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La gula: pecado capital en las finanzas

Santo Tomás de Aquino ofreció en su Suma teológica una clara aproximación a los grandes vicios:

Un vicio capital es aquel que tiene un fin excesivamente deseable, de manera tal que en su deseo,
un hombre comete muchos pecados, todos los cuales se dice son originados en aquel vicio como
su fuente principal… Los pecados o vicios capitales son aquellos a los que la naturaleza humana
está principalmente inclinada (II-II: 153:4).

Entonces, esos pecados son capitales, no porque sean los más graves que pueda cometer un ser
humano, sino por conducir a muchos otros que se cometen en el intento de alcanzar un fin
excesivamente deseable.

La gula aparece entre los siete pecados capitales propuestos por el papa San Gregorio Magno
(circa 540-606), en el siglo VI, y que se mantuvieron en una lista estable hasta bien entrada la Edad
Media. Según el Diccionario de la Real Academia Española la gula es un exceso en la comida o la
bebida, pero su concepto ha evolucionado en el tiempo. En el pasado se refería a cualquier tipo de
excesos, marcado por un consumo que raya en lo irracional.

La idea de la existencia de algo excesivamente deseable resulta muy atractiva para ser analizada
en el ámbito gerencial. Al fin y al cabo, quienes estudian gerencia intuyen que muchas
perversiones ocurren cuando los gerentes anteponen sus deseos individuales a los de otros grupos
de intereses relacionados con sus organizaciones.

¿Cómo se manifiesta la gula en el mundo empresarial? De múltiples maneras, pero la más común
se asocia con la repartición de excedentes o beneficios. Hay dos tipos de gulas: gula de reinversión
y gula de compensación.

La gula de la reinversión

Esta gula ocurre cuando las empresas producen más beneficios de los que sanamente pueden
reinvertir en sus áreas naturales de negocios, y los gerentes prefieren usar los recursos en el
negocio, aun en proyectos que destruyan valor, antes que repartirlos a los accionistas, pues al
hacer tales inversiones crean oportunidades que les benefician directamente. Esta gula fue
descrita por primera vez por Michael Jensen (1986).

Mientras más grande sea la organización, y por lo tanto el volumen de recursos administrado,
mayor será la remuneración de los empleados de alto nivel y mayor también su prestigio en el
mercado laboral. Esto se traduce en más oportunidades de crecimiento individual, sin importar
que en tales situaciones resultará más beneficioso utilizar los recursos para pagar dividendos,
recomprar acciones o cancelar deuda anticipadamente, en lugar de reinvertirlos.

La teoría de los conflictos de agencia suscitados por los beneficios excedentarios ha explicado una
serie de acontecimientos ocurridos en los mercados financieros durante las últimas cuatro
décadas. Entre estos acontecimientos se encuentran fusiones y adquisiciones entre empresas de
sectores no relacionados —como fue el caso de tabacaleras que invirtieron en empresas de
alimentos— o el exceso de inversión en la industria petrolera luego del alza de precios del crudo
en la década de los setenta del siglo pasado.

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