Está en la página 1de 4

Cruz de Jerusalén Ichtus o Ichthys Crismón Estaurograma Alfa y Omega

Ichtus o Ichthys

El ichtus es un símbolo cristiano formado por dos arcos que se intersectan dando lugar a la forma de un pez. En griego, la
palabra ichtus se escribe ἰχθύς (ikhthýs) y significa pez. En letras mayúsculas se escribe ΙΧΘΥΣ. En algunos casos estas
cinco letras aparecen inscritas dentro del símbolo. Esto es debido a que forman el siguiente acrónimo:
Ι (Iota): Letra inicial de la palabra Ἰησοῦς (Jesús)
Χ (Chi): Letra inicial de la palabra Χριστός (Cristo)
Θ (Theta): Letra inicial de la palabra Θεοῦ (Dios)
Υ (Upsilon): Letra inicial de la palabra Ὑἱός (Hijo)
Σ (Sigma): Letra inicial de la palabra Σωτήρ (Salvador)
De modo que ΙΧΘΥΣ puede entenderse como un acrónimo de “Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador”.
Crismón
El Crismón, también conocido como Chi Ro, es uno de los primeros cristogramas formado por las dos primeras letras de
la palabra griega Cristo (ΧΡΙΣΤΟΣ), es decir, la letra Chi (X) y la letra Rho (P). Este símbolo fue utilizado en el siglo IV d. C.
por el emperador romano Constantino I como estandarte.
Estaurograma
El estaurograma, también conocido como cruz monogramática o Tau-Ro, es un símbolo cristiano formado por las dos
letras griegas Tau () y Ro (P). Estas dos letras son en realidad una abreviación de las palabra griegas staurós (σταυρός),
que significa cruz, y stauróō (σταυρόω), que significa crucificar.
Cruz de Jerusalén
La Cruz de Jerusalén, también conocida como cruz de las Cruzadas o cruz de Tierra Santa, es un símbolo histórica del
cristianismo. Esta cruz se forma a partir de otras cinco cruces. Hay una cruz central en forma de cruz griega con remates
rectos en los sus extremos. Este tipo de cruz central también se conoce como cruz potenzada. La cruz de Jerusalén se
completa con una cruz griega de menor tamaño en cada cuadrante de la cruz principal. Estas cruces menores se conocen
como crucetas.
Alfa y Omega
Alfa (α o Α) y Omega (ω o Ω) son la primera y última letra del alfabeto griego, respectivamente. Esto se asocia con el
principio y el fin, en consecuencia representa la naturaleza eterna de Dios.
Existen distintos versículos en el libro de las Revelaciones (Apocalipsis de San Juan) donde se hace referencia al símbolo
del Alfa y la Omega. Entre ellos destaca:
“Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso”
(Apocalipsis 1:8)

La primera cruzada inició el complejo fenómeno histórico de campañas militares, peregrinaciones armadas y


asentamiento de reinos cristianos que buscaron recuperar las tierras perdidas siglos atrás ante el avance
musulmán. Este prolongado paréntesis de la Edad media convulsionó la región entre los siglos XI y XIII y es
denominado por la historiografía como las cruzadas.
La segunda cruzada (1144-1148) fue la segunda gran campaña militar de una serie de campañas denominadas en su
conjunto como Las Cruzadas y que, durante el siglo XII , partieron desde Europa occidental (principalmente Francia)
hacia Oriente Medio, con el fin de conquistar Tierra Santa y en particular la ciudad de Jerusalén, que se encontraban en
manos musulmanas desde el siglo VII.

La tercera cruzada (1187-1192), también conocida como la Cruzada de los Reyes, fue un intento de los líderes europeos
para reconquistar la Tierra Santa de manos de Salah ad-Din Yusuf ibn Ayyub, conocido en español como Saladino. Fue un
éxito parcial, pero no llegó a su objetivo último: la conquista de Jerusalén.

La cuarta cruzada (1202-1204) fue una expedición militar organizada como una cruzada para reconquistar Tierra Santa,
pero que varió su rumbo, terminando con la conquista y el saqueo de Constantinopla, capital del Imperio bizantino, que
pasó a llamarse entonces Imperium Romaniae.
La quinta cruzada (1217-1221) fue un conjunto de acciones militares provenientes de Europa Occidental para retomar
Jerusalén y el resto de Tierra Santa derrotando en primer lugar al poderoso estado ayubí de Egipto. El papa Inocencio III
y su sucesor, el papa Honorio III convocaron los ejércitos cruzados liderados por las enormes fuerzas militares del rey
Andrés II de Hungría (1175-1235) y por los batallones del príncipe austríaco Leopoldo VI de Austria (1176-1230), que
realizaron una incursión contra Jerusalén, dejando finalmente la ciudad en manos de los musulmanes.

La sexta cruzada comenzó en 1228, tan solo siete años después del fracaso de la quinta cruzada, y fue un nuevo intento
de recuperar Jerusalén. Finalmente los cruzados lograron reconquistar esta ciudad y también Nazaret, Sidón, Jaffa y
Belén.

Séptima cruzada En 1244 los musulmanes corasmios aliados al sultán ayubí de Egipto al-Salih Ayyub corrieron Siria y
Palestina y conquistaron y saquearon Jerusalén tras la tregua de diez años que siguió a la Sexta Cruzada.3 La ciudad era
la capital del reino homónimo.3 Ese mismo año, al-Salih y sus aliados corasmios vencieron a los cristianos del Reino de
Jerusalén, coligados con su rival el emir ayubí de Damasco, en la batalla de Gaza.
Octava Cruzada
25 años después; Luis IX de Francia una vez más organizó otra cruzada, la octava (1269), el plan era desembarcar en
Túnez y moverse en tierra hasta Egipto; esto fue propuesto por Carlos de Anjou rey de Nápoles, con la intención de
reunir las tropas en la próspera región comercial de Túnez dónde se obtendría fondos para la invasión. Desembarcaron
desconociendo que había una epidemia de disentería en la región, Luis fue infectado y murió a los pocos días. (1270)

También podría gustarte