesta, la gran comilona de la vida queda muy pero muy lejos de
nuestra casa. Lo último y me voy a la mierda. Entré por unos segundo a esa fiesta,
no existe hombre o mujer en la tierra que pueda ponerle nombre a esa maravilla
eterna. Mi vista, mi olfato, mi gusto, mi tacto no me alcanzó para sentir siquiera
una milésima de segundo… la felicidá la puta madre. La felicidá (Desaparece).

CUMICHO: A las ocho de la noche acá todo el mundo para el ensayo general.

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Las tres parejas hacen su entrada conjuntamente. Lucen las mujeres vestidos de
novia con reminiscencias gauchescas al igual que los hombres vestidos de
gauchos. Un séquito acompaña a los novios. Los seres mitológicos espían la
ceremonia desde lo alto de la escena. Pombero en arneses revolotea por el aire.
Más atrás ingresan Cumicho; Polocho; Chonongo y Cirilo; éste ejecuta en el
acordeón el chamamé: La Calandria.

FIN

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VOCABULARIO GUARANI

(1) Ey chupe: dijo él, dijo ella irónicamente.


(2) Pa: Interjección: entra en la composición de palabras con sentido de
interrogación; admiración; exclamación: ¡Verdad!; ¡Mirá!
(3) Guaina: mujer joven.
(4) Endaé: “según dicen las malas lenguas”.
(5) Angá: pobre
(6) Cherapichá aigué: pobre infeliz.
(7) Peina: Expresión de sorpresa.
(8) Tiko: sufijo: ciertamente, digo nomas.
(9) Engaú: Supuestamente, teóricamente, pero en todo irónico.
(10)Ko: Suf. Usado en interrogativo. También adverbio: Ciertamente.
(11)Endesi calela: expresión correntina “Cómo no me di cuenta antes”.
(12)Pelo: aceptar.
(13)Tiko: Part. Indica interrogación: ¿Así?
(14)Taurongo: expresión correntina con la que se califica a los locos.
(15)Mbaé pa: es un saludo: Cómo están.
(16)Ta: Part. Verbo aux: úsase ya como prefijo, ya como sufijo.
(17)Chaque: ¡cuidado! ¡Cáspita!
(18)Ko: Suf. Usado en interrogativo. También adverbio: Ciertamente.
(19)Kuarahy: Sol.
(20)Mitá: joven.
(21)Cuero: piel.
(22)Itá: Sufijo del superlativo: Muy.
(23)Emboyeré: revuelta, entrevero, mezcla.
(24)Yerutí: Paloma.
(25)Yuí: rana.
(26)Engaú: Supuestamente, teóricamente, pero en tono irónico.
(27)Guainita: adolescente mujer.
(28)Mitaí: niño.
(29)Che: Mi. Posesivo.
(30)Curuvica: Migajas, esquirlas.
(31)Cuñataí: mujer joven.
(32)Guaran: Zona geográfica donde habitaban los guaraníes.
(33)Cururú. Sapo.
(34)Paye: Embrujo, gualicho.
(35)Tupa: Deidad superior de los guaraníes.
(36)Cuña: Mujer adulta.
(37)Ñacurutú: Una especie de búho.
(38)Tutiá: fruta silvestre de color rojo, según dicen es alimento de las serpientes.
(39)Aña: Diablo.
(40)Yatay: una especie de palmera de Corrientes.
(41)Taca: Luciérnaga.
(42)Porá: Lindo.
(43)Caraya: Mono.
(44)Kuera: Suf. Signo del plural.
(45)Cué: viejo.
(46)Mbae: Expresión de resignación: “me voy nomas”.

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(47)Catú: partícula que refuerza la oración.
(48)Curiyú: boa constrictora del Litoral.
(49)La Pora: Ser mitológico amorfo, sin forma.
(50)Empayesada: Embrujada.
(51)Ña caniná; Ñoazó: boas constrictoras.
(52)Tetereg: Expresión correntina de una situación nerviosa súbita.
(53) Ayé: Adv. Ciertamente. Seguramente. ¿Verdad?
(54)Sapua ité: Rapidamente, velozmente. En un santiamén.
(55)Che ra´ i: Mi hijo.
(56)Colí: cortito.
(57)Chilo: Pene.
(58)Cabureí: pájaro pequeño que se le atribuye poderes mágicos.
(59)Pecarí: jabalí, chancho del monte.

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