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LA TEORIA TRIDIMENSIONAL
DEL DERECHO

Fernando Valverde Caman1

Sumario 2

1. Introducción
2. Delimitación Conceptual de la Tridimensionalidad del Derecho
3. Visiones del Tridimensional ismo
4. El Tridimensional ismo Jurídico del Derecho
5. El Tridimensional ismo Jurídico del Derecho en el Derecho Comparado
6. Conclusiones
7. Bibliografía
8. Anexos

1. Introducción

E n este trabajo desarrollaremos el estudio de la Teoría de la Tridimensionalidad


del Derecho, en la primera parte abordaremos una delimitación conceptual de
la tridimensionalidad del derecho, explicando la triplicidad de puntos de vista
para definir el derecho, así como los tres tipos de estudio sobre el concepto del derecho, tanto
en el plano filosófico, en el plano positivo y en el plano social. Seguidamente abordaremos las
visiones del derecho, explicando como se ha ido definiendo desde una perspectiva
unidimensional, luego bidimensional hasta el desarrollo de una visión tridimensional en su
doble vertiente del tridimensionalismo genérico o abstracto y el tridimensionalismo especifico
o concreto.

Otro aspecto importante a desarrollar es en cuanto a los pensadores Latinoamericanos


que estudiaremos en torno a la teoría tridimensional del derecho, desde Miguel Reale, de
Brasil hasta Fernández Sessarego, del Perú, quienes son reconocidos como los grandes
juristas que analizaron el concepto del derecho, sin conocerse ambos, desde una visión
tridimensional.

Finalmente, abordaremos el desarrollo del Tridimensioinalismo jurídico en el


Derecho Comparado.

1
Doctor en Derecho y Profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas y la
Universidad Nacional Federico Villarreal, en los cursos de Razonamiento e Investigación Jurídica e Introducción
a las Ciencias Jurídicas.
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Este trabajo de investigación fue elaborada durante los estudios doctorales en el 2009 y sustentado en el curso
de Teorías del Derecho, en la Escuela de posgrado de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega, en el 2009. Por
considerar de trascendencia el tema investigado así como las fuentes jurídicos consultadas y que en la actualidad
pueda ser útil para los estudiantes de las Facultades de Derecho y de las Escuelas de Posgrado en los cursos de
Filosofía del Derecho y de Pensamiento Jurídico es que lo público.
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2. Delimitación Conceptual del Tridimensional ismo del Derecho

2.1. Triplicidad de puntos de vista para definir el Derecho

Algunos pensadores han puesto en duda que pueda darse un concepto unívoco del
Derecho, por cuanto cabe definirlo desde tres puntos de vista diferentes. Desde un cierto
punto de vista, el Derecho aparece conectado con el mundo ideal de los valores o de la razón.
Desde otro punto de vista, el Derecho constituye un sistema de normas positivas elaboradas
por los hombres y dotadas de una específica validez que le otorga la comunidad política, es
decir, el Estado. Desde un tercer punto de vista el Derecho aparece como una determinada
realidad social que produce unos especiales modos colectivos de conducta.

A
sí, Eduardo García Máynez observa que cuando se trata de definir el Derecho,
sucede que según cual sea el punto de vista que se adopte, entre los tres
mencionados, se apunta a un objeto diferente "Piensan algunos en un Derecho
justo; otros tienen presente el conjunto de preceptos que el poder público crea o reconoce; y
no pocos sólo consideran como jurídicas las reglas que efectivamente norman la vida de una
comunidad en un momento dado de su historia, sea que provengan de los cuerpos legislativos
o que tengan su origen en la jurisprudencia o la costumbre. Y aun cuando en todas las
definiciones figura en primer término la palabra Derecho, como sujeto del juicio, el equívoco
resulta inevitable, porque los objetos definidos no son reductibles entre sí, ni cabe
subordinarlos bajo un género común.

Pues si bien unas veces se habla de Derecho natural, otras de Derecho vigente, y
algunas más de Derecho positivo -en el sentido de efectivo, esto es, realizado y cumplido de
hecho-, lo cierto es que no se trata de especies diversas de un solo género ni de facetas
diferentes de una misma realidad, sino de objetos distintos. Tan desconsoladora situación
debería haber despertado la sospecha de que no se ha podido llegar a un acuerdo, porque lo
que se trata de definir es a veces un objeto de conocimiento, y a veces otro objeto diverso, al
que se da obstinadamente el mismo nombre. Resulta entonces que una definición correcta,
desde el punto de vista de una concepción determinada, aparece como falsa si se la examina
desde otro ángulo. El punto de partida puede ser, sin embargo, correcto en los dos casos y la
inadecuación es entonces puramente verbal. El equívoco obedece a que se aplica el mismo
vocablo a cosas heterogéneas o, mejor dicho, a que se pretende obtener, relativamente a
objetos de conocimiento distintos entre sí, una definición común." El planteamiento dado a
este problema por Eduardo García Máynez es sin duda correcto. Pero precisamente en los
términos de ese acertado planteamiento podemos encontrar la pista adecuada para la
satisfactoria resolución de este problema.

Subraya atinadamente García Maynez que la existencia de los tres puntos de vista
mencionados (el axiológico, o sea Derecho natural o Derecho justo; el normativo, o sea el de
regla vigente sostenida por el poder público; y el sociológico, o del cumplimiento regular
efectivo) crea tres acepciones diferentes en la palabra "Derecho", irreductibles entre sí a un
sentido unívoco.

Ahora bien, yo entiendo que tendríamos que preguntarnos si en una actitud de rigor
mental las tres acepciones de ese vocablo son igualmente correctas; o si lo es solamente una
de ellas; o si quizá ninguna de las tres sea correcta y entonces tenga que hallarse otra, con la
cual, y gracias a la cual, se supere aquella triplicidad.
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Seguramente lo que sucede es que el objeto "Derecho", en sentido auténtico,


verdadero, posee tres dimensiones, cada una de ellas relacionada —aunque no identificada—
con cada uno de aquellos tres puntos de vista. En tal caso, se deberá explicar con toda
precisión ese auténtico sentido de la palabra Derecho, y entonces relegar a sentidos
meramente parciales o figurados las otras tres acepciones mencionadas.

Para los iusnaturalistas a ultranza sólo las normas con intrínseca validez ideal merecen
el nombre de Derecho. Los positivistas extremos en el Derecho ven sólo el conjunto de
mandatos emitidos por el poder público o el conjunto de normas que tienen una validez
formal dentro del sistema del orden jurídico positivo, y en el Derecho contemplan única y
exclusivamente este aspecto.

Los sociologistas -los cuales son algo muy diferente de los sociólogos- consideran que
el Derecho está constituido exclusivamente por las pautas que se cumplen de modo real y
efectivo en una determinada sociedad, es decir, ven en el Derecho tan sólo el conjunto de
unos hechos sociales de un cierto tipo. En cada una de estas tres actitudes encarna un punto de
vista desde el cual se contempla un aspecto del Derecho, diferente de otros dos aspectos
iluminados respectivamente desde los otros dos puntos de vista.

Ahora bien, en verdad eso que se llama Derecho, eso que es por antonomasia el
Derecho, no consiste exclusivamente en una sola faceta de los tres aspectos indicados.
Consiste, por el contrario, en un objeto que esencialmente contiene los tres aspectos íntima y
recíprocamente unidos de modo inseparable, según lo ha mostrado certeramente el gran
iusfilósofo brasileño Miguel Reale, como lo veremos más adelante.

En verdad el Derecho es el conjunto de normas humanas, es decir, elaboradas por los


hombres en una situación histórica, apoyadas e impuestas por el poder público, normas con
las cuales se aspira a realizar unos valores.

L lamar "Derecho" al Derecho natural, es decir, a unas normas puramente ideales


o racionales dotadas de intrínseca y necesaria validez, es usar la palabra
Derecho en sentido figurado o traslaticio. Con esto no se niega justificación al
problema de la estimativa o axiología jurídica, ni se niega tampoco que este problema pueda,
y aun deba, resolver reconociendo que hay tales principios ideales con validez intrínseca y
necesaria. Lo que se dice es sencillamente que esos principios ideales, ellos por sí solos, no
son Derecho en el sentido auténtico de esta palabra.

Esos principios son los que deben inspirar y dirigir la elaboración del Derecho; son,
consiguientemente además, los criterios bajo cuya luz podemos y debemos enjuiciar
críticamente la realidad de un determinado Derecho histórico. Bien está que se mantenga tina
de las tesis llamadas, más o menos adecuadamente, "Derecho natural". Lo que no es admisible
es que se piense en serio que esas normas ideales son auténtico Derecho. Son el norte y guía
que los hombres deben adoptar en la elaboración de sus normas jurídicas. Ahora bien,
Derecho propiamente lo son tan sólo esas normas fabricadas por los hombres para regir las
relaciones sociales de una colectividad política en un cierto lugar y en una determinada época.

Por otra parte, es verdad que tampoco es Derecho un sistema de normas, ora
puramente ideales, ora elaboradas positivamente por los hombres en una cierta situación
histórica y de las cuales se predica vigencia formal, pero que en su conjunto aún no han
obtenido realización efectiva, es decir, que no son de hecho cumplidas regularmente. Tales
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normas carentes de realización fáctica regular no son Derecho. Serán a lo sumo una
pretensión de Derecho, un propósito frustrado de Derecho, un intento fallido de ser Derecho.
Podrán ciertamente tener forma jurídica, pero no pasarán de ser meramente Derecho
imaginado, una fantasía de Derecho, pero no Derecho en la significación genuina de esta
palabra.

E l Derecho es una obra humana, uno de los productos de la cultura. Por con-
siguiente, el Derecho brota en unos especiales hechos de la realidad humana
social. Como tal obra humana o producto de cultura, el Derecho trasciende los
límites domésticos de esa realidad para apuntar necesariamente, esencialmente, hacia unos
valores. Los hombres hacen Derecho porque tienen necesidad de él; lo hacen al estímulo de
unas necesidades, y apuntando a la consecución de unos propósitos con cuyo cumplimiento
satisfacen esas urgencias. Pero eso que hacen de tal modo lo hacen esencialmente queriéndose
orientar hacia la realización de unos valores; por ejemplo, la justicia. En toda acción humana,
lo mismo que en todo producto de ésta, en toda obra de cultura, late esencialmente la
referencia a un valor, el propósito de realizar ese valor.

Tal propósito podrá tener o no tener éxito, o tenerlo en mayor o menor proporción,
pero existe siempre esencialmente como propósito. Entonces resulta que al estudiar la
realidad del Derecho no se puede prescindir de reconocer que los hechos que integran tal
realidad poseen necesariamente una dimensión de referencia a valores.

Esa realidad que constituye el Derecho y que posee la dimensión de referirse a valores,
tiene forma normativa. O sea, el Derecho es norma, con especiales características, elaborada
por los hombres con el propósito de realizar unos valores.

En esta concepción se conservan las tres dimensiones de las que se ha venido


hablando —valor, norma y hecho—, pero indisolublemente unidas entre sí en relaciones de
esencial implicación. El Derecho no es un valor puro, ni es una mera norma con ciertas
características especiales, ni es un simple hecho social con notas particulares. Derecho es una
obra humana social (hecho) de forma normativa encaminada a la realización de unos valores.

Claro que, por poseer esas tres dimensiones, aunque unidas inescindiblemente por una
triple reciprocidad, el Derecho puede ser estudiado desde tres puntos de vista. Puede ser
estudiado como valor (desde el punto de vista de la axiología); puede ser estudiado también
como norma vigente, y puede ser estudiado además como hecho. Ahora bien, aunque se
reconozca la posibilidad de estos tres enfoques, cabe preguntar hasta qué punto pueda existir
una total independencia entre dichos tres ángulos, o si, por el contrario, siempre habrán de
mediar recíprocos enlaces entre ellos.

2.2. Tres tipos de estudio sobre el derecho en el plano filosófico y tres tipos en el plano
empírico.

L a existencia de esos tres puntos de vista (como valor, como norma y como
hecho) ha dado origen a tres tipos diferentes de estudios jurídicos, cada uno de
los cuales a su vez puede desenvolverse en dos distintos planos, en el plano
filosófico y en el plano empírico o positivo.
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2.1.1. Plano Filosófico


El estudio del Derecho como valor, en el plano filosófico, suscita la Estimativa o
Axiología jurídica, es decir, la consideración del tema tradicionalmente llamado del "Derecho
Natural"; y en el plano empírico suscita el establecimiento de directrices para la Política del
Derecho, es decir, para la aplicación de los criterios estimativos a la elaboración práctica del
Derecho.

2.2.2. Plano Positivo-Jurídico


El estudio del Derecho en su aspecto de norma ha dado lugar, en el plano filosófico, a
la Teoría Fundamental o General del Derecho (por ejemplo la Teoría Pura del Derecho, de
Kelsen); y en el plano empírico o positivo origina la llamada Ciencia Dogmática o Técnica
del Derecho positivo.

2.2.3. Plano Cultural

El estudio del Derecho como una especial clase de hechos sociales, como una especial
clase de obra humana, lleva en el plano filosófico a la elaboración de una Culturología
Jurídica, como la llama Miguel Reale, es decir, a una doctrina del Derecho como objeto
cultural, como producto de vida humana objetivada; y en el plano empírico conduce, por una
parte, a la Historia del Derecho (descripción de realidades jurídicas particulares), y, por otra
parte, conduce a la Sociología del Derecho, esto es, a la investigación sobre tipos y
regularidades de los fenómenos jurídicos.

Esa clasificación doblemente tripartita (en el plano filosófico y en el plano empírico)


de las disciplinas jurídicas puede ser útil a los menesteres de la exposición y del estudio,
sencillamente porque a veces no es conveniente, y acaso ni siquiera posible, ocuparse de
todos los aspectos a la vez. En este sentido, una correcta división y distribución de los temas
de estudio puede resultar plausible. Pero la verificación de la variedad de puntos de vista
desde los cuales puede ser contemplado el Derecho plantea un inquietante problema: el ya
mencionado problema de saber si es posible hablar del Derecho en términos generales, como
de un objeto único, perfectamente identificado; o si, por el contrario, la palabra Derecho es
multívoca y contiene referencias a objetos diferentes (valores, normas, hechos).

A
hora bien, ya he mostrado cómo no sólo se puede, sino que además se debe,
superar aquella triple equivocidad, porque el Derecho, en el sentido propio y
genuino de esta palabra —y, por tanto, de este concepto—, es una obra
humana, es un producto de cultura, y por ende es histórico, de forma normativa, y con
vigencia dada por el poder público, obra humana que aspira a realizar en la vida social unos
determinados valores. Consiguientemente, el Derecho posee tres dimensiones: hecho, norma
y valor. Pero esas tres dimensiones no se dan como tres objetos yuxtapuestos, sino que, por el
contrario, son tres aspectos esencialmente entrelazados, de modo indisoluble y recíproco.

Ahora bien, este problema sobre la realidad del Derecho, problema que a la luz de lo
expuesto anteriormente parece solventado de modo satisfactorio, tiene otra versión en el
campo del conocimiento: ¿puede haber tres disciplinas filosóficas distintas e independientes,
y además tres disciplinas científicas también diferentes y autónomas, una disciplina separada
para cada una de las tres dimensiones (valor, norma, hecho) ? Es decir, se pregunta si cada
una de las tres disciplinas filosóficas sobre el Derecho puede constituirse con independencia
de las otras dos, y si cada una de las ciencias jurídicas empíricas puede desenvolverse sin
tomar en consideración las otras dos.
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El planteamiento de este problema en el campo del conocimiento no supone poner en


duda que, para los efectos de un buen orden en la investigación y en el estudio, pueda
adoptarse como predominante cada uno de los tres puntos de vista en tres sucesivos estudios.
Lo que se pregunta es otra cosa: se pregunta si al adoptar un punto de vista cabe prescindir de
los otros dos, o si, por el contrario, un punto de vista puede ser considerado sólo de manera
preponderante, sin que esto excluya la necesidad de enfocar en perspectiva secundaria los
otros dos.

E s decir, se pregunta si, por ejemplo, al estudiar el Derecho como norma humana
positiva, sea en el plano filosófico —Teoría Fundamental o General del
Derecho—o sea en el plano empírico —Ciencia Dogmática o Técnica del
Derecho--, se debe hacer por entero abstracción de los valores, y se debe además dejar por
entero a un lado el estudio sociológico del Derecho; o si, por el contrario, aunque sea
admisible y aun conveniente, en uno de los tratados, el estudiar el Derecho
predominantemente como norma humana positiva, al hacerlo así, sin embargo, no cabe
prescindir de tener a la vista que esa norma humana positiva apunta a la realización de
determinados valores, ni cabe tampoco olvidar que esa norma ha sido engendrada por una
cierta realidad social y con el propósito de remodelar esta realidad.

Análogamente se pregunta si, al estudiar el Derecho desde el punto de vista de los


valores, bien en el plano filosófico —Estimativa o Axiología Jurídica—, bien en el plano
empírico --Política del Derecho—, se pueda prescindir de tener siempre a la vista que se trata
de considerar unos valores en cuanto de ellos se siga inspiración para elaborar unas normas
humanas con vigencia estatal en una situación histórica de hecho y para imperar sobre esta
situación; o si, por el contrario, en ese estudio axiológico, sea filosófico en términos
generales, sea empírico para la directa aplicación práctica de los criterios valoradores a una
determinada circunstancia concreta, haya que incluir necesariamente la referencia a la
normatividad humana, y también la referencia a los hechos de los cuales brota el Derecho y
sobre los cuales quiere éste revertir en acción estructurante -o modeladora.

Y, por fin, de modo paralelo se pregunta también si al estudiar el Derecho en cuanto a


su dimensión fáctica, ora en el plano filosófico —Culturología Jurídica—, ora en el plano
empírico —Historia del Derecho y Sociología del Derecho- se pueda tratar aquellos hechos
pura y simplemente con hechos, o, si por el contrario, sea ineludible advertir que tales hechos
poseen esencialmente otras dos dimensiones: la dimensión de constituir normas, y la
dimensión de referirse intencionalmente a valores con el propósito de realizar directrices
axiológicas.

D espués de todo lo expresado anteriormente, parece claro que se debe contestar


esas tres preguntas negando en cada una de ellas el primer extremo de la
alternativa -posibilidad de que cada uno de esos conocimientos se constituya y
desenvuelva con independencia frente a los otros dos- y afirmando el segundo extremo –es
decir, sosteniendo que no es posible abstraer tajante y totalmente una dimensión frente a las
otras dos. Para lograr un mejor orden en el estudio y una mayor meticulosidad en el análisis,
puede convenir que elaboremos, lo mismo en el plano filosófico que en el plano científico-
empírico, tres distintas disciplinas sobre el Derecho.
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El Derecho, como norma humana con vigencia formal, será estudiado filosóficamente
por la Teoría General o Fundamental del Derecho, y científicamente será estudiado por la
Ciencia Jurídica Dogmática o Técnica de las diversas partes de un orden jurídico positivo.

El Derecho, considerado como un conjunto de peculiares hechos humanos sociales,


será estudiado filosóficamente por la Culturología Jurídica, y científicamente por la
Sociología del Derecho, en términos generales, y por la Historia del Derecho, en sus
concreciones particulares.

L os temas axiológicos sobre el Derecho serán estudiados, filosóficamente, por


Estimativa Jurídica, y en cuanto a las aplicaciones concretas y particulares,
por la Política del Derecho. Pero, y es importante acentuar esto enérgicamente,
todas esas disciplinas que pueden ser relativamente distintas, no deben de ningún modo
aspirar a constituirse por entero como independientes. Por el contrario, entre los tres puntos de
vista median esencialmente recíprocas conexiones, las cuales deben reflejarse por necesidad
en cada una de esas disciplinas.

Cuando la Teoría General o Fundamental del Derecho contempla éste como un


conjunto de normas humanas vigentes, apoyadas por el poder público, podrá dedicar a este
aspecto un estudio mas extenso y un examen más minucioso; pero tendrá que percatarse que
este aspecto incluye en escorzo la referencia esencial a los hechos de los cuales brotaron tales
normas y hacia los cuales ellas se encaminan, así como también la necesaria referencia a las
valoraciones en que tales normas se inspiran. Así, por ejemplo, la Teoría General o
Fundamental del Derecho dedicará atención preferente al aspecto normativo del orden
jurídico; pero deberá también aludir a los hechos en los cuales se gestan las normas y a las
realidades sociales que las normas quieren regular.

P or otra parte, la Teoría General o Fundamental del Derecho ni definirá los


valores jurídicos; pero sí deberá ciertamente mencionar que es esencial a las
normas jurídicas el querer realizar unos determinados valores, entre ellos, la
seguridad y la justicia. En cambio, la aclaración sobre qué cosa sea seguridad y sobre qué
cosa sea justicia es remitida a la Estimativa jurídica. Paralelamente, la Ciencia Dogmática o
Técnica del ordenamiento vigente e desenvolverá sobre la base de un fiel acatamiento a las
disposiciones de éste, estudiándolas como tales normas; pero, puesto que se trata no de
normas puramente ideales, ni de normas utópicas ni ucrónicas, sino que, por el contrario, se
trata de normas que fueron elaboradas en una determinada circunstancia histórica, bajo el
estímulo de las necesidades de esa situación, y con el propósito de producir determinados
efectos precisamente en esa realidad social, la Ciencia Técnica o Dogmática del Derecho
vigente, para entender correctamente el sentido y el alcance de esas normas, deberá tomar en
consideración la realidad social en la que ellas emergieron, y también, y todavía más, la
realidad social sobre la cual van a aplicarse. Además, por otra parte, la Ciencia Dogmática o
Técnica del Derecho positivo debe ineludiblemente tomar en consideración y acatar las
valoraciones que inspiran el ordenamiento vigente, para entender correctamente el sentido y
alcance de los preceptos; e incluso debe acudir a criterios trascendentes o filosóficos para
colmar los vacíos del ordenamiento formulado, cuando no han podido ser rellenados
valiéndose de ningún otro método.

La Estimativa o Axiología Jurídica estudia filosóficamente los valores en los que el


Derecho debe inspirarse; pero, al llevar a cabo este cometido, no debe moverse
exclusivamente en la región de las ideas axiológicas puras, sino que, por el contrario, debe
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considerar esos valores como guías para elaborar precisamente los contenidos de las normas
jurídicas, esto es, de un cierto tipo de normas con especiales características (por ejemplo, con
la nota de impositividad inexorable o coercitividad) que hombres elaboran para su vida social.
Y como quiera que los contenidos de esas mas en los que deben encarnar las exigencias
axiológicas se refieren no a generalidades abstractas, antes bien, por el contrario, a situaciones
sociales históricas y particulares, la Estimativa Jurídica debe tener en cuenta esta relación de
las normas, cuya elaboración quiere orientar, con las realidades para las que dichas normas
son proyectadas. La Estimativa o Axiología Jurídica examinará filosóficamente en términos
generales estos problemas. La Política del Derecho tratará de esos mismos problemas, pero en
los términos concretos de una singular situación histórica.

L a Culturología jurídica contempla el Derecho en términos generales como una


obra de vida humana, como un producto de la cultura. La Sociología Jurídica
observa el Derecho en la dimensión que éste tiene de un hecho social, que es el
efecto de otros hechos sociales antecedentes (por ejemplo: creencias morales y religiosas,
intereses, movimientos de opinión pública, etc.), y que a su vez obrará como causa de otros
hechos sociales (es decir, estructurará o modelará determinadas realidades colectivas). Pero
tanto la Culturología Jurídica como la Sociología del Derecho, aunque enfoquen
predominantemente las dimensiones fácticas, no deberán prescindir de tomar en consideración
la dimensión normativa y la referencia a valores. En efecto, para que, por ejemplo, la
Sociología Jurídica pueda escoger y delimitar los hechos que son su objeto de estudio, tendrá
que valerse de la definición del Derecho como conjunto de normas de un tipo especial. Es
decir, la Sociología Jurídica estudiará la gestación y los efectos solamente de un tipo especial
de hechos sociales, de los hechos que se manifiestan como normas con vigencia apoyada y
mantenida por el poder público. Por otra parte, aunque en el Derecho la Sociología contemple
preponderantemente la dimensión fáctica, no puede olvidar que esos hechos, en los cuales el
Derecho se genera y en los cuales, después se realiza, incluyen esencialmente una referencia a
valores.

3. Visiones Sobre el Derecho

3.1. Visión Unidimensional

L a visión unidimensional del derecho parte desde la perspectiva de éste como: la


norma, el valor o el hecho, de manera independiente. Para entender al derecho
como valor, nos remitimos a la afirmación Aristotélica que el hombre es un
animal político destinado, por la naturaleza, a vivir en sociedad de manera que toda idea de
hombre lleva, por consiguiente, a la sociedad. El Estado pertenecerá al género de las cosas
que existan por naturaleza y el hombre será, entonces, un animal comunitario, pero en un
nivel superior a los otros. Así, "nada puede hacer la naturaleza en vano. Sólo el hombre está
dotado del don de la palabra, sirviéndole el lenguaje para discriminar (...) también, lo justo y
lo injusto". Esta valoración es el fundamento básico por el cual se consolida el argumento
lógico de la teoría contractual, que básicamente postula como ideal jurídico, la perfecta
autonomía en la que se puede apreciar al hombre como legislador y súbdito de la misma
norma. Partiendo del citado argumento, Reale critica a varios autores porque considera que
éstos han errado al asumir un naturalismo extremo, que de alguna manera contraviene el
razonamiento lógico original del que partieron.
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E ntendiendo al derecho como hecho, los representantes de la escuela histórica


parten de enfatizar el carácter espontáneo y automático de las organizaciones o
agrupaciones humanas. Siguiendo los postulados del historicismo de Savigny,
quien critica las abstracciones del hombre natural y las construcciones artificiales de la
sociedad y del derecho, hasta la visión crítica de la escuela de Miguel Reale. Esta última
"desempeñó una alta misión como aporte a la ciencia jurídica, pero cayendo en su orientación,
a la que el citado autor considera romántica, en una extremada acentuación con referencia al
carácter espontáneo de las situaciones jurídicas".

Durkheim, por su parte, postuló a la conciencia colectiva como la fuente primordial de


todo derecho, asumiendo que la ley es la mera expresión consciente de la voluntad colectiva
del grupo social. Concibiéndolo entonces como la expresión exterior o la exteriorización del
hecho de la solidaridad social. Duguit, en cambio, tiene otra percepción del mismo. Afirma
que la solidaridad social es una conciencia colectiva. Sostiene que ésta determina los actos del
hombre, descartando así que dichos actos constituyen un mero producto de la fuerza ciega e
inconsciente.

En consecuencia, la norma social importa un mero juicio hipotético que parte del
análisis de la solidaridad social, que está presente en un grupo social determinado. Algunos
autores se adhieren a dicha postura y sostienen que, desde la perspectiva del derecho como
hecho, se entiende a éste como la expresión de una circunstancia social determinada y, como
tal, se impone al mismo grupo social. Si bien es cierto, que el derecho no es únicamente la
manifestación de los hechos que surgen del consenso, también es cierto que se hace ineludible
tener una visión integral del derecho, sin perder la perspectiva de la realidad histórica y social,
contexto a partir del cual se muestran los hechos.

D esde la perspectiva del derecho como norma, debemos considerar que el


derecho y el Estado son percibidos como producto de la actividad creadora
del hombre; razón por la que consideramos que el contractualismo pasa a
convertirse en la base principal de la doctrina del derecho natural, concebido como un
verdadero código de normas racionales. Desde este planteamiento se trata de resolver y
explicar la heteronomía del orden jurídico, así como las contradicciones que el derecho
presenta partiendo desde la perspectiva del hombre natural. Reale señala que "es insuficiente,
toda tentativa de alcanzar un concepto puramente lógico-formal del derecho, sin ninguna
referencia a la idea de derecho"3. En otras palabras, en función a un ideal concebido del orden
jurídico.

Bajo la misma óptica del derecho como norma, hasta asumir la hipótesis del mismo
como fáctico, Kelsen entiende que existe imposibilidad en tratar de explicar el mundo jurídico
a través de un mero estudio de los hechos. Ello debido a que "los hechos, de alguna manera
tienen que darse necesariamente, no pudiendo concluir que algo debe ser de un modo u otro". 4
El citado autor asume, entonces, al derecho suspendido en lo abstracto, desligado de la
realidad social, ubicándolo únicamente, en el plano de la normativa lógica, excluyéndolo de
las exigencias fácticas y de las meditaciones del jurista. Dicho de otro modo, excluye al
derecho de su base ético-social de la entidad que es el Estado.

Bajo este mismo razonamiento, Reale critica dicho planteamiento al precisar que "(...)
el derecho objeto de la ciencia jurídica no puede dejar de ser normativo. Empero,
3
REALE, Miguel. Fundamentos del derecho. Op. cit., p.32.
4
KELSEN, Hans. Teoría pura del derecho. Op. Cit, p.16.
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contrariamente a lo señalado por Kelsen, afirma que, no debe comprenderse a la norma


desligada de la realidad social, sino que debemos estar conscientes que ésta constituye una
abstracción que necesariamente corresponde a una realidad concreta. Entendiendo, claro está,
que la norma jurídica no tiene sentido si está desvinculada de las exigencias fácticas que ella
supera e integra dentro de una dimensión axiológica necesaria". 5

Creemos que las posturas anteriormente señaladas contienen una visión sesgada del
derecho. Por tanto, somos de la opinión que se hace necesario contar con una visión integral
sobre el mismo.

3.2. Visión Bidimensional

D entro de la escuela del relativismo jurídico, George Jellinek planteó una


perspectiva que entiende al derecho como hecho normativo; asumiendo, claro
está, la insuficiencia de una concepción meramente sociológica, como el de
una concepción puramente racionalista y normativista del Estado. En ese sentido, desde la
metodología propugnada por dicho autor se distinguen dos aspectos de la realidad estatal,
descartando la búsqueda de una doctrina básicamente unitaria. Se asume entonces, que el
fenómeno jurídico debe ser concebido bajo aspectos más concretos.

Por otro lado, el Estado no puede formarse arbitrariamente y de manera independiente


a las condiciones naturales, tampoco podrá constituirse prescindiendo de un fin. No obstante
ello, agrega el citado autor que, no siempre los fines que se persiguen son alcanzados, no
pudiendo predecirse cuáles podrían ser las consecuencias de los actos humanos. Ya que
estamos ante un principio que Wundt denomina heteronomía de los fines: "Cada acción puede
tener efectos sociales que no podemos valorar y muchas veces ni siquiera prever. En virtud a
la inmensa complejidad y variedad de las relaciones sociales, la actividad humana es también
una fuente de efectos imprevistos. En la última concatenación de todos los acontecimientos
sociales, el efecto de un acto histórico puede superar a toda y a cualquier medida susceptible
de previsión" 6.

El imprevisto planteado por Jellinek, contribuye a reforzar la hipótesis propugnada por


Reale, sobre su impresión, que todo en la sociedad escapa a la voluntad humana y se produce
según un proceso natural. Al respecto, éste último autor precisa que "la formación del Estado
es natural pero, en realidad, éste no se forma ni de una manera automática ni según un proceso
inconsciente. La palabra natural es impropia para indicar el significado del fenómeno. " 7

Bajo el mismo razonamiento, Aguiló postuló que el positivismo normativista combina


los juicios fácticos y normativos, de forma tal que los juicios jurídicos dados en el plano
interno de los hombres serán considerados como juicios normativos. Por tanto, señala el autor
que "todo el positivismo normativista ha versado sobre la combinación de los principios de
efectividad (o "facticidad") y de la normatividad (o "validez") del derecho. 8

Desde una postura asumida por el derecho como hecho axiológico, la escuela de
Badén contribuyó a concentrar el interés de los filósofos sobre los conceptos de valor y

5
REALE, Miguel. Fundamentos del derecho, Op. Cit. p. 125.
6
JELLINEK, George. La dottrina dello Statu, Milán, 1921, citado por REALE Miguel, Teoría tridimensional del
derecho. Op. Cit. p. 117.
7
REALE, Miguel. Fundamentos del derecho Op. cit., p.76.
8
AGUILÓ, José. La constitución del estado constitucional. Ed. TEMIS S.A, Bogota, 2004. p.28,
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cultura. Temas que en la actualidad tienen relevancia en la política, sociología y en la filosofía


del derecho, tal como lo afirma Reale.9 Así, a la axiología se le empieza a considerar como
una disciplina relevante en el pensamiento contemporáneo. En ese sentido, Windelbrand,
representante de dicha escuela, planteó que más allá del mundo del ser se ubica otro mundo,
el del deber ser, que a diferencia de lo fáctico no constituye objeto posible de la experiencia.
Sin embargo, claro está, este mundo del deber ser será considerado como un presupuesto de la
experiencia desde una perspectiva amplia, esto es, desde el conocimiento, la acción moral y lo
estético.

Este concepto deberá dominar en la lógica, en la ética y la estética, las que conforman
el objeto de la reflexión filosófica10. De otro lado, este mundo del ser será el mundo de la
naturaleza, sujeto a una causalidad mecánica; mientras que el mundo del deber ser será el
mundo de los valores espirituales y autónomos, es decir, el mundo de la libertad. La filosofía,
en este contexto, será asumida como descubridora de valores en el caos de la experiencia de
éstos, cuyo sistema representa la cultura humana.

Ruggiero señala que "los valores supremos universales, sólo se realizan para hombres
que viven en sociedad"11. Rickert, por su parte, llega a la conclusión de que esos valores,
valga la redundancia, son valores sociales en el sentido más estricto de la palabra. Partiendo
de que el autor asume que las ciencias que estudian los valores humanos universales son
llamadas ciencias culturales; los valores culturales, que de dichas ciencias se deriven, serán
valores de carácter normativo universal. Bajo esta lógica se plantea la idea de humanidad
como valor supremo. Entonces, todos los valores analizados se caracterizan por no depender
de la realidad debido a que el valor ya está incluido en el presupuesto, es decir, en el mismo
acto de valorar.

En ese orden de ideas, Rickert afirma que "el realismo deja de lado a la conciencia, al
pensamiento, a la idea y el valor; soportando así una vacía abstracción respecto de una
consciencia trascendental ajena a los problemas de la realidad. Por otro lado, señala, que la
realidad empírica se concretará al someterse al proceso de elaboración de las categorías
objetivadotas del pensamiento causal."12

Consideramos que Rickert parte de la concepción de que la cultura es entendida como


un elemento que sirve de nexo entre lo abstracto - ideal y el mundo real concreto. La cultura
será la que sirva de enlace entre estos dos aspectos concibiendo, bajo esa perspectiva, a este
dualismo hecho-valor. Nos aproximamos, entonces, a una intelección más amplia del derecho.
Debemos resaltar que la conexidad cultural planteada, líneas arriba, como un nexo de la
concepción no solo jurídica sino de un argumento que, consideramos, se aplica y explica en
todas las intelecciones humanas en las cuales está el derecho.

Al igual que la visión unidimensional del derecho, ésta visión tampoco plantea una
perspectiva integradora del derecho.

3.3. Visión Tridimensional

9
REALE, Miguel. Fundamentos del derecho. Op. cit., p.142.
10
CARLINI. Sobre la filosofía de Wildenbrand, Rickert, Nietzsche, etc., citado por REALE Miguel,
Fundamentos de derecho, Op. Cit. p. 45 y ss.
11
RUGGIERO, Guido. Acerca de la doctrina Rickertiana. Consideraciones generales sobre la historia. Editorial
Claridad, Buenos Aires, 1948, citado por REALE Miguel, Fundamentos de derecho, Op. Cit. p. 23.
12
Ibídem. p. 24
12

3.3.1 Tridimensional ismo Genérico o Abstracto

A
diferencia de las posturas anteriormente desarrolladas en el presente trabajo,
esta visión del derecho parte de la existencia de tres elementos
imprescindibles en la concepción jurídica. Se empieza a desarrollar en la
doctrina alemana con Lask y Gustav Radbruch. El tridimensionalismo jurídico genérico y
abstracto, que concibe abstracta y separadamente a cada uno de los tres elementos (hecho,
valor y norma), hace corresponder a cada uno de ellos un objeto, un método y un orden
particular de conocimientos. La ciencia integral se obtendrá, entonces, debido a los estudios
efectuados por Lask; o desde una perspectiva opcional de una simple yuxtaposición de tres
perspectivas, entre si irreconciliables y antinómicas planteada por Radbruch.

Welzel (Alemania), postula el mismo objetivo de superar al positivismo y al


jusnaturalismo a partir de una concepción que sepa tener en cuenta los factores de orden
moral, la ordenación legal y el actuar social, ya que desde su perspectiva, el derecho deberá
influenciar sobre todos estos factores "mediante su contenido de valor; sobre la conciencia
moral, en función a su permanencia sobre la costumbre; y a través de su fuerza, sobre los
instintos egoístas". 13

Julius Stone, (Common Law) en su concepción integral del derecho, interpreta los
aspectos filosófico, sociológico y analítico, tomando como referencia la clasificación inicial
de Roscoe Pound 14, integrados en el universo de la ciencia jurídica o jurisprudencia. El citado
autor afirma que la jurisprudencia se compone de tres ramas: 1) La jurisprudencia analítica,
resultado de un mero análisis de los términos jurídicos y de una investigación sobre las
interrelaciones lógicas de las proposiciones legales; 2) La jurisprudencia sociológica,
consagrada a observar e integrar, generalizando, los efectos del derecho sobre las actividades
y el comportamiento de los hombres; y 3) La teoría de la justicia, que investiga el contenido u
objeto del derecho en términos de un deber ser ideal.15

El tridimensionalismo de Stone se manifiesta, básicamente, en una concepción


abstracta desarrollándose en la separación de tres campos de investigación, los que se
complementan recíprocamente. Sólo una vez terminadas sus respectivas tareas, que cada una
de ellas desarrolla con abstracción de los otros dos factores, se integrarán en la experiencia
jurídica materia de análisis. Bajo esta perspectiva, la tricotomía de Stone puede aproximarse a
la de Kelsen, cuando sostiene que "la división de la teoría pura del derecho, sociológica
jurídica y filosófica de la justicia ya fue claramente establecida por Kelsen", 16 pero que a
diferencia de éste, el propósito de Stone fue consolidar las tres perspectivas.

13
WELZEL, Hans. Derecho Penal parte general, Roque Depalma Editores, Buenos Aires, 1956, p.5.
14
Según este autor, las diferentes escuelas del siglo pasado se dedicaron a considerar los distintos elementos que
componen la compleja realidad denominada derecho. Los seguidores de la corriente analítica, se ocuparon del
cuerpo de los preceptos o leyes establecidas, en virtud del cual, se asignan un resultado definido a una
determinada situación de hecho. Mientras que los juristas de tendencia histórica, optan por el estudio de las ideas
y técnicas tradicionales, así como de las costumbres que condicionan las decisiones, conforme a las exigencias
de la vida. Finalmente, el jurista-filósofo opta por los fines éticos, en las exigencias del derecho, a lo que se
definió como ley natural, en contraste con la ley positiva. Roscue Pound. Law and Momia, citado por REALE
Miguel, teoría tridimensional del derecho Op. Cit. p. 23 y ss.
15
STONE, Julius. The province and function of law, California: Stanford University Press, 1964, citado por
REALE Miguel, Teoría tridimensional del derecho Op. Cit. p.30.
16
Ibídem. p.30.
13

P or su parte, Norberto Bobbio (Italia), plantea la existencia de tres tareas: De la


filosofía del derecho, que se destina al estudio de la metodología jurídica y la
teoría de la justicia, teniendo como objeto propio, la determinación de los fines
que deben guiar a la sociedad humana. De la sociología jurídica, que tiene por objeto la
indagación de los medios que han de ser empleados para alcanzar mejor dichos fines. De la
teoría general del derecho, que tendría reservada la misión de establecer la forma a que deben
atenerse los medios para alcanzar los fines propuestos". 17

Desde la perspectiva de Reale, Bobbio plantea únicamente una tricotomía, y no


propiamente una comprensión tridimensional de la experiencia jurídica; "debido a que se
evidenciaría, en la concepción abstracta del tridimensionalismo, la ausencia de una
correlación esencial existente entre fines, medios y formas de cada uno de los campos del
conocimiento jurídico. Si bien se aprecia en Bobbio, señala el citado autor, una intención de
articular de manera sistemática dichos elementos, puede sólo tener un alcance heurístico y
práctico, pero, como en todas las clasificaciones intelectuales y abstractas, no toma en cuenta
la concreción de la experiencia jurídica". 18

Por otra parte, Michel Virally (Francia) propugna la investigación de las dimensiones
del derecho, hallando tres de éstas en la experiencia jurídica: La histórico-normativa, la
fáctica y la axiológica19. A pesar que el autor se mantiene en el plano de un
tridimensionalismo abstracto, llega a plantear que, al margen de la modalidad que tenga la
experiencia jurídica, ésta siempre será necesariamente tridimensional. Como sucede en el caso
de querer determinar el concepto de relación jurídica, "ésta surge de una simple situación de
hecho, que una norma dota de significación jurídica a la luz de los valores que expresa y en la
que se encuentra el fundamento de su fuerza específica". 20

E s a partir de la teoría del derecho que se desarrolla el tridimensionalismo en


Francia, a cargo de Paul Roubier. Este autor postula que la teoría
tridimensional del derecho engloba el conjunto del ordenamiento jurídico desde
tres fines principales: La seguridad jurídica, la justicia y el progreso social. 21 La seguridad
jurídica, que se plantea como idea de base, exige la presencia de un ideal imperativo así como
la regla del derecho, pudiendo en un extremo generar una tendencia meramente formalista del
derecho. De hecho, si se optara por la relevancia de la aspiración moral de un orden justo,
estaríamos ante el marco de la tendencia idealista, fundamentada en el valor superior que debe
poseer la justicia. Será la razón, la que determine la subordinación del legislador a los
principios generales del derecho. Si prevaleciera el deseo de progreso social o de bienestar de
la sociedad, estaríamos ante la tendencia realista basada en una serie de costumbres y usos
sociales.

Pero la mencionada disgregación que existe en el derecho, no refleja el fenómeno


jurídico de manera objetiva y real, debido a que la vida social y los fenómenos, sucedidos en
éstos, no se descomponen en el esquema planteado. Sin embargo, tampoco son sólo esas tres

17
BOBBIO, Norberto. Teoría della Scienza Giurídica, Editorial Giuffre, Milan, 1950, citado por REALE
Miguel, Teoría tridimensional del derecho, p.18 y ss.
18
Ibídem. p. 49 - 50.
19
VIRALLY, Michel. La Pensée Juridique, Editions Montchrestien, Paris, 1960, citado por REALE Miguel en
Filosofía do Direito, 1972, p.12.
20
VIRALLY, Michel, La Pensée Juridique, Editions Montchrestien, citado por REALE Miguel en Filosofía do
Direito Op.Cit., p. 213.
21
ROUBIER, Paul. La Méthode Sociologiqué er les Doctrines Contemporanies de la Philosophie du Droit,
citado por REALE Miguel en Filosofía do Direito, 1972, p.57.
14

condiciones o supuestos, puesto que en el fenómeno jurídico, éstos se mezclan y se hace


necesario determinar los dominios propios de la investigación, en función a un objetivo
específico. Se puede, entonces, asumir una postura que pretenda indagar por los fines,
optando por una política jurídica o por otra, buscando así el análisis de los comportamientos
sociales así como su adecuación a los fines, que serán analizados por la sociología jurídica.
Por último, si se optara por un estudio de la forma de la experiencia jurídica, será la ciencia
del derecho la perspectiva de análisis más adecuada.

Francis Lamand (Francia), plantea que "el tridimensionalismo tiene el mérito de poner
el acento sobre la integración de los valores"22. Señala que las tres dimensiones no
constituyen el derecho en el tiempo, siendo éste únicamente un elemento más del derecho;
opinión que es cuestionada por Reale.

Este último afirma que "el tiempo no constituye la unidad del jus en el tiempo, que
(aparentemente), representaría una más de las dimensiones del derecho, una nueva dimensión
de la estructura del derecho. Pero es, el tiempo, esencial a la significación de la propia
estructura jurídica, como realidad dialéctica que es". 23

Desde otra perspectiva, Michel Virally, postula la experiencia jurídica desde tres
dimensiones: La histórico-normativa, la fáctica y la axiológica, planteando el análisis de éstos
desde el plano del tridimensionalismo abstracto.

Desde tres perspectivas irreductibles, entendido esto como un perspectivismo


tricotómico, en España, Legaz, Lacambra y García Maynez, perciben la yuxtaposición de los
elementos crítico-trascendentales, planteado por Kelsen.

Según la concepción de este último, se percibe un aporte entre los tres puntos de vista
concernientes al derecho. García Maynez, por su parte, concluye que "no se trata de especies
distintas en un mismo género, ni las diferentes facetas de una misma realidad, sino de objetos
distintos."24 Por otra parte, Legaz y Lacambra, en evolución a sus posiciones iniciales, de
carácter antinómico, se inclinan por una comprensión de la experiencia jurídica que se plantea
en forma unitaria, definiéndola como la forma de vida social que realiza un punto de vista
sobre el derecho.

Estamos ante la concepción de un tridimensionalismo que, básicamente, propugna una


yuxtaposición extrínseca de perspectivas y una antinomia entre los tres puntos de vista
posibles, como lo diría el maestro brasileño Reale, generados por la experiencia jurídica, al no
poder conjugar una unidad en la concepción del derecho, desde una perspectiva dialéctica que
implica su propio análisis.

En conclusión, el estudio del valor de una expresión jurídica cualquiera,


correspondería al filósofo; mientras que el hecho, sería objeto de estudio por parte de la
sociología del derecho; en tanto que el estudio de la norma, sería de competencia del jurista.
Entendiendo de esa manera, el carácter tridimensional, como un requisito esencial del
derecho.

22
LAMAND, Francis. Le Fait et le Droit, 1966, citado por REALE Miguel. Teoría Tridimensional del Derecho
Op. Cit. p.53.
23
REALE, Miguel. Teoría Tridimensional del Derecho, Op. Cit., p.53.
24
GARCÍA, Maynez. La definición del derecho. 1948, citado por REALE Miguel en Teoría Tridimensional del
Derecho, Op. Cit., p. 57 - 58.
15

2.3.2 Tridimensionalismo Especifico o Concreto

R especto de la problemática encontrada en el tridimensionalismo abstracto


causada, esencialmente, por la ausencia de la correlación de los tres elementos,
se hace imperativo formar la unidad esencial de la experiencia jurídica. Sin la
integración, no estaríamos ante las dimensiones de ésta experiencia, sino solamente ante
meras perspectivas o puntos de vista, a partir de los cuales se explicaría la experiencia
jurídica. En ese orden de ideas, Reale señala que "únicamente gracias a la comprensión
dialéctica de los tres factores se hace posible alcanzar una comprensión concreta de la
estructura tridimensional del derecho, en su natural temporalidad". 25

Serán entonces los tridimensionalistas concretos quienes asuman el carácter fáctico-


axiológico-normativo del derecho, desde su unidad esencialmente dialéctica e histórica. Dicho
de otro modo, el hecho, el valor y la norma deberán estar siempre en correlación en toda
expresión jurídica, que sea abordada desde cualquier perspectiva analítica-científica, sea ésta
la filosofía, la sociología del derecho, o desde el propio análisis jurídico.

En la búsqueda de una concreción del trialismo jurídico, Giuseppe Lumia (Italia), es


uno de los primeros en tener en cuenta los últimos desarrollos de la teoría tridimensional;
planteando la necesidad, de una integración de la experiencia jurídica con la multiplicidad de
sus aspectos. El autor señala que "tanto el filósofo como el jurista se dan cuenta que, cuando
se observa el derecho, no se halla ante realidades diversas, designadas casualmente por la
misma palabra, sino ante una realidad única."26

Dinio Pasini (Italia), bajo esa misma óptica, encuentra en la realidad jurídica un
momento condicionante o situacional (el hecho), un momento normativo o estructural (la
norma), y un momento teleológico o funcional (el valor). Perspectiva advertida por Reale ya
que dicha estructuración que parte de la concepción unitaria del derecho, al igual que Lumia,
se sitúa en la teoría que Reale define como un tridimensionalismo específico. 27

Luis Recasens Siches (México), tiene una concepción inicial sobre el


tridimensionalismo específico, como la realidad que constituye el derecho y posee la
dimensión de referirse a los valores, tiene forma normativa. Dicho de otro modo, se refiere al
derecho como una norma, con especiales características, elaborada por los hombres con el
propósito de realizar ciertos valores. "(...) Concepción que mantiene las tres dimensiones, que
en palabras de Reale son valor, norma y hecho, en cuanto indisolublemente unidas entre si,
además de tener una relación de implicación esencial. El derecho es una obra social (hecho),
de forma normativa destinada a la relación de valores". 28

Desde su perspectiva, Recasens Siches, partiendo de una concepción básicamente


inspirada en los principios del racionalismo, elabora un tridimensionalismo específico, que
influirá en el mundo filosófico latinoamericano. El autor acoge el planteamiento de Reale,
sobre el tridimensionalismo específico entendido como "la realidad que constituye el derecho,

25
REALE, Miguel. Teoría Tridimensional del derecho, 1997, Op. Cit. p.65.
26
LUMIA, Giuseppe. II Diritio Tra Due Cultura, Milán, 1966, citado por REALE Miguel. El
Tridimensionalismo Jurídico, p. 50.
27
PASINI Dino. Vita e Forma Nella Realeta del diritio. Milan, 1964. Son diversos los puntos en contacto con el
tridimensionalismo de Reale, citado por REALE Miguel. El Tridimensionalismo Jurídico p. 50 — 51.
28
RECASENS SICHES, Luis. Tratado General de la filosofía del Derecho. México, D.F. Porrúa, 1970, p. 159.
16

que tiene forma normativa, esto es, el derecho es norma, con especiales características, y que
es elaborada por los hombres con el propósito de realizar ciertos vaIores". 29

La contribución de Recasens Siches al tridimensionalismo se centra en el estudio de la


concepción general del derecho como la concreción del fenómeno jurídico normativo, al
afirmar, como hipótesis, que "el derecho es un producto cultural y en esa medida histórico,
desde sus tres dimensiones que no se manifiestan yuxtapuestas, sino como tres elementos
entrelazados de forma indisoluble y recíproca". 30

En Argentina, bajo la influencia de Recasens Siches surgieron dos consagrados autores


que abordaron el tema, como son: Carlos Cossio, con su perspectiva egológica y Werner Gold
Schmidt.

Después de la primera edición del libro Teoría Tridimensional do Direito, de Reale, el


tridimensionalismo como tal se hizo mundialmente conocido. Por otro lado, existen otros
estudios siendo los más representativos: Julio Chiappini y su trialismo y Angel Ciurocaldani,
con sus aportes para una teoría de respuestas jurídicas, entre otros autores.

En el Perú, también, existen estudios sobre el tema siendo Carlos Fernández Sessarego
quien desarrollara el tema de manera más exhaustiva y no limitándose a un análisis
tangencial.

4. Tridimensional ismo Jurídico del Derecho

Como hemos podido advertir existen muchos estudios sobre el tridimensionalismo


jurídico. No obstante ello, en el presente trabajo nos limitaremos únicamente a desarrollar los
planteamientos de algunos autores:

4.1. Miguel Reale

F ue quien acuñó y difundió el nombre de la teoría tridimensional del derecho a


través de su obra Teoría tridimensional del derecho, en el año 195331. Concepto
que ya lo había advertido en su obra Teoría del Estado de Derecho, en 1940. Sin
embargo, recién en el año 1968 se publica una versión en nuestro idioma, con la cual su teoría
se difunde en Latinoamérica.

Planteó una propuesta de tridimensionalismo jurídico que articula el hecho, el valor y


la norma, como una unidad concreta, a partir de la cual se busca situar nuevas cuestiones
reclamadas por las coyunturas histórico-sociales. Concibió el término tridimensionalismo
jurídico propiamente dicho, a través del cual desarrolla la concepción del mismo desde una
perspectiva más elaborada, a fin de superar el carácter fáctico-axiológiconormativo del
derecho, así como las consecuencias implícitas en él.

29
Ibídem. p.159.
30
Ibídem. p.161.
31
Debemos precisar que en el tridimensionalismo de Reale existen dos momentos a tener en consideración: Un
primer momento en el que se concibió un tridimensionalismo general o abstracto donde los tres elementos
norma, valor y hecho sólo se yuxtaponen asumiéndose éstos como elementos aislados y estáticos, teniendo en
cuenta, claro está, que no se pueden prescindir de ninguno de estos. Un segundo momento, en el que estas tres
dimensiones se integran en un proceso dinámico y unitario. Es decir, que a las dimensiones del derecho no se les
aprehende aisladamente sino en la unidad misma del derecho. FERNÁNDEZ SESSAREGO, Carlos. Derecho y
persona, Editorial Grijley, Cuarta Edición, Lima, 2001, p. 77-78.
17

Para éste autor, el tridimensionalismo constituye la representación de la torna de


conciencia de las implicaciones que dicha verificación establece para cualquier género de
investigación sobre el derecho y sus correlaciones, en los distintos ámbitos de la ciencia del
derecho, la sociología jurídica o la filosofía del derecho32.

Se afirma, entonces, la naturaleza esencialmente triádica del derecho, desde una


concepción específica o concreta, asumiendo al derecho como una realidad de estructura
esencialmente tridimensional y, como tal, estudiada por cualquier ciencia. El autor plantea
una correlación existente entre sujeto y objeto, siendo dicha relación de complementariedad,
tanto en el plano teórico como en el de la praxis.

Entonces, "solamente a través de una dialéctica de complementariedad o abierta es que


será posible comprender la experiencia jurídica en toda su amplitud, teniendo en cuenta en
una correlación esencial, lo que en ella se presenta como experiencia espontánea y refleja, y
componiéndose los modelos del derecho con la vida misma de éste."33 Fernández Sessarego,
contrariamente a lo planteado por Reale, afirma que "la articulación de las tres dimensiones
en la concepción de éste autor no siempre será dialéctica ya que privilegia a la norma jurídica,
en tanto que aquél incide en la conducta humana intersubjetiva." 34

El citado autor afirma, que en la teoría tridimensional del derecho, sólo se puede
hablar de éste, cuando se indaga sobre la naturaleza de cada uno de los factores que se
correlacionan en la vida del derecho, en las características de ésta, a su entender, que son de
orden dialéctico; de la irreductibilidad del valor al juicio normativo o de las situaciones
fácticas del nuevo tipo de normativismo, que surge de la complicación concreta de tres
elementos determinantes del derecho; y de la vinculación de todos ellos al "mundo de la
vida", así como de la comprensión final de la realidad jurídica en términos de modelos, sean
éstos prescriptivos o hermenéuticos. 35

No obstante ello, el punto más relevante en el desarrollo de las ideas del autor fue
considerar la posición del valor, aspecto que desarrolla en la "Teoría tridimensional del
derecho," como una intencionalidad históricamente objetivada en el proceso de la cultura.
Así, la posibilidad y la viabilidad serán cualidades inseparables de la valoración de la
experiencia jurídica, siempre que ésta sea asumida como una experiencia de valores.

En ese orden de ideas, bajo esta óptica jurídicamente relevante, todo hecho ya contiene
per se un valor aunque exista en él algo específico e irreductible al valor. En consecuencia, el
hecho será valorado pero jamás se constituirá en un valor. Se asumirá, entonces, que toda
norma jurídica adopta una postura ante los hechos, en función de una valoración social.

E l tridimensionalismo de Reale es cuestionado por García Belaunde, quien


señala que el maestro brasileño, parte de la incapacidad de resistir un análisis
básico como teoría. Pues, concibe a la norma como una entidad formal ajena al
hecho y a los valores e independiente a su real eficacia o vigencia. Añadir que la vigencia o

32
REALE, Miguel. Teoría Tridimensional del derecho, Op. Cit., p. 69.
33
Ibídem. p. 108.
34
FERNÁNDEZ SESSAREGO, Carlos. Derecho y persona, Op. Cit. p. 72.
35
REALE, Miguel. Situación actual de la teoría tridimensional del derecho, en Revista lus et Praxis N° 16, Lima,
1990, p.
18

eficiencia constituyen parte integrante del derecho es confundir los conceptos, puesto que la
eficacia es sólo un complemento del derecho sin llegar a ser parte integrante de la norma.

En consecuencia, "la concepción tridimensional, en cuanto a la descripción de la


experiencia jurídica, deviene en inadecuada y deformante porque pretende convertirse en una
ciencia del derecho", 36 por lo que intenta, el citado autor, que haya un replanteamiento
general sobre dicha problemática.

4.2. Fernández Sessarego

E l autor, en el año 1950, elaboró una tesis universitaria a la que denominó


Bosquejo para una determinación ontológica del derecho 37. En ella hacía
referencia a la existencia de tres elementos que en una relación dinámica,
constituyen el objeto del derecho: Conducta humana, norma y valor.

El citado autor señala que "la ciencia del derecho se constituye por la intervención de
tres elementos: norma (entendida como pensamiento), conducta humana (objeto) y valor
(finalidad). Tres elementos que pertenecen al ámbito del derecho, que se exigen mutuamente
y que al parecer, vinculados esencialmente, constituyen la ciencia jurídica. Ninguno de esos
tres está fuera del derecho, más ninguno de por sí es derecho. El derecho es la integración
forzosa, ineludible de aquellos tres elementos."38

Fernández Sessarego entiende por conducta humana un objeto cultural, siendo éste el
substrato de un "sentido". Este a su vez se configura producto de la conducta humana como
materia prima. La conducta es estimativa. La conducta, al ser libertad que se actualiza, es un
elegir que comporta un valorar. Su contextura es pues axiológica. La conducta es portadora de
valores, realizadora de ellos.

En consecuencia, los valores se dan en la conducta como algo que pertenece a su


propia contextura. Todo hecho humano, toda conducta, importa un valorar. 39 Recordemos que
tuvo una clara influencia de Carlos Cossio ya que éste se aproxima al sociologismo por el cual
se reduce el derecho a la conducta humana intersubjetiva donde los valores y las normas
jurídicas se integran en éstas. 40

Bajo éste mismo razonamiento, Peña Jumpa define "al derecho como el conjunto de
reglas o normas que, a partir de su propio concepto de justicia, decide un grupo social
determinado. Es decir, el derecho consistiría en la vigencia o validez de una serie de reglas o
normas jurídicas que responderán a la realidad y voluntad de un grupo social." 41
36
GARCÍA BELAUNDE, Domingo. Tridimensionalismo jurídico, En el libro homenaje a José León
Barandiarán, Editorial Cultural Cuzco, Lima, 1985, p.260.
37
El citado trabajo fue presentado y sustentado para obtener el grado de bachiller en la Facultad de Derecho de
la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Sin embargo, sólo después de más de tres décadas, en 1987 se
publica la primera edición, la misma que se agotó, por lo que la Universidad de Lima, en 1994, publica una
segunda edición bajo el nombre de El Derecho como Libertad.
38
FERNÁNDEZ SESSAREGO. Carlos. El derecho como libertad, Editorial de la Universidad de Lima, segunda
edición, Lima, 1994, p. 83 - 84.
39
Ibídem. p. 85 - 86.
40
ULLOA IBÁÑEZ, Alex. Teoría tridimensional del derecho, en Revista Jurídica del Perú,. N° 42, Lima, 2003,
p. 43.
41
PEÑA JUMPA, Antonio. Las concepciones de justicia, derecho y orden jurídico, en Justicia Comunal en los
Andes del Perú. El caso de Calahuyo, PUCP, Lima, 1998, p. 55.
19

Creemos que al asignar una preponderancia a la conducta humana respecto de los


otros elementos, Fernández Sessarego no lo concibe de manera aislada, sino, dentro de un
contexto social que es donde se proyecta la conducta humana. En ese orden de ideas, Peña
Jumpa incide en la relación del concepto de derecho con la realidad y voluntad de un grupo
social determinado. Entonces plantea que el derecho debe ser legitimado por la sociedad.

4.3. Silva Vallejo

P artiendo del trialismo jurídico de Goldschmidt, 42 el tridimensionalismo jurídico


de Reale y de Fernández Sessarego, Silva Vallejo concibe una visión
pluridimensional del derecho. Dicho en otras palabras, el derecho no sólo debe
ser entendido desde una perspectiva tridimensional, es decir, hecho, valor y norma, sino que
es necesario considerar además al espacio, al tiempo, las ideologías, las vivencias, entre otros
factores. En consecuencia, se configura una interrelación de todos estos elementos para poder
tener una concepción del derecho en su real dimensión.

Esta postura es cuestionada por Alex Ulloa quien afirma que la presencia del tiempo
en la relación jurídica no es exclusiva del derecho, sino que es aplicable a todo objeto o
elemento de cualquier disciplina. Adhiriéndose de esta manera a la visión tridimensional
específica o concreta del derecho. Asume al derecho como una unidad, esto es, conducta
humana, moral y valor, que se relacionan y auto incluyen." No obstante ello, a diferencia de
Reale y Fernández Sessarego, quienes ponen énfasis en la norma y la conducta humana,
respectivamente, él incide en la dimensión valorativa.

5. Tridimensionalismo Jurídico en el Derecho Comparado

5.1. El Tridimensionalismo en Alemania

S
on múltiples las teorías que ponen de relieve la naturaleza tridimensional de la
experiencia jurídica, diferenciando en ella tres «elementos», «factores» o
«momentos» (la diversidad de los términos denota ya las diferencias de
concepción), indicados usualmente con las palabras hecho, valor y norma.

Tal diferenciación, implícita en cualquier concepción culturalista del derecho,


encuentra su fuente inmediata en las obras de Emil LASK y Gustav RADBRUCH, en lo que
se refiere al área del derecho de tradición romanística (Europa continental latino-germánica y
toda Hispanoamérica), presentando un desarrollo autónomo en América del Norte e
Inglaterra, de donde surge la sugestiva y compleja obra de Roscoe Pound.

Del fuerte contraste entre los iusnaturalistas, empeñados en la fundamentación


transcendente de los valores jurídicos, y los positivistas, defensores de la inmanencia de
dichos valores en la experiencia histórica, resultó la posición de los dos citados maestros de la
Escuela Sudoccidental alemana, Emil LASK y Gustav RADBRUCH, que sin abandonar los

42
Cabe mencionar que el citado autor hace una definición estructural del trialismo desde su perspectiva,
limitándolo a una estructura particular y única en diferentes ramas del derecho; tal es el caso que describe una
estructura tridimensional del derecho internacional público, del derecho canónico, del derecho penal entre otros.
GOLDSCH M I DT, Werner, Introducción filosófica al derecho, Editorial Desalma, Buenos Aires, 1985, Parte
especial, p. 519 y ss. 34, ULLOA IBAÑEZ, Alex. La teoría tridimensional del derecho. Op. Cit., p. 48.
20

presupuestos de la Filosofía transcendental de KANT, pretendieron superar las antinomias


suscitadas por éste entre el mundo de la naturaleza y el mundo de la libertad. Aplicando las
enseñanzas. de WINDELBAND y RICKERT al campo del derecho, los dos iusfilósofos recu-
rrieron a un elemento intermedio o de ligazón, situado entre los valores ideales y los datos de
la experiencia jurídica. Dicho puente de enlace entre la realidad empírica y el ideal del
derecho sería el mundo de la cultura o de la historia, es decir, el complejo de bienes
espirituales y materiales constituido por la especie humana a lo largo de los tiempos.

Plano del valor o del deber ser; plano de la realidad causalmente determinada, o del
ser; y plano de la cultura, o del ser referido al deber ser: he ahí asentadas las bases de un tipo
de tridimensionalismo, según tres planos lógicos distintos, correspondientes, respectivamente
a juicios de valor, juicios de realidad (de hecho) y juicios referidos a valores.

En este punto, LASK y RADBRUCH intentaban superar la antinomia suscitada entre


la ahistoricidad de un valor transcendente (del que el iusnaturalismo había pretendido deducir
artificialmente todo el sistema de normas positivas) y el mero significado contingente de las
relaciones de hecho, no susceptibles de comprensión de validez universal, como sustentaban
los positivistas.

La categoría de la cultura, además de permitir referir el ser al deber ser (aunque no su


recíproca convertibilidad, permaneciendo firme la tesis fundamental de KANT sobre la
inviabilidad lógica de pasar del ser al deber ser, así como la de pensar un deber ser que se
extraiga del mundo del ser) daba lugar a una cómoda distribución de investigaciones entre el
filósofo, el sociólogo y el jurista, incumbiendo al primero el estudio de la
transcendentabilidad de los valores jurídicos, o los valores jurídicos en sí mismos, con la
consiguiente reducción de la Filosofía del Derecho a una Axiología Jurídica fundamental. Al
segundo la tarea de indagar las leyes que rigen las estructuras y los procesos fácticos del
derecho, es decir, el derecho como hecho social, en el marco de la Sociología Jurídica,
subordinada al método inductivo o experimental. Y, finalmente, al tercero corresponde el
análisis del derecho en cuanta realidad impregnada de significación normativa, según los
cánones de la Jurisprudencia o Ciencia del Derecho, diferenciada por la especificidad del
método jurídico-dogmático.

S
e empieza a desarrollar, según lo expuesto, en la doctrina de los dos maestros
alemanes lo que denominamos tridimensionalismo jurídico genérico y abstracto,
entendido como análisis óntico del fenómeno jurídico, que concibe abstracta y
separadamente cada uno de los tres elementos hallados, haciendo corresponder a cada uno de
ellos, considerado singularmente, un objeto, un método y un orden particular de
conocimientos: la Ciencia integral del Derecho se obtendría gracias a la integración de los tres
estudios (LASK), o en virtud de la simple yuxtaposición de tres perspectivas entre sí
irreconciliables y antinómicas (RADBRUCH).

Lo que ha prevalecido en la Filosofía Jurídica alemana es dicha discriminación


tricotómica abstracta de la experiencia jurídica, que encuentra tal vez su formulación más
explícita en la obra de H. NAWIASKY, que distingue los campos de investigación de la
Rechtsnormenlehre, de la Rechtsgesellschaftslehre y de la Rechtsideenlehre, con
discriminación paralela en la Teoría General del Estado.
21

5.2. El tridimensionalismo en Italia

Tampoco pasó desapercibida la tridimensionalidad del derecho en el pensamiento


filosófico-jurídico italiano, admitiéndose muy pronto, pero desde un punto de vista didáctico
o pedagógico, con la conocida división de la Filosofía del Derecho en Gnoseología,
Deontología y Fenomenología Jurídicas. Tal como fue desarrollada admirablemente desde
Icilo VANNI a Giorgio DEL VECCHIO, lo que, por mucho tiempo, constituyó la orientación
predominante en dicho orden de estudios en la península itálica.

Sin embargo, de poco sirve distinguir metodológicamente las tres posibles tareas
fundamentales de la investigación iusfilosófica, si no se toma en cuenta la tridimensionalidad
en el plano de la propia Ciencia Positiva del Derecho, es decir, en la experiencia jurídica
como tal, sin prestar atención a la correlación dialéctica que las informa.

Así, dicha distinción permanece en estado embrionario, con un valor puramente


formal o abstracto, indiferente a las complicaciones, por ejemplo, de la Sociología Jurídica
con la Dogmática Jurídica, y sin que se le encomiende una tarea efectiva en el momento
concreto de la interpretación y de la aplicación del derecho. Se puede decir que la apreciación
meramente didáctica de la cuestión, sólo en función de las llamadas «tareas de la Filosofía del
Derecho», impidió a los iusfilósofos italianos la comprensión de algo más profundo en lo que
se refiere a la estructura misma de la experiencia jurídica, lo que fue percibido con claridad,
sin embargo, por juristas, como ANTOLISEI y ASCARELLI, y ha sido objeto de estudios
más recientes en el campo de la Filosofía del Derecho.

A
l marco de un tridimensionalismo genérico corresponde, en último término, la
discriminación hecha por Norberto Bobbio entre las tareas, de la Filosofía del
Derecho, de la Sociología Jurídica y de la Teoría General del Derecho. La
primera, en su opinión, se destina al estudio de la Metodología Jurídica y la Teoría de la
Justicia, teniendo como objeto propio la determinación de los fines que deben guiar a la
sociedad humana; la segunda tiene por objeto la indagación de los medios que han de ser
empleados para mejor alcanzar dichos fines; y, finalmente, la Teoría General del Derecho
tendría reservada la misión de establecer la forma a que deben atenerse los medios para
alcanzar los fines propuestos. Es patente que BOBBIO enfoca la experiencia jurídica según
los prismas de fin, medio y forma, dando lugar a tres tipos autónomos de estudios. Dejando
aparte las dificultades inherentes a tales criterios distintivos, puestos en función de datos
puramente extrínsecos y convencionales, es fácil percibir que tenemos únicamente una
tricotomía, y no propiamente una comprensión tridimensional de la experiencia jurídica, a
cuya luz se evidencia la correlación esencial existente entre fin, medio y forma en cada uno de
los campos de conocimiento jurídico. No hay duda de que la diferenciación hecha por
BOBBIO, -en la que está implícito, por otra parte, un intento de articulación sistemática-,
puede tener alcance heurístico y práctico, pero, como todas las clasificaciones intelectualistas
y abstractas, no toma en cuenta la concreción de la experiencia jurídica.

Sin embargo, no falta al maestro de Turín la percepción de que los tres aspectos
apuntados se correlacionan, como ya se recordó en el capítulo anterior, a propósito de los
conceptos de vigencia, eficacia y fundamento. Según BOBBIO, «desde un punto de vista
abstracto y como principio general, el juicio de validez es un juicio global que versa, al
mismo tiempo, sobre el valor y sobre la legalidad, así como sobre la aceptación de la norma
por parte de la comunidad, por lo que puede decirse que una norma, en principio, será válida
si fuera también justa». Pero en el plano fáctico, el equilibrio de los tres criterios es inestable,
22

y varía en el ámbito del mismo ordenamiento jurídico, siendo considerados en conjunto o no,
según el tipo de normas, las circunstancias, etc. Así, si en la ley prevalece la validez formal,
en el caso de una regla consuetudinaria el criterio principal es el de la eficacia o de la validez
empírica, en cuanto es la validez material (el fundamento axiológico) el que decide sobre la
aceptación de un principio general del derecho.

E n cualquier caso, como se ve, se trata de una concepción tridimensional de


cuño metodológico y heurístico, que no llegó al nivel de un tridimensionalismo
concreto; es decir, hasta la propia estructura de la experiencia jurídica. No me
parece procedente, por lo demás, que solamente una discriminación de perspectivas, tal como
la propuesta por BOBBIO, pueda ser compatible con una democracia. Como veremos, la
integración «hecho-valor-norma» obedece, a mi entender, a una dialéctica de
complementariedad, sin reducirse al monismo historicista de tipo hegeliano-marxista, cuya
conclusión final es el Estado totalitario.

A dicha exigencia de concreción atienden las investigaciones iusfilosóficas más


recientes en Italia, como las de Giuseppe LUMIA y Dino PASINI. El primero, teniendo en
cuenta los últimos desarrollos de la teoría tridimensional concluye con la necesidad de una
consideración integral de la experiencia jurídica en la multiplicidad de sus aspectos.
Acentuando, con razón, que tanto el filósofo como el jurista se dan cuenta de que, cuando
observan el derecho, no se hallan ante realidades diversas, designadas casualmente por una
misma palabra, sino ante una realidad única, considerada según dos puntos de vista diferentes,
que no sólo no se excluyen recíprocamente, sino que se integran y completan, en el esfuerzo
de alcanzar un conocimiento integral e integrado del fenómeno jurídico.

A su vez, Dino PASINI distingue en la realidad jurídica un momento condicionante o


situacional (el hecho), un momento normativo o estructural (la norma) y un momento
teleológico o funcional (el valor), subrayando —y con dicha observación se sitúa en la
perspectiva que denomino «tridimensionalismo específico», que la consideración de dichos
aspectos particulares no nos debe hacer olvidar la visión integral de la realidad del derecho.

Sirviendo también a una exigencia de amplía y abierta comprensión de la experiencia


jurídica se sitúa la obra, rica por sus muchos campos de interés, de Luigi BAGOLINI, que
dedica particular atención a la problemática axiológica.

De acuerdo con su comprensión de la experiencia histórico-cultural en términos de «dialéctica


de polaridad», inspirada en la doctrina de CARABELLESE, BAGOLINI no acepta las
sectorizaciones artificiales impuestas a la unidad concreta del derecho, que prefiere apreciar
en la complementariedad de sus múltiples perspectivas, tal como lo muestra el siguiente
pasaje que nos sirve como síntesis de su pensamiento: «el derecho no puede ser visto como
mero hecho, ni como mera forma, ni como puro valor ideal, ni como puro contenido
intencional, pero sí como objetivación normativa de la justicia».

Aunque el pensamiento de BAGOLINI no se desenvuelva explícitamente en el ámbito


del tridimensionalismo jurídico, coincide con algunas de sus exigencias fundamentales. No
sólo en cuanto a la comprensión del derecho como fenómeno cultural, entendiendo por cultura
«el conjunto de los valores y de los fines últimos que se ofrecen al hombre en el ambiente
social en que vive», sino también por el sentido de concreción que resulta de la correlación
establecida entre cultura y técnica, «intrínsecamente conexas en una relación histórica de con-
23

dicionamiento recíproco», en una «relación histórica de distinción, de polaridad, de


implicación recíproca».

De este contexto de ideas, se desprende que el estudio del derecho no se resuelve, ni se


distribuye según esferas abstractamente separadas, teniendo en cuenta que «las interpretación
de los fines no puede dejar de implicar el conocimiento de los medios idóneos para su
realización y, en contrapartida, el conocimiento de los medios no puede dejar de implicar la
interpretación de los fines». De donde se siguen conclusiones fundamentales de orden
metodológico. Como que la realidad concreta de la norma de derecho implica una Dogmática
Jurídica concreta, no de lógica formal abstracta, sino de lo razonable o en razón (ragionevole)
y la de que «una visión de la norma jurídica como un conjunto de valor y de hecho» es
inconciliable con una concepción del conocimiento jurídico conforme al modelo de las
ciencias físico-naturales.

Según BAGOLINI, las múltiples expresiones de la experiencia jurídica, las exigencias


valorativas e ideológicas -que no son meros reflejos de situaciones contingentes, sino que
constituyen el condicionamiento esencial a todo proceso histórico—, así como los
«significados del hecho» («la apelación a un hecho, dice, de cualquier forma que se considere,
es apelación al significado de dicho hecho») conllevan la comprensión de las soluciones
normativas del derecho en función de un concepto distinto de tiempo: el de «tiempo cultural».
En el campo de la experiencia o de la validez jurídica, la temporalidad no tiene el carácter de
una continuidad homogénea e irreversible, en cuanto que objetivado en la extensión espacial,
sino que se confunde, por así decirlo, con el propio ritmo de la acción humana, verificándose
por consiguiente, «una integración o interpretación de pasado, presente y futuro»

Dicho concepto de «tiempo cultural», que, como bien observa el maestro de Bolonia,
ha sido puesto de relieve por la antropología y sociología contemporáneas, es de gran alcance
para la comprensión del «normativismo jurídico concreto».

5.3. El Tridimnesionalismo en Francia

El tridimensionalismo jurídico se desarrolla en Francia en particular. en los dominios


de la Teoría General del Derecho, a partir de los estudios fundamentales de Paul Roubier.

Según el antiguo maestro de Lyon, «la teoría tridimensional del derecho, que es la
doctrina más reciente, sobre la materia, engloba el conjunto del ordenamiento jurídico como
inspirado por tres fines principales, que son la seguridad jurídica, la justicia y el progreso
social».

La exigencia de seguridad y de certeza, o en otras palabras, «de orden, que es la


condición primera de toda posibilidad de desarrollo de las sociedades humanas», implica la
idea de imperativo y de regla de derecho: cuando dicha tendencia se aísla o se exacerba, y la
norma jurídica se legitima únicamente en virtud de su forma; es decir, por el poder que la
impone, nos encontramos ante el tipo de las tendencias formalistas, fundamentadas en actos
de autoridad.

Por el contrario, si lo que prevalece es la aspiración moral de un orden justo, estamos


ante una tendencia idealista, fundamentada en el valor superior de la justicia, presentándose el
24

derecho bajo forma de principios generales inferidos por la razón, a cuyos dictámenes debe
subordinarse el autor de la ley.

Finalmente, si lo que se enaltece es el ansia de progreso social, el deseo de bienestar


social en función del patrimonio adquirido por la civilización, estamos ante las tendencias
realistas, fundamentadas en la correspondencia efectiva del derecho con la experiencia real,
es decir, entre la red de los usos y comportamientos sociales efectivos y la «utilidad social».

Pero, afirma ROLMER, esta descomposición del derecho es esquemática, pues la vida
social nunca se inspira exclusivamente en una de estas tendencias: por el contrario, se
mezclan en la escena jurídica, siendo necesario determinar sus dominios propios de
investigación, a saber, respectivamente, la Política Jurídica, que indaga los fines; la
Sociología Jurídica, que cuida de los comportamientos efectivos y su adecuación a los fines; y
la Ciencia del Derecho, que se interesa más por la forma de la experiencia jurídica.

En los aledaños del pensamiento de ROUBIER se sitúan los estudios recientes de un


antiguo discípulo suyo, Francis LAMAND, para el que «el tridimensionalismo tiene el mérito
de poner el acento sobre la integración de los valores». En su opinión, sin embargo, las tres
dimensiones —hecho, valor y norma— no constituyen la unidad del ius en el tiempo, que, en
su parecer, representaría una más de las dimensiones del derecho. Pienso, en contra, que el
tiempo no constituye una nueva dimensión de la estructura del derecho, pero es esencial a la
significación de la propia estructura jurídica, como realidad dialéctica que es.

Mientras LAMAND se dedica a la problemática filosófico-jurídica, ya propiamente en


el campo de la Teoría General el Derecho se desenvuelve la doctrina de Michel VIRALLY,
cuya obra La Pensée Juridique está destinada en gran parte a la investigación de las
«dimensiones del derecho».

Según el maestro de Estrasburgo, hay en la experiencia jurídica tres dimensiones: la


normativa, o mejor, la histórico-normativa, la fáctica y la axiológica, objeto de análisis en
tres capítulos titulados «derecho y acción», «derecho y hecho» y «derecho y valor».

A pesar de la fluidez de su pensamiento, que parece no tomar en consideración los


estudios ya desarrollados en la materia, comenzando por los de ROUBIER, merece especial
referencia la conexión que VIRALLY hace entre nonmatividad e historia, no presentando la
regla de derecho coma un puro juicio lógico, visto el doble y concomitante carácter histórico
y normativo del derecho.

La obra de VIRALLY se mantiene aún en el plano de un tridimensionalismo abstracto,


pese a que, en ocasiones, aflora la comprensión de que, sea cualquiera la modalidad de
experiencia jurídica, siempre es tridimensional, como sucede, por ejemplo, al referirse al
concepto de relación jurídica: «Dicha relación, escribe, nace de una simple situación de
hecho, que una norma dota de significación jurídica a la luz de los valores que expresa y en la
que encuentra el fundamento de su fuerza específica».

5.4. El Tridimensionalismo en el ámbito del Common Law

En los países angloamericanos se puede observar un desarrollo análogo al


anteriormente expuesto, aunque subordinado a diversos presupuestos filosóficos. En los
amplios marcos del «naturalismo yanqui» -dotado, como es sabido, de características
25

inconfundibles con las del movimiento que en Europa o en Hispanoamérica se acostumbra


señalar con idéntico nombre- es donde se comenzó a sentir la necesidad de una cuarta postura
que superase las antítesis empíricamente surgidas entre la Analytical Jurisprudence, fiel a la
tradición de John AUSTIN, y las otras dos orientaciones también entre sí contrapuestas, la
Ethical Jurisprudence, centrada en las Theories of Justice, de tradición iusnaturalista, y la
Historical Jurisprudence, o la Sociological Jurisprudence, fundamentadas en no menos
relevante tradición: la de los estudios de SUMMER MAINE y MAITLAND.

La apertura del naturalismo hacia otro complejo de influencias, en función de nuevas


coyunturas históricas, determinó la progresiva convergencia de los análisis que intentaban, en
realidad, una composición pragmática más que una verdadera síntesis. Lo que se puede
observar por primera vez en los estudios de Roscoe POUND, para derivar después hacia
concepciones expresamente tricotómicas como las de Julius STONE, CAIRNS o
FRIEDMANN.

S
egún Roscoe POUND, las diferentes escuelas de juristas del siglo pasado no
hicieron sino considerar los distintos elementos que componen la compleja
realidad que denominamos derecho. Los adeptos de la corriente analítica —
escribe— se habían ocupado exclusivamente del cuerpo de los preceptos o leyes establecidos,
en virtud de los cuales se liga un resultado legal definido a una determinada situación de
hecho. Los juristas de tendencia historicista, por el contrario, se habían preocupado de las
ideas y las técnicas tradicionales, así como de las «costumbres» que condicionaban las
decisiones conformes a las exigencias de la vida. Finalmente, el jurista-filósofo sufrió la
tentación de fijarse más bien en los fines éticos, en las exigencias ideales del derecho, a lo que
se llamó «ley natural» como contraste de la ley positiva".

Después de analizar estas tres posiciones, el antiguo maestro de Harvard concluye que
los tres puntos de vista («Iaw by enactement», «law by convention» y «law by nature») se
complementan recíprocamente, demostrando la artificialidad de cualquier separación radical''.

De esta clasificación inicial de Roscoe POUND depende la concepción integral del


derecho desarrollada por Julius STONE, que concibe los aspectos filosófico, sociológico y
analítico integrados en el universo de la Ciencia Jurídica o Jurisprudence.

L a Jurisprudencia, dice, se compone de tres ramas: 1.° La Jurisprudencia


Analítica, que resulta del mero análisis de los términos jurídicos y de una
investigación sobre las interrelaciones lógicas de las proposiciones legales.
Como Lógica Jurídica (tal como la denominó A. Kocourek) le corresponde comprobar cómo
y hasta qué punto cales proposiciones forman un sistema lógicamente consiste de por sí. 2.°
La Jurisprudencia Sociológica, consagrada a observar e integrar, generalizándolos, los efectos
del derecho sobre las actividades y el comportamiento de los hombres, así como los efectos de
esas actitudes en relación al orden jurídico. 3.° La Teoría de la Justicia, que investiga el
contenido u objeto del derecho en términos de deber ser ideal.

Como puede apreciarse, el tridimensionalismo de STONE es típicamente abstracto,


resolviéndose en una separación de tres campos de investigación, que, si pueden y deben
completarse recíprocamente, sólo lo hacen una vez concluidas sus respectivas tareas,
desarrollándose cada una de ellas con abstracción de los otros dos factores que integran la
experiencia jurídica.
26

Por esta razón la tricotomía de STONE puede aproximarse a la de KELSEN, cuando


escribe: «Alio intuitu, la división de Teoría Pura del Derecho, Sociología Jurídica y Filosofía
de la Justicia ya fue claramente establecida por KELSEN. Ésta es substancialmente la
división adoptada por mí, aunque Hans KELSEN la haga con vistas a excluir las otras dos del
campo de la Jurisprudencia. Por el contrario, nuestro propósito es regularizar y consolidar el
puesto de las tres. El objetivo de KELSEN, al establecer dicha distinción, ha sido, en
ocasiones, desacreditar la Jurisprudencia Sociológica o la Teoría de la Justicia como campos
apropiados de indagación de naturaleza jurídica».

En cuanto a la teoría de KELSEN, según Josef KUNZ, se podría hablar de tricotomía


implícita, aunque tal vez sea preferible denominarla «tridimensionalismo metodológico-
negativo», pues en su sistema, efectivamente, sólo tiene carácter jurídico la Ciencia del
Derecho como estudio lógico-sistemático de normas, independiente siempre del carácter
metajurídico tanto de la Teoría de la Justicia como de la Sociología Jurídica.

5.5. El Tridimensionalismo en la Cultura Ibérica

Si KELSEN consideraba metajurídicas, desde el punto de vista estricto de la Teoría


Pura del Derecho, tanto la comprensión del filósofo como la del sociólogo, otros autores
dieron a la Reinerechtslehre una significación tal que les pareció posible conciliar el
normativismo lógico de la Ciencia del Derecho con la Axiología y la Sociología Jurídicas, lo
que se hizo de distintos modos, pero siempre de forma que se distinguiesen tres perspectivas,
en general consideradas irreductibles.

Dicho perspectivismo tricotómico se aprecia en las obras de L. LEGAZ Y


LACAMBRA y E. GARCÍA MAYNEZ, en las que se percibe la yuxtaposición de los
elementos crítico-transcendentales del kelsenianismo con presupuestos axiológicos
inspirados, no sólo en la Filosofía de los valores, sino en particular en la ética de Max
SCHELER o Nicolai HARTMANN.

Según tal orientación, se verifica una aporía entre los tres puntos de vista posibles
concernientes al derecho, llegando MÁYNEZ a la conclusión de que «no se trata de especies
distintas de un único género, ni de facetas diferentes de una misma realidad, sino de objetos
distintos».

Es necesario advertir que el pensamiento de LEGAZ Y LACAMBRA evolucionó


posteriormente de su posición inicial, marcadamente antinómica, hacia una comprensión de la
experiencia jurídica que, sin dejar de ser fundamentalmente aporética, se revela de forma
unitaria. Por lo que la define como la «forma de vida social que realiza un punto de vista
sobre la justicia», inspirándose en una metafísica personalista que lo reconduce a las fuentes
del Derecho Natural aristotélico-tomista.

E n la teoría egológica de Carlos COSSIO se encuentra implícito en último


término un tridimensionalismo genérico, al dar a la teoría pura de KELSEN
mero valor de Lógica jurídica formal, completándola con otros géneros de
investigaciones, pertinentes a los aspectos fáctico y axiológico del derecho. Concebido éste
«como conducta en interferencia intersubjetiva».
27

Para COSSIO es la conducta como tal la que tiene tres dimensiones. Le parece
«misterioso» hablar de tres dimensiones sin admitir algo a lo que se refieran, lo que demuestra
que el término «dimensión» es empleado por él en sentido geométrico-espacial y no en
sentido filosófico, para indicar diversas expresiones o momentos de la experiencia jurídica,
cuya realidad es dialéctica o de proceso. En rigor, para hablar de «conducta en interferencia
intersubjetiva», ya es menester reconocer que la conducta jurídica es, esencialmente, «fáctico-
axiológico-normativa», lo que excluye se pueda concebir ad extra, como si fuese objeto físico
dotado de dimensiones de orden espacial.

Posición aparte ocupa Luis RECASENS SICHES, que, a través de una original
concepción inspirada en los principios del «raciovitalismo» de ORTEGA y GASSET,
elaboró, inicialmente, un tridimensionalismo de perspectiva, que ejerció gran influencia en el
mundo jurídico latinoamericano, para por fin, acoger la solución por una propuesta en
términos de «tridimensionalismo específico», tal como lo muestra esta precisa afirmación:
«La realidad que constituye el Derecho y posee la dimensión de referirse a valores, tiene
forma normativa. Es decir, el Derecho es norma, con especiales características, elaborada por
los hombres con el propósito de realizar ciertos valores».

«En dicha concepción, -prosigue RECASENS- se conservan las tres dimensiones que
he tratado (valor, norma y hecho), en cuanto indisolublemente unidas entre sí en relaciones de
implicación esencial. El derecho no es un valor puro, ni es forma con ciertas características
especiales, ni es simple hecho social con notas particulares. Derecho es una obra humana
social (hecho) de forma normativa destinada a la realización de valores».

La contribución de RECASENS SICHES a la teoría tridimensional del derecho es


relevante, tanto en el estudio de la concepción general del derecho como en la concreción del
fenómeno jurídico-normativo, al haber sentado que el derecho es un producto cultural, y, por
consiguiente, histórico, cuyas tres dimensiones «no se dan como tres objetos yuxtapuestos,
sino que son, al contrario tres aspectos esencialmente entrelazados, de forma indisoluble y
recíproca»

Por otra parte, la doctrina de RECASENS coincide con la que vengo exponiendo,
aunque con otro fundamento. La diferencia radica en lo referente a la historicidad esencial de
la experiencia jurídica, que no excluye sino que implica el reconocimiento de lo que
denomino «invariantes axiológicas», condicionadoras de las situaciones sociales históricas
particulares. El pensamiento de RECASENS se sitúa en el marco de una amplia comprensión
del derecho como experiencia que se desarrolla según exigencias de la «razón vital» y de la
razón histórica, no según relaciones lógico-matemáticas del logos de la razón abstracta,
aunque sí en consonancia con el logos concreto de lo razonable, que encuentra en los motivos
existenciales su fuente constitutiva.

Después de la primera edición de mi Teoría Tridimensional do Direito, el


tridimensionalismo alcanzó un notable desarrollo en Argentina, contando con estudios de
naturaleza genérica, así como ensayos sobre los más representativos planos de la Ciencia
Jurídica.

En Portugal, Cabral de MONCADA, el ilustre maestro de la Universidad de Coímbra,


partiendo de la teoría de RADBRUCH, cuya Rechtsphilosophie tradujo, escribe: «La llamada
tridimensionalidad del derecho positivo de la que habla M. REALE, está patente en todas mis
manifestaciones, descubriéndosenos tanto en el análisis lógico de su ser como objeto cultural,
28

como en la observación de sus fuentes y de sus determinaciones y características más


generales».

A
la luz de la teoría tridimensional MONCADA apunta un aspecto merecedor
de análisis en lo tocante a las fuentes del derecho, mostrando cómo el tri-
dimensionalismo, en el fondo, se relaciona con la clasificación de las fuentes
del derecho. En su opinión, la costumbre significa el hecho de la conducta humana; la norma
legal expresa el pensamiento de cierto deber ser, definido y formulado por el legislador; y la
jurisprudencia tiene como fin la actualización de los valores: «la aplicación práctica, concreta,
de numerosos criterios de valoración, extraídos de la ley o del espíritu objetivo de una cultura,
la propia conducta y las costumbres de los hombres, para la realización entre ellos de una idea
de justicia».

Según MONCADA, «es lo mismo decir, en este caso, hecho, como conducta humana
o costumbre; norma, como ley; o aún es lo mismo hablar de valoración, como decir
jurisprudencia. El derecho positivo es, sin duda, las tres cosas al mismo tiempo. Es preciso no
olvidar nunca que cada una de ellas está en las otras. Todas, de hecho, no pasan de ser
aspectos o lados de una misma realidad», que es el derecho positivo.

Siendo la tridimensionalidad, como he afirmado, la esencia misma de la experiencia


jurídica, no cabe duda de que tal hecho no puede dejar de reflejarse en la problemática de las
fuentes del derecho, como lo destacó el eminente maestro luso.

6. Conclusiones finales

 De lo expuesto se colige una preocupación sobre lo que significa ¿qué es el derecho?


expresada a través de las diversas teorías planteadas a lo largo de toda la historia.
Debido a que el derecho, como toda creación humana, está en una constante
reelaboración, más aún si tenemos en consideración que éste regula la conducta
humana.

 A partir de las concepciones analizadas en torno al derecho que permita comprender lo


jurídico, lo axiológico y las conductas humanas se ha recorrido las diferentes visiones
del derecho, partiendo desde la visión unidimensional, bidimensional hasta llegar a la
visión tridimensional desarrollando el tridimensional ismo abstracto y especifico.

 Un hecho relevante es que, sólo a partir de la concepción de Reale, quien marca un


hito en la definición del derecho, se logra tener una concepción integral del mismo,
entendido como una conjunción de tres elementos: hecho, valor y norma. Aunque en
un primer momento, planteados como elementos yuxtapuestos, para luego, en un
segundo momento, ser ampliados, concibiéndolos como indisolubles y como una
dialéctica de la complementariedad. Debe resaltarse, que este razonamiento se ha ido
consolidando progresivamente en el tiempo, basado en los aportes efectuados por los
diversos autores.

 Desde nuestra perspectiva, nos adherimos a lo propugnado por el tridimensionalismo


específico o concreto, puesto que, asumimos que contiene los elementos necesarios
para una concepción del derecho de manera integradora.
29

 El tridimensionalismo toma en cuenta al aspecto social, debido a que es el hombre


quien crea al derecho para luego someterse a él. Dicho de otra manera, el hombre se
proyecta en el derecho y el derecho se proyecta en el hombre.

 Finalmente, se advierte que el planteamiento teórico de Reale, en esencia, se asemeja a


lo propugnado por el maestro Fernández Sessarego. Ya que encontramos en estos
autores de Sudamérica una perspectiva tridimensional específica o concreta, puesto
que para concebir al derecho de manera integral sólo se requiere de una estructura de
los tres elementos que plantea el tridimensionalismo, pudiendo explicar con ellos
cualquier fenómeno (por ende cualquier fenómeno jurídico desde un análisis lógico y
adecuado).

 Sin embargo, también entre éstos se dan diferencias: 1) Reale habla de dimensiones o
perspectivas (hecho, valor y norma) en tanto que Fernández Sessarego alude a
elementos (conducta humana, valor y norma). 2) El primero incide en una dimensión
normativa y el segundo en la conducta humana. 3) Reale parte de una concepción
social y Fernández Sessarego desde una perspectiva más humanista.

 El tridimensionalismo jurídico comparativo recoge diferentes teorías que se fueron


desarrollando poniendo de relieve la naturaleza tridimensional de la experiencia
jurídica, diferenciando en ella tres «elementos», «factores» o «momentos» (la diver-
sidad de los términos denota ya las diferencias de concepción), indicados usualmente
con las palabras hecho, valor y norma.

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32

ANEXOS

CUADRO COMPARATIVO

TEORIA TRIDIMENSIONAL DEL DERECHO

DIFERENCIAS MIGUEL REALE FERNANDEZ SESSAREGO


• FERNÁNDEZ SESSAREGO en
su tesis de bachiller “Bosquejo
• REALE, quien acuña el nombre para una determinación
a la teoría tridimensional y hace ontológica del Derecho” (1950),
la distinción de las corrientes la misma que fuera
abstracta y específica dentro de posteriormente publicada bajo el
ella, observa que: “desde su título de “El Derecho como
origen, esto es, desde la libertad”, expresa que: “la
aparición de la norma jurídica – ciencia jurídica o ciencia del
que es síntesis integrante de Derecho –o simplemente
Elementos
hechos ordenados según valores- Derecho- se constituye por la
Derecho
hasta el momento final de su integración de tres elementos:
aplicación, el Derecho se norma –pensamiento-, conducta
caracteriza por su estructura humana –objeto- y valor –
tridimensional en la cual hechos finalidad-. Tres elementos que
y valores se dialectizan, esto es, pertenecen al ámbito del
obedecen a un proceso Derecho, que se exigen
dinámico”. mutuamente, y que al aparecer
vinculados esencialmente
constituyen la ciencia jurídica”.

Respecto al elemento fáctico del


Derecho, REALE se refiere al
“hecho”, mientras que
FERNÁNDEZ SESSAREGO a la
“conducta humana”.
• En cuanto a la nomenclatura del
objeto a estudiar, REALE utiliza
El primero expresa que: “...es
el término “dimensión”,
menester distinguir entre hecho del
Visiones mientras que FERNÁNDEZ
Derecho, global y unitario
Tridimensionalidad SESSAREGO se refiere a
entendido como acontecimiento
“elementos”, palabra que
espiritual e histórico, y el hecho en
proviene del latín elementum,
cuanto factor o dimensión de dicha
que significa sustancia primaria
experiencia.

En este segundo caso la palabra


hecho indica la circunstancialidad
condicionante de cada momento
33

particular en el desarrollo del


proceso jurídico. Ahora, hecho, en
esta acepción particular, es todo
aquello que en la vida del Derecho
corresponde a lo ya dado en el
medio social y que
valorativamente integra en la
unidad ordenadora de la norma
jurídica, resultando de la
dialecticidad de dichos tres
factores el Derecho como “hecho
histórico-cultural””.

REALE, si bien admite que: “es Para FERNÁNDEZ SESSAREGO,


corriente (...) el empleo del término la conducta humana es “libertad
“dimensión” para indicar la metafísica fenomenalizada.
cualidad o posición de algo en
función de una cierta perspectiva o Libertad que se manifiesta. Y, por
plano de análisis”, lo utiliza en un poseer un sentido, por tener una
sentido filosófico y no físico- contextura estimativa, es un objeto
matemático, entendiendo cultural”, agregando que “pero,
dimensión como un “processus, además, y para que sea posible la
cuyos elementos o momentos ciencia del Derecho, esa conducta
constitutivos son hecho, valor y en su relación intersubjeiva y
norma”. realizando determinados valores
debe estar representada, mentada,
Es aquí donde encontramos una por normas, desde que toda ciencia
diferencia sustancial, porque comporta un orden de
REALE objetiva el hecho, se queda conocimientos sobre su “objeto””.
en su mención normativa, mientras
Diferencias en la
que FERNÁNDEZ SESSAREGO Culmina FERNÁNDEZ
concepción de la
llega al contenido ontológico del SESSAREGO, expresando que: “es
Tridimensionalidad
Derecho: vida humana, para luego así como se despliegan los
del Derecho
ser significada por la norma. elementos que conforman al
Derecho; elementos que se exigen
Es más, REALE expresa que: “el mutuamente sin confundirse y que
problema de la conducta es, sin cobran unidad en el “objeto”
duda, primordial pues todo lo que Derecho.
se contiene en la experiencia
jurídica ella puede y debe Conducta, norma y valor son los
remontarse, directa o elementos ontológico, lógico y
indirectamente, como a su fuente estimativo del Derecho que en su
creadora o reveladora, ciertamente, unidad integral motivan su
pero sería grave error olvidar que aplicación. Y el Derecho no es
cualquier acto humano encuentra, ninguno de estos tres elementos en
como soporte o condicionamiento, forma aislada. El Derecho no es
algo ya históricamente objetivado conducta; el Derecho no es valor, el
por obra del espíritu, como Derecho no es norma.
conducta, por así decir,
institucionalizada”. El Derecho es la integración de
34

aquellos elementos: es conducta


En nuestra opinión REALE humana en su interferencia
concibe su “hecho jurídico” de una intersubjetiva, realizando o dejando
manera estática, mientras que de realizar valores jurídico,
FERNÁNDEZ SESSAREGO representada a través de norma que
enfoca la “conducta humana” son juicio imputativos de debe ser
dinámicamente. de carácter disyuntivo”.

De la confrontación de estas dos


posiciones llegamos a la conclusión
que, si bien REALE admite la
tridimensionalidad del Derecho, le
da mayor relieve a la norma
jurídico, como elemento integrativo
del hecho y del valor, acercándose,
peligrosamente, a una abstracción
del Derecho hacia las normas, quizá
al no poder superar la influencia
positivista que tiene, influencia que
lo lleva a reducir al Derecho a una
ciencia de objetos ideales.

En cambio FERNÁNDEZ
SESSAREGO concibe al Derecho
bajo una óptica egológica, no lo
considera como una conducta
humana “objetivada” tal como lo
hace RECASENS SICHES.

Enfoca a la conducta humana en su


aspecto dinámico, como soporte de
valores, conducta humana, que es
libertad metafísica fenomenalizada,
porque para actuar tenemos que
elegir, para elegir tenemos que
preferir y para preferir tenemos que
valorar.

Esta es pues la estructura estimativa


de la conducta humana, objeto del
Derecho, cuya significación se da a
través de las normas jurídicas.

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